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domingo, 11 de mayo de 2025

SER MADRE EN UN CONTEXTO DE INSEGURIDAD, VIOLENCIA Y CORRUPCIÓN

La convención social, implica que hoy se saluda a las mujeres que han asumido su rol de madre por serlo. 

Algunas personas y especialmente las más conservadoras,  creen  que ser madre es engendrar un hijo o hija. Sin embargo asumir la maternidad como rol, va más allá de concebir a un ser humano y parir. Implica cuidar, formar, amar, apoyar y acompañar.


El desarrollo de la ciencia y tecnología, hoy nos auxilia de mejor modo, para graficar la distancia entre engendrar a un ser humano y asumir la maternidad respectiva. Está la fertilización natural a la que suele gneralizarse a todas las mujeres, cuando no siempre es así por ello existe la fertilización  el asistida a la madre biológica. En este caso, será por inseminación artificial e invitro Para las mujeres que deciden postergar su maternidad hasta haber concluido sus metas profesionales que supera su deseable edad reproductiva, aparece como opción, la vitrificación, conocida también como crieogenia, que consiste en congelar los óvulos de la mujer para una futura fertilización asistida. 

Para aquellas mujeres que tienen dificultades fisio-biológicas y gran deseo  de maternidad, está la gestación subrogada  y vientre de alquiler.  Para las mujeres que deciden el número de partos a experimentar o las que no eligen ser reproductoras, esto es viable. Gracias a la existencia y  acceso a los métodos de anticoneptivos, así como las diversas opciones de fertilización, hoy es posible que cada vez, más mujeres deciden ngendrar y ser madres con conciencia y planificación. Ergo, cada día nacen menos niñas(os) indeseados o imprevistos.

La maternidad no es un lecho de rosas. Social y culturalmente la madre, al permanecer más tiempo al cuidado y protección,  es quién instala en la hija(o) las normas de conviviencia social y el autocuidado con estímulos, incentivos, límites, reconoconocimiento, apoyo a su individuación, hasta que adquiera la adultez, que es un proceso largo y complejo, lleno de aciertos como fracasos por ensayo y error. 

Algunas madres cumplen este rol en situación de precariedad y pobreza, asumiendo simultáneamente otros roles para la sobrevivencia familiar, especialmente cuando son madres jefes de familia. Las  hijas(os) no siempre logran la individuación, con madurez emocional, social y económica reproduciendo el ciclo de pobreza y maternidad en similar o peores condiciones que ella, en el peor de los casos la madre transformada en abuela extiende su rol de madre a la nieta(o) con el riesgo de producirse un círculo vicioso. 

Otras madres logran sus metas como tal a medias, puesto que la hija(o), pese a su emancipación socio-económica, permanecen en su infancia y adolescencia  emocional hasta que la muerte los sorprende, porque eligen y se acomodad en  la victimización de su infancia anímica, responsabilizando a la madre o al padre antes de asumir la propia reedición. 

Y están las madres que tienen éxito, donde la hija(o) toma lo mejor de su madre o elige ser su alter ego, reeditándose hasta rompen el círculo de vicioso, aprendiendo, corrigiendo e innovando la maternidad o paternidad en su propia experiencia. Son quienes hacen de un país una gran sociedad. 

En esa línea cabe felicitar a mis amigas, colegas y parientes que optaron por la reproducción con convicción,  previsión de la gestación y parto. Con conciencia del costo y la responsabilidad del rol subsiguiente de ser madre en este espacio, tiempo, condición y posición de ser mujeres. Lo que no quita que la mayoría de nosotras(os) que superamos los cuarenta años somos en mayoría, producto del inacceso de nuestras madres a métodos anticonceptivos, especialmente si ocupamos el primer o último lugar en el número de embarazos. Por ese solo hecho y poder contarlo, debiéramos abrazar su sombra, como dice Carl Jung.

Ello no niega que acaecido el embarazo y gestación sea por accidente, previsión o no,  la mayoría de las mujeres gestántes enfrentó este proceso con un 100% de exigencia bio, psico y fisiológicamente a lo largo de nueve meses. Tras el parto y sus estragos1  con el 75 % de amor y disposición (el 25% era la promesa de no volver a pasar por lo mismo), en contraste con un 100% de desconocimiento, incertidumbre, miedo2 y las más en soledad -sin pareja o con pareja ausente- con la presión social y familiar al respecto.

Puesto que no existía ni actualmente existe especialidad alguna que enseñe a ser madre, institución que sostenga y apoye en situación de vulnerabilidad, en una sociedad de doble moral que sublima y diviniza la maternidad3, mientras que usa esta condición, para reducir derechos y/o perder las oportunidades de trabajo, estudio, desarrollo profesional, entre otros.

La maternidad como rol en nuestros tiempos, si bién cuenta con nuevos recursos como retos , se ha tornado en una labor cada día más exigente e incierta, en la medida que a los factores de socialización secundaria como la escuela, iglesia, vecindad y club, se ha sumado la tecnología y virtualidad con sus aportes y riesgos como el incremento de necesidades y estímulo a la satisfacción del placer. Mientras que en la estructura socio- política y cutural, se produce la profundización de la corrupción, el incremento del riesgo, el cinismo social y la devaluación de la vida. 

Cada día ser madre nos enfrenta a la posibilidad de disfrutar plenamente de esta experiencia humana al ser una decisión más conciente. Al mismo tiempo que nos coloca al borde de la cornisa de perder a la hija(o) cuando menos se espera por impacto de una sociedad altamente mercantilizada, ficticia e invasiva. Simultáneamente estimula el sensacionalismo donde la muerte por negligencia, abuso, omisión, desprotección,  indiferencia y desprecio de la vida es cotidiano.

Una sociedad que grita: ¡Con mis hijos no te metas!, mientras obliga a las mujeres madres proveedoras a tres meses de licencia por parto y lactancia -en el mejor de los casos-, cuando lo mínimo que requiere un lactante es seis meses.

Una sociedad que condena el aborto -cerrado los ojos a la práctica clandestina que enriquece un mercado negro-4 y con ello la muerte de mujeres, en su mayoría ya madre. Tolera la violencia y violación contra las mujeres, obligandolas a parir al fruto de la violación por incesto, abuso cercano, asalto o víctima de conflicto armado y guerras, sean a mujeres, niñas y adolescentes. Y en el peor de los casos, impide y/o dilata el aborto terapéutico de mujeres que corren riesgo de su vida con un embarazo  complicado.

