jueves, 23 de mayo de 2013

IN MEMORIAM MARIA ELIZABETH TEMOCHE DURAND

María querida:

Has dejado este tiempo y espacio, pero mientras viva te hallaré en la mirada de cada una de las compañeras, de cada mujer comeña, en cada voz alzada de mujer corajuda, en la cabeza erguida de cada pobladora de los conos y pueblos del país, en la sonrisa perfecta y límpida carcajada de la compañera de luchas y batallas sin heridos ni sangre derramada pero muchas conquistas, en otra voz, similar a tu voz contundente de la líder.
Te hallaré en la coquetería de cada mujer empoderada, la danza y el salto para festejar un resquicio de vida, sea en medio de una marcha de protesta, asamblea acalorada, reunión municipal, evento distrital, feria por el día de la mujer o la oficina improvisada en una pollería de la Túpac Amaru para escarbar detrás de una reunión con trasfondo.
Estarás María querida en la mirada y sonrisa pícara de quien logró arrancar el derecho negado o romper el cristal de opresión de las mujeres, sin mayor instrumento que tu agilidad mental, argumento, firmeza, fuerza, coraje, una minifalda perfecta y bien puesta. No fue necesario vivir los círculos, militancia larga o teoremas de género, patriarcal o feminista. Te bastó ser y vivir como mujer popular peruana en medio de dos siglos.

María Temoche Durand sentada  y con chompa, Septiembre 2006
Sentí tu presencia tres noches previas a tu partida, mientras escribía el artículo anterior a cerca de derechos ganados y obligaciones omitidas. Pensé era el cansancio, así que me recogí con una oración por todas y cada una de mis amigas y seres de luz que me acompañan. Algo adormecida volví a sentir tu presencia. Al amanecer Isabel confirmó que estuviste conmigo, comunicándome salías de cuidados intensivos pero no a tu casa, aquella que nos cobijó durante muchas jornadas queda como registro esta foto que capturé para el recuerdo. Tiempo a tiempo en la calidez de tu hogar atamos sueños y aramos proyectos que encarnaran al discurso del empoderamiento en mujeres populares, con el partido político hecha por mujeres para mujeres en Comas. La llamada de Isabel fue inconclusa, no supe a donde iría tu cuerpo agotado, ella prometió enviar la nueva dirección, mas en el fondo, me decía que por algo seria, así guardaría tu imagen llena de vida o erguida enfrentando al cáncer.

Una vez más, el cáncer de mama nos vence, filtrándose sigilosamente en nuestras vidas, no lo detuvo los chequeos periódicos o campañas impulsadas como en tu caso, el desconocimiento de sus orígenes lo transforma en la amenaza principal para nuestras vidas, hoy eres tú, mientras se encuba en muchas de nosotras, por eso mismo no debemos bajar la guardia.


