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domingo, 11 de mayo de 2025

SER MADRE EN UN CONTEXTO DE INSEGURIDAD, VIOLENCIA Y CORRUPCIÓN

La convención social, implica que hoy se saluda a las mujeres que han asumido su rol de madre por serlo. 

Algunas personas y especialmente las más conservadoras,  creen  que ser madre es engendrar un hijo o hija. Sin embargo asumir la maternidad como rol, va más allá de concebir a un ser humano y parir. Implica cuidar, formar, amar, apoyar y acompañar.


El desarrollo de la ciencia y tecnología, hoy nos auxilia de mejor modo, para graficar la distancia entre engendrar a un ser humano y asumir la maternidad respectiva. Está la fertilización natural a la que suele gneralizarse a todas las mujeres, cuando no siempre es así por ello existe la fertilización  el asistida a la madre biológica. En este caso, será por inseminación artificial e invitro Para las mujeres que deciden postergar su maternidad hasta haber concluido sus metas profesionales que supera su deseable edad reproductiva, aparece como opción, la vitrificación, conocida también como crieogenia, que consiste en congelar los óvulos de la mujer para una futura fertilización asistida. 

Para aquellas mujeres que tienen dificultades fisio-biológicas y gran deseo  de maternidad, está la gestación subrogada  y vientre de alquiler.  Para las mujeres que deciden el número de partos a experimentar o las que no eligen ser reproductoras, esto es viable. Gracias a la existencia y  acceso a los métodos de anticoneptivos, así como las diversas opciones de fertilización, hoy es posible que cada vez, más mujeres deciden ngendrar y ser madres con conciencia y planificación. Ergo, cada día nacen menos niñas(os) indeseados o imprevistos.

La maternidad no es un lecho de rosas. Social y culturalmente la madre, al permanecer más tiempo al cuidado y protección,  es quién instala en la hija(o) las normas de conviviencia social y el autocuidado con estímulos, incentivos, límites, reconoconocimiento, apoyo a su individuación, hasta que adquiera la adultez, que es un proceso largo y complejo, lleno de aciertos como fracasos por ensayo y error. 

Algunas madres cumplen este rol en situación de precariedad y pobreza, asumiendo simultáneamente otros roles para la sobrevivencia familiar, especialmente cuando son madres jefes de familia. Las  hijas(os) no siempre logran la individuación, con madurez emocional, social y económica reproduciendo el ciclo de pobreza y maternidad en similar o peores condiciones que ella, en el peor de los casos la madre transformada en abuela extiende su rol de madre a la nieta(o) con el riesgo de producirse un círculo vicioso. 

Otras madres logran sus metas como tal a medias, puesto que la hija(o), pese a su emancipación socio-económica, permanecen en su infancia y adolescencia  emocional hasta que la muerte los sorprende, porque eligen y se acomodad en  la victimización de su infancia anímica, responsabilizando a la madre o al padre antes de asumir la propia reedición. 

Y están las madres que tienen éxito, donde la hija(o) toma lo mejor de su madre o elige ser su alter ego, reeditándose hasta rompen el círculo de vicioso, aprendiendo, corrigiendo e innovando la maternidad o paternidad en su propia experiencia. Son quienes hacen de un país una gran sociedad. 

En esa línea cabe felicitar a mis amigas, colegas y parientes que optaron por la reproducción con convicción,  previsión de la gestación y parto. Con conciencia del costo y la responsabilidad del rol subsiguiente de ser madre en este espacio, tiempo, condición y posición de ser mujeres. Lo que no quita que la mayoría de nosotras(os) que superamos los cuarenta años somos en mayoría, producto del inacceso de nuestras madres a métodos anticonceptivos, especialmente si ocupamos el primer o último lugar en el número de embarazos. Por ese solo hecho y poder contarlo, debiéramos abrazar su sombra, como dice Carl Jung.

Ello no niega que acaecido el embarazo y gestación sea por accidente, previsión o no,  la mayoría de las mujeres gestántes enfrentó este proceso con un 100% de exigencia bio, psico y fisiológicamente a lo largo de nueve meses. Tras el parto y sus estragos1  con el 75 % de amor y disposición (el 25% era la promesa de no volver a pasar por lo mismo), en contraste con un 100% de desconocimiento, incertidumbre, miedo2 y las más en soledad -sin pareja o con pareja ausente- con la presión social y familiar al respecto.

Puesto que no existía ni actualmente existe especialidad alguna que enseñe a ser madre, institución que sostenga y apoye en situación de vulnerabilidad, en una sociedad de doble moral que sublima y diviniza la maternidad3, mientras que usa esta condición, para reducir derechos y/o perder las oportunidades de trabajo, estudio, desarrollo profesional, entre otros.

La maternidad como rol en nuestros tiempos, si bién cuenta con nuevos recursos como retos , se ha tornado en una labor cada día más exigente e incierta, en la medida que a los factores de socialización secundaria como la escuela, iglesia, vecindad y club, se ha sumado la tecnología y virtualidad con sus aportes y riesgos como el incremento de necesidades y estímulo a la satisfacción del placer. Mientras que en la estructura socio- política y cutural, se produce la profundización de la corrupción, el incremento del riesgo, el cinismo social y la devaluación de la vida. 

Cada día ser madre nos enfrenta a la posibilidad de disfrutar plenamente de esta experiencia humana al ser una decisión más conciente. Al mismo tiempo que nos coloca al borde de la cornisa de perder a la hija(o) cuando menos se espera por impacto de una sociedad altamente mercantilizada, ficticia e invasiva. Simultáneamente estimula el sensacionalismo donde la muerte por negligencia, abuso, omisión, desprotección,  indiferencia y desprecio de la vida es cotidiano.

Una sociedad que grita: ¡Con mis hijos no te metas!, mientras obliga a las mujeres madres proveedoras a tres meses de licencia por parto y lactancia -en el mejor de los casos-, cuando lo mínimo que requiere un lactante es seis meses.

Una sociedad que condena el aborto -cerrado los ojos a la práctica clandestina que enriquece un mercado negro-4 y con ello la muerte de mujeres, en su mayoría ya madre. Tolera la violencia y violación contra las mujeres, obligandolas a parir al fruto de la violación por incesto, abuso cercano, asalto o víctima de conflicto armado y guerras, sean a mujeres, niñas y adolescentes. Y en el peor de los casos, impide y/o dilata el aborto terapéutico de mujeres que corren riesgo de su vida con un embarazo  complicado.

Una sociedad que se desentiende de los las(os) hijas(os) de la violencia y violación, por incesto y delincuencia en tiempos de paz. Y  desde quienes tienen el poder de las armas y la fuerza en tiempos de guerra. Dejando en mayor vulnerabilidad a niñas(os) indeseados por la madre y el indicador vivo del abuso e injusticia. A quienes se suman en este tiempo, las(os) sobrevivientes de la pandemia. Así como, las(os) huérfanas(os) de la inseguridad delincuencial, accidentes de tránsito y en catástrofes en espacios públicos producto de la negligencia, corrupción5 y mercantilismo de la vida, arrebatando la vida de la madre y/o padre.

En un día como hoy que  se celebra la maternidad, me quedo sin palabras, para las madres, esposas e hijas impactados por la violencia6 de los 49 muertos por el régimen de Boluarte que hasta estos días se halla impune, a los que hoy suman los 13 vigilantes asesinados en Pataz y los omitidos por el silencio político. Las 105 víctimas del sicariato del presente año7. A las madres, hermanas e hijas de las 235 mujeres, 455 niñas y adolescentes desaparecidas8, a las 778 mujeres víctimas de feminicidio entre 20207 y abril 20259,  

La maternidad llega a las mujeres por vías inesperadas según su ubicación, contexto, situación, edad y contingencia. Asumiendo con amor el cuidado de un nuevo ser al inicio de su vida. Cuando la tragedia detiene e incapacita al un familiar,  generando dependencia en cualquier edad, el cuidado se sostiene en la maternidad. Y al final de nuestros días, cuando el peso de los años nos retorna a la condición temprana de cuidado, nos hacemos madre de nuestra madre y/o padre.