Una sociedad que se desentiende de los las(os) hijas(os) de la violencia y violación, por incesto y delincuencia en tiempos de paz. Y  desde quienes tienen el poder de las armas y la fuerza en tiempos de guerra. Dejando en mayor vulnerabilidad a niñas(os) indeseados por la madre y el indicador vivo del abuso e injusticia. A quienes se suman en este tiempo, las(os) sobrevivientes de la pandemia. Así como, las(os) huérfanas(os) de la inseguridad delincuencial, accidentes de tránsito y en catástrofes en espacios públicos producto de la negligencia, corrupción5 y mercantilismo de la vida, arrebatando la vida de la madre y/o padre.

En un día como hoy que  se celebra la maternidad, me quedo sin palabras, para las madres, esposas e hijas impactados por la violencia6 de los 49 muertos por el régimen de Boluarte que hasta estos días se halla impune, a los que hoy suman los 13 vigilantes asesinados en Pataz y los omitidos por el silencio político. Las 105 víctimas del sicariato del presente año7. A las madres, hermanas e hijas de las 235 mujeres, 455 niñas y adolescentes desaparecidas8, a las 778 mujeres víctimas de feminicidio entre 20207 y abril 20259,  

La maternidad llega a las mujeres por vías inesperadas según su ubicación, contexto, situación, edad y contingencia. Asumiendo con amor el cuidado de un nuevo ser al inicio de su vida. Cuando la tragedia detiene e incapacita al un familiar,  generando dependencia en cualquier edad, el cuidado se sostiene en la maternidad. Y al final de nuestros días, cuando el peso de los años nos retorna a la condición temprana de cuidado, nos hacemos madre de nuestra madre y/o padre.

En este día, mi admiración y congratulación a las madres solteras, quienes asumieron  y aun asumen este rol sin apoyo del padre y redes de soporte, enfrentando los retos del cuidado, formación y emancipación  de la prole, sin morir o perderse en el intento.

Mi respeto a quienes se hacen por diversas vías y misterios de la vida, madre-hermana, madre- tía, madre-abuela, madre- cuñada, madre-nuera, madre-suegra, madre-cuidadora, madre-putativa y otras formas.  Y a quienes han adoptado a hijxs gatunos, perrunos y otros seres.

Mi aplauso a quienes son madres y madrastas en pareja, compartiendo la aventura y ventura de cuidar formar, guiar y amar compartidamente a la prole. En tiempos donde la verdad, justicia, convivencia segura y bondad es cada vez un bien escaso y en riesgo de extinción.

En medio de estos hechos controvertidos, hacemos espacio por celebrar la maternidad que no ha sucumbido en nuestros días, al peso de  la inseguridad, violecia y corrupción. Transformándose en más exigente, angustioso y doloroso.

Un abrazo a cada una, en especial a las mujeres cuya maternidad siguen siendo referencia, inspiración y regalo.

lunes, 20 de junio de 2022

UN DIA DEL PADRE, QUE PODRÍA SER EL ÚLTIMO

Enciendo el televisor y desde hace una hora los reportajes, sólo son de asaltos, robos, secuestros y asesinatos[1]. Ayer fue día del padre, para algunos su último día, gracia a un arma punzo cortante[2] o una bala[3], sumándose al número de personas que pierden la vida por ajuste de cuentas[4], encargo[5], estar en el momento y lugar equivocado[6]. En este tiempo la inseguridad ciudadana es tal que hay un promedio de 7,7 de cada 100 mil personas que mueren por día[7]. Despertar al día después del padre, con muertos y heridos como noticia, me recuerda el evento vivido en primera persona y decido escribir al respecto, porque nos toca a cada con distintan intensidad cualquier día de estos.

Ayer 19 de junio, muy cerca al medio día, so pretexto del día del padre, fui por la torta para celebrar tener una familia. Mi cuñado único padre en casa, es sumamente dulcero al igual que lo era mi padre, reconfirmándose que una hija amada por el padre, elije a un marido semejante. Un festejo sin torta no es festejo en memoria de papá y reconocimiento a Francisco II por ser buen padre, aun cuando yo sólo puedo probar y a Francisco III no le gusta mucho, salvo que sea chocolate del 70% al 90% de cacao.

Tomé un bolso para los mandados de mi hermana y mis propios imprevistos, a pesar de llevar una lista de necesidades -soy consumista arrepentida, todo me hace falta-. Fui a mi destino, al ritmo de footing aproximándose al Jogging, primero al mercado, ubicado aproximadamente a 10 cuadras y la zona de pastelerías a 14.

Luego de una cuarentena abrupta seguido de aislamiento voluntario, mi ritmo de actividad es cuasi sedentario, gracias a Mía y mis plantas subo y bajo cada día tres pisos, para limpiar la arena de la primera y mantener a las segundas, por eso cuando salgo lo hago todo a pie, salvo que esté con mucho paquete, reduciendo al mínimo el uso de vehículos para desplazarme por salud,  reducir riesgo de accidentes y asaltos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, mi hermana y su hijo, me dicen que tenga cuidado porque se han iniciado asaltos de extranjeros por el barrio, algo que será motivo para organizarnos como en otros tiempos, pero eso, es otro cuento.

En el mercado me enfrenté al vaivén de los precios, el rocoto se movía entre 20 y 15 soles el kilo. Sólo hace dos días cuando olvidé comprar, lo hallé entre 12 y 10 en la zona de distribuidores. La lechuga había descendido de precio y el choclo estaba cuasi igual. En la pastelería una linda joven chiclayana me atendió, pedí una torta de queque inglés, que dejé encargada para ir por el vino seco (sólo para mí, en casa prefieren el dulce) y el vinagre de manzana.  

