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viernes, 12 de agosto de 2016

#NIUNAMENOS. TODAS LAS MUJERES TODAS Y ALGUNOS HOMBRES TAMBIÉN

La lucha de las mujeres por el reconocimiento a sus derechos históricamente está asociada al siglo XVIII y la revolución francesa, porque  movilizó a mujeres y hombres en una lucha social por libertad, igualdad y fraternidad. Y cuando obtuvo el triunfo, sentó el primer hito de la exclusión e invisibilidad de la mitad de la población, las mujeres[1], con la promulgación del   Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), transformándose en el desencadenante de la rebeldía de las mujeres, encarnada primero por Olympe de Gouges quien  reivindica  el derecho y posición de las mujeres en una sociedad nueva con su histórica Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana (1791)[2].  Paralelo a la obtención de las primeras reivindicaciones civiles con el derecho al Voto en  el Estado de Nueva Yersey (1776),  Francia  (1791-1793)[3].
Desde 1960 a la fecha, el movimiento de mujeres y el movimiento feminista de la Región y el país, han movilizado esfuerzos por enfrentar la violencia contra la mujer, desde el reconocimiento, denominación y  vibilización  pasando por la creación de actos simbólicos e instrumentos internacionales, hasta actividades concretas de intervención para la prevención, atención, protección y recuperación de la mujer violentada.
Labor que en algunas líneas tuvo éxito  y en otras se pervirtieron o quedaron secuestradas, adquiriendo condición de  agendas pendientes y palpitantes. Los temas, emblemáticos y casos simbólicos así como la creatividad de las mujeres para llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres, no pasó de ser iniciativa de colectivos,   en el mejor de los casos, logró la conjunción de mujeres organizadas a lo largo de cuatro decenios del siglo pasado y durante estos primeros diez y seis años del nuevo siglo.
Lo que ha sucedido hoy 13 de agosto del 2016, sin duda va más allá de los sueños y expectativas más ambiciosas y optimistas de quienes tuvimos y tenemos en nuestras agendas y activismo comprometido la erradicación de la violencia contra la mujer.
Hoy hemos despertado como sociedad plena a un nuevo siglo, sin duda por muchas razones dependiendo del cristal con que se mire. Desde mi perspectiva, estaría asociado  a cuatro factores: a) la intensificación de la violencia contra la mujer a niveles intolerables e innegables, b) la incapacidad de un sistema de justicia que permanece de espaldas a una realidad aferrada a prácticas y pautas que funcionaban en el siglo XX,  c) la era  digital que ha trascendido al espacio y tiempo de su concepto tradicional y d) las nuevas prácticas y expresiones de las mujeres de esta generación.
La intensificación de la violencia contra la mujer,  se viene dando en el país  a niveles intolerables e innegables tanto bajo la responsabilidad del Estado como organizaciones terroristas, delictivas, instituciones privadas e individuos.
Los casos más emblemáticos vuelven una y otra vez, como lo sucedido con aquellas víctimas del conflicto armado y las esterilizaciones forzadas. En el primer caso producto de la violación sistemática como mecanismos de tortura e “inteligencia” y  la segunda, como resultado  de medidas de política poblacional draconiana. En menor medida, pero no por ello menos importante e indignante, el abuso, acoso y cosificación de las mujeres al interior de las fuerzas armadas, Policía Nacional de Perú poder ejecutivo, judicial y legislativo. Más preocupante, cuando se cruza con espacios, instancias y operadores de   instituciones, cuya función es promover y proveer la protección de las mujeres, sin distinguir edad, posición, rol y desempeño.
Desde el lado de la sociedad civil organizada o individual,  bajo la forma de discriminación, devaluación, exclusión y cosificación. Están las mujeres objeto de    violencia  social, comunitaria, parental hasta la pareja que llega hasta el  feminicidio. Cuya espiral crece ante nuestro estupor, pese a que sólo el 21% de las víctimas acude a pedir apoyo en alguna institución pública. (Cedano, 2008, 8)[4].
Incapacidad del sistema de justicia, para ejercer su rol oportuna y asertivamente,  permaneciendo de espaldas a una realidad que la desborda, en  tanto se  aferra a normas, mecanismos, prácticas y pautas inspiradas en normas cálidas para el siglo… ya obsoletas  en el siglo XX y que en bordeando el primer quinquenio del siglo XXI, es completamente inoperante, ineficaz y burda.
Si ya el sistema está desfasado y de espaldas a la realidad de la violencia contra las mujeres, sus operadores hombres o mujeres, formados e inspirados en una cultura de tolerancia y de correspondencia con la machista y de violencia contra la mujer, no sólo es indiferente sino inoperante y tardía.
Además de coludirse con los perpetradores, para  mofarse del dolor  de las mujeres violentadas y restregarles la impunidad del que gozan sus victimarios, sin recibir oportuna protección preventiva y justicia ante la violencia consumada parcial o totalmente, donde la víctima que sobrevive queda impedida, marcada y disminuida en sus capacidades físico-biológicas y psicológicas. O bien se suma a las estadísticas de mujeres muertas por feminicidio dejando tras de sí doble orfandad de hijos/as y padres.
La era  digital,  el espacio y tiempo.  Las ventajas y desventajas de la simultaneidad se expresan en toda su plenitud al acercar cada rincón del país y el planeta, donde la actuación de hombres y mujeres deja de estar confinado al espacio público-privado, para exhibirse en toda su plenitud y crudeza en el escenario público. Sin mediar un tamiz para su digestión, conectándose directamente con las emociones y pasiones. Aquellas que gatillan y disparan sin mediar analgésico alguno al caer en el centro del poder: el ego, orgullo y control.  Las redes, medios de comunicación y los nexos virtuales a los que unos más que otros, nos hemos volcado sin reflexión, pudor o alerta de riesgos. Se transforman en boomerang de nuestros actos añadiendo combustión a las inflamables relaciones donde las pasiones se desborda, no es extraño escuchar en este tiempo, la o lo    terminen por el Facebook, el twitter o la foto en instagran.
Pero el lado bondadoso de la era digital, es la posibilidad de viralizar un hecho, provocar una corriente de opinión, movilizar a las personas como individuos, los grupos y colectivos en cruzadas, con capacidad de movilizar no sólo a la parte involucrada e interesada por el problema, sino a todos/as quienes se sienten llamados a  no seguir cediendo a una cultura de la violencia contra la mujer.






