martes, 31 de diciembre de 2013

2013 AÑO DE RUPTURAS, REINICIOS Y REAFIRMACIONES

A diferencia de años previos, el 2013 ha sido sujeto de evaluaciones desde diversas miradas y entradas, en función de los acontecimientos del país, la región y el planeta así que podemos recurrir a ellos según nuestros intereses. En mi caso intento mirar el año que culmina desde una perspectiva más mundana, con esa mirada del común de las(os) peruanas(os).
Después del 2012, un año de cambios en la sintonía del universo, el 2013 se anunciaba como un año de   reinicios, afirmaciones.  Mas como todo no puede ser borrón y cuenta nueva, ha requerido para muchas(os) pasos previos de cierres,  quiebres, reorientaciones; en una palabra rupturas. En algunos ha significado desprenderse de prácticas previas, con el impacto en relaciones personales, colectivas, institucionales.
En otras, la ruptura se ha producido en condiciones de vida indeseada, relación inadecuada con el contexto e inclusive el habitad. Para quienes han experimentado desastres ha sido brutal, como lo fue durante los ochenta y noventa en las zonas de emergencia, en ambos casos  hombres y mujeres debieron abandonar su forma de vivir, para seguir viviendo.
El 2013 termina como lo que ha sido, un año seis: complejo, exigente, sin espacio para titubeos, ni medias tintas. No es casual que principalmente en Lima hayamos experimentado dos procesos electorales absurdos, obligándonos a tomar decisiones, presionadas(os)  por innombrables que parapetados en vacios de convenciones sociales y legales cortos para otros (regiones), quedaron ancho para nosotras(os)  en la capital del país develando que si deja de tocarnos directamente es válido.
El resultado nos encaró con  nuestra miseria política, mirándonos unas(os) a otras(os) sin caretas,  ante aciertos y vacios de quienes no han gobernado tradicionalmente el país, carecen por tanto de esa experiencia, parafraseando a Eliana Karp "Sin mañosería política". Provocando para unas(os) satisfacción de afirmarse como elegibles, para otros frustración e impotencia por el fracaso y la exposición. Para algunas(os) -donde me ubico- ha mostrado la brecha existente entre la protesta a la propuesta, la distancia  del derecho a ser sujeto de derecho a la capacidad de gestión pública y política para satisfacer ese derecho.
De cierto modo  ha afirmado nuestra condición mayoritaria de país pasivo,  dependiente  y  en el mejor de los casos demandante. A la mayoría que no ha gobernado, cuesta  y falta gran trecho para llegar a ser estadista con visión, ética, compromiso y gestión eficiente como transparente, con capacidad de escucha, apertura y decisión. Por tanto, cuantas más buenas intenciones existan, más grande queda la vara de autoridad y el funcionario(a) público inexperto(a)  reproduciendo mal a peor prácticas convencionales. Como ciudadanas(os) nos cuesta apropiarnos y ejercer un espíritu colectivo para el  cuidado del bien público en su acceso, uso y vigilancia. Se nos hace difícil y lento transitar de una relación clientelista y de compadrazgo  hacia otra de obligaciones, derechos y ciudadanía plena.  Y como políticos de oposición se sigue asumiendo el rol de enemigo(a) y no contendor(a).
Suelo afirmar que somos un país diverso, pero coincidente en la actitud, heredada de siglos de conquista y opresión, reeditada con una cultura pragmática, utilitaria y corruptible heredada de los noventa. Sin embargo, creo que hay algo más, eso que suele denominarse colonización del pensamiento, donde se han instalado ideas inspiradoras de prácticas devaluadoras. A ello se suma la complacencia y tolerancia de lo malo conocido que el riesgo de lo bueno por conocer. La renuncia a la  capacidad de reeditar que viene con nuestro libre albedrío personal, se ha trocado por nuestro profundo individualismo, comodidad personal (el resto no importa) y la resignación a establecer relaciones materiales, mediocres, mezquinas, desconfiadas, inseguras, angurria e infelicidad. Expresados en diferentes planos, espacios y niveles.