Paradójicamente cada vez que la muerte nos mira de frente, pareciera cedernos la ilusión de plenitud, unos dicen 48, otros 72 horas previas a la partida. Los médicos afirman que superamos el umbral del dolor, dejando de sentir padecimiento esfumándose frecuenemente la nebulosidad o inconsciencia donde nos cobija los analgésicos. Personas que cuidan a enfermos terminales dan fe de la increíble lucidez y animosidad de las últimas horas.
Algunos a quienes deseo creer cada día, suelen decir que este es el periodo donde entramos a una intensa actividad en nuestras múltiples dimensiones, una de ellas, tu vida etérea María, es sin lugar a duda aquella que te permitió visitar a tus amigas y seres amados distantes durante la noche del 20 y el amanecer del 21 de mayo como sucedió conmigo, para recordarnos tu amor, picardía y alegría. Cumpliendo así nuestras bromas que si alguna partía antes, todas lo sabrían.
Todo estos días me pasé recordándote, contándo a mi familia sobre las formas diversas como llegamos a hallarnos y hacernos amigas/os, así que estuviste presente en este núcleo que ha sido mi soporte y centro durante todo este tiempo. Permitiendome entender tu propio centro del cual tomábamos nota en octubre del 2012, para regocijarnos, comprender y también perdonar y perdonarnos, distinguir hasta donde nos toca y desde donde empieza el libre albedrio del otro, colocándonos en paz y descargando el peso de nuestro fardo invisible.
Recordé cada detalle, cada gesto y volví a decirte mentalmente: "María querida, hallaste tu camino y lo agotaste." Puesto que viviste a mil por hora, sin detenerte inclusive esta afección que te acompaña hasta la culminación de tu vida, abriendo el camino hacia una nueva dimensión donde pasas a ser parte de los seres de luz que nos acompañaran el trecho que nos queda a quienes tenemos fe en ello. Cerré el día colocando otra vela y pidiendo a los seres de luz te acompañen, integren,  acojan con el mismo amor y entrega que tuviste en esta vida. Envié un nuevo mensaje a Isabel para ubicarte me acosté sintiendo nuevamente tu presencia.
Hoy de madrugada Isabel anunció tu partida, agradecí a Dios por haberte liberado del padecimiento y deterioro corpóreo, porque tu espíritu y alma se fortalecieron a lo largo de este proceso. Me queda por consuelo haber tenido el espacio en el centro mismo de este proceso, para expresar nuestros sentimientos sin interrupciones, represiones ni temores. Por ello hablamos de todo lo vivido y compartido individual, grupal y colectivamente. Cruzamos ambas miradas con respeto, calidez y mucho amor, revisamos nuestra relación, esclareciendo nuestras percepciones descubriéndonos profundamente humanas, hermanadas y semejantes.
Aun siento tus manos y abrazo, tu delgado cuerpo y el brillo de amor en tus ojos, la suavidad de tu cabello y esa fuerza que te erguía pese al dolor que invadía. Juntas enjugamos nuestro llanto para dejar asentarse la alegría mientras recreamos lo vivido y compartido, las anécdotas de nuestros aciertos, desaciertos, avances y retrocesos. Pasamos lista a todas, hasta lograr esa hermosa sonrisa en tu rostro cuando reconociste y agradeciste la hermandad que movilizó a cada una de las amigas y compañeras que venían siendo parte de tu corte de apoyo en este tiempo: “Todas se han rajado por mí” dijiste con orgullo y tomaste mi mano diciendo: “Sólo faltabas tú a quien tanto quiero y agradezco”. Con fuerza afirmaste: “Si en algún momento tuve dudas sobre mis opciones y decisiones, Catalina, hoy no me arrepiento de nada, porque lo hice todo por amor y entrega, quizás con muchos errores pero aprendí cada lección y enseñé cada aprendizaje”.
Espero que hayas dejado de tener como centro de preocupación el cuidado de tu compañero y si no fue así, vuelvo a reiterar lo señalado en ese momento: “¡No hay por qué preocuparse!, el se queda para enseñar a quienes le rodea, esa es su misión, cuando ello concluya volverán a encontrarse para seguirse amando como el primer día en que se conocieron sin mediar sus cuerpos cansados de este tiempo.
Y como se que todas volveremos a encontrarnos cuando el tiempo de cada una llegue a su fin,  si hemos tenido suerte de cumplir nuestra misión  como lo has hecho tú, sin duda tendremos espacio para hacer esas cosas que siempre postergamos, como los viajes colectivos que en el nuevo estado serán siderales. Sé que querrás como siempre tomar la palabra así que reproduzco uno de tus mensajes recibidos en tiempos de movilización en torno a tu estado:
“GRACIAS AMIGA, A TRAVES TUYO MIS AGRADECIMIENTOS A TODAS Y TODOS LOS QUE SE HAN HECHO PRESENTE CON SUS PALABRAS DE ALIENTO, Y SUS VISITAS, LOS Y LAS QUIERO MUCHO, QUE GRAN COMPROMISO Y CUANTA ENERGÍA DE LA BUENA ENCUENTRAS EN RATIFICAR QUE TANTO TRABAJO POR LOS OTROS, TIENE SUS FRUTOS”(María Temoche Durand, 17 septiembre 2012). 

He escrito María querida, para honrar y testimoniar nuestra amistad, el amor, perdón, confianza y reconocimiento que logramos construir y expresar en su momento. Ese diálogo profundo de a dos, que renovamos, sin más testigos que nuestras almas.

¡Descansa en Paz María Elízabeth Temoche Durand!, amiga ganada en el fragor de la lucha por la vida, los derechos y la autoafirmación como ser.

Hoy como ayer vuelvo a decirte que si hay necesidad de mostrar el resultado empírico concreto del empoderamiento de mujeres populares en el Perú, eres tú, sea para proponer, sostener, confrontar, exigir, hablar en primera persona y testimoniar.




lunes, 20 de mayo de 2013

OBLIGACIONES FENECIDAS

Son las once y media de la noche del 20 de mayo  en el decimo tercer año del siglo XXI, luego de un día tímido día apenas tibio  empezó a garuar  en la zona nor este de Lima destacado por su clima seco en contraste con el  ochenta a noventa por ciento de humedad que invade los distritos del  oeste, desde el sur hacia el norte por donde se extiende el litoral marino de la capital del Perú.