[1] Los Orígenes del Feminismo Histórico (1789-1870) http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/origfem.htm
[2] Salazar Herrera, Catalina. (2001) Actuación Política de Mujeres Durante el Siglo XX. Tentando una Cronología. Lima: Movimiento Manuela Ramos.
[3] La Revolución Francesa  y los derechos de la mujer http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/revfran.htm
[4] Cedano, María Ysabel. (2008) De la Ley de protección frente a la violencia intrafamiliar a la Ley contra la violencia de género: el caso peruano. En Libres de Violencia Separata Nº 1 © Lima: DEMUS – (Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer) DLBN-Perú N0 2008-06359, recuperado de: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con3_uibd.nsf/09A414B6F66109090525792800615EBE/$FILE/libresdeviolencia[1].pdf




lunes, 28 de septiembre de 2015

MAS DE UN MILLÓN DE EXPOLIADOS EN FE, TIEMPO Y BOLSILLO



Si un tercio del millón 47,725[1] de habitantes de San Juan de Lurigancho (SJL), que transita mínimo dos veces al día por la Av. 9 de Octubre que lo une el distrito del Rímac   y atravesándolo, con el centro de la Lima Virreynal. 
Renunciarían a ser contemplativos, se despertarían un día de estos, con tanta energía, indignación y  adrenalina  que resolverían en menos de una jornada,  los cien metros de brecha en una obra suspendida para unir la vía Surco y el Río Rímac. 
La línea amarilla,  en el más breve trecho de su trazado, se entronca con la principal pista de acceso y salida del distrito más poblado de Lima que hoy es su principal escollo. Tras superar varias escarnamusas entre poderes locales[2], fue instalada sólo por tres meses, el pasado 6 de agosto cumplió doce[3] , mostrando una vez más que la proyección de una obra pública, puede extenderse al infinito y culminar tras más de dos décadas[4], sin que nadie diga ni haga nada.

http://betinforma.blogspot.pe/2008/08/caos-vehicular.html
Las/os transeúntes del mayor distrito de Lima, en su papel de usuarios,  viene siendo despojado de su fe en el progreso, tiempo, paciencia y dinero, por dos obras arbitrariamente ejecutadas: vía línea amarilla y vía túnel Santa Rosa. Debido a que los promotores y gestores públicos se han desentendido de su básica responsabilidad de autoridad local, como es, considerar y reducir a su mínima expresión el impacto socio-económico-ambiental de una obra en la población afectada. Olvidando que esta práctica es también  la carta de presentación ante 650 mil 163 electores de SJL y el impacto de su pobre actuación local de quienes aspiran a ser gobierno nacional en algún momento de su enajenada ambición política, sin duda colocan sus posibilidades en la frágil memoria del elector al momento de decidir.
El problema del tránsito, al ingreso/salida de SJL es un ejemplo que pinta de cuerpo entero la capacidad de gestión del gobierno metropolitano a manos de dos gestiones en poco más de una década (12 años). El  periodo de gobierno actual(2015-2018), ha extendido su berrinche de poder hasta un estado de voluntad política vegetativa, deteniendo la obra[5] de la línea amarilla (denominar así durante su primer gobierno 2003-2010) o rio verde (como lo renombrara su sucesora 2011-14). En evidente desquite simbólico de su ex colega, que en su momento, inmovilizó su obra emblemática en SJL: Túnel Santa Rosa[6].

