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Tomado de https://i.pinimg.com/ |
Seguramente, si alguien me hubiera dicho que escriba sobre
Susy Díaz en algún momento de mi hacer,
me hubiera extrañado porque soy neófita en farándula, pero hoy me topé simultáneamente
con dos publicaciones en la red, la primera una propaganda de la celebración que
anunciaba sobre sus tres décadas haciendo lo que bien sabe hacer, algo que
pocas mujeres artistas de su medio logran y luego el artículo de Alex Huerta-Mercado[1] desarrollando su lado cultural y afirmación:
"Su
historia es nuestra propia historia vista con humor, con autoburla y, sobre
todo, con unas ganas invencibles de vivir la vida, como ella siempre nos
recuerda, antes que la vida nos viva". (Huerta-Mercado,
2019).
Ambos datos me llevaron a identificar otro aspecto, aquél donde ella sintetiza ese fenómenos social que hoy nos invade y hemos trabajado poco, me refiero al tema de la gestión de la imagen y el cuerpo, transformándolo en mercancía rentable, algo que no desarrolló Marx y hoy nos urge procesar, puesto que programas de telerrealidad y llamado frecuentemente telebasura, crea en el imaginario de los centennialls de hoy una vía de ser y hacer.
Ambos datos me llevaron a identificar otro aspecto, aquél donde ella sintetiza ese fenómenos social que hoy nos invade y hemos trabajado poco, me refiero al tema de la gestión de la imagen y el cuerpo, transformándolo en mercancía rentable, algo que no desarrolló Marx y hoy nos urge procesar, puesto que programas de telerrealidad y llamado frecuentemente telebasura, crea en el imaginario de los centennialls de hoy una vía de ser y hacer.
Era verano de 1997, cuando tuvimos una audiencia con la
Comisión de la Mujer y del Desarrollo Humano del Congreso de la República (1997) para sustentar la necesidad e importancia de
la Ley de Cuotas en favor de las mujeres, allí conocí por primera vez en vivo y directo a Susy Díaz, la primera Vedette peruana que imitando a su versión
italiana Cicciolina, había logrado hacerse de una curul.
Sólo ese hecho produjo una primera lección a los políticos, el excongresista Julio Chu Meriz, producto de su desacertado cálculo, las reglas electorales y el carnaval en su desarrollo, recibió un revés en sus expectativas, pretendió usarla como imagen de campaña para su nuevo partido denominado Movimiento Independiente Agrario (MIA), pero el voto preferencial, hizo que ella fuera la única elegida para ocupar la única curul del recién fundado partido[2] que celebró su estreno y despedida.
Sólo ese hecho produjo una primera lección a los políticos, el excongresista Julio Chu Meriz, producto de su desacertado cálculo, las reglas electorales y el carnaval en su desarrollo, recibió un revés en sus expectativas, pretendió usarla como imagen de campaña para su nuevo partido denominado Movimiento Independiente Agrario (MIA), pero el voto preferencial, hizo que ella fuera la única elegida para ocupar la única curul del recién fundado partido[2] que celebró su estreno y despedida.
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Tomado de https://4.bp.blogspot.com/ |
Mi primera impresión, fue comprobar que su
imagen a través de la pantalla era distoricionada y antojadizamente voluptuosa. En vivo y directo, se trataba de una mujer joven y delgada que bordeaba las tres décadas de vida, sentada en medio de otras mujeres congresistas como las tres Marthas, proyectaba gran contraste de edad, postura, actitud y revestimiento del cuerpo.
Mientras aquellas adoptaban rigidez bajo
sus trajes oscuros, con rictus de rechazo y tensión en el rostro, donde apena se
adivinaban los labios. Ella permanecía distante, como si estuviera en cualquier otro lugar junto con su mirada en el vacío.
Lucía un traje salmón muy a su estilo, corto y pegado cuasi forrado hasta donde lo permitía un traje sastre. Había pintado su sonrisa de carmín brillante, sus ojos aparecían marcados bajo pesadas máscaras negras y su cabello de un rubio platinado aparecía desafiante. Tenerla al frente, me generó cuasi el borde de la protección materna por verla rodeada de otras congéneres amenazantes, ante quienes se protegía jugando con su cabello, colocándose una y otra vez un gancho que atara su rebelde incomodidad, tal como ella debía sentirse.
