miércoles, 30 de diciembre de 2020

PREGUNTAME POR QUÉ

 

El post que provocó el escrito sobre mi amigo y sentir de este día,  desaparece por el cúmulo de los siguientes, los dejo fluir, hasta que otro  emerge y posiciona con todo su significado  y peso histórico para América Latina y la mitad el mundo que habita el planeta. 
Es la aprobación del aborto legal  en Argentina [1], el reconocimiento y legislación del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, las argentinas cierran el año obteniendo lo que se propusieron, hacer que sea Ley[2]

Pienso que si el 2020 a las mujeres  mayores de 60 el Covid 19 nos confinó o restringió, no sucedió lo mismo con las millennials y centennials, quienes en esta región han dado la lucha por el derecho a la educación pública, la radicalización de la democracia [3] y una nueva constitución en Chile [4], la renuncia de un gobierno espuria y golpista como el de Merino en el Perú [5], en tanto las argentinas han dado una dura y creativa  batalla a lo largo del año por su derecho al aborto legal y asistido[6]

Mi primera reacción ha sido reproducir la noticia en mis redes y comentar: “Bien por las argentinas empoderadas, conquistaron su derecho a decidir.  El 2020 nos ha traído un nuevo modo de convivencia, que incluye ejercer derechos. No más muertes de madres por aborto clandestino, no más niñas abusadas pariendo sin haber llegado a ser mujer, no más adolescentes, jóvenes y mujeres en edad reproductiva violadas y obligadas a parir el símbolo de la barbarie. No más seres indeseadxs y abandonadxs.” (Mi muro, 30.12.20)

Luego pienso en el fondo de cada una de mis afirmaciones y cómo han ido instalándose en mi posición. En primera persona, no tenía idea que era aborto ni abortar hasta los 17 años, puesto que crecí y confirmé en una familia católica y religiosa, donde la vida sólo te la daba Dios y él te la quitaba, así que la maternidad era un tabú, toda mujer debía ser madre y punto. Un evento muy cercano de violación me asomó a que existía la posibilidad del aborto, acompañé ese proceso sin comprenderlo completamente, sería mucho tiempo después que lo procesaría y  adentraría en toda su magnitud e implicancia.

Mi segunda aproximación fue poco tiempo después, al enterarme que en el barrio una de las señoras más famosas era conocida por esas artes, pero no le di mayor importancia que la curiosidad de descubrir los secretos públicos de una comunidad siendo  adolescente. 

La muerte, el aborto, embarazos deseados como indeseados no eran parte de mi agenda, yo tenía otras luchas y metas a cuestas, quizás como a muchas de mi edad no me preocupaba salir embarazada, eso en verdad no se piensa, sólo sucede en una sociedad sin educación sexual, control sexual a las mujeres  e incentivo e iniciación con presión social del hombre. De pensarlo antes, saber y asumir sus consecuencias, seguro que sería menos complejo y no hablaríamos de aborto.

Más adelante, cuasi bordeando la juventud mientras sobrevivía al curso de biología, derecho de familia y sociología de la familia en la universidad, tomaría conciencia de la problemática que deriva en el aborto, su significado e implicancias me haría pensar que de ser legal, muchos de quienes existimos no estaríamos para contarlo, puesto que en ese entonces los matrimonios se producían como consecuencia de un embarazo: “hacerse responsable” era un término  que revelaba su existencia, puesto que cuando no había quien se ‘haga responsable’ sucedía un aborto o la mujer era condenada a llevar a cuestas el estigma y sublimarlo con la condición civil de “madre soltera[7].

Eran tiempos donde mi pensamiento lógico era cuasi lineal, siendo sencillo extrapolar: causa, acción, reacción y consecuencia. Siempre me preguntaba por qué no ”hacerse responsable antes" y no después de un embarazo no planificado y/o indeseado, puesto que existía la píldora desde mediados del siglo XX [8] y el condón mucho antes [9],por qué si se decidía tener sexo responsable no se hacía uso de anticonceptivos, para que mujeres y hombres tuvieran embarazos planificados. 