Cuán  distinto a la Lima de mi infancia,  que discurrió en barrios altos  y Lima cuadrada, donde era posible distinguir las cuatro estaciones del año, lo bueno de lo malo, lo bonito de lo feo, lo sano de lo deteriorado, la verdad de la mentira, la confianza de la desconfianza, la autoridad del delincuente, el héroe del villano, la vecindad del aislamiento.
Los días de semana todos debían trabajar, independiente de la edad y ocupación, los padres en sus labores, hijos/as en la escuela y las labores de la casa. La diversión  se correspondía con una a dos horas de juego en la calle: cuadra,   solar o el parque cercano o el club,  luego de haber mostrado el cumplimiento de deberes, porque en ese tiempo teníamos deberes y casi nada de derechos.
Si lográbamos obtener la venia de la madre y/o el padre, aún así l@s ami@s no   habían alcanzado  las condiciones para salir un rato a la calle,  en el mejor de los casos teníamos 
una hora de televisión en compañía de toda la familia,  decidiendo el programa por mayoría que coincidía generalmente con aquello que estaba permitido por los padres. Una hora de TV,  interrumpidos  por la conversación o la pelea ente herman@s  coincidentemente con  los comerciales.  Cuando por una u otra razón no había Tv,  estaban los cuentos andinos de papá, mamá y algún otro pariente a quién le había tocado el turno de estadía en casa.
Los fines de semana era fiesta dentro y fuera de la casa, el desayuno era temprano, por mucho que nos hubiéramos desvelado el día previo a las ocho de la mañana tod@s estábamos a  la mesa,  se cocinaba lo mejor  y preferido de la mayoría, democracia cerrada en este caso. Se almorzaba al medio día enlazado con la sobremesa que se extendía hasta el lonche  y continuaba con la cena, sólo  a quien le tocaba (por turno) recoger la mesa y lavar los platos,  se perdía o cortaba la conversación pidiendo que repitiera, en casa a veces juntábamos los platos del almuerzo con el de la cena para lavar en grupo y seguir comentando lo comentado.

Si eran buenos los tiempos, vivíamos la salida de los domingos  que significaba paseos:  al zoológico de Barranco, la playa de Chorrillos, Agua Dulce,  Miraflores, Ancón, el Parque la Reserva, Mangomarca, Campoy. Y en largos fines de semana  de viaje a Chosica, Matucana, Huacho, Barranca, Lurín, Cañete, zonas  percibidas como alejadas de Lima y demandaban tiempo de traslado. En el parque,  campo, río  o playa, jugábamos tod@s y nos divertíamos juntos. Sólo lo hacíamos por grupo hetáreo cuando los padres se agotaban. En mi caso tuve más fortuna, solíamos realizar incursiones de exploración mis tres hermanas y mi padre por las zonas cuasi vírgenes del distrito y allí  tuve mis lecciones de campo sobre astronomía, arqueología, geofísica, zoología, botánica, sobrevivencia, autoestima, fortaleza, filosofía (especialmente en deber, derecho, justicia, moral), fe y amor al ser supremo,  Dios. De allí mi idea que   era un sabio sin mayor título que el de padre.
De ningún modo  antaño fue mejor, sólo diferente y menos complejo, sin necesidad de ser escudriñado en 4D. Había una relación directa, se aprendía a distinguir y diferenciar los actos que ayudaban a la convivencia, al trato con respeto y también  por qué no de indiferencia. Insisto el sentido del deber  con l@s otro@s estaba claro, aun cuando habían pocos derechos reconocidos y ganados como los actuales, a veces me pregunto:
 ¿Es cierto   que hemos alcanzado  derechos?
¿O  son las  obligaciones las que han fenecido?
¿Es posible  la convivencia y articulación entre derecho y obligación?