http://portal.andina.com.pe/EDPmedia/fotografia/
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Cada quien desde su perspectiva,  esgrime argumentos para justificar el cuestionable comportamiento de gestión local en una[7] y otra obra[8]. Pueda que los problemas vayan por otro lado[9], pero la escasa reflexión responsable sobre las misma impide un diagnóstico acertado y una solución propicia en sus manos. En cambio el argumento de uno es contra el otro, posiblemente alguno tendrá mayor asidero técnico y financiero, sin embargo, ambos dejaron de tomar en cuenta en su decisión  y actuación sobre el problema de tránsito y transporte, el impacto en los tiempos, paciencia y aguante de mujeres y hombres usuarios(as) de la vía, que independiente a sus edades, ocupaciones e ingresos pierden hasta dos horas para transitar poco más de dos kilómetros (Ovalo de ingreso a SJL y la plaza de Acho)[10] que en otros tiempos y condiciones implica un promedio de cinco minutos.
Cualquier pasajero que observa  el caos en la Av. 9 de octubre,  desde la ventanilla de la línea 1 del tren eléctrico -durante los 10 segundos que le lleva rebasar el trecho de atalaya-, sin lugar a dudas, bendecirá a quien se le ocurrió extender la ruta del tren a SJL[11] y no a Comas como lo había proyectado originalmente el APRA[12]. En esos segundos, para quien mira el caos  bajo sus pies, reeditar su percepción del Presidente de turno como un acertado Estadista, condición que se acrecienta cuando visualiza la línea 2[13] y sonríe con esperanza  cuando imagina las futuras 6 líneas[14] interconectadas  y funcionamiento; abreviando distancias, tiempo y estrés, al igual que ese aparato  que no se aparta de sus manos y sin  el cual no imagina la vida.
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En este punto se convence, que Ollanta Humala es su mejor presidente y cual arte de magia se evapora de su imaginario todos los errores, desaciertos y escándalos. Emerge como el salvador de las 10 millones de habitantes de la mega ciudad de Lima que se transitan de cono a cono y del centro a la periferie  en viajes que asemeja tiempos  interprovinciales. Rebobinar el caos que guardo su retina, en tanto se siente privilegiado(a) junto a 340,000 usuarios(as)[15] que día a día han dejado de sumarse al caos y embotellamiento de Lima la Horrible[16]. Y especialmente él o ella de haberse  alejados de la trampa entre Tres Compuertas y Piedra Liza. Luego de colocar a Humala casi a nivel de visionario estadista, San Martín, Santa Rosa o la Sarita Colonia, gracias a la percepción general tan popular como egoísta de santificación, según la atención y satisfacción de su necesidad personal. Se serena deja que pensamiento crítico, social y colectivo retorne, pronto descenderá del tren para ganarse los S/750 nuevos soles mensuales que hoy le alcanza para transitar ese largo trecho desde Bayovar hasta el Parque Industrial deVilla donde tiene otros sueños, cada día más cercanos,  porque invierte en ello sólo un tercio de lo que antes del tren hasta SJL invertía, esa es su realidad y el caos es sólo un punto que puede ver brevemente y desde lejos.
Mi ser reflexivo imaginario se aleja y emerge ante mí, un cúmulo de preguntas sobre el posicionamiento cuasi natural y resignado de un problema en la vida diaria de más de más de 300,000 personas que circulan sostenidamente día a día entre SJL y el centro de Lima.
¿Qué es lo que ha marcado y cincelado en nuestra psiquis de peruano(as) para bajar la cerviz, ser más individualistas que los norteamericanos, agredirnos entre agredidos. Llenarnos de rabia, ira e impotencia ante un abuso sin enfrentarlo en su origen y resolverlo. En cambio desplazarlo hacia los más cercanos vulnerables descargándonos con el más débil que se encuentra cerca: niño(a) anciano(a) mujer, joven, ambulante, cajera(o), cobrador(a), dependiente?
¿Cómo se hace posible, que una obra cuyo impacto económico y social previsto para 90 días, con una  extensión máxima  a  120 por contingencias. Se instalara 411 días y nadie diga ni haga algo para poner fin a la tortura diaria de peregrinación automovilístico?
Si lo que más le duele a una persona del siglo XXI es que le metan la mano al bolsillo y expolie ¿Por qué no dice nada el transportista cuyo costo se eleva en 1200% al invertir 60 minutos en un trecho que implica no mayor a 5? ¿Por qué no dice nada la persona de a pie, la autoridad, las instituciones que tienen el mismo impacto con afectación de sus vidas y haceres?
Y emergen algunas probables explicaciones tan libres como suele ser mi imaginación;  vasta como mi experiencia y conocimiento de lo que somos como país. Lo primero, se acerca a la mirada histórica que suele acompañarnos a quienes tenemos enfoques de proceso que no es lo mismo que memorística. Pueda que una de las explicaciones esté en nuestra herencia genética de colonizados(as) no sólo en el territorio sino en el pensamiento, que se engendró con la conquista en nuestros antepasados(as) transmitiéndonos cuasi naturalmente nuestra condición de sometimiento, silencio, invisibilidad para no llamar la atención, haciéndonos parte del paisaje exótico. Tara que atesoramos sin conciencia de ello, como el cáncer que sólo advertimos cuando no hay nada más que hacer que convivir y resignarse a morir con él. Con una práctica de sometimiento -aún cuando los de afuera, digan que se es valiente, pero en verdad es de descuento-. De ser el aguante y silencio ante el atropello es una herencia genética, solo hay dos vías: nada más que hacer, acomodarse lo mejor posible y resignarse ó extirparlo aun cuando se muera en el intento.
Pueda que la explicación no sea tan dramático, que nuestra actitud silente limitando con el servil, esté fundido en nuestras costumbres, se encuentre en los entramados de nuestra cultura de silencio y resistencia. Para unos, indicador de heroísmo y para otros poseemos alma y vocación de esclavos, al punto que sólo duerme tranquilo cuando tiene un amo que “lo protege”, sea este español, militar o caudillo, de allí los aplausos a un gobierno autoritario abierto o encubierto. En este caso hay esperanza, puesto que toda práctica cultural no es estática, se recrea e inventa constantemente a sí misma. En algún momento, emergerá esa fuerza que nos transforme en ciudadanos y ciudadanas que se respetan. O bien como se trata de una construcción social, la conciencia de ello lleve a su cambio consciente, sólo hay que esperar, donde la  trampa es la incertidumbre acerca de cuándo ocurrirá.
Una tercera razón podría estar sostenida en la actitud pragmática, que se ha ido instalado en nuestro modo de ser y hacer. Antes de los setenta, asociado con la viveza criolla. Luego de los ochenta donde todos(as) somos provincianos(as) de primera a cuarta generación, tras el desborde de la ciudad por el campo. Ergo Pepe el vivo fue desplazado por una convivencia pluricultural: chicha, combi, ambulante, informal, pirata, choliwoodense, digital e inmediata, que se sobre estimula durante los noventa hasta sintetizarse en utilitarismo e indiferencia donde el mal de muchos es inexistente, en tanto resuelva y satisfaga el interés individual. Hay muchas ilustraciones que seguro se nos representan a cada uno(a) de esta actitud  en nuestra vida cotidiana y en la relación con el otro, que sin duda forma parte de la reflexión de cada mujer y hombre de esta gran Lima, que no dista mucho  de las otras grandes ciudades del país.
Y queda una cuarta probable explicación, aquella que tras el dedicado esfuerzo de políticos(as) ha modificado el contenido y significado de la política. Provocando que nombrarlo sea una mala palabra o sospechosa conducta. La mayoría la rechaza expresa e implícitamente; consciente e inconscientemente; a media voz y a gritos cuando se reconoce como “apolítico(a)”. Nuestra escasa práctica política de ejercer la democracia en su más amplio significado y contenido, como es radicalizándola para apropiarnos de derechos y asumir obligaciones. Superando la comodidad no comprometedora de creer, defender y reproducir  la democracia representativa que se ejerce una vez cada 4 y 5 años. En algunos(as), con el  auto-convencimiento que ello se puede trocar por una lata de leche, un pote de detergente, un paquete de galleta y hasta la promesa de robar menos.
Luego de participar a regañadientes y cuasi penitentes colocamos nuestro voto en el ánfora y casi al mismo tiempo, renunciamos  a la posibilidad de ejercer democracia participativa, vigilante que nos hace co-rresponsables de la sociedad en la que vivimos y todo lo que acontece en ella. Esa renuncia y actitud de ‘yo no fui’, ‘no sé’, ‘no opino’. Impide decosntruir a la autoridad y el Estado (mirando con atención en sus partes y mecanismo de funcionamiento), para reconocerlo no como entes enajenados de nuestra voluntad, sino sujeto a ella los 1440 días de un gobierno local y 1800 del gobierno nacional, pidiendo cuentas y señalando nuestra opinión, que permita luego de ese periodo renovar o quitar confianza.
En este punto nace mi esperanza. La mayor sanción a un partido y líder político es no volverlo a elegir, para que recuerde que quien da poder también puede quitárselo. Y por tanto la provisión de autoridad antes que un cheque en blanco, es un convenio de compromiso de servicio y desprendimiento favor del bien común.
Sin duda el ejercicio de la democracia radical, ad hoc a las necesidades de nuestra sociedad es aquella que más nos cuesta construir, asirnos de ella mantenerla y recrearla en nuestra mayoría. Sólo recordamos que es posible cuando hacemos uso de ella en momentos donde la voz alerta de nuestra reserva moral -constituido por los jóvenes de edad y espíritu-, apuntan hacia los excesos o embriagues de los poderes del Estado cuando deciden violentarla.
¿Y dónde se encuentra y descansa esta reserva moral e indignación ciudadana en SJL?, ¿Por qué no eleva su voz cuando se producen este tipo de atropellos como el bloqueo del tránsito que nos desquician la paciencia, revienta los bolsillos, sustrae nuestro tiempo? ¿Quién se decide a decir basta ante la angurria, miopía y esquizofrenia de las autoridades de turno, sea para impedir, retrasar, ningunear o sólo ignorar una situación que afecta a un millón de personas?
Pueda que esté en ebullición como un volcán o saliendo de su cueva de hibernación. Quién sabe, si recupere su propio vertiente, como sucedió conmigo, esta madrugada que suspendí la lectura de un trabajo para ayer, a cambio de escribir estas líneas.
En este tiempo el modo de indignarme es traducir mi pensamiento y sentimiento en texto, en esa práctica circular del ser humano, que es escucharse de tanto en tanto. Sin duda también es el primer paso, para sumarme a quienes decidan resolver este y otros problemas que nos atraviesan por todos los costados.




