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jueves, 14 de junio de 2018

DE TEMPORERAS A CIUDADANAS

1940: Plaza de Acho, Puente Amazonas y lecho del río Rímac
La migración masculina de los cuarenta, fue seguida por una primera generación de mujeres migrantes asidas de su rol de madres cuando sus   familias de padres ausentes cíclicamente, fueron sincerados como familia uniparental con mujeres e hijos(as) abandonados. 

Mujeres madres que migraron ante la incapacidad de alimentar a sus hijos o tras las huellas del padre extraviado, intentando recuperar sus derechos. Para encontrarse de cara con la orfandad y soledad de pies a cabeza. Algunas se hicieron temporeras, otras obreras y la mayoría se puso al servicio de la naciente familia urbana bajo la condición de amas de leche, nanas, cocineras, lavanderas, muchacha o sirvientas de todo servicio.

Y cuando fundaron sus propias  familias, con dificultad para cuidar de su prole, animaron a las jóvenes de su pueblo a imitarlas bajo el velo del protectorado parental, sea como tía(o), hermana(o); vecina revestida de madrinas y/o apoderadas, dinamizando sin percatarse el más antiguo sistema de trata de personas bajo el manto de la promesa de un mejor futuro, heredado socialmente hasta nuestros días,al punto que muy pocas familias de regiones y provincias del país reconocen la trata como delito.

Las mujeres migrantes hicieron del trabajo doméstico su principal destino laboral a cambio de vestido, alimento y cobijo; frecuentemente sin salario, restandose oportunidad para crecer y emanciparse, a cambio se incrementaron los riesgos y abusos del cuerpo y la sexualidad especialmente en el caso de mujeres adolescentes y jóvenes. 

Transformando en tabú un rol encubierto en cuatro paredes,  que sumo a la bastardía colonizadora, aquella que nacía recubierto de servicio doméstico convirtiéndolas silenciosamente en iniciadoras sexuales de hijos varones y/o la satisfacción del maridos, que gozaban del servicio completo dentro y no fuera del hogar. Práctica que atravesó todas las clases, porque el abuso sexual nos iguala hacia abajo. Ensanchando las bases del machismo, sumando a los hijos(as) del matrimonio el de la trabajadora del hogar, bajo la figura del ahijado(a). Como si eso no fuera suficiente, el "padre de familia" sumo familias paralelas que emergieron tras su deceso demandando derechos de linaje  y herencia. Para hallar sus huellas basta hurgar sólo un poco en nuestro pasado parental, un ejemplo de su constructo, se grafica en Cisneros (2015)[1]

Parte de las dos primeras generaciones de mujeres migrantes al “servicio de”, con el tiempo se emanciparon del "protectorado" del servicio doméstico sin salario y algunas con relativo éxito tuvieron ahorros, transitando  hacia al sector terciario  de servicios como expendedoras en los nacientes comercios, con explotación y menos ingresos que los hombres; algunas  se calificaron en costura y modistería, incursionaron en la industria principalmente textil.  En el mejor de los casos accedieron al empleo público como docentes, enfermeras, secretarias,  conserjes y guardianas. Cuya necesidad de soporte doméstico, a su nueva familia, alimentó y acrecentó la reproducción de la trata de personas en las siguientes generaciones.

La migración de la tercera generación, coincidió con los años sesenta, donde se abrieron otras oportunidades en el contexto como el acceso a la educación nocturna, llave para la organización y el tránsito de servicio doméstico a trabajadoras del hogar que reivindicaron su condición de tal, despojándose del adjetivo y la connotación de "sirvienta, ama de leche, ama, nana, doméstica, natacha, muchacha ". 

Aun así su referente social continuó siendo parental y de paisanasgo el día libre de fin de semana, creo un habitad ficticio fundando el "hospedaje", "alojamiento" o un cuarto alquilado en la vivienda de un pariente para pernoctar un día a la semana y acumular sueños, prescindiendo de la casa propia y con ella todo lo básico para desprenderse de una labor de 24 horas y fundar la familia propia.
La cuarta generación coincidió con la independización de generaciones previas y el gobierno militar que reconoció a las invasiones. Al dejar la labor del trabajo doméstico y arriesgarse por una actividad económica diferente, enfrentaron igual o mayor desventaja que los inicios de su migración, al  volver a empezar con más años encima, una familia o solo parte de ella con un hijo(a) a cuestas que dificulta el hospedarse,  en un familiar o paisano(a).

