jueves, 31 de mayo de 2018

HACIA LA ETERNIDAD, TRAS DESENMASCARAR LA COLONIALIDAD DEL PODER


Querido Aníbal Quijano, fue bueno conocerte, por esos caminos misteriosos de las amistades compartidas, antes de conocer tu hacer y saber. Permitiéndome la posibilidad de conectar el pensamiento, discurso y registro con ese ser humano sencillo, sonriente y afable. Para comprender tu sentir tras el debate en espacios donde el pensamiento nuevo y saber, es ignorado, rechazado y silenciado, por miedo al cambio, optando porque el diferente sea difuminado por extraño y amenazador bajo la sentencia de indigerible.
Aníbal, fue bueno decirte en su momento, lo orgullosa que estaba por tu saber, hacer y decir, celebrar tu último reconocimiento, como siempre fuera y no dentro del país. Descubriendo en compensación, la alegría y modestia ante el elogio inesperado, retornando afecto con calidez en el abrazo. 

Alguien me dijo que me equivoqué de cumpleañero, yo respondí que de ningún modo, para mí decir lo que pienso es una norma, pero expresar lo que siento es un privilegio así que no importa el momento, sino la oportunidad.

Aníbal, hoy que partiste, me confirmo que la amistad se celebra y disfruta en su momento, así como siempre es oportuno decirle a la persona y no a la imagen o el reflejo lo que se siente. En este nuestro tiempo, para nosotros(as) no hay un después, porque lo que menos nos queda es tiempo, así que me felicito por la alegría en la última celebración de amistad compartida, por reírnos y danzarle a la vida, por disfrutar la compañía cantando y vibrando.

Muchos dirán que partiste al Olimpo del conocimiento, hacia un nuevo debate inconcluso con los(as) colegas que te antecedieron o a preparar el acogimiento de quienes te continuaremos, quizás sea posible, deseo que en una u otra figura,   encuentres la clave para seguir apostando en las coincidencias sin renunciar a las diferencias para recuperar nuestro país y continente capturado.

Otros dirán, que partiste para colocarte en algo así como un minarete, de donde contemplar y analizar desde ese atalaya el cielo, ese pedazo de gloria, por el que algunas(os) han tomado el nombre de Dios y aniquilado a quienes no compartían su credo, seguro que hallarás la hebra del entramado que por siglos ha hecho correr ríos de sangre y sin duda nos lo contarás, estoy convencida que hallarás el modo.

También habrá quien diga, que retornarás en menos de lo que nos imaginamos, con mayor energía y nuevas estrategias, pero con igual o mayor tesón, vehemencia, dones y pensamiento, que te ha distinguido, con aportes para  la recuperación de la  humanidad en su condición de tal. Antes que la posesión del otro(a), posición sobre el diferente y desposeído(a). De ser así, seguro que te descubriremos por tu mirada profunda, sonrisa brillante y firmeza de tu voz, sin importar bajo que facciones, sexo o revestimiento estés.

Para mí y también para muchos(as) que te conocimos  a través de tus escritos, argumento, discurso, sonrisa y abrazo, partiste al mismo tiempo que te eternizaste, quedando tu herencia intelectual hoy más vigente que ayer para entender y pensar al país, América Latina y pueda que a todo el planeta.

Si al inicio de tu tesis, había desinterés y hasta desdén, porque la alienación, el autoritarismo e imperialismo era suficiente para explicar “la realidad”, hoy tu idea de colonialidad/ descolonialidad del poder, neoimperialismo, colonización del pensamiento, eurocentrismo,  choledad, identidad, utopía latinoamericana; se entroncan con otras ocupaciones como género, raza, etnicidad, corrupción, crimen, radicalización de la democracia etc. Hallando en esa relación sentido y contenido la perspectiva de análisis para comprender e intervenir por un cambio.

Aún nos queda mucho por batallar para comprender y aprender de nuevas perspectivas, tú fuiste un visionario en momentos donde los grandes teoremas importados parecían suficiente. El tiempo nos ha mostrado que esa actitud dogmática, intolerante y absolutista, no sólo impidió leernos como país, sino entendernos como continente y lo que es peor, dialogar entre nos.

Te has ido Aníbal Quijano, luego de una vida plena y una producción vasta de pensamiento y discusión sin claudicar, con docencia de maestro digna de imitar, sin renunciar a tus raíces y la alegría de tu espíritu.