SINTIENDO AL INVIERNO EN OTOÑO EXTINTO

Son las once y media de la noche del 20 de mayo en el decimo tercer año del siglo XXI, luego de un día tímido apenas tibio empezó a garuar en la zona noreste de Lima, que suele destacar por su clima seco en contraste con el ochenta a noventa por ciento de humedad que invade los distritos limeños esparcidos de sur a norte en  el poniente.
Cuán distante a la Lima de mi infancia, que discurrió entre Barrios Altos y Lima cuadrada, donde era posible distinguir las cuatro estaciones del año, prácticas de urbanidad como reglas mínimas de comportamiento en público, privado y compartido. Permitiéndote distinguir en las relaciones interpersonales lo bueno de lo malo, lo bonito de lo feo, lo sano de lo insano, la verdad de la mentira, la confianza de la desconfianza, la autoridad del delincuente, el héroe del villano, la vecindad del aislamiento.
Tiempos que se acompasaban con los ciclos de vida.  A los doce años se dejaba de ser niña/o para ser una jovencita o un jovencito educado, ergo saludar a propios y extraños, ceder el paso, ayudar al otro, guardar respeto y compostura. Nadie podría comprender y menos tolerar algún berrinche, o atrevimiento infantil. A partir de los  doce años se integraban los medios de socialización primaria y secundaria, para el entrenamiento a la convivencia  social: contención simbólica de esfínteres, deseos, impulsos y pulsaciones.  Los quince años   significaba oportunidad para  la diversión y el enamoramiento,   oportunidad para afirmarse entre pares, ganarse el reconocimiento y respeto de padres y mayores. Practicábamos la buena vecindad, la democracia, el respeto a las reglas de juego y el deporte era eso, deporte para desarrollar habilidades, capacidad de resistencia física, disciplina, equilibrio y competencia. Hechos   que de ningún modo estaban reñidos con la rebeldía.
Viví esos años sin morir en el intento,   fui una de las rebeldes sin causa. Buscábamos relaciones lógicas entre los hechos, la incoherencia entre la palabra y práctica, la intensión detrás de la información, el mensaje encriptado de los textos, razones entre sinrazones, interrogaba, escudriñaba, cuestionaba, creaba, proponía y llevaba adelante empresas negadas. Nuestra  rebeldía   nos empujaba a hacer cosas: desde construir escondijos en la copa de los árboles más altos, pasando por actos de servicio público, solidaridad, trabajo comunitario,  voluntariado, campeonato, excursiones explorando nuestro entorno, conocíamos todo lo que nos rodeaba incluyendo a los vecinos, vecinas como a la palma de nuestra mano.
Los días de semana todos debían trabajar, independiente de la edad y ocupación, los padres en sus labores, hijos/as en la escuela y labores de la casa. La diversión se correspondía con una a dos horas de juego en la calle: cuadra, solar,  el parque cercano o el club, luego de haber mostrado el cumplimiento de deberes, porque en ese tiempo teníamos deberes y casi nada de derechos.
Si lográbamos obtener la venia de la madre y/o el padre, aún así l@s ami@s no habían alcanzado las condiciones para salir un rato a la calle, en el mejor de los casos teníamos una hora de televisión en compañía de toda la familia, decidiendo el programa por mayoría que coincidía generalmente con aquello que estaba permitido por los padres. Una hora de TV, interrumpidos por la conversación o la pelea ente herman@s coincidentemente con los comerciales. Cuando por una u otra razón no había Tv, estaban los cuentos andinos de papá, mamá y algún otro pariente a quién le había tocado el turno de estadía en casa.
Los fines de semana era fiesta dentro y fuera de la casa, el desayuno era temprano, por mucho que nos hubiéramos desvelado el día previo, a las ocho de la mañana tod@s estábamos a la mesa, se cocinaba lo mejor y preferido de la mayoría, democracia cerrada en este caso. Se almorzaba al medio día enlazado con la sobremesa que se extendía hasta el lonche y continuaba con la cena, sólo a quien le tocaba (por turno) recoger la mesa y lavar los platos, se perdía o cortaba la conversación pidiendo que repitiera, en casa a veces juntábamos los platos del almuerzo con el de la cena para lavar en grupo y seguir comentando lo comentado.
Si eran buenos los tiempos, tocaba paseo de   domingos: al zoológico de Barranco luego  San Miguel, las Playas de Chorrillos, Agua Dulce, Miraflores, Ancón, San Bartolo, Puerto Viejo, Santa María. El Parque la Reserva, Mangomarca, Campoy. Y en largos fines de semana de viaje a Chosica, Matucana, Huacho, Barranca, Lurín, Cañete, zonas percibidas como alejadas de Lima porque demandaban tiempo de traslado y estadía. En el parque, campo, río o playa, jugábamos tod@s y nos divertíamos juntos. Sólo lo hacíamos por grupo de edad cuando los padres se agotaban.
En mi caso tuve más fortuna los fines de semana largos, solíamos realizar incursiones de exploración y acampar con mi padre por las zonas cuasi vírgenes del distrito y allí tuve mis lecciones de campo sobre astronomía, arqueología, geofísica, zoología, botánica, sobrevivencia, autoestima, fortaleza, filosofía (especialmente en deber, derecho, justicia, moral), fe y amor al ser supremo, Dios y mitos. De allí mi idea que era un sabio sin mayor título que el de padre.
Pueda que mi sentir de un invierno en tiempo de otoño inconcluso, me incline por arrullar recuerdos puramente afirmativos antes que críticos y cuestionadores. No es mi intención. De ningún  modo está en mi percepción señalar que antaño fue mejor, sólo diferente, más claro y menos complejo, sin necesidad de ser escudriñado en 4D.
Este invierno que se instala  abruptamente sin que haya sentido al otoño y se me hace extinto, me ha recordado que nuestras relaciones de antaño eran  directas,  donde se aprendía a distinguir y diferenciar los actos que ayudaban a la convivencia, al trato con respeto y también por qué no de mediana seguridad. Y ahora que lo pienso detenidamente,  el sentido del deber con l@s otro@s estaba claro,  no había duda alguna, las palabras tenían el significado correspondiente, un sentido de urbanidad sin necesidad de exigir  respeto a determinado derecho.
En este punto me asalta un temor, estoy romantizando el pasado cuasi colonial, oligarca, machista, sexista, discriminador, europeizante con la percepción del indio como paisaje.   Me sobrepongo y advierto, que mi recuerdo de antaño tiene que ver justamente en las formas de relación social carentes de los derechos actuales, con mayores obligaciones y  con menores signos de brutalidad y locura cotidiana  en la  violación de derechos, por cuanto   emergen nuevas interrogantes.
¿Cuánto de derecho  hemos alcanzado?
¿Cuánto de  obligaciones han significado?  
¿Cuánta  articulación entre derecho y obligación es posible?

