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lunes, 20 de julio de 2020

AISLADAS/OS EXPUESTAS/OS: DÍA 126

Suelo pensar frecuentemente en mis amigas/os que viven sola/o y pertenecen al grupo de riesgo, en este contexto, me comunico con quienes están realmente en esa situación y oro por ellas/os.
https://www.google.com/url?sa=i&source=imgres&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiQ-caBo93qAhUOGbkGHbKxCBwQjRx6BAgBEAQ&url=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2Ftamaulipassalud%2Fstatus%2F1258414554444443656&psig=AOvVaw1Nrp-EPGGSTRwvhtlij-x7&ust=1595384046202016Hace poco una de ellas me dijo que estaba bien y seguía aislada, pero que solía visitarla el peluquero, claro bien protegido como un astronauta y ella se aseguró de todo el protocolo. Sin embargo no se dio cuenta, que ciertamente el peluquero estaba bien protegido, con el mismo vestuario que los enterradores para trasladar el cadáver de una víctima del Cóvid 19 a su última morada y que a diferencia de ellos, no se lo quita al salir de la casa para ponerse otro antes de subir al auto.
Ella tiene más de siete décadas y suele iniciar toda conversación contando su última afección de salud, por cuanto pertenece al grupo vulnerable, de modo que está aislada. Hace 126 días no ha recibido ninguna visita amical, pero si la de su peluquero porque a sus años donde todas/os nos sentamos en la noticia sobre el pelo gris, las arrugas, la caída de todo, el descenso de los sonidos, ella sigue siendo vanidosa como la mayoría de las mujeres.
Hoy se expone a un peluquero, seguro que mañana a una manicurista y pasado a un podólogo, que la visitará con ese mismo atuendo de astronauta, luego de haber visitado a "N" clientas al día y claro, el peluquero no lo ha hecho desplazándose a pie y entre una y otra clienta, tampoco ha desinfectado sus instrumentos con otra cosa que no sea alcohol. Olvidando que el Covid 19 solo espera que lo trasladen de una mesa donde se coloca las tijeras, en esos guantes que seguro tocó más de un lugar: puerta, el botón de un asensor, un pasamanos, subir y bajar de un vehículo. A ella no le digo nada, porque lo sabe todo, si no es así pide la referencia de cuál es el científico de referencia, además como es bien "educada" si no le gusta, en primera me dice: "cállate la boca". Ni modo a veces necesitamos en nuestras vidas, amigas que son el rezago oligárquico, así se convierten en nuestro alter ego.
Zonas con mayor riesgo de contagio de Covid-19Tengo a otro amigo, que vive en las afueras de Chaclacayo, gusta mucho de la lectura escrita, así que no existe para él mayor placer que un libro nuevo en sus manos y el diario en la puerta de su casa cada día. Me cuenta que se cuida mucho porque es parte del grupo vulnerable, que no sale y prefiere leer los diarios nacionales e internacionales que hoy suman 10 al día.
Le pregunto por su protocolo, y él me responde: nada en efectivo he logrado que mi proveedor tenga una cuenta donde le deposito 50% antes del servicio y el 50% despues del servicio, por cuanto ni lo veo. Le pasa alcohol a la bolsa donde viene embalado todos sus diarios y el libro de la semana -dice que me regalará todos cuando todo esto pase así que seré muy potentada-. Mientras el me cuenta, yo recuerdo a aquella joven que jamás salió de su casa desde que el 15 de marzo se anunció la cuarentena a partir del 16, ella todo lo adquirió por delibery, muriendo de Covid19 en junio. Así que le digo: "por si acaso también coloca el espray de alcohol antes de quitar todo el embalaje dentro de la bolsa y mantenlo cerrado unos miutos, para quitar todo lo que pueda haberse depositado en las hojas. Él me responde: “eres genial para quitarme mi último placer, no me había dado cuenta”. Yo me río, es cierto mi psicosis a veces es asesino de placeres.
Zonas con mayor riesgo de contagio de Covid-19Otra amiga me dice que estuvo aprovechando la cuarentena para remodelar su patio me cuenta lo bello que quedará después para tomarnos unos tragos alguna tarde tras este mal momento. Continúa anotando que tuvo a tres albañiles entre abril y mayo, pero que en junio se quedó con el trabajo en el camino, porque ya no volvieron ninguno de los albañiles y se quejaba de cuan incumplidos son, preguntándome si yo conozco alguno que le termine el trabajo. Yo pensaba, mientras ella se soltaba su rosario de quejas y maldecía, que mi amiga era todo un caso donde no había reconocido la gravedad de la situación para otros, solo para ella; que sus albañiles para desplazarse hasta su casa se expusieron y la expusieron a ella, lo más probable es que enfermaron y en el peor de los casos no volverán. Yo respondo: "amiga no conozco a ninguno, pero si así fuera no recomendaría a ninguno en esta situación, por que me sentiría culpable por exponerlos". Ella me responde: “Eres fatal, ellos están vacunados contra todo, los pobres siempre están expuestos a todos los patógenos por cuanto han creado defensas”. Yo me callo, mientras pienso en que la amistad es esa, ser y pensar diferentes, cruzo los dedos mientras agradezco al universo, felizmente a ella le salvó la campana.
Un siguiente amigo, que le gusta vivir solo como un hongo y es feliz con su vida permitiéndome invadirle de tanto en tanto, porque es maniático del orden y decorado, nadie le toca nada ni desordena, puesto que la ayuda doméstica sólo va dos veces por semana. A ambos nos une su bello huerto, la agradable conversa, el buen vino y que nos vemos a la muerte de un obispo. Me contó que por esas situaciones inesperadas en las que nos detuvo el aislamiento, estaba acompañado. Yo pensé que seguramente se sentiría invadido en su soledad, pero al mismo tiempo me alegré que no estaría solo, ante una emergencia y que una cosa se compensaba con la otra. Resulta que su compañía usa la casa de él como dormitorio y descanso de su ajetreada vida social, él me llama y dice: ¿Qué puedo hacer, tengo fama de ser un anacoreta y si le pido que se vaya no me lo perdonará?. Como somos ambos brutalmente sinceros, le respondí: "Bueno querido, tendrás que elegir en que él se vaya con un mal recuerdo tuyo, si no tiene suficiente autocrítica para reconocer su comportamiento. O bien tú salir de tu casa con los pies por delante, por mantener las formas y las buenas costumbres, en todo caso te recomiendo revisar tu testamento y donde pones el acento, son en estos tiempos donde las personas que nos aman se muestran como son realmente".
Zonas con mayor riesgo de contagio de Covid-19Sucede otro tanto con mi amiga que vive en Barranco, ella a diferencia de mi amigo le gusta todo en grupo, siempre ha vivido sola porque como todo ser humano le gusta y puede poseer un espacio propio donde descansar de su día ajetreado. Sólo vive plenamente cuando todo lo hace en grupo y planeando la siguiente reunión. Inclusive cuando conversamos de a dos, siento que no puede sostener un diálogo más de quince minutos sobre nosotras, si fuera psiquiatra le diría que necesita aceptarse como es. Cuando se inició la pandemia para su alegría y la mía, tenía compañía que vino al país por unos días y se quedó varada en su departamento. Yo estaba feliz por ella, podría sobrellevar el encierro de quince días, a lo mucho un mes sin sentirse encarcelada. Llevamos 126 días, ella sigue con su compañía pero completamente expuesta porque la "huésped" no sólo sale muy frecuentemente, se expone y retorna, sino que además hace que otros/as vengan a visitarla a ella y a su anfitriona.
Mi amiga es mayor de 65, sin ninguna enfermedad crónica siempre la he visto fuerte, firme y decidida menos en este tiempo. No sé si su compañía varada sea igual que ella en lo fuerte o pertenezca a un grupo en riesgo, lo cierto es que se ha transformado en factor de exposición de mi amiga. A ella no le he dicho nada, porque estoy segura que si realmente se da cuenta del riesgo, no tendrá miramientos para tomar una decisión, salvo que yo me equivoque y haya percibido mal su ser.
Zonas con mayor riesgo de contagio de Covid-19Tengo otra amiga, que vive sola con sus gatos, ella trabaja hace muchos años apoyando y acompañando el tránsito de personas con enfermedad terminal. Pueda que por esta labor, su alma y su ser se haya organizado de tal modo, que le permite vivir en equilibrio siendo bipolar, la admiro porque como todas mis amigas entre las locuras que compartimos, ella es sumamente organizada y preparada para la guerra, ha aprendido a amar a cada ser, momento, espacio y tiempo. Ella se levanta cuando yo me acuesto, así que nos encontrarnos justo en ese momento de tránsito, compartimos mi noche con su día, mis interrogantes con su sabiduría. Y por esas cosas que una suele decir, no hace poco le digo a propósito de unas fotos intercambiadas: "querida pronto nos sentaremos nuevamente para ver el horizonte". Inmediatamente y en primera ella me responde: "querida será con mascarilla y sentadas a un metro una de la otra", así es de consciente de cómo ha cambiado nuestras vidas.
Tengo otra amiga que es una maravilla, siempre me quito el sombrero cuando veo el modo como resuelve cada uno de los acontecimientos de su vida, suelo pensar que siendo como es fuerte, dura, directa, mágica, amorosa y siempre positiva como sonriente, ha venido a este tiempo y esta dimensión para ser una vida aleccionadora. Cuando le dio el cáncer, me dijo: "Ni modo tengo que cambiar en mi estilo de vida y esta vez seguir las recomendaciones de quienes saben más que yo al respecto". Yo sufrí mucho pensando en ella. Pero ella me mostró y se mostró de qué estaba hecha, venció al cáncer y vive para contarlo. Un día que la visito me dice que la ayuda que tiene para mantener su departamento limpio vive al otro lado de la ciudad y que no le sale a cuenta venir sólo uno o dos días, así que ha decidido prescindir de su servicio, ya estaba mejor. Yo le digo: "es decir ya no volverá, porque tu departamento está impecable". Me responde: "No hija hace más de dos semanas de eso", yo pregunto ¿y quién limpia?, ella responde: "mi robot, esa pequeña cosa que vez ahí, está programada para limpiar desde el momento que me levanto y de lo demás siempre me he ocupado yo".
El Covid19 nos asoma a muchas aristas de quienes somos y en qué podemos convertirnos. En mi caso y muchas otras amigas coincidentes, celebro haber asumido que mi cabello perdió el color que tenía y que lo prefiero como es antes del Covid 19, no necesito de una manicurista, opté por lo sano, me he cortado las uñas tantas veces como han crecido. He salido sólo tres veces desde el quince de marzo, porque gracias a la vida, el universo y Dios, tengo una familia pequeña pero bien distribuida y responsable, nos ha costado y cuesta reducir el riesgo pero ahí vamos. No recibimos visita de ningún tipo, si alguien llega desde la ventana y tras la reja. Luego de revisar la experiencia de mis amigos y amigas, ahora sé que siempre hay algo que se nos escapa, que no toda compañía es para celebrar, a veces vale más estar sola/o que mal acompañada, especialmente cuando la compañía te coloca en riesgo permanente, de modo que de nada sirve aislarte cuando estás expuesta/o.

