Una foto que avivó mi amor adolescente, llenó de contenido mi fantasía romántica del héroe. Una imagen simbólica de la rebeldía y la lucha por un ideal que sobrevivió a las magulladuras, groserías y mansillación que acompañó a su muerte.
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Un 14 de Mayo de 1928, nacía Ernesto Guevara de la Serna. Ciudadano de
toda América, comunista, guerrillero y revolucionario. Murió creyendo en la
opción elegida, cuya imagen simbólica hoy es sinónimo de rebeldía y libertad para
jóvenes, no importa de qué parte del planeta u opción, basta su rebeldía y capacidad de construcción de utopías viejas o nuevas, El Che existirá mientras haya capacidad de indignación.
Y ¿Qué diría y haría?
Si tuviera como cereza de la torta en el 2013 a un poder político, legislativo
y judicial concentrado en la única agenda nacional: el indulto del ex presidente que se reinventó como peruano apropiándose del día patrio como su onomástico. Mientras
que la agenda del país se bifurca entre: el crecimiento económico y el
incremento de la tuberculosis, enfermedad
producida por el hambre y/o la mala alimentación, convivencia y desinformación. Entre el aparente liderazgo del continente e incapacidad para enfentar la inseguridad ciudadana amenazada por la delincuencia local, internacional, las fuerzas del desorden y los rezagos subversivos entrelazados con el narcotráfico. Entre el discurso de la equidad, la inclusión y la no violencia contra las mujeres, mientras se incrementan y diversifican estadísticas de feminicidio, sexismo esgrimido por funcionarios públicos y extranjeros.
¿Cuál sería la
reflexión y acción del Che? a cerca de un Perú que
cerrando el siglo XX eligió y toleró a un gobernante que reprodujo la historia
circular peruana del oncenio de Leguía,
superándolo en subterfugios, vilezas y podredumbre. Que al ser desenmascarado
como corrupto/r , asesino intelectual de peruanas/os y latrocinio
evidente, se reivindicó como japonés jugando con su
nombre de Alberto Fujimori a Kenya Fujimori,
para estar a tono y parapetarse entre las basatas del emperador nipón como su súbdito. Aquel que fue mostró su lado
oculto de la cobardía, dejando que su
hija de 25 años asumiera el costo de sus acciones. Renunció vía fax
y no con carta de puño y letra como hoy que clama clemencia.
Aquel ex presidente que fue derrotado por su soberbia, creyéndose intocable, intentó
postularse nuevamente desde la plataforma del vecino país Chile, siendo condenado por violación de derechos
humanos, porque no pudo ocultar el delito como sucedió con el robo, hoy exige su
derecho humano a la excarcelación por depresión. Alguien que no reconoció su
delito ni pidió perdón por ello, pide en cambio que perdonen el delito que lo
condena, el cual no prescribe ni tiene posibilidad de indulto
en el derecho internacional.
¿Qué diría el Che? de ser y hacer política en nuestro tiempo y país, donde a nombre de la democracia se comete los peores atropellos contra ella.
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