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miércoles, 26 de junio de 2019

DOS TIROS POR LA CULATA DEL FUNDAMENTALISMO


Hace algunos días comentaba en un grupo online cerrado, a cerca de como el tiro le salió por la culata a la oposición fundamentalista del aprofujimorismo y sus incondicionales de turno, cuando reaccionaron censurando al compromiso y la alineación del Ejército Peruano con la campaña para erradicar la violencia contras las mujeres, a través del uso simbólico de un mandil rosado, como parte del programa "Fuerza sin violencia", cuyo objetivo es sensibilizar a los miembros de las Fuerzas Armadas (FFAA) respecto a las causas y consecuencias de la violencia de género, desde el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), motivando que a lo largo de estos días se produjeran posiciones a favor y en contra.

Si nos detenemos en el significado de mandil, hallaremos que es una palabra cuyo orígenes se remiten al árabe hispánico mandíl, derivado del árabe clásico mandīl o mindīl, este a su vez del arameo mandīlā cuya palabras raíz sería el latín mantīle o mantēle, para referirse a una 'toalla' o ‘paño de manos'. En español del siglo XXI, la Real Academia Española (RAE) le atribuye hasta cinco referentes, siendo el más cercano al tema: nombre masculino del delantal, que es una segunda prenda para proteger la ropa[1].

Descifrado el significado literal del mandil, puesto no aporta mucho para entender la controversia, revisemos el significado de rosa. La RAE nos refiere que proviene del latín rosa con hasta trece significados y catorce y más derivados compuestos. En la línea del tema, la décima acepción lo refiere como adjetivo del color rojo muy pálido, como de la flor rosa común[2]. Asociando ambas palabras: Mandil Rosa, tendría como significado que se trata de una segunda prenda de color rojo pálido para proteger la ropa.

Hasta este punto no hay misterio ni complejidad simbólica de vestir un mandil rosa, independiente de si este se coloca sobre una ropa diaria, de gala, uniforme; que explique tal escándalo, por cuanto hace falta explorar en el significado “escabroso” más allá de prenda sobre prenda y del rosa más allá de su color.

Antecediendo a la definición de mandil, está el delantal, una palabra compuesta: ‘De delante’ que se atribuye a una prenda de vestir que con peto (pechera) o sin él, es atada a la cintura, siendo usada para proteger la ropa en tareas domésticas o profesionales. Mientras que el rosa, como color podría ser también enlazado con el primer referente: el femenino de flor del rosal, notable por su belleza y la suavidad de su fragancia, atribuyendo ese contenido a una prenda de vestir y la persona según a su género. Si añadimos un tercer significado al color rosa que proviene de la última referencia de la RAE: adjetivo coloquial que en español le pertenece o es relativo a homosexuales. El panorama tiende a despejarse.

Visto así el mandil rosa, pasó de ser una prenda sobre prenda de rojo pálido, a delantal rosa flor, que revelaría el comportamiento sexual de quien lo use.

Este significado construido,  implícito e innombrable, sería aquel que está en la base de las reacciones de rechazo, cuestionamiento y alaridos que han esgrimido ante la foto de autoridades del ejército con delantales rosa, pidiendo rueden las cabezas de los(as) responsables, sin mayor éxito hasta el momento, salvo los misterios del universo.

Motivando que como respuesta se devele aquello implícito e innombrable, como falso, puesto que el vestido no define la identidad ni el ser, sin embargo sirve de canal para demostrar aquellos prejuicios basados en estereotipos y atributos relacionados con el género, donde se sostiene y reproduce la violencia contra la mujer. 

Si bien el mandil rosa, ocupó el primer lugar en su significado y significante del conflicto, en el otro extremo la discusión de la Campaña Hombres Por la Igualdad, permitió que visibilizar las políticas públicas para erradicar la violencia contra la mujer, junto a sus implicancias políticas, sociales, culturales y de género[3].

Esta confrontación de posiciones, produjo algo inesperado para los actores, una mayor difusión, conocimiento y adeptos(as) inimaginados respaldando la campaña, logrando que se posicionará por unos días como agenda en los medios de comunicación, el debate público y mercado, logrando aquello que no había alcanzado en más de tres años se ha producido en 10 días (18 y 28 de junio).

Hemos asistido a lo largo de estos días a una sostenida discusión sobre el tema hasta la sensura al punto que un programa de TV de cable con un conductor tipo macho alfa fue cerrado, consiguiento aquello que  pese a la protesta de un sector ciudadano se mantenía [4].
Los argumentos de forma, fondo y sustento que diversas mujeres y hombres han dado al respecto, mi balance es que esta primera etapa de controversia ha permitido visibilizar y posicionar la campaña. Siendo un tiro por la culata de sus detractores.

El tiro por la culata del mandil rosa, en realidad sería el segundo desacierto de quienes pretenden ser líderes de opinión enfrentados o resistiendo al proceso de cambio de nuestra sociedad respecto a una cultura de violencia contra la mujer y todo lo diferente, naturalizado y tolerado hasta la fecha.

El primer tiro por la culata de posiciones fundamentalistas, se habría producido, cuasi un mes antes (el 23 de mayo del 2019), cuando Fuerza Popular exhibió groseramente sus privilegios de mayoría en el Congreso, manejando según sus intereses un recurso “público/privado” adyacente. Me refiero al momento que abrió las rejas de la Plaza Bolívar para auspiciar un acto político del colectivo con mis hijos no te metas (#ConMisHijosNoTeMetas), esperando así visibilizar y posicionar su agenda de turno.

