Las imágenes revelan a un ser experimentando emociones fuertes en un espacio público político, increpando con ira manifiesta y crecente a cada uno de las(os) involucradas(os), independiente del guion que se desarrolla, luego entendería que se estaban una vez más cuotas de poder y enrostrándose unos a otros quién era más corrupto o delincuente, donde no tiene cabida la condición de género, porque es desbordado por la clase, el ejercicio de poder y discriminación.
El desenlace era el menos deseado pese a quienes pretenden calmar los ánimos, el despliegue de ira y fuerza contenida, se desborda con prepotencia, agresión y abuso no hacia el sujeto que lo provoca sino a quien percibe como intrusa, vulnerable y sujeto de irrespeto. Su colega Isabel Cortez que alcanza ese escaño desde su condición de sindicalista de trabajadoras de limpieza pública. Para Alva aquella mujer a la que percibe impertinente y en quien descargar su ira. La percibe como atrevida e igualada, por estar allí y meterse al espacio de su bancada, del cual primero la arroja, al ser desobedecida la agrede, puesto que en medio de su ira y frustración no ve en ella a la compañera, sino a una de sus empleadas, seres inferiores y despreciables1.
Mi primer pensamiento, fue suscribir el post de Nury mientras decretaba que esta vez Carmen Alva no salga impune, sea tocada donde más le duele (su bolsillo) con la máxima sanción en el Congreso, el de su partido político y también el poder judicial, bien pudiendo accionarse flagrancia. De modo que toque piso, descubra que ya no tiene el poder de la presidencia congresal sinónimo de prepotencia ejercida a lo largo de su gestión.
“Nada justifica la violencia de la ex presidenta del congreso, M. Carmen Alva, contra la congresista Isabel Cortez. Ello no solo iba dirigido a la compañera, ex trabajadora de limpieza municipal y sindicalista. Otra vez Alva es vocera de los otorongos para vomitar su desprecio de clase, racista, antifeminista y colonial. Es el odio hacia quienes se salen de "su lugar", a quienes nunca más aceptarán ser pongos de sus haciendas (que ahora se extiende al aparato de gobierno, como si fuese su chacra).
Pareciera que no es posible sentir más indignación, así como el repudio por todo ello, pero sobre todo solidaridad con la compañera Isabel, solidaridad de clase, solidaridad en la lucha” (Nury G.C, 12de agosto 2022)
Mi segundo pensamiento, es que independiente del desempeño y posturas de Isabel Cortez como congresista respecto a la distribución del poder en el tiempo de su mandato, ser quien llega al congreso por mérito propio y ser víctima de atropello agresivo implica la solidaridad de quienes defendemos la vida, convivencia pacífica, democracia y respeto.
Mi tercer pensamiento, me
llevó hacia las causas de la palabra, práctica y actitud discriminadora, agresiva
y prepotente de María del Carmen Alva que al igual como muchas(os) políticos
del país son recién llegadas(os), sin haber realizado mérito alguno a una
posición sensible de poder, tampoco haberle ganado a nadie en un terreno igualado
y menos hecho patria aportando a la solución de nuestras principales
necesidades y problemas.
Abuso Colonialista de Carmen Alva contra Isabel Cortez
Pese a ser ambas congresistas del Perú Isabel Cortez para Carmen Alva no es su igual, ergo sin merecimiento de respeto y cuidado. Para
Alva, Cortez es una advenediza a la que no sólo desprecia sino puede agredir en
público como podría hacer cotidianamente con todas las(os) Isabel con
quienes se pone frente a ella, y hasta quizás, hasta patearla como lo hizo García
con un ciudadano "desubicado", colocándolo en su "lugar",
porque para la percepción de personas clasistas, cada quien debe estar en
su lugar, más cuando el o ella se merece el mejor y de mayor valor.
Alva desde que alcanzó al poder del congreso y luego presidirlo sin mérito propio, se vio desbordada sin saber qué hacer con un poder que no imaginó en sus más locos "sueños de opio", como le sucedió a Fujimori, Villarán, Vizcarra y hoy Castillo. En situaciones así, un ignorante y discapacitada(o) sobre qué le corresponde hacer con un puesto donde no tiene experiencia y con el poder que tiene. Peor aún, con escasez de condición humana para reconocerlo y pedir ayuda, suele ser vencida(o) por su subconsciente, hábitos, costumbres y sus deseos inconfesos cuando es un ser común y corriente.
