miércoles, 25 de septiembre de 2013

DESPOJO Y EXPOLIACIÓN CIRCULAR


Hoy fui a renovar mi DNI, tuvieron sumo cuidado en verificar mis datos, mi firma, mis huellas. Por una letra repitieron dos veces el procedimiento.  Dejé fluir  mi pensamiento en voz alta ¿Cómo era posible que pese a estas medidas se estafara y desposeyera  de sus bienes principalmente a adultos mayores?
El joven servidor público aun con sonrisa a esas horas del día,  amable me miró y dijo: “Señora  para la maldad y ambición no hay llave que funcione”. Me despedí y salí pensando, en qué momento y bajo qué condiciones nos desprendimos de valores que aprendimos desde niñ@s: solidaridad, reciprocidad, respeto por el otro, obtención de metas  y deseos por esfuerzo propio y persistencia. Respeto y cumplimiento del deseo del padre, madre,  adulto mayor mucho más  cuando recurren en búsqueda de apoyo depositando su confianza. Más afianzado en las  familias conservadoras de Lima, tan desmerecido y debilitado en estos tiempos1. 
Hasta mediados del siglo pasado, el mundo andino  heredero de prácticas pre-hispánicas, solía ser escaso el registro escrito del deseo y la herencia, por ser  principalmente  oral y colectivo. Las personas honraban la palabra y asumián la decisión de los mayores como normatividad, de modo que  la posesiones de tierras,  pasaban de generación en generación a través de la voluntad expresada oralmente 2.