Sin embargo, su agenda desapareció, en tanto que el cautiverio de la plaza emergió como por arte de magia, colocando en cuestión su “secuestro y despojo”, respecto a la razón de ser de una plaza pública.  La cual no sólo fue enrejada y privatizada -como extensión del Congreso de la República por más de dos décadas-, sino manejada acorde a sus intereses.

Algunos(as) justifican el enrejamiento de la Plaza Bolívar en al riesgo que corría la sede del Poder Legislativo, de sufrir atentados de Sendero Luminoso (SL) en su momento. Argumento lejos de la verdad, puesto que esta decisión fue tomada cuando el fujimontesinismo, atribuía el éxito de su gobierno, a la derrota de SL, ergo si estaba derrotado, no era amenaza.


El enrejamiento se produjo en julio 1997, cuya fuente de verificación fue registrado en bronce, dejando constancia de quienes cometieron la felonía:   Víctor Joy Way Rojas, Carlos Torres y Torres Lara, Martha Hildebrand y Luz Salgado Rubianes[5], ante cuyo hecho todos(as) guardamos silencio, porque a diferencia de aquellos poderosos congresitas, sobre nuestras cabezas se movía el péndulo de ser sindicada(o) como terrorista si sólo levantábamos la voz, así es como se expropió un bien público, condenando protesta social como subversiva.

Tras 14 años de cautiverio de una plaza cuyo monumento central representaba la libertad, fue reabierto y retornada a la población en una ceremonia pública de celebración y regocijo “La plaza Bolívar es un espacio emblemático que representa y acoge a todos los países bolivarianos que trabajan para fortalecer la democracia en la región. Esta plaza se debe convertir en el Congreso del pueblo, porque a él nos debemos”, (Javier Abugatás, 18 agosto 2011)[6].

En medio de la celebración y regocijo, nadie se percató, que el autoritarismo se había parapetado una vez más, asechando el momento para aprisionar bajos sus zarpas la plaza junto a todo aquello que significara poder, asegurando un continuismo de esa dictadura disfrazada de democracia desde 1990, auto dinamitado en el 2000[7] y expuesto en su miseria entre el 2001-2009[8].

Si muchos creímos que la asociación criminal anidada en todos los poderes del Estado peruano entre 1990-2000 entró en crisis, para su séquito sólo fue un periodo corto de hibernación; quienes despachaba desde la salita del SIN, nunca renunciaron a esas prácticas, sólo se mimetizaron, esperando la oportunidad para retornar y hacer de las suyas.

Tras poco más de un quinquenio de “liberarse” la plaza del libertador, Luz Salgado retornó a la presidencia en el Congreso[9] y reincidió en su felonía, esta vez la capturó bajo el concepto de mausoleo sagrado: Cuando yo estuve en la presidencia prohibí que no hubiera ningún tipo de ferias, ni exposiciones, ni conferencias, ni marchas, en el año que estuve ahí. ¿Por qué?, porque entendía que esta plaza es un monumento cívico sagrado Y que no debía estar expuesto para nadie, así es” (Luz Salgado, 25 junio 2019, 6:09 - 6:28)[10], como lo  afirma al final del vídeo.


Esta segunda captura de un bien público, privatizado para 130 congresista y sus aliados, ya no requirió de una placa de la vergüenza, bastó la concepción de una lógica inspirada y sostenida en la doble moral fundamentalista, de quienes al interior del templo se arrodillan, golpean el pecho y arrepienten de sus pecados, al salir de misa, seguirán dando con el mazo a quien se le ponga al frente o costado.

Luz Salgado como excelente fujimontesinista con escuela y trayectoria, no había cambiado, sólo se había reciclado. Tampoco la ciudadanía había cambiado, dejamos hacer y pasar, naturalizamos la privatización, la expulsión de todos(as) en favor de un puñado propietarios(as) de turno.

Sin embargo, una vez más la obnubilación que suele producirse en quienes se creen poseedores del poder por mandato cuasi divino, es también su hándicap. El grosero manejo del poder y respaldo con fines políticos de posiciones fundamentalistas como los del colectivo #ConMisHijosNoTeMetas [11], es también el núcleo desde donde se gesta su propia aniquilación. Su privilegio hizo que la Plaza Bolívar se tornara en el espacio de disputa, creando condiciones para que otro colectivo lo reclame y se posicione con derecho.

Y por esas ironías del universo, la oportunidad de la fecha cercana al aniversario de la lucha gay por su reconocimiento, ha hecho que sean quienes demanden como espacio de expresión para el colectivo LGTB (Lesbianas, Gais, ​ Bisexuales y Transgénero),  apropiándose de él este 27 de junio  para  exigir igualdad en la plaza de la libertad [12].

Tanto el desarrollo e implicancias de la controversia de los mandiles rosa como la toma de la plaza de Bolívar por colectivos, requieren el desarrollo de un artículo propio. En este, sólo quise mostrar cómo una posición y estrategia con escasa o carente lectura de los cambios en el país y el mundo hacen que sus resultados sean contrario a los esperados, para mí se grafica en el viejo refrán: “El tiro les salió por la culata”, en este caso fueron dos tiros al hilo, en poco más de un mes.



