domingo, 8 de mayo de 2011

DESANUDANDO UN DEBATE ETEREO

Acabo de leer “La vieja indecencia”1 de Hildebrand, mientras era devorada por esas sensaciones que quedaron flotando en este mi día de no madre, hasta este mometo donde me dejo vencer por estas ganas de exorcizar mi argumento no nacido.  Reflexión que sin duda puede variar mañana,  para precisar en su dirección, pero de ningún modo será de 360°, porque de lo único que estoy segura a las 12:30 p.m. de este ocho de mayo del dos mil once, en el que atribuyo signos a mis pensamientos,  es que no hay argumento alguno que me incline hacia la indecencia y el continuismo.

Volviendo al debate provocador, con mis dos interlocutores compartíamos la tentación del voto viciado, sin embargo nuestros argumentos eran distintos: El primero, tenía como referente la reacción concreta del mercado y el pensamiento común de los sectores populares con quienes trabajaba e intercambiaba percepciones alrededor de la coyuntura electoral. El segundo, la reacción, acción y presión del gran capital amenazado en sus sobre ganancias, y en mi caso, la incertidumbre respecto al riesgo de la democracia y libertad aun tan débil, puesto que tanto la ciudadanía como las instituciones -entre ellos los partidos políticos- estaba en proceso de construcción con grandes ambivalencias y mayores indiferencias para afrontar una nueva situación de dictadura abierta o encubierta como la experimentada en los noventa, bastaba recordar el aplauso de quienes apoyaron el autogolpe2, encubriendo con su desprecio al poder legislativo, esa necesidad profunda de un dictador para funcionar, entre otras cosas, debido a la experiencia histórica de una larga y profunda subordinación.

Para él primer interlocutor, un termómetro confiable era el mercado de la pequeña, micro empresa y l@s emprendedores que según su percepción apoyaría a Fujimori y presionarían a su cobertura de influencia: parientes, sub emplead@s, eventuales y terciarizados por la misma opción. Mientras que el comportamiento de su dinámica productiva, adquiría condiciones de contracción frente a la gran incertidumbre que provocaba un posible escenario con el triunfo de Humala, habiéndose cuasi estancado ante el riesgo de la fuga del gran capital con el cual están eslabonados directa como indirectamente. Paralelamente exploraban otros mercados y rubros en América Latina.

Mi replica fue, que podría tratarse de un proceso de gran especulación y parálisis artificial hasta donde resistan sus finanzas para influir en la decisión política dependientes, cercanos, próximos o colaterales a favor de Fujimori, significando para su cultura económica que más vale, lo malo conocido que lo bueno por conocer, contradictorio justamente por corresponder a un amplio sector de la economía peruana que vive, se extiende y reproduce en medio del riesgo, la incertidumbre y competencia desleal. Nada alarmante respecto al futuro, para quienes conocemos algo de la estrategia de mercado, empleado por el gran capital con un competidor que intenta ampliar su nicho de mercado, rebajando a nivel de pérdida hasta reventar al atrevido. Respecto a que las PYMEs habían reducido o suspendido su producción, recordé que el sector textil y de calzado, había experimentado esta situación mucho antes del proceso electoral, por efectos del TLC 3, siendo importante su distinción, para dar cabida a una interrogante ¿Acaso no son las PYMEs quienes más se beneficiarían en un escenario humalista?, que quedó flotando.

Su siguiente argumento referido a la volatilidad y la vulnerabilidad del sector popular empleado por su condición parental o cultural como sucede con l@s gamarrin@s, parte de l@s dependientes precarios, añadió algo que debemos tomar nota, el grado de influencia que tienen en sus percepciones y decisiones: el rumor, escándalo, “la cochinadita”, esparcida por los medios de comunicación, líderes de opinión e información sensacionalista.

Recordando que es el sector menos informado y formado, que no compra el diario, pues le basta los titulares en los kioscos. Quienes prefiere un programa farandulero e irónico antes que uno político analítico de la televisión o radio. Que no frecuentan los foros sino a la “presentación” de candidatos para ver si se ganan alguito.

Mientras mi interlocutor hablaba, retrocedí hasta los noventa, donde la prensa chicha, la televisión secuestrada y la radio alquilada nos vendía cortinas de humo fabricados en SIN hasta cuando el “pecado” se tornó en escándalo y nos restregó al rostro la podredumbre de corrupción instalada en la médula del gobierno fujimontesinista un 14 septiembre del 2000, cuando el pensamiento guía Alberto Fujimori se había re-re-elegido en medio de proceso electoral altamente sospechoso, donde el incendio de adentro para afuera, del Banco de la Nación 4 fue el referente simbólico del desmoronamiento del sistema fujimontesinista en su onceavo año de gobierno.
Mi segundo interlocutor, esgrimía como argumento, también desde su experiencia concreta y vida cotidiana al interior de una multinacional, reproduciendo el contenido elaborado por el gran capital extranjero cuya advertencia no es otra que una velada “amenaza de abandono”, ese espectro del desempleo, la pobreza, la incertidumbre 5 que sería clave profundizar. A nuestro entender del argumento esgrimido, el abandono implicaría que la gran empresa se irían del país, porque la perspectiva del nacionalismo colocaban en riesgo el incremento de su capital, ganancias, cuidándose de mencionar sus sobre ganancias 6. Ante ello recordé que este mismo espanto se esgrimió en el proceso electoral de Brasil (2001-02)7, pero que otros fueron los resultados ante el innegable triunfo de Lula 8. Me replicó que Ollanta de ningún modo se parecía a Lula. Intenté desarrollar la tendencia política de América Latina respecto a los procesos electorales, provocando una mayor barrera en nuestro diálogo, que fue distraída por otras agendas y nuevos interlocutores, o pueda que nos venció el temor de adentrarnos más en el debate hasta la confrontación o peor aún el conflicto.