Te has ido Aníbal, en tanto nos hacemos herederas(os) de tu legado y quizás esta vez tu ejemplo, nos dé oportunidad para vencer nuestras dificultades de dialogar en diversidad y dejar de ser monólogos colectivos entre quienes están de acuerdo o han construido un club académico con muros y techo de cristal.

Te has ido y quizás podamos imitar, tu capacidad indesmayable para pensar y hacer sin desistir, aun cuando ello implique periodos de soledad e indiferencia en nuestro país, mientras el mundo te aplaudía y reconocía.

Un abrazo de solidaridad para Carmen y tus hijos, en este su momento de dolor.

QEPD

lunes, 14 de mayo de 2018

¡Y CUANDO GANAS... SOLO ES EL INICIO!"

Contaba en la primera parte de esta historia, que fui animada por Puñuy para enseñarles cómo hacer para llegar a consignas de campaña convincentes durante la última semana de la misma. A continuación comparto los diez pasos, que en realidad se hacen, haciendo las(os) niñas(o) necesitan oír, ver y palpar:
  1. Debían identificar un problema o necesidad, luego preguntarse ¿Por qué?
  2. Cada respuesta volver a preguntar ¿Por qué?
  3. Luego de algunas respuestas convertir el problema que está expresado en una situación no deseable en una situación nueva resuelta.
  4. Hacer otro tanto con cada uno de sus respuestas.
  5. Luego mirar que situación nueva es la que ella puede crear y que capacidad tiene para ello.
  6. Identificar oportunidades tiene a favor para alcanzar esa nueva situación.
  7. Y que dificultades podrían presentarse e impedir que alcance esa situación nueva.
  8. Esa nueva situación será su objetivo, su capacidad la meta del objetivo, las dificultades inspiraría la estrategia a usar y las oportunidades las tácticas a considerar.
  9. Con todo eso claro tendría el contenido de sus consignas así como,
  10. estrategia de convencimiento a indecisas(os) en la última semana de su campaña.  
Hicimos la práctica, revisando nuestros conflictos de tres durante los domingos, así que limamos asperezas con besos y compromisos, ese también es otro cuento, pero una vez más Puñuy es la que más pregunta; Mayu sintetiza, recrea y apropia.

Esto que expliqué a mis nietas es parte de mi curso de Manejo de Futuros Escenarios, chino para algunos(as) de mis estudiantes de posgrado. Para mis nietas, algo cotidiano, porque ya en primaria estudian teoría de conjuntos, siempre están curioseando en inventos y física, deconstruyendo, construyendo, creando objetos, jugando a estrategias, arruinando mis certezas y explicándome semana a semana exigencias de sus tareas. Así que todo esto, es chancay de a medio para ellas. Para mí, una oportunidad más de desarrollar pedagogía cada vez más simplificada de mi quehacer.

En la segunda semana de abril, Mayu desplegó su campaña, por supuesto que fue gracias al apoyo de Puñuy siendo su lema: “¡Si todos cooperamos, todo lo resolveremos!”. Identificó junto con su hermana (jefa de campaña autonombrada) un problema que afectaba a todas(os) y era posible resolver.  

Mayu ganó la competencia, es delegada de la promoción 2018 de primaria, por la forma de su campaña, también ha sido elegida delegada de su nivel en el Consejo Estudiantil del Colegio, compuesto por representantes de primaria y secundaria, ergo se perfila como líder para la secundaria. Luego de haber comprobado que se puede hacer campaña tomando en cuenta la necesidad de todas(os), diciendo la verdad y comprometiéndose a algo que se puede hacer. Sigue pensando que no quiere ser presidenta, porque no quiere ir a la cárcel, ese también es otro cuento.

Su madre y padre están emocionados y no caben en  satisfacción. Nosotras tres hemos celebrado a nuestro modo, preparé spaghetti a la boloñesa el preferido de las dos, variando solo en carne molida o pollo, chocolate de beso de mosa por lonchecito. El regalo para dos, mi colonia de abuela con el que se bañan todos los domingos, distribuido en dos sprays pequeños. Y el regalo especial para Mayu: una docena de sharpies negros, para que cree sus mándalas, que por supuesto terminará colgado en alguna de mis paredes cuando su madre decida que estuvo por mucho tiempo en su cuarto.