En este día, mi admiración y congratulación a las madres solteras, quienes asumieron  y aun asumen este rol sin apoyo del padre y redes de soporte, enfrentando los retos del cuidado, formación y emancipación  de la prole, sin morir o perderse en el intento.

Mi respeto a quienes se hacen por diversas vías y misterios de la vida, madre-hermana, madre- tía, madre-abuela, madre- cuñada, madre-nuera, madre-suegra, madre-cuidadora, madre-putativa y otras formas.  Y a quienes han adoptado a hijxs gatunos, perrunos y otros seres.

Mi aplauso a quienes son madres y madrastas en pareja, compartiendo la aventura y ventura de cuidar formar, guiar y amar compartidamente a la prole. En tiempos donde la verdad, justicia, convivencia segura y bondad es cada vez un bien escaso y en riesgo de extinción.

En medio de estos hechos controvertidos, hacemos espacio por celebrar la maternidad que no ha sucumbido en nuestros días, al peso de  la inseguridad, violecia y corrupción. Transformándose en más exigente, angustioso y doloroso.

Un abrazo a cada una, en especial a las mujeres cuya maternidad siguen siendo referencia, inspiración y regalo.

viernes, 12 de agosto de 2022

DRAMA COLONIALISTA EN LA ERA DIGITAL ALVA Vs. CORTEZ

Como he mencionado más de una vez, veo TV y noticias muy poco y hay días que ni me entero de los escándalos y escandáletes. Esta noche que leí el post de mi amiga Nury GC, buseé al respecto apropósito de su escrito. Constatando nuevamente la exhibición de ira desmedida en la figura de una mujer aparentemente educada y preparada para las lides políticas y manejo de poder sin perder el control de sus emociones.

Las imágenes revelan a un ser experimentando emociones fuertes en un espacio público político, increpando con ira manifiesta y crecente a cada uno de las(os) involucradas(os), independiente del guion que se desarrolla, luego entendería que se estaban una vez más cuotas de poder y enrostrándose unos a otros quién era más corrupto o delincuente, donde no tiene cabida la condición de género, porque es desbordado por la clase, el ejercicio de poder y discriminación.

El desenlace era el menos deseado pese a quienes pretenden calmar los ánimos, el despliegue de ira y fuerza contenida, se desborda con prepotencia, agresión y abuso no hacia el sujeto que lo provoca sino a quien percibe como intrusa, vulnerable y sujeto de irrespeto. Su colega Isabel Cortez que alcanza ese escaño desde su condición de sindicalista de trabajadoras de limpieza pública. Para Alva aquella mujer a la que percibe impertinente y en quien descargar su ira. La percibe como atrevida e igualada, por estar allí y meterse al espacio de su bancada, del cual primero la arroja, al ser desobedecida la agrede, puesto que en medio de su ira y frustración no ve en ella a la compañera, sino a una de sus empleadas, seres inferiores y despreciables1.

Mi primer pensamiento, fue suscribir el post de Nury mientras decretaba que esta vez Carmen Alva no salga impune, sea tocada donde más le duele (su bolsillo) con la máxima sanción en el Congreso, el de su partido político y también el poder judicial, bien pudiendo accionarse flagrancia. De modo que toque piso, descubra que ya no tiene el poder de la presidencia congresal sinónimo de prepotencia ejercida a lo largo de su gestión.  

“Nada justifica la violencia de la ex presidenta del congreso, M. Carmen Alva, contra la congresista Isabel Cortez. Ello no solo iba dirigido a la compañera, ex trabajadora de limpieza municipal y sindicalista. Otra vez Alva es vocera de los otorongos para vomitar su desprecio de clase, racista, antifeminista y colonial. Es el odio hacia quienes se salen de "su lugar", a quienes nunca más aceptarán ser pongos de sus haciendas (que ahora se extiende al aparato de gobierno, como si fuese su chacra).

Lo de Alva no es un exceso o "error" individual, es parte de una cultura política de dominio y de poder. Uno de los fines es que en su país de "blancos e indios" los primeros sigan teniendo derecho a tener derechos, privilegios, pero a costa de negarlo a otras, de negar hasta la vida.

Pareciera que no es posible sentir más indignación, así como el repudio por todo ello, pero sobre todo solidaridad con la compañera Isabel, solidaridad de clase, solidaridad en la lucha” (Nury G.C, 12de agosto 2022)

Mi segundo pensamiento, es que independiente del desempeño y posturas de Isabel Cortez como congresista respecto a la distribución del poder en el tiempo de su mandato, ser quien llega al congreso por mérito propio y ser víctima de atropello agresivo implica la solidaridad de quienes defendemos la vida, convivencia pacífica, democracia y respeto.

Mi tercer pensamiento, me llevó hacia las causas de la palabra, práctica y actitud discriminadora, agresiva y prepotente de María del Carmen Alva que al igual como muchas(os) políticos del país son recién llegadas(os), sin haber realizado mérito alguno a una posición sensible de poder, tampoco haberle ganado a nadie en un terreno igualado y menos hecho patria aportando a la solución de nuestras principales necesidades y problemas.

Abuso Colonialista de Carmen Alva contra Isabel Cortez 

Pese a ser ambas congresistas del Perú Isabel Cortez para Carmen Alva no es su igual, ergo sin merecimiento de respeto y cuidado. Para Alva, Cortez es una advenediza a la que no sólo desprecia sino puede agredir en público como podría hacer cotidianamente con todas las(os) Isabel con quienes se pone frente a ella, y hasta quizás, hasta patearla como lo hizo García con un ciudadano "desubicado", colocándolo en su "lugar", porque para la percepción de personas clasistas, cada quien debe estar en su lugar, más cuando el o ella se merece el mejor y de mayor valor.

Alva desde que alcanzó al poder del congreso y luego presidirlo sin mérito propio, se vio desbordada sin saber qué hacer con un poder que no imaginó en sus más locos "sueños de opio", como le sucedió a Fujimori, Villarán, Vizcarra y hoy Castillo. En situaciones así, un ignorante y discapacitada(o) sobre qué le corresponde hacer con un puesto donde no tiene experiencia y con el poder que tiene. Peor aún, con escasez de condición humana para reconocerlo y pedir ayuda, suele ser vencida(o) por su subconsciente, hábitos, costumbres y sus deseos inconfesos cuando es un ser común y corriente.

Ese ser inconfeso oculto en sus profundidades, emerge con toda la fuerza de s represión, carga cultural-social cuasi genético y manifiesta en toda su fuerza bruta. Según Jan Car, es la sombra, aquella que se intenta ocultar hasta de sí misma(o) se manifiesta e impone, porque puede hacerlo tiene el consentimiento del poder que lo protege.

Carmen Alva con las manos en el poder legislativo por walkover -Vizcarra a quien le tocaba por mayor votación, había sido censurado por sus antecesores y luego jurídicamente-, es el claro y patético ejemplo de cómo ante la improvisación, perviven prácticas sociales, políticas y culturales de nuestra historia como país, que nos avergüenzan y duele. De la cual hemos hecho resiliencia la mayoría sea consciente o inconscientemente al valorar, respetar, amar y convivir en igualdad/ justicia, el orgullo de ser peruana, peruano, peruane y elegir la democracia. Pero el monstruo, sigue allí hibernando, cual parásito cómodo, mientras exista un huésped que lo cobije.