Los derechos

Respecto a los derechos, hemos clarificando los imprecisos. En algunos casos arrancados y comprometido  tanto a los sujetos de derecho como a las instancias nacionales e internacionales que garanticen su implementación y cumplimiento. Pero también se han dejado    puertas de acceso o han emergido de sus vacios asideros para su incumplimiento o violación.
Cotidianamente asistimos un@s con indignación, otro@s con hartazgo  y también con resignación a la violación sistemática de cada uno de los derechos alcanzados, sea por el ciudadano común transformado en infractor o delincuente, las instituciones destinadas a preservarlas que simultáneamente han permitido el asentamiento de mecanismos para su violación, las autoridades elegidas para salvaguardarlas transformados en violentadores y violadores impunes, mostrando un panorama que pareciera superar  prácticas de hordas  primitivas  que resolvían las diferencias por la ley de la fuerza, el poder  y la muerte.
El modo y la crueldad con el que se violan cada uno de los derechos reconocidos, la premeditación, alevosía  y ventaja que emana de cada delito, cuestiona las convenciones que nuestros ancestros celebraron para garantizar la convivencia social, luego de ganar cruentas batallas y discusiones inagotables. Reeditado creativa y periódicamente en nuestro tiempo, cuanto más hablamos de tolerancia, inclusión, equidad, justicia, libertad, buena y vida plena, más se aproximan nuestras relaciones sociales a prácticas que no sólo contradicen al discurso, sino que lo niegan.

Las obligaciones

La respuesta a la interrogante de cuantas obligaciones tenemos, asumimos y cumplimos, se torna cada vez más escuálida, cuando advertimos que   los derechos conquistados son asumidos sin  obligaciones desde las partes comprometidas.
En la segunda mitad del siglo XX, tiempos que dibujaba al inicio de este artículo, las obligaciones provenían de la socialización primaria que mujeres y hombres teníamos en el hogar, independiente de si ellos eran patriarcales, sexistas,  etc. la familia proveía de las bases en cada futur@ ciudadan@  de las reglas básicas para una buena convivencia o mínima tolerancia, asociado con la edad, los espacios, los roles y los niveles de autoridad. A ello contribuía la escuela, los pares, la comunidad, las instituciones religiosas, los partidos y el Estado a través de sus diferentes entidades como sucede con la policía. Sin duda much@s hemos luchado por reconfigurar y ampliar de contenido o modificar  lo que encontramos, sin embargo es innegable la importancia de su existencia referencial, sea para su afirmación, modificación o cambio.
En el tiempo actual  que corresponde al segundo decenio del siglo XXI, la familia como referente de formación para la convivencia social, está cuasi disuelta, la escuela se ha transformado en el mejor de los casos centro de información y consumo, en el peor de los casos e independiente del género, en centro de entrenamiento para conductas sociales, la comunidad ha dejado de ser referencial y real para tornarse virtual, los grupos de pares donde se producían las prácticas de afirmación de identidad hoy son inestables, mediados y no necesariamente están constituido por generaciones, se produce alta movilidad real y virtual. Las instituciones religiosas anquilosadas en principios y conductas contradictorias válidas para la edad victoriana, han dejado de ser el punto de formación espiritual, moral y ético. Sucede otro tanto con los partidos que se han desprendido de sus elementos centrales de especificidad, atracción y aporte socio-político: vocación de servicio,  voluntariado, ética y propuesta utópica en el sentido de imaginación para una sociedad deseable. El Estado ha renunciado a su condición de garante de la buena vida en sociedad, de fiel equilibrio de la balanza, promotor de la vida social,  nacionalismo y sentimiento patrio.