Mayu y Puñuy, hoy pugnan por el protagonismo en nuestros domingos de nietas, el amor de sus padres, sus juegos, su mundo escolar. Suelo decirles que es su época de magia y alegría, aun cuando Puñuy me diga que no es cierto, porque su profesora la regaña y está sobre ella todo el tiempo. Le digo que eso es porque es una niña con mucha energía, así que si hace pronto sus tareas, pida otra tarea para no aburrirse. Su frase distintiva es “¡Abuela me aburro… hacemos algo!”. 

Es sumamente inquieta contrario a lo que prometía al nacer, sólo dormía, por eso, la nombramos con Mayu: ¡Puñuy!. Está llena de energía y sostenidamente contestataria, como suelen ser muchos niños(as) de hoy con escasa contención, a ella hay que sumarle su sobrevivencia porque tuvo un nacimiento de alto riesgo. Considero en verdad que ese es uno de los factores primordiales para vivir con tanta intensidad y no aceptar reglas que van contra su deseo y placer, entenderán que me sienta desborda, las(os) abuelas(os) con nietas o nietos similares.

Mayu es lo opuesto, responsable, aplicada, organizada, ordenada, autoexigente, meticulosa, paciente, dedicada, persistente y altamente creativa, pero sumamente absorvente e invasiva, no hay malestar, indisposición o desalojamiento que la detenga. Si tengo gripe, igual se mete a mi lado y pide que le de masajes, si me duele la cabeza me dice que le cante o cuente. Si me resisto me lee, comparte conmigo su avidez por la lectura.

Muy pocas veces ha dicho que se aburre, pueda que se deba a que sus primeros años sin Puñuy, todo nuestro tiempo fue dedicado a hacer cosas, donde ella era mi centro y yo tenía más energías, cada domingo era un nuevo proyecto y creación. Los últimos cinco años, luego que ella decidiera que sería la única persona de apoyo a sus dudas de aprendizaje y ninguna otra profesora particular más, parte de los domingos revisamos y discutimos sus tareas más complejas. Su frase es: “¡Abuela tenemos tarea… me ayudas!”, es la hora de dos y conflicto de tres.

Puñuy nació en diciembre y a mí se me rompieron las alas en febrero, estuve detenida hasta cuasi la mitad de su vida, en tanto la otra mitad, me he concentrado en distraerla y pelear con ella, porque sólo quiere hacer su revelada gana. Por mi lado a mí se me agotó la complacencia y el disimulo para dejar hacer, pasar e ignorar.  Sin embargo, en este último tiempo es más receptiva, empezó a respetar acuerdos, yo he decidido emplear todas mis habilidades así que hacemos proyectos de tres y ha tenido un papel activo, inclusive en las sesiones de apoyo al aprendizaje de Mayu por encima de sus protestas sobre nuestra hora exclusiva. Comparte conmigo su debilidad por las plantas.

Aquello que hoy experimenten niñas y niños como Mayu y Puñuy en hermandad o individualmente, seguro que marcarán sus recuerdos y futuros derroteros depende de cómo actuemos en off o como espectadores, ante el escenario de la vida donde ellas(os) empiezan a actuar, aprendan a relacionarse con  otros(as) dejando de ser el hoyo del queque. Lanzarse a asumir la conducción y/o representar los intereses de un grupo. Ya no como antes o quizás aún suceda en algunas escuelas, por designación a dedo de la profesora, sino por desarrollo de sus capacidades de competencia, venciendo sus temores superando sus desencantos y enfrentando la incertidumbre del fracaso que muchas veces ni siquiera lo han tomado en cuenta o cuentan con ello para prepararse emocionalmente.

Depende de cuanta honestidad coloquemos en abordar esos temas "no permitido" para niñas y niños: la inconducta de los adultos, con esa frase que en mi tiempo nos sometían: “Los niños y niñas respetan ante todo a sus mayores. No ven, no escuchan, ni repiten lo que dicen, porque no entienden, son cosas de grandes”. 
Pueda que por eso, entre otras razones,  nuestra generación perdió en algún punto del camino la criticidad para discernir y decir la verdad a tiempo, fuerte y constructivamente, tornándonos en expertas(os) en el disimulo y expectorando o haciendo la ley del hielo a quien suele decir la verdad sin recubrimientos.

