sábado, 10 de junio de 2017

PURA VIDA SIN VIDA PURA. LOS TRASFONDOS DE LA INDUSTRIA ALIMENTARIA PERUANA



El marco analítico para comprender al problema de la alimentación peruana desde la década de los setenta hasta mediados de los noventa del siglo XX, era a través de su sistema alimentario, que en ese  periodo se  caracterizaba por responder a intereses, prácticas y juegos de poder de 7 monopolios (significa exclusividad en la producción industrial de alimentos) y oligopolios (en manos de pocos propietarios), los cuales determinaban costos, hábitos y políticas de consumo alimentario en la mesa de cada peruano y peruana, independiente del estrato económico al que perteneciera.

El mayor impacto del problema alimentario se expresaba en los estratos D y E que concentraba y aun concentra a la pobreza y extrema pobreza, cuyos principales indicadores eran y siguen siendo: el alto nivel de desnutrición infantil traducido en reducida talla, seguido de peso. Elevados índices de IRA y EDA (infección respiratoria aguda y enfermedades diarreicas agudas) en menores de seis años, los mismos que evidencian desnutrición crónica debido a la baja calidad alimenticia y ciclos recurrentes de EDA. El alto nivel de morvi mortalidad en niños(as) menores de tres años y alto índice de tuberculosis e importantes tasas de anemia en mujeres y elevados índices de mortalidad materna por aborto, TBC y Cáncer de mama y/o cuello uterino. En los noventa se sumó los altos índices de sida en mujeres monógamas y con su única pareja.

Por tanto, la calidad de la alimentación de peruanos(as) más vulnerables, descansaba en dos grupos de poder monopólico y oligopólico: Gloria y Nestlé, quienes para elevar los costes productivos, ergo incrementar el precio, incluía ingredientes en polvo importados de los EE.UU. y empaque en lata, profusamente estudiado por Manuel Lajo[i] quién mostraba cómo ambas marcas habían transformado a la leche industrializada en el Perú en la   leche más cara de la región de América Latina y el Caribe.

A ese sistema alimentario distorsionado por la voluntad de unos pocos, que decidían que comíamos en cada mesa las y los peruanos, solía recurrir como referencia y hacer seguimiento, para entender y actuar en el fenómeno del hambre donde actuaban los comedores populares, los comités del vaso de leche y los clubes de madres, a los que yo asesoraba para un buena gestión y mejor organización.

Motivo por el que trabajé sobre el tema profunda y sostenidamente entre 1984 y 1995, por cuanto no sólo lo conozco, sino que a lo largo de ese tiempo me transformé en experta sobre el tema en cada uno de los escenarios donde fue debatido, desarrollado y cuestionado, con data actualizada de entonces –a inicios del nuevo siglo, me di con la ingrata sorpresa que ya nadie monitoreaba la canasta básica familiar, los índices de pobreza y calidad de vida desde la sociedad civil-. Por cuanto, puedo afirmar con conocimiento de causa, que se trata de un viejo problema lo relacionado con la composición y distorsión de los productos alimentarios industrializados.

Hoy me detuve a pensar en el caso Pura Vida, que se ha revelado estrepitosamente, como una gran estafa por donde se mire, cuya síntesis es que se encuentra lejos de proveer vida pura de proteínas lácteas a sus consumidores (principalmente niños/as, mujeres embarazadas y ancianos/as), en contraste, provee buena vida a sus propietarios a costa de los consumidores.

El caso Pura Vida, en realidad Gloria S.A., ha escalado notablemente en la opinión pública y las redes durante esta semana por su condición de escándalo, espero que no fenezca como muchos otros cuando baje su intensidad. Su estafa al consumidor, al igual que Odebrech es un problema que emerge en otro país (Panamá y Brasil respectivamente), arrasando cual sunami en su regresión a todo implicado(a) en el sistema.