Tornándose en vecina de los barrios populares. Algunas retornaron al trabajo doméstico  ya no como trabajadora del hogar por 24 horas, sino como prestadora de servicios: lavado de ropa, cocina, limpieza.   Y aquellas cuya labor era preciada, retornaron a las familias donde antes laboraron, con menos capacidad para negociar un salario y una mano de obra invisible de su hijo(a). 

Cuando escribo este párrafo recuerdo los rostros e historias de las admirables mujeres trabajadoras del hogar de SINTRAHOGAR, con quienes he recorrido historias y procesos de reflexión, descubriendo en el entramado de quienes se especializaron como trabajadoras del hogar, dirigentes y líderes. 

La quinta generación llegó con los ochenta y se reinventó así misma creando sus fuentes de trabajo, afirmando o adecuando su cultura y prácticas de convivencia. 

El país había cambiado, la mano de obra desbordaba y absorberla era cuasi imposible por la industria, el gran comercio y empresas que  entraron en recesión. Las migrantes dejaron de ser parientes y el paisanasgo, para ser vecinas y poblaron del arenal, los cerros y las quebradas por los tres costados de las grandes ciudades costeras, incluyendo Lima, fueron ellas las que invadieron y lucharon por un pedazo de tierra, agua, energía y construyeron con sus manos la nueva ciudad a su medida.

Impulsaron el trabajo ambulatorio, el taller o micro empresa con auto explotación, la impulsaba a la necesidad del reconocimiento y apuesta por el éxito.  Reproduciendo y adecuando sus ritos, creando asociaciones costumbristas y establecieron conexión de apoyo con sus pueblos de origen,  debilitando  la trata de personas, porque  es posible el emprendimiento y el trabajo ambulatorio.

La migración fue incrementándose por iniciativa propia  y expulsión de los pueblos empobrecidos, hacia los sectores del emprendedurismo basado en el trabajo familiar,  que sumo al migrante en mano de obra barata basada en la cultura de la solidaridad, del trabajo compartido y rotativo, ya no en el trabajo rotativo de la tierra sino en  la promesa del emprendimiento propio construyendo al norte el cluster del calzado, al sur la zona franca y en Lima el el cluster textil, hoy  mas conocido como emporio de Gamarra. 

Dejaron de mimetizarse con una ciudad ajena, apropiándose de ella, reproduciendo su cultura e  influyendo con sus prácticas y valores,  recreando sus raíces para no renunciar a su proceso identitario.  En este punto la migración masculina y femenina confluyó para conquistar y transformar la ciudad.

La sexta generación, coincidió con el desplazamiento del campo a la ciudad, el desborde y el miedo. La emergencia de mujeres que se habían posicionado de la ciudad, quienes se especializaron en el trabajo del hogar partieron a los vecinos países de Chile, Argentina, Venezuela. Aquellas calificadas en especializaciones técnicas como enfermería partieron hacia Europa.

Quienes se quedaron lo hicieron con derechos arrancados uno a uno, descubriendo que toda trabajadora del hogar que se respeta, es socia de uno de dos sindicatos existentes y asociaciones que las forma, representa, respalda y asesora. En el nuevo siglo, son muchas mujeres jóvenes,  ya no andinas  sino amazónicas, que no se afilian porque transitan por esa etapa romántica de relación con las familias donde trabajan bajo ese icono de novelas que les hace soñar en casarse con el hijo de la dueña de casa. 
Desborde Lima

Las más decididas(os) sacaron cabeza propia y reinventaron al país, en medio de la crisis que no dio respiro a la tradicional población limeña aristocrática y pequeño burgués que se extinguía al igual que se diluía la promesa del empleo seguro, la casa y el coche propio.

En tanto la clase media empobrecida y la aristocracia moribunda, con  nostalgias por el espíritu europeo o norteamericano, tomaron sus cuatro letras, maletas y sus dólares muc, partiendo tras el sueño americano a reproducir el papel del migrante andino como emigrante latino hacia el viejo mundo y Estados Unidos, con los mismos o mayores sueños de hombres y mujeres andinas decididos a trabajar en "lo que sea", ellos(as) partían colocando al mar de por medio.

En Lima la conquista de la ciudad en términos de Iván Degregory y otros (1986)[2], se transformaron en conquistadores y luego de invasores a invadidos, afirmándose con la música chicha, el emporio Gamarra y un sistema económico fuera del financiero: el préstamo, la junta y el pandero se sostuvo bajo palabra y el prestigio. Naciendo con ellos el rey de la papa, la yuca, de Gamarra, de la copia, la piratería, el diseño, la creación e innovación hasta nuestros días, la invención de la imaginación.  