[1] http://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1095/libro.pdf
[2] http://diario16.pe/pdf/30-11-2012.pdf
[3] http://peru21.pe/actualidad/via-evitamiento-restringen-acceso-obras-viaducto-2194785
[4] http://dedomedio.com/politica/el-tren-de-garcia/
[5] http://elcomercio.pe/lima/ciudad/vecinos-sjl-protestan-abandono-obras-viaducto-noticia-1802811?ref=flujo_tags_184081&ft=nota_4&e=titulo
[7] http://elcomercio.pe/noticias/proyecto-linea-amarilla-192894
[8][8] https://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%BAnel_Santa_Rosa
[9] http://elcomercio.pe/lima/obras/crisis-economica-oas-pone-duda-obras-viales-lima-noticia-1802983?ref=flujo_tags_184081&ft=nota_3&e=titulo
[10] http://peru21.pe/actualidad/via-parque-rimac-9-octubre-plan-desvios-san-juan-lurigancho-2194911
[11] http://elcomercio.pe/lima/sucesos/ir-sjl-ves-tomara-45-minutos-segundo-tramo-tren-electrico-noticia-1399718?ref=flujo_tags_514046&ft=nota_87&e=titulo
[12] http://apra-global.blogspot.pe/2008/05/situacion-y-perspectivas-del-tren.html
[13] http://www.proyectosapp.pe/RepositorioAPS/0/2/JER/LINEA2_TREN_ESTUDIOS/A9_Factibilidad_Viable/A_9_1_vol_I_RE.pdf
[14] https://limaeslinda.files.wordpress.com/2014/04/metro-de-lima-lc3adnea-2.png
[15] http://larepublica.pe/impresa/sociedad/777-metro-de-lima-solo-con-orden-se-evitara-el-colapso-del-sistema
[16] http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?p=15011