Sin duda hay excepciones como los descendientes de los Aymaras y Quechuas, que aun preservan el sentido de la comunidad, el prestigio, el honor, el cumplimiento de la palabra dada, los valores del trabajo y el esfuerzo propio, el valr del SER y no el TENER. Eso les ha permitido crear el milagro de los cluster de Lima, Trujillo, Ica, son los que sostienen al país. O los genes de los Tallanes que emerge para hacer de la esperanza no sólo un color, sino una realidad y de sincretismo en la relación de los recursos naturales, el trabajo social, cuidado ambiental y vínculo con el mercado, aun tambaleante pero con decisiones y práctica comprometidas en Sullana y Paita. Están las comunidades nativas amazónicas y andinas, que a duras penas  intentan sobrevivir bajo sus costumbres y convenciones, teniendo en contra la violación de los mismos por el mercado sea bajo forma de expropiación y explotación natural o la nueva forma de manipulación de la imagen simbólica a través de las tecnologías de comunicación que los exhibe y degrada como bien de consumo exótico, hasta transformarlo en circo o destino turístico. Y porque no, estamos las mujeres y hombres que seguimos creyendo y trabajando porque otro modo de vivir y relacionarnos es posible.
En cuanto a los poderes públicos que debieran garantizar  la reproducción de nuestra sociedad, gracias a su independencia, transparencia y respeto mutuo, sabemos que a lo largo del 2013 se han esforzado por borrar todo vestigios que se aproxime a estas cualidades transformándose en su alter ego, su opuesto hasta lindar con la negación.
Hemos contemplado que desde el poder judicial se han dado marchas y contramarchas para hacer justicia, donde los casos más escandalosos  han requerido la intervención de sus propios órganos de control logrando unas veces empeorar las cosas y en otras,  salir a duras penas a lavarse la cara. En el poder ejecutivo nos ha exhibido grotescamente el peso de los grupos de interés en cada una de las decisiones del presidente y sus ministros  en sus sectores, sobre ello se ha abundado, aquí solo subrayaré dos grandes forados a la gestión pública: Educación y Salud, ambos  sensibles para reconvertir la sociedad.
La permanencia empecinada de las ministras en ambas carteras, develó incapacidad en cada sector para responder a las exigencias de las realidades coexstentes en el país  y las consecuencias de peor calidad recaen una vez más en el hombro de los sectores más vulnerables quienes suman las cifras en rojo, tiñendo sus vidas y esperanzas. El poder legislativo  es el peor de todos, no sólo por las encuestas y análisis sino por el gran esfuerzo que cada uno y en colectivo han invertido los/as congresista para  hacer de todo menos cumplir con su rol de legislador. Cerramos en año sin Defensor del Pueblo, Director del Banco de la Reserva y Miembros del Tribunal Constitucional, pero sí con mayor sueldo, incentivos. Muertos y heridos por la corrupción, el envilecimiento, la bajeza y la politiquería.
De los problemas más destacados iniciamos y cerramos el año con la inseguridad ciudadana, altos índices de accidentes de tránsito y recrudecimiento de la violencia contra la mujer.
Las ciudades  emergentes del país que se esfuerzan día a día por dejar atrás la pobreza, deben hacer frente a su primo hermano que es la delincuencia: extorción, asalto y muerte. La movilidad social está plagada por accidentes que tiñen de sangre las carreteras, dejando que se asomen las principales deficiencias sociales: violación de normas, desprecio por la vida, corrupción  e impunidad. El discurso de sociedad con inclusión, equidad, tolerancia y modernidad, se estrella contra las taras socio-culturales de: discriminación, subordinación, devaluación, explotación, control y abuso. Graficado en como una sociedad que santifica la maternidad, defiende la familia nuclear y el matrimonio,  simultáneamente estimula la cosificación de la mitad de su población, se transforma en  cómplice pasivo de la  vulnerabilidad y asesinato de sus mujeres a manos de quienes declaran amarla y debieran  protegerla. Sumándose al  velo de la impunidad de las víctimas de violencia política, que añaden un año más  de sus vidas sin  reparaciones.
Si bien  los componentes de estos tres problemas tienen en jaque a la sociedad peruana y sus  autoridades. Son los mismos que han movilizado  la reserva moral y la indignación de la población, principalmente joven durante todo el 2013. Haciendo retroceder prácticas de repartija o colocando en agenda los problemas centrales de los sectores más golpeados por los errores, vacios y vicios de la gestión  pública. Por ello hay esperanza, queda aun confianza que la conciencia y voz  de las(os) indignados del Perú, sean los que se sumen a los indignados del mundo para llamar la atención de las(os) hacedores de políticas sobre las agendas centrales y su voluntad  expresa que no terminan en las urnas.