Ese ser inconfeso oculto en sus profundidades, emerge con toda la fuerza de s represión, carga cultural-social cuasi genético y manifiesta en toda su fuerza bruta. Según Jan Car, es la sombra, aquella que se intenta ocultar hasta de sí misma(o) se manifiesta e impone, porque puede hacerlo tiene el consentimiento del poder que lo protege.
Carmen Alva con las manos en el poder legislativo por walkover -Vizcarra a quien le tocaba por mayor votación, había sido censurado por
sus antecesores y luego jurídicamente-, es el claro y patético ejemplo de cómo
ante la improvisación, perviven prácticas sociales, políticas y culturales de
nuestra historia como país, que nos avergüenzan y duele. De la cual hemos hecho
resiliencia la mayoría sea consciente o inconscientemente al valorar, respetar,
amar y convivir en igualdad/ justicia, el orgullo de ser peruana, peruano,
peruane y elegir la democracia. Pero el monstruo, sigue allí hibernando, cual parásito cómodo,
mientras exista un huésped que lo cobije.
Una amenaza que no podemos ni
debemos seguir negando, ignorando y menos tolerando, porque son monstruosas prácticas
de negacionismo de quienes somos e impedimento de aquello que podemos ser si
sacamos lo mejor de nosotros. No se debe seguir permitiendo la imposición de un colonialismo trasnochado por la fuerza bruta, con
violencia e impunidad.
Los actos, gestos y poses de
Alva producto de la herencia oligárquica, colonialista, racista, machista y
patriarcal que aun subiste en el alma de quienes nunca fueron aristocracia, aporque se lo inventaron y creyeron, sigue vivo y coleando aun cuando a momentos
parecen petrificados.
La oligarquía peruana y/o los
colonizados de la mente, trataron y quieren olvidar a través de románticos
cuentos de ser extranjeros en el país, porque solo sueñan con el norte y Europa.
Recubriendo que todo peruano y peruana, con piel y genes distintos al inca y los
pueblos originarios, somos herederos de la mezcla de la sangre de bandoleros,
inquisidores, despatriados, sobrevivientes, piratas, aventureros sin historia y
las mujeres de la realeza inca y pre inca: princesas, sacerdotisas, doncellas, cacicaz
como primer botín de la colonización. Y posteriormente de esclavas negras,
chinas y aventureras europeas que llegaron a medida que fuimos metamorfoseando
a República.
De modo que si algo de aristocracia se ha de reclamar y enarbolar es la del Inca, Quechua, Kichwa, Shipibo, Ticuna, Awajun, Achuar, Asheninka, Bora, Harakbut, Kakataibo, Kukamiria, Matsigenka Ocaina, Shawi, Urarina, Wampis, Yagua, Yanesha, Yine y más. No de Europa, norte y oriente, que expectoró a sus ancestros colonizadores como sobras, indeseables, devaluados y prescindibles por no ser de la realeza.
Y si lejos de anhelar por una seudo monarquía
democrática, abrazamos nuestra mixtura, nuestro mestizaje con una y mil
historias originarias, asumiendo que nos hermana compartir el hecho de quien no
tiene de inga lo tiene de mandinga, oriente y occidente y la generosidad de esta
parte del planeta que nos acoge en nuestro tránsito por esta vida, tiempo y
dimensión. Somo y seremos más grande que nuestros problemas.
Prácticas similares a la de
Alva, tienen que entenderse en esos términos y no minimizarlo como un exabrupto
o producto de embriaguez como acabo de leer en un muro de un
"aristogato" donde se rasgan las vestiduras por el baño de
popularidad del Premier Aníbal Torres y sobre la “hazaña de Carmen Alva, sólo
un chiste.
Democracia que se Construye Día a Día
Tenemos que entender que
somos un país que se ha hecho sobre los sueños de libertarias/os, pero también
sobre el hombro de la fuerza de trabajo de ancestras y ancestros, los nuestros
y de nuestros hijos.