Mi hija hizo su primera campaña electoral por Frejolito, en el colegio, la familia y el barrio. Se desencantó cuando él renunció a la segunda vuelta, procesé con ella en su momento el cruce de los intereses, las historias y los devaneos de los políticos, pero la marcó, hoy es líder en el mercado y el mundo social, pero muy lejos de la política. Mi nieta lo hizo por PPK, ella a diferencia de su madre ha sido clara y precisa en sus preguntas, por algo pertenece a la generación Y, antes de venir a mí indagó y revisó todo lo que sucedió en internet. 

A ella me tocó explicarle cómo funcionan las incoherencias, la multiculturalidad en la política y la doble moral, cuánto necesitamos que haya personas que digan y hagan lo que prometen. Esa conversa la tuvimos el último domingo de marzo, tras la renuncia de PPK, que también es otro cuento.

La maternidad por tanto, no es sólo parir, nutrir y cuidar, como la paternidad no es sólo proveer,exigir y proteger; ser comunidad no es tener un discurso para niñas y niños,  mientras exhibimos conductas que contradicen esos discurso como adultos. Sino afrontar nuestros errores sumado a los errores del colectivo social, político, cultural y generacional.  Aceptando que nos equivocamos y nuestra responsabilidad en esa equivocación e intentando analizarlo juntos, para que ellas(os) lo tomen en cuenta en su momento.

Para que ese ímpetu de elegir, creer, competir y liderar en su edad púber, adolescente y juvenil no se aniquile, sino halle nuevas formas de ejercer control social; militar y liderar políticamente; elegir y participar democráticamente. Sin dejar espacio para el enquistamiento y caudillismo; con capacidad de dar y pedir cuentas; con imaginación para crear mecanismos de control cuando se tiene y deja el poder; con responsabilidad ante la toma de decisiones, asumir sus costos y  consecuencias.

Por eso nuestro deber, es animar a que discurran por diversos vertederos donde siempre tengan oportunidad de ser y hacer, tornando la energía en creatividad, innovación, invención, perfección, poder de sí para sí que se libera y expande, que permite amar, reconocer que son y merecen ser bien amadas(os) para vivir en felicidad. Para no dejar que su mundo del mañana, siga empantanado[1], lleno de fieras insaciables como los feminicidas[2], su comparsa de alimañas[3]  y corruptos[4] que impiden la justicia,  alimentados de uno u otro modo por los Garcías, Fujimoris, Toledos, Humalas, Kuczynskis, Acuñas, Mamanis, Villarans, Castañedas donde antes y después del poder sólo cabe pasión, ambición, obsesión, obnubilación, perdición, corrupción, negociación e impunidad, hasta hacer de la política como de su vida propia una porqueriza.  

domingo, 13 de mayo de 2018

ENTRE MATERNIDADES Y MATERNALIDAD


Es sábado, antes de un domingo más del día de la madre. Hemos quedado en vernos con Ana tras tres meses de ausencia e ir a disfrutar del arte de ser madre al arte de expresarlo en voz alta. Sin tapujos, censura ni medias tintas, sólo dejar que fluya para desestigmatizar la acentuación de los roles y atributos sociales cuyo mandato tiene como máximo valor la maternidad. Pero aquella ideal, sin llegar a sus extremos: ningún hijo(a) que sea sospechoso o mucho que se torne en escándalo, en una sociedad temerosa y vigilante de sus fronteras, cuyo ensanchamiento se asemeja al asalto de corsarios y piratas, provocando miedo, inmovilidad y quebranto.

He llegado al escenario de la noche que se anuncia misteriosa como generosa, la puesta en escena de la obra a puertas abiertas. Es mi primer encuentro con la niebla limeña, circundándome  un otoño gris de casi invierno precoz que hace sujetarme de la pashmina, mientras recuerdo que a menos de una hora, dejé un sol radiante, propio de micro climas en este bendecido país. La cita es en El Galpón, tengo mis dudas de la ruta, hasta cuando descubro la estela de aromas a canela, sándalo y mirra que ha dejado tras de sí Haydee, la Negra que sólo Sabía Parir.
Ella es una mujer dispuesta, disponible y decidida a mover la montaña con sus manos. Erguida en toda su altura, con voz en decibeles máximos, de sonrisa plena, olfato inquieto y atento a la intensidad de  aromas como ambiente. Con piel tersa de veinte habiendo transitado más de siete décadas, ojos inquietos e inquisidores, bellamente contorneada en cada detalle de su cuerpo de alabastro.