Los padres expresaban a sus hij@s y la comunidad la  disposición de sus bienes asociado con el rito posterior a su muerte, para el que se preparaba y preparaba a la familia en pleno uso de sus facultades. De allí la costumbre de respetar la voluntad del difunto, acorde a costumbres y especificidades de cada zona -con algunas excepciones donde la ambición y codicia vence a las costumbres-. Lo afirmando no niega  la  existencia de conflictos ancestrales de linderos  que generalmente suele ser con el vecino y no con los pariente,  porque asumen que el bien entre pariente se queda en familia y discurre en su interior 3. 
Sin embargo cuando esos mismos andin@s migran a la costa algo se quiebra en su interior –en la Lima actual l@s habitantes dejaron de ser desde mediados del siglopasado,  limeños, en el sentido estricto de descendientes del curacazgo Limac 4 y el mestizaje de  conquistadores hispanos o criollos descendientes de españoles, hoy somos migrantes del interior del país,  de primera hasta quinta generación-.  De modo que la cultura andina y sus valores se entretejen  como marco de referencia para  la mayoría de sus habitantes, por ello cabe preguntarse:
¿Cómo  y por qué emerge esta práctica cada vez más recurrente de despojo y expoliación al padre o a la madre tanto en los exiguos limeños como migrantes?
¿Cuáles son los móviles parentales, psicológicos, sociales, culturales, políticos, económicos y religiosos que  se transforman en sustento de una práctica de negación de derechos del padre y la madre en su ancianidad?
¿De qué modo se devalúa y pierde  el atributo de sabiduría y máxima autoridad del ancian@ que se destaca en  la familia andina, donde no existe asilo ni  “lugar de descanso”?
"¿Y de qué modo la expoliación, explotación, abuso y robo a la ancianidad se va institucionalizando a medida que nos afinamos en la ciencia y nos declaramos más civilizados?5
Lo primero que nos asalta como respuesta, es sin duda,  el profundo individualismo moderno y desprendimiento afectivo asociado a la era digital.  El desapego, lejos de transformarse en condición para liberar y permitir el crecimiento del SER, es sinónimo del desprendimiento afectivo, moral y ético de los vínculos parentales de reciprocidad que aparecen como obsoletos e incómodos. A cambio se acentúan nuevos apegos: el poder, dinero, posesiones,  acceso a bienes  y bienestar. Mejor si sucede antes de las tres décadas, aun cuando eso signifique  abreviar procesos propios a cambio de la apropiación de otros vía la “herencia anticipada” 6. 
Situación que de no suceder por “voluntad consciente” de los padres,  ha de ser por el subconsciente, que en sus sueño de vigilia deciden que es tiempo de delegar, confiar y  esperar que hij@s con mayores  herramientas y visión velarán gestionarán mejor los bienes familiares y afirmaran el futuro de todos con amor, sabiduría, respeto y equidad. Para despertar bruscamente ante la realidad  de haber sido declarado “mentalmente incapacitad@”,  sea por haber sido estafados7, algunos bajo la  tutela de un hospicio8, la calle o incomunicad@s.9
¿Dónde se produjo el quiebre entre la expectativa de cuidado reciproco de padre y madres y la respuesta afectiva de hij@s?
¿Dónde fue a parar la oportunidad de reciprocidad cuidados y seguridad a los padres? 10.
Será que se produjo una relación perversa entre  la ampliación de  oportunidades  de hij@s en educación, cuidado y seguridad, con los bienes adquiridos  por los padres con trabajo y entrega de sus mejores años productivos teniendo como perspectiva mejores condiciones para sus hij@s.
Una de las explicaciones para este tipo de conducta, podría hallarse en el modo como ha ido calando en hij@s, la máxima de ambos padres “Todo lo hago por y para mis hij@s”, como respuesta a interrogantes como:¿Por qué dedican gran parte de su tiempo al  trabajo en afectación al de la familia? ¿Por qué dejan de vivir a sus hij@s? ¿Por qué dejan de vivirse como parejas? ¿Por qué el contenido de familia se ha reducido a cohabitar una vivienda en horarios diversificados?.
Máxima que habría sido asumido literalmente por hij@s, por cuanto no hay censura alguna en cumplir con su deseo y voluntad, la misma que  no tiene fecha de aplicación ni vencimiento, pudiendo ser puesto en práctica cuando los padres: a) bordeen los cincuenta años, total en la era digital han ingresado al tiempo de ser considerados obsoletos. b) Cuando se jubilen que para una sociedad centrado en la producción y el consumo es sinónimo de improductividad, cuasi inexistencia y en el mejor de los casos carga socio-económica. Y c) en algunos casos puede tardar hasta coincidir con la edad dorada superior a los setenta, cuando cansad@ de la gestión familiar, deciden  confiar  en l@s hij@s que están seguros son su fiel reflejo y trascendencia, en algunos descubren tardíamente su error.
Pareciera ser que es de este modo como hij@s cuyas acciones se  concentran en la obtención de metas y fines a velocidad de la luz en una era altamente competitiva -en algunos casos se descubren incompetentes, pues se bajaron prontamente del vagón que les proporcionaría herramientas y condiciones-,  o  renuncian a esa competencia entregándose a los placeres y dependencias de la nueva era, enfrentando en ambos casos a una disyuntiva de satisfacer sus necesidades por esfuerzo propio o recurrir a su “herencia anticipada" sea esta oral o suscrita, bajo sus pautas y auto-percepción de legitimidad. 11
Otr@s bisoñ@s sobervi@s que jamás aprendieron a tener disciplina, límites, ni responsabilidades, sólo la satisfacción de sus deseos y placeres. Se enfrentan a una realidad propia de su ciclo de vida, negándose a pagar el derecho de piso que a tod@s toca en la vida, deciden  invertir su “creatividad e  inteligencia” en  abreviar su proceso liberándose una  vez más de obligaciones para obtener sus metas, puesto que seguir las exigencias de la vida es para los tont@s. Ergo se apropian de aquello que por derecho de nacimiento les corresponde y tantas veces lo ha escuchado al punto que asume como lógico y pertinente, en el fondo saben  que sus decisiones serán tan desacertadas y torpes como corresponde a su tiempo, que sus padres se resistirán, pero finalmente cederán como siempre lo han hecho y si esto no sucede, peor para ellos 12. 
Y están quienes se distancían generacionalmente de  sus padres en poco más de dos décadas, que a pesar de ello  no han descubierto aun por qué están en este planeta y en este tiempo. Por qué pese a su arribismo, egoísmo, mercantilismo, utilitarismo, navegación en aguas sinuosas de la corrupción y legalidad, malabarismo para eludir responsabilidades y obligaciones porque son expertos en derechos y ninguna contribución, para ello recurren a los vericuetos y vacios legales. Pese a todo lo que han acumulado, sienten que aun no han alcanzado todas sus metas y los éxitos de posesión aspirados. Así que el próximo botín,  es la “sucesión de herencia anticipada”,  mientras él o la despojada  se pregunta ¿Cuándo y cómo mis hij@s se convirtieron en seres viles y en mis peores enemigos que violentan y violan mis derechos?13.
Otra explicación detrás de estas conductas,  seguramente se entrelaza con aquello que muchas veces he sostenido para el caso peruano. Nuestra historia republicana de los noventa del siglo pasado, donde se produjo alevosamente una  refundación social-moral-político-económico-cultural. Donde a nombre de la honradez, tecnología y trabajo, nos adentramos a una convivencia socio- familiar- política retorcida y perversa, de mano del fuji-montesinismos. Juntos casí al mismo paso, unos cómplices, otros críticos inmovilizados y l@s más indiferentes, nos adentramos  a las entrañas de la corrupción,  la legitimación de la expoliación pública bajo el lema: “roba pero haz algo”. Simultáneamente a la sublimación de  la mendicidad, estimulando la dependencia, gratificando la manipulación, alimentando la deslealtad y el   pragmatismo.
En suma inauguramos una práctica social utilitaria, donde se tranza, compra, vende y prostituye: conciencia, servicio público, política, libertad de expresión, compromiso social, moral, valores, lazos familiares, sistemas parentales, etc. Luego de veinte y tres  años vemos los frutos de una sociedad que abrazó la cultura del chino mentiroso y rapaz, la política pública y social transformada en mendicidad, la justicia envilecida y las relaciones sociales enrarecidas.
Una cultura pragmática y utilitaria que no permite levantar la cerviz pese al despegue económico, que persiste en tapar el sol con un dedo mirando la paja en el ojo ajeno y negando el tronco en el propio. Especialmente cuando se trata de   malas prácticas de relación social y convivencia familiar. Donde la censura sólo va en un sentido, válido para el otro es inaplicable para si mism@, pese a que  la práctica y el desborde de actos censurables se disparan y emergen desde todos lados.
La auto-censura y capacidad crítica voló a mejor y distante puerto. Mientras los estudios de mercado para centros de altos estudios y especialización, muestran que hemos avanzado en herramientas, tecnología y ciencia, al mismo tiempo que nos hemos empobrecido de valores y ética profesional. Salvo algunas islas, que se vienen especializando en ello al mismo tiempo de correr el riesgo de mercantilizarse aun en esa condición, al ser el depositario de la ética y la moral, cuando ella debiera atravesar  las instituciones y las relaciones sociales en su conjunto.
Podría ser esta una de las razones  por la que se nos hace tan difícil  como colectivo recuperar la dignidad, refundar valores de convivencia que nos permita volver a confiar l@s un@s en los otr@s, asumir los costos de nuestros errores, vacíos y desaciertos, para aprender y volver a empezar, reconocer que tenemos diferentes ritmos y de ellos depende nuestros objetivos y metas.
Lejos de ello, preferimos aprovechar de cada resquicio de imprecisión de las nomas y del sistema de justicia y legalidad que poseemos para seguir robándonos unos a otros sea en moneda constante y sonante, fe, bienes, sueños y esperanzas. Por eso tenemos a Caín y Abel, no asesinándose mutuamente, sino aniquilándose y despojándose hasta desnudarse, uno a otro de sus capacidades para subsistir, movilizarse y SER.
Por eso mismo, quizás l@s hij@s han asumido que la confianza de sus padres es carta blanca para apropiarse de aquello que aun no es suyo por vía de la herencia post mortem real, recreando y refundando un post mortem ideal en vida y funcional a sus ambiciones y placer a satisfacer, esgrimiendo una estrategia  tan egoísta e incontenible como es la estafa 14. Obviando que el  ciclo de la vida se retroalimenta sin detenerse, especialmente cuando se elije ser madre o padre. Algn@s lo perciben como un punto en su perspectiva, tan lejano que quizás no lleguen, así que se animan y ejecutan el despojo, la expoliación y negación del ser a vista, paciencia y hasta apoyo de sus hij@s, que  a veces recuerdan que son niet@s asumen su rol,  trazan sus propias luchas y juscias 15.
No importa si con ello asesinan una parte de sí mism@   aún incorruptible.
No importa si compran su pase a una reedición de incapacidad mental.
No importa asomarse a una  larga ancianidad incierta gracias la bio-tecnología.
No importa asumirse como creador/a de lección de abuso y desapego para con prole.
No importa que su conducta de despojo y expoliación cree un vacio y negación de sí.
No importa que la ley del retorno le muestre una perspectiva de abandono, despojo, miseria y enajenación.
En este punto, veo que en verdad no importa entender los móviles que transforman a la generación que ha declarado incompetente a su padre y madre  para expoliarlos. Puesto que  su obstinación en juzgar a sus padres como incompetentes, obnuvila su  percepción de la prontitud de su propia condición de adulto mayor, quizás tampoco lo advierta, sucederá entre escena y escena del gran teatro de su vida. En tanto l@s nuevas generaciones son más creativas y con menos sentimientos de culpa por el  cuidado o no del otro, y si tenemos alguna duda, sólo recordemos  que hoy son el centro y destino de la acumulación, o por lo menos son nombrados de este modo por sus padres.
Estamos aún a tiempo, a tiempo para detenernos, respirar, volver la vista atrás e identificar dónde hemos dejado destrozada la centralidad de la condición humana 16.
Dónde nuestra humanidad, los acuerdos y convenciones de mutuo respeto y bien supremo que nos hace cuidar con amor del vulnerable: infante, niñ@, gestante, enferm@, discapacitado@ ancian@.
Dónde nuestra apuesta por hacernos cargo y no encargo del espíritu de otros seres 17.
Dónde quedó el impulso que  nos animó a dejar de cazar, matarnos unos a otros y vivir en las cavernas, creando acuerdos de convivencia y paz.
Dónde nuestra decisión por asumir que existe algo supremo que mueve nuestra fe y alimenta la creatividad de nuestras religiones.
Dónde nos despojamos de aquello que nos distancia de las otras especies como es el amor de unos respecto de otros y nuestro libre albedrio.
Dónde el acuerdo que fin supremo de toda nuestra genialidad es la humanidad y el planeta. 
Para recuperarlo y restablecer las alianzas que necesitamos celebrar con un@ mism@  y por su reflejo con l@s otr@s.


