El marco analítico para comprender al problema de la
alimentación peruana desde la década de los setenta hasta mediados de los
noventa del siglo XX, era a través de su sistema
alimentario, que en ese periodo se caracterizaba por responder a intereses,
prácticas y juegos de poder de 7 monopolios (significa exclusividad en la
producción industrial de alimentos) y oligopolios (en manos de pocos
propietarios), los cuales determinaban costos, hábitos y políticas de consumo
alimentario en la mesa de cada peruano y peruana, independiente del estrato
económico al que perteneciera.
El mayor impacto del problema alimentario se expresaba en
los estratos D y E que concentraba y aun concentra a la pobreza y extrema pobreza, cuyos principales indicadores eran y
siguen siendo: el alto nivel de desnutrición infantil traducido en reducida
talla, seguido de peso. Elevados índices de IRA y EDA (infección respiratoria
aguda y enfermedades diarreicas agudas) en menores de seis años, los mismos que
evidencian desnutrición crónica debido a la baja calidad alimenticia y ciclos
recurrentes de EDA. El alto nivel de morvi mortalidad en niños(as) menores de
tres años y alto índice de tuberculosis e importantes tasas de anemia en
mujeres y elevados índices de mortalidad materna por aborto, TBC y Cáncer de
mama y/o cuello uterino. En los noventa se sumó los altos índices de sida en
mujeres monógamas y con su única pareja.
Por tanto, la calidad de la alimentación de peruanos(as) más
vulnerables, descansaba en dos grupos de poder monopólico y oligopólico: Gloria
y Nestlé, quienes para elevar los costes productivos, ergo incrementar el
precio, incluía ingredientes en polvo importados de los EE.UU. y empaque en
lata, profusamente estudiado por Manuel Lajo[i] quién mostraba cómo ambas marcas
habían transformado a la leche industrializada en el Perú en la leche
más cara de la región de América Latina y el Caribe.
A ese sistema alimentario distorsionado por la voluntad de
unos pocos, que decidían que comíamos en cada mesa las y los peruanos, solía
recurrir como referencia y hacer seguimiento, para entender y actuar en el
fenómeno del hambre donde actuaban los comedores populares, los comités del
vaso de leche y los clubes de madres, a los que yo asesoraba para un buena
gestión y mejor organización.
Motivo por el que trabajé sobre el tema profunda y
sostenidamente entre 1984 y 1995, por cuanto no sólo lo conozco, sino que a lo
largo de ese tiempo me transformé en experta sobre el tema en cada uno de los
escenarios donde fue debatido, desarrollado y cuestionado, con data actualizada
de entonces –a inicios del nuevo siglo, me di con la ingrata sorpresa que ya
nadie monitoreaba la canasta básica familiar, los índices de pobreza y calidad
de vida desde la sociedad civil-. Por cuanto, puedo afirmar con conocimiento de
causa, que se trata de un viejo problema
lo relacionado con la composición y distorsión de los productos alimentarios
industrializados.
Hoy me detuve a pensar en el caso Pura Vida, que se ha revelado estrepitosamente, como una gran
estafa por donde se mire, cuya síntesis es que se encuentra lejos de proveer vida pura de proteínas lácteas a sus
consumidores (principalmente niños/as, mujeres embarazadas y ancianos/as), en
contraste, provee buena vida a sus propietarios
a costa de los consumidores.
El caso Pura Vida,
en realidad Gloria S.A., ha escalado
notablemente en la opinión pública y las redes durante esta semana por su
condición de escándalo, espero que no fenezca como muchos otros cuando baje su
intensidad. Su estafa al consumidor, al igual que Odebrech es un problema que
emerge en otro país (Panamá y Brasil respectivamente), arrasando cual sunami en
su regresión a todo implicado(a) en el sistema.
Se ha transformado en titular de noticia sostenida a lo
largo de la semana, cosa que no logró en el pasado, despropósitos como el de
Gloria SA cuando arrojó leche por los canales de Arequipa y Cajamarca, para en
su lugar usar el componente en polvo importado de EE.UU. O bien, las miles de
mujeres con su marcha de Protesta con
Propuesta por una canasta alimentaria accesible y nacional -cuyo mitin de cierre ha quedado
registrado sólo como telón de fondo tras la imagen de una líder que llegó al
cierre-, los innumerables seminarios, debates e iniciativas de expertos y
políticos de izquierda, sin ningún rasguño al sistema alimentario peruano.