Retorné al rescate de la torta que seguía en refrigeración, pensé dos veces entre tomar un vehículo o retornar caminando, temía que el sol afectara mi carga. Contemplé la perspectiva calculando, si bien había un sol radiante a la derecha, hacia la izquierda era un largo trecho de frío bajo sombra. Decidí retornar a pie, asociando el ambiente que vivía con el clima andino, por efectos del cambio climático. Lima ingresaba a un invierno crudo, más gris hacia el sur y norte cercano al mar, pero al este donde me hallaba, hacía frío con algunas horas de sol. Adentrada en mis pensamientos, pasee la mirada sin ver, pero algo llamó mi atención, apenas crucé la pista de la primera cuadra.

Un auto negro con casquete de taxi en el techo, esos que suelen verse en el aeropuerto -ni idea de marca que no es mi fuerte-, tenía la puerta trasera hacia la vereda completamente abierta. Puse atención rápidamente a la perspectiva que me antecedía. Habían pasado por el mismo lugar, una mujer que ya doblaba la calle, una pareja con su niña, un anciano, un joven sumido en su celular y auriculares sin immutarse. Cuando llegué a la altura del auto, observé con atención su interior, descubriendo a un hombre tumbado de bruces. 

Simultáneamente llegó a mi altura y sobrepasó un hombre, de esos que cuando vez aproximarse en una calle solitaria, prefieres cambiar de vereda. Él se detuvo ligéramente, miró al durmiente, pero sobre todo se concentró en el carro y luego me miró y siguió sus pasos. Caminé más lento, él volteó reiteradas veces hacía el auto, nuevamente me miró y siguió con desgano. Cogió su celular y llamó a alguien mientras giraba en 90 grados hacia el vehículo estacionado, deteniéndose más de una vez. Si no hubiera sido por él y su comportamiento, la postura de su cuerpo y actitudes, sin duda, mis antenas no se hubieran puesto alerta. Habría pensado que el hombre inerte en el auto, se havía excedido en celebrar el día del padre y durmiendo la mona.

Pero aquel sujeto sospechoso y sus gestos me hizo analizar la situación. Los taxistas cansados de manejar se estacionan, cierran bien sus puertas y ventanas, inclinan su silla de chofer y duermen, eso aprendí, al salir de madrugada de una institución ubicada en Lince que tenía una fila de taxistas durmientes ad portas. Los ebrios que manejan un auto, jamás se bajan, menos abren la puerta trasera y tiran de bruces. Ellos chocan, atropellan o sólo se detienen para abrazar el timón de su auto y quedar en estado ausente.

Este hombre, mostraba otros signos, estaba derrumbado, aparentemente sin sentido. Recordé  un tiempo ya lejano cuando asaltaron a mi primo Juan, lo durmieron con cloroformo. Él por su preparación militar reaccionó antes de perder la conciencia, tirando la llave hacia unos matorrales del parque cercano -eran tiempos distintos a los de hoy, donde este acto es suicidio-, evitando que le quitaran el carro, hasta cuando la policía lo halló y trajo a mi casa a las tres de la mañana.

Temí que al hombre tumbado en el auto le hubiera pasado algo similar, siendo en ese momento, presa fácil para los depredadores de dos pies. No me quedaba duda que aquel sujeto que me rebasó, retornaría u otro se asomaría en esa avenida. No sabía que hacer, pensaba en mi carga física sensible al sol y tiempo y mi caraga de conciencia que emergía. Busqué en rededor para compartir mi percepción, temor y ver si motivaba a alguien que ayude, pero sólo me hallé con perros, niños y un anciano que cerraba su verja. Calculé la distancia entre mi ruta y la comisaría.

No me quedaba otra, si no hacia nada concreto, el sentimiento de culpa por no hacer algo a favor del otro, no me dejaría dormir esa noche. Llegué al pasaje, doblé a la derecha y enrumbé hacia la comisaría. El trayecto de tres cuadras se me hizo interminable, en el camino hallé toda una calle cerrada con toldos a modo de feria gastronómica de comida criolla tipo Chabuca Granda, Plaza Italia o parque Bolívar. Los hombres celebrarían su paternidad como sólo ellos sabían hacerlo, algunos ya habían iniciado, eliminando la posibilidad de ser mis aliados.

Ya en la comisaría, había un policía de guardia en el exterior. Ingresé a sus instalaciones, pregunte al oficial de turno si era padre y me dijo que si, lo saludé, luego narré todo lo contado y precisé la ubicación del caso. Él respondió que intervendría inmediatamente, tomo la radio. Mientras yo salía libre de mi carga espiritual, retomando mi ruta, había hecho todo lo que me correspondía. Al mismo tiempo que rebobiné la escena con el policía, no me di cuenta que estaba con una torta en la mano cuando le pregunté si era padre para saludarlo, tampoco podía volver para remediarlo ya había agotado las tres cuadras, sólo desee haberme hallado con un oficial sin apertura a los reconocimientos o dádivas y no haberlo frustrado.

Llegué a casa, con la torta intacta y el cuento. Claro que recibí como respuesta: “nadie te asegura que los policías te hayan hecho caso”. Yo argumenté con lógica: “Es medio día, esa comisaría está desierta, ayudar a ese señor, podría justificar su día”. Mientras deseaba fervientemente que aquel hombre realmente estuviera necesitado y haya obtenido la ayuda correspondiente y no ser un número más de las estadísticas en un día del padre.

 

jueves, 3 de noviembre de 2016

LA ‘REPARTIJA’ DEL BCR Y LA RESERVA ETICA MORAL MOVILIZADA

Joven leyendo sentada en el piso del tren, capturado con mi celular
Lima, 3 de  febrero 2015.
La Democracia Representativa, viene a ser insuficiente en una región Suramericana  cuya población posee una frágil y titubeante memoria histórica, que por momentos pareciera ser genética, siempre que   obviáramos el modo como  ella se ha construido: sobreviviendo a quinientos años de aniquilamiento o enajenación de su identidad, para continuar por casi  dos lustros de independencia  con la colonialidad del ser y saber en términos de Quijano[1] manteniendo presos y alimentando un desvalor para sí, reforzado con pavor aprehendido y cincelado en lo profundo de su ser, que impide apropiarse de la   libertad.  Evitando que la conciencia se situé en el centro de cada vida y superar ese miedo a ser libres en términos de Erich Fromm[2].