Entonces, no terminaba de procesar, desde mí reducida perspectiva el entramado histórico, cultural, religioso, social, legal y económico que se habían encargado de construir una barrera donde se encerraba a las mujeres con prohibiciones, privaciones y sentimientos de culpa, al  mismo tiempo que bajo la figura del amor romántico, se exacerbaba la virilidad masculina, produciéndose batallas de conquista y seducción de las  mujeres para que ellas saltaran esos impedimentos,  luego las colocaban en situación de subordinadas usando la maternidad como grilletes en su condición literal de esposas.

En otros casos, eran sometidas a ser la otra, convirtiendo a esa maternidad en bastardía, despreciado por la misma sociedad que celebraba al macho y conquistador, mientras condenaban a la mujer por su papel en el mismo acto. Y estaban las apestadas, las mancilladas, las abandonadas a su suerte, aquellas que decidían tener el hijo/a o la de ese amor romántico, irresponsable, machista y marianista solas. Transformándose por un lado en parias y por otro en heroínas, en cualquier caso, liberando de responsabilidad al progenitor fugitivo, haciendo que sus hijos hombres sean igual o peor en su relación con las mujeres;  y a las hijas mujeres, transformarlas en presas inseguras, que pese a sus cuidados reproducían la historia.

En cualquiera de estas condiciones, quienes nacen bajo la irresponsabilidad de una maternidad no planificada, son en parte "destinadxs" a ser miserables, y si reproducen el ciclo, hacer la  vida de otrxs tan miserable o más que el propio. 

Me he encontrado a lo largo de este tiempo con mujeres y hombres de padre y/o madre ausente, condenadxs a buscar tenazmente ser amadxs por sus progenitores sin éxito transformándose en discapacitadxs emocionales demandantes de permanente reconocimiento  desde fuera e insatisfecho. Algunxs han cruzado en el océano para descubrir su origen y creerse el cuento de un progenitor irresponsable que se parapeta en la ignorancia y como el hijx es necesitadx de un asidero emocional, se lo cree, mientras pisotea nuevamente la memoria de la madre o la coloca en condición de embustera, porque necesita creer la historia del progenitor, para no sentir lo que siente.

Pero como no hay predestinación, sino la libertad de  hacerse cargo del proyecto de ser humano que cada quien decide ser o descubre ser a tiempo, unxs procesan y asumen la vida de otro modo, generando ese punto de quiebre en sus historias y respecto de sus  ancestrxs, reinventándose con resiliencia. Estas y muchas otras reflexiones las fui elaborando desde mi conocimiento teórico, mi relación personal con pares y limitada cobertura del mundo, sus bifurcaciones y la complejidad de construir o deconstruir relaciones sociales, de parentesco,  pareja y sexuales.

Me  adentraría realmente al tabú del aborto, cuando a mediados de los ochenta, empecé mi trabajo de campo pre-profesional, cuando me asomé a la intimidad  de mujeres pobre, explotada, sometida, subordinada,  madre de cinco hijos con el esposo desempleado, abusivo y/o tuberculoso-TBC. Un rostro de mujer, que luego fue difunta por una práctica de aborto clandestino dejando tragedia y más tragedia con su muerte. Recordé a huérfanxs que conocí en los Asentamientos Humanos, de aquella madre que había decidido no tener el quinto o sexto hijx porque no tenía para alimentar y cuidar a los que ya existían. Allí ya no me era posible preguntar por qué no planificar antes de abortar, allí se habían producido los hechos y el aborto era el problema central, que no se detiene como la hemorragia que presencié sin atinar que hacer.

Así descubrí que el aborto, no era ese mito de la práctica de una mujer mala,  ligera, fácil o puta que sale embarazada por desenfreno, descuido y decide abortar por irresponsable, sino que de primera fuente constaté que eran principalmente mujeres madres que ya no debían seguir siendo más madres. Las adolescentes y jóvenes primerizas no abortaban por miedo, presión o confusión -de ser así no habrían tantas madres solteras-, aquellas que se arriesgaban y lo hacía eran mujeres madres porque no podían literalmente sostener un hijx más. 