Una amenaza que no podemos ni debemos seguir negando, ignorando y menos tolerando, porque son monstruosas prácticas de negacionismo de quienes somos e impedimento de aquello que podemos ser si sacamos lo mejor de nosotros. No se debe seguir permitiendo la imposición de un colonialismo trasnochado por la fuerza bruta, con violencia e impunidad.

Los actos, gestos y poses de Alva producto de la herencia oligárquica, colonialista, racista, machista y patriarcal que aun subiste en el alma de quienes nunca fueron aristocracia, aporque se lo inventaron y creyeron, sigue vivo y coleando aun cuando a momentos parecen petrificados.

La oligarquía peruana y/o los colonizados de la mente, trataron y quieren olvidar a través de románticos cuentos de ser extranjeros en el país, porque solo sueñan con el norte y Europa. Recubriendo que todo peruano y peruana, con piel y genes distintos al inca y los pueblos originarios, somos herederos de la mezcla de la sangre de bandoleros, inquisidores, despatriados, sobrevivientes, piratas, aventureros sin historia y las mujeres de la realeza inca y pre inca:  princesas, sacerdotisas, doncellas, cacicaz como primer botín de la colonización. Y posteriormente de esclavas negras, chinas y aventureras europeas que llegaron a medida que fuimos metamorfoseando a República.

De modo que si algo de aristocracia se ha de reclamar y enarbolar es la del Inca, Quechua, Kichwa, Shipibo, Ticuna, Awajun, Achuar, Asheninka, Bora, Harakbut, Kakataibo, Kukamiria, Matsigenka Ocaina, Shawi, Urarina, Wampis, Yagua, Yanesha, Yine y más. No de Europa, norte y oriente, que expectoró a sus ancestros colonizadores como sobras, indeseables, devaluados y prescindibles por no ser de la realeza. 

Y si lejos de anhelar por una seudo monarquía democrática, abrazamos nuestra mixtura, nuestro mestizaje con una y mil historias originarias, asumiendo que nos hermana compartir el hecho de quien no tiene de inga lo tiene de mandinga, oriente y occidente y la generosidad de esta parte del planeta que nos acoge en nuestro tránsito por esta vida, tiempo y dimensión. Somo y seremos más grande que nuestros problemas.

Prácticas similares a la de Alva, tienen que entenderse en esos términos y no minimizarlo como un exabrupto o producto de embriaguez como acabo de leer en un muro de un "aristogato" donde se rasgan las vestiduras por el baño de popularidad del Premier Aníbal Torres y sobre la “hazaña de Carmen Alva, sólo un chiste.

Democracia que se Construye Día a Día

Tenemos que entender que somos un país que se ha hecho sobre los sueños de libertarias/os, pero también sobre el hombro de la fuerza de trabajo de ancestras y ancestros, los nuestros y de nuestros hijos.

Los capitales son necesarios, el ingenio imprescindible, las normas nos ayudan a la convivencia en seguridad y confianza, la justicia necesaria para cuando nuestros acuerdos se omita, olvide o niegue; para cuando se quiera tomar del otro/s aquello que no nos pertenece o reducir sus derechos.

Las autoridades que elegimos, es sólo por un periodo. Tiempo en el que han de cumplir el mandato encargado, lo comprometido como partido y candidata(o). Respetando y haciendo respetar las normas y leyes sin excepciones. Se resuelva nuevos problemas y no crearlos, sin que cada decisión niegue ni omita los acuerdos previos. Asegurar el equilibrio de condiciones para que el bien común alcance a todos, todas y todes; parta y reparta en equidad y justicia.

Sin embargo, nosotras(os) olvidamos al elegir, que entregamos el poder por ÚNICA vez y tiempo, que el poder concedido puede ser retirado, evaluado y reconocidos. Que nos toca ser vigilante para que se haga aquello que fue encomendado, pedir cuentas, hacer un balance de lo avanzado y proyectar lo que falta, para reconocer, destacar o sancionar.

El olvido nuestro, hace creer a quienes elegimos que son dueñas(os) del poder concedido, manipulando nuestras percepciones, para hacernos creer que son imprescindibles, le pertenecemos y le pertenece el poder por derecho, herencia y mandato divino. Tanta es su osadía al arrebatarnos a cada una(o) el poder cedido que si sólo intentamos recordarles nos arrancan la dignidad despreciándonos, devaluándonos, transformándonos en mendigas(os) y miserables con quienes pueden hacer lo que les da la gana.

Y hay de quien se atreva a poner al lado de una autoridad enajenada otra igualada, siendo diferente en origen, piel, lenguaje, revestimiento y ser. La percibirá desde inventada clase, con rezago colonial, ideología oligarca, nostalgia patriarcal, racismo, xenofobia, misoginia, homofobia y mezquina. La tratará como de segunda clase, no igual, sino como advenediza(o), con menor valor y prestigio.

Percepción que se traducirá en una práctica de agresión sostenida y desprecio a diestra y siniestra como hoy distingue a Carmen Alva, compitiendo por el primer puesto son las Patricias Chirinos y Jurares, Lady Camones, Norma Yarrow. Haciendo mucho mérito para tener su propia performance Jorge Montoya, Francisco Guerra-García, Wilmer Helera, Freddy Díaz.  

No es posible olvidar a quienes se ganaron el repudio de las personas pensantes y hoy carecen del poder político que creyeron de su propiedad. Ganando con creces y a su modo el mismo prestigio que Carmen Alva, están las Marthas Chávez y Hildebrand, Alcorta, Aramayo, Bartra, Becerril, Letona Chacón, Galarreta, Mulder, Tubino, Víctor Belaúnde, sólo por anotar a algunas/os.

Sus conductas y actitudes están registrados como mal ejemplo, demostrando hasta donde se puede golpear con acto, gesto y palabra. Acusando sin pruebas, impidiendo que sea escuchada(o), mentando la madre hasta las lágrimas, cerrando la puerta y llevándose todo cuanto puedan cargar no importa que sean cables, pollos a la brasa, dinero, oro en lingotes, porque les pertenece, definiendo a sus actos como dignos, honestos, transparentes y patrióticos. Mientras que el mismo o menor acto en otros es corrupción, incapacidad moral y tradición a la patria.

La agresión, discriminación y prepotencia de Carmen Alva a Isabel Cortez, es una práctica ciertamente histórica, que se actualiza periódicamente trenzando clase, raza, género, discriminación y despotismo. Sin distinción de sexo, porque cuando de desprecio, discriminación, choleo, negreo o indianización se trata, tanto hombres como mujeres con mentes colonizadas y alienadas alcanzan la paridad.

Práctica que debemos censurar y juzgar, para superar y dejara atrás. Porque nos transforma en seres miserables e inseguros tanto a quienes lo ejercen como a quienes son sometidas(os) como víctima sea en espacio político, público y privado. En instituciones públicas o privadas. En ámbitos del Estado, gremio, partido, organizaciones, plaza, calle, casa y hasta cama.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

PREGUNTAME POR QUÉ

 

El post que provocó el escrito sobre mi amigo y sentir de este día,  desaparece por el cúmulo de los siguientes, los dejo fluir, hasta que otro  emerge y posiciona con todo su significado  y peso histórico para América Latina y la mitad el mundo que habita el planeta. 
Es la aprobación del aborto legal  en Argentina [1], el reconocimiento y legislación del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, las argentinas cierran el año obteniendo lo que se propusieron, hacer que sea Ley[2]

Pienso que si el 2020 a las mujeres  mayores de 60 el Covid 19 nos confinó o restringió, no sucedió lo mismo con las millennials y centennials, quienes en esta región han dado la lucha por el derecho a la educación pública, la radicalización de la democracia [3] y una nueva constitución en Chile [4], la renuncia de un gobierno espuria y golpista como el de Merino en el Perú [5], en tanto las argentinas han dado una dura y creativa  batalla a lo largo del año por su derecho al aborto legal y asistido[6]

Mi primera reacción ha sido reproducir la noticia en mis redes y comentar: “Bien por las argentinas empoderadas, conquistaron su derecho a decidir.  El 2020 nos ha traído un nuevo modo de convivencia, que incluye ejercer derechos. No más muertes de madres por aborto clandestino, no más niñas abusadas pariendo sin haber llegado a ser mujer, no más adolescentes, jóvenes y mujeres en edad reproductiva violadas y obligadas a parir el símbolo de la barbarie. No más seres indeseadxs y abandonadxs.” (Mi muro, 30.12.20)

Luego pienso en el fondo de cada una de mis afirmaciones y cómo han ido instalándose en mi posición. En primera persona, no tenía idea que era aborto ni abortar hasta los 17 años, puesto que crecí y confirmé en una familia católica y religiosa, donde la vida sólo te la daba Dios y él te la quitaba, así que la maternidad era un tabú, toda mujer debía ser madre y punto. Un evento muy cercano de violación me asomó a que existía la posibilidad del aborto, acompañé ese proceso sin comprenderlo completamente, sería mucho tiempo después que lo procesaría y  adentraría en toda su magnitud e implicancia.