domingo, 1 de septiembre de 2013

IN MEMORIAM ESTEBAN SALAZAR CADILLO

Ayer 27 de agosto, celebraba virtualmente la presencia de un nuevo Salazar en la tierra a través de Cynthia y  en compañía de Vilma mis primas, transformándonos en  prueba empírica concreta  de la teoría de Bronisław Malinowski respecto a que la familia no suele tener el mismo contenido en todas las sociedades, pero manteniendo nuestra distancia de su intención de ajustarlo al complejo de Edipo concebido en un tipo de sociedad, tiempo y condiciones, que no son las nuestras e incluye nuestro entramado.



Al nacer este día, decreté que mantendría una mirada atenta y mayor paciencia para evitar nuevas sorpresas, tras el paréntesis entre el seminario internacional a 10 años de la CVR [1] y el costo de mis pasos inestables que me pasó  factura de descanso obligado.
Inicié con una sesión de trabajo armónico, acogedor y prospectivo teniendo como interlocutora a una joven promesa profesional del país, con quien diseñamos la perspectiva de trabajo, dibujando la convivencia laboral de una semana bajo el sol abrazador del norte, el aroma de los mangos, naranjos, bananos y el calor de sus hombres y mujeres.
Tuve un reencuentro, abrazo, disfrute y exposición de nuestros amores, nudos, preocupaciones, ocupaciones, proyectos con una amiga, disfrutado de una amistad que trasciende a los tiempos, permitiéndonos el redescubrimiento y compartir de nuevas agendas y removiendo el afecto de nuestras adolescencias con los sabores de la madurez.
Sumé gestiones y trámites institucionales para cerrar un periodo exigente de lecciones, aprendizajes, transiciones y enfrentár  sus extensiones incomprensibles, pero que no logran incomodarme, habrá que darle tiempo al tiempo será mañana, pasado o la semana que viene, mientras me acomodo y preparo el ánimo para abrazar lo que venga tal como está atado.
Me aproximé, hundí  y emergí de la masividad emocional en el Ojo que Llora. Siendo parte de la conmemoración colectiva a la década del primer paso que ensayamos como país para conocer, reconocer, hacer justicia, reparar y educar alrededor de una de nuestras miserias sociales[2] develadas tras la violencia política oficializada en dos décadas (1980-90) y a pesar nuestro se extiende hasta nuestros días, un acto que pese al tiempo, remese todas las fibras de mi ser e invade. De su significado e implicancias trataré en otro momento.
Finalmente relajé mis emociones, bajo la cómplice penumbra nocturna apenas iluminada  por llamas que danzan al centro. Animando mi reencuentro con el ser cómplice, agotadoramente satisfechos  de compartir  este tiempo de serenidades donde es posible ver más allá de lo obvio y apostar por un mañana de esperanza. Una opresión repentina en el pecho me provocan una tos incómoda, e intento explicar, que son muchas emociones para un  día y que ya es suficiente,  me despido. A solas, cavilo que mi cuerpo aun no está preparado para trotar al ritmo de costumbre.
Lo inesperado me llega  en casa, a través de un zumbido que se pierde en el tejido enmarañado de la red. Observo un número desconocido, algo me impulsa a vencer mis medidas de seguridad de este tiempo como es ignorar llamadas de contactos no registrados u ocultos.
Marco y me responde una voz familiar es Olga Cadillo, mi prima por la vía materna de los Salazar, anunciándome con tristeza que el tercer Salazar de nuestra generación de origen, dejó de ser parte de esta vida[3]. No sé qué decir... soy socorrida por mi curiosidad cotidiana  ¿Dónde está? ¿Qué pasó?, ¿No estaba enfermo?, ¿Ha sido un accidente?, ¿Cuándo ha sucedido? Olga responde brevemente que acaba de tener un paro cardiaco a las nueve de la noche y lo velarán en la casa de la abuela, me disculpo y aseguro que estaré al nuevo día. Cuelgo y automáticamente conecto la muerte del tío Esteban  con aquella opresión en el pecho, me digo a mi misma, una vez más no sabes leerte bien.
Esteban Salazar Cadillo, se fue hoy 28 de agosto del 2013,  un paro cardiaco marco el fin de sus días a los sesenta y seis años,  tras la ruta de una esposa y una madre que le antecedieron cuatro y cinco años respectivamente. Una triada que en vida fue sostenida, sólida, constante, comunicante y férreamente. Superando  los desgastes o demasías que suele producirse entre la convivencia humana.
Saber que el tío  Esteban partió, en momentos que mi agotamiento y lento trajinar son límite para correr y asumir lo acostumbrado en otro tiempo ante similares situaciones, me frustra centrando la atención en mi ego. Estado del cual me desprendo cuasi inmediatamente para dar paso al sentimiento, recuerdo,  reflexión y mi modo de procesarlos, escribiendo, así es como debió iniciar este escrito.
Intento recordar mi relación con el tío Esteban, descubriendo que se asocia necesariamente con mi abuela Mercedes, Vilma, Manuel, Yolanda, el tío Juan. Mostrándome que casi nunca pudimos tener oportunidad y/o "tiempo" para conocer algo más uno respecto al otro en primera persona, porque nuestros encuentros fueron principalmente colectivos, unidos a grandes acontecimientos de matrimonios, cumpleaños,  vida y muerte.
Su imagen sonriente y afectuosa se llena de contenido a través de la narrativa de mi abuela, para quien siempre fue el hijo “con mala suerte” según sus palabras, porque no alcanzó el “éxito” económico, social, político, cultural que  los otros cuatro. Para Yolanda, era un típico Salazar más en privado que público, con el que podía dar la batalla sin perder, en suma buen cuñado. Vilma hablaba de él como un buen tío  amoroso, sincero, trabajador, honesto,  alegre y profundamente humano. Manuel siempre se refería a él como el tío bueno, confiable, disponible y solidario independiente de sus propias posibilidades.
A través del tío Juan se asomaba  las huellas de una fraternidad adulta y cuasi extinguida. En su narrativa trascurrían como en un gran teatro las emociones extremadas por la convivencia en  hermandad, aquel que crece entre dos hombres que han superado las casi dos décadas de diferencia generacional e  historias individuales. Era su chofer predilecto pero muy contestatario para su gusto. El único en quien podía confiar para hacer la travesía por las carreteras indomables del interior del país. En medio de largos viajes era su confidente hasta cuasi confesor, pero también quien lo mandaba a volar y dejarlo plantado si se acentuaba  su pose de oligarca.
Era su coaching en motores, al único que podía aproximarse dejando de lado su enojo y/o doblegar ese orgullo estúpido de los Salazar,  tras la última escaramuza independiente de quién tuvo la razón: “Es un negro terco” decía, como si se refiriera a su capataz o a su pongo. Para sonreir  inmediatamente  señalando: “Tiene carácter y es un hombre de palabra como todos los Salazar”.  
Cuando enfoqué mi recuerdo a mi propia relación, la hallé escuálida en tiempos y acontecimientos, me dije no es extraño por las accidentadas y complejas vías de mi relación parental paterna, toda una agenda para otro momento. Me vi con el tío Esteban en un contexto similar que he de enfrentar mañana.
Fue durante el velorio de su esposa donde lo abracé por última vez. Entonces me dijo haberse quedado huérfano por partida doble, primero de su madre y luego de su esposa [4] cuyos cuidados y amor fue también de madre para él y la abuela. No sabía cómo haría para concretar una paternidad voluntariamente asumida de un niño cuasi adolescente y engreido, sabía que tenía mucho amor, pero que eso no era suficiente para el cuidado y la formación que exigía. Recuerdo haberle señalado que cada situación nos enfrenta ante capacidades guardadas que desconocíamos y sólo se revelan cuando es necesario, que sabría ser buen abuelo y padre solo.
El último recuerdo que guardo de Esteban Salazar tiene aroma a cigarrillo, velas y  corona funeraria, un abrazo en medio del dolor que le había borrado la sonrisa y espantado la alegría de aquella  mirada traviesa, a cambio se  había asentado  el brillo congelado de lágrimas que no había terminado de brotar. El dolor lo envolvía completamente, de pie a cabeza y expelía por sus poros.
La muerte ese acontecimiento trascendental en cada vida, lo había despojado del soporte humano que lo acompañó, comprendió y sostuvo por más de dos décadas. Con sólo verlo uno comprendía su orfandad reiterativa, esa que nos hace conscientes de la soledad ante el mundo que no se detiene ¿Sería este el sentimiento de ser arrojado a la vida en términos de Heidegger[5], aquél que endureció su corazón hasta convulsionarlo?, ¿Sería su confrontación con la soledad en términos de Nietzsche[6] que detuvo su respiración? ¿Serían su emplazamiento de una paternidad como la desarrollada por Bonino[7] el que rebasó su resistencia? ¿Cargó y desgastó en extremo su órgano más sensible que fue su corazón con el que amó sin límites? Estas y muchas otras interrogantes se me agolpan intentando racionalizar las causas de su muerte para no dejar espacio a la tristeza, percatándome que todo es  irrelevante  ante la inmutable muerte.
El tío Esteban se fue, es un hecho que ya nada puede revertir, sólo podemos rastrear su papel en nuestra historia, las herencias de su vida y los sentimientos que reactiva y crea su partida. Para quienes creemos que hay otra dimensión donde vamos luego de nuestra estancia en la tierra, viene bien el recuerdo, la oración y los símbolos de conexión con lo que queda. Encenderé una vela y volveré a leer lo escrito que en mi caso es un modo de orar, hasta desprenderme del peso de mis emociones de este día, crear la paz para mi descanso puesto que mañana será otro, una nunca sabe cuando le toca irse, está la posibilidad de transitar de la experiencia onírica a otra vida si tu ángel se descuida, en todo caso es sumomento… Amén.