La ignorancia suele ser osada, pero el conocimiento te aproxima y explica la lógica de los hechos. Un pensamiento común diría por qué si tienen TBC se reproducen, pero mi curso de biología como parte de los estudios generales en la universidad, así como el tiempo que fui  parte del equipo del programa de TBC del CS de SMP, me permitió conocer la lógica de sobrevivencia de la especie humana. Sucede que cuando más está en riesgo, invadidx por alguna infección, tiendes más a reproducirte para garantizar la sobrevivencia como especie. Recuerdo la lección de aquel médico japonés que era dios en el Centro de Salud, porque decidía a quién se le administraban las drogas para superar la TBC y a quién los placebos, porque no había para todxs, me miraba y sonreía sin parecerlo, diciéndome: "Cuanto más el cuerpo está amenazado por la enfermedad crece más el apetito sexual, no es que la embarazada haya adquirido la TBC por embarazo, aun cuando así sea el registro, sino que estando con TBC salió embarazada". 

Tanto ayer como hoy, asomarse al mundo de las políticas de salud, es como descender al infierno de dante, peldaño a peldaño. El  Covid 19 nos ha mostrado con esa crudeza de la que es capaz una pandemia, que lxs médicos en determinado momento han de decidir quien vive y quien muere, pese a su juramento hipocrático, fe y valores [10], porque el sistema es el que define, hasta hoy es el mismo sistema del siglo XIX que se reproduce con nuevas y peores prácticas, en contradicción a los avances de la ciencia.

Y claro otrox más osadx retomarán mi pregunta anterior, ¿por qué si son pobres no usan anticonceptivos? En el escenario de los ochenta no se hablaba o se hablaba poco de anticonceptivos, es más estaba prohibido -aún lo sigue estando- por  diversas religiones y sus instituciones por extensión, quienes estaban más cerca de mujeres y hombres pobres. 

Recuerdo mucho cómo una ONG hoy de ‘avanzada’ -sonrió cuando alguien me dice que esa misma directora es ‘experta en género’ hoy-,  en 1987  no sólo se opuso a un curso de uso de diversos métodos anticonceptivos sino que planteó como única alternativa congruente con la línea institucional, era el método Billings o método del ritmo, cuando quienes teníamos mediana información sabíamos que era el método menos efectivo, porque eran escasas las mujeres con ciclos regulares y que no funcionaba cuando eran asaltadas por el marido borracho.

Acto seguido esa misma directora, despidió a la osada  obstetra por plantear un curso de capacitación con esa orientación a las mujeres de los comedores populares. Aquellas mujeres pobres con un promedio de 5 hijos, jamás se enteraron que podían elegir no tener mas hijxs, siempre me pregunto: ¿Cuántas de ellas habiendo  accedido a este curso no hubieran tenido que abortar  y morir de inmediato o de a pocos si sobrevivían  por el se sentimiento de culpa? 

En los ochenta y noventa las políticas de población a nivel del país como las instituciones privadas eran de planificación familiar centrado en mujeres, que desde la práctica las transformaba en únicas responsables de la reproducción de la pareja, además de ser políticas conservadoras, pacatas y de doble moral, puesto que negaban a las mujeres aquello que incentivaban en los hombres con la imagen cosificada y sexuada de  las mujeres, junto a la prostitución protegida.

El acceso a métodos anticonceptivos como política del Estado, se iría a los extremos en los noventa, siempre enfocado en que la responsabilidad era de las mujeres estableciendo esterilizaciones forzadas. En zonas alto andinas, su rol  reproductor está asociado a patrones y valores culturales, que al ser trastocados invasivamente coloca en situaciones de doble violación de derechos, marginación y devaluación dentro de su comunidad y respecto de su pareja. 

Mucho se ha escrito al respecto, aquello que quiero anotar es que tanto la información, formación y acceso a métodos anticonceptivos que implica un paso importante para reducir el aborto, es una política que se ha ido conquistando con la lucha de las mujeres feministas a lo largo de las últimas décadas del siglo XX y las dos primeras de este siglo, enfrentadas muchas veces con las propias mujeres que ven cimentados su ser y valor en la maternidad, que la torna casi virginal aun cuando por ella, será excluida del proceso productivo, el mercado de trabajo y subordinado al varón en la distribución sexual del trabajo.

Al otro lado estaban quienes se beneficiaban del aborto clandestino, desde las seudo matronas, hasta los curanderos y médicxs. Recuerdo claramente los rostros de las mujeres bajo las velas, cuando luego de la capacitación, nos tocó hablar sobre el último funeral de alguna pobladora, socia o pariente, en mis zonas de trabajo como Infantas, Comas, Naranjal, Puente Piedra, Santa Luzmila, San Juan de Lurigancho, Villa el Salvador, San Juan de Miraflores e Ilo. 