Construyendo lo que es hoy el Perú,  un destino cultural del mundo, uno de los que tiene mayor crecimiento en la región de Suramérica y el Caribe, inspiración para el retorno de quienes se fueron tras el sueño americano tornado en pesadilla y/o por el retiro;  atracción de nuevos imigrantes del asia y  la misma región.

Lima desde el Club el Golf
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/aa/
Lima_Golf_Club%2C_San_Isidro_District.jpg
Ayer como hoy chinos(as) que llegan por miles, descubriendo que   peruanas(os) son buenos consumidores de todo cuanto más exóticos mejor. A u lado la distante India nos ha invadido con sus inciensos, aceites, affeites y mujeres emprendedoras. 

Los imigrantes de los países vecinos, lo hacen reconvirtiendo ese deseo ancestral de invasión y apropiación como sucede con chilenos(as) que en el nuevo siglo lo hacen adquiriendo cuanto pueda en el mercado donde todo se transa, desde empresas emblemáticas hasta el patrimonio cultural que incluye bienes tangibles e intangibles como costumbres, cultura y hasta el respiro, para patentarlo todo bajo el sello chileno.

Y llegan argentinas(os) para sumarse a nuestra frívola farándula logrando que el escándalo se eleve hacia niveles inimaginados. Colombianos(as) empobrecidos para enrostrarnos hasta donde podemos exhibir nuestra miseria humana. Mexicanos(as) que han calibrado el déficit de la seguridad ciudadana que les permite ampliar su mercado de tráfico. Y  venezolanas(os) que creen haber hallado su tabla de salvación, para andar los paso de las mujeres migrantes de los setenta,  redinamizando el mercado ambulatorio junto a su lamento por su país, al igual que lo hicieron chilenos(as) en los ochenta, cuando  Pinochet  los persiguió y 
exilió.

¿Y Que pasó con nuestros(as) emigrantes en el exterior, mas allá del volumen de remesas enviadas?

lunes, 20 de noviembre de 2017

DE LA SEPARACIÓN DE HECHO AL DERECHO DEL DIVORCIO: los nudos odiosos de hombres y mujeres

Hoy tuve la cereza de la torta, en el taller sobre violencia en la pareja y sus secuelas, facilitado para mujeres y hombres que apuestan por una convivencia libre de violencia, saludable y en armonía.

De todos los temas usuales asociados con las secuelas de la separación de la pareja[1]: sustitución, sobrevivencia, reedición, refundación, reinvención, reincidencia, entrecruce de nuevos amores, regresiones hacia promesas inconclusas (para algun@s involuciones), etc.   Y entre todas las posibilidades, emergió uno poco discutidas y menos trabajada. Se trata de las separaciones inconclusas, aquellas que se detienen o acampan  en la antesala del divorcio legalmente denominada separaciones de hecho.

Estado al que denominaré separación en el limbo, puesto que las vidas de la ex pareja, permanecen unidos en el primer nodo de un matrimonio,  con o sin hijos. Independiente de las múltiples razones, lo cierto es que terminaron en  la separación de cuerpos dentro o fuera de la vivienda. Surge la interrogante ¿Cuál fue su derrotero?: El lógico divorcio, la ilógica aberrante y/o creativa vigencia del matrimonio cuando este no existe.
Depende de cada experiencia, la cosmovisión de l@s involucrad@; sus traumas, valores y prioridades. Y principalmente depende de su modo de amarse y amar al otr@, el grado de sentimientos que se desperdiga tras la ruptura,  las pasiones que  inspiran sus causas: venganza para quien se siente traicionad@, estrategias creativas para recuperarl@,  quien se asume víctima del   arrebato de su “amor” por otr@ ser malvad@,   imaginación para trasladar el dolor y la frustración hacia el ser indign@ de su amor, en quien en  se siente víctima del, así como capacidad de resistencia para torturar y disfrutarlo, por quien siente que perdió el control y la propiedad  del otr@, manteniéndola@ bajo su yugo.

Sin embargo, muy en el fondo de cada caso,  creo que existe un común denominador, y es, el flagelo o  autoflagelo, por haber elegido o haberse dejado elegir como “la pareja” por una dispareja, con discapacidad para perdonar y/o perdonarse   de no haber invertido lo suficiente en el proyecto de dos y/o familia. Y por resistencia a reconocer la inconducta propia y del otr@ que le permita perdonar(se),  recuperando su libertad para rectificar y volver a invertir una mayor dedicación y su mejor esfuerzo en  un nuevo proyecto de pareja o simplemente permanecer sol@ porque descubrió que vive mejor como una ameba.

