miércoles, 30 de diciembre de 2020

PREGUNTAME POR QUÉ

 

El post que provocó el escrito sobre mi amigo y sentir de este día,  desaparece por el cúmulo de los siguientes, los dejo fluir, hasta que otro  emerge y posiciona con todo su significado  y peso histórico para América Latina y la mitad el mundo que habita el planeta. 
Es la aprobación del aborto legal  en Argentina [1], el reconocimiento y legislación del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, las argentinas cierran el año obteniendo lo que se propusieron, hacer que sea Ley[2]

Pienso que si el 2020 a las mujeres  mayores de 60 el Covid 19 nos confinó o restringió, no sucedió lo mismo con las millennials y centennials, quienes en esta región han dado la lucha por el derecho a la educación pública, la radicalización de la democracia [3] y una nueva constitución en Chile [4], la renuncia de un gobierno espuria y golpista como el de Merino en el Perú [5], en tanto las argentinas han dado una dura y creativa  batalla a lo largo del año por su derecho al aborto legal y asistido[6]

Mi primera reacción ha sido reproducir la noticia en mis redes y comentar: “Bien por las argentinas empoderadas, conquistaron su derecho a decidir.  El 2020 nos ha traído un nuevo modo de convivencia, que incluye ejercer derechos. No más muertes de madres por aborto clandestino, no más niñas abusadas pariendo sin haber llegado a ser mujer, no más adolescentes, jóvenes y mujeres en edad reproductiva violadas y obligadas a parir el símbolo de la barbarie. No más seres indeseadxs y abandonadxs.” (Mi muro, 30.12.20)

Luego pienso en el fondo de cada una de mis afirmaciones y cómo han ido instalándose en mi posición. En primera persona, no tenía idea que era aborto ni abortar hasta los 17 años, puesto que crecí y confirmé en una familia católica y religiosa, donde la vida sólo te la daba Dios y él te la quitaba, así que la maternidad era un tabú, toda mujer debía ser madre y punto. Un evento muy cercano de violación me asomó a que existía la posibilidad del aborto, acompañé ese proceso sin comprenderlo completamente, sería mucho tiempo después que lo procesaría y  adentraría en toda su magnitud e implicancia.

Mi segunda aproximación fue poco tiempo después, al enterarme que en el barrio una de las señoras más famosas era conocida por esas artes, pero no le di mayor importancia que la curiosidad de descubrir los secretos públicos de una comunidad siendo  adolescente. 

La muerte, el aborto, embarazos deseados como indeseados no eran parte de mi agenda, yo tenía otras luchas y metas a cuestas, quizás como a muchas de mi edad no me preocupaba salir embarazada, eso en verdad no se piensa, sólo sucede en una sociedad sin educación sexual, control sexual a las mujeres  e incentivo e iniciación con presión social del hombre. De pensarlo antes, saber y asumir sus consecuencias, seguro que sería menos complejo y no hablaríamos de aborto.

Más adelante, cuasi bordeando la juventud mientras sobrevivía al curso de biología, derecho de familia y sociología de la familia en la universidad, tomaría conciencia de la problemática que deriva en el aborto, su significado e implicancias me haría pensar que de ser legal, muchos de quienes existimos no estaríamos para contarlo, puesto que en ese entonces los matrimonios se producían como consecuencia de un embarazo: “hacerse responsable” era un término  que revelaba su existencia, puesto que cuando no había quien se ‘haga responsable’ sucedía un aborto o la mujer era condenada a llevar a cuestas el estigma y sublimarlo con la condición civil de “madre soltera[7].

Eran tiempos donde mi pensamiento lógico era cuasi lineal, siendo sencillo extrapolar: causa, acción, reacción y consecuencia. Siempre me preguntaba por qué no ”hacerse responsable antes" y no después de un embarazo no planificado y/o indeseado, puesto que existía la píldora desde mediados del siglo XX [8] y el condón mucho antes [9],por qué si se decidía tener sexo responsable no se hacía uso de anticonceptivos, para que mujeres y hombres tuvieran embarazos planificados. 

Entonces, no terminaba de procesar, desde mí reducida perspectiva el entramado histórico, cultural, religioso, social, legal y económico que se habían encargado de construir una barrera donde se encerraba a las mujeres con prohibiciones, privaciones y sentimientos de culpa, al  mismo tiempo que bajo la figura del amor romántico, se exacerbaba la virilidad masculina, produciéndose batallas de conquista y seducción de las  mujeres para que ellas saltaran esos impedimentos,  luego las colocaban en situación de subordinadas usando la maternidad como grilletes en su condición literal de esposas.

En otros casos, eran sometidas a ser la otra, convirtiendo a esa maternidad en bastardía, despreciado por la misma sociedad que celebraba al macho y conquistador, mientras condenaban a la mujer por su papel en el mismo acto. Y estaban las apestadas, las mancilladas, las abandonadas a su suerte, aquellas que decidían tener el hijo/a o la de ese amor romántico, irresponsable, machista y marianista solas. Transformándose por un lado en parias y por otro en heroínas, en cualquier caso, liberando de responsabilidad al progenitor fugitivo, haciendo que sus hijos hombres sean igual o peor en su relación con las mujeres;  y a las hijas mujeres, transformarlas en presas inseguras, que pese a sus cuidados reproducían la historia.

En cualquiera de estas condiciones, quienes nacen bajo la irresponsabilidad de una maternidad no planificada, son en parte "destinadxs" a ser miserables, y si reproducen el ciclo, hacer la  vida de otrxs tan miserable o más que el propio. 

Me he encontrado a lo largo de este tiempo con mujeres y hombres de padre y/o madre ausente, condenadxs a buscar tenazmente ser amadxs por sus progenitores sin éxito transformándose en discapacitadxs emocionales demandantes de permanente reconocimiento  desde fuera e insatisfecho. Algunxs han cruzado en el océano para descubrir su origen y creerse el cuento de un progenitor irresponsable que se parapeta en la ignorancia y como el hijx es necesitadx de un asidero emocional, se lo cree, mientras pisotea nuevamente la memoria de la madre o la coloca en condición de embustera, porque necesita creer la historia del progenitor, para no sentir lo que siente.

Pero como no hay predestinación, sino la libertad de  hacerse cargo del proyecto de ser humano que cada quien decide ser o descubre ser a tiempo, unxs procesan y asumen la vida de otro modo, generando ese punto de quiebre en sus historias y respecto de sus  ancestrxs, reinventándose con resiliencia. Estas y muchas otras reflexiones las fui elaborando desde mi conocimiento teórico, mi relación personal con pares y limitada cobertura del mundo, sus bifurcaciones y la complejidad de construir o deconstruir relaciones sociales, de parentesco,  pareja y sexuales.