Nuestra escasa práctica de   conciencia histórica con voz propia, defensa de derecho, cumplimiento de responsabilidades y exigencia al  respeto de las convenciones y reglas de juego, dilata más allá de su proceso, a la transición de un sistema autoritario a otro democrático de donde emergen las democracias, puesto que no basta ir a las urnas, en tanto que en el imaginario colectivo siga teniendo peso el poder de la autoridad militarizada, despótica, caudillista, opresiva.  

Por ello cuesta tanto, satisfacer las condiciones básicas para la existencia y funcionamiento de   un sistema democrático, enfrentándonos  una y otra vez con los costos de decisiones colectivas desacertadas, que lamentamos cuando nos toca pero que olvidamos apenas redirigimos la mirada hacia el otro.

En esa convivencia suicida de dormir con el enemigo, aquel que no sólo  impide sino niega todas nuestras posibilidades de sumar el producto del esfuerzo cotidiano de ser y hacer, así como  espanta  los sueños y esperanzas. Sobrevivimos a la pesadilla del gobierno de turno, mirando cual cirujano todas sus debilidades y a cada autoridad en sus bajezas.

Pero como por arte de magia y memoria frágil, apenas transcurre cinco o cuatro años lo olvidamos, hasta cuasi sufrir  de Alzheimer voluntario y colectivo, puesto que no sólo olvidamos nuestros padecimientos, sino que   reinventamos al mismo sujeto opresor, déspota y abusador del poder, nos creemos en  el disfraz de turno que se ponga, a sabiendas que  siguen siendo los mismos.

Y con esa ingenuidad que linda con la locura, lo recreamos ad hoc a nuestras fantasías  y damos el soplo de vida a través de las urnas. Lo revestimos de poder, alimentamos su ego, engrandecemos su pequeñez  y vociferamos sólo lo que quiere. Y ebrios ambos, nos despedimos en la puerta de las urnas, hasta un siguiente periodo.Con el devenir de los acontecimientos, recobramos la cordura,  descubriendo que  una vez más volvió y/o  volvimos a estafarnos. En estos términos pareciera tratarse de una relación de  pareja parasitaria, patológica, tóxica y destructiva.

Al poco tiempo, nos vemos nuevamente, como ante un muñeco porfiado que permanece en su posición  a pesar de nuestro esfuerzo. Y cada vez cruzamos los dedos y esperamos que funcione, que  se cumplan con los acuerdos constitucionales, respete nuestros derechos y atiendan a nuestros intereses. Recuerden que sólo les hemos delegado  nuestro poder individual por cinco años y recién ha trascurrido 95 días, donde los desastres se imponen. 

Inicialmente asumimos como una de sus gracias de principiantes a sus escándalos sus confianzas y desconfianzas, su angurria por una oficina, un mueble, su insania por remodelar todo menos su conciencia. Sus sinverguenzadas y excesos. Vemos con cierta diversión como se reparten, comparten y negocian el mejor modo de apropiarse  los mecanismos y medios para posicionarse  en el poder, creemos que nos es ajeno desde el podio de nuestra dignidad intocable, cual Simone de Beauvoir en la invitada[3]

Hasta que una vez más el golpe artero del Congreso de la República, nos recuerda que nada es nuevo, que han vuelto las viejas repartijas esta vez con premeditación, alevosía y ventaja.  Avasallando  la voluntad de peruanos(as) creyéndose que están investidos de suficiente  poder,  para actuar como se les dé la gana,  con impunidad y descaro. Craso error, porque ignoran que el país de los noventa e inicios de siglo XIX ya no existe.

Sin duda los cambios son parciales, pero progresivos  e   incontenibles, sobre todo   no previstos por aquellos que se manejan en registros distintos a los nuevos ciudadanos y ciudadanas que hoy conforman los estudiantes universitarios, cada vez más numerosos y altamente competitivos. 

Jóvenes estudiantes, cada vez más convencidos que la dimensión social, económica, política y cultural no son segmentos separados. Pese a la diversidad como pluralidad [3] de sus vertientes, los abismos de  la era digital y de la tecnología, que obnubila y profundiza la soledad de unos, para otros suele ser medio, oportunidad e impulso a  expresar lo que sienten y piensan. A recordarnos que aquello que se haga en el Perú de hoy, será la herencia de su mañana y aquella que ellos(as) dejen a sus hijos. 

Reaccionamos sostenidamente para resistirnos a cada intento que el gobierno de turno ha impulsado[4] y la legalidad para la violaciones de derechos desde el Congreso[5]  cuyas medidas  atentan tocan nuestra ciudadanía y sus propios  derechos de jóvenes estudiantes[6], como sucedió con la Ley Pulpín[7].

Sin duda cargaremos con la coexistencia y quizás reproducción de ese tercio electoral[8], pragmático, utilitario, clientelista o sólo indiferente, desesperanzado e incrédulo como fue el electorado que le dio abrumadora mayoría al fujimorismo[9], olvidando que el poder en manos de quienes han mostrado escaso reparo para colocar no sólo en riesgo la frágil democracia del país, sino su gobernabilidad,  desarrollo y vida de peruanos y peruanas. Responsables impunes, que han sido y seguirá siendo durante todo un quinquenio su  verdugo. Y sienten una vez más, que han cometido el  mayor error de su vida, la de los suyos, sus vecinos y pueblo.   

Cuando el fujimorismo perdió el acceso al poder ejecutivo, muchos celebramos el valor  de los márgenes frágiles y estrechos que la democracia representativa ofrece para no desbarrancarse colectivamente[10], a pesar de la incertidumbre que emergía, creímos que quienes se parapetaron en un poder habían madurado hacia la  racionalidad,  poseerían más capacidad crítica, seer menos cretinos(as)  y estúpidos(as) para tratar al país como su chacra. 

Pero   el daño ya estaba hecho, por cuanto nos quedaba y nos queda como contrapeso, los mecanismos que lleven a la radicalización de la democracia que en términos feministas significa democracia en  la cama, casa y  calle. No  sólo aplicable a nuestra condición de vida sino el profundo concepto ciudadano en términos de Chantal Mouffe[11], o la capacidad de imaginación y creación desde la mirada de Laclau[12] .