lunes, 20 de noviembre de 2017

DE LA SEPARACIÓN DE HECHO AL DERECHO DEL DIVORCIO: los nudos odiosos de hombres y mujeres

Hoy tuve la cereza de la torta, en el taller sobre violencia en la pareja y sus secuelas, facilitado para mujeres y hombres que apuestan por una convivencia libre de violencia, saludable y en armonía.

De todos los temas usuales asociados con las secuelas de la separación de la pareja[1]: sustitución, sobrevivencia, reedición, refundación, reinvención, reincidencia, entrecruce de nuevos amores, regresiones hacia promesas inconclusas (para algun@s involuciones), etc.   Y entre todas las posibilidades, emergió uno poco discutidas y menos trabajada. Se trata de las separaciones inconclusas, aquellas que se detienen o acampan  en la antesala del divorcio legalmente denominada separaciones de hecho.

Estado al que denominaré separación en el limbo, puesto que las vidas de la ex pareja, permanecen unidos en el primer nodo de un matrimonio,  con o sin hijos. Independiente de las múltiples razones, lo cierto es que terminaron en  la separación de cuerpos dentro o fuera de la vivienda. Surge la interrogante ¿Cuál fue su derrotero?: El lógico divorcio, la ilógica aberrante y/o creativa vigencia del matrimonio cuando este no existe.
Depende de cada experiencia, la cosmovisión de l@s involucrad@; sus traumas, valores y prioridades. Y principalmente depende de su modo de amarse y amar al otr@, el grado de sentimientos que se desperdiga tras la ruptura,  las pasiones que  inspiran sus causas: venganza para quien se siente traicionad@, estrategias creativas para recuperarl@,  quien se asume víctima del   arrebato de su “amor” por otr@ ser malvad@,   imaginación para trasladar el dolor y la frustración hacia el ser indign@ de su amor, en quien en  se siente víctima del, así como capacidad de resistencia para torturar y disfrutarlo, por quien siente que perdió el control y la propiedad  del otr@, manteniéndola@ bajo su yugo.