Las perspectivas de mis interlocutores, me siguieron rondando, aquel pensamiento que no logré esbozar, menos aun parir para sentirme algo madre en una día de la madre, pugnaba por su mostrar su presencia aun sin existencia, presionando cual dolor de parto a que antes de cerrar este día, intentara desanudar los hilos de un diálogo inconcluso, aun cuando el ovillo derivara en un solitario monólogo político, con algo de esperanza a ser rescatado por la magia virtual, para redirigir nuestros diálogos inacabados.

Retomando el argumento de mi segundo interlocutor que es el menos explorado en mi caso, respecto al síndrome del abandono de la gran empresa, mi reflexión toma la ruta inversa, es decir las condiciones para su permanencia que es opuesta a su partida, es decir el segundo escenario a favor, significaba el triunfo de la alternativa fujimorista, por ende la aceptación y validación del continuismo del sistema fujimontesinista (1990-2000), del cual intenta desprenderse borrando de su memoria y la nuestra, aquella imagen y práctica de gobierno muy semejante al Leguía9.

En tal caso, es válido asumir que la apuesta por el dinero no tiene rostro, memoria, sentido ni conciencia, porque todo ello estorba para hacer efectiva la acumulación. Ergo deja de ser extraño, que el poder y dinero suela construirse reiteradamente en la historia humana en las distintas sociedades, sobre despojos, negación de la condición humana, desvergüenza y dolor. Es posible comprender desde la actitud del gran capital el modo como deja de ser importante todo aquello que no es poder y dinero, como la dignidad, las fronteras de un país inclusive la condena a generaciones futuras al estigma y vergüenza. Esta lógica sin duda alguna se distancia de las grandes proezas de empresas e industrias pioner@s, que han construido y vienen construyendo grandes capitales con su disciplina, apuesta, ética, imaginación y honestidad, insuficiente para impregnar de su lógica a capitales que surgen cual aves de rapiñam de los escombros de una sociedad devastado por la política de unos pocos sobre los hombros de muchos. 