miércoles, 2 de julio de 2014

MATERNIDAD: CONFLICTOS PRIVADOS Y CONFESIONES PÚBLICAS

Es tiempo loco en Lima de un invierno indeciso, con 22° hace dos días y hoy descendió a 17° con 94% de humedad, de seguir esta tendencia no sería extraño que un futuro no muy lejano las(os) limeñas(os) poseyéramos branquias a cambio de orejas coincidiendo con una Lima en permanente transformación.  Una ciudad nacida tras arrasar al cacicazgo Itchma del curaca Taulischusco[1], en un esfuerzo fundacional  bautizada como Ciudad de Los Reyes (15 de enero 1535), aun así  se impuso como Lima, marcando el sincretismo entre la lengua autóctona Límac y Rímac, la extranjera[2] que ha destacado al país en su conjunto.

Lima se ha sostenido  estoicamente como tal  a lo largo de su proceso de afirmación identitaria ante seudónimos embriagantes como: «La Perla del Pacífico»[3],  «Las Tres Veces Coronada Villa»[4] y « ciudad jardín»[5].   O de negación de sí, a medida que fue desbordándose «Lima la horrible»   (1974)[6] idealizando un pasado cuasi arcadiano[7] hasta cerrar el siglo XX entre el interés de su composición urbana y social: «El laberinto de la choledad» (1992)[8] hasta el crisol de diversidades  de la cultura chicha[9] sin desprenderse de los retazos  oligárquicos que sostiene  su faz de ciudad   segmentada, discriminadora y excluyente. En tanto emergen sueños y apuestas por una mega ciudad que se reconfigura, subdivide, acoge, expulsa,  cobija, integra, tolera y convive  como hoy sus microclimas[10].

En mi caso, Lima y su ser, siempre me disloca, atrapa en esa relación compleja donde no es posible vivir con ella ni sin ella. Acabo de  llegar a casa tras un trayecto por más de una hora de oeste a nor-este, con un frío húmedo que me encoje, se me cala por los huesos roídos y atraviesa mi tobillo de cristal engarzado con titanio que intensifica su gelidez, ignorando a la lana de alpaca que me recubre y botines que sostienen mis pasos.

Intento desprender mi percepción egocentrista y  miro tras el vidrio empañando por la garua cuántos(as) se inclinan ante el rigor del tiempo descubriendo que no soy una excepción, distingo a   muchos(as)  encorvados(as), independiente de la edad, la talla, dimensión y estado, sienten calarse la humedad por sus poros hasta  los huesos. Y  también están aquellas(os) otras(os) erguidas(os), desafiando al tiempo con escasa ropa, dibujando su mayor sonrisa y exhibiendo su mejor pose para vender placebos con promesa de  placer y calor humano que disipe la humedad externa dejando aflorar la interna.  

De pronto, el frío se trasladó de mis huesos hacia mi razón e hígado quien sabe si invadió también mi corazón y alma. Sentí frío recorriéndome toda la columna, no sólo por este tiempo, sino por aquello que pude escuchar de la chachara de un trío juvenil casi adolescente entre dos mujeres y un varón.

Hablaban cada uno de lo mal que les iba en la relación con  la madre, graficando y reconstruyendo los hechos del día. Mientras lo hacía mi gran pregunta a cerca de: ¿Cómo  las(os) hijas(os) se tornan en el peor enemiga(o) de la madre? Frente a los hechos de matricidio que ocupan las primeras planas cada vez mas frecuente. Me asomaba a su probable despeje a través de estos testimonios públicos  de jóvenes no mayores de 20 con madres que oscilarían entre 40 y 60 años.

La primera que expuso su caso fue una joven  aproximadamente de 1.60 m. de altura, con ojos oscuros como su cabello lacio que caía rebelde de su atadura creando un aire descuido. Con nariz respingada, labios bien marcados,  dientes  blancos y  alineados, piel canela intenso y un fuerte rictus de ira en su rostro. Vestía  hasta donde pude distinguir de una cafarena negra y sobre ella un sueter plomo.  A través de su discurso, reconstruía la mañana del día, donde la madre había intentado imponer su autoridad, reclamándole su conducta que amenazaba imitar a una hermana sinónimo de problema, rebeldía y conflicto. A su favor señalaba que estaba lejos de su pensamiento, pero tanto se lo repetía la madre que ya se lo estaba creyendo.

Narró que el conflicto matutino llegó a su clímax cuando la madre le impidió salir a su clase –el trío parecía estudiar enfermería o algo con la medicina-, colocando llave a la puerta de salida, en el momento que la otra compañera la había llamado al celular, sin proponérselo aquella llamada la animó a enfrentar a la madre. Describió con mucha ira cómo quito la llave a la mano de su madre, abrió la puerta y salió corriendo mientras le gritaba “Eres una enferma,  loca, loca, loca”, mientras lloraba de rabia.   El y la compañera subrayaron que efectivamente llegó llorando, e indagaron el por qué, su madre era siempre así con ella y no con sus hermanas. 