Sin embargo, muy en el fondo de cada caso,  creo que existe un común denominador, y es, el flagelo o  autoflagelo, por haber elegido o haberse dejado elegir como “la pareja” por una dispareja, con discapacidad para perdonar y/o perdonarse   de no haber invertido lo suficiente en el proyecto de dos y/o familia. Y por resistencia a reconocer la inconducta propia y del otr@ que le permita perdonar(se),  recuperando su libertad para rectificar y volver a invertir una mayor dedicación y su mejor esfuerzo en  un nuevo proyecto de pareja o simplemente permanecer sol@ porque descubrió que vive mejor como una ameba.

Aún no   he procesado conceptualmente y tampoco quiero caer en definiciones convencionales. Lo cierto es que existen diversas secuelas de una separación de hecho, que se coloca en el limbo o petrifica en el tiempo sin derivar en el divorcio, sea desde la lógica civilista, racional, social y legal. O en el filosófico, ético y moral de cerrar una experiencia aprendida y aperturar nuevos  procesos, elegir nuevas opciones de vida y compañía. Desapegado de dos seres que independiente de cuánto o cómo se amaron, descubren que no pueden compartir más sus vidas, más allá de la maternidad o paternidad de hij@s en común, con quienes indudablemente no hay divorcio alguno, pueda que en cambio más libertad y oportunidad de entablar lazos más honestos,  específicos y sin mediaciones en calidad y profundidad.

Decidí escribir al respecto, porque es mi modo de observar y pensar en un fenómeno social, que en este caso se produce en el terreno de las relaciones de género. Y porque hoy (13 noviembre del 2017),  tuve cuatro casos de veinte personas que asistieron a la reunión, que se animaron a contar sus experiencias de  separación de hecho, como una violencia suspendidas en el tiempo entre ex parejas, que a su vez secuela de otras violencias entre parejas. Estado  cuyos extremos en tiempo se movía entre 3 y 20 años.

Dos casos de mujeres, donde ambos ex cónyuges habían fundado nuevas familias y ellas también. La primera con un hombre soltero y la segunda con un viudo, en sus términos: “habían re-hecho su vida sin haber arrancado el divorcio a su ex pareja”, lo más notable es que tanto sus ex parejas como ellas tenían nuevos hij@s y que más de una vez había tocado el tema con cierta incomodidad y dolor, porque innegablemente estaban por ambos lados ante una situación de bastardía.
La bastardía, es un estado que se deriva de la situación experimentada por un bastardo, que según la RAE[1], se refiere al sustantivo en femenino o masculino asociado al hijo(a)   nacido en una unión no matrimonial de sus padres. Hijo(a)  de padres que no podían contraer matrimonio al tiempo de la concepción ni al del nacimiento. Hijo(a) ilegítimo de padre desconocido. En tanto que etimológicamente  viene de la voz francesa ‘bàtard’[2], atribuido a quien nace en un granero.  

En el tercer caso, también la ex pareja  habían iniciado una nueva relación con otra persona en estado de separación inconclusa, cuya resolución en perspectiva aparecía aún más compleja por no haberse establecido el divorcio correspondiente por ningún lado. La única “ventaja” que reconocían era no haber tenido nuevos hijos.

El cuarto caso y más dramático, era de un hombre soltero que había convivido 20 años con una mujer separada con quien no tuvo hijos pero ayudo en la crianza de la hija de ella –la cual a la fecha vive en el extranjero-. El, manifiesta que el ex esposo de su pareja, no quiso darle el divorcio, por cuanto solo fueron convivientes hasta el último de los días de ella luego de una penosa enfermedad.

Él se había transformado a la fecha en un conviviente viudo desde hace seis meses (categoría civil inexistente en nuestra legislación civil). Cuando su pareja falleció, él perdió todos sus derechos como tal (ergo la ley de igual trato a convivientes no aplica en este caso), al punto que no pudo decidir dónde y cómo enterrarla porque se impuso el ex esposo, para colmo, ha sido desalojado de la mitad de la vivienda que compró él para su pareja. Por cuanto en las formas y resultados el ex esposo, ha sido favorecido por la ley.

Pregunté si conocían la Ley N° 27495, publicada el 7 de julio del año 2001, que incorpora la separación de hecho como causal del divorcio correspondiente, los cuatro casos me dijeron que no, que cuando en sus inicios recurrieron a consejo legal l@s abogad@s no les orientaron al respecto, centrándose solamente en la patria potestad, afectación de sus bienes y manutención.  

El conviviente viudo, se indignó por la desinformación, afirmó que para él y su ex compañera el mejor acontecimiento de sus vidas fue encontrarse, tomar su oportunidad de ser y acompañarse. Muchas veces quisieron casarse inclusive cuando vivieron una temporada en el extranjero, pero no lo hicieron porque no querían engañarse a sí mismo y esperaban que con el tiempo el ex de su compañera cediera y la dejara libre. Jamás pensaron en las secuelas al final de sus días, hasta cuando a él,  le tocó experimentar no sólo la viudez, sino la privación de no poder despedirla con el rito y la dignidad que acordaron y le correspondía.

Tras el taller reflexioné en los hechos, los derechos y la vida, recordando  que a mediados de los noventa, el movimiento feminista desplegó todas sus estrategias y competencias para que la separación de hecho fuera causal de divorcio, sin que sea necesario apelar a ninguna otra causa entre  los cónyuges: incumplimiento de obligaciones o infidelidad. Logramos arrancar la Ley N° 27495. Sin embargo la norma inaplicada es como si no existiera.

En el país persisten, parejas que se separan sin divorciarse,  ingresando legalmente a la condición de la separación de hecho, que desde mi perspectiva no es otra cosa que el limbo, estado al cual se ingresa y no sale, que existe, pero se prefiere ignorar y no no tocar. 

Alguna idea de la afectación de esta situación a la población, se desprende de la data del censo 2007[3], donde existía un 3% de la población nacional mayor de 12 años en estado civil separada (714 242), en tanto que sólo el 0.5% (114 093) declaraba estar divorciad@. En su interior  la mayoría correspondía a mujeres separadas (70.5%) abriéndose una brecha de 41 puntos respecto a los hombres. En el divorcio la mujer seguía ocupando el mayor porcentaje (59%) siendo la brecha de 18 puntos mayor al del varón.  De donde se desprende que se estaría ante una situación de feminización de la separación.

Las vidas de l@s separados en el limbo,  ingresan a condiciones superpuestas de dos seres que comparten una misma dimensión y a veces hasta un espacio,  sin tocarse, escucharse, verse, tolerarse, menos amarse. Pero que por inexplicables factores enraizados en sus psiquis y voluntad, se empecinan en infringirse mutua tortura manteniendo el vínculo del matrimonio nominal en medio de una realidad de ruptura real evidente de algo que debiera estar unido, ergo se ha  generado un estado de divorcio, sin embargo tal estado sólo es aceptado cuando se ha producido formal y legalmente.