El argumento de quienes tienen el poder y privatizan el bien común, suele colocarse una venda en los ojos, de espalda a la memoria y dignidad colectiva. Siendo reeditada una y otra vez como novedoso, bastaba mirar la coyuntura electoral y la campaña mediática de este tiempo, que ha retomando la estrategia de la incertidumbre y el terror de los noventa 10, aquella que con la complicidad del APRA y la enajenación de la derecha, lapidó a Vargas Llosa y colocó en la historia del poder ejecutivo a Fujimori, con el beneplácito y voto de la izquierda, un peruano advenedizo con sueños inconfesos de emperador. Hoy como entonces, pueda que la estrategia impacte en la decisión de quienes perdieron la memoria o se conformaron a vivir en medio de la lumpenización política y su despojo.
Cuesta reconocer en el discurso de distanciamiento de aquella hija que nació de la cabeza del padre, acusar de mentiroso a su adversario cuando su vida toda, especialmente la política nace y sostiene sobre el arte del engaño y la mentira. Aquel que su padre deslizó al espacio político, sin duda ya impuro, pero que su veneración y obsesión se tradujo en un monumento a la mentira construido sistemáticamente: con la negación de su origen, la reedición de su cumpleaños, la intoxicación con bacalao, los pilares de su plan de gobierno “honradez, tecnología y trabajo” 11, su rechazo al shock, confesión de respeto a la democracia, para años después, luego de ser juzgado, probado ampliamente su conducta delincuencial, que al ser sentenciado, gritó con el mayor cinismo “soy inocente” 12, eco retomado por sus hijos para “movilizar al pueblo” e “indulto”. Un práctica de mentira compulsiva, extendido a su descendientes como cultura familiar y herramienta de acceso al poder, el mismo que aspira a alcanzar bajo el argumento de hija inocente mientras “pide perdón por los errores del padre”.
Podría percibirse como circular y reiterativo referirme a las contradicciones del gobierno fujimontesinista, en este momento creoo es un rito necesario para dejar nacer estos pensamientos, a un modo de autoexorcismo, que temo guardarlos dentro, debido a la ponzoña que mantiene aun su recuerdo, por eso es preciso dejarlo salir, que vuelva a ser recuerdo, que se transforme en cuento, en historia hasta ser parte de la memoria.
  •  Su plan y compromiso de no shock estrategia central de campaña, apoyado ayer como hoy por el gobierno saliente (APRA) 13, fue devastada a sólo 10 días de asumir el encargo de gobierno con el mayor golpe histórico a la economía del país (ver índice precios al consumidor 1901-2010)14.
  • Su apuesta por la democracia fue lapidada con el desprecio que se traduce en autogolpe (5 de abril de 1992) 15.
  • El irrespeto a la confianza electoral de una mayoría que lo llevó al poder, se tradujo en avasallamiento a la constitución de 1979 para sustituirla por aquella de 1993, con un Congreso Constituyente Democrático complaciente y a favor de sus intereses 16, como sucedió con la interpretación auténtica que hizo posible su re-re-elección, siendo el mentor de la práctica de autoritarismo encubierto en América Latina que hoy enrostra tanto a Chávez 17, cuando fue la inspiración.
  • El oprobio de la primera cachina, como sucedió con la venta de ropa usada por l@s Fujimori 18, detonador del abuso y la ruptura de la relación de pareja a cambio del poder 19, evidenciando la fragilidad de la estructura familiar y su disfuncionalidad, de quién hoy apela a su maternidad para ser elegida, invisibilizado una conducta de quien no pudo ser hija solidaria con su madre, jamás podrá identificarse y ser respaldo de otras mujeres que día a día luchan por sus derechos en medio del riesgo, abuso y violencia en sus vidas, sus cuerpos y sueños.
  • La corrupción exhibida como la octava maravilla y perennizada en la pantalla para recordárnoslo inagotablemente 20, que prostituyó al poder legislativo, judicial, los medios de comunicación, sometió y transformó en esbirros a la cúpula militar durante la década de los noventa 21
  • La erupción de aquella estafa de origen, que mostró su podredumbre de inicio, quien habiendo negado su nacionalidad nipona, se refugió en ella mostrando la mayor cobardía ante el desmoronamiento de sus mentiras, declarándose y logrando ser declarado súbdito japonés, renunciar con el mayor desvergüenza histórica por fax, como si todo esto no fuera suficiente, postularse a senador japones 22. Ciertamente dejó a la hija para hacer frente, porque era la cuota que debía pagar a cambio del beneficio de educarse y vivir del desfalco y todas las fuentes de corrupción aun por desmantelar.
  • Tentó a su suerte o siguió un plan estratégico 23, hasta ser extraditado por el estado peruano con mucho costo social, político y económico 24, para luego ser juzgado coincidiendo premonitoriamente con el día de los derechos humanos 25, proveyéndonos en ese proceso de esperanza para adecentar la justicia y suficiente humanidad para asomarnos y tolerar el espanto del cinismo, narcisismo, la enajenación y la vileza que acompaña a quienes por ese efecto alucinógeno del poder, logran se transforme en sinónimo de impunidad. 
  • Al final del proceso, much@s sentirnos rescatad@s, aun cuando hoy parece fantasía -de ser electa Keiko Fujimori cumplirá su promesa de amnistiarlo, puesto que en realidad es su única agenda 26, por esa mano invisible que es la verdad o parte de ella, permitiendo que tanto la imagen simbólica del fujimorismo como el su siamés montesinismo fueran condenado por delitos ampliamente probados 27, graduándose en el más alto nivel delincuencial como es la lesa humanidad 28, en consecuencia merecedor de la suma de 25 años de cárcel respectivamente 29, adquiriendo su condición de inquilinos de aquella cárcel, que mejor no pudieron concebir para graficar el viejo adagio “con la misma vara que mides serás medido”.
En suma mis interlocutores, me abrieron un panorama que llevo a pensar en que independiente del tamaño de la empresa, la cuna del empresario, su cuota de poder y su identidad, hay un vaso comunicante cuando se carece de responsabilidad social empresarial no sólo con el entorno sino con la memoria y el compromiso por construir una sociedad responsable, que asegure la estabilidad de futuras generaciones ante que sacrificarlo por el corto plazo como sucede con la acumulación del capital y la sobre ganancia, aquel que no conoce de hambre, desempleo y suicidio. Quienes se vende al mejor postor, sin considerar el aroma hediondo que percibe al disimularlo con esencia de lavanda, o mirar el impacto traducido en miseria y el drama social, transformado en arte que admirar en el teatro o sátira de televisión, porque suele ser cómodo voltear la cara, adormecer la conciencia con algún ansiolítico y seguir disfrutando de los réditos que da el poder y el dinero, total los sueños de la justicia social, economía con rostro humano o redistribución de la riqueza son sueños de opio que ni siquiera está de moda.
 
Cierro por hoy esta reflexión, más próxima al convencimiento que me asoma a la opción contraria de todo es escenario vivido y restregado ante mí por los recuerdos y la magia del registro virtual, confirmando mi voto en contra de Fujimori, aun cuando las razones de mi duda inicial permanecen, haciéndome parte del 18.7% 30 que aun no ha cerrado su decisión de voto para el cinco de Junio.