Cuerpo, amasado y afinado con el trajinar del cuidado a nueve de doce hermanos(as) sin haber rebasado la adolescencia. Afirmado por el cincel del embarazo, parto y cuidado de ocho hijos(as) antes de la edad de cristo, barnizado bajo el lustre del amor en cada amanecer, atardecer y anochecer de goce y compañía, en una danza de mutuo descubrimiento. Hasta tocar el cielo en momentos de éxtasis y de dulzura como complicidad tierna en tiempos de secano.

Una vida que ha sobrevivido a la maternidad inesperada e inconsciente, entrenado bajo el rol de hermana. Graduándose como madre multípara con espacio mínimo de recuperación biológica para garantizar la reproducción de la especie sin riesgo de extinción y postergación de la madurez emocional. Y tras tomar las riendas de su reproducción, se asomó de cuerpo entero hacia el otro y la otra asida de aquello que bien aprendió hacer, su maternidad, que reproducida en el espacio público y colectivo se trastocó en maternalidad incomprendida de su liderazgo, entre las exigencias de las relaciones intragénero, la discriminación racista, la distancia intergeneracional, la democracia discursiva y el autoritarismo práctico; la religiosidad en tensión con la fe y los actos.


En ese espacio conflictivo, conflictuado y exigente adoquinado de ingentes intereses y agendas como sucede con los  espacios de las mujeres organizadas, nos  hallamos la primera vez en un tiempo de un siglo que ya no existe, mirándonos y calibrándonos con desconfianza, reto e interrogantes. Ubicadas entre una orilla y otra de un amplio e imaginario canal como el Huaicoloro, donde la corriente era ensordecedora, turbia y amenazante que impedía escucharnos, menos descubrir el fondo de cada orilla. Cuándo establecimos el puente entre ambas orillas, en un tiempo también impreciso y en proceso de construcción. Lo único cierto es que no sólo hemos aprendido a cruzar de una orilla a otra sino transitar unidas entre ambas. Cuando ha sido necesario, hemos sintonizando y armonizando nuestras diferencias en significado y significante de gestos, lenguaje y acto.

Así es como Haydee, primero fue madre, amante, esposa y vecina. Se asumió negra y triunfó en ello, luego aprendiz y se hizo defensora con certificación para andar y hacer andar derecho como abogada con licencia a los 75 años. En este tiempo, nos tornamos confidentes en medio del séptimo perfecto, dejando fluir el espíritu colectivo, desenturbiando al ayer para recuperar  al ser cual diamante en bruto,  hasta dejar salir su brillo impedido por la turbiedad y desgaste de un lado de la orilla.

Haydee aprendió a transitar entre la maternidad, maternalidad y actuación, hasta esta noche donde la vimos brillar con la luz propia que emerge de su ser. Saberse mujer y negra, quien además de parir, ha logrado transitar por donde le dio la gana, haciéndose más sabia en cada uno de sus escenarios, hasta parir sus propios sueños que hoy nos mueven y conmueven.

La historia de Haydee, en el contexto de las cuatro historias intergeneracionales, multiculturales, intra género, con preferencias sexuales y diferencias de clase. Donde el hilo conductor es el vínculo con la madre, la sexualidad que deriva en la maternidad y la apertura al ser, es una invitación a explorar los diversos de modos de experimentar el cuerpo, la sexualidad, el embarazo, aborto y las maternidades que trasciende al estereotipo de mujer blanca (más preciso mestiza), heterosexual, monógama, madre, casada y feliz. Nos muestra la otra cara que tememos expresar por temor a no ser parte del cuadro perfecto de la mujer-madre al cual socialmente estamos constreñidas, mientras celebramos y erigimos un santuario que se coloca y desmantela cada segundo de mayo por sólo un día, quizás con la vana esperanza de limpiar el sentimiento de culpa por sus entramados complejos donde nos hemos perdido o redescubierto.