1] Seminario Internacional Políticas en Justicia Transicional. Diez años de verdad y memoria en el Perú, miradas históricas y comparativas sobre el legado de la CVR.
[2] Afirmo en plural porque se trata de uno de los tantos acontecimientos producidos en el país a lo largo de nuestra historia: preinca, inca, colonial, republicana.
[3] Hace casi cinco un quinquenio lo hizo el segundo Moisés quien me heredó lo único que conocí de él su linaje, con esta dimensión de mi vida.

[4] La abuela falleció  a los días de cumplir 92 años que festejó con doble torta.  Idelsa la esposa del tío Esteban  hizo al año siguiente

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domingo, 28 de julio de 2013

IMAGEN SIMBOLICA DE 192 ANIVERSARIO PATRIO: #TOMA LA CALLE #27J Y #28J


Tras  la mirada severa del  traumatólogo ante  el abuso de mis pasos maratónicos según sus palabras y la recomendación de mi terapista Rosa Rivero: incrementar la dosis de paciencia y reducir la indignación movilizadora, no me queda más que seguir virtualmente la cita de #Tomalacalle #27J y #28J. Dejando que la reflexión ocupe el espacio del trajinar emocionado que enerva y produce la máxima adrenalina.
 
A cerca de mi  concesión desconfiada de poder  
Desde mi perspectiva desconfiada de los orígenes verticales, dogmáticos y rígidos asociado a viejos o nuevos  liderazgos provenientes de canteras militares, eclesiales, partidos conservadores, etc. que a lo largo de los años ha cincelado una actitud  vigilante e independiente de mis proximidades o distancias  personales, permitiendo sin mayor drama, enfrentarme a mis propios desencantos anunciados, subrayado hoy por un escuálido discurso del Presidente de la República Ollanta Humala 1 ante los 192 años del aniversario patrio, contrastado y superado de lejos por el de una mujer 2 que devela el escenario del país.
A decir verdad   una vez más estamos ante lo obvio en temas políticos, puesto que  nuestra accidentada memoria y terca apuesta contradictoria,  por un mesías aparentemente menos malo  que el anterior sea el portador del  milagro democrático, nos vuelve a regalar  lo mismo bajo otro disfraz  y nombre, solo que para much@s duele más porque golpea en la misma herida.
No sé cuanto se asemeje mi percepción con el común del pensamiento del ciudadan@ de a pie, respecto a mi concesión de poder desconfiado del desconocid@, espero que no demasiado. Desconfianza que se traduce en exigencia cuando el liderazgo se corresponde con vínculos cercanos, porque a quien conozco y confío expreso en primera,  mi alta expectativa en contraste a un líder estándar, a cambio de ello ofrezco mi apoyo sin más rédito que aportar a su coherencia y consistencia de hacer la diferencia. 