Es innegable que el  tercer poder de una democracia como sucede con el Judicial está plagado de fijimorismos y aprismos cuya  orientación y práctica política[13], se aplican sistemáticamente a medidas y sanciones en función de intereses subalternos[14]. Sólo así se entiende tanta corrupción que nos coloca a todos(as) en riesgo[15], para ello, basta mirar el número de detenciones de bandas delincuenciales y sus puestas en libertad[16]. Como en un cuento de terror, aquello que la delincuencia común no puede tocar, hoy  el primer poder del Estado, se lo obsequia a aquellos de cuello y corbata.

El Congreso nos muestra la evidencia que  esa incertidumbre tras las elecciones, se ha trastocado en certidumbre, el neopopulismo fujimorista-aprista, inaugura una nueva veta de socavar la democracia, el respeto a  los protocolos y las prácticas de equilibrio de poderes. Acaba de premiar a la mentira, manipulación, desvergüenza  y corrupción, con la aplicación de una abierta “repartija” allí donde sus tentáculos alcancen, retrotrayendo aquellas condiciones de cuando fue Nueva Mayoría-Cambio 90. Hoy con un número superior de congresistas que en aquel entonces, nos enrostrar qué es capaz de hacer y   volver a ser quien fue, hasta superarse en sí mismo.

Sellando la hechura de un poder de injusticia con la distinción de  los puestos con trayectoria de acceso por alto prestigio y sensibilidad como el BCR. En el caso de  Klimper[17] cuya práctica de manipulación de medias verdades[18] lo colocó en posición de investigado y en proceso de juicio inacabado, por tanto,  irresuelto. Y a  quién después de su sanción electoral expectorante anunció alejarse de la política  una y otra vez. Rey[19] se reinventa, transformándose en este tiempo en aprendiz de la mago, perdón quise decir de financista  en la gestión económica del país. Y la cereza de la torta, es Elmer Cuba, cuyo interés para ser funcionario público se torna más  por decir lo menos, sospechoso[20],  quién tras de una amplia y fructífera trayectoria privada, opta por un sueldo "franciscano".

Hoy vivimos y bebemos las extensiones de la perversión de la  democracia representativa peruana, al punto que ha movilizado a un sector,  que jamás habría impulsado una marcha. No sólo a participar, sino convocarla para mañana 4 de octubre.  Los estudiantes de la Universidad  Pacífico[21], convoca y moviliza una marcha de protesta contra la “repartija” consumado por el Congreso de la República con la elección de tres funcionarios al Banco Central de Reserva[22]. Una de las universidades cuya naturaleza es la formación de profesionales para alimentar el funcionamiento y reproducción del libre mercado, mañana se lanzan a las calles conjuntamente con estudiantes de otras universidades.

La protesta de un sector de la juventud estudiantil a quienes no se   puede acusar de radicales, ni subversivos. Evidencia que en democracia hay momentos para  levantan la voz de protesta, movilizarse    y movilizar,   porque se identifica el peligro al que se asoma el  país en manos de piratas y saqueadores del siglo XXI. Dando cuenta que junto al país en riesgo, también están sus apuestas, intereses y sueños. Mostrando así, que ni los festejos de la  canción criolla, los excesos del carnaval mortuorio y la procesión del señor de los milagros, es insuficiente para hacer que pase desapercibido lo antiético e inmoral disfrazado de legal.  

Los límites de una democracia representativa se expresa  insuficiente para mantener un equilibrio de poder y garantizar su permanencia. Una democracia que aplicado a un país y una región que se encuentra en proceso de comprensión, conciencia y   capacidad para ejercer su ciudadanía. Con una memoria frágil, indiferente y quizás  inconsciencia. Una ciudadanía que  hipoteca su voto y vida sin percatarse de ello.  No todo está perdido, en tanto cada sociedad cuente con la reserva ética-moral de su joven generación, en cada tiempo y contexto. Ayer fuimos nosotros, hoy nuestros hijos y sin duda mañana los suyos. Sin duda es un largo camino por recorrer el que nos queda.

Habrá que seguir debatiendo, continuar alimentando la inteligencia e indignación de la reserva moral y la conciencia sobreviviente del país y la región,  acentuada en este tiempo sobre los hombros, manos y voces de estudiantes universitarios y no en la intelectualidad, la vanguardia, los gremios o  partidos políticos venidos a menos. 

Habrá que seguir confiando en que nuestras conversas cara a cara de quienes cotidianamente estamos comprometidos con el país y aportamos nuestra cuota desde las distintas aristas que nos hallemos, sin agotarnos ni renunciar a un país que nos merecemos. 

Habrá que mantener fortalezas en  espacios supranacionales donde es posible seguir pensando en los modos de nuestro perfeccionamiento como nación.  Pero sobre todo seguir imaginando en cada uno de nuestros actos el contenido de democracia que queremos impregnar en nuestros países de este lado del globo.

Bienvenidos nuevas reflexiones, iniciativas e  investigaciones sobre las posibilidades y límites de los instrumentos jurídicos y mecanismos para radicalizar la democracia, que nos haga pensar en el vecino, los otros, nosotros y el planeta.  


[4] http://rpp.pe/politica/congreso/asi-fue-la-marcha-de-estudiantes-para-rechazar-proyecto-contra-ley-universitaria-noticia-916834 
[7] http://peru21.pe/actualidad/ley-pulpin-marcha-contra-regimen-laboral-juvenil-se-dirige-al-congreso-2210318
[9] http://www.coherencia.pe/de-que-esta-hecho-el-voto-fujimorista/
[14] http://revistaideele.com/ideele/content/jueces-y-corrupci%C3%B3n-en-el-per%C3%BA-una-mirada-hist%C3%B3rica
[15]http://trome.pe/actualidad/inseguridad-ciudadana-juez-corrupto-monos-querepampa-huaral-28754
[16] http://larepublica.pe/impresa/sociedad/816958-juez-libera-3-policias-y-26-implicados-en-banda-de-extorsionadores
[17] http://larepublica.pe/politica/773315-jose-chlimper-la-radiografia-negra-del-vicepresidente-de-keiko-fujimori
[19] http://diariocorreo.pe/espectaculos/rafael-rey-estoy-dejando-poco-a-poco-la-politica-582914/
[20] http://utero.pe/2016/05/04/5-datos-rapiditos-que-debes-de-saber-sobre-elmer-cuba-el-nuevo-jale-de-keiko-fujimori/
[21] Avila, Daniel. Estudiantes de la Universidad del Pacífico se pronuncian en contra de designación en el BCR.  Estudiantes de una de las más importantes universidades del país en formación en economía tildaron la designación de Rey y Chlimper como "decepcionante y  alarmante" https://redaccion.lamula.pe/2016/10/28/estudiantes-de-la-universidad-del-pacifico-se-pronuncian-en-contra-de-designacion-en-el-bcr/danielavila/
[22] http://elcomercio.pe/politica/actualidad/bcr-directores-elegidos-ejecutivo-y-congreso-noticia-1942687 

