sábado, 9 de mayo de 2015

DIA DE MI MADRE

Cerrando el mes de febrero, 
celebran estar juntos los hombres de la familia mía,
y deciden enunciar fechas simbólicas como:
matrimonio, bautizo, aniversario, el dial del amor, navidad.

Abriéndose a la noche  José sentencia: “¡El día de la madre!
fecha inconfundible con mis intereses y de los otros,
para mí es el día de la madre, no de la abuela, 
esposa, hija, hermana, tía, amiga u otras madres. Es día de mi madre”.

Cerrando mis contradicciones y sentimientos encontrados, 
la enajenación social de la relación hijo(a) madre hacia el mercado,
la naturalización  del rol del cuidado y perpetuación de la especie,
la confrontación femenina madre Vs. no madre para explotarla.

Abriendo el cofre de recuerdos adolescentes sobre mis días de la madre. 
Papá colocaba  en cada  pecho una rosa roja por nuestra madre viva,
una rosa blanca en el suyo y mi madre  por su madre muerta,
los abrazábamos por ello  y agradecíamos a Dios por nuestra madre viva.

Cerrando mi resistencia a la subordinación  y abriéndome a la vida, 
José tocó  la oportunidad del hijo(a) para mostrar el amor a su madre,
agradeciendo explícitamente al ser por  cuyo medio fue posible el milagro 
de su vida,   cuidado, enseñanza de ser,  hasta elegir imitarla o no hacerlo.

Abriendo mi satisfacción de celebración cotidiana a mi madre,
tan cerca aun cuando agote o nuestros papeles se intercambien,
al punto de olvidarnos que todos  los días y de diversas formas,
celebro el día de mi madre cuando estoy con ella. 

Cerrando esta tarde, salí con mi madre tras persuadirla,
me ayude a no reiterar mis desaciertos en su talla que cambia día a día,
ella que se agota  una cuadra, quiso caminar mientras el sol calienta, 
y caminamos lento  deteniéndonos a momentos en cada descanso.

Abriéndonos a las transformaciones de nuestro espacio,
riéndonos de las piruetas de amantes en bancos vecinos, 
o descubriendo  como crecía  el barrio hacia arriba,
identificado   a vecinos de alquiler por sus cortinas.

Cerramos nuestra tarde de madre e hija devorando a mitades,
chocolates de corazón obsequiados por ser  madre y abuela,     
e intercambiando los últimos hechos del país mientras pintaba sus uñas,
mañana vendrían por un día a celebrarle ser madre, abuela y bisabuela.