No hace mucho, mi amiga Patricia A. cuestionó esta forma de concesión de poder desconfiado,  por inviable en tanto señaló que se trataba de una expectativa destinada a la frustración porque pretende sintetizar actuación política con valores de servicio de la Madre Teresa de Calcuta, asertividad de un estadista aun por descubrir y la visión e impacto de  la gestión institucional exitosa de Bill Gates y sentenció que la política era otra cosa.
Aspiraciones de Gestión Pública engarzado con mínimo costo social
Yo en realidad no aspiro a tanto, porque toda mutación y mezcla de prácticas conocidas me sabe a Frankenstein, sólo apuesto porque  despleguemos  innovaciones y fundemos en la práctica, eternas  aspiraciones  de hacer política coherente con aquello que siempre hemos reclamado en las calles sea de izquierda, centro o simplemente de descontento coyuntural  porque nos toca. 
Estoy convencida que es posible, solo hay que empezar. Sin decisiones políticas dramáticas como la estatización, que  ha demostrado su inviabilidad, es preciso el diseño políticas en función de diagnósticos efectivos y con claridad en el impacto de los costos sociales para adelantarse o ejecutarse paralelamente medidas de amortiguamiento en tanto surten efectos del cambio en el mediano y largo plazo ¿Cómo hacer una magia de esta dimensión? Sin duda  es la pregunta del millón.
En mi caso puedo ensayar un  ejemplo  del cual no soy experta, pero considero que como todo ejemplo es útil para el ejercicio de la imaginación en políticas públicas.
Si voy a construir un tren eléctrico en una zona como San Juan de Lurigancho –no previsto en el plan del gran cambio o la hoja de ruta,  pero con suficiente olfato de su validez-, requiere considerar que sólo cuenta con sólo dos arterias  de conexión a las cuatro Limas: norte, centro, sur y oeste, a donde se moviliza cotidianamente una buena proporción del millón de habitantes. Sin duda los datos de esta movilidad será el primer estudio para identificar el costo social de la obra faraónica. A ello se sumará, antes de iniciarla, medidas que reduzca el impacto en la fluidez  del tránsito cotidiano, sea recuperando o mejorando vías escasamente transitadas  o   creando nuevas   de soporte eventual o sostenido.
Si eso significa inyectar y apresurar un túnel inadecuadamente diseñado en proceso de construcción, lo perfecciono para asegurar una funcionalidad útil por lo menos paralelo a la obra central del tren eléctrico, cuyo valor agregado en la dimensión política es: a)  alianzas con un gobierno local vía concertación o buena vecindad, que reduce un frente de oposición. Y b) si mi prioridad es electoral evito acumular la insatisfacción de los mayores de 18 años  atrapados día y noche en el transito registrando en su subconsciente de rechazo a un gobierno que no atiende sus necesidades. Luego me ocuparé de cerrar la vía alterna si no tiene sostenibilidad en el largo plazo.
Estoy diciendo piedras seguramente para un(a) expert@ en vías,  sin duda es discutible mi argumento,  tampoco es terreno en el que pretendo entrar, solo intento graficar  la idea   de la necesidad  que tiene  una medida de política de largo aliento y mayor  impacto, acompañada o precedida con otra  de corto plazo e  impacto inmediato, que reduzca el costo social porque se ha priorizado el servicio antes que la ganancia empresarial. Ergo significa combinar  una gestión prospectiva con medidas preventivas, desde abajo, satisfaciendo a  quienes van a ser afectados en la vida cotidiana inmediata y el futuro.
Lamentablemente aun no se ha ensayado la gestión pública que combine más de un enfoque, abundan los  maximalistas  o populistas.  Intento transmitir con este argumento que es otra de las razones que alimenta   mi desconfianza ante nuevo  o viejos liderazgos, haciendo que en plena efervescencia de apuestas electoreras y celebraciones se expresen mis dudas  hasta subrayar que mi voto es condicional y vigilante -si no es viciado como en los noventa-, provocando el malestar a más de un entusiasta.

A estas alturas, estoy convencida que no es una percepción aislada,  se ata algun@s conocid@s y/o por conocer con quienes coincido en las   calles  cuando no queda otra.  Hasta fines del siglo XX y a lo largo del primer decenio de este siglo, sentía que probablemente esta desconfianza cuasi visceral terminaría con nostr@s.
Mi esperanza renace con #Tomalacalle
Luego de las cuatro jornadas de jóvenes indignad@s, se incrementa mi pozo  de esperanza para romper con la indiferencia o ampliar la radio de interés de esta nueva generación por el bien común. Pero mi esperanza no se obnubila, sabe que  es un proceso exigente de su propio ritmo, más cuando  los espacios de formación y conciencia social, política, cultural, no hemos hecho enlaces y/o   transiciones generacionales periódicamente para acumular e innovar.
L@s jóvenes  de #Tomalacalle, han sido paridos con indignación, su  nombre expresa la necesidad de trascender la institucionalidad torpe, sorda, miope y corrupta, reinstalando una institucionalidad democrática y el respeto  al pueblo, pueda que sea una agenda efímera. Importa que tomaron la calle, bautizándose  con el peso de la represión que no desanima, todo lo contrario llena de coraje y eso germina para la resistencia o enrumba hacia nuevas formas de organización, con mejor pronóstico si  tienen espacio para la revisión y el análisis, mi esperanza se robustece.
Para quienes estamos bordeado el  medio siglo, #Tomalacalle es una masa que crece y ha dado el primer paso en pos de la dignidad. La práctica de confrontación de poder es el registro y la fuente del hacer de una praxis que lleva a la revisión, abriendo camino para la construcción de la conciencia  personal y colectiva, la misma que no puede ni debe realizarse aisladamente, requiere que se generen procesos autónomos y colectivos. 
Cuanto asuman compromisos y se articulen, sin duda nos hallaremos ante la emergencia de una nueva generación hacedora de su destino,  constructores de esta patria que es nuestra como suya y la de sus hij@s. Asistiremos al momento simbólico donde toman la posta para adecentar la política, con sus propios aprendizajes. De ser así sentiremos que valió la pena mantenernos vigilantes y descubrir que después de todo  ese fue nuestro papel.
Quizás con cierto velo de frustración, tendremos  que reconocer que en este nuevo escenario a nuestra generación,  le va mejor en su rol de ciudadanía comprometida que hacedor/a de políticas y gestión del  Estado. La práctica nos ha enrostrado que quienes han  logrado tener éxito son más papistas que el papa, renegando de sus orígenes y trasladándose al otro extremo. Adoptando posiciones cómodas de centro o independientes –como si esto fuera posible-  o de  burócrata ortodoxo que aspira a hacer carrera pública abdicando. Renunciando  a la oportunidad de ensayar y validar una nueva forma de gobernar para y con las mayorías. Aquell@s que muestran su dificultad e incapacidad para estos menesteres nos comparten gratuitamente el cartel de ineptos a tod@s  los actuantes y por actuar.
Queda por tanto, confiar en que l@s jóvenes de esta generación formados en la era digital  en un contexto globalizado,  con manejo de las  herramientas que reducen tiempo y espacio, con competencias  para la simultaneidad  que  decodifica varias aristas sin perder el hilo  y el entretejido de su propia atención. Habrá que aportar –sólo si lo permiten y solicitan- a  procesos reflexivos, con la memoria colectiva,  los aprendizajes acumulados y confiar que lograrán aquello que no pudimos configurar ni asumir nosotr@s. Habiéndonos especializado en acciones reactivas  antes que prospectivas; demandantes antes que propositivas, inmediatistas antes que estratégicas, segmentados antes que articulados.
A pesar de habernos movido prácticamente por más de tres décadas, en la resistencia  y la denuncia y teóricamente por el cambio y la igualdad, sin ser completamente  la generación perdida de los ochenta que  bosquejo Alberto Flores Galindo en su testamento político –porque no le quedó más tiempo-. Alcanzamos a ser  la generación que  recuperó una endeble democracia y se emocionó tanto que creó estaba asegurada, sea reproduciendo viejas prácticas o retornando a lo suyo porque la sociedad camina sola, basta con ejercer nuestro voto. Los sucesos actuales,  nos recuerda que requiere ser radicalizada y robustecida día a día, sostenidamente.
Hoy que cumplimos 192 años de independencia política, que numerológicamente  es tres quiero pensar que un país nuevo es posible, que hay espacio para el diálogo, el respeto y la suficiente madurez de quienes fuimos protagónicos y quienes hoy se apropian del protagonismo para hacer lo que le toca hacer.  Para  oxigenar el espacio  permitiendo que la nueva generación procese  y asuma el rol que le corresponde construir y trascender las miserias que impiden ser una patria grande y unida.
 
