viernes, 29 de marzo de 2019

SUSY DIAZ, EMPRESARIA DE SI MISMA


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Seguramente, si alguien me hubiera dicho que escriba sobre Susy Díaz  en algún momento de mi hacer, me hubiera extrañado porque soy neófita en farándula, pero hoy me topé simultáneamente con dos publicaciones en la red, la primera una propaganda de la celebración que anunciaba sobre sus tres décadas haciendo lo que bien sabe hacer, algo que pocas mujeres artistas de su medio logran y luego el artículo de Alex Huerta-Mercado[1] desarrollando su lado cultural y afirmación: "Su historia es nuestra propia historia vista con humor, con autoburla y, sobre todo, con unas ganas invencibles de vivir la vida, como ella siempre nos recuerda, antes que la vida nos viva".  (Huerta-Mercado, 2019).
Ambos datos me llevaron a identificar otro aspecto, aquél donde ella sintetiza ese fenómenos social que hoy nos invade y hemos trabajado poco, me refiero al tema de la
gestión de la imagen y el cuerpo, transformándolo en mercancía rentable, algo que no desarrolló Marx y hoy nos urge procesar, puesto que programas de telerrealidad y llamado frecuentemente telebasura, crea en el imaginario de los centennialls de hoy una vía de ser y hacer.

Era verano de 1997, cuando tuvimos una audiencia con la Comisión de la Mujer y del Desarrollo Humano del Congreso de la República (1997) para sustentar la necesidad e importancia de la Ley de Cuotas en favor de las mujeres, allí conocí por primera vez en vivo y directo a Susy Díaz, la primera Vedette peruana que imitando a su versión italiana Cicciolina, había logrado hacerse de una curul. 

Sólo ese hecho produjo una primera lección a los políticos, el excongresista Julio Chu Merizproducto de su desacertado cálculo, las reglas electorales y el carnaval en su desarrollo, recibió un revés en sus expectativas, pretendió usarla como imagen de campaña para su nuevo partido denominado Movimiento Independiente Agrario (MIA), pero el voto preferencial, hizo que ella fuera la única elegida para ocupar la única curul del recién fundado partido[2] que celebró su estreno y despedida.

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Mi primera impresión, fue comprobar que su imagen a través de la pantalla era distoricionada y antojadizamente voluptuosa. En vivo y directo, se trataba de una mujer joven y delgada que bordeaba las tres décadas de vida, sentada en medio de otras mujeres congresistas como las tres Marthas,  proyectaba gran contraste de edad, postura, actitud y revestimiento del cuerpo.

Mientras aquellas adoptaban rigidez bajo sus trajes oscuros, con rictus de rechazo y tensión en el rostro, donde apena se adivinaban los labios. Ella permanecía distante,  como si estuviera en cualquier otro lugar  junto con su mirada en el vacío. 

Lucía un traje salmón muy a su estilo, corto y pegado cuasi forrado hasta donde lo permitía un traje sastre. Había pintado su sonrisa de carmín brillante, sus ojos aparecían marcados bajo pesadas máscaras negras y su cabello  de un rubio platinado aparecía desafiante. Tenerla al frente, me generó cuasi el borde de la protección materna por verla rodeada de otras congéneres amenazantes, ante quienes se protegía jugando con su cabello, colocándose una y otra vez un gancho que atara su rebelde incomodidad, tal como ella debía sentirse.

La segunda vez que tuve cerca a Susy Díaz fue en verano del 2003,  en elvcontexto de evaluación de las condiciones y espacio de un local para la realización de un mega evento que permitiera el impulso financiero del Comité de Desarrollo Económico Local en el  Distrito de Los Olivos, cuyo primer propósito era la elaboración del Plan de Desarrollo Económico Concertado de Lima Norte, el primero en su género por entonces. Para ello se había constituido un Equipo Técnico (ET),  en cuyo interior participábamos sólo tres mujeres respecto de diez varones. La reunión con Susy Díaz en esta ocasión fue en primera persona, directa y de intercambio con nosotras las mujeres, mientras que por el lado de los varones, era de gran expectativa  sobre la atracción notable de su imagen  para el éxito del evento y desconcierto ante su fácil manejo de criterios.  

Tomado de http://www.ernestojerardo.com/
En contraste de mi primera visión, tuve ante mí a la Sra. empresaria Ivonne Susana Díaz Díaz, sin gota de maquillaje, cuya  piel cuasi transparente no sólo se hallaba libre de afeites sino de cualquier mancha, lunar o pecas que suele invadirnos a la mayoría de mujeres, por mucho que recurramos a cremas milagrosas y pilings. Aparecía revestida de jean azul, polo, zapatilla y una gorra blanca cubriendo su llamativa cabellera. 

Allí no sentí el despertar de mi rol protector, sino reconocer a   una aliada, que sumaba su opinión experta como empresaria de eventos al nuestro, descartando aquel local que ya nosotras (las tres mujeres de la comisión) objetamos pero sin éxito, ella con firmeza observó detalles indiscutibles gracias a su expertis, dejando sin piso a los varones que habían apostado por aquel local.

Al igual que Huerta-Mercado, estos dos encuentros con Susy Díaz, me produjo una clara percepción del lado menos advertido públicamente, su condición de empresaria, con firmeza y fluidez en su rol, definiendo las exigencias y condiciones que asegure el éxito de un evento social, que era su negocio.  Tanto o más que su habilidad  para transmitir la imagen que el público quería consumir según momento y lugar, ella respondía a esa fantasía, pasando factura y vivía  de ello, como le acomodara.