Factores intervinientes en derechos y obligaciones

El rol tradicional y desgastado de la familia, pares, comunidad, escuela, iglesia, partidos y Estado, en la formación de cada miembro de la sociedad ha sucumbido de forma estrepitosa  siendo sustituido por la  tecnología, el mercado, los medios de comunicación y la globalización.
La tecnología al alcance de tod@s, si bien  ha introducido un nuevo concepto de información, formación, conocimiento, tiempo y espacio en nuestras vidas, también se ha transformado en llave para abrir muchas puertas a todas las edades,  independiente de si cuentan con   capacidad crítica y conciencia de su elección y consumo. Los grupos vulnerables hoy se transforman en víctimas sin mecanismos de defensa aprendida socialmente, corresponsable de su riesgo y victimización por disposición.
La tecnología, contribuye al mayor ensanchamiento de brechas generacionales que irónicamente apunta a la incomunicación y aislamiento. A las brechas generacionales que alimenta la tecnología, se añaden los culturales  y profundizan a las condiciones de pobreza que de la carencia de satisfacción de alguna necesidad básica: alimentación, vestido, vivienda, servicios básicos, salud y educación añade acceso  tecnologías de información y comunicación (TIC). Cada aparato desprovisto de su condición instrumental como  un medio para, viene siendo  transformado en referente de ser, alimentando la ansiedad por el consumismo, posesión y fuente de referencialidad, estatus social, económico, político y cultural.
El mercado ha entrado a definir las pautas de conducta, valores y reglas de  juego de cada individuo, todo es posible y tiene un precio, puede obtenerse si estás dispuesto a pagar, no importa el medio sino el fin. El Estado ha pasado a ser garante del ciudadano para asumir al mercado dejando de cumplir el rol para el cual fue creado socialmente: la garantía de  una convivencia armoniosa,  mediante la  promoción, atención y protección de los derechos, garantizando la satisfacción universal de necesidades básicas.
Las necesidades básicas se han transformado en producto de diversa calidad como niveles de consumo tienen las personas, dejando de ser universal antes de alcanzarlo.  Los derechos se norman pero no se cumplen y en correlación las obligaciones son difusas o extintas.
L@s Polític@s han modernizado a los partidos políticos,  transformándolo en empresa social, familiar o anónima, donde todo tiene precio, cada  militante es un socio con aporte propio, cuanto mayor sea,  más oportunidades, beneficios e impunidad. No hace falta práctica democrática a ella se apela para referirse al voto o cuestionar al oponente, la reelección es un escándalo en el contrincante, distinción y reconocimiento en el propio, hasta  cierto grado de regocijo interno por el trasfondo de insustituibilidad. La revocatoria  ha sido despojada de su condición de herramienta de control y sanción ciudadana a la mala gestión pública, siendo cuestionada por tirios y troyanos que se alinean para su eliminación.
No hace falta una trayectoria con práctica de servicio voluntario, político y social, ni formación doctrinaria, profesional, ética y moral. Basta con el arreglo de certificación fraguada o transada, algunas distinciones académicas o profesionales en contextos y contenidos distintos, auto-reconocimiento de elegibilidad y habilidad para el engaño, estafa, adulación, negociación, lobby. Y si llega al máximo puesto de poder político y enriquecimiento ilícito, basta con renunciar  desde un lejano lugar a buen recaudo, declararse perseguido político y esperar hasta que prescriba con oportunidad de reincidir. En tanto  se trata de una sociedad sin memoria, permisiva, indiferente y convencida por las leyes del mercado, que no hay otro modo,  porque todos roban (se cobran) y si este hace algo aun equivocándose se ha ganado una  nueva oportunidad.
Los medios de comunicación  brazo extendido del mercado se introduce en cada casa, vaciada su contenido de hogar a cambio de un TV plasma gigante, cable HD de paquete completo directo o clandestino y  blu ray, servicio de internet de banda ancha o sub-conectada, cada integrante de la familia con celular, tablet, blackberry , enlazado con RPM, etc, etc. Un hogar con todas las herramientas para moldear la conducta de tod@s interconectadamente.
Niñ@s encerrados en ambientes de 50 a 90 m2  por el riesgo externo y ausencia de parques públicos accesibles, dejan de percibir las formas y colores de los alimentos mientras bocado y a bocado consumen enlatados televisivos, sin espacio para la imaginación porque todo está programado.
Los jóvenes  cuentan con  todas las ofertas desde la sublimación de la guerra, sexo explícito y violencia morbosa, hasta un futuro exitoso con departamento, auto, alcohol, con  mujeres u hombres disponibles por compañía.
Las mujeres adultas  pueden combinar  novelas lloronas con narcotráfico y prostitución, las series o  programas del medio día donde son caricaturizadas, salpicados de comerciales que afirman estereotipos   de ser felices  e infelices asociados con el nivel de consumo,  revestimiento y transformación del cuerpo, nivel de seducción y paz que ofrece a la pareja, con el valor agregado de su liberación sea como profesional o emprendedora exitosa en el trabajo y aporte económico.
Los hombres cuentan con canales exclusivos de deporte y películas con comerciales de licor, autos y tecnología con imagen de mujer. Si esto no es suficiente el internet ofrece todo los caminos y oportunidades desde el menú del día, pasando por orgasmo en línea hasta la construcción de un arma casera, una bomba  y las diferentes formas de suicidio o asesinato.
La globalización nos ha abierto la ventana al planeta, desentrañando  misterios,  mostrando hazañas, exhibiendo al poder en sus diversas dimensiones,  develando avances científicos, rompiendo silencios, derribando murallas,  aproximando tiempo y espacio. Pero también nos asoma a las miserias humanas, las bajezas, su bestialidad e instintos exacerbados.
Una sociedad sin conciencia, profundamente consumista, individualista, indiferente, ocupada en su autocomplacencia y re-creación para alcanzar   modelos estandarizados de ser niñ@s, adolescentes, jóvenes, adult@s, ancian@s, sin curiosidad científica para indagar, cruzar y  procesar información. Desprovistos de aprendizajes para procesar   la frustración. Con una profunda  insatisfacción personal al extremo de crearse avatares y  acceso al consumo máximo de emociones que lo transforma en potencial víctima o victimario.
Este panorama dibuja a una sociedad  desprovista de obligaciones, deseosa de derechos  y anhelante de impunidad. La práctica de: “hecha la ley, hecha la trampa” ya no expresa la habilidad profesional de entendidos en el derecho, sino de tod@s, de abajo hacia arriba, de menor a mayor, de cabo a rabo. La máxima que podría graficar nuestra condición de sujetos de derecho es: “Todos tenemos derechos pero el otro tiene la obligación”. Obligaciones  que desconocen y si esto sucede se guarda bajo siete llaves.