Todas ellas sabía un poco de todo, desde el aborto altamente riesgoso, cuya sobrevivencia  no podrían tener más hijxs, hasta las prácticas más increíbles en el uso de una serie de aditivos desde plantas, pasando por químicos, pastillas, hasta esfuerzo físico o caídas provocadas. Una de esas noches pregunté, si volvieran a tener la edad de su primer embarazo que harían. Fue revelador, en coro dijeron: “No saldría embarazada y de serlo no me casaría”. En un  contexto diferente a la sublimación de la maternidad como el día de la madre, de cara a la realidad de un hecho concreto como el aborto, las mujeres que oscilaban entre 30 y 60 años, no se visualizaban con la maternidad como su meta de vida.

Todas sabían quién, donde y quiénes eran los médicos y consultorios que realizaban abortos, cuya ostentación de enriquecimiento hablaba por sí solo, por cuanto en las zonas populares de Lima y de aquel bello puerto del sur se sabía en ese silencio y secreto público quien era quien, quién se beneficiaba y enriquecía con la desgracia, miseria, orfandad e ilegalidad de las mujeres que decidían abortar. Significando que con la ilegalidad del aborto, había quienes perdían y ganaban. Un mito detrás del cual estaba una vez más el mercado con su oferta y demanda funcionando activamente, en tanto el Estado se hacía de la vista gorda.

Y estaban las situaciones de violación donde la madre niña, adolescente o joven se ve obligada a parir al fruto de la vejación, recordándole a lo largo de su vida los sucesos, cuando no tuviera fuerzas de vivirlo, abandonar a la prole siendo censuradas y condenadas socialmente por ello. Y están niñxs dejadxs a su suerte, malcriadxs, abusadxs y usadxs sea por el sistema como por quienes los recogían, se transformaban prontamente en nueva fuente de reproducción manteniéndose inalterable el círculo vicioso.

Al otro extremo de toda ciudad, están las mujeres de clase media y alta en similares situaciones, pero con acceso a condiciones seguras para abortar. Pero compartiendo todas el silencio, la condena, el sentimiento de culpa y el delito. Al igual que las mujeres de sectores populares a cuyos testimonios desgarradores me asomé cuando me abrieron su alma, así mismo conocí de mujeres empoderadas feministas o pseudo feministas que habían abortado en condiciones seguras y vivían para contarlo.

Es en este siglo que conocí la otra cara de la medalla, al ser que se hace, siendo y sabiendo que es producto de un incesto. Cuando conocí a Magdalena, la llamaré así, fue como parte de un servicio profesional al que accedí, mis idas y venidas a su centro de labores, así como la conversa que se producía en su interior, hizo que un día de esos nos halláramos solas. 

Me abrió su torturada alma, mostrándome que era una mujer que amaba demasiado, se había separado de su esposo porque se cansó de mantenerlo y decidió cortar por lo sano, era una bella mujer y exitosa profesional, pro llevava la procesión por dentro. 

Fue contándome una a una sus desgracias y tratando de explicar por qué le pasaba todo ello, me cogió de las manos y me dijo: “He venido a esta vida, sin pedirlo a sufrir porque estoy maldita. Hace poco descubría que mi padre era mi abuelo y mi hermana, es mi madre. El único amor que siempre tuve fue el de mi madre, que fue mi abuela, con su muerte siento que he caído en un pozo profundo, dime Catalina, por qué me tuvo que pasar a mí, porqué mi madre no me abortó”.

Yo que nunca me quedo muda, en verdad quedé muda. Sólo la abracé por un momento, mientras ella lloraba dolorosa y desgarradoramente. Recurrí a todo mi conocimiento espiritual, para consolarla y decirle que está en esta vida por una misión que ha de cumplir, que si alguien está  maldito no es ella ni su madre. Y que no la abortó como ella hubiera preferido, porque vivimos en una sociedad donde la víctima termina siendo la culpable, que está en sus manos dejar atrás sus vínculos e historia de la que no es responsable ni debe asumirse como tal. Que cierre el círculo haciendo de su vida lo que ella decida.