Mi segunda aproximación fue poco tiempo después, al enterarme que en el barrio una de las señoras más famosas era conocida por esas artes, pero no le di mayor importancia que la curiosidad de descubrir los secretos públicos de una comunidad siendo  adolescente. 

La muerte, el aborto, embarazos deseados como indeseados no eran parte de mi agenda, yo tenía otras luchas y metas a cuestas, quizás como a muchas de mi edad no me preocupaba salir embarazada, eso en verdad no se piensa, sólo sucede en una sociedad sin educación sexual, control sexual a las mujeres  e incentivo e iniciación con presión social del hombre. De pensarlo antes, saber y asumir sus consecuencias, seguro que sería menos complejo y no hablaríamos de aborto.

Más adelante, cuasi bordeando la juventud mientras sobrevivía al curso de biología, derecho de familia y sociología de la familia en la universidad, tomaría conciencia de la problemática que deriva en el aborto, su significado e implicancias me haría pensar que de ser legal, muchos de quienes existimos no estaríamos para contarlo, puesto que en ese entonces los matrimonios se producían como consecuencia de un embarazo: “hacerse responsable” era un término  que revelaba su existencia, puesto que cuando no había quien se ‘haga responsable’ sucedía un aborto o la mujer era condenada a llevar a cuestas el estigma y sublimarlo con la condición civil de “madre soltera[7].

Eran tiempos donde mi pensamiento lógico era cuasi lineal, siendo sencillo extrapolar: causa, acción, reacción y consecuencia. Siempre me preguntaba por qué no ”hacerse responsable antes" y no después de un embarazo no planificado y/o indeseado, puesto que existía la píldora desde mediados del siglo XX [8] y el condón mucho antes [9],por qué si se decidía tener sexo responsable no se hacía uso de anticonceptivos, para que mujeres y hombres tuvieran embarazos planificados. 

Entonces, no terminaba de procesar, desde mí reducida perspectiva el entramado histórico, cultural, religioso, social, legal y económico que se habían encargado de construir una barrera donde se encerraba a las mujeres con prohibiciones, privaciones y sentimientos de culpa, al  mismo tiempo que bajo la figura del amor romántico, se exacerbaba la virilidad masculina, produciéndose batallas de conquista y seducción de las  mujeres para que ellas saltaran esos impedimentos,  luego las colocaban en situación de subordinadas usando la maternidad como grilletes en su condición literal de esposas.

En otros casos, eran sometidas a ser la otra, convirtiendo a esa maternidad en bastardía, despreciado por la misma sociedad que celebraba al macho y conquistador, mientras condenaban a la mujer por su papel en el mismo acto. Y estaban las apestadas, las mancilladas, las abandonadas a su suerte, aquellas que decidían tener el hijo/a o la de ese amor romántico, irresponsable, machista y marianista solas. Transformándose por un lado en parias y por otro en heroínas, en cualquier caso, liberando de responsabilidad al progenitor fugitivo, haciendo que sus hijos hombres sean igual o peor en su relación con las mujeres;  y a las hijas mujeres, transformarlas en presas inseguras, que pese a sus cuidados reproducían la historia.

En cualquiera de estas condiciones, quienes nacen bajo la irresponsabilidad de una maternidad no planificada, son en parte "destinadxs" a ser miserables, y si reproducen el ciclo, hacer la  vida de otrxs tan miserable o más que el propio. 

Me he encontrado a lo largo de este tiempo con mujeres y hombres de padre y/o madre ausente, condenadxs a buscar tenazmente ser amadxs por sus progenitores sin éxito transformándose en discapacitadxs emocionales demandantes de permanente reconocimiento  desde fuera e insatisfecho. Algunxs han cruzado en el océano para descubrir su origen y creerse el cuento de un progenitor irresponsable que se parapeta en la ignorancia y como el hijx es necesitadx de un asidero emocional, se lo cree, mientras pisotea nuevamente la memoria de la madre o la coloca en condición de embustera, porque necesita creer la historia del progenitor, para no sentir lo que siente.

Pero como no hay predestinación, sino la libertad de  hacerse cargo del proyecto de ser humano que cada quien decide ser o descubre ser a tiempo, unxs procesan y asumen la vida de otro modo, generando ese punto de quiebre en sus historias y respecto de sus  ancestrxs, reinventándose con resiliencia. Estas y muchas otras reflexiones las fui elaborando desde mi conocimiento teórico, mi relación personal con pares y limitada cobertura del mundo, sus bifurcaciones y la complejidad de construir o deconstruir relaciones sociales, de parentesco,  pareja y sexuales.

Me  adentraría realmente al tabú del aborto, cuando a mediados de los ochenta, empecé mi trabajo de campo pre-profesional, cuando me asomé a la intimidad  de mujeres pobre, explotada, sometida, subordinada,  madre de cinco hijos con el esposo desempleado, abusivo y/o tuberculoso-TBC. Un rostro de mujer, que luego fue difunta por una práctica de aborto clandestino dejando tragedia y más tragedia con su muerte. Recordé a huérfanxs que conocí en los Asentamientos Humanos, de aquella madre que había decidido no tener el quinto o sexto hijx porque no tenía para alimentar y cuidar a los que ya existían. Allí ya no me era posible preguntar por qué no planificar antes de abortar, allí se habían producido los hechos y el aborto era el problema central, que no se detiene como la hemorragia que presencié sin atinar que hacer.

Así descubrí que el aborto, no era ese mito de la práctica de una mujer mala,  ligera, fácil o puta que sale embarazada por desenfreno, descuido y decide abortar por irresponsable, sino que de primera fuente constaté que eran principalmente mujeres madres que ya no debían seguir siendo más madres. Las adolescentes y jóvenes primerizas no abortaban por miedo, presión o confusión -de ser así no habrían tantas madres solteras-, aquellas que se arriesgaban y lo hacía eran mujeres madres porque no podían literalmente sostener un hijx más. 

La ignorancia suele ser osada, pero el conocimiento te aproxima y explica la lógica de los hechos. Un pensamiento común diría por qué si tienen TBC se reproducen, pero mi curso de biología como parte de los estudios generales en la universidad, así como el tiempo que fui  parte del equipo del programa de TBC del CS de SMP, me permitió conocer la lógica de sobrevivencia de la especie humana. Sucede que cuando más está en riesgo, invadidx por alguna infección, tiendes más a reproducirte para garantizar la sobrevivencia como especie. Recuerdo la lección de aquel médico japonés que era dios en el Centro de Salud, porque decidía a quién se le administraban las drogas para superar la TBC y a quién los placebos, porque no había para todxs, me miraba y sonreía sin parecerlo, diciéndome: "Cuanto más el cuerpo está amenazado por la enfermedad crece más el apetito sexual, no es que la embarazada haya adquirido la TBC por embarazo, aun cuando así sea el registro, sino que estando con TBC salió embarazada". 