Se ha transformado en titular de noticia sostenida a lo largo de la semana, cosa que no logró en el pasado, despropósitos como el de Gloria SA cuando arrojó leche por los canales de Arequipa y Cajamarca, para en su lugar usar el componente en polvo importado de EE.UU. O bien, las miles de mujeres con su marcha de Protesta con Propuesta por una canasta alimentaria accesible y nacional -cuyo mitin de cierre ha quedado registrado sólo como telón de fondo tras la imagen de una líder que llegó al cierre-, los innumerables seminarios, debates e iniciativas de expertos y políticos de izquierda, sin ningún rasguño al sistema alimentario peruano.

Un sistema alimentario que encarecía y distorsionaba la dieta diaria de todos, donde el control y la calidad en alimentos industrializados brillaban por su ausencia. En 1993, gracias al profuso conocimiento de Diane St-Antoine sobre componentes de aditivos prohibidos en los alimentos canadiense e internacional, descubrí que también los alimentos producidos en el Perú e importados de los vecinos países, eran riesgoso para una buena salud, porque creaban condiciones para enfermedades crónicas y terminales como el cáncer.  Conocimiento que sería consolidado con la ilustración de lecciones durante mis almuerzos en compañía de químicas en la PUCP.

Así es como aprendí a no comprar ningún alimento industrializado de color rojo o negro, mi duda ante lo azul y preferencia por lo verde (producto y símbolos). La manía por leer las fechas de vencimiento, la identificación de sobre etiquetado (es decir extender las fechas de expiración de los productos con más conservantes), los componentes cancerígenos y mi decida preferencia por los productos naturales. Hoy existe mucha información al respecto para quien quiera ver y leer desde los más descarnados[ii], pasando por aquellos didácticos[iii] hasta los de formalidad internacional[iv]. Y claro algo que por su presentación pedagógica, no puede faltar en la puerta del refrigerador[v].
Por tanto, me pregunto ¿Qué ha cambiado en el Perú entre el siglo XX y XXI en torno al problema del sistema alimentario? ¿Qué en el planeta?

Personalmente creo que el problema no sólo sigue siendo el mismo, sino que se ha agudizado respecto al sistema alimentario, a) porque no se ha reglamentado ni eliminado los monopolios y oligopolios, previsto desde la Constitución 1979 e ignorados por los sucesivos gobierno de Fernando Belaunde y Alan en la inconcreción del mismo[vi],  b) el control en la calidad y contenido de los productos brillan por su ausencia y c) las iniciativas legislativas permanecen en el diagnósticos o proyectos de buenas intenciones sin traducirse en normas aplicables[vii], en este caso, coincidentemente orientado al tratamiento de la calidad de productos lácteos.

Sin duda más de uno tiene la tentación de preguntarse por qué no extiendo la responsabilidad a los subsiguientes gobiernos, sencillo porque ellos sólo se acomodaron y mantuvieron silencio cómplice como conveniente a los cambios de la constitución de 1993 a la medida de los intereses del mercado  realizado por Fujimori. Durante la década de los noventa, no sólo se eliminó en la práctica el escaso control sino que se manoseó inclusive los productos de programas sociales como el Vaso de Leche donde descaradamente se sustituyó la leche por Fórmula, cuya denuncia y lucha fue titánica desde las mujeres de la Organización del Vaso de Leche, en caso de algunas tras aproximadamente una década de la descentralización del Programa Municipal del Vaso de Leche,  implicó ser enjuiciadas y amenazadas sus vidas de terminar en la cárcel por haberse enfrentado y peleado demandando un producto de calidad. En una palabra fueron enjuiciadas por reclamar leche y no una especie de Pura Vida en condiciones extremas.

Como se aprecia el problema fue evidente respecto al producto lácteo especialmente durante los noventa del siglo pasado y exhibido en mayo del 2017 en el escenario panameño, la diferencia entre el siglo XX y XXI vendría a ser el comportamiento de la ciencia y tecnología alrededor de la alimentación, enfermedad y salud. Así como la fluidez, exposición y exhibición de la información de forma veloz y descarnada que hace de genera una opinión pública la cual no puede ser ignorada. De modo que la culpa traducida en escándalo que no se perdona.