[6] Congreso reabre puertas de la plaza Bolívar al pueblo, 17 de agosto 2011m, 14:11 h. https://andina.pe/agencia/noticia-congreso-reabre-puertas-de-plaza-bolivar-al-pueblo-374215.aspx
[7] Provocando la huida de Fujimori cual vil ladrón y renunciar por fax a la presidencia del Perú, desde Japón
[8] El Tribunal Supremo de Perú condena a Fujimori a 25 años de cárcel, Jaime Cordero, 8 de abril 2009. https://elpais.com/diario/2009/04/08/internacional/1239141605_850215.html
[10] Así reaccionaron los congresistas a la autorización de Salaverry para el colectivo LGTB, 25 junio 2019, 6’:28”https://www.youtube.com/watch?v=U_LTUP3IuNk
[11] ‘Con mis hijos no te metas’: Rosas gestionó ingreso de manifestantes a Plaza Bolívar, 24 mayo 2019, https://www.americatv.com.pe/noticias/actualidad/mis-hijos-no-te-metas-manifestantes-protestan-plaza-bolivar-congreso-n372669
[12] Congresistas piden que colectivo «Marcha del orgullo» pueda utilizar Plaza Bolívar, 25 mayo  2019, https://telemas.pe/politica/congresistas-piden-que-colectivo-marcha-del-orgullo-pueda-utilizar-plaza-bolivar-68378/

martes, 16 de abril de 2019

ENTRE EL CELIBATO Y PEDERASTIA


Tras mi peregrinar por credos y religiones a lo largo de mi segunda vida -considerando que cada una de ellas tiene ciclos de siete años-,  me detuve en ese entonces en aquella que  mis padres me heredaban, donde fui bautizada y encomendada a la santa de mi madrina, en la semana que siguió a mi nacimiento, porque no pasaría de ella.  Por cuanto soy Católica por opción, convicción e iniciativa de mis catorce años, donde hice simultáneamente mi primera comunión y confirmación, eligiendo la iglesia, el proceso de preparación y la madrina, sin ocupación ni presión de mis padres o inversión de conversión de la iglesia como institución.

A diferencia de muchas personas que buscan su espiritualidad cercano a la muerte y por temor a ella o sólo por el peso de sus “pecados” y las  ganas de depositarlo en algún lugar o responsabilizar a un  ser supremo de su destino,  yo lo inicié aproximadamente alrededor de mis seis años, tomada de la mano de mi tía abuela Rosa Herrera.

En aquel entonces,  mi posición de exclusividad como ombligo del mundo fue trastocado, había nacido mi hermana Lucy,  por tanto dejé de ser el centro en la vida de mis padres, así que mi abuela Rosa era mi refugio, especialmente los fines de semana. Por su lado,  ella había iniciado el proceso usual, tras la búsqueda de su espiritualidad, así que por esos abismos y puentes de encuentro intergeneracional, recorrimos juntas las iglesias protestantes, nos asomamos a las sectas y hasta los círculos de oración.

Mi abuela se detuvo en la biblia, cuando bordeando los setenta años aprendió a leer. Pienso que se habría agitado y conflictuado menos, si hubiera decido aprender a leer antes de su incursión por todos los credos, hasta que finalmente se libró de todas las religiones, siguió a su propio corazón y divinidad. Mientras esto sucedía con mi compañera de viaje espiritual, yo seguí en mi búsqueda, inclusive después de declararme católica. Hoy estoy cercana a mi abuela, gracias a ella, requerí menos de la mitad de su tiempo para comprenderlo.

Cuando alguien me dicen lee la palabra de Dios, suelo mirarla con conmiseración pienso y me digo en silencio: “Si supieras que he leído desde mis seis años, todas las traducciones, incluyendo las apócrifas”. Sucede que durante el peregrinar de mi abuela, me pedían leer por ser la única de mi edad que lo hacía con propiedad y también porque muchos de los(as) participantes no sabían leer tal y como mi abuela. En tanto que yo aprendí a los cinco, al igual que mi niña Puñuy, luego  leería con avidez la biblia, y más adelante, participaría de muchos curso de teología.

Un tema que he discutido largo, con más de un amigo sacerdote y monja, especialmente entre mi adolescencia y juventud, fue el cuestionamiento a sus votos de castidad y/o sometimiento al celibato,  sobre esa renuncia “voluntaria” a ejercer su sexualidad. Lo hice gracias a mi privilegiada cercanía y posición irreverente,  mi observación de hechos,  vidas y haceres compartidos. 

Solía preguntaba porqué y cómo canalizaban su  natural  y humano líbido. Hoy debo reconocer que sólo debía pensaren aquello que sucede en la convivencia militar allí donde los hombres se juntan poniendo siempre a prueba su virilidad y estereotipo, abusando del más débil, aquel que no cubría los atributos del macho fuerte.
La pederastía(1) como práctica sistemática al interior de la Iglesia Católica (IC)  nos mueve y remueve, por su implicancias y significado, su desborde es cual huayco que arrasa con todo,  sea por el lado personal de los(as) involucrados(as), como por el colectivo, social e institucional. Mostrándonos cómo se entronca la subordinación de la sexualidad al poder de la religión, en manos de una secta, alta y efectivamente organizada para la satisfacción de sus fines.

Ese binomio poder  y sexualidad, puede crear y recrear monstruos aberrantes, en las instituciones religiosas encerrarlos bajo siete llaves, encubrir y tolerar monstruosidades de la puerta para adentro, en tanto que desde un púlpito o la puerta para afuera, se condena el ejercicio sexual libre y diversa como seres humanos que existen en la tierra.

