domingo, 20 de febrero de 2022

IN MEMORIAN MARIA ROSARIO AYLLÓN VIAÑA

Rosario Ayllón & Catalina Salazar 

Una partida más que me quiebra y atraviesa, en este tiempo donde las despedidas se han transformado en sentimientos unipersonales, porque juntarnos para sostenernos unas(os) a otras(os) en el dolor compartido se ha transformado en riesgo de acelerar nuestros pasos al infinito, acrecentando el ritmo de trascender al galope y la amenaza que nadie quede para cantar nuestra canción y contar nuestra historia.

Hoy ha dejado esta dimensión María Rosario Ayllón Viaña mi maestra, mentora en el arte de la sistematización, colega en el Trabajo Social, compañera en el andar de rutas voluntarias, amiga en el compartir de nuestros monólogos haciendo práctica, la escucha atenta y reconociéndonos semejantes en nuestros viajes al interior.

Rosario Ayllón, vivió retándole y sonriéndole a la vida, con fina ironía del tiempo joven, creyendo y abonando a ella en la plenitud, dando testimonio de como la fe mueve montañas en este tiempo exigente. Hoy que ha partido al infinito, irá a reunirse con ese Dios cuyos pasos y mandamientos imitó y la sostuvo, con los seres de luz que la antecedieron y sin duda prepara nuestro acogimiento, cuando sea nuestro tiempo.

Conocí a María Rosario Ayllón Viaña en un verano como este (1981), cuando ingresé a la Faculta de Trabajo Social (FTS) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), era una de mis profesoras, la más joven, temida y exigente, por su modo irónico para mostrarnos nuestras discapacidades en metodología de intervención del Trabajo Social (TS).  

Durante las asesorías a los trabajos académicos, fui entendiendo que su labor era prepararnos para la dimensión menos desarrollada de la profesión como sucede con la sistematización. Su preocupación era evitar que la intervención profesional fueran pasos que vayan de 0 a 1, cuando se podía avanzar con método, procedimiento, estrategia y resultados a 2ª, 3ª y más etapas, haciendo que la labor en la implementación de programas y políticas sociales no sólo fuera eficiente y eficaz, sino trascendiera la labor asistencial para situarse en la prevención, promoción y formación que asegure calidad de vida para todas(os).

Cuando dejé la Facultad de TS (1985), también dejé de tener contacto presencial con mi maestra, sin embargo, aquello que aprendí de ella, fue una de las fortalezas para mi trabajo de intervención primero como prácticas profesionales (pulpina de los ochenta) y luego como profesional del Trabajo Social. Allí descubrí por necesidad y autoexigencias de mi labor que la sistematización no sólo era para compartir la experiencia con otro, sino principalmente, para revisar el proceso de intervención, reafirmarlo, ajustarlo o modificarlo capitalizando el sistema de monitoreo y evaluación, hacia el análisis y reflexión.

Durante la sustentación de mi tesis de licenciatura, Rosario Ayllón fue una de las juradas que me acogió como colega, felicitándome por haber desarrollado una metodología de trabajo que facilita la sistematización, como es la producción de registros sistemáticos a lo largo del proceso. Al mismo tiempo que se interesó por mi modo de implementar un sistema de monitoreo y evaluación aplicable de mis planes de intervención.

Durante los noventa, conversamos al respecto y pasamos del terreno teórico académico al práctico compartiendo borradores de trabajos donde las opiniones, iban y venían. Al punto que solíamos reírnos cuando ya no hallábamos distinción entre uno y otro trabajo, en lo metodológico, las interrogantes, exigencias y nuevas pistas de trabajo. Así es como fui asumiendo encargos de sistematización solicitados a ella que por la docencia a tiempo completo la desbordaba.

Siempre que nos encontrábamos en el campus de la PUCP quedábamos en que el siguiente año realizaríamos un proyecto conjunto que mostrara nuestro andar compartido. Fue gracias a ella, que el 2009 incursioné en la formación continua de profesionales, mediante los cursos de educación online en la PUCP.

Toda una aventura para mí, en tanto para ella era un terreno altamente explorado, reconocido, valorado y premiado.  Eran tiempos, donde incursionar en la enseñanza virtual estaba en pañales al punto que el Primer Congreso Internacional Expo Learning se produjo en setiembre del 2010, donde por supuesto Rosario Ayllón fue una de las distinguidas con honores.

Rosario Ayllón, setiembre 2010

Esa experiencia nos permitió analizar las exigencias y retos de docentes durante la pandemia, que carecieron de la preparación y asistencia de un equipo especializado que nosotras tuvimos y que un curso virtual no es una clase presencial mediatizada, si es difícil el proceso de aprendizaje presencial de exposición y escucha convencional (cátedra), vía virtual se hacía cuasi imposible, nos propusimos escribir al respecto, que se sumó a los pendientes. 