Tanto ayer como hoy, asomarse al mundo de las políticas de salud, es como descender al infierno de dante, peldaño a peldaño. El  Covid 19 nos ha mostrado con esa crudeza de la que es capaz una pandemia, que lxs médicos en determinado momento han de decidir quien vive y quien muere, pese a su juramento hipocrático, fe y valores [10], porque el sistema es el que define, hasta hoy es el mismo sistema del siglo XIX que se reproduce con nuevas y peores prácticas, en contradicción a los avances de la ciencia.

Y claro otrox más osadx retomarán mi pregunta anterior, ¿por qué si son pobres no usan anticonceptivos? En el escenario de los ochenta no se hablaba o se hablaba poco de anticonceptivos, es más estaba prohibido -aún lo sigue estando- por  diversas religiones y sus instituciones por extensión, quienes estaban más cerca de mujeres y hombres pobres. 

Recuerdo mucho cómo una ONG hoy de ‘avanzada’ -sonrió cuando alguien me dice que esa misma directora es ‘experta en género’ hoy-,  en 1987  no sólo se opuso a un curso de uso de diversos métodos anticonceptivos sino que planteó como única alternativa congruente con la línea institucional, era el método Billings o método del ritmo, cuando quienes teníamos mediana información sabíamos que era el método menos efectivo, porque eran escasas las mujeres con ciclos regulares y que no funcionaba cuando eran asaltadas por el marido borracho.

Acto seguido esa misma directora, despidió a la osada  obstetra por plantear un curso de capacitación con esa orientación a las mujeres de los comedores populares. Aquellas mujeres pobres con un promedio de 5 hijos, jamás se enteraron que podían elegir no tener mas hijxs, siempre me pregunto: ¿Cuántas de ellas habiendo  accedido a este curso no hubieran tenido que abortar  y morir de inmediato o de a pocos si sobrevivían  por el se sentimiento de culpa? 

En los ochenta y noventa las políticas de población a nivel del país como las instituciones privadas eran de planificación familiar centrado en mujeres, que desde la práctica las transformaba en únicas responsables de la reproducción de la pareja, además de ser políticas conservadoras, pacatas y de doble moral, puesto que negaban a las mujeres aquello que incentivaban en los hombres con la imagen cosificada y sexuada de  las mujeres, junto a la prostitución protegida.

El acceso a métodos anticonceptivos como política del Estado, se iría a los extremos en los noventa, siempre enfocado en que la responsabilidad era de las mujeres estableciendo esterilizaciones forzadas. En zonas alto andinas, su rol  reproductor está asociado a patrones y valores culturales, que al ser trastocados invasivamente coloca en situaciones de doble violación de derechos, marginación y devaluación dentro de su comunidad y respecto de su pareja. 

Mucho se ha escrito al respecto, aquello que quiero anotar es que tanto la información, formación y acceso a métodos anticonceptivos que implica un paso importante para reducir el aborto, es una política que se ha ido conquistando con la lucha de las mujeres feministas a lo largo de las últimas décadas del siglo XX y las dos primeras de este siglo, enfrentadas muchas veces con las propias mujeres que ven cimentados su ser y valor en la maternidad, que la torna casi virginal aun cuando por ella, será excluida del proceso productivo, el mercado de trabajo y subordinado al varón en la distribución sexual del trabajo.

Al otro lado estaban quienes se beneficiaban del aborto clandestino, desde las seudo matronas, hasta los curanderos y médicxs. Recuerdo claramente los rostros de las mujeres bajo las velas, cuando luego de la capacitación, nos tocó hablar sobre el último funeral de alguna pobladora, socia o pariente, en mis zonas de trabajo como Infantas, Comas, Naranjal, Puente Piedra, Santa Luzmila, San Juan de Lurigancho, Villa el Salvador, San Juan de Miraflores e Ilo. 

Todas ellas sabía un poco de todo, desde el aborto altamente riesgoso, cuya sobrevivencia  no podrían tener más hijxs, hasta las prácticas más increíbles en el uso de una serie de aditivos desde plantas, pasando por químicos, pastillas, hasta esfuerzo físico o caídas provocadas. Una de esas noches pregunté, si volvieran a tener la edad de su primer embarazo que harían. Fue revelador, en coro dijeron: “No saldría embarazada y de serlo no me casaría”. En un  contexto diferente a la sublimación de la maternidad como el día de la madre, de cara a la realidad de un hecho concreto como el aborto, las mujeres que oscilaban entre 30 y 60 años, no se visualizaban con la maternidad como su meta de vida.

Todas sabían quién, donde y quiénes eran los médicos y consultorios que realizaban abortos, cuya ostentación de enriquecimiento hablaba por sí solo, por cuanto en las zonas populares de Lima y de aquel bello puerto del sur se sabía en ese silencio y secreto público quien era quien, quién se beneficiaba y enriquecía con la desgracia, miseria, orfandad e ilegalidad de las mujeres que decidían abortar. Significando que con la ilegalidad del aborto, había quienes perdían y ganaban. Un mito detrás del cual estaba una vez más el mercado con su oferta y demanda funcionando activamente, en tanto el Estado se hacía de la vista gorda.

Y estaban las situaciones de violación donde la madre niña, adolescente o joven se ve obligada a parir al fruto de la vejación, recordándole a lo largo de su vida los sucesos, cuando no tuviera fuerzas de vivirlo, abandonar a la prole siendo censuradas y condenadas socialmente por ello. Y están niñxs dejadxs a su suerte, malcriadxs, abusadxs y usadxs sea por el sistema como por quienes los recogían, se transformaban prontamente en nueva fuente de reproducción manteniéndose inalterable el círculo vicioso.

Al otro extremo de toda ciudad, están las mujeres de clase media y alta en similares situaciones, pero con acceso a condiciones seguras para abortar. Pero compartiendo todas el silencio, la condena, el sentimiento de culpa y el delito. Al igual que las mujeres de sectores populares a cuyos testimonios desgarradores me asomé cuando me abrieron su alma, así mismo conocí de mujeres empoderadas feministas o pseudo feministas que habían abortado en condiciones seguras y vivían para contarlo.

Es en este siglo que conocí la otra cara de la medalla, al ser que se hace, siendo y sabiendo que es producto de un incesto. Cuando conocí a Magdalena, la llamaré así, fue como parte de un servicio profesional al que accedí, mis idas y venidas a su centro de labores, así como la conversa que se producía en su interior, hizo que un día de esos nos halláramos solas. 

Me abrió su torturada alma, mostrándome que era una mujer que amaba demasiado, se había separado de su esposo porque se cansó de mantenerlo y decidió cortar por lo sano, era una bella mujer y exitosa profesional, pro llevava la procesión por dentro. 

Fue contándome una a una sus desgracias y tratando de explicar por qué le pasaba todo ello, me cogió de las manos y me dijo: “He venido a esta vida, sin pedirlo a sufrir porque estoy maldita. Hace poco descubría que mi padre era mi abuelo y mi hermana, es mi madre. El único amor que siempre tuve fue el de mi madre, que fue mi abuela, con su muerte siento que he caído en un pozo profundo, dime Catalina, por qué me tuvo que pasar a mí, porqué mi madre no me abortó”.

Yo que nunca me quedo muda, en verdad quedé muda. Sólo la abracé por un momento, mientras ella lloraba dolorosa y desgarradoramente. Recurrí a todo mi conocimiento espiritual, para consolarla y decirle que está en esta vida por una misión que ha de cumplir, que si alguien está  maldito no es ella ni su madre. Y que no la abortó como ella hubiera preferido, porque vivimos en una sociedad donde la víctima termina siendo la culpable, que está en sus manos dejar atrás sus vínculos e historia de la que no es responsable ni debe asumirse como tal. Que cierre el círculo haciendo de su vida lo que ella decida.