Casi adolescente me di cuenta de la humanidad de mujeres y hombres tras los hábitos. Sólo tenía 10 años cuando un monje franciscano fue a realizar su labor de profeta a mi colegio, era muy  joven posiblemente alrededor de los 25 años; pronto fue rodeado y acosado por las chicas de quinto,  el pobre no sabía cómo sortear esos momentos mostrando en el rostro el cambio de colores igual que un camaleón.  En casa me habían enseñado que los curas eran santos varones a los que se debía respeto y obediencia que constataba en la realidad que no era así, para mí  un monje era igual que un cura u obispo, porque todavía no diferenciaba un hábito de otro ni jerarquía alguna. 

Observar el comportamiento de aquel fraile y mis compañeras mayores, unido a mi mirada deambulante por otros credos me hizo suspicaz y menos crédula, aterrizando pronto en el convencimiento que no eran santos ni diferentes a todos(as), salvo sus trajes incómodos hasta los pies. No terminaba de comprender, porqué  si tanto criticaban que las niñas usáramos pantalones (en aquel entonces), los curas usaran sotanas cual vestido largos de mujeres  y los tomaban por santos. Tiempo después, lo poco que quedaba de la aureola mística de los curas, se me diluyó cuando leí la anticlerical novela Flor del Fango del José María Vargas Vila (1895)[2], que hallé en la basura sin pasta y faltando algunas hojas iniciales.

Más adelante cuando me hice  parte de la gran comunidad cristiana de San Cristóbal que en ese entonces  involucraba todo San Juan de Lurigancho y parte del Rímac,  donde Gustavo Gutiérrez y compañía desarrollarían la Teología de la Liberación,  observé como los curas  entre broma y broma se toqueteaban con algunas laicas y monjas, pareciéndome cada vez más humanos y menos alados. 

A ello se sumó que en cuarto y quinto de secundaria, nos enseñó el curso de religión una monja, que era mejor artista cantando y bailando el flamenco que profesora de religión. Cuando tenía oportunidad le preguntaba por qué  seguía de monja, ella respondía: “Porque amo a Dios y estoy casada con él”, yo insistía: “¿Lo has visto o sentido alguna vez?”, ella decía: “Todos los minutos de mi vida”, sonreía y se alejaba, en tanto yo me seguía preguntando cómo sería eso de amarse sin tocarse. Aun hoy me sigo preguntando, respecto a los casos de amores virtuales.

En la parroquia discutía con los seminaristas, diáconos y curas, cómo se sentían con su voto de castidad, por qué los hermanos nunca llegarían a ser sacerdotes, las monjas no podían hacer misa, porqué se tenían que ir de un lugar a otro y no tenían idea de dónde envejecería. Algunos me eludían con evasivas, otros me sonreían  y muchos se refugiaban bajo el concepto de vocación y también había quienes sólo me miraban con sospecha.

Cuando conocía Rosa Dominga en su trabajo con las prostitutas, declarada feminista y me asomó a los primeros escritos colocando el dedo sobre la llaga; junto a la masiva fuga de los seminaristas  jesuitas, curas que hacían misa y algunas monjas  entre 1978 a 1985, para sumarse a los partidos de izquierda, la educación popular, fundar o cofundar  las primeras ONG, estuve convencida que la enajenación de la vida sexual, familiar  de monjas y sacerdotes era insostenible.

Hasta inicios  de los noventa, insistí en aplicar el análisis social a las instituciones entre ellas la iglesia católica, y por ende, la necesidad del cambio en sus políticas, estaba convencida de la impostergable su democratización. Mi convencimiento creció, cuando fue esclareciéndose el papel de la Iglesia Católica en la vida política y el poder con la actitud, opinión y práctica del ex Cardenal Cipriani[3], se me antojaba cada día más castrense, más hipócrita e incoherente en su cúpula, mientras los de abajo tenían vidas uniformes, de privaciones y parecían mitad monje, mitad soldado,  despojados principalmente de su libertad de elegir, hacer, estar, con  quien y como vivir.

La castración simbólica de hombres y mujeres al  servicio de la Iglesia Católica aparecía desde mi infancia como  insostenible, porque era negar una condición humana a veces profundamente compleja  e impredecible, como sucedió con una pareja que ha quedado en nuestra historia, nos guste o disguste. 

Me refiero al caso del ex sacerdote Carlos Álvarez Calderón Ayulo quién renunció a sus votos  y se casó con la ex monja que se convirtió en Nelly Marión Evans Risco de Álvarez Calderón. El murió abrazando la educación popular que fue a lo largo de su vida su vocación y refugio[4]. Ella  lo abandonó junto a sus hijos para ser parte de Sendero Luminoso, transformándose en un hilo de la madeja que  hizo caer a Abimaél Guzmán[5], fue encarcelada y sobrevivió a la matanza del penal Castro Castro bajo el régimen de Fujimori y vivió para contarlo[6], pago su deuda social con 15 años de encierro y hoy está libertad[7].

Me asomé a las implicancias de las condiciones de vida de las monjas y sacerdotes,  fuera de la iglesia es decir la comunidad donde actuaban, cuando comprendí aquel viejo dicho: "Y por qué  que no a mí, ¡Acaso soy hijo del cura!", descubriendo el contenido simbólico del mismo. Pese a la presión del celibato, los curas de ayer como hoy tienen familia e hijos(as) gracias al amparo  de la distancia entre las zonas alejadas de un país y su capital, menos por rebeldía que flexibilidad institucional.

Allí donde no llega el Estado se diluye tanto el derecho como la norma y sólo se impone la costumbre, los códigos, pactos y poderes locales. Allí tampoco llega las manos de las autoridades eclesiales ni los "pecados sancionados por Dios", la presión institucional y/o sanción, pueda que por ello que sólo se expresa complicidad, tal como se grafica dos siglos atrás en la novela  Aves sin Nido de Clorinda Matto de Turner (1889)[8]  ambientada en el Cusco o en la Distancia que nos Separa de Renato Cisneros (2015)[9]  cuya historia se inicia en un pueblito de Huánuco y discurre hasta nuestras vidas contemporáneas.  