Ella respondió  que con la hermana rebelde no podía   y que su otra hermana   era la preferida, la engreída, la beba de 30 años. No podía explicarse como su madre iracunda, descontrolada y agresiva, salía a comer con su hija preferida y regresaba feliz, riéndose, como si fuera otra. Que ya estaba harta y que no sabe lo que haría si no tuviera clases.
Decía que su padre intentaba calmar las cosas hacer que respetara a su madre y le pidiera disculpas, mientras ella pensaba que eso era injusto porque era la madre quien empezaba. Y cuando cedía por su padre pidiendo disculpas a su madre ella la rechazaba, la ignoraba, provocando pensamientos de mayor rechazo y resentimiento en ella.

La segunda joven tenía una talla cercana al 1.70 m., a pesar de su sobrepeso, aparentaba menos edad que la primera, tenía cabello castaño también atado al descuido, cara redonda, nariz pequeña y ojos rasgados. Su  rostro denotaba cansancio, tristeza rayando con la resignación. Tenía una casaca beige que la cubría toda.

Ella dijo que su madre también abusaba de ella, que no la comprendía, que siempre la gritaba y maltrataba. El amigo hombre que las acompañaba subrayaba esta situación diciendo que le constaba como lo hizo con la primera, añadiendo que en el caso de la segunda ella no hacía nada para impedirlo. Ella replicó señalando que nada podía hacer, así que mejor se callaba que sólo esperaba terminar de estudiar e irse muy lejos.

La amiga que inicialmente se expuso como víctima dijo, que en su caso ella no lo soportaría, animándola a actuar como supuestamente ella lo haría, o como ocasionalmente lo hacía cuando su madre se extralimitaba. El varón ingresó en la discusión al papel de un hermano.
La Segunda joven describió como la madre se desvivía por su hermano,  las distancias  y diferencias que marcaba entre ellos. Contrastando el sufrimiento y privaciones de ella con  la alegría, placer y felicidad de su hermano.  Los tres coincidieron en que sus madres tenían hijos(as) preferidos que en este caso no eran ninguno de ellos.

El varón que cerraba el trío a diferencia de las mujeres tenía una apariencia frágil, extremadamente delgado, de 1.55 m., ojos pequeños, cabello negro descuidado, nariz aguileña, labios de casi una línea, con un maletín que lo excedía. Su papel fue de inquisidor, no contó nada de sí mismo, sólo  acentuó, animó y graficó cada narrativa. Se sentó a mi lado, cerró los ojos como dormitando, mientras ellas cambiaban de tema sobre sus estudios y la política de cómo tanta promesa del metro y el tren eléctrico no se cumplía.

Mientras yo me sumergía en reflexiones acerca de  la complejidad de las relaciones intra e inter género, generacional y de poder. Me decía que los referentes de los conflictos que suele llegar a mi consulta  era principalmente de las mujeres madres sea en su papel de hijas, esposas o madres. Las hijas  e hijos adolescentes enfocaban sus problemas con sus vocaciones y proyecciones de futuro, con los retos académicos.


El desgranar desgarrador transformado en confesión pública sobre ruedas entre estos jóvenes me enfrentaba a una dimensión del ser y sentir de las hijas en conflicto con la madre, que en su caso, probablemente coincide con el ciclo de vida asociado con  la menopausia vs. juventud donde las perspectivas se confrontan, trastocan y miden en la cuota de poder que cada una tiene u obtiene tras cada conflicto, lleno de tira y afloja, con demasiado desgarro en perspectiva de transformarlas en extrañas, insalvables enemigas.

Hijas que en el futuro serán madres marcadas por este modo de  maternidad, de afirmarse, imitándolas y de negarse superándolas, en todo caso no excento de conflicto personal, familiar y en la relación con sus futuras hijas(os).

Así que se me agolparon nuevas interrogantes: 
¿Cómo el desencuentro de los ciclos de vida entre mujeres de diferente generación las acerca o aleja?
¿Cómo y de qué modo emergen los conflictos y sus modos de resolverlos?
¿Cuánta similitud existe entre la violencia ejercida por el varón hacia una mujer   y la de una mujer con poder ejercida sobre otra sometida o dependiente?
¿De que modo el uso y abuso de la fuerza y el poder va alimentando la pérdida de autoridad y la emergencia de la ira transformado en rebeldía y uso de la fuerza?
¿Es el empujón, el rechazo, la ira contenida, la calificación de  demente de la hija a la madre escalones en la violencia intra género y alerta de una mayor encalada de conflicto?
¿Podría estar en los fragores del conflicto cotidiano y la persistencia de posiciones o la percepción reiterada de ser abusada por las hijas que las transforma en potenciales matricidas?



domingo, 28 de julio de 2013

IMAGEN SIMBOLICA DE 192 ANIVERSARIO PATRIO: #TOMA LA CALLE #27J Y #28J


Tras  la mirada severa del  traumatólogo ante  el abuso de mis pasos maratónicos según sus palabras y la recomendación de mi terapista Rosa Rivero: incrementar la dosis de paciencia y reducir la indignación movilizadora, no me queda más que seguir virtualmente la cita de #Tomalacalle #27J y #28J. Dejando que la reflexión ocupe el espacio del trajinar emocionado que enerva y produce la máxima adrenalina.
 