Así es como, de no conocer ni saber y abstenerme de opinar sobre el aborto hasta mi mayoría de edad, hoy soy una mujer pro-aborto. Porque estoy convencida que es un derecho que cada mujer que se enfrenta a esa situación debe decidirlo sola. Nadie más que la mujer embarazada bajo específicas situaciones debe decidir tener o no tener ese hijx, contando con el debido apoyo, acceso al servicio garantizado y público sin que sea una delincuente. Ninguna religión ni sociedad debe hacerla culpable, mientras tolera y protege al perpetrador o corresponsable ausente.

Una sociedad que se jacta de civilidad, modernidad y en vía de desarrollo,  jamás lo será mientras sus niñas sigan siendo abusadas por sus padres, hermanos, tíos, abuelos, cuñados y junto a  las adolescentes son madres antes de haber aprendido a ser niñas o adolescentes. Una sociedad donde las niñas y adolescentes paren por obligación [11], es una sociedad condenada a la decadencia.

El mito del incesto como el aborto,  es un modo de negar y evitar los caminos para su erradicación. Las mujeres de ayer queremos que las mujeres de hoy tengan los derechos  que nos negaron. Mayor educación, protección, justicia, amparo y seguridad para las mujeres, niñas y adolescente, pero también con oportunidad para elegir abortar con garantía y seguridad si así fuera necesario. 

La legalidad del aborto, de ningún modo es incentivo para abortar, porque su decisión involucra todas las dimensiones de la mujer, es un modo de reconocer que existe, donde hay quienes ganan y pierden, quienes se benefician y afectan, quienes están condenadas a vivir una vida miserable por ser pobres y aquellas que en la misma situación pueden elegir y vivir para contarlo.

Las mujeres no somos únicas sino distintas no sólo en  edad, etnia, clase, historia por cuanto tenemos derechos a decidir lo que queremos ser, a decidir sobre nuestro cuerpo y vida. Negar e ilegalizar el aborto  sigue siendo hasta nuestros días, un modo injusto, inmoral, discriminador y absurdo de condenar a las víctima a sufrir el impacto de su abuso y al victimario liberarlo de toda responsabilidad al punto que él no imagina cuánto y cómo destruyó otra/s vidas. Así como ser cómplices de quienes lucran con ello. 

Condenar a niñas y adolescentes a ser madres, es decidir que su vida terminó antes de empezar, si sobrevive nada hará que supere el trauma. Si muere y deja prole, serán niñxs en la orfandad  en una sociedad que no tiene políticas, programas y proyectos  para la infancia en riesgo y la ancianidad. Exponiéndolxs y  condenarlxs a ser parte del círculo del abuso,  violencia,  violación, reproducción con embarazos indeseados.

Por eso y mucho más pregúntame a mí, cómo me siento por la conquista de las argentinas que han logrado que el aborto sea legal.

#Bienporellas 
#Bienpornosotras 

#Vamospormás

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[1]https://www.pagina12.com.ar/311158-aborto-legal-que-dice-la-ley

[2]https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/aborto-legal-en-argentina-en-vivo-senado-debate-la-interrupcion-del-embarazo-hasta-la-semana-14-de-gestacion-y-se-preve-ajustado-resultado-alberto-fernandez-legalizacion-en-directo-minuto-a-minuto-noticia/

[3] http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-75502019000200031

[4] https://www.pagina12.com.ar/300818-con-adn-feminista

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54948270

[6] http://www.abortolegal.com.ar/proyecto-de-ley-presentado-por-la-campana/
[7] https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/mas-del-60-de-las-madres-del-pais-trabajan-9714/

[8] https://www.revistacienciasunam.com/es/197-revistas/revista-ciencias-48/1879-historia-de-la-p%C3%ADldora-anticonceptiva.html

[9]https://www.medigraphic.com/pdfs/revcubobsgin/cog-2013/cog133j.pdf

[10] https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/03/29/el-triaje-en-tiempos-de-coronavirus-quien-vive-quien-muere-quien-decide/

[11] https://larepublica.pe/sociedad/1426251-ica-nina-13-anos-fallecio-luego-dar-luz-hospital-pisco/

miércoles, 23 de diciembre de 2020

"FLOR DE RETAMA": TERRUQUEO HOY COMO AYER SIN MEMORIA DE ANTES DE AYER

El Camino
Protesta Estudiantes Huanta 22/6/1969
Los
  comentarios sobre mi post donde reproduzco el ‘terruqueo’ y ‘senderización’ al canto de los jóvenes de hoy, con himnos de los jóvenes de ayer me provocan compartir la fuente.

Era agosto del 2001, yo había cerrado mi compromiso con la coyuntura de transición a la democracia y realizado mi debut y despedida dentro de aquello que muchos llamamos el monstruo de mil cabezas que se reproduce apenas cortas una, como es el sector público. Se habían realizado las elecciones tras el gobierno de transición, beneficiando a Alejandro Toledo y el toledismo, para no toledistas, la esperanza de cerrar, juzgar, sancionar y sanar  la negra historia de del Fuji-Montesinismo.

Sentí que mi lucha por recuperar la democracia había concluido –ingenua de mí- sin  imaginar que ingresábamos a una nueva etapa, que devoraría, digeriría y defecaría el sistema de corrupción instaurado, vivito y coleando. En este momento que escribo, me recuerda aquella película de los setenta sobre la revolución de un país centroamericano donde apenas tomado el poder a sangre y fuego “el revolucionario”, empuja a su subalterno del sillón presidencial diciéndole “¡Sal de mi trono!”. Esa tentación de cambiar un caudillo por otro, en nuestro caso de un corrupto por otro.

Yo  en verdad creí en mi fantasía, que tras la profunda y alevosa corrupción fujimorista la verdad y reconciliación sería posible, así  que retomé a lo mío, la elaboración suspendida de mi libro  en setiembre del 2020 –tras el vladivideo-, en torno a la participación política de las mujeres en el siglo XX y estaba a punto de cerrarla en setiembre, cuando me llegó el pedido de realizar una ponencia sobre la violencia política y el papel de las mujeres.

Fui a mi estante repleto de libros que había devorado y agenciado en ese tiempo,  sobre la temática, elegí algunos como el de  Freud (1970)[1] y Arostegui (1994)[2] para definir la violencia, a Flores (1986[3], 1987[4],1999[5]),  para tener la perspectiva de nuestra convivencia, el ser violento de Nun (1989)[6],  a Gorriti (1990)[7] de cajón para algunos detalles de Sendero y los/as senderistas, a Star (1992)[8] sobre la relación del afianzamiento de la violencia política en los andes, así como sobre lo poco que se había estudiado a las mujeres subversivas un pequeño libro de Kirk (1993)[9] para entrar de lleno en el papel de las mujeres, Coral (1994)[10] sobre el impacto en la vida rural y urbana, Stern (1999)[11], ya para ensayar algunas  explicaciones del fenómeno, para enlazarlo con los estertores de la coyuntura trabajado recientemente por Cotler y Grompone (2000)[12].

Mientras armaba mi ponencia, sentí que algo me faltaba más allá de los análisis, volvía a mirar mi estante y allí estaba ese libro con  su tapa andina de Carlos Ivan  Degregori, quien se había transformado  en el experto en analizar y explicar la violencia política. Cogí esa preciada publicación de 1990 sobre “El Surgimiento de Sendero Luminoso. Ayacucho 1969-1979” -las/os invito a leer, va adjunto el enlace[13] . En aquel entonces  retomé la lectura con otros ojos, puesto que hallé pistas sobre el papel de las mujeres.