Me  adentraría realmente al tabú del aborto, cuando a mediados de los ochenta, empecé mi trabajo de campo pre-profesional, cuando me asomé a la intimidad  de mujeres pobre, explotada, sometida, subordinada,  madre de cinco hijos con el esposo desempleado, abusivo y/o tuberculoso-TBC. Un rostro de mujer, que luego fue difunta por una práctica de aborto clandestino dejando tragedia y más tragedia con su muerte. Recordé a huérfanxs que conocí en los Asentamientos Humanos, de aquella madre que había decidido no tener el quinto o sexto hijx porque no tenía para alimentar y cuidar a los que ya existían. Allí ya no me era posible preguntar por qué no planificar antes de abortar, allí se habían producido los hechos y el aborto era el problema central, que no se detiene como la hemorragia que presencié sin atinar que hacer.

Así descubrí que el aborto, no era ese mito de la práctica de una mujer mala,  ligera, fácil o puta que sale embarazada por desenfreno, descuido y decide abortar por irresponsable, sino que de primera fuente constaté que eran principalmente mujeres madres que ya no debían seguir siendo más madres. Las adolescentes y jóvenes primerizas no abortaban por miedo, presión o confusión -de ser así no habrían tantas madres solteras-, aquellas que se arriesgaban y lo hacía eran mujeres madres porque no podían literalmente sostener un hijx más. 

La ignorancia suele ser osada, pero el conocimiento te aproxima y explica la lógica de los hechos. Un pensamiento común diría por qué si tienen TBC se reproducen, pero mi curso de biología como parte de los estudios generales en la universidad, así como el tiempo que fui  parte del equipo del programa de TBC del CS de SMP, me permitió conocer la lógica de sobrevivencia de la especie humana. Sucede que cuando más está en riesgo, invadidx por alguna infección, tiendes más a reproducirte para garantizar la sobrevivencia como especie. Recuerdo la lección de aquel médico japonés que era dios en el Centro de Salud, porque decidía a quién se le administraban las drogas para superar la TBC y a quién los placebos, porque no había para todxs, me miraba y sonreía sin parecerlo, diciéndome: "Cuanto más el cuerpo está amenazado por la enfermedad crece más el apetito sexual, no es que la embarazada haya adquirido la TBC por embarazo, aun cuando así sea el registro, sino que estando con TBC salió embarazada". 

Tanto ayer como hoy, asomarse al mundo de las políticas de salud, es como descender al infierno de dante, peldaño a peldaño. El  Covid 19 nos ha mostrado con esa crudeza de la que es capaz una pandemia, que lxs médicos en determinado momento han de decidir quien vive y quien muere, pese a su juramento hipocrático, fe y valores [10], porque el sistema es el que define, hasta hoy es el mismo sistema del siglo XIX que se reproduce con nuevas y peores prácticas, en contradicción a los avances de la ciencia.

Y claro otrox más osadx retomarán mi pregunta anterior, ¿por qué si son pobres no usan anticonceptivos? En el escenario de los ochenta no se hablaba o se hablaba poco de anticonceptivos, es más estaba prohibido -aún lo sigue estando- por  diversas religiones y sus instituciones por extensión, quienes estaban más cerca de mujeres y hombres pobres. 

Recuerdo mucho cómo una ONG hoy de ‘avanzada’ -sonrió cuando alguien me dice que esa misma directora es ‘experta en género’ hoy-,  en 1987  no sólo se opuso a un curso de uso de diversos métodos anticonceptivos sino que planteó como única alternativa congruente con la línea institucional, era el método Billings o método del ritmo, cuando quienes teníamos mediana información sabíamos que era el método menos efectivo, porque eran escasas las mujeres con ciclos regulares y que no funcionaba cuando eran asaltadas por el marido borracho.

Acto seguido esa misma directora, despidió a la osada  obstetra por plantear un curso de capacitación con esa orientación a las mujeres de los comedores populares. Aquellas mujeres pobres con un promedio de 5 hijos, jamás se enteraron que podían elegir no tener mas hijxs, siempre me pregunto: ¿Cuántas de ellas habiendo  accedido a este curso no hubieran tenido que abortar  y morir de inmediato o de a pocos si sobrevivían  por el se sentimiento de culpa? 

En los ochenta y noventa las políticas de población a nivel del país como las instituciones privadas eran de planificación familiar centrado en mujeres, que desde la práctica las transformaba en únicas responsables de la reproducción de la pareja, además de ser políticas conservadoras, pacatas y de doble moral, puesto que negaban a las mujeres aquello que incentivaban en los hombres con la imagen cosificada y sexuada de  las mujeres, junto a la prostitución protegida.

El acceso a métodos anticonceptivos como política del Estado, se iría a los extremos en los noventa, siempre enfocado en que la responsabilidad era de las mujeres estableciendo esterilizaciones forzadas. En zonas alto andinas, su rol  reproductor está asociado a patrones y valores culturales, que al ser trastocados invasivamente coloca en situaciones de doble violación de derechos, marginación y devaluación dentro de su comunidad y respecto de su pareja. 

Mucho se ha escrito al respecto, aquello que quiero anotar es que tanto la información, formación y acceso a métodos anticonceptivos que implica un paso importante para reducir el aborto, es una política que se ha ido conquistando con la lucha de las mujeres feministas a lo largo de las últimas décadas del siglo XX y las dos primeras de este siglo, enfrentadas muchas veces con las propias mujeres que ven cimentados su ser y valor en la maternidad, que la torna casi virginal aun cuando por ella, será excluida del proceso productivo, el mercado de trabajo y subordinado al varón en la distribución sexual del trabajo.

Al otro lado estaban quienes se beneficiaban del aborto clandestino, desde las seudo matronas, hasta los curanderos y médicxs. Recuerdo claramente los rostros de las mujeres bajo las velas, cuando luego de la capacitación, nos tocó hablar sobre el último funeral de alguna pobladora, socia o pariente, en mis zonas de trabajo como Infantas, Comas, Naranjal, Puente Piedra, Santa Luzmila, San Juan de Lurigancho, Villa el Salvador, San Juan de Miraflores e Ilo. 

Todas ellas sabía un poco de todo, desde el aborto altamente riesgoso, cuya sobrevivencia  no podrían tener más hijxs, hasta las prácticas más increíbles en el uso de una serie de aditivos desde plantas, pasando por químicos, pastillas, hasta esfuerzo físico o caídas provocadas. Una de esas noches pregunté, si volvieran a tener la edad de su primer embarazo que harían. Fue revelador, en coro dijeron: “No saldría embarazada y de serlo no me casaría”. En un  contexto diferente a la sublimación de la maternidad como el día de la madre, de cara a la realidad de un hecho concreto como el aborto, las mujeres que oscilaban entre 30 y 60 años, no se visualizaban con la maternidad como su meta de vida.