Los avances de la ciencia y tecnología a partir del primer decenio del siglo XXI, se han acelerado cuasi a un centenario previo, aportando al decantamiento de dudas e identificaciones cercanas a las causas de enfermedades crónicas e irreversibles como el Parkinson[viii], arterioesclerosis[ix] y el cáncer[x], resultados que han sido tomados en serio por europeos/as y norteamericanos, que gradualmente vienen reorientando su consumo alimentario hacia alimentos orgánicos. En tanto nosotros/as pese a ser poseedores de la reserva mundial de productos agrícolas, permanecemos en mayoría, de espaldas inclinados(as) hacia el consumo de alimentos industrializados poco confiables. Y para quienes optamos por el cambio, vemos elevar los costos en su concreción, debido a la escasa oferta en el mercado, pese a ser productos que en su cultivo demandan menores costes, al prescindir de abonos, herbicidas y pesticicidas químicos.

Para muestra un botón, varios valles de la costa norte produce banano orgánico que se exporta principalmente a Europa[xi]. El 2013, me quedé sorprendida de su existencia y transformación del Valle de Sullana, consagrándose como el oro verde, con un impacto favorable en todos sus pueblos que a fines del siglo XX destacaba por los altos índices de pobreza, morbimortalidad y epidemiología antes mencionada. El banano orgánico, que probé de las piezas descartadas para la exportación eran sencillamente deliciosos, el precio en Sullana oscilaba entre cincuenta céntimos a un nuevo sol la mano, se desconocía en Lima y brillaba por su ausencia en los mercados. Recién este año en algunos autoservicios de zonas con estratos económicos A y B, he identificado algunas presentaciones desprovistas de su zona de origen y con precios sumamente elevados.

El papel de los medios de comunicación en la era digital, si bien persiste concentrándose en la noticia antes que la información, es clave para la creación de opinión pública masiva informada. Lo sucedido en Panamá gracias a la movilización y presión de la asociación de ganaderos de ese país desde la primera quincena de mayo[xii] , develando que la importación panameña de leche peruana que afectaba a su producción lechera, era desleal porque se ofrecía al consumidor “Leche Pura Vida” sin que realmente sea leche, logrando finalmente la suspensión de su importación[xiii], en el Perú, rebotó a inicios de junio en las redes y prensa digital[xiv], siendo necesariamente retomado por los medios de prensa convencional para mantenerse durante la semana que cierra, presionados a ir más allá de la noticia.

Escándalos como el de Pura Vida, nos toca hondo y mueve todo el sistema alimentario, desde los productores hasta los consumidores, pasando por los órganos de control, las asociaciones de vigilancia y comerciantes. Me quedé pasmada cuando los congresistas convocaron al representante de Gloria SA para que diera su descargo y se rasgaban las vestiduras, especialmente Quesquén, como si se tratara de un tema novedoso. Y aun sigo sorprendida de la pantomima, que por primera vez un empresario peruano-norteamericano es “interpelado” en tanto se elude la responsabilidad legislativa, claro vienen cayendo las cabezas de los responsables finales y quizás hasta intermedios porque el escándalo sin duda impactará en las preferencias electorales, que si no son mañana, son sentidos así por la clase política.

Pero el escenario da para todo, los actos se continúan uno a uno. A medida que pasan los días se esclarece el rol y los intereses de los diversos actores, quienes debieran cumplir un rol de vigilancia, control y protección del consumidor que va desde “enfermarse” hasta a acusarse mutuamente, hacen acto de contrición y prometen sanciones ejemplares. Las y los profesionales cuyos gremios debieran ser los(as) expertos(as) vigilantes ingresan a dar cátedra, los productores se mueven entre aceptar que su leche no es leche para terminar afirmando que es un problema de etiquetado y no de contenido, en tanto, sale a flote todo el contenido riesgoso de los productos alimenticios industrializados, sin control ni vigilancia de un Estado profundamente liberal al punto que renuncia a su rol.