Lucía un traje salmón muy a su estilo, corto y pegado cuasi forrado hasta donde lo permitía un traje sastre. Había pintado su sonrisa de carmín brillante, sus ojos aparecían marcados bajo pesadas máscaras negras y su cabello de un rubio platinado aparecía desafiante. Tenerla al frente, me generó cuasi el borde de la protección materna por verla rodeada de otras congéneres amenazantes, ante quienes se protegía jugando con su cabello, colocándose una y otra vez un gancho que atara su rebelde incomodidad, tal como ella debía sentirse.
La segunda vez que tuve cerca a Susy Díaz fue
en verano del 2003, en elvcontexto de
evaluación de las condiciones y espacio de un local para la realización de un mega evento que
permitiera el impulso financiero del Comité
de Desarrollo Económico Local en el Distrito de Los Olivos, cuyo primer propósito era la elaboración del Plan de Desarrollo Económico Concertado de
Lima Norte, el primero en su género por entonces. Para ello se había constituido un Equipo Técnico (ET),
en cuyo interior participábamos sólo tres mujeres respecto de diez varones.
La reunión con Susy Díaz en esta ocasión fue en primera persona, directa y de
intercambio con nosotras las mujeres, mientras que por el lado de los varones, era de gran expectativa sobre la atracción notable de
su imagen para el éxito del evento y desconcierto ante su fácil manejo de criterios.
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Tomado de http://www.ernestojerardo.com/ |
En contraste de mi primera visión, tuve ante mí
a la Sra. empresaria Ivonne Susana Díaz
Díaz, sin gota de maquillaje, cuya
piel cuasi transparente no sólo se hallaba libre de afeites sino de
cualquier mancha, lunar o pecas que suele invadirnos a la mayoría de mujeres,
por mucho que recurramos a cremas milagrosas y pilings. Aparecía revestida de jean azul, polo, zapatilla y una gorra blanca cubriendo su llamativa cabellera.
Allí no sentí el despertar de mi rol protector, sino reconocer a una aliada, que sumaba su opinión experta como empresaria de eventos al nuestro, descartando aquel local que ya nosotras (las tres mujeres de la comisión) objetamos pero sin éxito, ella con firmeza observó detalles indiscutibles gracias a su expertis, dejando sin piso a los varones que habían apostado por aquel local.
Al igual que Huerta-Mercado, estos dos encuentros con Susy Díaz, me produjo una clara percepción del lado menos advertido públicamente, su condición
de empresaria, con firmeza y fluidez
en su rol, definiendo las exigencias y condiciones que asegure el éxito de un
evento social, que era su negocio. Tanto o más que su habilidad para transmitir la imagen que el
público quería consumir según momento y lugar, ella respondía a esa fantasía,
pasando factura y vivía de ello, como le acomodara.
Era una suerte de Marilyn Monroe a la peruana que vende la imagen de una mujer sin
ideas, extravagante, vulgar y caricaturesca,
a quien requiere de un alter ego. Según
Segmun Freud[3], un mecanismo psicológico al cual recurrimos las personas, especialmente aquellas con mayor represión, para distanciarnos de nuestro propio lado negado, despreciado u oscuro de tal modo que podamos vivir
bien con uno mismo. O desde el enfoque del inconsciente colectivo, desarrollado por Carl
Gustav Jung[4] que explica cómo le damos espacio al arquetipo del trickser, el embaucador, el bufón para a través de su
conducta romper las normas, riéndonos o aplaudiendo su ironía, broma o la estupidez
que no nos atrevemos a decir en primera persona.