Era una suerte de Marilyn Monroe a la peruana que vende la imagen de una mujer sin ideas, extravagante, vulgar y caricaturesca,  a quien requiere de un alter ego. Según Segmun Freud[3], un mecanismo psicológico al cual recurrimos  las personas, especialmente aquellas con mayor represión, para distanciarnos de nuestro propio lado negado, despreciado u oscuro de tal modo que podamos vivir bien con uno mismo. O desde el enfoque del inconsciente colectivo desarrollado por  Carl Gustav Jung[4] que explica cómo le damos  espacio al arquetipo del trickser,  el embaucador, el bufón para a través de su conducta romper las normas, riéndonos o aplaudiendo su ironía, broma o la estupidez que no nos atrevemos a decir en primera persona.

La capacidad de gestión empresarial de Susy Díaz, cualquiera sea la misma, muestra resultados eficientes y efectivos. Sucedió en su gesta para llegar al congreso, apropiándose de la única oportunidad de su agrupación política. Ya como Congresista de la República, durante el periodo de tres años demostró que le haría frente a cualquier reto, presentando 120 proyectos de ley y logrando que el 27% fuera aprobado (32), que contrastado con una de las aspirantes a la Presidencia de la República, que se jacta de contar con trayectoria y escuela política y permaneció cuasi el doble de tiempo (cinco años), en el mismo espacio y escenario, Keiko Fujimori quien logró superándola sólo con 6 proyectos más[5]. Evidenciando con su hacer, que se halla igual o por debajo de su colega cuasi huérfana de estas competencias y teniendo una opinión pública en contra desde que candidateo y luego fue  elegida[6]

Y comparado con el desempeño de  Congresista en el periodo   que acaba de pasar (2016 – 2018),evidencia que pudo hacer más de aquello que auguraban los líderes de opinión  tras los resultados electorales, situándola por  encima de la proporción de leyes aprobados (15% de 606)[7]  y  de muy lejos, a la gestión de quienes son por mucho tiempo  son parte de este poder,  es el caso de  Mauricio Mulder que en mencionado periodo es quien  presentó el menor número de proyectos (8) logrando la aprobación del 25% (2)  de los mismos[8], pese a tener colegas poco competitivos y de lejos por debajo de su experiencia.

Tras su tránsito por el congreso y expuesto la corrupción del periodo fujimontesinista,  se transformó en una de las pocas, sino la única, política que ha cancelado su deuda pública con el Estado[9], saldando su sentencia de pagar 200 mil de reparación civil, por haber estar involucrada en la corrupción del sistema.  Mostrando lo efectivo y eficiente en  el uso de sus estrategias sobre su cuerpo e imagen[9], por cuanto es innegable que su capacidad de gestionar y producirse le permite alcanza sus metas en cada una de sus empresas.

Por ello estoy de acuerdo con Alex Huerta cuando afirma que las  vedettes como Susy Díaz,  se convirtieron en empresarias de sí mismas, supieron generar recursos a futuros, pero para ello han tenido que reinventarse muchas veces: "Susy Díaz, quien ha sido recepcionista, actriz, congresista, vedette, cantante, empresaria y dueña de departamentos de alquiler, es parte de esa vocación de mil oficios que es identidad obligatoria para la mayoría de los peruanos, y lo ha hecho con un optimismo, una transgresión y -siempre- un gran sentido del humor que le ha permitido mantenerse vigente y actual, ya sea desde un programa de cumbia como de su colosal espacio en el Instagram, donde lee de manera humorísticas los muchos saludos que le mandan."[10]. Ella, también nos mostró tempranamente, que  el mercado del circo farandulero, tiene otros escenarios, sólo que tenemos una frágil memoria al respecto.

Pueda que nuestra historia  social como país, sea la principal fuente de inspiración de Susy Díaz, permitiéndole colocar su sello a cada oportunidad para gestionar su cuerpo e imagen, explicando en parte, que tenga siempre una opinión sobre situaciones de coyuntura, como sucede en este periodo con la "pobreza del sueldo congresal"[11], así como el debate sobre las violaciones a menores de edad, que le permitió recordarnos su frustración por la desaprobación de algunos de sus proyectos de ley, como la castración química a violadores[12], que pudo disuadir en su momento el incremento del riesgo de violencia y violación sexual en niños y niñas. Como toda microempresaria tiene siempre un pie puesto en lo real y otro en la ficción, haciendo que nos burlemos de nosotros(as) mismos(as) como sociedad.

Y pueda que ella haya logrado lo que muchos(as) no, mantenerse vigente gestionando    exitosa[13], efectiva y eficientemente su cuerpo, imagen y discurso durante tres décadas ininterrumpidas de sus cincuenta y cinco de vida, incluyendo su paso por el Congreso de la República. Y en un aniversario como hoy, colocarse nuevamente la tanga, el distintivo de su hacer[14]- Cuánto revela el diminuto atuendo de vedette, quien es, sólo ella lo sabe, porque todo lo demás es sólo ficción que responde a la demanda.



[1]Huerta-Mercado, Alex. (29 de marzo 2019). Susy Díaz, vive la Vida https://puntoedu.pucp.edu.pe/opinion/susy-diaz-vive-la-vida/
[3] Freud, Sigmund. Ello, yo y súper yo (1923)   
[4] Jung, Carl Gustav. Los Arquetipos y lo Inconsciente Colectivo (1965).

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