Un sistema alimentario que encarecía y distorsionaba la
dieta diaria de todos, donde el control y la calidad en alimentos industrializados
brillaban por su ausencia. En 1993, gracias al profuso conocimiento de Diane
St-Antoine sobre componentes de aditivos prohibidos en los alimentos canadiense
e internacional, descubrí que también los alimentos producidos en el Perú e
importados de los vecinos países, eran riesgoso para una buena salud, porque
creaban condiciones para enfermedades crónicas y terminales como el cáncer. Conocimiento que sería consolidado con la
ilustración de lecciones durante mis almuerzos en compañía de químicas en la
PUCP.
Así es como aprendí a no comprar ningún alimento
industrializado de color rojo o negro, mi duda ante lo azul y preferencia por
lo verde (producto y símbolos). La manía por leer las fechas de vencimiento, la
identificación de sobre etiquetado (es decir extender las fechas de expiración
de los productos con más conservantes), los componentes cancerígenos y mi
decida preferencia por los productos naturales. Hoy existe mucha información al
respecto para quien quiera ver y leer desde los más descarnados[ii], pasando por aquellos didácticos[iii] hasta los de formalidad
internacional[iv].
Y claro algo que por su presentación pedagógica, no puede faltar en la puerta
del refrigerador[v].
Por tanto, me pregunto ¿Qué
ha cambiado en el Perú entre el siglo XX y XXI en torno al problema del sistema
alimentario? ¿Qué en el planeta?
Personalmente creo que el problema no sólo sigue siendo el
mismo, sino que se ha agudizado respecto al sistema alimentario, a) porque no
se ha reglamentado ni eliminado los monopolios y oligopolios, previsto desde la
Constitución 1979 e ignorados por los sucesivos gobierno de Fernando Belaunde y
Alan en la inconcreción del mismo[vi], b) el control en la calidad y contenido de
los productos brillan por su ausencia y c) las iniciativas legislativas
permanecen en el diagnósticos o proyectos de buenas intenciones sin traducirse
en normas aplicables[vii],
en este caso, coincidentemente orientado al tratamiento de la calidad de
productos lácteos.
Sin duda más de uno tiene la tentación de preguntarse por
qué no extiendo la responsabilidad a los subsiguientes gobiernos, sencillo
porque ellos sólo se acomodaron y mantuvieron silencio cómplice como
conveniente a los cambios de la constitución de 1993 a la medida de los
intereses del mercado realizado por Fujimori.
Durante la década de los noventa, no sólo se eliminó en la práctica el escaso
control sino que se manoseó inclusive los productos de programas sociales como
el Vaso de Leche donde descaradamente se sustituyó la leche por Fórmula, cuya
denuncia y lucha fue titánica desde las mujeres de la Organización del Vaso de
Leche, en caso de algunas tras aproximadamente una década de la
descentralización del Programa Municipal del Vaso de Leche, implicó ser enjuiciadas y amenazadas sus vidas
de terminar en la cárcel por haberse enfrentado y peleado demandando un
producto de calidad. En una palabra
fueron enjuiciadas por reclamar leche y no una especie de Pura Vida en
condiciones extremas.
Como se aprecia el problema fue evidente respecto al producto
lácteo especialmente durante los noventa del siglo pasado y exhibido en mayo del 2017 en el
escenario panameño, la diferencia entre el siglo XX y XXI vendría a ser el comportamiento
de la ciencia y tecnología alrededor de la alimentación, enfermedad y salud.
Así como la fluidez, exposición y exhibición de la información de forma veloz y
descarnada que hace de genera una opinión pública la cual no puede ser
ignorada. De modo que la culpa traducida en escándalo que no se perdona.