Quiénes  perdimos la oportunidad de hacerlo o hicimos lo que pudimos en nuestro propio tiempo tengamos la hidalguía para no seducirlos, sustituirlos, manipularlos, viciarlos o ser peor que el éxtasis: recrear viejas prácticas de padrinazgo, madrinazgo y clientelaje, deslizando ladinamente prácticas de corrupción endilgada a otros, pero que cotidianamente reproducimos  cuando creamos privilegios, hacemos excepción en la regla o decimos y hacemos  mentiras blancas.
¡Bienvenid@s jóvenes de  #Tomalacalle...!  a la arena de la patria nueva, bienvenida a más de cuatro jornadas de indignación,  constructores de un Perú tuyo, mío, de aquel, aquella… un  Perú nuestro.

martes, 23 de julio de 2013

MI CITA CON #TOMA LA CALLE, #22J

Esta noche volví a vibrar una vez más,  en mi papel de ciudadana libre, serena, pensante y plena.

Cerré la segunda reunión de  mi jornada y   dirigí mis pasos silentes hacia  la cita #Toma la Calle, #22J, para encontrarme con ella cual dique incontenible de Prolongación Unión hacia Paseo de la República. Mujeres y hombres jóvenes encabezaban la marcha, mostrándose en todo su ímpetu incontenible, energetizante, dignificante, deteniendo con sus pasos otros pasos distraídos, sobresaltados y complacidos.
Detenida en mi primera estación de peregrinaje, capturé las vistas que permitieron mi cámara doméstica luchando débilmente para vencer la oscuridad. Simultáneamente, intentaba escudriñar a mis citas contemporáneas  o por lo menos al ritmo de ese desborde humano algún rostro familiar, sin conseguirlo, invadiéndome diversos  sentimientos simultáneos. Saberme de una generación que dejaba la posta a otra nueva, prometedora e inagotable; descubrirme en medio de una marcha de la que era parte pero ya no era mía. 
Allí estaban los nuevos rostros de mujeres y hombres jóvenes apropiándose de su tiempo,  haciendo su propia historia. Sin duda estaban salpicados de algunos rostros medianos, esos que no quiere ni pueden  asumirse que fueron o se resisten a pasar la posta, pero en definitiva, los primeros quince minutos fueron solo rostros juveniles. No  era una marcha proletaria, tampoco de mujeres por la sobrevivencia, o la portátil de cada gobierno de turno,  eran las mujeres y hombres indignados cuyas pancartas  lo decían todo.
Los acompañé por todo Paseo la República, hasta que advertí que volvían a tomar Wilson, no fue difícil  imaginar que retornaban al punto de la cita. Hacia allí me dirigí a mi ritmo, en medio de la fría  y húmeda noche limeña,  se había elevado a cuarenta grados en mi temperatura y el corazón galopaba incontenible,  como decía Simone de Beauvoir,  miraba esas calles tantas veces recorridas cuando era parroquiana frecuente del Munich,  con otros ojos  y nuevos sentimientos, descubriéndola más brillante, acogedora, cálida y mía.
 
 

Llegué a  la plaza con cámara en mano, sin ningún temor que suele acompañar mis visitas a esa zona desbordada de pequeños o grandes delincuentes a cualquier hora. La embriaguez suele  ser osada, yo estaba ebria,  de esta dignidad joven que enfrenta la vieja práctica politiquera, pueda que sea gesto de dos noches, o pueda ser que corresponda al punto de quiebre de una etapa a otra de nuestra endeble historia democrática.
Ya en mi segunda estación, tomé posición de la berma central, observando que los ánimos lejos de descender por el recorrido se habían acrecentado. Para dibujar parcialmente el desplazamiento señalaré que quienes encabezaban la marcha llegaron a la altura de Bolivia, esta no terminaba de salir de la plaza San Martín, tomando el Paseo de la República, bordeaba  la Av. Paseo    Colón y retornar por la Av. Wilson.
De ese lado descubrí esta vez rostros familiares, capturando algunos para el recuerdo. Y sentí vibrar con más fuerza las voces indignadas enrostrando a Ollanta sus promesas incumplidas, exigiendo a los  y las congresistas el poder que le había cedido el pueblo subrayando que “la lucha en las calles también educa”, o “García y Humala la misma porquería”…
Cuando la marcha estaba a la mitad, creyendo que se detendrían en la Plaza San Martín, me adentré  a ella, descubriendo que seguía fluyendo hacia el este. Adiviné nuevamente  sin esfuerzo que se dirigían hacia el Congreso, así que hacia allí me dirigí, tomando Carabaya. Pero vaya sorpresa estaba bloqueada. Y cuando estaba a punto de enrumbar  mis pasos por el Jr.  La Unión,   vislumbré que la policía le dio paso a un quiosco. Y ya nada me detuvo, cuando intentaron impedir mis pasos señalé que tenía tanto derecho como un quisco al libre tránsito, no sé si fue mi energía o mis años lo que finalmente hizo que un policía me permitiera el paso adentrándome solitaria hacia una zona infranqueable, mientras pensaba que la marcha no  llegaría a su destino.

Camine a mi ritmo, sabía que la marcha era larga y la alcanzaría. A la altura de Miro Quezada con Carabaya, justo por el Hotel Mauri, la calle ya estaba enrejada, policías nerviosos, personas fastidiadas que no comprendían lo que sucedía, porque no los dejaban entrar ni salir de la plaza de Armas. La calzada estaba llena de personas que iban y venían,  de momento pensé que era la marcha, verificando inmediatamente que era un movimiento cotidiano, ajeno a lo que se sucedía por  la Av. Abancay, aun cuando sus ojos eran agredidos por el humo de la bomba lacrimógena que nos invadía incontenible.  