Much@s nos preguntamos por qué mantener un estado absurdo de separación en un estado de limbo, sin embargo para  quienes viven   tal situación pareciera ser que en el fondo lo hacen esperando a ver ¿quién se muere primero?  Algo así como un ave carroñero, para apropiarse de eso que no pudo poseer en vida  -el cuerpo inerte, sin alma ni espíritu que es un cadáver-, para hacer con él lo que le venga en gana, porque le corresponde por derecho y revés.  En nuestra legislación peruana,  nadie más que el ex o la ex tienen derecho a decidir el destino final del cuerpo de quien en vida fue zutano, mengano o perencejo.

Claro el destino final del ser a quién se sometió a los grilletes de un matrimonio indisoluble, es aquel que cabe sólo en  la    imaginación del ex. Y cuando la inercia o el pacto del mutuo acuerdo cesaron, persistió el yugo (dominio u opresión). La muerte de uno, revela en el otro sobreviviente un inconfesable deseo de dignificación necrófila como es revestirse de la imagen simbólica de un estado civil de viudez que en nuestra sociedad pacata todavía tiene “prestigio”, pero que en realidad viene a ser una máscara grotesca de un estado civil, ergo ciudadan@.

Y pueda que las motivaciones de separaciones en el limbo, sea más simple, tal   como sospechan muchas mujeres víctimas de la secuela de estas situaciones –aquellas que son la nueva oportunidad para hombres separados-, no separarse para algunos hombres, es el modo perverso de castigar a otras mujeres más infelices que él (porque justamente lo han elegido  y aceptan su estado),  no volviendo a comprometerse verdaderamente en una nueva relación Podrían también tener la razón los argumentos de hombres víctimas,   que la culpa es de su ex por ser cuasi la “demon or wich” (demonia o bruja), cuya   perversidad es hacerlo     infeliz hasta siempre al no liberarlo. Sea porque nunca llenó sus expectativas, haciendo que pague de ese modo. En el otro extremo, es un bien preciado  de quien no quiere prescindir  en lo material, social (influencia) y culturalmente (poder). Los “más honestos”, suelen atribuir que es el costo de pagar su infidelidad. Todo al respecto es discutible y controversial,   lo dejo en este punto para sus propias disquisiciones. 

Retomando mi perspectiva, afincada en la libertad del ser y hacer, pienso  que podría deberse al miedo infinito de liberarse que  tienen muchos seres, especialmente si se nació atad@ al cordón umbilical, luego a la familia, al que dirán, al marido o la mujer. El miedo a ser libres, en el fondo recubre el pavor a   asumir las exigencias de una emancipación plena y sus consecuencias. Acrecentándose  el miedo ante la posibilidad de volver a equivocarse y perder, porque piensan que amar es ganar, cuando en realidad es sólo amar y aprender.

Y tras 16 años de su promulgación aún existen personas que la desconocen, manteniendo atada su vida a una pareja indeseable sólo por el capricho unilateral de él o de ella a no concluir con la ruptura del vínculo producido en la realidad pero no confirmado legalmente, deteriorando su proyecto de vida y como en el caso referido, enfrentándose al final de sus días a una cruel doble pérdida.

La evidencia fáctica de los vacíos que nos queda por saldar tras una década y media de la existencia de una norma que libera de los caprichos y sentimientos distorsionados de las parejas, demuestran que para relaciones sociales plenas, saludables, transparentes, sólidas y afirmadas, no basta con la conquista de derechos, si los mismos no van acompañado de la difusión, información y formación correspondiente a mujeres y hombres para el ejercicio de los mismos. Ergo no es suficiente tener derechos o ser sujeto de derechos, es preciso ejercer esos derechos de lo contrario seguiremos reinventando ingeniosas formas de tortura entre unos y otros.

Para quienes estamos comprometidos con la defensa de los derechos humanos civiles y apostamos por una vida plena de mujeres y hombres en armonía, estos casos nos muestran que falta mucho por bregar, desde el Estado, la sociedad civil, el movimiento feminista, las organizaciones de mujeres, las instituciones que trabajan al respecto.

Finalmente quiero hacer justicia a aquello que me convenció de publicar este artículo hoy. En medio de su elaboración me encontré con un amigo de hace 27 años, lo conocí ya separado y con cuatro hijos. Hoy me cuenta que sigue separado, es decir en el limbo, sólo que tiene nueva  pareja y  dos nuevos hermosos hijos que lo llenan de orgullo y satisfacciones.

Durante nuestra conversa  me contó  de un pariente suyo que falleció, bajo sus mismas condiciones. La ex esposa, secuestró el cadáver y no dejó que nadie supiera donde lo velaron sin permitir que   siquiera su madre lo despidiera, abriendo con ello una brecha de dolor en su la familia. 
Lo miré y con el derecho que me tomo de la amistad para decir las cosas por su nombre y a mi estilo que suele ser sin anestesia, le pregunté que estaba esperando, lo conminé a cerrar etapas.  
Y por mi lado, prometí que publicaría este escrito, tanto para poner el dedo sobre la llaga así como proveer de información que puede ser de utilidad para más de uno de mis amigas y amigos que ejercen o padecen esta situación y se hallan envuelto en estas prácticas, de la que no se habla pero todos saben.
Y tras 16 años de la  promulgación de la Ley Nª 27495, aún existen personas que la desconocen, manteniendo atada su vida a una pareja indeseable sólo por el capricho unilateral de él o de ella a no concluir con la ruptura del vínculo producido en la realidad pero no confirmado legalmente, deteriorando su proyecto de vida, y como en los casos referidos, enfrentándose al final de sus días a una cruel doble pérdida.

La página pública y formal que tod@s debemos conocer, http://www.gob.pe/436-separacion-y-divorcio
Un breve artículo para quienes no dan para tanta lectura, http://www.derechovirtual.com/uploads/archivos/e1n4Suarez.pdf
Alguna data sobre Violencia Conyugal Física en el Perú https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib0687/Libro.pdf 
Un caso complejo como referente de análisis de las bondades y límites de la causal http://dike.pucp.edu.pe/doctrina/civ_art45.PDF y uno menos complejo http://spij.minjus.gob.pe/juris/civil-pdf/civil-01368.pdf
Dos páginas con modelos de demanda de divorcio… http://www.divorciosporinternet.com/modelo-de-demanda-de-divorcio-por-separacion-de-hecho, https://corporacionhiramservicioslegales.blogspot.pe/2013/04/modelo-de-demanda-de-disolucion-de.html