Todas sabían quién, donde y quiénes eran los médicos y consultorios que realizaban abortos, cuya ostentación de enriquecimiento hablaba por sí solo, por cuanto en las zonas populares de Lima y de aquel bello puerto del sur se sabía en ese silencio y secreto público quien era quien, quién se beneficiaba y enriquecía con la desgracia, miseria, orfandad e ilegalidad de las mujeres que decidían abortar. Significando que con la ilegalidad del aborto, había quienes perdían y ganaban. Un mito detrás del cual estaba una vez más el mercado con su oferta y demanda funcionando activamente, en tanto el Estado se hacía de la vista gorda.

Y estaban las situaciones de violación donde la madre niña, adolescente o joven se ve obligada a parir al fruto de la vejación, recordándole a lo largo de su vida los sucesos, cuando no tuviera fuerzas de vivirlo, abandonar a la prole siendo censuradas y condenadas socialmente por ello. Y están niñxs dejadxs a su suerte, malcriadxs, abusadxs y usadxs sea por el sistema como por quienes los recogían, se transformaban prontamente en nueva fuente de reproducción manteniéndose inalterable el círculo vicioso.

Al otro extremo de toda ciudad, están las mujeres de clase media y alta en similares situaciones, pero con acceso a condiciones seguras para abortar. Pero compartiendo todas el silencio, la condena, el sentimiento de culpa y el delito. Al igual que las mujeres de sectores populares a cuyos testimonios desgarradores me asomé cuando me abrieron su alma, así mismo conocí de mujeres empoderadas feministas o pseudo feministas que habían abortado en condiciones seguras y vivían para contarlo.

Es en este siglo que conocí la otra cara de la medalla, al ser que se hace, siendo y sabiendo que es producto de un incesto. Cuando conocí a Magdalena, la llamaré así, fue como parte de un servicio profesional al que accedí, mis idas y venidas a su centro de labores, así como la conversa que se producía en su interior, hizo que un día de esos nos halláramos solas. 

Me abrió su torturada alma, mostrándome que era una mujer que amaba demasiado, se había separado de su esposo porque se cansó de mantenerlo y decidió cortar por lo sano, era una bella mujer y exitosa profesional, pro llevava la procesión por dentro. 

Fue contándome una a una sus desgracias y tratando de explicar por qué le pasaba todo ello, me cogió de las manos y me dijo: “He venido a esta vida, sin pedirlo a sufrir porque estoy maldita. Hace poco descubría que mi padre era mi abuelo y mi hermana, es mi madre. El único amor que siempre tuve fue el de mi madre, que fue mi abuela, con su muerte siento que he caído en un pozo profundo, dime Catalina, por qué me tuvo que pasar a mí, porqué mi madre no me abortó”.

Yo que nunca me quedo muda, en verdad quedé muda. Sólo la abracé por un momento, mientras ella lloraba dolorosa y desgarradoramente. Recurrí a todo mi conocimiento espiritual, para consolarla y decirle que está en esta vida por una misión que ha de cumplir, que si alguien está  maldito no es ella ni su madre. Y que no la abortó como ella hubiera preferido, porque vivimos en una sociedad donde la víctima termina siendo la culpable, que está en sus manos dejar atrás sus vínculos e historia de la que no es responsable ni debe asumirse como tal. Que cierre el círculo haciendo de su vida lo que ella decida.

Así es como, de no conocer ni saber y abstenerme de opinar sobre el aborto hasta mi mayoría de edad, hoy soy una mujer pro-aborto. Porque estoy convencida que es un derecho que cada mujer que se enfrenta a esa situación debe decidirlo sola. Nadie más que la mujer embarazada bajo específicas situaciones debe decidir tener o no tener ese hijx, contando con el debido apoyo, acceso al servicio garantizado y público sin que sea una delincuente. Ninguna religión ni sociedad debe hacerla culpable, mientras tolera y protege al perpetrador o corresponsable ausente.

Una sociedad que se jacta de civilidad, modernidad y en vía de desarrollo,  jamás lo será mientras sus niñas sigan siendo abusadas por sus padres, hermanos, tíos, abuelos, cuñados y junto a  las adolescentes son madres antes de haber aprendido a ser niñas o adolescentes. Una sociedad donde las niñas y adolescentes paren por obligación [11], es una sociedad condenada a la decadencia.

El mito del incesto como el aborto,  es un modo de negar y evitar los caminos para su erradicación. Las mujeres de ayer queremos que las mujeres de hoy tengan los derechos  que nos negaron. Mayor educación, protección, justicia, amparo y seguridad para las mujeres, niñas y adolescente, pero también con oportunidad para elegir abortar con garantía y seguridad si así fuera necesario. 

La legalidad del aborto, de ningún modo es incentivo para abortar, porque su decisión involucra todas las dimensiones de la mujer, es un modo de reconocer que existe, donde hay quienes ganan y pierden, quienes se benefician y afectan, quienes están condenadas a vivir una vida miserable por ser pobres y aquellas que en la misma situación pueden elegir y vivir para contarlo.

Las mujeres no somos únicas sino distintas no sólo en  edad, etnia, clase, historia por cuanto tenemos derechos a decidir lo que queremos ser, a decidir sobre nuestro cuerpo y vida. Negar e ilegalizar el aborto  sigue siendo hasta nuestros días, un modo injusto, inmoral, discriminador y absurdo de condenar a las víctima a sufrir el impacto de su abuso y al victimario liberarlo de toda responsabilidad al punto que él no imagina cuánto y cómo destruyó otra/s vidas. Así como ser cómplices de quienes lucran con ello. 

Condenar a niñas y adolescentes a ser madres, es decidir que su vida terminó antes de empezar, si sobrevive nada hará que supere el trauma. Si muere y deja prole, serán niñxs en la orfandad  en una sociedad que no tiene políticas, programas y proyectos  para la infancia en riesgo y la ancianidad. Exponiéndolxs y  condenarlxs a ser parte del círculo del abuso,  violencia,  violación, reproducción con embarazos indeseados.

Por eso y mucho más pregúntame a mí, cómo me siento por la conquista de las argentinas que han logrado que el aborto sea legal.