viernes, 12 de agosto de 2016

#NIUNAMENOS. TODAS LAS MUJERES TODAS Y ALGUNOS HOMBRES TAMBIÉN

La lucha de las mujeres por el reconocimiento a sus derechos históricamente está asociada al siglo XVIII y la revolución francesa, porque  movilizó a mujeres y hombres en una lucha social por libertad, igualdad y fraternidad. Y cuando obtuvo el triunfo, sentó el primer hito de la exclusión e invisibilidad de la mitad de la población, las mujeres[1], con la promulgación del   Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), transformándose en el desencadenante de la rebeldía de las mujeres, encarnada primero por Olympe de Gouges quien  reivindica  el derecho y posición de las mujeres en una sociedad nueva con su histórica Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana (1791)[2].  Paralelo a la obtención de las primeras reivindicaciones civiles con el derecho al Voto en  el Estado de Nueva Yersey (1776),  Francia  (1791-1793)[3].
Desde 1960 a la fecha, el movimiento de mujeres y el movimiento feminista de la Región y el país, han movilizado esfuerzos por enfrentar la violencia contra la mujer, desde el reconocimiento, denominación y  vibilización  pasando por la creación de actos simbólicos e instrumentos internacionales, hasta actividades concretas de intervención para la prevención, atención, protección y recuperación de la mujer violentada.
Labor que en algunas líneas tuvo éxito  y en otras se pervirtieron o quedaron secuestradas, adquiriendo condición de  agendas pendientes y palpitantes. Los temas, emblemáticos y casos simbólicos así como la creatividad de las mujeres para llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres, no pasó de ser iniciativa de colectivos,   en el mejor de los casos, logró la conjunción de mujeres organizadas a lo largo de cuatro decenios del siglo pasado y durante estos primeros diez y seis años del nuevo siglo.
Lo que ha sucedido hoy 13 de agosto del 2016, sin duda va más allá de los sueños y expectativas más ambiciosas y optimistas de quienes tuvimos y tenemos en nuestras agendas y activismo comprometido la erradicación de la violencia contra la mujer.
Hoy hemos despertado como sociedad plena a un nuevo siglo, sin duda por muchas razones dependiendo del cristal con que se mire. Desde mi perspectiva, estaría asociado  a cuatro factores: a) la intensificación de la violencia contra la mujer a niveles intolerables e innegables, b) la incapacidad de un sistema de justicia que permanece de espaldas a una realidad aferrada a prácticas y pautas que funcionaban en el siglo XX,  c) la era  digital que ha trascendido al espacio y tiempo de su concepto tradicional y d) las nuevas prácticas y expresiones de las mujeres de esta generación.
La intensificación de la violencia contra la mujer,  se viene dando en el país  a niveles intolerables e innegables tanto bajo la responsabilidad del Estado como organizaciones terroristas, delictivas, instituciones privadas e individuos.
Los casos más emblemáticos vuelven una y otra vez, como lo sucedido con aquellas víctimas del conflicto armado y las esterilizaciones forzadas. En el primer caso producto de la violación sistemática como mecanismos de tortura e “inteligencia” y  la segunda, como resultado  de medidas de política poblacional draconiana. En menor medida, pero no por ello menos importante e indignante, el abuso, acoso y cosificación de las mujeres al interior de las fuerzas armadas, Policía Nacional de Perú poder ejecutivo, judicial y legislativo. Más preocupante, cuando se cruza con espacios, instancias y operadores de   instituciones, cuya función es promover y proveer la protección de las mujeres, sin distinguir edad, posición, rol y desempeño.
Desde el lado de la sociedad civil organizada o individual,  bajo la forma de discriminación, devaluación, exclusión y cosificación. Están las mujeres objeto de    violencia  social, comunitaria, parental hasta la pareja que llega hasta el  feminicidio. Cuya espiral crece ante nuestro estupor, pese a que sólo el 21% de las víctimas acude a pedir apoyo en alguna institución pública. (Cedano, 2008, 8)[4].
Incapacidad del sistema de justicia, para ejercer su rol oportuna y asertivamente,  permaneciendo de espaldas a una realidad que la desborda, en  tanto se  aferra a normas, mecanismos, prácticas y pautas inspiradas en normas cálidas para el siglo… ya obsoletas  en el siglo XX y que en bordeando el primer quinquenio del siglo XXI, es completamente inoperante, ineficaz y burda.
Si ya el sistema está desfasado y de espaldas a la realidad de la violencia contra las mujeres, sus operadores hombres o mujeres, formados e inspirados en una cultura de tolerancia y de correspondencia con la machista y de violencia contra la mujer, no sólo es indiferente sino inoperante y tardía.
Además de coludirse con los perpetradores, para  mofarse del dolor  de las mujeres violentadas y restregarles la impunidad del que gozan sus victimarios, sin recibir oportuna protección preventiva y justicia ante la violencia consumada parcial o totalmente, donde la víctima que sobrevive queda impedida, marcada y disminuida en sus capacidades físico-biológicas y psicológicas. O bien se suma a las estadísticas de mujeres muertas por feminicidio dejando tras de sí doble orfandad de hijos/as y padres.
La era  digital,  el espacio y tiempo.  Las ventajas y desventajas de la simultaneidad se expresan en toda su plenitud al acercar cada rincón del país y el planeta, donde la actuación de hombres y mujeres deja de estar confinado al espacio público-privado, para exhibirse en toda su plenitud y crudeza en el escenario público. Sin mediar un tamiz para su digestión, conectándose directamente con las emociones y pasiones. Aquellas que gatillan y disparan sin mediar analgésico alguno al caer en el centro del poder: el ego, orgullo y control.  Las redes, medios de comunicación y los nexos virtuales a los que unos más que otros, nos hemos volcado sin reflexión, pudor o alerta de riesgos. Se transforman en boomerang de nuestros actos añadiendo combustión a las inflamables relaciones donde las pasiones se desborda, no es extraño escuchar en este tiempo, la o lo    terminen por el Facebook, el twitter o la foto en instagran.
Pero el lado bondadoso de la era digital, es la posibilidad de viralizar un hecho, provocar una corriente de opinión, movilizar a las personas como individuos, los grupos y colectivos en cruzadas, con capacidad de movilizar no sólo a la parte involucrada e interesada por el problema, sino a todos/as quienes se sienten llamados a  no seguir cediendo a una cultura de la violencia contra la mujer.