Fue alucinante en mis primeros viajes hacia el interior del país conocer  por ejemplo, las leyendas del convento de Santa Catalina en Arequipa (1975)   y luego de Santa Rosa de Ocopa en Concepción (1983)  donde todo  lo asociado con fetos enterrado parecía sólo superstición y maldad pura de ateos.  La cúspide fue cuando haciendo turismo con mi hija (1993)  conocí a Santa Fortunata, (momia a la que le crecía el cabello y las uñas) en el convento de Moquegua,  supe de la historia de la niña milagrosa,  que al poco tiempo aparecería como  contenido en la obra "Del Amor y Otros Demonios" de Gabriel García Márquez (1994)[10].

Allí me convencí entre la realidad y ficción que el sufrimiento humano de los seres alrededor y dentro de los claustros de la iglesia católica desbordaba mi argumento de democracia y derechos personales para situarse en el centro de los derechos humanos. Será por eso que la obra de Gabo me dolió hasta las lágrimas, en tiempo que estas no existían en mi vida, siendo desde ese entonces el regalo predilecto para mis sobrinas(os), junto con el Profeta de Khalil Gibran (1896) [11], Carta al Padre de Franz Kafka (1919)[12], las poesías de Ernesto Cardenal (1966)[13], 20 poemas de amor y una canción de Pablo Neruda [14]

Los casos de pederastia y abuso sexual, de niños(as), al cuidado de sacerdotes y también monjas, que  desde inicios de este nuevo siglo sacude a la Iglesia Católica, en lo personal afirma mis percepciones de adolescente, cuando observaba incoherencia entre discurso y práctica, como aquello que se decía en voz baja, que no quita la coexistencia de seres excepcionales con tanta devoción, gratuidad, entrega y servicio que conmueven en su ser y hacer. Aceptar esto último es también tolerancia y reconocer la diversidad en la sexualidad y la práctica de vida de seres humanos.

De allí atribuir  que el problema de los abusos y violaciones sexuales al interior de la iglesia católica  sea producto de algunos pocos "desviados(as)" es ocultar el sol con un dedo, negar la responsabilidad política de los jerarcas en una institución jerárquica y vertical, es no asumir con responsabilidad la atención y solución del problema.

Sigo creyendo como en mis 18 años, que la  decisión de castración simbólica  tanto de mujeres como hombres que son parte de la iglesia católica,  por obra y gracia de la  jerarquía eclesial, no anula su humanidad, sus tensiones, pulsiones y lívido, sólo se contienen hasta desembalsar en aquello que justamente condenan, abuso, felonía, en sus términos pecado.

Hoy estoy  más convencida que ayer, que tanto la estructura y dinámica de una iglesia jerarquía, dogmática de poder absoluto y cuasi divina que se instauró en la Iglesia Católica y que perdura hasta nuestros días, es aquello que se transformó en caldo de cultivo para el refugio de  pederastas, violadores, abusadores. Jamás sabremos la dimensión histórica, porque se remota a muchos siglos. 

Denunciar, buscar justicia y reparación, no sólo es la recuperación en parte de las víctimas, es ante todo despojar de divinidad los desaciertos humanos, así como la posibilidad de cambiar el sistema patriarcal y despótico instalada en las instituciones centrales de nuestras sociedades como suelen ser las iglesias, sus autoridades y el uso de sus religiones.



[6] Ver lo asociado con su relación de pareja, maternidad y familia ver pp. 8-11https://es.scribd.com/doc/163551000/Testimonio-de-Nelly-Evans-a-la-CVR