#Bienporellas 
#Bienpornosotras 

#Vamospormás

_________________________

[1]https://www.pagina12.com.ar/311158-aborto-legal-que-dice-la-ley

[2]https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/aborto-legal-en-argentina-en-vivo-senado-debate-la-interrupcion-del-embarazo-hasta-la-semana-14-de-gestacion-y-se-preve-ajustado-resultado-alberto-fernandez-legalizacion-en-directo-minuto-a-minuto-noticia/

[3] http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-75502019000200031

[4] https://www.pagina12.com.ar/300818-con-adn-feminista

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54948270

[6] http://www.abortolegal.com.ar/proyecto-de-ley-presentado-por-la-campana/
[7] https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/mas-del-60-de-las-madres-del-pais-trabajan-9714/

[8] https://www.revistacienciasunam.com/es/197-revistas/revista-ciencias-48/1879-historia-de-la-p%C3%ADldora-anticonceptiva.html

[9]https://www.medigraphic.com/pdfs/revcubobsgin/cog-2013/cog133j.pdf

[10] https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/03/29/el-triaje-en-tiempos-de-coronavirus-quien-vive-quien-muere-quien-decide/

[11] https://larepublica.pe/sociedad/1426251-ica-nina-13-anos-fallecio-luego-dar-luz-hospital-pisco/

CIRO MAGUIÑA, EL AMIGO Y HOMBRE ANTE LA PANDEMIA

 

Es 30 de diciembre del 2020, apenas queda un día después de este para culminar un año cuatro y bisiesto. Año exigente hasta la resiliencia, pragmático e inmediato como es sobrevivir, colocando a prueba a la lealtad en cada segundo, recibiendo a cambio rigidez y represión por todos los costados, especialmente para quienes nos hicimos cargo, hace tanto  tiempo  como vidas de nuestro libre albedrío.

He despertado con una despedida ad portas, hoy Sogu se va con su nueva familia, dos meses y medio de convivencia, verlo crecer, aproximarse, relacionarse e independizarse es todo un aprendizaje y captura de emociones. Esta vez se irá  sin espacio para la postergación, me cuesta levantarme no sé si por la inexorable partida anunciada contraria a lo vivido durante el año donde las partidas fueron sin despedida, pueda que sea la alergia que día a día me invade o ambas cosas. Los síntomas son a momentos intolerable, hormigueos en la nariz,  pesadez en la cabeza, las cejas abultadas y apenas puedo respirar. Será porque disfruto y me disfrutan más mis pequeños felinos, como decía mi amiga Charo: "después del gusto viene del disgusto". 

Prendo el celular para verificar la hora y tomar el comprimido, lo primero que resalta es un titular donde se anuncia el posible contagio del vice decano del Colegio Médico, Ciro Maguiña[1] -mi ex compañero de trabajo y amigo-,  sigue la nota que se ha aislado por  presentar síntomas del Covid 19 [2],  pasan una a una otras noticias, ya no los veo. Me hundo en el recuerdo la conversación previa sobre la pandemia con mi amiga del día de la inocencia

Retorna  la gran interrogante ¿Por qué los médicos que manejan todo el protocolo y lo aplican con mucha racionalidad y lógica han sucumbido desde que se inició la pandemia? 

Cayeron lxs expertos en primera línea. Cayeron los de segunda y tercera línea. Y se quedaron quienes aprendían en el camino y hasta aquellxs que se resignaron a no ejercer en un nuevo país, prestxs a enfrentar al enemigo invisible, evasivo, con miles de camuflajes, realmente un terrorista, puesto que pese a los dedicados estudios  hasta hoy se sabe, que se sabe poco o nada, estamos en plena era digital enfrentados a una sentencia socrática: "Sólo sé que nada sé".

Lo peor de todo, es la existencia de personas que siguen desdeñando a la pandemia, poniéndola en cuestión, en una actitud negacionista, como si no existiera o si ellxs estuvieran libres. Mientras esperaba a Grecia que llegara por Sogu, constaté pasmada a una  adolescente con una tela que nada protege por barbijo acompañada de la abuela o madre  bastante mayor, notablemente maquillada y sin barbijo. No salgo de mi asombro y aparece una joven venezolana con sonrisa de carmín en los labios con el barbijo al estilo gargantilla. Una familia de siete personas entre niñxs y adultos de diferentes edades tomando un taxi apiñados todxs, intercambio miradas de asombro con las expendedoras de productos -bien protegidas ellas-.

Me pregunto las razones para esta cultura del “dime qué para oponerme”  y “la desobediencia” del cuidado del otrx,   que por esos inexplicables misterios no deriva en verdadera rebeldía y revolución ante tanto flagelo histórico en el país. 

Estxs rebeldes contra la pandemia, no se revelan contra  la pobreza, delincuencia, feminicidio, subempleo, contaminación y expropiación es pan de cada día. Allí hay aguante y hasta complicidad. Al punto que lo realizado por lxs jóvenes del Bicentenario, sorprendió a propios y extraños, ha dado la vuelta al mundo siendo admiradxs, pero hacia adentro, están las reacciones de la zorra y la uva, buscando un pretexto para desmerecerlo y devaluarlo. Pero también estamos a quienes nos ha marcado profundamente en nuestras, emociones,  percepciones, reflexiones y esperanzas.  

Pero al sistema a penas le ha hecho un rasguño, sigue imponiéndose con esa actitud de mole indestructible, no es con él, cuando todo indica que una ley esclavista ha sido descubierto y desmontado, se recompone y va por más, no importa que sea a prueba de fuego, sangre y lágrimas. A momentos se me antoja que estamos viviendo una de esas películas truculentas con escenas y tramas opuestas simultáneas, imposibles de convivir en un solo escenario, pero así estamos a portas del bicentenario.

Pienso en  Ciro Maguiña, el médico como agente público,  el papel que ha jugado a lo largo del año -en casa tomamos al pie de la letra sus recomendaciones como el descovitizarlo todo, salir lo menos posible, mantener la distancia, usar barbijo, protector, no tocarse la cara-[3]. Recuerdo su vehemencia, su presión, su angustia e impotencia, sus idas y venidas presionando políticamente[4]

Vizcarra tuvo la sensatez de escuchar a través de él, la voz agremiada de lxs médicos, realizando una vocería institucional del Colegio Médico del Perú-CMP como sin duda nadie lo hubiera hecho[5], pese a que a momentos nos parecía un juego de ajedrez, pero supo aportar desde su vértice lo que le tocaba hacer como experto en salud pública y enfermedades infectocontagiosas, no en vano ha tenido tantas investigaciones reconocidas [6], mostrándonos desde su propia vivencia lo que es y significa ser médico en el Perú [7], que debiéramos leer todxs a quienes nos interese seriamente que nuestra sociedad esté en condiciones de vivir no sólo libre de enfermedades sino de pleno disfrute de la vida [8].

Hace poco nos recordaba la fase del silencio del virus [9] el riesgo del rebrote [10], y sobre el bajo impacto de las marchas en los contagios pero el alto riesgo de las fiestas de fin de año[11].