Trabajar juntas virtual y presencialmente, viviendo tiempos mayores a un encuentro nos llevó a trascender de Rosario y Catalina a Charo y Caty, pasamos de ser maestra y pupila, colega, compañera a amiga y confidente. A partir de entonces mi ruta del Tontódromo usualmente concentrada hacia Sociales, también incluyó Humanidades. Bastaba llamarnos para hacer un alto en la recargada labor, mas suya que mía, para entre café o mate, ir desgranando nuestro ser, hacer, sentir y soñar. Renergetizadas con el intercambio retornar al hacer hasta nuevo encuentro.

Así nos descubrimos en nuestras manías, voluntariados e inquietudes, apoyándonos y animándonos una en la otra. Ahora que se ha ido, pienso en cuanta falta  de su hacer y motivación se sentirá en los espacios que solía dinamizar y/o animar, como la parroquia San Miguel Arcángel, en las iniciativas de neurociencias, neuro didáctica, el manifiesto de la proporcionalidad, la animación sociocultural, la búsqueda de certificación de etapas de la intervención profesional como la evaluación, por anotar algunas.  

Si bien la cuarentena de la pandemia mediatizó todo, nos halló a ambas interconectadas, retomando nuestra vieja práctica en línea, sacudiendo nuestras inmovilidades por turnos -unas veces a ella y otras a mí-. Charo, es una de las personas con quien más intercambio he mantenido en este tiempo, una vez más apoyándonos mutuamente y conociéndonos aun más en nuestra condición humana.

A pesar de su estado frágil tenía la fortaleza para animarme, sosteniéndome en tiempos de pérdidas, incertidumbre y agotamiento. Y sostenerla cuando me lo permitía. Suelo decir que en mi andar tengo la ventura de encontrarme con seres de luz, Charo fue uno de ellos, con la peculiaridad de animar energías, esperanza y fe. Cuando menos me imaginaba me llamaba para una buena nueva y sonreír.

Su partida me inmoviliza, pese a saber de su largo padecimiento, lucha y fortaleza, pese a que más de una vez hablamos que sucedería y su preparación espiritual para trascender, me cuesta tener la certeza de no volver a escuchar su voz, sonrisa, leer su mensaje en el momento que más la necesitaba, para decirme: “Caty estamos sintonizadas”. Por esa sintonía en vida, hoy proceso mi dolor, despidiendo al ser humano que conocí, comprendí, viví y admiré por más de cuatro décadas.

Charo querida, te prometo que continuaré en nuestro hacer compartido y central para ti, como es contribuir al aprendizaje y ejercicio de la sistematización de la intervención cotidiana de las(os) Trabajadores Sociales y profesionales que comparten con su hacer los retos de cambiar las inadecuadas condiciones sociales para la mayoría poblacional, que permita el análisis y potencie su propio actuar, hasta ser referente de otras intervenciones, investigaciones y estudios.   

Trabajo Social es una de las especialidades de las Ciencias Sociales, que más profesionales aglutina en el país, interviniendo en áreas sensibles que impiden/ facilitan la calidad de vida de la mayoría y  el desarrollo del país, sin embargo su concentración en la asistencia, solución de necesidades y problemas, reducción del impacto de las contingencias, hace que sea mínimo su aporte  escrito en  lo socio-político y cultural, al conocimiento de las buenas prácticas así como a los desaciertos y al mundo académico, porque su labor de intervención le deja poco o ningún espacio para sistematizar su experiencia de intervención profesional, haciendo uso de la metodología de investigación cualitativa y los estudios de caso que nació con la profesión, mucho antes de ser reinvindicado como vía de conocimiento y reconocimiento del hacer de las mujeres. A ello se suma, los diversos enfoques que se atribuyen a la sistematización, cuando el núcleo del mismo es la reconstrucción, análisis y reflexión de la experiencia realizada.  

Charo de mi buen vivir y con fe, ve a ese lugar, en nombre del cual asististe a tu prójimo, aliviaste al desvalido y retornaste esperanzas al desesperado. Al igual que no descansaste en hacer del Trabajo Social una profesión que mientras actúa, reflexiona y contribuye al conocimiento.

Charo, Cada ser humano viene a este tiempo y dimensión con una misión. El tuyo fue hacer de este mundo un lugar más incluyente, amigable, esperanzador,  solidario y haciéndose cargo con responsabilidad  como desprendimiento.

Fue bueno hallarnos, reencontrarnos, reconocernos y amarnos como sólo los seres que siendo diferentes se sienten y viven como semejantes, más allá de las convenciones, roles, posiciones y posesiones, ve a la luz querida amiga.  

Descansa en paz Charo de mi Alma.