Hoy 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer
en nombre de todas y cada una de las mujeres que nos legaron su ejemplo, luchas,
conquistas y vida en torno a la igualdad
de derechos entre mujeres y hombres.
Al recordar a aquellas feministas históricas también
rescatamos las agendas pendientes y aquellas otras que emergen como parte de
este tiempo, constatando que a diferencia de ayer, hoy somos más y diversas[1] con
nuevas alianzas y entronques.
Desde que un día como hoy murieron 146 mujeres calcinadas dentro
de una fábrica de camisas en Nueva York (1857)[2], se
fueron sumando a la historia feminista, las luchas colectivas e individuales de
mujeres contra la indiferencia de los Estados. Logrando que en 1975, la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara al 8 de marzo como el Día
Internacional de la Mujer[3].
A partir de ello, mucha agua ha corrido bajo el puente a lo
largo de 118 años. Sin embargo, el fango bajo el agua que discurre,
aparece más sinuoso a medida que pasa el tiempo y conquistamos más derechos, porque
perviven resistencias y emergen reacciones de oposición, quizás más fieras y
brutales que los producidos en tiempos fundacionales de nuestra historia humana
donde reinaba la ley de la selva “imponiéndose
el más fuerte”.
En tanto que el agua
que discurre bajo el puente, cuyo caudal se ha incrementado por el
temporal, hoy bajo la figura del cambio climático, es impredecible en
su crecida y furia, trayendo consigo turbidez y desechos tal como sucede con la vida de las mujeres.
Cobrando relevancia la noticia que vende: “Mujer degollada
en hotel”[4],
“Mujer en cementada en un barril”[5],
“Mujer quemada en cilindro”[6],
“Restos de mujer en un cilindro”[7],
“Mujer atacada con un destornillador”[8], “Mujer
muerta a martillazos”[9], “Madre
y bebé asesinados”[10]; dejando de colocar en cuestión su situación y posición,
para revertirlo. Contemplamos espantadas(os) como desbordar nuestra imaginación,
la violencia
contra las mujeres en saña[11] y
crueldad[12]
en cada rincón del planeta[13].
En plena era digital, aún existen sociedades que han hecho de aquello que nos distingue a mujeres de varones respecto a lo anatómico y biológico, el sustento para devaluar, discriminar, excluir, someter, explotar, abusar y asesinarnos con impunidad de unos respecto a las otras[14].
Tanto se ha exacerbado el odio de género, que el asesinado
de un ser humano a otro es insuficiente para comprender, tratar e impartir
justicia. Por ello denominamos feminicidio[15]
al asesinato de una mujer, realizado con
poder y odio desde el feminicida, que generalmente suele
ser un hombre, quien es o fue su pareja, bajo la condena del
pensamiento simbólico de apropiación: “Si no es mía no será de nadie”.
Fenómeno que se incuba en la idea y práctica
machista de que el cuerpo, pensamiento y vida de las mujeres puede ser poseído,
apropiado, sometido. Reproduciéndose e incrementándose en el país, la región[16] y
el planeta, interconectándose con otras formas de violencia[17]
contra las mujeres, al punto que la Organización
Mundial de la Salud de la ONU, la define como pandemia[18].
Al mismo tiempo que esto sucede, la condición
de reproducción y perpetuación de la especie humana a través del vientre de
las mujeres, discursiva y simbólicamente es elevada al altar de la maternidad
bendita, por ende, se sigue condenando oficialmente el aborto en muchos
países.
Pero esa misma mujer, ya madre es
también arrojada al infierno de Dante, sea porque su maternidad se ha producido
fuera de los cánones establecidos, o bien
requiere y hasta demanda condiciones apropiadas para el cumplimiento de sus derechos
sociales, económicos y políticos.
Debido a que persiste y reproduce un sistema de organización social patriarcal, que real y simbólicamente,
impone el poder del varón mediante prácticas y costumbres culturales[19] teniendo
a favor vectores como: la religión, el derecho, las instituciones, los acuerdos
sociales fundacionales (constitución) y los sistemas productivos.
Si bien cada vez se denuncian más y se censura las prácticas
que afectan el cuerpo, la salud, vida y futuro de las mujeres, estos se tornan
más violentos.
Pareciera que la crueldad, deshumanización e injusticia que
históricamente hemos experimentado como mujeres, se habría naturalizado bajo el
manto del respeto a la diferencia
cultural, sin embargo evidenciadas las prácticas que niegan nuestra
condición humana, hace que elevemos la voz y nos movilicemos más número de mujeres
y hombres, a medida que pasa el tiempo[20].
[1]
https://youtu.be/JypV3kJl4uU
[2]
https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/features/WCMS_152727/lang--es/index.htm
[3]
http://www.un.org/es/events/womensday/history.shtml
[7]
https://peru21.pe/lima/policiales/feminicidio-san-juan-lurigancho-hallan-restos-mujer-interior-cilindro-nndc-462118
[9]
https://peru21.pe/lima/olivos-mujer-hallada-muerta-martillazos-interior-casa-459698
[12]
https://elpais.com/internacional/2019/03/05/mexico/1551807618_628300.html
[15]
https://xenero.webs.uvigo.es/profesorado/marcela_lagarde/feminicidio.pdf
[18]
http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/18386/CD549Rev2_esp.pdf;jsessionid=4852812C887FF67DD0396032F2F4175E?sequence=8
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, aliciente a continuar dialogando