A cerca de mi  concesión desconfiada de poder  
Desde mi perspectiva desconfiada de los orígenes verticales, dogmáticos y rígidos asociado a viejos o nuevos  liderazgos provenientes de canteras militares, eclesiales, partidos conservadores, etc. que a lo largo de los años ha cincelado una actitud  vigilante e independiente de mis proximidades o distancias  personales, permitiendo sin mayor drama, enfrentarme a mis propios desencantos anunciados, subrayado hoy por un escuálido discurso del Presidente de la República Ollanta Humala 1 ante los 192 años del aniversario patrio, contrastado y superado de lejos por el de una mujer 2 que devela el escenario del país.
A decir verdad   una vez más estamos ante lo obvio en temas políticos, puesto que  nuestra accidentada memoria y terca apuesta contradictoria,  por un mesías aparentemente menos malo  que el anterior sea el portador del  milagro democrático, nos vuelve a regalar  lo mismo bajo otro disfraz  y nombre, solo que para much@s duele más porque golpea en la misma herida.
No sé cuanto se asemeje mi percepción con el común del pensamiento del ciudadan@ de a pie, respecto a mi concesión de poder desconfiado del desconocid@, espero que no demasiado. Desconfianza que se traduce en exigencia cuando el liderazgo se corresponde con vínculos cercanos, porque a quien conozco y confío expreso en primera,  mi alta expectativa en contraste a un líder estándar, a cambio de ello ofrezco mi apoyo sin más rédito que aportar a su coherencia y consistencia de hacer la diferencia. 

No hace mucho, mi amiga Patricia A. cuestionó esta forma de concesión de poder desconfiado,  por inviable en tanto señaló que se trataba de una expectativa destinada a la frustración porque pretende sintetizar actuación política con valores de servicio de la Madre Teresa de Calcuta, asertividad de un estadista aun por descubrir y la visión e impacto de  la gestión institucional exitosa de Bill Gates y sentenció que la política era otra cosa.
Aspiraciones de Gestión Pública engarzado con mínimo costo social
Yo en realidad no aspiro a tanto, porque toda mutación y mezcla de prácticas conocidas me sabe a Frankenstein, sólo apuesto porque  despleguemos  innovaciones y fundemos en la práctica, eternas  aspiraciones  de hacer política coherente con aquello que siempre hemos reclamado en las calles sea de izquierda, centro o simplemente de descontento coyuntural  porque nos toca. 
Estoy convencida que es posible, solo hay que empezar. Sin decisiones políticas dramáticas como la estatización, que  ha demostrado su inviabilidad, es preciso el diseño políticas en función de diagnósticos efectivos y con claridad en el impacto de los costos sociales para adelantarse o ejecutarse paralelamente medidas de amortiguamiento en tanto surten efectos del cambio en el mediano y largo plazo ¿Cómo hacer una magia de esta dimensión? Sin duda  es la pregunta del millón.
En mi caso puedo ensayar un  ejemplo  del cual no soy experta, pero considero que como todo ejemplo es útil para el ejercicio de la imaginación en políticas públicas.
Si voy a construir un tren eléctrico en una zona como San Juan de Lurigancho –no previsto en el plan del gran cambio o la hoja de ruta,  pero con suficiente olfato de su validez-, requiere considerar que sólo cuenta con sólo dos arterias  de conexión a las cuatro Limas: norte, centro, sur y oeste, a donde se moviliza cotidianamente una buena proporción del millón de habitantes. Sin duda los datos de esta movilidad será el primer estudio para identificar el costo social de la obra faraónica. A ello se sumará, antes de iniciarla, medidas que reduzca el impacto en la fluidez  del tránsito cotidiano, sea recuperando o mejorando vías escasamente transitadas  o   creando nuevas   de soporte eventual o sostenido.
Si eso significa inyectar y apresurar un túnel inadecuadamente diseñado en proceso de construcción, lo perfecciono para asegurar una funcionalidad útil por lo menos paralelo a la obra central del tren eléctrico, cuyo valor agregado en la dimensión política es: a)  alianzas con un gobierno local vía concertación o buena vecindad, que reduce un frente de oposición. Y b) si mi prioridad es electoral evito acumular la insatisfacción de los mayores de 18 años  atrapados día y noche en el transito registrando en su subconsciente de rechazo a un gobierno que no atiende sus necesidades. Luego me ocuparé de cerrar la vía alterna si no tiene sostenibilidad en el largo plazo.
Estoy diciendo piedras seguramente para un(a) expert@ en vías,  sin duda es discutible mi argumento,  tampoco es terreno en el que pretendo entrar, solo intento graficar  la idea   de la necesidad  que tiene  una medida de política de largo aliento y mayor  impacto, acompañada o precedida con otra  de corto plazo e  impacto inmediato, que reduzca el costo social porque se ha priorizado el servicio antes que la ganancia empresarial. Ergo significa combinar  una gestión prospectiva con medidas preventivas, desde abajo, satisfaciendo a  quienes van a ser afectados en la vida cotidiana inmediata y el futuro.
Lamentablemente aun no se ha ensayado la gestión pública que combine más de un enfoque, abundan los  maximalistas  o populistas.  Intento transmitir con este argumento que es otra de las razones que alimenta   mi desconfianza ante nuevo  o viejos liderazgos, haciendo que en plena efervescencia de apuestas electoreras y celebraciones se expresen mis dudas  hasta subrayar que mi voto es condicional y vigilante -si no es viciado como en los noventa-, provocando el malestar a más de un entusiasta.