[1] Los Orígenes del Feminismo Histórico (1789-1870) http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/origfem.htm
[2] Salazar Herrera, Catalina. (2001) Actuación Política de Mujeres Durante el Siglo XX. Tentando una Cronología. Lima: Movimiento Manuela Ramos.
[3] La Revolución Francesa  y los derechos de la mujer http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/revfran.htm
[4] Cedano, María Ysabel. (2008) De la Ley de protección frente a la violencia intrafamiliar a la Ley contra la violencia de género: el caso peruano. En Libres de Violencia Separata Nº 1 © Lima: DEMUS – (Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer) DLBN-Perú N0 2008-06359, recuperado de: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con3_uibd.nsf/09A414B6F66109090525792800615EBE/$FILE/libresdeviolencia[1].pdf




CUANDO PIERDES LA INOCENCIA. #NIUNAMENOS

http://es.123rf.com/imagenes-de-archivo/alfareria.html?
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Tengo ocho años, estoy recorriendo ese terreno amplio detrás de casa. La  acequia que riega los últimos maizales rebeldes  se ha desbordado. Hay un hilo de agua que humedece la tierra baldía, donde no hace mucho habitaban las hortalizas y  alfalfa. En tanto  las casas se construyen  por todas partes. Más allá atisbo un montículo de ceniza, con   restos de madero que sirven de cono a los hilados en la fábrica vecina de telas.   
Mamá no está cerca, mi fuga hacia esa parte del campo pronto será descubierta, titubeo, no sé si hundir mis manos en el barro o el hollín, ambos me atraen de igual modo. Decido empezar satisfaciendo mi vocación de alfarera, tomo el barro entre mis manos pequeñas, su aroma y textura llena mis sentidos, poco a poco voy dando forma  primero a un pato, luego a un ave, un gato, un plato, una olla, una serpiente.

El sol quema fuerte en lo alto, miro alrededor donde ocultar mis reliquias hasta que sequen, descubriendo que los  sauces moribundos de esa extensión baldía me ofrecen sus cimas como  la mejor caja fuerte, allí subo a mi  preciada carga, con esa agilidad felina que he desarrollado desde siempre. Se rompe un plato y el ala de mi ave, me digo: ¡No importa el plato!, lo haré otro día. Pero mi ave me da   pena. Con esfuerzo  vuelvo el barro al barro y creo nuevamente   un ave,  más grande que todos los otros.  Al descender del árbol, me pregunto si se secará y podrá  volar sin agotarse como las mariposas.

Miro nuevamente al sol, ya es hora del almuerzo, mi madre pronto descubrirá que no estoy. Tomo impulso y voy  al montículo, hundo las manos y hallo mi tesoro, innumerables argollas que han resistido al fuego, podré unirlas golpeando en sus encuentros y hacer  una gran cadena, quizás sirva para un columpio entre los árboles.

De pronto siento que ya no estoy sola, levanto la cabeza y un muchacho en bicicleta se me acerca. Me pegunta que hago sola allí, contesto que no estoy sola. El mira a todos lados,  me dice: ¡No mientas estás sola!  Mira las argollas en mis manos y pregunta: ¿Te gustan las argollas? Yo lo miro en silencio, mientras empiezo a caminar, algo me dice que debo correr, él baja de la bicicleta y camina a mi lado empujándola. Me dice nuevamente, si te gustan las argollas yo tengo muchas en mi casa, estas son restos de aquellos que han quemado los trabajadores de mi padre. Si quieres te regalo nuevas, pero tienes que ir a mi casa. Le digo: “No quiero tus argollas, sino estas que ya no son tuyas”.

El se ríe, lo miro nuevamente y me doy cuenta que es un chico grande, si corro pronto me alcanzará. Le pregunto qué hace él por ahí, porqué no está en su fábrica. Me dice que  me vio desde su balcón, que no es la primera vez que lo hace, que quiere ser mi amigo y quizás darme un beso.

Lo miro frunciendo el ceño y digo: “¡Sólo me dan besos mi mamá, papá y hermanita!, ¿Por qué tú  quieres darme un beso?”. El responde arrastrando las  palabras: ¡Porque.... eres muy linda…! En ese momento escucho la voz de mi madre llamándome,  es el impulso que necesito para dejar de caminar y echar a correr. Y corro, corro, corro como gacela mientras él se queda mirándome a la distancia.

Como  siempre mi madre me reprende por escabullirme de su mirada y amenaza con algo que ya no escucho. Cuando cede en su  enojo pregunto: ¿Mamá soy linda? Mi madre responde: “Con esa cara llena de barro y tizne lo que pareces es una chacarera o minera, ve a bañarte y cambiarte para almorzar”.

Voy corriendo  hacia el espejo y compruebo  que mi madre dice la verdad, mientras me preguntó ¿Por qué aquel muchacho me mintió diciéndome que era linda? La voz de mi tía abuela Rosa Herrera me sobresalta interrogándome: ¿Por dónde anduviste hija? ¿Qué es lo que te ronda por la cabeza?

La veo en el rincón más fresco de la sala, debe tener alrededor de cincuenta y cinco años, está abanicándose del fuerte calor, mirándome  intensamente con esos hermosos ojos azules, su cabello color trigo, piel blanca casi transparente y su bella sonrisa plena. Corro a abrazarla y a sentir su delicioso aroma, hundo la nariz en su cuello. Está en casa significa  que ambas nos fugaremos   hacia la suya, que para mí siempre  es un castillo.