Y como si tod@s sintiéramos  el temor del ejecutivo a que esa multitud joven y vibrante le recordara que estaba indignada y vigilante, nos miramos en silencia. Subí hacia Lampa verificando que el cerco era férreo mientras sentía más cerca vibrar las voces y agudizarse la agresión de las bombas lacrimógenas. Volvieron a mí los recuerdos de tantas y tantas batallas de mi vida: a partir de los doce años siendo estudiante de secundaria nos solidarizamos con los estudiantes de un centro educativo que tomaron el Estanco de Sal y en medio de la protesta nos soltaron a la caballería, sin lograr movernos. Ese recuerdo me hizo pensar que los jóvenes no retrocederían.
Intenté integrarme a la marcha por el ala izquierda de la antigua Biblioteca Nacional, no nos permitieron, los policías nos dijeron que  la cosa sería peor y que  circuláramos. “Señora hace frío  pronto habrá mucha agua para sofocar las bombas  lacrimógenas y el desorden de la marcha”, yo respondí  puede pasar el tiempo pero las prácticas represivas nunca cambiaran.

Seguí por Azángaro y finalmente subí por Junín, ante el Congreso, descubrí que la marcha había sido detenida entre la Av. Abancay con Av.  Ucayalí.  Junto a mí se colocaron dos jóvenes aun respirando con dificultad, descubriéndose como parte de la marcha por sus botellas de agua San Luis en la mano. Les comenté, que mucha fuerza y resistencia pero poca experiencia y estrategia. Ambos me preguntaron por qué. Le dije que faltaban los piquetes de marcha. Preguntaron qué era eso. Les dije hay una marcha central cual arteria que moviliza la atención de todos, mientras que varios grupos numerosos dispersos  y desligados de la marcha se  ubican estratégicamente  en los diversos puntos de la meta de la marcha para cuando la arteria fuera detenida, este grupo rompe la  cerca desde adentro.

De pronto  un grupo de seis jóvenes empezaron a gritar, los vi y les dije juntémonos hagamos más grupo porque en este momento los detienen son muy pocos. No bien terminé de proponer, cercaron a la líder tres policías, uno de ellos bastante agresivo, la joven no se inmutó los enfrentó. Yo tomé mi rol  de periodista y capturé  fotos, llamando la atención de otros periodistas e impidiendo fuera agredida, sus compañeros se asustaron. En pocos segundos, llegaron más policías, a mi me dispersaron hacia el norte. Mientras los jóvenes fueron presionados hacia el sur. A lo lejos las sirenas intentaban reducir el eco de las voces juveniles contenidas por esta vez a dos cuadras de su destino.

Mi cita con #Toma la Calle, #22J quedaba atrás, mientras me alejaba pensaba que  en algún momento podremos hallar el espacio para que intercambiemos experiencias de lucha y estrategia, con el ingenio, la indignación que se hace   fuerza incontenible de nuevas mujeres y hombres.

miércoles, 17 de julio de 2013

UN DIA DE MIÉRCOLES QUE SABE A ESPERANZA

Podemos decir esto no está pasando apelando a la ley de la negación,
lamentarnos,  patalear a solas y acomodarnos frente al televisor,
esperar que nos cuenten por face o twitter cómo perdimos la inocencia,
rasgarnos las vestiduras, hacer duelo y seguir de rodillas,
total a este país no lo salva nadie.

Podemos preguntarnos una vez más en qué momento se jodió el país,
afirmar que estamos atrapad@s en el laberinto de la choledad,
o darle la razón a quien nos enrostra nuestra disposición a ser colonizados,
fueron noventa y dos alter egos que catapultaron a nuestros espantos,
hacia las únicas instituciones que rescatamos a fines de los noventa.

Podemos sin duda hacer de la vista gorda y prepararnos para las fiestas patrias,
ignorando que ha sido violada noventa y dos veces, está llena de heces, orines, semen confundido con su propia sangre, mientras sus violadores y violadoras se recomponen
de la orgia que acaban de compartir desnudando sus diferencias en el altar del oprobio,
total esto pasa a diario  en la combi, la calle, plaza, casa, escuela, iglesia y no pasa nada.

Podemos escuchar a nuestro don de   indignación que te empuja a la calle,
doliéndonos  el dolor de sentir dolor de tod@s, respirar profundo para no gritar,
un último rezago de pesimismo te dice que será vano, más le sonríes y  tomas la calle
en el bus hablas en voz alta como hace un siglo, muchos se indignan,
sonríes nuevamente otra mujer baja hacia la plaza contigo, es Esperanza... 

jueves, 23 de mayo de 2013

IN MEMORIAM MARIA ELIZABETH TEMOCHE DURAND

María querida:

Has dejado este tiempo y espacio, pero mientras viva te hallaré en la mirada de cada una de las compañeras, de cada mujer comeña, en cada voz alzada de mujer corajuda, en la cabeza erguida de cada pobladora de los conos y pueblos del país, en la sonrisa perfecta y límpida carcajada de la compañera de luchas y batallas sin heridos ni sangre derramada pero muchas conquistas, en otra voz, similar a tu voz contundente de la líder.
Te hallaré en la coquetería de cada mujer empoderada, la danza y el salto para festejar un resquicio de vida, sea en medio de una marcha de protesta, asamblea acalorada, reunión municipal, evento distrital, feria por el día de la mujer o la oficina improvisada en una pollería de la Túpac Amaru para escarbar detrás de una reunión con trasfondo.
Estarás María querida en la mirada y sonrisa pícara de quien logró arrancar el derecho negado o romper el cristal de opresión de las mujeres, sin mayor instrumento que tu agilidad mental, argumento, firmeza, fuerza, coraje, una minifalda perfecta y bien puesta. No fue necesario vivir los círculos, militancia larga o teoremas de género, patriarcal o feminista. Te bastó ser y vivir como mujer popular peruana en medio de dos siglos.

María Temoche Durand sentada  y con chompa, Septiembre 2006
Sentí tu presencia tres noches previas a tu partida, mientras escribía el artículo anterior a cerca de derechos ganados y obligaciones omitidas. Pensé era el cansancio, así que me recogí con una oración por todas y cada una de mis amigas y seres de luz que me acompañan. Algo adormecida volví a sentir tu presencia. Al amanecer Isabel confirmó que estuviste conmigo, comunicándome salías de cuidados intensivos pero no a tu casa, aquella que nos cobijó durante muchas jornadas queda como registro esta foto que capturé para el recuerdo. Tiempo a tiempo en la calidez de tu hogar atamos sueños y aramos proyectos que encarnaran al discurso del empoderamiento en mujeres populares, con el partido político hecha por mujeres para mujeres en Comas. La llamada de Isabel fue inconclusa, no supe a donde iría tu cuerpo agotado, ella prometió enviar la nueva dirección, mas en el fondo, me decía que por algo seria, así guardaría tu imagen llena de vida o erguida enfrentando al cáncer.

Una vez más, el cáncer de mama nos vence, filtrándose sigilosamente en nuestras vidas, no lo detuvo los chequeos periódicos o campañas impulsadas como en tu caso, el desconocimiento de sus orígenes lo transforma en la amenaza principal para nuestras vidas, hoy eres tú, mientras se encuba en muchas de nosotras, por eso mismo no debemos bajar la guardia.