Y recordé al Ciro Maguiña, de los ochenta cuando era un militante de la medicina, un revolucionario de la salud, un demócrata de la salud pública, comprometido con los que estaban fuera del sistema, sencillo, capaz y maestro[12]. Y descubro que no hay mucha distancia entre ese ayer y este tiempo, salvo el peso de los años, las experiencias acumuladas,  los caminos recorridos, tanto él como yo hemos aprendido, él a no amilanarse ante nada hasta alcanzar la gloria y el reconocimiento [13]. Yo a sumar a mi admiración la confianza de saber que no se equivoca cuando de diagnóstico se trata, tanto en lo personal como la salud pública, a agudizar la mirada así como reconocer que todo es posible.

Recuerdo a Ciro como el médico experto, involucrado y comprometido en la investigación de lucha contra el VIH-SIDA, cuando se producía el  despegue de la infección, la ignorancia cundía  y similar a este tiempo, era una incógnita las vías de transmisión.

Él dejó de saludarnos con calidez como solía hacerlo, su prudencia, sapiencia y protocolo de experto en enfermedades tropicales hacía que toda precaución fuera insuficiente, ya desde ese entonces lo queríamos y admirábamos cuando sólo se había ganado así mismo. Es sobre esa base de su humanidad y profesionalismo que lo recuerdo, admiro, quiero y deseo que sólo sea una amenaza.

Es de noche, vuelvo a indagar sobre Ciro, el Colegio Médico del Perú, confirmó en horas de la tarde que está afectado por el Covid 19  está internado en el Hospital Edgardo Rebagliati[14], con él suman 11 mil 856 médicxs infectadxs, 256 muertos  cuyo 46,5% ha sucedido en los nosocomios de Lima y el resto en las regiones del país.

Debo escribir a Ciro para animarlo en el aislamiento, sé lo importante que es sentirse en compañía estando en lejanía.  
Debo colocar una vela en su nombre para que los seres de luz lo acompañen. Debo pedir que lo hagan fuerte a los apus y las qochas, a los dioses y diosas de su amado San Marcos y Chavín de Húantar, donde transitó su infancia. 

Contaré a mamá para recordar juntas como la recuperó de una dolencia que ningún experto le descubrió y él en prima la curó, mientras la animaba hablando con ella en perfecto quechua ancashino, mientras ella sonreía porque hacía tanto que no escuchaba su lengua entonado de ese modo tan dulce y cálido como la animaba Ciro. 




viernes, 25 de diciembre de 2020

NAVIDAD ASECHADA DE COVID 19

Una navidad sin nietas, hija/o... pero con recuerdos de los regalos de la vida, amores, compañía, fe... y nuevas vidas,  es aquello que  nos sostiene cuando nos toca asumir que las compañías son un aliciente, soporte y aligeran los tramos de cada etapa de nuestra vida, hasta cuando nos asumimos en plenitud o finitud.

Porque al final, todxs estaremos como al principio, enfrentadxs a nuestra mismicidad, pero esta vez sin el alivio del olvido y la compañía de nuestra madre -exceptuando a lxs probeta- enfrentadxs a la vida que elegimos como vivirla o no. Hasta que la muerte nos recuerde nuestra finitud y nuestro nivel de acertividad en el modo de vida que elegimos y construimos.

Algunxs la abrazaremos con serenidad como algo ineludible porque aprendimos a tener una vida buena, sin apegos, deudas, pendientes ni dependientes, en completo ejercicio consciente de nuestra libertad, derechos, responsabilidad, respeto de otrxs y el nuestrx.


Habrá quienes pidan un poco más y lo logren cambiando sus opciones y/o estafándose más así mismx para refinanciar su elección creyéndose capaces de estafar inclusive a la muerte.

Y quienes agotaron miserablemente su tiempo ocupándose o haciéndose cargo de otras vidas para no afrontar la propia, se resistirán o arrepentirán por haber consagrado su vida, energía y emociones a aquello que en ese momento descubren sin valor y se irán conscientes de su misión incumplida.


Dicen que algunxs se niegan al punto que no aceptan ni de muertxs, que lo son, transformándose en espectros que vagan por diversas dimensiones, junto a quienes no se dieron cuenta que sucedió hasta que alguien a quien amaron de verdad, les ayude ir  a la luz.

2020 es un año 4 que nos regaló en el Perú dos meses y medio -por lo menos eso pasó conmigo-, permitiéndome respiro para lo que se venía. Un año 4 bisiesto, asociado con lo práctico, las pruebas de lealtad, rigidez y represión. Hemos transitado  por meses aleccionadores, duros, inapelables, exigentes, definitivos y el fin de la vida de millones respecto de la que conocieron como "normal" o les tocaba vivir para otrxs.


Año publicitado en la culminación de la vida de quienes partieron conscientes de su finitud y hasta despidieron de sus seres amados yéndose en paz. También de quienes se resistieron, ingresaron a una larga agonía para terminar sucumbiendo sin conciencia del tránsito. Así como de aquellxs que ni se dieron cuenta siendo sorprendidxs y colapsando en medio de la calle. Y también quienes accedieron a un tiempo de gracia obteniendo una nueva oportunidad o pueda que otro tipo de agonía, deseo que sea lo primero.


Y quienes nos quedamos a sobrevivir la pérdida sin despedida ni espacio para el duelo, al sumar nuevas pérdidas antes de cerrar el previo.  Tanto como la sobrevivencia unida a la miseria y empobrecimiento,  recordándonos que nuestra fantasía del poder, modernidad y era digital no resistía el manotazo de la pandemia, optando algunos por  enfrentarse a ella con todo y/o el retorno a la tierra ancestral para vivir o morir en el intento.


Quienes tuvimos el privilegio de aislarnos aprendimos la lección con esfuerzo, solidaridad, soporte de nuestra red familiar, amigxs y vecinxs; recuperando nuestra dimensión de ser social y solidario. Y también quienes  en soledad descubrimos de qué estamos hechxs, nuestras prioridades, resistencia, humildad,  curiosidad, iluminación y sabiduría.


Hemos llegado a una fecha que prueba lo que somos,  más allá de cuánto tenemos y deseamos. Cuánto sabemos, ignoramos y lo que nos queda por aprender. Algunxs hemos descubierto el placer de la soledad y/o compañía una práctica de vida minimalista, nuestras verdaderas necesidades y la jerarquía de los valores que marcan nuestras prácticas de vida.


Muchxs hemos puesto atención a cada acto que nos enaltece hasta la divinidad angelical o en aquel otro que nos hunde en la ciénaga más nauseabunda de la miseria y corrupción humana. Hemos perdido la inocencia del bien y del mal tanto como la ingenuidad, algunxs hemos descendido un peldaño más en el cinismo y otrxs ascendido a la gloria.