viernes, 12 de agosto de 2016

#NIUNAMENOS. TODAS LAS MUJERES TODAS Y ALGUNOS HOMBRES TAMBIÉN

La lucha de las mujeres por el reconocimiento a sus derechos históricamente está asociada al siglo XVIII y la revolución francesa, porque  movilizó a mujeres y hombres en una lucha social por libertad, igualdad y fraternidad. Y cuando obtuvo el triunfo, sentó el primer hito de la exclusión e invisibilidad de la mitad de la población, las mujeres[1], con la promulgación del   Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), transformándose en el desencadenante de la rebeldía de las mujeres, encarnada primero por Olympe de Gouges quien  reivindica  el derecho y posición de las mujeres en una sociedad nueva con su histórica Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana (1791)[2].  Paralelo a la obtención de las primeras reivindicaciones civiles con el derecho al Voto en  el Estado de Nueva Yersey (1776),  Francia  (1791-1793)[3].
Desde 1960 a la fecha, el movimiento de mujeres y el movimiento feminista de la Región y el país, han movilizado esfuerzos por enfrentar la violencia contra la mujer, desde el reconocimiento, denominación y  vibilización  pasando por la creación de actos simbólicos e instrumentos internacionales, hasta actividades concretas de intervención para la prevención, atención, protección y recuperación de la mujer violentada.
Labor que en algunas líneas tuvo éxito  y en otras se pervirtieron o quedaron secuestradas, adquiriendo condición de  agendas pendientes y palpitantes. Los temas, emblemáticos y casos simbólicos así como la creatividad de las mujeres para llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres, no pasó de ser iniciativa de colectivos,   en el mejor de los casos, logró la conjunción de mujeres organizadas a lo largo de cuatro decenios del siglo pasado y durante estos primeros diez y seis años del nuevo siglo.
Lo que ha sucedido hoy 13 de agosto del 2016, sin duda va más allá de los sueños y expectativas más ambiciosas y optimistas de quienes tuvimos y tenemos en nuestras agendas y activismo comprometido la erradicación de la violencia contra la mujer.
Hoy hemos despertado como sociedad plena a un nuevo siglo, sin duda por muchas razones dependiendo del cristal con que se mire. Desde mi perspectiva, estaría asociado  a cuatro factores: a) la intensificación de la violencia contra la mujer a niveles intolerables e innegables, b) la incapacidad de un sistema de justicia que permanece de espaldas a una realidad aferrada a prácticas y pautas que funcionaban en el siglo XX,  c) la era  digital que ha trascendido al espacio y tiempo de su concepto tradicional y d) las nuevas prácticas y expresiones de las mujeres de esta generación.
La intensificación de la violencia contra la mujer,  se viene dando en el país  a niveles intolerables e innegables tanto bajo la responsabilidad del Estado como organizaciones terroristas, delictivas, instituciones privadas e individuos.
Los casos más emblemáticos vuelven una y otra vez, como lo sucedido con aquellas víctimas del conflicto armado y las esterilizaciones forzadas. En el primer caso producto de la violación sistemática como mecanismos de tortura e “inteligencia” y  la segunda, como resultado  de medidas de política poblacional draconiana. En menor medida, pero no por ello menos importante e indignante, el abuso, acoso y cosificación de las mujeres al interior de las fuerzas armadas, Policía Nacional de Perú poder ejecutivo, judicial y legislativo. Más preocupante, cuando se cruza con espacios, instancias y operadores de   instituciones, cuya función es promover y proveer la protección de las mujeres, sin distinguir edad, posición, rol y desempeño.
Desde el lado de la sociedad civil organizada o individual,  bajo la forma de discriminación, devaluación, exclusión y cosificación. Están las mujeres objeto de    violencia  social, comunitaria, parental hasta la pareja que llega hasta el  feminicidio. Cuya espiral crece ante nuestro estupor, pese a que sólo el 21% de las víctimas acude a pedir apoyo en alguna institución pública. (Cedano, 2008, 8)[4].
Incapacidad del sistema de justicia, para ejercer su rol oportuna y asertivamente,  permaneciendo de espaldas a una realidad que la desborda, en  tanto se  aferra a normas, mecanismos, prácticas y pautas inspiradas en normas cálidas para el siglo… ya obsoletas  en el siglo XX y que en bordeando el primer quinquenio del siglo XXI, es completamente inoperante, ineficaz y burda.
Si ya el sistema está desfasado y de espaldas a la realidad de la violencia contra las mujeres, sus operadores hombres o mujeres, formados e inspirados en una cultura de tolerancia y de correspondencia con la machista y de violencia contra la mujer, no sólo es indiferente sino inoperante y tardía.
Además de coludirse con los perpetradores, para  mofarse del dolor  de las mujeres violentadas y restregarles la impunidad del que gozan sus victimarios, sin recibir oportuna protección preventiva y justicia ante la violencia consumada parcial o totalmente, donde la víctima que sobrevive queda impedida, marcada y disminuida en sus capacidades físico-biológicas y psicológicas. O bien se suma a las estadísticas de mujeres muertas por feminicidio dejando tras de sí doble orfandad de hijos/as y padres.
La era  digital,  el espacio y tiempo.  Las ventajas y desventajas de la simultaneidad se expresan en toda su plenitud al acercar cada rincón del país y el planeta, donde la actuación de hombres y mujeres deja de estar confinado al espacio público-privado, para exhibirse en toda su plenitud y crudeza en el escenario público. Sin mediar un tamiz para su digestión, conectándose directamente con las emociones y pasiones. Aquellas que gatillan y disparan sin mediar analgésico alguno al caer en el centro del poder: el ego, orgullo y control.  Las redes, medios de comunicación y los nexos virtuales a los que unos más que otros, nos hemos volcado sin reflexión, pudor o alerta de riesgos. Se transforman en boomerang de nuestros actos añadiendo combustión a las inflamables relaciones donde las pasiones se desborda, no es extraño escuchar en este tiempo, la o lo    terminen por el Facebook, el twitter o la foto en instagran.
Pero el lado bondadoso de la era digital, es la posibilidad de viralizar un hecho, provocar una corriente de opinión, movilizar a las personas como individuos, los grupos y colectivos en cruzadas, con capacidad de movilizar no sólo a la parte involucrada e interesada por el problema, sino a todos/as quienes se sienten llamados a  no seguir cediendo a una cultura de la violencia contra la mujer.






[1] Los Orígenes del Feminismo Histórico (1789-1870) http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/origfem.htm
[2] Salazar Herrera, Catalina. (2001) Actuación Política de Mujeres Durante el Siglo XX. Tentando una Cronología. Lima: Movimiento Manuela Ramos.
[3] La Revolución Francesa  y los derechos de la mujer http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/revfran.htm
[4] Cedano, María Ysabel. (2008) De la Ley de protección frente a la violencia intrafamiliar a la Ley contra la violencia de género: el caso peruano. En Libres de Violencia Separata Nº 1 © Lima: DEMUS – (Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer) DLBN-Perú N0 2008-06359, recuperado de: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con3_uibd.nsf/09A414B6F66109090525792800615EBE/$FILE/libresdeviolencia[1].pdf




martes, 30 de junio de 2015

EL PLACER Y LA PASIÓN: TOLERANDO FRUSTRACIONES

Es un domingo como muchos otros de abuela, compartiendo actividades de creación, recreación y disfrute con dos nietas.  Entre todo aquello que reciclamos para crear, emergió una caja con  forma perfecta de dado. Mayu le pegó círculos en cada cara y hemos jugado con ella una  y otra vez como herramienta para hacer otras actividades donde  el contenido era compartir.
Aquello que cambió nuestro universo de juegos este domingo 28 de junio, fue que el dado de cartón dejo de ser instrumento para transformarse en contenido, adquiriendo valor en sí, ergo la competencia se situó al centro del juego. Todo fue perfecto,  mientras Puñuy con  3 años de edad iba ganando con los mayores puntos, hasta que le toco perder. Primero se negó a aceptar y buscó pretextos para  tener más de una oportunidad.
 