Así es como, de no conocer ni saber y abstenerme de opinar sobre el aborto hasta mi mayoría de edad, hoy soy una mujer pro-aborto. Porque estoy convencida que es un derecho que cada mujer que se enfrenta a esa situación debe decidirlo sola. Nadie más que la mujer embarazada bajo específicas situaciones debe decidir tener o no tener ese hijx, contando con el debido apoyo, acceso al servicio garantizado y público sin que sea una delincuente. Ninguna religión ni sociedad debe hacerla culpable, mientras tolera y protege al perpetrador o corresponsable ausente.

Una sociedad que se jacta de civilidad, modernidad y en vía de desarrollo,  jamás lo será mientras sus niñas sigan siendo abusadas por sus padres, hermanos, tíos, abuelos, cuñados y junto a  las adolescentes son madres antes de haber aprendido a ser niñas o adolescentes. Una sociedad donde las niñas y adolescentes paren por obligación [11], es una sociedad condenada a la decadencia.

El mito del incesto como el aborto,  es un modo de negar y evitar los caminos para su erradicación. Las mujeres de ayer queremos que las mujeres de hoy tengan los derechos  que nos negaron. Mayor educación, protección, justicia, amparo y seguridad para las mujeres, niñas y adolescente, pero también con oportunidad para elegir abortar con garantía y seguridad si así fuera necesario. 

La legalidad del aborto, de ningún modo es incentivo para abortar, porque su decisión involucra todas las dimensiones de la mujer, es un modo de reconocer que existe, donde hay quienes ganan y pierden, quienes se benefician y afectan, quienes están condenadas a vivir una vida miserable por ser pobres y aquellas que en la misma situación pueden elegir y vivir para contarlo.

Las mujeres no somos únicas sino distintas no sólo en  edad, etnia, clase, historia por cuanto tenemos derechos a decidir lo que queremos ser, a decidir sobre nuestro cuerpo y vida. Negar e ilegalizar el aborto  sigue siendo hasta nuestros días, un modo injusto, inmoral, discriminador y absurdo de condenar a las víctima a sufrir el impacto de su abuso y al victimario liberarlo de toda responsabilidad al punto que él no imagina cuánto y cómo destruyó otra/s vidas. Así como ser cómplices de quienes lucran con ello. 

Condenar a niñas y adolescentes a ser madres, es decidir que su vida terminó antes de empezar, si sobrevive nada hará que supere el trauma. Si muere y deja prole, serán niñxs en la orfandad  en una sociedad que no tiene políticas, programas y proyectos  para la infancia en riesgo y la ancianidad. Exponiéndolxs y  condenarlxs a ser parte del círculo del abuso,  violencia,  violación, reproducción con embarazos indeseados.

Por eso y mucho más pregúntame a mí, cómo me siento por la conquista de las argentinas que han logrado que el aborto sea legal.

#Bienporellas 
#Bienpornosotras 

#Vamospormás

_________________________

[1]https://www.pagina12.com.ar/311158-aborto-legal-que-dice-la-ley

[2]https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/aborto-legal-en-argentina-en-vivo-senado-debate-la-interrupcion-del-embarazo-hasta-la-semana-14-de-gestacion-y-se-preve-ajustado-resultado-alberto-fernandez-legalizacion-en-directo-minuto-a-minuto-noticia/

[3] http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-75502019000200031

[4] https://www.pagina12.com.ar/300818-con-adn-feminista

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54948270

[6] http://www.abortolegal.com.ar/proyecto-de-ley-presentado-por-la-campana/
[7] https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/mas-del-60-de-las-madres-del-pais-trabajan-9714/

[8] https://www.revistacienciasunam.com/es/197-revistas/revista-ciencias-48/1879-historia-de-la-p%C3%ADldora-anticonceptiva.html

[9]https://www.medigraphic.com/pdfs/revcubobsgin/cog-2013/cog133j.pdf

[10] https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/03/29/el-triaje-en-tiempos-de-coronavirus-quien-vive-quien-muere-quien-decide/

[11] https://larepublica.pe/sociedad/1426251-ica-nina-13-anos-fallecio-luego-dar-luz-hospital-pisco/

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