Hemos aprendido a distinguir los actos heroicos que se expresan y esparcen cada día de este nuevo modo de vida, así como se devela a través de solo un gesto las malas prácticas, intenciones, objetivos y maledicencia de quienes no aprenderán lección alguna hasta que la muerte llame a su puerta.


2020 un año que nos ha dado la oportunidad como país a separar la paja del trigo y emerger la reserva moral y esperanza que saldremos de esta, para ser lo que hemos venido a hacer.

Es tiempo de paz, reflexión, gratitud y buenos propósitos, acojamos en consonancia la navidad, oremos para que haya paz en muchos corazones sufrientes y pidamos inspiración para tener sabiduría ante aquello que se aproxima.


Un abrazo a todes.


miércoles, 23 de diciembre de 2020

"FLOR DE RETAMA": TERRUQUEO HOY COMO AYER SIN MEMORIA DE ANTES DE AYER

El Camino
Protesta Estudiantes Huanta 22/6/1969
Los
  comentarios sobre mi post donde reproduzco el ‘terruqueo’ y ‘senderización’ al canto de los jóvenes de hoy, con himnos de los jóvenes de ayer me provocan compartir la fuente.

Era agosto del 2001, yo había cerrado mi compromiso con la coyuntura de transición a la democracia y realizado mi debut y despedida dentro de aquello que muchos llamamos el monstruo de mil cabezas que se reproduce apenas cortas una, como es el sector público. Se habían realizado las elecciones tras el gobierno de transición, beneficiando a Alejandro Toledo y el toledismo, para no toledistas, la esperanza de cerrar, juzgar, sancionar y sanar  la negra historia de del Fuji-Montesinismo.

Sentí que mi lucha por recuperar la democracia había concluido –ingenua de mí- sin  imaginar que ingresábamos a una nueva etapa, que devoraría, digeriría y defecaría el sistema de corrupción instaurado, vivito y coleando. En este momento que escribo, me recuerda aquella película de los setenta sobre la revolución de un país centroamericano donde apenas tomado el poder a sangre y fuego “el revolucionario”, empuja a su subalterno del sillón presidencial diciéndole “¡Sal de mi trono!”. Esa tentación de cambiar un caudillo por otro, en nuestro caso de un corrupto por otro.

Yo  en verdad creí en mi fantasía, que tras la profunda y alevosa corrupción fujimorista la verdad y reconciliación sería posible, así  que retomé a lo mío, la elaboración suspendida de mi libro  en setiembre del 2020 –tras el vladivideo-, en torno a la participación política de las mujeres en el siglo XX y estaba a punto de cerrarla en setiembre, cuando me llegó el pedido de realizar una ponencia sobre la violencia política y el papel de las mujeres.

Fui a mi estante repleto de libros que había devorado y agenciado en ese tiempo,  sobre la temática, elegí algunos como el de  Freud (1970)[1] y Arostegui (1994)[2] para definir la violencia, a Flores (1986[3], 1987[4],1999[5]),  para tener la perspectiva de nuestra convivencia, el ser violento de Nun (1989)[6],  a Gorriti (1990)[7] de cajón para algunos detalles de Sendero y los/as senderistas, a Star (1992)[8] sobre la relación del afianzamiento de la violencia política en los andes, así como sobre lo poco que se había estudiado a las mujeres subversivas un pequeño libro de Kirk (1993)[9] para entrar de lleno en el papel de las mujeres, Coral (1994)[10] sobre el impacto en la vida rural y urbana, Stern (1999)[11], ya para ensayar algunas  explicaciones del fenómeno, para enlazarlo con los estertores de la coyuntura trabajado recientemente por Cotler y Grompone (2000)[12].

Mientras armaba mi ponencia, sentí que algo me faltaba más allá de los análisis, volvía a mirar mi estante y allí estaba ese libro con  su tapa andina de Carlos Ivan  Degregori, quien se había transformado  en el experto en analizar y explicar la violencia política. Cogí esa preciada publicación de 1990 sobre “El Surgimiento de Sendero Luminoso. Ayacucho 1969-1979” -las/os invito a leer, va adjunto el enlace[13] . En aquel entonces  retomé la lectura con otros ojos, puesto que hallé pistas sobre el papel de las mujeres.

Poseía toda una sección sobre las mujeres al interior de la nueva generación de Huanta, aparecían como las   "alumnas conscientes”, en un desenlace de negación/ reconocimiento de su apoyo a la lucha por la gratuidad de la enseñanza: “Nosotras no podemos negar en ningún momento el hecho de haber colaborado con los estudiantes huelguistas moral y económicamente; prueba de ello es la donación de cierta suma de dinero y la confección de una bandera de seda, la misma que fue obsequiada a los estudiantes para su gran mitin” (Castillo 1972 en Degregori 1990, 122)[13b]

Y en otro párrafo,  como las mujeres al sumarse a la lucha se tornaban en  compañeras indefensas  pero al mismo tiempo la solidaridad de otras mujeres madres/ vivanderas de armas tomar que provocaron una represión insana percibido por Castillo como, desencadenante de los enfrentamientos:

“Entonces, al ver que dos policías chapaban a estas niñas, todas las madres corrieron y los tomaron presos a estos policías y les dijeron: por qué  las llevan a las niñas. Ellos contestaron: porque estaban haciendo desorden. Qué desorden están haciendo las niñas, en quechua dijeron. Están reclamando sus derechos, nosotros somos pobres, no podemos pagar. EI gobierno está contra nosotras, dijeron las mujeres, pese a su ignorancia. [ ... ). Antes de esto todavía, se levantaron como cinco mujeres con sus cuchillos y se enfrentaron a los policías diciéndoles: ¡por qué las llevan a nuestras hijas! Bien, es ahí que hasta les quitaron sus armas, pero una mujer le dijo a otra: entrégales sus armas mejor, porque esas son del gobierno. Entonces se las entregaron y los dos policías casi de escape se fueron. [ … ]. Luego las mujeres se han regresado a su trabajo. Cuando de repente, después de un rato, recibimos bombazos y cuando corrimos para escapar ya todas las cuatro puertas del mercado estaban cerradas y por las ventanas llovían las bombas lacrimógenas al mercado, cayéndoles a esas mujeres indefensas y los chiquitos que estaban allí estaban casi desmayándose. Es ahí que comenzó la lucha. Eso fue el da 20, más o menos a las diez de la mañana” (Castillo 1972: An. 57 en Degregori, 1990,131).