Luego de una concesión y esclarecida las reglas de juego que debíamos respetar,  al ver que era imposible recurrir a tretas y ante una seguidilla  de uno  y dos puntos   se produjo la hecatombe,  agotada  la negación, rompió en llanto, luego se rebeló, huyó, retornó, pidió auxilio y finalmente sufrió, a cambio de algunas sonrisas/llanto cuando Mayu o yo perdíamos, para volver a llorar ante una nueva pérdida suya.

Finalmente hermana y abuela, logramos que Puñuy entendiera que en los juegos de competencia donde hay un solo ganador,    el resto pierde. A todos a veces nos toca ganar y otras perder,  lo importante era jugar, lo que de ningún modo es espíritu de perdedor sino de buen jugador(a).  Y dejamos al dado de lado, para bailar, cantar y actuar que es lo mejor que sabemos hacer, finalmente cerramos la tarde como lo hacemos compartiendo y partiendo, mientras ambas se metían en mi piel y sumamos un domingo más de alegría y amor.

Hoy jugo la selección peruana de fútbol   con la selección de Chile, acabo de enterarme que perdió. Así es,  no veo ningún partido de fútbol, dejé de hacerlo, cuando la selección se alejó de las  posibilidades de ser eso, selección que participe en el mundial. Así como dejé de ver fútbol bajo   diversas modalidades, cuando dejé de jugar fútbol  en primera persona.  Hace mucho que no puedo sentarme a contemplar y compartir histeria/ júbilo colectivo  con otros    miles de personas que jamás han pisado una cancha de fútbol ni corrido de un arco a otro y menos han hecho un gol en su vida. No se me ocurre vivir y morir 90 minutos pegados a una pantalla mientras vociferan, gritan, celebran, insultan y dirigen un partido de fútbol, quienes sólo lo conocen desde la tribuna o pantalla.

A ello se suma que el fútbol se ha transformado en referente de riesgo, en la calle, en la cancha en la casa. Sé de muchas familias que llegaron a mayores luego de un clásico o de perder la apuesta de un mundial. Pérdidas irreparables,  como sucedió con el  único hijo de mi amiga Zoilita Q.E.P.D.,  quien fue asesinado con 16 años, por estar alrededor del Estadio Nacional culminando un clásico. También  sé que dejó de ser un deporte para transformarse en una de las maquinarias más exitosas de comercio, donde cada parte de un jugador tiene precio y donde todos los asociados al tema, ganan alguito.  Pueda que pertenezca sin saberlo a un grupo raro que se viene organizando:
“Se declara abierta la sesión del club de los que no van a ver el partido y no por eso son menos peruanos.” (H, 1)[1]
Pero lo que en realidad me animó a escribir esta nota, es que   muchas reacciones de  mis amigas(os) en el facebook ante los resultados del partido, me    recordó la escena de mi nieta de tres años ante  la frustración. Ese modo primario que se corresponde con la mayoría  de seres humanos para aceptarlo y resolverlo independiente de la edad, sexo, nivel educativo, especialidad,  especialización o no futbolística. Puesto que se coloca entre paréntesis a quien se es, piensa, cree y hace, para ceder el centro a una de las emociones que nos expone  tal y como es nuestro lado emotivo, la pasión, dejan que ella fluya a veces sin posibilidad de contención.

Es importante recordar que  la pasión está definida como … un sentimiento muy intenso, desbordante por otra persona, por uno mismo, por alguna actividad, deporte o idea. El que siente la pasión sufre un desborde emocional tan grande que le impide razonar, simplemente se deja llevar por esa emoción. Las ideas se desordenan, no puede pensarse y las decisiones se toman por impulsos. Aparece la pasión repentinamente y es fugaz, tiende a desaparecer con prontitud, pues como no es racional, es difícil sostenerla en el tiempo. …[2]

Para que se produzca una frustración, sin duda ha de existir una alta expectativa con igual o mayor grado de incertidumbre:
“Padre Nuestro que estás en Chile, santificado sea Guerrero, venga a nosotros la victoria. Hágase tu voluntad, tanto en el cuerpo técnico como en los jugadores. Danos hoy nuestro gol de cada día. Perdona a nuestra defensa, así como nosotros también perdonamos al arbitro que nos ofende. No nos dejes al  borde de la eliminación  y llévanos a la final” (JC, H2)[3]Gran lunes para todas/os!!!Es feriado, ha empezado Wimbledon y si todos los planetas se ponen en fila le ganamos a Chile en su casa!!!Fuerza Perú!!!” (H3)“Porque yo creo en ti, Vamos, vamos Perú”(M1)
Y por supuesto una fuerte  dosis de sobre estimación de  capacidades que en algunos casos se concentran en subrayar y acrecentar las imágenes simbólicas de un deseo:
“No sé cuántos ingredientes  lleva la receta de la dignidad, pero de que lleva huevos, lleva huevos, anótenlo.  Pa'los jugadores de MI selección... ¡GRACIAS!” (M2)Hoy no existe un ojalá...HOY GANAMOS Y PUNTO!!!VAMOS PERÚ CARAJO!!”(H4)“Arriba Perú carajo !” (H5)“Iniciando el día, vamos Perú...” (H6)“Hoy los dejamos màs rotos... Vamos Perù!!!” (M3)