Poseía toda una sección sobre las mujeres al interior de la nueva generación de Huanta, aparecían como las   "alumnas conscientes”, en un desenlace de negación/ reconocimiento de su apoyo a la lucha por la gratuidad de la enseñanza: “Nosotras no podemos negar en ningún momento el hecho de haber colaborado con los estudiantes huelguistas moral y económicamente; prueba de ello es la donación de cierta suma de dinero y la confección de una bandera de seda, la misma que fue obsequiada a los estudiantes para su gran mitin” (Castillo 1972 en Degregori 1990, 122)[13b]

Y en otro párrafo,  como las mujeres al sumarse a la lucha se tornaban en  compañeras indefensas  pero al mismo tiempo la solidaridad de otras mujeres madres/ vivanderas de armas tomar que provocaron una represión insana percibido por Castillo como, desencadenante de los enfrentamientos:

“Entonces, al ver que dos policías chapaban a estas niñas, todas las madres corrieron y los tomaron presos a estos policías y les dijeron: por qué  las llevan a las niñas. Ellos contestaron: porque estaban haciendo desorden. Qué desorden están haciendo las niñas, en quechua dijeron. Están reclamando sus derechos, nosotros somos pobres, no podemos pagar. EI gobierno está contra nosotras, dijeron las mujeres, pese a su ignorancia. [ ... ). Antes de esto todavía, se levantaron como cinco mujeres con sus cuchillos y se enfrentaron a los policías diciéndoles: ¡por qué las llevan a nuestras hijas! Bien, es ahí que hasta les quitaron sus armas, pero una mujer le dijo a otra: entrégales sus armas mejor, porque esas son del gobierno. Entonces se las entregaron y los dos policías casi de escape se fueron. [ … ]. Luego las mujeres se han regresado a su trabajo. Cuando de repente, después de un rato, recibimos bombazos y cuando corrimos para escapar ya todas las cuatro puertas del mercado estaban cerradas y por las ventanas llovían las bombas lacrimógenas al mercado, cayéndoles a esas mujeres indefensas y los chiquitos que estaban allí estaban casi desmayándose. Es ahí que comenzó la lucha. Eso fue el da 20, más o menos a las diez de la mañana” (Castillo 1972: An. 57 en Degregori, 1990,131).

Y hasta  una quinta sección dedicada a la Participación Femenina, que asocia su papel como detonante no sólo en la lucha por la gratuidad de la enseñanza en 1969 sino históricamente ande diversas medidas de política que afectaba a la población andina: a) en la década de 1960, las mujeres campesinas como parte de los organismos de autodefensa de Pomacocha hasta ingresar en  1966 al Congreso de la República para presionar y lograr la libertad de sus líderes presos, b) en 1923, las mujeres, indígenas de La Mar, c)  en 1917 en protesta contra la introducción del papel moneda en  Huamanga y  el motín de las mujeres de Abancay, por mujeres que eran pequeñas comerciantes, vivanderas, artesanas.  Degregori (1990) añade que las mujeres y su fuerza en la lucha del movimiento social no sólo fue percibido y valorado por la tesis de Castillo en 1972 sino también por Sendero Luminoso a partir de 1979.

Así es como me encontré de cara, al modo como el Estado  provoca la rebeldía de cada generación a través de políticas que se elaboran desde un escritorio. A Velazco se le reconoce y aplaude desde el indígena andino y amazónico la reforma agraria  y segundo la accesibilidad a la educación. Sin embargo, el 4 de marzo de 1969, el Ministro de Educación, Grl. Alfredo Arrisueño Cornejo junto con el presidente de facto emitió el Decreto Supremo N° 006–69/EP que suspendía la gratuidad de la enseñanza pública para estudiantes que obtuvieran notas desaprobatorias, sin medir que con ello perjudicaba principalmente a los/as estudiantes de la vespertina que trabajaban y estudiaban, donde no era extraño que repitieran más de un grado:

La Mula 14/06/2019

“Artículo 1° .- A partir de la iniciación del año escolar de 1969 , los alumnos de los planteles oficiales de Educación Secundaria Común, de Educación Secundaria Técnica, Mando Intermedio y Formación Magisterial, que pierdan la gratuidad de la enseñanza, abonarán la suma de cien soles oro (S/.100.00) mensuales de abril a diciembre” (Art.1 DS 006-69/EP)

Mañosamente el decreto se publicó en marzo, durante las vacaciones escolares. Sintiéndose su impacto en abril, transformándose en el fuego que encendería la mecha y la rebeldía adolescente y juvenil iniciándose las clases, en diversas ciudades capitales de las regiones, pero que en Huanta se intensificaría, dada su condición de ciudad constituida principalmente por una población estudiantil de primaria y secundaria de las comunidades nativas de las zonas más alejadas de  la región sosteniéndose la protesta hasta el 22 de junio que fue el desenlace. 

Fue un párrafo del libro lo que me recordó otras movilizaciones de los que yo viví en primera persona en los setenta.

“A las 10:30 de la mañana las filas avanzan hacia el centro de la ciudad. A la altura del Correo, policías arrojan bombas lacrimógenas y disparan perdigones. Las filas en un primer momento retroceden; pero de inmediato se rehacen. Mujeres, que trenzadas por los brazos forman compactas columnas, deciden ponerse en primera fila.  De entre ellas se adelanta una anciana campesina para parlamentar con la policía. Tensión y silencio. Invocando la cordura, con  los brazos en alto, la campesina avanza pero una ráfaga de metralla derriba. Entonces los campesinos comienzan a lanzar piedras con sus hondas. La muchedumbre intenta  recoger a la anciana y se traba en una confusa y violenta lucha con la policía que, apoyada por sus armas se apodera del cadáver” (Degregori, 1990, 63).

Estos hallazgos no sólo me permitieron preparar una ponencia de inicios del siglo XXI, sino extrapolar los hechos de mediados del segundo siglo XX con sus impactos. Había mucho más en el libro que puede leerse de distintas aristas, como el papel de las monjas,   las mujeres oligarcas, las mujeres vivanderas, que amplía el concepto de participación política circunscrita a los  partidos y derechos políticos  por la actuación  política de las mujeres, que adopté para darles voz desde sus diferentes aristas. Obligándome en ese momento a no cerrar mi propio libro e incluir a las mujeres anónimas del Perú profundo que ofrendaron su vida en un arranque de confianza, locura o valentía.

Había cantado tantas veces con estremecimiento “Flor de Retama”, desde que escuché a Martina Portocarrero en los ochenta a veces con sentimientos encontrados porque en ese entonces tenía un velo subversivo, la amé tras verla declamar, cantar y actuar en el Coliseo de Arequipa. Aquilatar  mi regalo  de su cassette por un policía  en los noventa, allí supe  que no era himno  senderista, que también lo cantaban, sentían y vivían los militares asentados en ese rincón del país, porque te toca el alma.

Pero sería recién en 2001 que sabría el origen de la canción, que narraba la historia cantada de la rebelión de huantinos/as indígenas, jóvenes y adolescentes  defendiendo su derecho a una educación gratutit, acorde a su situación, siendo asesinados por los Sinchis, un grupo especializado de la Policía Nacional del Perú de entonces, si uno va al cementerio de Huanta hay muchos NN en de 1969 y 1981-1992. Tres años mas tarde, conocería a uno de los estudiantes que sobrevivió a aquella masacre, todavía con una bala en el cuerpo que nunca pudieron sacarle. Me confirmó y desconfirmó la tesis de Castillo y de otros/as investigaciones, mientras mi amiga lo sustituía en el ordeñamiento de su vaca. Pero esa es otra historia que escribiré cuando tenga menos dolor en el alma.