Y hasta  una quinta sección dedicada a la Participación Femenina, que asocia su papel como detonante no sólo en la lucha por la gratuidad de la enseñanza en 1969 sino históricamente ande diversas medidas de política que afectaba a la población andina: a) en la década de 1960, las mujeres campesinas como parte de los organismos de autodefensa de Pomacocha hasta ingresar en  1966 al Congreso de la República para presionar y lograr la libertad de sus líderes presos, b) en 1923, las mujeres, indígenas de La Mar, c)  en 1917 en protesta contra la introducción del papel moneda en  Huamanga y  el motín de las mujeres de Abancay, por mujeres que eran pequeñas comerciantes, vivanderas, artesanas.  Degregori (1990) añade que las mujeres y su fuerza en la lucha del movimiento social no sólo fue percibido y valorado por la tesis de Castillo en 1972 sino también por Sendero Luminoso a partir de 1979.

Así es como me encontré de cara, al modo como el Estado  provoca la rebeldía de cada generación a través de políticas que se elaboran desde un escritorio. A Velazco se le reconoce y aplaude desde el indígena andino y amazónico la reforma agraria  y segundo la accesibilidad a la educación. Sin embargo, el 4 de marzo de 1969, el Ministro de Educación, Grl. Alfredo Arrisueño Cornejo junto con el presidente de facto emitió el Decreto Supremo N° 006–69/EP que suspendía la gratuidad de la enseñanza pública para estudiantes que obtuvieran notas desaprobatorias, sin medir que con ello perjudicaba principalmente a los/as estudiantes de la vespertina que trabajaban y estudiaban, donde no era extraño que repitieran más de un grado:

La Mula 14/06/2019

“Artículo 1° .- A partir de la iniciación del año escolar de 1969 , los alumnos de los planteles oficiales de Educación Secundaria Común, de Educación Secundaria Técnica, Mando Intermedio y Formación Magisterial, que pierdan la gratuidad de la enseñanza, abonarán la suma de cien soles oro (S/.100.00) mensuales de abril a diciembre” (Art.1 DS 006-69/EP)

Mañosamente el decreto se publicó en marzo, durante las vacaciones escolares. Sintiéndose su impacto en abril, transformándose en el fuego que encendería la mecha y la rebeldía adolescente y juvenil iniciándose las clases, en diversas ciudades capitales de las regiones, pero que en Huanta se intensificaría, dada su condición de ciudad constituida principalmente por una población estudiantil de primaria y secundaria de las comunidades nativas de las zonas más alejadas de  la región sosteniéndose la protesta hasta el 22 de junio que fue el desenlace. 

Fue un párrafo del libro lo que me recordó otras movilizaciones de los que yo viví en primera persona en los setenta.

“A las 10:30 de la mañana las filas avanzan hacia el centro de la ciudad. A la altura del Correo, policías arrojan bombas lacrimógenas y disparan perdigones. Las filas en un primer momento retroceden; pero de inmediato se rehacen. Mujeres, que trenzadas por los brazos forman compactas columnas, deciden ponerse en primera fila.  De entre ellas se adelanta una anciana campesina para parlamentar con la policía. Tensión y silencio. Invocando la cordura, con  los brazos en alto, la campesina avanza pero una ráfaga de metralla derriba. Entonces los campesinos comienzan a lanzar piedras con sus hondas. La muchedumbre intenta  recoger a la anciana y se traba en una confusa y violenta lucha con la policía que, apoyada por sus armas se apodera del cadáver” (Degregori, 1990, 63).

Estos hallazgos no sólo me permitieron preparar una ponencia de inicios del siglo XXI, sino extrapolar los hechos de mediados del segundo siglo XX con sus impactos. Había mucho más en el libro que puede leerse de distintas aristas, como el papel de las monjas,   las mujeres oligarcas, las mujeres vivanderas, que amplía el concepto de participación política circunscrita a los  partidos y derechos políticos  por la actuación  política de las mujeres, que adopté para darles voz desde sus diferentes aristas. Obligándome en ese momento a no cerrar mi propio libro e incluir a las mujeres anónimas del Perú profundo que ofrendaron su vida en un arranque de confianza, locura o valentía.

Había cantado tantas veces con estremecimiento “Flor de Retama”, desde que escuché a Martina Portocarrero en los ochenta a veces con sentimientos encontrados porque en ese entonces tenía un velo subversivo, la amé tras verla declamar, cantar y actuar en el Coliseo de Arequipa. Aquilatar  mi regalo  de su cassette por un policía  en los noventa, allí supe  que no era himno  senderista, que también lo cantaban, sentían y vivían los militares asentados en ese rincón del país, porque te toca el alma.

Pero sería recién en 2001 que sabría el origen de la canción, que narraba la historia cantada de la rebelión de huantinos/as indígenas, jóvenes y adolescentes  defendiendo su derecho a una educación gratutit, acorde a su situación, siendo asesinados por los Sinchis, un grupo especializado de la Policía Nacional del Perú de entonces, si uno va al cementerio de Huanta hay muchos NN en de 1969 y 1981-1992. Tres años mas tarde, conocería a uno de los estudiantes que sobrevivió a aquella masacre, todavía con una bala en el cuerpo que nunca pudieron sacarle. Me confirmó y desconfirmó la tesis de Castillo y de otros/as investigaciones, mientras mi amiga lo sustituía en el ordeñamiento de su vaca. Pero esa es otra historia que escribiré cuando tenga menos dolor en el alma.

Flor de Retama, es una composición del profesor Ricardo Dolorier Urbano, nacido en Huanta, Ayacucho. Hijo de padre huancavelicano y madre huantina.  A los 4 meses de los hechos de Huanta compuso la canción en plena dictadura militar, tenía una razón muy fuerte para ello. Fue  docente de  la vespertina en el colegio Gonzales Vigil de 1958-1963, probablemente conoció a algunos de los estudiantes que se levantaron, porque desde 1964 a 1989  se hizo profesor de Literatura de la Universidad de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta)[14] y no vivió los hechos aun cuando pudo visualizarlo en su tiempo. En el nuevo siglo ha sido asesor de Lectura del Ministerio de Educación (2002 – 2003); expositor principal de "Didáctica de la Comprensión Lectora"; capacitación para profesores de Lengua y Literatura y de docentes de los institutos superiores de Educación (Ministerio de Educación), actualmente se desempeña como director de la dirección regional de educación DRELP[15] y ha sido no hace mucho que tuvo el reconocimiento por el Congreso de la República[16]. Detallo esto, para que no quede espacio para la malsanía, la asociación o la tela de juicio sobre su inspiración.