[1] http://dle.rae.es/?id=KOGiy39
[2] https://verbiclara.wordpress.com/2013/08/30/origen-de-la-palabra-bastardo/
[3]INEI (2007) Censo Nacional XI de Población y VI de Vivienda  http://censos.inei.gob.pe/cpv2007/tabulados/#  

viernes, 12 de agosto de 2016

CUANDO PIERDES LA INOCENCIA. #NIUNAMENOS

http://es.123rf.com/imagenes-de-archivo/alfareria.html?
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Tengo ocho años, estoy recorriendo ese terreno amplio detrás de casa. La  acequia que riega los últimos maizales rebeldes  se ha desbordado. Hay un hilo de agua que humedece la tierra baldía, donde no hace mucho habitaban las hortalizas y  alfalfa. En tanto  las casas se construyen  por todas partes. Más allá atisbo un montículo de ceniza, con   restos de madero que sirven de cono a los hilados en la fábrica vecina de telas.   
Mamá no está cerca, mi fuga hacia esa parte del campo pronto será descubierta, titubeo, no sé si hundir mis manos en el barro o el hollín, ambos me atraen de igual modo. Decido empezar satisfaciendo mi vocación de alfarera, tomo el barro entre mis manos pequeñas, su aroma y textura llena mis sentidos, poco a poco voy dando forma  primero a un pato, luego a un ave, un gato, un plato, una olla, una serpiente.

El sol quema fuerte en lo alto, miro alrededor donde ocultar mis reliquias hasta que sequen, descubriendo que los  sauces moribundos de esa extensión baldía me ofrecen sus cimas como  la mejor caja fuerte, allí subo a mi  preciada carga, con esa agilidad felina que he desarrollado desde siempre. Se rompe un plato y el ala de mi ave, me digo: ¡No importa el plato!, lo haré otro día. Pero mi ave me da   pena. Con esfuerzo  vuelvo el barro al barro y creo nuevamente   un ave,  más grande que todos los otros.  Al descender del árbol, me pregunto si se secará y podrá  volar sin agotarse como las mariposas.

Miro nuevamente al sol, ya es hora del almuerzo, mi madre pronto descubrirá que no estoy. Tomo impulso y voy  al montículo, hundo las manos y hallo mi tesoro, innumerables argollas que han resistido al fuego, podré unirlas golpeando en sus encuentros y hacer  una gran cadena, quizás sirva para un columpio entre los árboles.

De pronto siento que ya no estoy sola, levanto la cabeza y un muchacho en bicicleta se me acerca. Me pegunta que hago sola allí, contesto que no estoy sola. El mira a todos lados,  me dice: ¡No mientas estás sola!  Mira las argollas en mis manos y pregunta: ¿Te gustan las argollas? Yo lo miro en silencio, mientras empiezo a caminar, algo me dice que debo correr, él baja de la bicicleta y camina a mi lado empujándola. Me dice nuevamente, si te gustan las argollas yo tengo muchas en mi casa, estas son restos de aquellos que han quemado los trabajadores de mi padre. Si quieres te regalo nuevas, pero tienes que ir a mi casa. Le digo: “No quiero tus argollas, sino estas que ya no son tuyas”.

El se ríe, lo miro nuevamente y me doy cuenta que es un chico grande, si corro pronto me alcanzará. Le pregunto qué hace él por ahí, porqué no está en su fábrica. Me dice que  me vio desde su balcón, que no es la primera vez que lo hace, que quiere ser mi amigo y quizás darme un beso.

Lo miro frunciendo el ceño y digo: “¡Sólo me dan besos mi mamá, papá y hermanita!, ¿Por qué tú  quieres darme un beso?”. El responde arrastrando las  palabras: ¡Porque.... eres muy linda…! En ese momento escucho la voz de mi madre llamándome,  es el impulso que necesito para dejar de caminar y echar a correr. Y corro, corro, corro como gacela mientras él se queda mirándome a la distancia.

Como  siempre mi madre me reprende por escabullirme de su mirada y amenaza con algo que ya no escucho. Cuando cede en su  enojo pregunto: ¿Mamá soy linda? Mi madre responde: “Con esa cara llena de barro y tizne lo que pareces es una chacarera o minera, ve a bañarte y cambiarte para almorzar”.

Voy corriendo  hacia el espejo y compruebo  que mi madre dice la verdad, mientras me preguntó ¿Por qué aquel muchacho me mintió diciéndome que era linda? La voz de mi tía abuela Rosa Herrera me sobresalta interrogándome: ¿Por dónde anduviste hija? ¿Qué es lo que te ronda por la cabeza?

La veo en el rincón más fresco de la sala, debe tener alrededor de cincuenta y cinco años, está abanicándose del fuerte calor, mirándome  intensamente con esos hermosos ojos azules, su cabello color trigo, piel blanca casi transparente y su bella sonrisa plena. Corro a abrazarla y a sentir su delicioso aroma, hundo la nariz en su cuello. Está en casa significa  que ambas nos fugaremos   hacia la suya, que para mí siempre  es un castillo.

Me abraza, besa y limpia la cara con su pañuelo que  huele a alelíes e insiste en saber lo que me pasa. Nunca tengo secretos con la abuela Rosa, así que le cuento todo. Me mira y sus ojos brillan más que de costumbre. Me aparta de su pecho, coloca  al frente  y dice: “Hija es tiempo de que sepas  cómo es la vida para las mujeres”. Y me cuenta un cuento nuevo, de cómo una linda joven de quince años perdió la inocencia.

“Hace mucho tiempo en un hermoso pueblo,  esta bella joven como son todas las mujeres de quince años,   se fue a trabajar sola al campo, siempre lo  hacía desde niña,  pero ese día  sería diferente, porque ese día  perdió la inocencia. Un hombre salió de su escondite y le arrebató sus sueños  y atacó su cuerpo. Fruto de ese arrebato tuvo una hija  de piel tan oscura como la noche a quien dio en adopción,   ella  no podía cuidar de esa hija,  porque  ella misma no podía cuidarse. A esa joven de quince años le robaron la inocencia en el campo pese a los cuidados de sus padres y su propio cuidado, en un momento que se sentía segura”.

Mi abuela Rosa añade que los ladrones de los sueños de las mujeres no sólo están en el campo sino en todas partes, que no sólo le roban a las jóvenes de quince  sino a niñas de seis, ocho o diez. Inclusive a mujeres que tienen más cuarenta. Unas veces les robaban a la fuerza destrozando su cuerpo como sucedió con  la joven de quince años. Otras veces con engaños y muchas más con amenaza. Mi abuela eleva la voz  diciéndome: "¡Por eso no hay que tener miedo, hay que gritar, correr y pedir ayuda!"

Tras un silencio, mi abuela Rosa se pone muy seria, como siempre que me dice algo muy importante: “Hija, nunca dejes que nadie toque  tu cuerpo, porque  lo más preciado de tus sueños está allí como en un templo. Eres una pequeña mujer, rodeada de  muchos ladrones de inocencia que deambulan por la vida atacando cuando menos una lo espera”. 