Aún no   he procesado conceptualmente y tampoco quiero caer en definiciones convencionales. Lo cierto es que existen diversas secuelas de una separación de hecho, que se coloca en el limbo o petrifica en el tiempo sin derivar en el divorcio, sea desde la lógica civilista, racional, social y legal. O en el filosófico, ético y moral de cerrar una experiencia aprendida y aperturar nuevos  procesos, elegir nuevas opciones de vida y compañía. Desapegado de dos seres que independiente de cuánto o cómo se amaron, descubren que no pueden compartir más sus vidas, más allá de la maternidad o paternidad de hij@s en común, con quienes indudablemente no hay divorcio alguno, pueda que en cambio más libertad y oportunidad de entablar lazos más honestos,  específicos y sin mediaciones en calidad y profundidad.

Decidí escribir al respecto, porque es mi modo de observar y pensar en un fenómeno social, que en este caso se produce en el terreno de las relaciones de género. Y porque hoy (13 noviembre del 2017),  tuve cuatro casos de veinte personas que asistieron a la reunión, que se animaron a contar sus experiencias de  separación de hecho, como una violencia suspendidas en el tiempo entre ex parejas, que a su vez secuela de otras violencias entre parejas. Estado  cuyos extremos en tiempo se movía entre 3 y 20 años.

Dos casos de mujeres, donde ambos ex cónyuges habían fundado nuevas familias y ellas también. La primera con un hombre soltero y la segunda con un viudo, en sus términos: “habían re-hecho su vida sin haber arrancado el divorcio a su ex pareja”, lo más notable es que tanto sus ex parejas como ellas tenían nuevos hij@s y que más de una vez había tocado el tema con cierta incomodidad y dolor, porque innegablemente estaban por ambos lados ante una situación de bastardía.
La bastardía, es un estado que se deriva de la situación experimentada por un bastardo, que según la RAE[1], se refiere al sustantivo en femenino o masculino asociado al hijo(a)   nacido en una unión no matrimonial de sus padres. Hijo(a)  de padres que no podían contraer matrimonio al tiempo de la concepción ni al del nacimiento. Hijo(a) ilegítimo de padre desconocido. En tanto que etimológicamente  viene de la voz francesa ‘bàtard’[2], atribuido a quien nace en un granero.  

En el tercer caso, también la ex pareja  habían iniciado una nueva relación con otra persona en estado de separación inconclusa, cuya resolución en perspectiva aparecía aún más compleja por no haberse establecido el divorcio correspondiente por ningún lado. La única “ventaja” que reconocían era no haber tenido nuevos hijos.

El cuarto caso y más dramático, era de un hombre soltero que había convivido 20 años con una mujer separada con quien no tuvo hijos pero ayudo en la crianza de la hija de ella –la cual a la fecha vive en el extranjero-. El, manifiesta que el ex esposo de su pareja, no quiso darle el divorcio, por cuanto solo fueron convivientes hasta el último de los días de ella luego de una penosa enfermedad.

Él se había transformado a la fecha en un conviviente viudo desde hace seis meses (categoría civil inexistente en nuestra legislación civil). Cuando su pareja falleció, él perdió todos sus derechos como tal (ergo la ley de igual trato a convivientes no aplica en este caso), al punto que no pudo decidir dónde y cómo enterrarla porque se impuso el ex esposo, para colmo, ha sido desalojado de la mitad de la vivienda que compró él para su pareja. Por cuanto en las formas y resultados el ex esposo, ha sido favorecido por la ley.

Pregunté si conocían la Ley N° 27495, publicada el 7 de julio del año 2001, que incorpora la separación de hecho como causal del divorcio correspondiente, los cuatro casos me dijeron que no, que cuando en sus inicios recurrieron a consejo legal l@s abogad@s no les orientaron al respecto, centrándose solamente en la patria potestad, afectación de sus bienes y manutención.  

El conviviente viudo, se indignó por la desinformación, afirmó que para él y su ex compañera el mejor acontecimiento de sus vidas fue encontrarse, tomar su oportunidad de ser y acompañarse. Muchas veces quisieron casarse inclusive cuando vivieron una temporada en el extranjero, pero no lo hicieron porque no querían engañarse a sí mismo y esperaban que con el tiempo el ex de su compañera cediera y la dejara libre. Jamás pensaron en las secuelas al final de sus días, hasta cuando a él,  le tocó experimentar no sólo la viudez, sino la privación de no poder despedirla con el rito y la dignidad que acordaron y le correspondía.