Según su Dolier, la primera versión del poema hecha canción sin modificación alguna, se grabó  dos años después de su creación (1971),  por el musical el “Trío Huanta” dirigido por Luis Salazar (esposo de Martina Portocarrero) con una difusión local. Posteriormente (1975) Martina Portocarrero  cantante profesional nacida en Nazca, de padres ayacuchanos[17]. Grabaría la canción con algunos arreglos y cambios en  un long play titulado “Huaynos pegaditos”.  Cambiando    el orden de las dos primeras estrofas [18].

A partir de entonces, Flor de Retama comenzaría a hacerse famosa especialmente durante los ochenta, siendo cantado por subversivos y militares indistintamente, políticamente Martina Portocarrero fue asociada en aquel entonces con la subversión y perseguida[19] al igual que hoy se pretende perseguir a los/as artistas que lo cantan[20], pero una información menos interesada demuestra que nuestra historia está llena de vacíos, historias fileteadas y memorias invadidas por desmemorias.

Algo se ha hecho tras 20 años sobre los hechos de los/as huantinas indígenas, jóvenes y adolescentes de 1969  además del canto de “Flor de Retama”, se ha reconocido la lucha histórica de los/as huantinos/as por la gratuidad de la enseñanza desde EL  Congreso a[21] , el Municipio de Huanta lo ha incorporado en efemérides [21b].

Incluí los sucesos asociados con el papel de las mujeres en mi libro, sosteniéndome en Degregori (1990), al cerrar mi investigación, decreté que la misma fuera inspiración de otras académicas e investigadoras que rescaten del olvido, sacaran de la niebla a la luz, el papel de la mujeres en todo lo sucedido en nuestra historia. 

Algo sucedió con el trabajo de Blondet (2002)[22], e inclusive se asomó a América Latina el realizado por Andreo y Beatriz (2002)[23], algo aportaba la percepción de Flora Tristán (2003)[24] a inicios de la República,  y aproximaciones directas a mujer y política de Cañete y Arteaga (2004)[25], la historia de  Denegri (2004)[26] y Hampe (2007)[27]. El ocuparse del estado de las mujeres cerrando el primer decenio de Naranjo (2009)[28], Ulfe y trinidad (2017)[29]y Rosas (2019)[30].

Sin embargo aún no he hallado que hayan dado con la línea de investigación que me prometí, realizar a lo largo y ancho del país para hurgar otras huellas de las mujeres olvidadas. Un pendiente que me acompañe el hacer sin tiempo, presión ni intensión sino por el sólo hecho de saber, registrar y nombrar. Para que de una vez por todas no seamos comparsa o soporte invisible.



[1] Freud, Segisfredo.(1970)  Psicopatología de la Violencia Cotidiana. Madrid: Alianza Editorial

[2] Arostegui, Julio. (1994). Violencia, Sociedad y Política: La Definición de la Violencia. Violencia y Política En España (13), pp. 17-55

[3] Flores Galindo, Alberto. (1988)   Buscando un Inca: identidad y utopía en los andes.  La Habana, Casa De Las Américas. 

[4] Flores Galindo, Alberto. (1987) Campesinado y Violencia, Lima: Instituto Apoyo Agrario.

[5] Flores Galindo Alberto, (1999)   La Tradición Autoritaria. Violencia y democracia en el Perú.  Lima: Sur.

[6] Nun, José. (1989) La rebelión del Coro. Estudios sobre la racionalidad política y el sentido común. Buenos Aires: Ediciones Nueva visión.

[7] Gorriti, Gustaco (1990) Sedero. Historia de la guerra milenaria. (Vol.T1) Limsa: APOYO.

[8] Starn, Orin. (1992) Antropología Andina, ‘Andinismo’ y Sendero Luminoso, Allpanchis 39, Cusco: 15-72.

[9] Robin Kirk. (1993) “Grabado en piedra: las mujeres de Sendero Luminoso”. Front Cover, Lima: Instituto de Estudios Peruanos,  77  p.

[10] Coral, Isabel. (1994) Desplazamiento por violencia política en el Perú, 1980-1992. Lima: IEP /CEPRODEP (Documento de Trabajo, 58. Serie Documentos de Política 6.

[11] Stern, Steve. (1999) Los senderos Insólitos del Perú. Lima: IEP y UNSCH.

[12] Cotler Julio y Grompone Romeo. (2000). El Fujimorismo: Ascenso y caída de un régimen autoritario. Lima- Perú: IEP.

[13] Degregori, Carlos Iván. (1990) El Surgimiento De Sendero Luminoso. Ayacucho 1969-1979, Lima: IEP. https://www.verdadyreconciliacionperu.com/admin/files/libros/377_digitalizacion.pdf

[13b] Castillo, Aracelio. (1972) EI movimiento popular de junio de 1969 (Huanta y Huamanga, Ayacucho). Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Tesis para aptar el grado de Doctor en Sociología

[14] http://aldiaconmatices.blogspot.com/2011/01/maestro-ricardo-dolorier-urbano.html

[15] https://hawansuyo.com/2016/12/28/la-historia-de-flor-de-retama-mario-cerron-fetta/#:~:text=Ricardo%20Dolorier%20es%20m%C3%A1s%20conocido,Martina%20Portocarrero%20la%20m%C3%A1s%20reconocida.

[21b] https://www.facebook.com/MUNIHUANTA/photos/huanta-rinde-homenaje-a-caidos-de-la-gesta-heroica-del-22-de-junio-por-la-gratui/999173693485884/ 

[22] Blondet, Cecilia. (2002) El encanto del dictador: mujeres y política en la década de Fujimori. Lima: Instituto de Estudios peruanos,   85 p.

[23] Andreo García, Juan y Guardia, Sara Beatriz (2002) Historia de las mujeres en América Latina, Volumen 1. Centro de Estudios la Mujer en la Historia de América Latina (Perú). Lima: EDITUM,   522 p.

[24] Flora Tristán (2003) Peregrinaciones de una paria, 1833-1834. Lima: Flora Tristán ediciones.

[25] Cañete, María Fernanda y Arteaga, Rosalía. (2004) Reflexiones sobre mujer y política. Ecuador: Editorial Abya Yala,  245 p.

[26] Denegri, Francesca (2004) el Abanico y la Cigarrera: la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú 1860-1895.

[27] Hampe Martínez, Teodoro (2007)  La mujer en la historia del Perú: (siglos XV al XX).

[28] Naranjo, Aída García. (2009) Mujeres peruanas: situación nacional CEDAL, Centro de Asesoría Laboral del Perú, 228 p.

[29] Ulfe, María Eugenia y Trinidad, Rocío (2017) En busca de reconocimiento: Reflexiones desde el Perú diverso  Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 302 p.

[30] Rosas, Claudia. (2019) Género y mujeres en la historia del Perú: Del hogar al espacio público Lima: Fondo Editorial de la PUCP,   634 p.