La miro  y pregunto: ¿Abuela, a esa joven que perdió la inocencia y regaló a su hija porque era negra, Dios la perdonó? Mi abuela me mira largamente y responde: “Esa niña  de quince años, no regaló  a su hija porque fuera negra, sino  que la entregó a una buena familia para que cuidaría de ella. Porque  a la joven,  le recordaba en todo momento de su vida,  cómo le robaron la inocencia y tampoco  sabía   cuidar a la bebé menos evitar que también a ella le robaran la inocencia.
Cuando la joven de quince años tuvo muchos años más,  se casó, pero la  vida no le volvió a dar una hija con su esposo, sólo tuvo  tres hijos varones. En cuanto a Dios, fue bueno, porque cuando pasó el tiempo, aquella bebé negra creció y era una linda mujer  y la joven de quince  había sanado, Dios las volvió a juntar, porque ambas, tenía otros sueños, mucha fuerza, amor y perdón en sus corazones".

Me miró con lágrimas asomando a sus bellos ojos y me dijo: “Por eso es que tienes una tía negra con un alma blanca, que tú no conoces por el momento. Es  a donde voy las veces que desaparezco. Cuando crezcas más, viajaremos para que la conozcas”.

Ese día perdí la inocencia, la idea de que todos éramos iguales y que podía escaparme hacia el campo baldío. Descubrí que las mujeres estábamos en riesgo por el sólo hecho de ser mujeres, a diferencia de los hombres. 
Descubrí, que las mujeres siempre debíamos ir con mas cuidado, porque si los hombres temían ser robados en sus bienes, dinero y cosas materiales,   las mujeres aun cuando no tuviéramos nada de material, nos robaban unas veces los sueños, otras la salud, la fe y hasta  vida.

Mañana 13 de Agosto del 2016, es el punto de quiebre entre el pasado de violencia y violación sistemática de las mujeres en una  sociedad que religiosa, social, cultural y políticamente asolapó  y sembró de dolor, vergüenza  y abuso nuestras vidas, de nuestras madres, sus madres y las madres de nuestras abuelas, sus abuelas hasta nuestras  ancestras más lejanas.

Mañana  será  el día a partir del cual enfrentemos y cambiemos aquellas  percepciones de tragedia asociado con el nacimiento de hijas mujeres, porque más allá de la perpetuación del linaje, aparecía como   decreto la perpetuación del sufrimiento y nuestra condena al sufrimiento por el hecho de ser mujeres.

Mañana podría ser el punto de quiebre entre la violencia, violación y feminicidio de hoy, que crece, se agiganta y amenaza por devorarnos como sociedad, puesto que pese a las leyes, la lucha y conquista de las mujeres;  la impunidad e injusticia se acentúa.


Mañana pondremos en cuestión un sistema cómplice, donde es insuficiente romper el silencio, reconocer que tenemos derecho a tener derecho, enfrentar el revestimiento cómplice  de vergüenza que nos hacía sentir culpables, recurrir al olvido la desmemoria, con el que el perpetrador o la perpetradora  cuentan y se protegen.

Mañana nos movilizaremos por: #NiUnaMenos  y Si tocan a una tocan a todas, desprendiéndonos del miedo que nos inmoviliza, estimulando la agresividad, el abuso y maltrato, hasta  transformarse en su principal cómplice del feminicida.

Mañana, sueño que sea el inicio de un nuevo tiempo, donde como país podamos decir que peruanas y peruanos, hemos decidido hacerle frente a uno de los principales flagelos que amengua la condición de vida, los sueños y el aporte de las mujeres y hombres que han decidido vivir en respeto, paz y armonía. 

Mañana, podríamos tener la fuerza suficiente para increpar no a una justicia ciega, sino convenida, perversas e indolente que mira hacia un lado manoseando la ley y derechos arrancados para ser simplemente  indiferente, injusta y cómplice ante la violencia sistemática, institucionalizada y simbólica contra las mujeres.

Mañana podremos decir, todas y todos al unísono: #NiUnaMenos 


viernes, 26 de septiembre de 2014

HOY SE CAYO MI COLEGIO... MAÑANA PUEDE SER EL TUYO


http://www.andina.com.pe/agencia/noticia-
alumnas-colegio-donde-se-desplomo-techo-
estudiaran-escuela-cercana-525008.aspx
Se cayó mi  colegio[1] asi de literal, aquél donde obtuve mi formación secundaria: el “Instituto Nacional de Comercio N° 29 Esther Cáceres Salgado - el Rímac”[2], allí donde se dieron los cimientos de mi aprendizaje para transformarme en la ciudadana, profesional, académica, persona  y ser con diversas aristas desde donde me conocen unas/os más que otras/os.

Se cayó,  recordándome que fue en sus aulas, patios y jardines, donde obtuve mi formación básica para la vida,  de manos de diversas profesoras y profesores. Unas/os más que otras/os desde su práctica, acuñaron en mí el sello de la voluntad que se sobrepone a las barreras para  hacer lo que uno se propone. Como el ejemplo de aquella profesora de contabilidad, mostrándonos la viabilidad de multi-docencia simultánea, en un mismo tiempo y espacio en una era no digital -formando al mismo tiempo a cinco quintos en el nuevo plan contable-, entregando con desprendimiento sus fines de semana sin un céntimo de más en su salario. Podría está allí la veta de mi propio desprendimiento y disfrute cuando ejerzo la docencia,  haciendo que vaya más allá de horarios y aula de clase, incomprensible para algunas/os pero claro y preciso para quienes nos involucramos.

Se cayó el segundo piso y en contraste,   emergió en mí el cúmulo de significados,  como mi propia socialización secundaria escolar, siendo este plantel donde se  estimuló y canalizó mi inagotable energía, gráficamente anotado por Gina Gálvez en uno de nuestros encuentros “¿Dime a dónde ibas, yo entraba y tu salías, sólo salías nunca sentabas quieta?”. Ciertamente no podía estar sentada, fui de esas estudiantes que llevó el uniforme de educación física los cinco días de la semana para deslizarse al patio sin censura al menor descuido, sin imaginar, que esos eventos experimentados  como juego, formarían mi resistencia a las exigencias de la vida, en sus altas, bajas, bondades y alegrías -recepcionar y servir los mates de Ana Cecilia Carrillo era un heroísmo voluntario. Aprender defensa personal bajo la instrucción de la Guardia Republicana una aventura. Asomarme al colegio de varones Ricardo Bentín para competir en atletismo  una osadía. Jugar  fútbol con Manrilyn Vichez un acto irreverente, en tiempos donde era vedado para las mujeres-. Y sobre todo quedó atadas nuestras vidas adolescentes ese modo de ser y amar nuestras diversidades trascendiendo a nuestros recuerdos.