Flor de Retama, es una composición del profesor Ricardo Dolorier Urbano, nacido en Huanta, Ayacucho. Hijo de padre huancavelicano y madre huantina.  A los 4 meses de los hechos de Huanta compuso la canción en plena dictadura militar, tenía una razón muy fuerte para ello. Fue  docente de  la vespertina en el colegio Gonzales Vigil de 1958-1963, probablemente conoció a algunos de los estudiantes que se levantaron, porque desde 1964 a 1989  se hizo profesor de Literatura de la Universidad de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta)[14] y no vivió los hechos aun cuando pudo visualizarlo en su tiempo. En el nuevo siglo ha sido asesor de Lectura del Ministerio de Educación (2002 – 2003); expositor principal de "Didáctica de la Comprensión Lectora"; capacitación para profesores de Lengua y Literatura y de docentes de los institutos superiores de Educación (Ministerio de Educación), actualmente se desempeña como director de la dirección regional de educación DRELP[15] y ha sido no hace mucho que tuvo el reconocimiento por el Congreso de la República[16]. Detallo esto, para que no quede espacio para la malsanía, la asociación o la tela de juicio sobre su inspiración.

Según su Dolier, la primera versión del poema hecha canción sin modificación alguna, se grabó  dos años después de su creación (1971),  por el musical el “Trío Huanta” dirigido por Luis Salazar (esposo de Martina Portocarrero) con una difusión local. Posteriormente (1975) Martina Portocarrero  cantante profesional nacida en Nazca, de padres ayacuchanos[17]. Grabaría la canción con algunos arreglos y cambios en  un long play titulado “Huaynos pegaditos”.  Cambiando    el orden de las dos primeras estrofas [18].

A partir de entonces, Flor de Retama comenzaría a hacerse famosa especialmente durante los ochenta, siendo cantado por subversivos y militares indistintamente, políticamente Martina Portocarrero fue asociada en aquel entonces con la subversión y perseguida[19] al igual que hoy se pretende perseguir a los/as artistas que lo cantan[20], pero una información menos interesada demuestra que nuestra historia está llena de vacíos, historias fileteadas y memorias invadidas por desmemorias.

Algo se ha hecho tras 20 años sobre los hechos de los/as huantinas indígenas, jóvenes y adolescentes de 1969  además del canto de “Flor de Retama”, se ha reconocido la lucha histórica de los/as huantinos/as por la gratuidad de la enseñanza desde EL  Congreso a[21] , el Municipio de Huanta lo ha incorporado en efemérides [21b].

Incluí los sucesos asociados con el papel de las mujeres en mi libro, sosteniéndome en Degregori (1990), al cerrar mi investigación, decreté que la misma fuera inspiración de otras académicas e investigadoras que rescaten del olvido, sacaran de la niebla a la luz, el papel de la mujeres en todo lo sucedido en nuestra historia. 

Algo sucedió con el trabajo de Blondet (2002)[22], e inclusive se asomó a América Latina el realizado por Andreo y Beatriz (2002)[23], algo aportaba la percepción de Flora Tristán (2003)[24] a inicios de la República,  y aproximaciones directas a mujer y política de Cañete y Arteaga (2004)[25], la historia de  Denegri (2004)[26] y Hampe (2007)[27]. El ocuparse del estado de las mujeres cerrando el primer decenio de Naranjo (2009)[28], Ulfe y trinidad (2017)[29]y Rosas (2019)[30].

Sin embargo aún no he hallado que hayan dado con la línea de investigación que me prometí, realizar a lo largo y ancho del país para hurgar otras huellas de las mujeres olvidadas. Un pendiente que me acompañe el hacer sin tiempo, presión ni intensión sino por el sólo hecho de saber, registrar y nombrar. Para que de una vez por todas no seamos comparsa o soporte invisible.



[1] Freud, Segisfredo.(1970)  Psicopatología de la Violencia Cotidiana. Madrid: Alianza Editorial

[2] Arostegui, Julio. (1994). Violencia, Sociedad y Política: La Definición de la Violencia. Violencia y Política En España (13), pp. 17-55

[3] Flores Galindo, Alberto. (1988)   Buscando un Inca: identidad y utopía en los andes.  La Habana, Casa De Las Américas. 

[4] Flores Galindo, Alberto. (1987) Campesinado y Violencia, Lima: Instituto Apoyo Agrario.

[5] Flores Galindo Alberto, (1999)   La Tradición Autoritaria. Violencia y democracia en el Perú.  Lima: Sur.

[6] Nun, José. (1989) La rebelión del Coro. Estudios sobre la racionalidad política y el sentido común. Buenos Aires: Ediciones Nueva visión.

[7] Gorriti, Gustaco (1990) Sedero. Historia de la guerra milenaria. (Vol.T1) Limsa: APOYO.

[8] Starn, Orin. (1992) Antropología Andina, ‘Andinismo’ y Sendero Luminoso, Allpanchis 39, Cusco: 15-72.

[9] Robin Kirk. (1993) “Grabado en piedra: las mujeres de Sendero Luminoso”. Front Cover, Lima: Instituto de Estudios Peruanos,  77  p.

[10] Coral, Isabel. (1994) Desplazamiento por violencia política en el Perú, 1980-1992. Lima: IEP /CEPRODEP (Documento de Trabajo, 58. Serie Documentos de Política 6.

[11] Stern, Steve. (1999) Los senderos Insólitos del Perú. Lima: IEP y UNSCH.

[12] Cotler Julio y Grompone Romeo. (2000). El Fujimorismo: Ascenso y caída de un régimen autoritario. Lima- Perú: IEP.

[13] Degregori, Carlos Iván. (1990) El Surgimiento De Sendero Luminoso. Ayacucho 1969-1979, Lima: IEP. https://www.verdadyreconciliacionperu.com/admin/files/libros/377_digitalizacion.pdf

[13b] Castillo, Aracelio. (1972) EI movimiento popular de junio de 1969 (Huanta y Huamanga, Ayacucho). Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Tesis para aptar el grado de Doctor en Sociología

[14] http://aldiaconmatices.blogspot.com/2011/01/maestro-ricardo-dolorier-urbano.html

[15] https://hawansuyo.com/2016/12/28/la-historia-de-flor-de-retama-mario-cerron-fetta/#:~:text=Ricardo%20Dolorier%20es%20m%C3%A1s%20conocido,Martina%20Portocarrero%20la%20m%C3%A1s%20reconocida.

[21b] https://www.facebook.com/MUNIHUANTA/photos/huanta-rinde-homenaje-a-caidos-de-la-gesta-heroica-del-22-de-junio-por-la-gratui/999173693485884/ 

[22] Blondet, Cecilia. (2002) El encanto del dictador: mujeres y política en la década de Fujimori. Lima: Instituto de Estudios peruanos,   85 p.

[23] Andreo García, Juan y Guardia, Sara Beatriz (2002) Historia de las mujeres en América Latina, Volumen 1. Centro de Estudios la Mujer en la Historia de América Latina (Perú). Lima: EDITUM,   522 p.

[24] Flora Tristán (2003) Peregrinaciones de una paria, 1833-1834. Lima: Flora Tristán ediciones.

[25] Cañete, María Fernanda y Arteaga, Rosalía. (2004) Reflexiones sobre mujer y política. Ecuador: Editorial Abya Yala,  245 p.

[26] Denegri, Francesca (2004) el Abanico y la Cigarrera: la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú 1860-1895.

[27] Hampe Martínez, Teodoro (2007)  La mujer en la historia del Perú: (siglos XV al XX).

[28] Naranjo, Aída García. (2009) Mujeres peruanas: situación nacional CEDAL, Centro de Asesoría Laboral del Perú, 228 p.

[29] Ulfe, María Eugenia y Trinidad, Rocío (2017) En busca de reconocimiento: Reflexiones desde el Perú diverso  Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 302 p.

[30] Rosas, Claudia. (2019) Género y mujeres en la historia del Perú: Del hogar al espacio público Lima: Fondo Editorial de la PUCP,   634 p.