 Y ante el desenlace de los hechos que genera la frustración, una reacción primigenia es  la negación, que posterga asumir la realidad, sus consecuencias y exigencias:

 “10 contra 12.Un poco dificil no?...” (M4)


De la negación se ingresa  al desplazamiento de la responsabilidad de los hechos en el otro, postergando la aceptación, reconocimiento, comprensión  y superación:
“1-0 Chile vs Perú. Mi conclusión es que la Federación Peruana de Fútbol no pesa, allí tenía que estar un árbitro del Brasil, no de Venezuela, sobre todo cuando quien juega es el dueño de casa. Ahora ¿Chile buscará una segunda expulsión de Perú?”   (H7) 
“Último Minuto: Han reducido la pena de 3 a 2 fechas al chileno Gonzalo Jara por meter el dedo al jugador uruguayo. NO ES JUSTO!!!” (H3)

En algunos(as) la discapacidad para manejar la  frustración,  hace que se abunde  en la expresión más descarnada de esa realidad tal como es percibida y pesa en la psiquis, provocando en unos(as)  a la agresión/descalificación, y en otros, la depresión. Según Erich Fromm esto suele presentarse cuando se tiene a) una percepción equivocada y exagerada de la situación que estamos viviendo y b) la creencia de que es horrible vivir el malestar y no lo podemos ni queremos aguantar.[4]
Qué cagada!”   (H8)
Zambrano le hubieras pateado en el cerebro y no en la espalda! Con el perdón de todos: Chilenos y árbitro váyanse a la concha de sus ....s! 😤😤😤😤Vamos que sí se puede carajoooo!!!!” (M5)
“…yo vivi en carne propia estuve en Chile no sabes lo que fue”(M6)

Cuando  se produce la aceptación de los hechos es posible dejar de ver las ramas y ampliar el horizonte, para dar paso a la comprensión y maduración emocional, reconocer el universo de factores que se corresponden con los acontecimientos, ubicando aquel elemento del cual somos responsables, por cuanto estamos en camino de superar la frustración:
“En Tottus le harán un monumento a Zambrabo” (H9)
El único peruano que celebró el gol de Chile: el administrador de Tottus.” (H10)
“De tottus, de sodimac, de inca farma, de saga... y de casi mas de la mitad de los comercios de lima que son chilenos.” (H11) 
“Siempre creímos en la selección, y aunque no fue posible, los felicitamos. ¡Lucharon como campeones! Y a quienes participaron en la promoción de los TV: ¡Ustedes también creyeron! Aunque Perú haya perdido hoy, merece un premio: ¡Vamos a reembolsar el precio de sus TV!” (Tottus)
Superar la frustración y aprender de él implica reconocerlo en toda su magnitud, aceptarlo, valorarlo y reconocerlo:
“fue un partidazo, aunque esa tarjeta roja nos mató” (H12)
"Prefiero perder vendiendo cara la derrota que, inclusive, ganar con cobardía. Y de esos desenlaces lamentablemente está llena nuestra historia. Hasta partidos memorables por su significado, como el empate en la Bombonera que nos permitió clasificar por primera vez a un Mundial, no deja de tener un mal sabor por el desempeño de algunas estrellas del momento que se dedicaron a dar saltitos en cada pelota dividida y se pasaron los 90 minutos con resbalones nerviosos." (M7)
 “Sufriiiii a morir llore de impotencia por la cagada de arbitro, ese partido estaba mas que cantado que fue ‪#‎comprado igual siempre hay que apoyar a la selección somos ‪#‎peruanos con garra y Ducha y por fin dormir despues de un dia sin dormir i dia intenso” (M,8)
Y claro, volver a empezar. Si se aprende y racionaliza, tentar nuevos rumbos y hacer uso de otras estrategias. Pero si como en el caso del fútbol sólo es pasión, implica  insistir, resistir y renovar la cuota emocional que mantenga palpitante la masa de fanáticos(as) que sin lugar a dudas seguirá viendo y sufriendo cuanto partido se presente y reeditando cada paso del ciclo que acabo de dibujar.
“Te amo Peru...ahora se. Viene en octubre la eliminatoria del mundial ya el equipo está preparado” (H13)“Dignidad! Amor propio!!Muy bien muchachos!!!👏🏼👏🏼👏🏼Gran partido!!!VIVA EL PERÚ CARAJO!!!” (H4)
“Después de mucho, mucho tiempo, he visto al Perú jugar al fútbol como se debe. Bien, muchachos.” (H14)
Importa en este punto subrayar, que en el modo como aprendamos  a tolerar nuestra frustración en la infancia tendremos más condiciones para manejar eventos similares en el futuro que nos permita aprender,  expresar y madurar nuestras emociones, en otros planos más allá del estímulo y placer a los tres años o sólo pasión cuando seamos mayores.  




[1] En adelante anotaré entre paréntesis H= hombre y M =  mujer.
[3] La omisión y uso de  los signos de puntuación, ortografía y gramática reproduce fidedignamente a la fuente.