Se cayó mi ex colegio, como  acto simbólico de protesta blanca, sin víctimas lamentables directas, auto inmolándose en  desmoronamiento voluntario y anunciado desde el hace ocho años[3]  y seis que fue declarado en emergencia y "clausurado"[4] pero como sucede  en el país, al interior de esa línea donde se confunde la amenaza, imprudencia y riesgo revestido de pobreza y necesidad, siguió funcionando a medias, con la complicidad de todas/os y sólo las fuerzas del universo evitaron “daños colaterales de muertos y heridos” que arrastrara en su protesta,  como si sucede en este tiempo con las/os pacientes de los hospitales tras 106 días de huelga médica. 

Se  cayó, quien sabe si desbordado de ese hartazgo que invade aun a la materia de una   antigua edificación de cemento, ante la inercia institucional del Estado que es sorda, torpe, lenta e inconsciente en cumplir con  rol  de proveer y preveer servicios de calidad que satisfagan necesidades básicas como alimentación, salud y educación de   la población de mayor sensibilidad actual y futura, los  menores de quince años. 
  
Se cayó corriendo el velo que recubre la irresponsabilidad de más de un gobierno, puesto que la crisis se manifestó en época del   aprismo, aquel donde  Alan García,  hizo su lema la modernización educativa y colegios emblemáticos, cumpliendo sólo con aquellos políticamente útiles y omitiendo la inclusión del Colegio Esther Cáceres Salgado junto con otros de “menor prioridad”  pese a estar en emergencia[5]. Y el gobierno de turno de Ollanta Humala, ha erigido su propio Waterloo, al insistir   que la educación es su prioridad y ha invertido en el sector más que sus antecesores, en este caso las evidencias se caen de maduro, mostrando que  sólo destinó medidas superficiales como el parche de la infraestructura que finalmente sucumbió, mientras el alumnado ha sido redistribuido en los centros educativos aledaños.

Se cayó,  evidenciando como se entretejen la suma de irresponsabilidades que ata a las diversas entidades y gobiernos como sucede con el metropolitano incapaz de ejercer autoridad para  evitar el funcionamiento de un servicio público en estado de riesgo.  La del gobierno distrital que sólo se concentra en arbitrios sin evitar desastres  y el Ministerio de Educación en sus diversas instancias con indiferencia, dilatamiento e inefectividad, mientras se hacía de la vista gorda ante su funcionamiento precario y vulnerable. Ante los hechos consumados, se pronostica que será reconstruida en un año octubre del 2015, mientras tanto sus destacadas estudiantes[6] mantienen su silencio tan distante de los nuestros que se movilizaron por poco menos  en solidaridad con el Colegio San Martín que iba a ser desalojado.   
Se cayó mostrando que el escándalo tiene más peso que la gestión para poner en funcionamiento un sistema burocrático atrancando en este momento el compromiso público de autoridades del sector y  los dadores de la norma que finalmente se demolerá y reconstruirá, más como a las palabras se las lleva el viento como sucede con toda noticia de ayer habrá que vigilar se cumpla.

Así que queridas ex Esther Cacerinas, manos a la obra con la  ungida presidenta de la asociación en gestación para vigilar, movilizar y hacer que en realidad se reconstruya, no vaya ser que una  mañana,   despertemos sorprendidas con la edificación de un nuevo moll en ese terreno o un edificio privado,   como sucedió con aquel almacén del Ministerio Público que ardió devorando todo el material educativo nacional  y hoy, se ha construido sobre sus cenizas modernos edificios  para una de las tantas universidades privadas que pululan por el país ¿Cómo sucedió? ¿De quién era la propiedad? ¿Si era del Ministerio de Educación cómo se tomo esta decisión? ¿Cuáles son los intereses y necesidades?  ¿Alguien  puede decir algo al respecto?

miércoles, 2 de julio de 2014

MATERNIDAD: CONFLICTOS PRIVADOS Y CONFESIONES PÚBLICAS

Es tiempo loco en Lima de un invierno indeciso, con 22° hace dos días y hoy descendió a 17° con 94% de humedad, de seguir esta tendencia no sería extraño que un futuro no muy lejano las(os) limeñas(os) poseyéramos branquias a cambio de orejas coincidiendo con una Lima en permanente transformación.  Una ciudad nacida tras arrasar al cacicazgo Itchma del curaca Taulischusco[1], en un esfuerzo fundacional  bautizada como Ciudad de Los Reyes (15 de enero 1535), aun así  se impuso como Lima, marcando el sincretismo entre la lengua autóctona Límac y Rímac, la extranjera[2] que ha destacado al país en su conjunto.

Lima se ha sostenido  estoicamente como tal  a lo largo de su proceso de afirmación identitaria ante seudónimos embriagantes como: «La Perla del Pacífico»[3],  «Las Tres Veces Coronada Villa»[4] y « ciudad jardín»[5].   O de negación de sí, a medida que fue desbordándose «Lima la horrible»   (1974)[6] idealizando un pasado cuasi arcadiano[7] hasta cerrar el siglo XX entre el interés de su composición urbana y social: «El laberinto de la choledad» (1992)[8] hasta el crisol de diversidades  de la cultura chicha[9] sin desprenderse de los retazos  oligárquicos que sostiene  su faz de ciudad   segmentada, discriminadora y excluyente. En tanto emergen sueños y apuestas por una mega ciudad que se reconfigura, subdivide, acoge, expulsa,  cobija, integra, tolera y convive  como hoy sus microclimas[10].

En mi caso, Lima y su ser, siempre me disloca, atrapa en esa relación compleja donde no es posible vivir con ella ni sin ella. Acabo de  llegar a casa tras un trayecto por más de una hora de oeste a nor-este, con un frío húmedo que me encoje, se me cala por los huesos roídos y atraviesa mi tobillo de cristal engarzado con titanio que intensifica su gelidez, ignorando a la lana de alpaca que me recubre y botines que sostienen mis pasos.

Intento desprender mi percepción egocentrista y  miro tras el vidrio empañando por la garua cuántos(as) se inclinan ante el rigor del tiempo descubriendo que no soy una excepción, distingo a   muchos(as)  encorvados(as), independiente de la edad, la talla, dimensión y estado, sienten calarse la humedad por sus poros hasta  los huesos. Y  también están aquellas(os) otras(os) erguidas(os), desafiando al tiempo con escasa ropa, dibujando su mayor sonrisa y exhibiendo su mejor pose para vender placebos con promesa de  placer y calor humano que disipe la humedad externa dejando aflorar la interna.  