Los capitales son necesarios,
el ingenio imprescindible, las normas nos ayudan a la convivencia en seguridad
y confianza, la justicia necesaria para cuando nuestros acuerdos se omita, olvide
o niegue; para cuando se quiera tomar del otro/s aquello que no nos pertenece o reducir
sus derechos.
Las autoridades que elegimos, es sólo por un periodo. Tiempo en el que han de cumplir
el mandato encargado, lo comprometido como partido y candidata(o). Respetando y
haciendo respetar las normas y leyes sin excepciones. Se resuelva
nuevos problemas y no crearlos, sin que cada decisión niegue ni omita
los acuerdos previos. Asegurar el equilibrio de condiciones para
que el bien común alcance a todos, todas y todes; parta y reparta en equidad y
justicia.
Sin embargo, nosotras(os) olvidamos
al elegir, que entregamos el poder por ÚNICA vez y tiempo, que el poder
concedido puede ser retirado, evaluado y reconocidos. Que nos toca ser
vigilante para que se haga aquello que fue encomendado, pedir cuentas, hacer un
balance de lo avanzado y proyectar lo que falta, para reconocer,
destacar o sancionar.
El olvido nuestro, hace creer a quienes
elegimos que son dueñas(os) del poder concedido, manipulando nuestras percepciones,
para hacernos creer que son imprescindibles, le pertenecemos y le pertenece el
poder por derecho, herencia y mandato divino. Tanta es su osadía al arrebatarnos
a cada una(o) el poder cedido que si sólo intentamos recordarles nos arrancan
la dignidad despreciándonos, devaluándonos, transformándonos en mendigas(os) y
miserables con quienes pueden hacer lo que les da la gana.
Y hay de quien se atreva a
poner al lado de una autoridad enajenada otra igualada, siendo diferente en origen,
piel, lenguaje, revestimiento y ser. La percibirá desde inventada clase, con
rezago colonial, ideología oligarca, nostalgia patriarcal, racismo, xenofobia,
misoginia, homofobia y mezquina. La tratará como de segunda clase, no igual, sino como advenediza(o),
con menor valor y prestigio.
Percepción que se traducirá
en una práctica de agresión sostenida y desprecio a diestra y siniestra como
hoy distingue a Carmen Alva, compitiendo por el primer puesto son las Patricias
Chirinos y Jurares, Lady Camones, Norma Yarrow. Haciendo mucho mérito para tener
su propia performance Jorge Montoya, Francisco Guerra-García, Wilmer Helera, Freddy
Díaz.
No es posible olvidar a quienes
se ganaron el repudio de las personas pensantes y hoy carecen del poder político que creyeron de su propiedad. Ganando con creces y a su modo el mismo prestigio que Carmen Alva, están las Marthas Chávez y Hildebrand, Alcorta, Aramayo, Bartra, Becerril, Letona Chacón,
Galarreta, Mulder, Tubino, Víctor Belaúnde, sólo por anotar a algunas/os.
Sus conductas y actitudes están
registrados como mal ejemplo, demostrando hasta donde se puede golpear con acto,
gesto y palabra. Acusando sin pruebas, impidiendo que sea escuchada(o), mentando
la madre hasta las lágrimas, cerrando la puerta y llevándose todo cuanto puedan
cargar no importa que sean cables, pollos a la brasa, dinero, oro en lingotes,
porque les pertenece, definiendo a sus actos como dignos, honestos,
transparentes y patrióticos. Mientras que el mismo o menor acto en otros es
corrupción, incapacidad moral y tradición a la patria.
La agresión, discriminación y
prepotencia de Carmen Alva a Isabel Cortez, es una práctica ciertamente histórica,
que se actualiza periódicamente trenzando clase, raza, género, discriminación y
despotismo. Sin distinción de sexo, porque cuando de desprecio, discriminación,
choleo, negreo o indianización se trata, tanto hombres como mujeres con mentes
colonizadas y alienadas alcanzan la paridad.
Práctica que debemos censurar
y juzgar, para superar y dejara atrás. Porque nos transforma en seres
miserables e inseguros tanto a quienes lo ejercen como a quienes son sometidas(os)
como víctima sea en espacio político, público y privado. En instituciones
públicas o privadas. En ámbitos del Estado, gremio, partido, organizaciones,
plaza, calle, casa y hasta cama.
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