La actitud vigilante, la voz alta y la reacción oportuna hicieron que en el Perú durante el 2013 no pasara la práctica histórica de borrón y cuenta nueva, impunidad y reincidencia. En cuyo escenario se produjo la peor crisis en el poder ejecutivo, el retroceso del voto en el congreso y la explicación del poder judicial.  Trascendiendo los vacios  y complicidad de los medios de comunicación con su silencio o distorsión, logrando que la publicitación de la indignación sea   noticia.
Si igual que  a lo largo del 2013,  los tres poderes  del Estado y la ciudadanía no logramos ponernos  de acuerdo  y cooperara a partir de estos tres problemas centrales que nos toca a todos(as) por igual  a lo largo y ancho del país: Inseguridad, violencia contra la mujer y accidentes de tránsito.
El 2014 será  un nuevo año que pasará sin ingresar a las casas de cada peruano y peruana. Está visto que no basta el crecimiento económico o el asenso social y/o político para colocar la cabeza sobre la almohada  y dormir tranquilo(a), puesto que la inseguridad se filtra por los cuatro costado de cada vivienda,  independiente de  si es en el sector A, B, C o D.
La violencia contra la mujer no distingue clase, edad, raza o credo, repta y engulle a  9 mujeres por hora y 216 por día  y 77760 por año en el país1, más vulnerables cuanto más jóvenes, ingenuas o confiadas se reclinen en los discursos de una sociedad con doble moral y cinismo.
La violencia contra la mujer emerge desde el seno de la familia como seducción, manipulación, abuso,  feminicidio, matricidio, violación, agresión ejercida principalmente por hombres que juraron amarla, respetarla y protegerla. Un  punto aparte por explorar con detenimiento es la violencia inter-generacional  en familias disfuncionales que han cedido la formación de sus hijos(as) a las instituciones públicas, privadas y los medios de comunicación  y donde éstos se yerguen atacando con mayor fiereza que el delincuente o abusador.
De seguir esta tendendencia ninguna familia podrá despedir a cada miembro que sale del hogar con la confianza de que retornará sano y salvo, sea porque se sumo a las estadísticas de los accidentes de tránsito o a ser víctima de la delincuencia bajo sus diversas formas.
El 2014 es un año siete. Según los/as numerólogo 2, el siete trae consigo  condiciones a favor, que representa perfección, pensamientos profundos reflexivos, búsqueda de perfeccionamiento intelectualy espiritual. En la religión cristiana, representa lo sagrado, enlazando lo Divino y lo humano, formado por el Tres (la divina trinidad) y el Cuatro (los Elementos Terrestres), en términos de Cristo respecto a la relación con nuestra(o) semejante es: "Perdonarás a tu hermano setenta veces siete". En la religión oriental según Bhajan, el séptimo cuerpo es el aura, que le da a la persona su capacidad de elevarse y de elevar a los demás. Su frase clave es "Plataforma de levitación" y se relaciona con la misericordia sensibilidad, fe, intuición, magnetismo, capacidad de investigación. En el hinduismo existen siete chakras en el cuerpo humano que son fuente de su energía vital. En su dimensión esotérica adquiere la denominación de Héptada. En los naipes del Tarot, recibe el título de "El Carro de Osiris", significando victoria, éxito, verdad y justicia. La Física nos habla de varios universos paralelos en los cuales suceden las cosas simultáneamente, que es el principio del reconocimiento a la Sabiduría antigua que siempre por milenios ha hablado de estas siete dimensiones3.
Más allá del significado del 2014 desde cada vertiente, es el contenido que queremos darle, recordando que los seres humanos  tenemos a favor la capacidad para el libre albedrio, que en correspondencia con una conciencia de lo que somos, nos permite develar más tarde que nunca a que hemos venido, nuestra identidad y compromiso con el país a través de cada referente donde nos movemos, así que depende de cada uno/a  hacer que este sea un mejor año para todas y todos, empezando por la afirmación de la autoestima personal, pasando por el respeto y el cuidado del otro(a) y terminando en una convivencia tolerante e inclusiva.
¡Adiós 2013!...
¡Bienvenido 2014!