De pronto, el frío se trasladó de mis huesos hacia mi razón e hígado quien sabe si invadió también mi corazón y alma. Sentí frío recorriéndome toda la columna, no sólo por este tiempo, sino por aquello que pude escuchar de la chachara de un trío juvenil casi adolescente entre dos mujeres y un varón.

Hablaban cada uno de lo mal que les iba en la relación con  la madre, graficando y reconstruyendo los hechos del día. Mientras lo hacía mi gran pregunta a cerca de: ¿Cómo  las(os) hijas(os) se tornan en el peor enemiga(o) de la madre? Frente a los hechos de matricidio que ocupan las primeras planas cada vez mas frecuente. Me asomaba a su probable despeje a través de estos testimonios públicos  de jóvenes no mayores de 20 con madres que oscilarían entre 40 y 60 años.

La primera que expuso su caso fue una joven  aproximadamente de 1.60 m. de altura, con ojos oscuros como su cabello lacio que caía rebelde de su atadura creando un aire descuido. Con nariz respingada, labios bien marcados,  dientes  blancos y  alineados, piel canela intenso y un fuerte rictus de ira en su rostro. Vestía  hasta donde pude distinguir de una cafarena negra y sobre ella un sueter plomo.  A través de su discurso, reconstruía la mañana del día, donde la madre había intentado imponer su autoridad, reclamándole su conducta que amenazaba imitar a una hermana sinónimo de problema, rebeldía y conflicto. A su favor señalaba que estaba lejos de su pensamiento, pero tanto se lo repetía la madre que ya se lo estaba creyendo.

Narró que el conflicto matutino llegó a su clímax cuando la madre le impidió salir a su clase –el trío parecía estudiar enfermería o algo con la medicina-, colocando llave a la puerta de salida, en el momento que la otra compañera la había llamado al celular, sin proponérselo aquella llamada la animó a enfrentar a la madre. Describió con mucha ira cómo quito la llave a la mano de su madre, abrió la puerta y salió corriendo mientras le gritaba “Eres una enferma,  loca, loca, loca”, mientras lloraba de rabia.   El y la compañera subrayaron que efectivamente llegó llorando, e indagaron el por qué, su madre era siempre así con ella y no con sus hermanas. 

Ella respondió  que con la hermana rebelde no podía   y que su otra hermana   era la preferida, la engreída, la beba de 30 años. No podía explicarse como su madre iracunda, descontrolada y agresiva, salía a comer con su hija preferida y regresaba feliz, riéndose, como si fuera otra. Que ya estaba harta y que no sabe lo que haría si no tuviera clases.
Decía que su padre intentaba calmar las cosas hacer que respetara a su madre y le pidiera disculpas, mientras ella pensaba que eso era injusto porque era la madre quien empezaba. Y cuando cedía por su padre pidiendo disculpas a su madre ella la rechazaba, la ignoraba, provocando pensamientos de mayor rechazo y resentimiento en ella.

La segunda joven tenía una talla cercana al 1.70 m., a pesar de su sobrepeso, aparentaba menos edad que la primera, tenía cabello castaño también atado al descuido, cara redonda, nariz pequeña y ojos rasgados. Su  rostro denotaba cansancio, tristeza rayando con la resignación. Tenía una casaca beige que la cubría toda.

Ella dijo que su madre también abusaba de ella, que no la comprendía, que siempre la gritaba y maltrataba. El amigo hombre que las acompañaba subrayaba esta situación diciendo que le constaba como lo hizo con la primera, añadiendo que en el caso de la segunda ella no hacía nada para impedirlo. Ella replicó señalando que nada podía hacer, así que mejor se callaba que sólo esperaba terminar de estudiar e irse muy lejos.

La amiga que inicialmente se expuso como víctima dijo, que en su caso ella no lo soportaría, animándola a actuar como supuestamente ella lo haría, o como ocasionalmente lo hacía cuando su madre se extralimitaba. El varón ingresó en la discusión al papel de un hermano.
La Segunda joven describió como la madre se desvivía por su hermano,  las distancias  y diferencias que marcaba entre ellos. Contrastando el sufrimiento y privaciones de ella con  la alegría, placer y felicidad de su hermano.  Los tres coincidieron en que sus madres tenían hijos(as) preferidos que en este caso no eran ninguno de ellos.

El varón que cerraba el trío a diferencia de las mujeres tenía una apariencia frágil, extremadamente delgado, de 1.55 m., ojos pequeños, cabello negro descuidado, nariz aguileña, labios de casi una línea, con un maletín que lo excedía. Su papel fue de inquisidor, no contó nada de sí mismo, sólo  acentuó, animó y graficó cada narrativa. Se sentó a mi lado, cerró los ojos como dormitando, mientras ellas cambiaban de tema sobre sus estudios y la política de cómo tanta promesa del metro y el tren eléctrico no se cumplía.

Mientras yo me sumergía en reflexiones acerca de  la complejidad de las relaciones intra e inter género, generacional y de poder. Me decía que los referentes de los conflictos que suele llegar a mi consulta  era principalmente de las mujeres madres sea en su papel de hijas, esposas o madres. Las hijas  e hijos adolescentes enfocaban sus problemas con sus vocaciones y proyecciones de futuro, con los retos académicos.


El desgranar desgarrador transformado en confesión pública sobre ruedas entre estos jóvenes me enfrentaba a una dimensión del ser y sentir de las hijas en conflicto con la madre, que en su caso, probablemente coincide con el ciclo de vida asociado con  la menopausia vs. juventud donde las perspectivas se confrontan, trastocan y miden en la cuota de poder que cada una tiene u obtiene tras cada conflicto, lleno de tira y afloja, con demasiado desgarro en perspectiva de transformarlas en extrañas, insalvables enemigas.

Hijas que en el futuro serán madres marcadas por este modo de  maternidad, de afirmarse, imitándolas y de negarse superándolas, en todo caso no excento de conflicto personal, familiar y en la relación con sus futuras hijas(os).

Así que se me agolparon nuevas interrogantes: 
¿Cómo el desencuentro de los ciclos de vida entre mujeres de diferente generación las acerca o aleja?
¿Cómo y de qué modo emergen los conflictos y sus modos de resolverlos?
¿Cuánta similitud existe entre la violencia ejercida por el varón hacia una mujer   y la de una mujer con poder ejercida sobre otra sometida o dependiente?
¿De que modo el uso y abuso de la fuerza y el poder va alimentando la pérdida de autoridad y la emergencia de la ira transformado en rebeldía y uso de la fuerza?
¿Es el empujón, el rechazo, la ira contenida, la calificación de  demente de la hija a la madre escalones en la violencia intra género y alerta de una mayor encalada de conflicto?
¿Podría estar en los fragores del conflicto cotidiano y la persistencia de posiciones o la percepción reiterada de ser abusada por las hijas que las transforma en potenciales matricidas?