Escribí en uno de los grupos cerrados en los que participo ese otro lado del tema sobre maternidad que es recurrente en nosotras las mujeres, en ambiente de confianza. Allí donde inclusive aquellas que dicen deseaban tener muchas(os) hijas(os) descubren en determinado momento que no es todo bello, sublime ni gratificante. Sino exigente, desgastante, frustrante y árido. A veces suele disiparse con un abrazo y un beso infante, para retornar con más intensidad cuando nos sentimos agobiadas y desbordadas en soledad con presencia o ausencia del padre que no sabe cómo serlo. Recordándonos nuestra humanidad, donde no existe naturaleza maternal salvo el proceso del embarazo, cuyo origen etimológico está asociado con vergüenza, carga, vida y muerte[1].

Esta noche lo dijo gráficamente Haydee, la madre multípara: “Hoy con todo lo que sé y he aprendido de anticoncepción, embarazo y maternidad, no tendría ni medio hijo(a)”. Y lo dijo la madre que quiso serlo cuando decidió y no pudo: “He comprendido, he aceptado y soy feliz con el amor más desprendido y no dependiente que son mis tres gatos”.

En el siglo XXI se ha decantado y nadie pone en cuestión, que la maternidad como la pareja es una opción y elección, definitivamente hoy más que ayer, porque las mujeres podemos abiertamente autostenernos sin temor a ninguna ciclo de nuestra vida. El discurso tradicional era tener pareja e hijas(os) para no quedarse sola(o), la realidad muestra que es relativo, porque sucede que se puede estar sola(o) inclusive en compañía.

Por cuanto si la maternidad en su condición de rol es elegida, como se elige otro rol, por ejemplo: el servicio por un trabajo asumida don conciencia y  responsabilidad no tiene porqué celebrarse, premiarse o felicitarse, porque  es lo que debe ser.

La maternidad a diferencia de otros roles, suele complejizarse porque involucra cuasi todas las dimensiones humanas salvo la sexual (a veces hay excepciones cuando sucede el incesto) por cuanto es subjetivo, objetivo, práctico, espiritual, social, económico, cultural y religioso. El modo como se asume y es percibido, depende de cuánta concesión permitimos a los mandatos sociales y el peso de la expectativa en nuestro rol de madre e hija(o), cómo procesamos nuestra relación con las hijas, reproductoras de nuestro ser y con los hijos para hacerlos capacitados o discapacitados de asumir su paternidad con plenitud.

Para el caso de las mujeres somos primero hijas que madres, aprendemos a ser hijas de la relación de nuestras madres con la suya, en tanto que nuestras hijas lo hacen de nuestra relación con nuestra madre y abuela (actualmente es más frecuente la coexistencia de más generaciones). Así que en nuestro aprendizaje y narrativa está presente no sólo la madre sino también la abuela, si nos sinceramos, hay un punto medio que nos igual con nuestra madre, es cuando nos descubrimos a su vez madres y abuelas.

Cuando asumimos la maternidad independiente de su condición biológica, no moriremos en el intento si nos desprendemos del “grado de madre”, reconocimiento, aplauso y celebraciones. Hoy como ayer, se suele ser madre sin parir como continuum. 

Para no ir muy lejos, lo son las abuelas que sustituyen a la madre ausente aun cuando está presente, con la carga de la ilegitimidad que simbólicamente la subordina al concepto de madre, tornándola en seudo-madre con adjetivos diminutivos que le resta autoridad y expectativas de reciprocidad. Y si se posiciona en función de su rol de madre, genera confusión, vacíos e infancia emocional de nietas(os)-hijas(os), por los cánones sociales atribuidos a la maternidad y no por su ejercicio, en contraste con el desgaste y exigencia que se torna mayor por la edad y experiencia. Allí el abrazo y el beso de satisfacción y reciprocidad, requieren confirmación con gestos y expresión de amor, por ser quien no eligió sino se resignó a ser madre porque no quedaba otra.

La tía y hermana mayor, a quienes muchas(os) de nosotras(os) reconocemos como referente de amor, valores, protección y ejemplo pero que no se nos cruza nombrarla hoy como madre pese a que cumplió ese rol. Y esta la nana o trabajadora del hogar, que independiente a ser una labor rentada, por la convivencia y ser la única referencia de afecto del niño(a) con padres ausentes, tiene un lugar difuminado y sin derecho en su propia memoria y de los(as) otros(as).