La capacidad de gestión empresarial de Susy Díaz,
cualquiera sea la misma, muestra resultados eficientes
y efectivos. Sucedió en su gesta para llegar al congreso, apropiándose de la única oportunidad de su agrupación política. Ya como Congresista
de la República, durante el periodo de tres años demostró que le haría frente a
cualquier reto, presentando 120 proyectos de ley y logrando que el 27% fuera
aprobado (32), que contrastado con una de las aspirantes a la Presidencia de la República, que se jacta de contar con trayectoria y escuela política y permaneció cuasi el doble de tiempo (cinco años), en el mismo espacio y escenario, Keiko Fujimori quien logró superándola sólo con 6 proyectos más[5]. Evidenciando
con su hacer, que se halla igual o por debajo de su colega cuasi huérfana de estas
competencias y teniendo una opinión pública en contra desde
que candidateo y luego fue elegida[6]
Y comparado con el desempeño de Congresista en el periodo que acaba de pasar (2016 – 2018),evidencia que pudo hacer más de aquello que auguraban los líderes de opinión tras los resultados electorales, situándola por encima de la proporción de leyes aprobados (15% de 606)[7] y de muy lejos, a la gestión de quienes son por mucho tiempo son parte de este poder, es el caso de Mauricio Mulder que en mencionado periodo es quien presentó el menor número de proyectos (8) logrando la aprobación del 25% (2) de los mismos[8], pese a tener colegas poco competitivos y de lejos por debajo de su experiencia.
Tras su tránsito por el congreso y expuesto la corrupción del periodo fujimontesinista, se transformó en una de las pocas, sino la
única, política que ha cancelado su deuda pública con el Estado[9], saldando su sentencia de pagar 200 mil de reparación civil, por haber estar involucrada en la corrupción del sistema. Mostrando lo efectivo y eficiente en el uso
de sus estrategias sobre su cuerpo e imagen[9], por cuanto es innegable que su capacidad de gestionar y
producirse le permite alcanza sus metas en cada una de sus empresas.
Por ello estoy de acuerdo con Alex Huerta cuando afirma que las vedettes como Susy Díaz, se convirtieron en empresarias de sí
mismas, supieron generar recursos a futuros, pero para ello han tenido que reinventarse muchas veces: "Susy Díaz,
quien ha sido recepcionista, actriz, congresista, vedette, cantante, empresaria
y dueña de departamentos de alquiler, es parte de esa vocación de mil oficios
que es identidad obligatoria para la mayoría de los peruanos, y lo ha hecho con
un optimismo, una transgresión y -siempre- un gran sentido del humor que le ha
permitido mantenerse vigente y actual, ya sea desde un programa de cumbia como
de su colosal espacio en el Instagram, donde lee de manera humorísticas los
muchos saludos que le mandan."[10]. Ella, también nos mostró tempranamente, que el mercado del circo farandulero, tiene
otros escenarios, sólo que tenemos una frágil memoria al respecto.
Pueda que nuestra historia social como país, sea la principal fuente de inspiración
de Susy Díaz, permitiéndole colocar su sello a cada oportunidad para gestionar
su cuerpo e imagen, explicando en parte, que tenga siempre una opinión sobre
situaciones de coyuntura, como sucede en este periodo con la "pobreza del sueldo congresal"[11], así como el debate sobre las
violaciones a menores de edad, que le permitió recordarnos su frustración por la desaprobación de algunos de sus proyectos de ley, como la
castración química a violadores[12],
que pudo disuadir en su momento el incremento del riesgo de violencia y
violación sexual en niños y niñas. Como toda microempresaria tiene
siempre un pie puesto en lo real y otro en la ficción, haciendo que nos
burlemos de nosotros(as) mismos(as) como sociedad.
Y pueda que ella haya logrado lo que muchos(as)
no, mantenerse vigente gestionando exitosa[13], efectiva
y eficientemente su cuerpo, imagen y discurso durante tres décadas ininterrumpidas
de sus cincuenta y cinco de vida, incluyendo su paso por el Congreso de la República. Y en un aniversario como hoy, colocarse nuevamente la tanga, el distintivo de su
hacer[14]- Cuánto revela el diminuto atuendo de vedette, quien es, sólo ella lo sabe,
porque todo lo demás es sólo ficción que responde a la demanda.
[1]Huerta-Mercado,
Alex. (29 de marzo 2019). Susy Díaz, vive la Vida https://puntoedu.pucp.edu.pe/opinion/susy-diaz-vive-la-vida/
[3] Freud,
Sigmund. Ello, yo y súper yo (1923)
[4] Jung,
Carl Gustav. Los Arquetipos y lo Inconsciente Colectivo (1965).
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