Pareciera que es posible que un tema que esperó largamente su tratamiento, se transforme al fin en centro de atención que movilice a todos los actores, se tome las medidas y se eduque a la población para un consumo informado y responsable. Decidamos conscientemente por nosotras y familias, consumir contaminantes a cambio de sabor y placer de sentidos, que continuemos asomándonos a los índices americanos de sobre peso, colesterol, diabetes, hipertensión. O bien virar hacia una alimentación sana y responsable, privilegiando el producto nacional que repercuta en el desarrollo rural y agrario. Pareciera ser que esto último es posible, por lo menos las noticias vienen siendo acompañadas de los lugares donde obtener leche fresca.

Queda por tanto preguntarnos: ¿Qué nos toca hacer respecto a situaciones semejantes como ciudadanos(as) informados(as) y personas que aman su cuerpo, salud y su vida, pero que renuncia al cuidado de la misma cediéndola a quienes definen que alimentos consumimos y bajo qué condiciones?

¿Qué nos toca respecto a un Estado donde sus poderes, instituciones y órganos muestran evidente incompetencia, desentendimiento e incumplimiento de su rol respecto al cuidado, protección y preservación de los intereses de la sociedad?




[i]    Lajo, Manuel. (1982) Perú: monopolio y vulnerabilidad alimentaria Comercio Exterior, vol, 32, núm. 1, México, enero, pp. 84-98. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017  http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/655/9/RCE9.pdf
[iii]   ECOCOSAS, (23 agosto 2012) Listado de Conservantes, Colorantes, Aditivos y Edulcorantes. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017 de https://ecocosas.com/salud-natural/conservantes-colorantes-aditivos-edulcorantes/
[iv] FAO - OMS Norma General para los Aditivos Alimentarios. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017 de  http://www.fao.org/gsfaonline/docs/CXS_192s.pdf
[vi]   Acosta Iparraguirre, Vicente. (2008) La Constitución Económica en el Perú y en el Derecho Comparado. Cap. III, http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Tesis/Human/Acosta_I_V/cap3_3.htm 
[vii] Zevallos, Horacio. (Congresista). (7 noviembre 2016) Proyecto de Ley que promueve la competitividad y el desarrollo de la industria láctea. http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_y_de_Resoluciones_Legislativas/PL0055320161107.pdf
[ix]   Rodríguez-Rodríguez A, Rodríguez-Jaime G.(2014) La prevención y regresión de la ateroesclerosis: tratamientos emergentes. Revista Finlay [revista en Internet]. [citado 2017 Jun 10]; 4(2):¨[aprox. 12 p.]. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017 de: http://www.revfinlay.sld.cu/index.php/finlay/article/view/239
[x]    Principal Causa de Muerte a Escala Mundial. Cuba podría haber encontrado la cura definitiva contra el cáncer. (2015) http://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/cuba-podria-haber-encontrado-cura-definitiva-cancer/20151116100112122438.html
[xii] Tejera Aet Elisa. (17 mayo 2017). Nestlé suspende compra de leche. La Prensa Com. http://impresa.prensa.com/economia/Nestle-suspende-compra-leche_0_4758274264.html, Tejera, Aet Elisa. (26 mayo 2017). Suspenden entrada de Leche de Perú. La bebida importada contiene lecitina de soya, una mínima porción de leche parciamente descremada, leche de soya y esencia de leche.
[xiv] Livise, Andi. (2 junio 2017) Atención: esta leche peruana acaba de ser rechazada en panamá por no ser leche http://utero.pe/2017/06/02/atencion-esta-leche-peruana-acaba-de-ser-rechazada-en-panama-por-no-ser-leche/