Cuanta articulación cabe entre derecho y obligación

La existencia de una constitución,  Ley, Decreto Ley (DL), Decreto Supremo (DS) y Reglamento  relacionado con derechos individuales, sociales, económicos, culturales y políticos, vienen a ser    marcos normativos, importantes, pero insuficientes si no se tiene claro el significado de ser sujeto de derecho
Somos  sujeto de derecho, cuando se tiene conciencia, conocimiento y capacidad para ejercerlo pero también el reconocimiento y asunción de sus alcances y obligaciones. En términos menos complejos, toda persona sujeto de derecho tiene como límite, el punto donde se inicia el derecho de otro sujeto, por cuanto  junto a cada derecho se contraen  obligaciones respecto a los otros.
Si es así de claro conceptualmente que a todo derecho le corresponde una obligación, a razón de qué nos hallamos ante su disociación, peor aún ante la posibilidad de irreconciliabilidad en su relación.
Pueda que esta situación devenga de los diversos caminos que hemos empleado ciudadanas y ciudadanos, grupos vulnerables y hacedores de políticas y leyes. Caminos a través de los cuales algunos hemos enfatizado en la dación u obtención de derechos generales postergando el detalle para los reglamentos que tarde o nunca llegaron o fueron disociados posteriormente por  responsables de su elaboración,  del espíritu que  inspiró la norma. En otros casos hemos obviado, omitido o invisibilizado la obligación correspondiente. Está  también la búsqueda de cambiar nuestras formas de relación social marcadamente colonial y propia del siglo XVIII con aspiraciones occidentales y tentadas por los atractivos del mercado,  hayamos creído que era suficiente con crear derechos a través de la norma, olvidando su naturaleza y desinteresándonos de la práctica legitimadora.
La naturaleza de la norma  tiene que ver con su  práctica, es decir previo a la existencia de una ley es preciso que tenga vida o asidero en la costumbre. Siendo deseable sea afirmativa a partir de la   práctica, donde su reiterada existencia y aplicación la legítima y transforma en norma  reconocida y asumida por tod@s y cada un@, tanto en  el lado de derechos como obligaciones.
Sin embargo,  también existe un proceso inverso, la presencia de una práctica que coloca en peligro o niega  prácticas establecidas, la preservación de bienes y personas. Generando la necesidad de crear  norma disuasiva, coercitiva y sancionadora. Es decir penalizando  un acto  no lícito,  un delito proveniente de un miembro de la sociedad al que se reconoce como delincuente, quien pierde  su derecho y asume una obligación institucional a medida que reconoce el derecho del otro.
Es posible que en nuestro esfuerzo reivindicativo, nos hayamos quedado sólo con aquello que nos beneficia y desatendido   la responsabilidad que implica y deviene en obligación. Peor aún pueda ser que hayamos olvidado nuestras múltiples dimensiones humanas y seres sociales,   colocándonos con comodidad en el rol, condición  o estado  que nos transforman en beneficiari@  preferenciales, desprendiéndonos de las obligaciones, al punto de habernos transformado en celadores de nuestra propia libertad y derechos sin obligaciones, espantándonos ante la factura que nos llega a través de la corrupción política/ pública, la inseguridad ciudadana, indiferencia en el cuidado del otro, violación sistemática de todos los derechos desde diferentes flancos,  injusticia e impunidad.
Esta primera noche que siento el rigor del  invierno en medio de un otoño fenecido, descubro finalmente que mi percepción de su agresiva   invasión, tiene que ver con esa sensación de  ciudadana  que contempla con desazón el desvanecimiento de obligaciones que acompasan los actos de las diversas violaciones de derechos de los que somos testig@s día a día. Pueda que mañana me ocupe de los principales derechos alcanzados y las formas de negación instaladas simultáneamente.