Tras el taller reflexioné en los hechos, los derechos y la vida, recordando  que a mediados de los noventa, el movimiento feminista desplegó todas sus estrategias y competencias para que la separación de hecho fuera causal de divorcio, sin que sea necesario apelar a ninguna otra causa entre  los cónyuges: incumplimiento de obligaciones o infidelidad. Logramos arrancar la Ley N° 27495. Sin embargo la norma inaplicada es como si no existiera.

En el país persisten, parejas que se separan sin divorciarse,  ingresando legalmente a la condición de la separación de hecho, que desde mi perspectiva no es otra cosa que el limbo, estado al cual se ingresa y no sale, que existe, pero se prefiere ignorar y no no tocar. 

Alguna idea de la afectación de esta situación a la población, se desprende de la data del censo 2007[3], donde existía un 3% de la población nacional mayor de 12 años en estado civil separada (714 242), en tanto que sólo el 0.5% (114 093) declaraba estar divorciad@. En su interior  la mayoría correspondía a mujeres separadas (70.5%) abriéndose una brecha de 41 puntos respecto a los hombres. En el divorcio la mujer seguía ocupando el mayor porcentaje (59%) siendo la brecha de 18 puntos mayor al del varón.  De donde se desprende que se estaría ante una situación de feminización de la separación.

Las vidas de l@s separados en el limbo,  ingresan a condiciones superpuestas de dos seres que comparten una misma dimensión y a veces hasta un espacio,  sin tocarse, escucharse, verse, tolerarse, menos amarse. Pero que por inexplicables factores enraizados en sus psiquis y voluntad, se empecinan en infringirse mutua tortura manteniendo el vínculo del matrimonio nominal en medio de una realidad de ruptura real evidente de algo que debiera estar unido, ergo se ha  generado un estado de divorcio, sin embargo tal estado sólo es aceptado cuando se ha producido formal y legalmente.

Much@s nos preguntamos por qué mantener un estado absurdo de separación en un estado de limbo, sin embargo para  quienes viven   tal situación pareciera ser que en el fondo lo hacen esperando a ver ¿quién se muere primero?  Algo así como un ave carroñero, para apropiarse de eso que no pudo poseer en vida  -el cuerpo inerte, sin alma ni espíritu que es un cadáver-, para hacer con él lo que le venga en gana, porque le corresponde por derecho y revés.  En nuestra legislación peruana,  nadie más que el ex o la ex tienen derecho a decidir el destino final del cuerpo de quien en vida fue zutano, mengano o perencejo.

Claro el destino final del ser a quién se sometió a los grilletes de un matrimonio indisoluble, es aquel que cabe sólo en  la    imaginación del ex. Y cuando la inercia o el pacto del mutuo acuerdo cesaron, persistió el yugo (dominio u opresión). La muerte de uno, revela en el otro sobreviviente un inconfesable deseo de dignificación necrófila como es revestirse de la imagen simbólica de un estado civil de viudez que en nuestra sociedad pacata todavía tiene “prestigio”, pero que en realidad viene a ser una máscara grotesca de un estado civil, ergo ciudadan@.

Y pueda que las motivaciones de separaciones en el limbo, sea más simple, tal   como sospechan muchas mujeres víctimas de la secuela de estas situaciones –aquellas que son la nueva oportunidad para hombres separados-, no separarse para algunos hombres, es el modo perverso de castigar a otras mujeres más infelices que él (porque justamente lo han elegido  y aceptan su estado),  no volviendo a comprometerse verdaderamente en una nueva relación Podrían también tener la razón los argumentos de hombres víctimas,   que la culpa es de su ex por ser cuasi la “demon or wich” (demonia o bruja), cuya   perversidad es hacerlo     infeliz hasta siempre al no liberarlo. Sea porque nunca llenó sus expectativas, haciendo que pague de ese modo. En el otro extremo, es un bien preciado  de quien no quiere prescindir  en lo material, social (influencia) y culturalmente (poder). Los “más honestos”, suelen atribuir que es el costo de pagar su infidelidad. Todo al respecto es discutible y controversial,   lo dejo en este punto para sus propias disquisiciones. 