Me abraza, besa y limpia la cara con su pañuelo que  huele a alelíes e insiste en saber lo que me pasa. Nunca tengo secretos con la abuela Rosa, así que le cuento todo. Me mira y sus ojos brillan más que de costumbre. Me aparta de su pecho, coloca  al frente  y dice: “Hija es tiempo de que sepas  cómo es la vida para las mujeres”. Y me cuenta un cuento nuevo, de cómo una linda joven de quince años perdió la inocencia.

“Hace mucho tiempo en un hermoso pueblo,  esta bella joven como son todas las mujeres de quince años,   se fue a trabajar sola al campo, siempre lo  hacía desde niña,  pero ese día  sería diferente, porque ese día  perdió la inocencia. Un hombre salió de su escondite y le arrebató sus sueños  y atacó su cuerpo. Fruto de ese arrebato tuvo una hija  de piel tan oscura como la noche a quien dio en adopción,   ella  no podía cuidar de esa hija,  porque  ella misma no podía cuidarse. A esa joven de quince años le robaron la inocencia en el campo pese a los cuidados de sus padres y su propio cuidado, en un momento que se sentía segura”.

Mi abuela Rosa añade que los ladrones de los sueños de las mujeres no sólo están en el campo sino en todas partes, que no sólo le roban a las jóvenes de quince  sino a niñas de seis, ocho o diez. Inclusive a mujeres que tienen más cuarenta. Unas veces les robaban a la fuerza destrozando su cuerpo como sucedió con  la joven de quince años. Otras veces con engaños y muchas más con amenaza. Mi abuela eleva la voz  diciéndome: "¡Por eso no hay que tener miedo, hay que gritar, correr y pedir ayuda!"

Tras un silencio, mi abuela Rosa se pone muy seria, como siempre que me dice algo muy importante: “Hija, nunca dejes que nadie toque  tu cuerpo, porque  lo más preciado de tus sueños está allí como en un templo. Eres una pequeña mujer, rodeada de  muchos ladrones de inocencia que deambulan por la vida atacando cuando menos una lo espera”. 

La miro  y pregunto: ¿Abuela, a esa joven que perdió la inocencia y regaló a su hija porque era negra, Dios la perdonó? Mi abuela me mira largamente y responde: “Esa niña  de quince años, no regaló  a su hija porque fuera negra, sino  que la entregó a una buena familia para que cuidaría de ella. Porque  a la joven,  le recordaba en todo momento de su vida,  cómo le robaron la inocencia y tampoco  sabía   cuidar a la bebé menos evitar que también a ella le robaran la inocencia.
Cuando la joven de quince años tuvo muchos años más,  se casó, pero la  vida no le volvió a dar una hija con su esposo, sólo tuvo  tres hijos varones. En cuanto a Dios, fue bueno, porque cuando pasó el tiempo, aquella bebé negra creció y era una linda mujer  y la joven de quince  había sanado, Dios las volvió a juntar, porque ambas, tenía otros sueños, mucha fuerza, amor y perdón en sus corazones".

Me miró con lágrimas asomando a sus bellos ojos y me dijo: “Por eso es que tienes una tía negra con un alma blanca, que tú no conoces por el momento. Es  a donde voy las veces que desaparezco. Cuando crezcas más, viajaremos para que la conozcas”.

Ese día perdí la inocencia, la idea de que todos éramos iguales y que podía escaparme hacia el campo baldío. Descubrí que las mujeres estábamos en riesgo por el sólo hecho de ser mujeres, a diferencia de los hombres. 
Descubrí, que las mujeres siempre debíamos ir con mas cuidado, porque si los hombres temían ser robados en sus bienes, dinero y cosas materiales,   las mujeres aun cuando no tuviéramos nada de material, nos robaban unas veces los sueños, otras la salud, la fe y hasta  vida.

Mañana 13 de Agosto del 2016, es el punto de quiebre entre el pasado de violencia y violación sistemática de las mujeres en una  sociedad que religiosa, social, cultural y políticamente asolapó  y sembró de dolor, vergüenza  y abuso nuestras vidas, de nuestras madres, sus madres y las madres de nuestras abuelas, sus abuelas hasta nuestras  ancestras más lejanas.

Mañana  será  el día a partir del cual enfrentemos y cambiemos aquellas  percepciones de tragedia asociado con el nacimiento de hijas mujeres, porque más allá de la perpetuación del linaje, aparecía como   decreto la perpetuación del sufrimiento y nuestra condena al sufrimiento por el hecho de ser mujeres.

Mañana podría ser el punto de quiebre entre la violencia, violación y feminicidio de hoy, que crece, se agiganta y amenaza por devorarnos como sociedad, puesto que pese a las leyes, la lucha y conquista de las mujeres;  la impunidad e injusticia se acentúa.


Mañana pondremos en cuestión un sistema cómplice, donde es insuficiente romper el silencio, reconocer que tenemos derecho a tener derecho, enfrentar el revestimiento cómplice  de vergüenza que nos hacía sentir culpables, recurrir al olvido la desmemoria, con el que el perpetrador o la perpetradora  cuentan y se protegen.

Mañana nos movilizaremos por: #NiUnaMenos  y Si tocan a una tocan a todas, desprendiéndonos del miedo que nos inmoviliza, estimulando la agresividad, el abuso y maltrato, hasta  transformarse en su principal cómplice del feminicida.

Mañana, sueño que sea el inicio de un nuevo tiempo, donde como país podamos decir que peruanas y peruanos, hemos decidido hacerle frente a uno de los principales flagelos que amengua la condición de vida, los sueños y el aporte de las mujeres y hombres que han decidido vivir en respeto, paz y armonía. 

Mañana, podríamos tener la fuerza suficiente para increpar no a una justicia ciega, sino convenida, perversas e indolente que mira hacia un lado manoseando la ley y derechos arrancados para ser simplemente  indiferente, injusta y cómplice ante la violencia sistemática, institucionalizada y simbólica contra las mujeres.

Mañana podremos decir, todas y todos al unísono: #NiUnaMenos