Y no entro al desarrollo, sino sólo anoto aquella paternidad con la madre ausente, que ha de reinventarse porque no puede imitarla ni sustituirla, pese a los discursos que hemos desplegado –me incluyo-, la maternidad no sustituye a la paternidad, tampoco es posible que suceda otro tanto con la paternidad, sino que el ejercicio del cuidado de otro, que es hijo(a) por tanto se torna más exigente, con mayor aprehensión, culpa e inseguridad de hacerlo bien, desde la condición uniparental de madre o padre.

Así que celebrar la maternidad en verdad más allá de las costumbres y el nivel de nuestra conciencia del contenido y sentido del concepto y significado es un factor de constante reflexión para nuestra relación entre mujeres, de mujeres con hombres. De los hombres con las mujeres y los hombres entre sí.

miércoles, 2 de mayo de 2018

¡AUN CUANDO PIERDES, SIEMPRE GANAS!


Segundo domingo de abril, uno de esos donde te sientes atrapada entre el deber y querer, porque más allá de tus cálculos y cronogramas aun estas en 80%, miras el horizonte y dices no queda otra, como siempre hacia adelante. 

Hasta que inexorablemente eres desbordada por la realidad, a través de dos gritos y risas subiendo las escaleras, ya no hay donde ocultarse… ¡es día de nietas!
Para las nietas que han crecido con equipos electrónicos bajo el brazo, decir que no toquen tu laptop porque es tu herramienta de trabajo es el mensaje inverso, las caras y arrumacos son sus armas, recordando que es su día con licencia para todo, logrando que no te quede otra cosa que ceder, para jugar a cambiar roles.

Juego que implica actuación y drama, fingen que son la abuela ante la pantalla, claro que a su modo protestando  una cuando la otra tiene el control. Felizmente que aprendí bien negociación de conflictos, cada una tendrá turnos, dejándome sus huellas para la compañía de los momentos ausentes, pueda que las fotos de hoy les sirva  alguna vez cuando sean también abuelas, les sirva para recordar que aprendieron a serlo como nietas, hoy sólo descubren que ambas son actrices principal.

No les gusta el papel secundario, será porque tantas veces tantas, nos han dicho a las mujeres que somos ciudadanas de segunda y tercera clase, que ellas desde pequeñas, han decidido revertir tal pensamiento con conductas que en este tiempo es propicia para la lección de abril.  

Les ha tocado vivir un momento en el país que también para ellas son fuentes de decepción y lección. Cuando Mayu me contó que estaba en la última semana de su campaña estudiantil, confesó que estuvo a punto de desistir, pese a que había previsto desde hace dos años ser la delegada de todo el sexto grado. Pregunté por qué,   me respondió: “PPK me mostró que no importa cuánto hayamos hecho por él, al final hizo lo que dijo que no haría, mostrando que la    política es fea, así que me gusta más pintar”, cuando decidió postular a delegada, lo hizo entusiasmada por PPK, en ese entonces le hizo campaña animándome a votar por él.

Pregunté nuevamente: ¿Y por qué te animaste? Me dijo: “Ay abuela, como hice tanta alharaca hace dos años, soy la candidata de mi salón y no podía echarme para atrás? Pero sabes, he decidido competir sin ayuda de mamá, ni de los padres del salón, como siempre se hace, quiero hacerlo sola, quiero ofrecer sólo lo que pueda cumplir, quiero comprobar si es posible: ganar por mí misma, prometiendo lo que puedo cumplir. No quiero comprar votos con ningún regalo como lo ha hecho PPK”.

La miré y abracé, le dije: “Mira Mayu, me alegra tu decisión, que también es uno más de tus experimentos. Cuando uno compite apuesta a ganar y se deja en el terreno de la competencia piel, sudor y lágrimas, pero sobre todo lo mejor de uno. Pero cuando uno decide competir, siempre apostando a ganadora, también debe tomar en cuenta que en toda competencia sólo hay dos resultados: ganar o perder, significa que no hay premio consuelo como decir: ‘me faltó solo algunos votos o puntos’, porque eso es autoengañarse.  ¿Y sabes cuál es el misterio de una competencia?”.