Retomando mi perspectiva, afincada en la libertad del ser y hacer, pienso  que podría deberse al miedo infinito de liberarse que  tienen muchos seres, especialmente si se nació atad@ al cordón umbilical, luego a la familia, al que dirán, al marido o la mujer. El miedo a ser libres, en el fondo recubre el pavor a   asumir las exigencias de una emancipación plena y sus consecuencias. Acrecentándose  el miedo ante la posibilidad de volver a equivocarse y perder, porque piensan que amar es ganar, cuando en realidad es sólo amar y aprender.

Y tras 16 años de su promulgación aún existen personas que la desconocen, manteniendo atada su vida a una pareja indeseable sólo por el capricho unilateral de él o de ella a no concluir con la ruptura del vínculo producido en la realidad pero no confirmado legalmente, deteriorando su proyecto de vida y como en el caso referido, enfrentándose al final de sus días a una cruel doble pérdida.

La evidencia fáctica de los vacíos que nos queda por saldar tras una década y media de la existencia de una norma que libera de los caprichos y sentimientos distorsionados de las parejas, demuestran que para relaciones sociales plenas, saludables, transparentes, sólidas y afirmadas, no basta con la conquista de derechos, si los mismos no van acompañado de la difusión, información y formación correspondiente a mujeres y hombres para el ejercicio de los mismos. Ergo no es suficiente tener derechos o ser sujeto de derechos, es preciso ejercer esos derechos de lo contrario seguiremos reinventando ingeniosas formas de tortura entre unos y otros.

Para quienes estamos comprometidos con la defensa de los derechos humanos civiles y apostamos por una vida plena de mujeres y hombres en armonía, estos casos nos muestran que falta mucho por bregar, desde el Estado, la sociedad civil, el movimiento feminista, las organizaciones de mujeres, las instituciones que trabajan al respecto.

Finalmente quiero hacer justicia a aquello que me convenció de publicar este artículo hoy. En medio de su elaboración me encontré con un amigo de hace 27 años, lo conocí ya separado y con cuatro hijos. Hoy me cuenta que sigue separado, es decir en el limbo, sólo que tiene nueva  pareja y  dos nuevos hermosos hijos que lo llenan de orgullo y satisfacciones.

Durante nuestra conversa  me contó  de un pariente suyo que falleció, bajo sus mismas condiciones. La ex esposa, secuestró el cadáver y no dejó que nadie supiera donde lo velaron sin permitir que   siquiera su madre lo despidiera, abriendo con ello una brecha de dolor en su la familia. 
Lo miré y con el derecho que me tomo de la amistad para decir las cosas por su nombre y a mi estilo que suele ser sin anestesia, le pregunté que estaba esperando, lo conminé a cerrar etapas.  
Y por mi lado, prometí que publicaría este escrito, tanto para poner el dedo sobre la llaga así como proveer de información que puede ser de utilidad para más de uno de mis amigas y amigos que ejercen o padecen esta situación y se hallan envuelto en estas prácticas, de la que no se habla pero todos saben.
Y tras 16 años de la  promulgación de la Ley Nª 27495, aún existen personas que la desconocen, manteniendo atada su vida a una pareja indeseable sólo por el capricho unilateral de él o de ella a no concluir con la ruptura del vínculo producido en la realidad pero no confirmado legalmente, deteriorando su proyecto de vida, y como en los casos referidos, enfrentándose al final de sus días a una cruel doble pérdida.

La página pública y formal que tod@s debemos conocer, http://www.gob.pe/436-separacion-y-divorcio
Un breve artículo para quienes no dan para tanta lectura, http://www.derechovirtual.com/uploads/archivos/e1n4Suarez.pdf
Alguna data sobre Violencia Conyugal Física en el Perú https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib0687/Libro.pdf 
Un caso complejo como referente de análisis de las bondades y límites de la causal http://dike.pucp.edu.pe/doctrina/civ_art45.PDF y uno menos complejo http://spij.minjus.gob.pe/juris/civil-pdf/civil-01368.pdf
Dos páginas con modelos de demanda de divorcio… http://www.divorciosporinternet.com/modelo-de-demanda-de-divorcio-por-separacion-de-hecho, https://corporacionhiramservicioslegales.blogspot.pe/2013/04/modelo-de-demanda-de-disolucion-de.html



[1] http://dle.rae.es/?id=KOGiy39
[2] https://verbiclara.wordpress.com/2013/08/30/origen-de-la-palabra-bastardo/
[3]INEI (2007) Censo Nacional XI de Población y VI de Vivienda  http://censos.inei.gob.pe/cpv2007/tabulados/#