Los avances de la
ciencia y tecnología a partir del primer decenio del siglo XXI, se han
acelerado cuasi a un centenario previo, aportando al decantamiento de dudas e
identificaciones cercanas a las causas de enfermedades crónicas e irreversibles
como el Parkinson[viii],
arterioesclerosis[ix]
y el cáncer[x],
resultados que han sido tomados en serio por europeos/as y norteamericanos, que
gradualmente vienen reorientando su consumo alimentario hacia alimentos
orgánicos. En tanto nosotros/as pese a ser poseedores de la reserva mundial de
productos agrícolas, permanecemos en mayoría, de espaldas inclinados(as) hacia
el consumo de alimentos industrializados poco confiables. Y para quienes
optamos por el cambio, vemos elevar los costos en su concreción, debido a la
escasa oferta en el mercado, pese a ser productos que en su cultivo demandan
menores costes, al prescindir de abonos, herbicidas y pesticicidas químicos.
Para muestra un botón, varios valles de la costa norte
produce banano orgánico que se exporta principalmente a Europa[xi]. El 2013, me quedé
sorprendida de su existencia y transformación del Valle de Sullana, consagrándose
como el oro verde, con un impacto favorable en todos sus pueblos que a fines
del siglo XX destacaba por los altos índices de pobreza, morbimortalidad y
epidemiología antes mencionada. El banano orgánico, que probé de las piezas
descartadas para la exportación eran sencillamente deliciosos, el precio en
Sullana oscilaba entre cincuenta céntimos a un nuevo sol la mano, se desconocía
en Lima y brillaba por su ausencia en los mercados. Recién este año en algunos
autoservicios de zonas con estratos económicos A y B, he identificado algunas
presentaciones desprovistas de su zona de origen y con precios sumamente
elevados.
El papel de los
medios de comunicación en la era digital, si bien persiste concentrándose
en la noticia antes que la información, es clave para la creación de opinión
pública masiva informada. Lo sucedido en Panamá gracias a la movilización y
presión de la asociación de ganaderos de ese país desde la primera quincena de
mayo[xii] , develando que la
importación panameña de leche peruana que afectaba a su producción lechera, era
desleal porque se ofrecía al consumidor “Leche Pura Vida” sin que realmente sea
leche, logrando finalmente la suspensión de su importación[xiii], en el Perú, rebotó a
inicios de junio en las redes y prensa digital[xiv], siendo necesariamente retomado
por los medios de prensa convencional para mantenerse durante la semana que
cierra, presionados a ir más allá de la noticia.
Escándalos como el de Pura
Vida, nos toca hondo y mueve todo el sistema alimentario, desde los
productores hasta los consumidores, pasando por los órganos de control, las
asociaciones de vigilancia y comerciantes. Me quedé pasmada cuando los
congresistas convocaron al representante de Gloria SA para que diera su
descargo y se rasgaban las vestiduras, especialmente Quesquén, como si se
tratara de un tema novedoso. Y aun sigo sorprendida de la pantomima, que por
primera vez un empresario peruano-norteamericano es “interpelado” en tanto se
elude la responsabilidad legislativa, claro vienen cayendo las cabezas de los
responsables finales y quizás hasta intermedios porque el escándalo sin duda
impactará en las preferencias electorales, que si no son mañana, son sentidos
así por la clase política.
Pero el escenario da para todo, los actos se continúan uno a
uno. A medida que pasan los días se esclarece el rol y los intereses de los
diversos actores, quienes debieran cumplir un rol de vigilancia, control y
protección del consumidor que va desde “enfermarse” hasta a acusarse
mutuamente, hacen acto de contrición y prometen sanciones ejemplares. Las y los
profesionales cuyos gremios debieran ser los(as) expertos(as) vigilantes
ingresan a dar cátedra, los productores se mueven entre aceptar que su leche no
es leche para terminar afirmando que es un problema de etiquetado y no de
contenido, en tanto, sale a flote todo el contenido riesgoso de los productos
alimenticios industrializados, sin control ni vigilancia de un Estado
profundamente liberal al punto que renuncia a su rol.