martes, 14 de mayo de 2013

A PROPÓSITO DE AMORES

Una foto que avivó mi amor adolescente, llenó de contenido mi fantasía romántica del héroe. Una imagen simbólica de la rebeldía y la lucha por un ideal que sobrevivió a las magulladuras, groserías y mansillación que acompañó a su muerte.
Un 14 de Mayo de 1928, nacía Ernesto Guevara de la Serna. Ciudadano de toda América, comunista, guerrillero y revolucionario. Murió creyendo en la opción elegida, cuya imagen simbólica hoy es sinónimo de rebeldía y libertad para jóvenes, no importa de qué parte del planeta u opción, basta su rebeldía y capacidad de construcción de utopías viejas o nuevas, El Che existirá mientras haya capacidad de indignación.




Me pregunto ¿Qué diría  y haría el  Che en el Siglo XXI si fuera peruano? En un escenario de elecciones políticas del 2011 disputado entre un ex militar sublevado tardíamente  ante un gobierno  espuria peruano-nipón negado tantas veces como  Pedro a Jesús. La hija del ex presidente  cuya única agenda esgrimida fue la liberación  del padre que renunció  al mismo cargo, desde  su condición y posición nipona, encarcelado y condenado por 25 años -sentando precedente en América Latina-.  Un ex funcionario peruano-norteamericano que sirvió y se sirvió en sus años de mayor productividad  a tirios y troyanos, sin abanderar su dimensión de ciudadano al servicio del país, distinguiendo su campaña con la groseria simbólica de ser sujeto de la envidia de cojones.  Un ex presidente  andino-peruano formado en Harvard y monitoreado por el FMI, que durante su gobierno destacó por su ires y venires, mentiras hechas verdades. Un ex –alcalde metropolitano  imagen acústica de pepe el vivo cuya práctica se inspira de la filosofía  el fin justifica los medios. Un ex cura que dejó de ser red maduro, tornándose en green porque vende más aun cuando el mercado  nacional no compre como evidenciaron los votos obtenidos.
Y ¿Qué diría  y haría? Si tuviera como cereza de la torta en el 2013 a un poder político, legislativo y judicial concentrado en la única agenda nacional: el indulto del ex  presidente    que se reinventó como peruano apropiándose  del día patrio como su onomástico. Mientras que la agenda del país se bifurca entre: el crecimiento económico y el incremento de la tuberculosis, enfermedad  producida por el hambre y/o la mala alimentación, convivencia y desinformación. Entre el aparente liderazgo  del continente e incapacidad para enfentar la inseguridad ciudadana amenazada por la delincuencia local, internacional, las fuerzas del desorden y los rezagos subversivos  entrelazados con el narcotráfico. Entre el discurso de la equidad, la inclusión y la no violencia contra las mujeres, mientras se incrementan  y diversifican estadísticas de feminicidio,  sexismo esgrimido por funcionarios públicos y extranjeros.
¿Cuál sería  la reflexión y acción del Che?  a cerca de un Perú  que cerrando el siglo XX eligió y toleró a un gobernante que reprodujo la historia circular peruana del oncenio de Leguía,  superándolo  en subterfugios, vilezas y podredumbre.  Que al ser  desenmascarado como corrupto/r , asesino intelectual de peruanas/os  y  latrocinio evidente,  se  reivindicó como japonés jugando con su nombre de Alberto Fujimori a   Kenya  Fujimori, para estar a tono y  parapetarse  entre las basatas del emperador nipón  como su súbdito. Aquel que fue mostró su lado oculto de la cobardía, dejando  que su hija de 25 años asumiera el costo de sus acciones. Renunció  vía fax  y no con carta de puño y letra como hoy que clama  clemencia.
Aquel  ex presidente que fue derrotado por su soberbia, creyéndose intocable, intentó postularse nuevamente  desde la plataforma del vecino país Chile,  siendo condenado por violación de derechos humanos, porque no pudo ocultar el delito como sucedió con el robo, hoy  exige  su derecho humano a la excarcelación por depresión. Alguien que no reconoció su delito ni pidió perdón por ello, pide en cambio que perdonen el delito que lo condena,  el cual  no prescribe ni tiene posibilidad de indulto en el derecho internacional.
¿Qué diría el Che? de ser y hacer política en nuestro tiempo y país, donde a nombre de la democracia  se comete los peores atropellos contra ella.