Ella me mira acrecentando sus hermosos ojos, pero como siempre es Puñuy quien pregunta: “¿Cuál es el misterio abuela?”. Yo las miro y con solemnidad les digo: “Si uno sabe competir, siempre gana, aun cuando pierda".  Mayu dice: “Ya pues, abuela, no te pases, cómo se va aganar cuando se pierde, no es lógico”. Yo respondo: “En la vida no todo es lógico, porque la sabiduría no es dos más dos, incluye experiencia que es la suma de errores, aciertos, terquedad, espíritu, amor y alma”.

Una vez más, Puñuy pregunta: “Abuela cómo es eso que se gana cuando se pierde”. Yo repregunto: “¿A ver Puñuy, cuando aprendiste a patinar, lo hiciste la primera vez que te pusiste los patines?”. Ella responde: “No abuela, me caí muchas, pero muchas veces, ahora soy experta, no me caigo y eso que mis patines son en línea”. 
Entonces, asumiendo con plenitud mi papel de "abuela sabia" les digo a ambas: “Generalmente cuando uno pierde, aprende más que cuando gana. Cuando ganamos la alegría y la gloria hace que a veces olvidemos como sucedió. Las personas aprendemos más de nuestros errores, si se revisa con sinceridad y reconoce una no vuelve a cometer esos mismos errores nunca más, por tanto, aun cuando pierdes siempre ganas una lección."

Mayu casi pensando en voz alta dice: "¡Claro  sería tonto volver a cometer el mismo error dos veces!".  Yo le digo: "Cierto parece que es tonto, pero si la persona no sabe reconocer sus errores, asumir su responsabilidad y corregir esos errores, se vuelve a cometer dos, tres y más veces." 
Puñuy dice: "Por eso yo aprendí a patinar con ayuda de mi hermana", nuevamente ella me permite añadir: "Así como al patinar o manejar bicicleta necesita ganas, que alguien te anime, ayude y vencer el miedo. Así al competir también tienes necesidad de que alguien te apoye, anime y con quien te comprometes a hacer bien las cosas”. Siempre que descubre algo nuevo celebra saltando: “¡Entonces abuela cuando se compite uno siempre gana!, qué bueno ya quiero  competir para delegada, a mí siempre me gusta ganar”. 
Así es puñuy,  esas son sus palabras, es una niña grande con seis años, con  una voz ronca y lenguaje adulto, que si una no la ve, pensaría que tiene quince.

Mayu no ha permitido que nadie se meta en su campaña, dijo que lo tenía todo previsto, bueno cuasi  todo, porque me preguntó como quien no quiere: ¿Abuela si tú fueras yo,  que consignas harías para tu campaña como delegada?

Respondí: “Querida, no puedo imaginarme, yo no estudio en tu colegio, no tengo idea de cómo es un día en él, pero tú y Puñuy sí, así que sola o con la ayuda de su hermana descubrirás las consignas de campaña. Además, respeto y admiro tu decisión de hacerlo sola. Pero como soy tu abuela y quiero, te ensañaré la forma de descubrirlo. Para eso necesitas recuperar tu curiosidad de dos a cuatro años de edad con la gran interrogante del ¿Por qué?”.

Por su puesto que ella replicó: “Y cómo me ayudará si pienso como una beba”. Le respondí, que así respondería a cuatro espacios generados por el cruce de dos líneas en el medio”. Ella me responde: “Hay abuela me estás hablando del gráfico x/y, ya estás volviendo a las matemáticas”. Puñuy interviene: “¡Hay hermana, acaso no recuerdas que la matemática está en todo!”.

Animada por el auxilio de Puñuy seguí mostrándoles cómo identificar un problema, cómo identificar donde actuar y que cosas debía tomar en cuenta para que eso fuera posible. Pero esos detalles los puedo contar en otro escrito si les interesa saber los resultados y lo expresan.

Cerré este articulo, imaginando que gane o pierda Mayu las elecciones en su colegio, lo cierto es que ya ganaron ella y su hermana. Porque juntas vivirán  una lección práctica de competir, un estilo de ser y hacer, estoy segura que al igual que ella muchas adolescentes y jóvenes hoy se enfrentan al dilema de seguir las viejas prácticas de hacer política o reinventarse, enfrentarse a su miedo ante el fracaso y vencerlo, con la oportunidad de  aprender a ganar aun cuando le toque perder.