Pareciera que es posible que un tema que esperó largamente
su tratamiento, se transforme al fin en centro de atención que movilice a todos
los actores, se tome las medidas y se eduque a la población para un consumo
informado y responsable. Decidamos conscientemente por nosotras y familias,
consumir contaminantes a cambio de sabor y placer de sentidos, que continuemos
asomándonos a los índices americanos de sobre peso, colesterol, diabetes,
hipertensión. O bien virar hacia una alimentación sana y responsable,
privilegiando el producto nacional que repercuta en el desarrollo rural y
agrario. Pareciera ser que esto último es posible, por lo menos las noticias
vienen siendo acompañadas de los lugares donde obtener leche fresca.
Queda por tanto preguntarnos: ¿Qué nos toca hacer respecto a
situaciones semejantes como ciudadanos(as) informados(as) y personas que aman
su cuerpo, salud y su vida, pero que renuncia al cuidado de la misma cediéndola
a quienes definen que alimentos consumimos y bajo qué condiciones?
¿Qué nos toca respecto a un Estado donde sus poderes,
instituciones y órganos muestran evidente incompetencia, desentendimiento e
incumplimiento de su rol respecto al cuidado, protección y preservación de los
intereses de la sociedad?
[i] Lajo, Manuel. (1982) Perú: monopolio y vulnerabilidad alimentaria
Comercio Exterior, vol, 32, núm. 1, México, enero, pp. 84-98. Recuperado
sábado, 10 de Junio de 2017 http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/655/9/RCE9.pdf
[ii] Algunos de los Aditivos más Perjudiciales
[iii] ECOCOSAS, (23 agosto 2012) Listado de Conservantes, Colorantes, Aditivos
y Edulcorantes. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017 de https://ecocosas.com/salud-natural/conservantes-colorantes-aditivos-edulcorantes/
[iv] FAO - OMS Norma General
para los Aditivos Alimentarios. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017 de http://www.fao.org/gsfaonline/docs/CXS_192s.pdf
[v] Lista didáctica de componentes riesgosos o amenazantes
de la salud en alimentos.http://www.rinconeducativo.com/datos/Cosmetolog%C3%ADa/Aditivos/lista%20de%20aditivos%20perjudiciales%20o%20nocivos%20en%20los%20alimentos.pdf
[vi] Acosta Iparraguirre, Vicente. (2008) La Constitución Económica en
el Perú y en el Derecho Comparado. Cap. III, http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Tesis/Human/Acosta_I_V/cap3_3.htm
[vii] Zevallos, Horacio.
(Congresista). (7 noviembre 2016) Proyecto de Ley que promueve la
competitividad y el desarrollo de la industria láctea. http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Proyectos_de_Ley_y_de_Resoluciones_Legislativas/PL0055320161107.pdf
[viii] Buenas noticias sobre
Parkinson, http://www.neuromadrid.com/2017/01/2017-buenas-noticias-sobre-parkinson/
[ix] Rodríguez-Rodríguez
A, Rodríguez-Jaime G.(2014) La prevención y regresión de la ateroesclerosis:
tratamientos emergentes. Revista Finlay [revista en Internet]. [citado 2017 Jun
10]; 4(2):¨[aprox. 12 p.]. Recuperado sábado, 10 de Junio de 2017 de: http://www.revfinlay.sld.cu/index.php/finlay/article/view/239
[x] Principal Causa de Muerte a Escala Mundial. Cuba podría haber
encontrado la cura definitiva contra el cáncer. (2015) http://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/cuba-podria-haber-encontrado-cura-definitiva-cancer/20151116100112122438.html
[xi] Minagri. (2015) Exportación de banano orgánico peruano creció
94% en últimos 5 años http://www.minagri.gob.pe/portal/notas-de-prensa/notas-de-prensa-2015/12218-minagri-exportacion-de-banano-organico-peruano-crecio-94-en-ultimos-5-anos
[xii] Tejera Aet Elisa. (17
mayo 2017). Nestlé suspende compra de leche. La Prensa Com. http://impresa.prensa.com/economia/Nestle-suspende-compra-leche_0_4758274264.html,
Tejera, Aet Elisa. (26 mayo 2017). Suspenden entrada de Leche de Perú. La
bebida importada contiene lecitina de soya, una mínima porción de leche
parciamente descremada, leche de soya y esencia de leche.
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