A estas alturas, estoy convencida que no es una percepción aislada,  se ata algun@s conocid@s y/o por conocer con quienes coincido en las   calles  cuando no queda otra.  Hasta fines del siglo XX y a lo largo del primer decenio de este siglo, sentía que probablemente esta desconfianza cuasi visceral terminaría con nostr@s.
Mi esperanza renace con #Tomalacalle
Luego de las cuatro jornadas de jóvenes indignad@s, se incrementa mi pozo  de esperanza para romper con la indiferencia o ampliar la radio de interés de esta nueva generación por el bien común. Pero mi esperanza no se obnubila, sabe que  es un proceso exigente de su propio ritmo, más cuando  los espacios de formación y conciencia social, política, cultural, no hemos hecho enlaces y/o   transiciones generacionales periódicamente para acumular e innovar.
L@s jóvenes  de #Tomalacalle, han sido paridos con indignación, su  nombre expresa la necesidad de trascender la institucionalidad torpe, sorda, miope y corrupta, reinstalando una institucionalidad democrática y el respeto  al pueblo, pueda que sea una agenda efímera. Importa que tomaron la calle, bautizándose  con el peso de la represión que no desanima, todo lo contrario llena de coraje y eso germina para la resistencia o enrumba hacia nuevas formas de organización, con mejor pronóstico si  tienen espacio para la revisión y el análisis, mi esperanza se robustece.
Para quienes estamos bordeado el  medio siglo, #Tomalacalle es una masa que crece y ha dado el primer paso en pos de la dignidad. La práctica de confrontación de poder es el registro y la fuente del hacer de una praxis que lleva a la revisión, abriendo camino para la construcción de la conciencia  personal y colectiva, la misma que no puede ni debe realizarse aisladamente, requiere que se generen procesos autónomos y colectivos. 
Cuanto asuman compromisos y se articulen, sin duda nos hallaremos ante la emergencia de una nueva generación hacedora de su destino,  constructores de esta patria que es nuestra como suya y la de sus hij@s. Asistiremos al momento simbólico donde toman la posta para adecentar la política, con sus propios aprendizajes. De ser así sentiremos que valió la pena mantenernos vigilantes y descubrir que después de todo  ese fue nuestro papel.
Quizás con cierto velo de frustración, tendremos  que reconocer que en este nuevo escenario a nuestra generación,  le va mejor en su rol de ciudadanía comprometida que hacedor/a de políticas y gestión del  Estado. La práctica nos ha enrostrado que quienes han  logrado tener éxito son más papistas que el papa, renegando de sus orígenes y trasladándose al otro extremo. Adoptando posiciones cómodas de centro o independientes –como si esto fuera posible-  o de  burócrata ortodoxo que aspira a hacer carrera pública abdicando. Renunciando  a la oportunidad de ensayar y validar una nueva forma de gobernar para y con las mayorías. Aquell@s que muestran su dificultad e incapacidad para estos menesteres nos comparten gratuitamente el cartel de ineptos a tod@s  los actuantes y por actuar.
Queda por tanto, confiar en que l@s jóvenes de esta generación formados en la era digital  en un contexto globalizado,  con manejo de las  herramientas que reducen tiempo y espacio, con competencias  para la simultaneidad  que  decodifica varias aristas sin perder el hilo  y el entretejido de su propia atención. Habrá que aportar –sólo si lo permiten y solicitan- a  procesos reflexivos, con la memoria colectiva,  los aprendizajes acumulados y confiar que lograrán aquello que no pudimos configurar ni asumir nosotr@s. Habiéndonos especializado en acciones reactivas  antes que prospectivas; demandantes antes que propositivas, inmediatistas antes que estratégicas, segmentados antes que articulados.
A pesar de habernos movido prácticamente por más de tres décadas, en la resistencia  y la denuncia y teóricamente por el cambio y la igualdad, sin ser completamente  la generación perdida de los ochenta que  bosquejo Alberto Flores Galindo en su testamento político –porque no le quedó más tiempo-. Alcanzamos a ser  la generación que  recuperó una endeble democracia y se emocionó tanto que creó estaba asegurada, sea reproduciendo viejas prácticas o retornando a lo suyo porque la sociedad camina sola, basta con ejercer nuestro voto. Los sucesos actuales,  nos recuerda que requiere ser radicalizada y robustecida día a día, sostenidamente.
Hoy que cumplimos 192 años de independencia política, que numerológicamente  es tres quiero pensar que un país nuevo es posible, que hay espacio para el diálogo, el respeto y la suficiente madurez de quienes fuimos protagónicos y quienes hoy se apropian del protagonismo para hacer lo que le toca hacer.  Para  oxigenar el espacio  permitiendo que la nueva generación procese  y asuma el rol que le corresponde construir y trascender las miserias que impiden ser una patria grande y unida.
 
Quiénes  perdimos la oportunidad de hacerlo o hicimos lo que pudimos en nuestro propio tiempo tengamos la hidalguía para no seducirlos, sustituirlos, manipularlos, viciarlos o ser peor que el éxtasis: recrear viejas prácticas de padrinazgo, madrinazgo y clientelaje, deslizando ladinamente prácticas de corrupción endilgada a otros, pero que cotidianamente reproducimos  cuando creamos privilegios, hacemos excepción en la regla o decimos y hacemos  mentiras blancas.
¡Bienvenid@s jóvenes de  #Tomalacalle...!  a la arena de la patria nueva, bienvenida a más de cuatro jornadas de indignación,  constructores de un Perú tuyo, mío, de aquel, aquella… un  Perú nuestro.