Paradójicamente cada vez que la muerte nos mira de frente, pareciera cedernos la ilusión de plenitud, unos dicen 48, otros 72 horas previas a la partida. Los médicos afirman que superamos el umbral del dolor, dejando de sentir padecimiento esfumándose frecuenemente la nebulosidad o inconsciencia donde nos cobija los analgésicos. Personas que cuidan a enfermos terminales dan fe de la increíble lucidez y animosidad de las últimas horas.
Algunos a quienes deseo creer cada día, suelen decir que este es el periodo donde entramos a una intensa actividad en nuestras múltiples dimensiones, una de ellas, tu vida etérea María, es sin lugar a duda aquella que te permitió visitar a tus amigas y seres amados distantes durante la noche del 20 y el amanecer del 21 de mayo como sucedió conmigo, para recordarnos tu amor, picardía y alegría. Cumpliendo así nuestras bromas que si alguna partía antes, todas lo sabrían.
Todo estos días me pasé recordándote, contándo a mi familia sobre las formas diversas como llegamos a hallarnos y hacernos amigas/os, así que estuviste presente en este núcleo que ha sido mi soporte y centro durante todo este tiempo. Permitiendome entender tu propio centro del cual tomábamos nota en octubre del 2012, para regocijarnos, comprender y también perdonar y perdonarnos, distinguir hasta donde nos toca y desde donde empieza el libre albedrio del otro, colocándonos en paz y descargando el peso de nuestro fardo invisible.
Recordé cada detalle, cada gesto y volví a decirte mentalmente: "María querida, hallaste tu camino y lo agotaste." Puesto que viviste a mil por hora, sin detenerte inclusive esta afección que te acompaña hasta la culminación de tu vida, abriendo el camino hacia una nueva dimensión donde pasas a ser parte de los seres de luz que nos acompañaran el trecho que nos queda a quienes tenemos fe en ello. Cerré el día colocando otra vela y pidiendo a los seres de luz te acompañen, integren,  acojan con el mismo amor y entrega que tuviste en esta vida. Envié un nuevo mensaje a Isabel para ubicarte me acosté sintiendo nuevamente tu presencia.
Hoy de madrugada Isabel anunció tu partida, agradecí a Dios por haberte liberado del padecimiento y deterioro corpóreo, porque tu espíritu y alma se fortalecieron a lo largo de este proceso. Me queda por consuelo haber tenido el espacio en el centro mismo de este proceso, para expresar nuestros sentimientos sin interrupciones, represiones ni temores. Por ello hablamos de todo lo vivido y compartido individual, grupal y colectivamente. Cruzamos ambas miradas con respeto, calidez y mucho amor, revisamos nuestra relación, esclareciendo nuestras percepciones descubriéndonos profundamente humanas, hermanadas y semejantes.
Aun siento tus manos y abrazo, tu delgado cuerpo y el brillo de amor en tus ojos, la suavidad de tu cabello y esa fuerza que te erguía pese al dolor que invadía. Juntas enjugamos nuestro llanto para dejar asentarse la alegría mientras recreamos lo vivido y compartido, las anécdotas de nuestros aciertos, desaciertos, avances y retrocesos. Pasamos lista a todas, hasta lograr esa hermosa sonrisa en tu rostro cuando reconociste y agradeciste la hermandad que movilizó a cada una de las amigas y compañeras que venían siendo parte de tu corte de apoyo en este tiempo: “Todas se han rajado por mí” dijiste con orgullo y tomaste mi mano diciendo: “Sólo faltabas tú a quien tanto quiero y agradezco”. Con fuerza afirmaste: “Si en algún momento tuve dudas sobre mis opciones y decisiones, Catalina, hoy no me arrepiento de nada, porque lo hice todo por amor y entrega, quizás con muchos errores pero aprendí cada lección y enseñé cada aprendizaje”.
Espero que hayas dejado de tener como centro de preocupación el cuidado de tu compañero y si no fue así, vuelvo a reiterar lo señalado en ese momento: “¡No hay por qué preocuparse!, el se queda para enseñar a quienes le rodea, esa es su misión, cuando ello concluya volverán a encontrarse para seguirse amando como el primer día en que se conocieron sin mediar sus cuerpos cansados de este tiempo.
Y como se que todas volveremos a encontrarnos cuando el tiempo de cada una llegue a su fin,  si hemos tenido suerte de cumplir nuestra misión  como lo has hecho tú, sin duda tendremos espacio para hacer esas cosas que siempre postergamos, como los viajes colectivos que en el nuevo estado serán siderales. Sé que querrás como siempre tomar la palabra así que reproduzco uno de tus mensajes recibidos en tiempos de movilización en torno a tu estado:
“GRACIAS AMIGA, A TRAVES TUYO MIS AGRADECIMIENTOS A TODAS Y TODOS LOS QUE SE HAN HECHO PRESENTE CON SUS PALABRAS DE ALIENTO, Y SUS VISITAS, LOS Y LAS QUIERO MUCHO, QUE GRAN COMPROMISO Y CUANTA ENERGÍA DE LA BUENA ENCUENTRAS EN RATIFICAR QUE TANTO TRABAJO POR LOS OTROS, TIENE SUS FRUTOS”(María Temoche Durand, 17 septiembre 2012). 

He escrito María querida, para honrar y testimoniar nuestra amistad, el amor, perdón, confianza y reconocimiento que logramos construir y expresar en su momento. Ese diálogo profundo de a dos, que renovamos, sin más testigos que nuestras almas.

¡Descansa en Paz María Elízabeth Temoche Durand!, amiga ganada en el fragor de la lucha por la vida, los derechos y la autoafirmación como ser.

Hoy como ayer vuelvo a decirte que si hay necesidad de mostrar el resultado empírico concreto del empoderamiento de mujeres populares en el Perú, eres tú, sea para proponer, sostener, confrontar, exigir, hablar en primera persona y testimoniar.




lunes, 20 de mayo de 2013

OBLIGACIONES FENECIDAS

Son las once y media de la noche del 20 de mayo  en el decimo tercer año del siglo XXI, luego de un día tímido día apenas tibio  empezó a garuar  en la zona nor este de Lima destacado por su clima seco en contraste con el  ochenta a noventa por ciento de humedad que invade los distritos del  oeste, desde el sur hacia el norte por donde se extiende el litoral marino de la capital del Perú.

Cuán  distinto a la Lima de mi infancia,  que discurrió en barrios altos  y Lima cuadrada, donde era posible distinguir las cuatro estaciones del año, lo bueno de lo malo, lo bonito de lo feo, lo sano de lo deteriorado, la verdad de la mentira, la confianza de la desconfianza, la autoridad del delincuente, el héroe del villano, la vecindad del aislamiento.
Los días de semana todos debían trabajar, independiente de la edad y ocupación, los padres en sus labores, hijos/as en la escuela y las labores de la casa. La diversión  se correspondía con una a dos horas de juego en la calle: cuadra,   solar o el parque cercano o el club,  luego de haber mostrado el cumplimiento de deberes, porque en ese tiempo teníamos deberes y casi nada de derechos.
Si lográbamos obtener la venia de la madre y/o el padre, aún así l@s ami@s no   habían alcanzado  las condiciones para salir un rato a la calle,  en el mejor de los casos teníamos 
una hora de televisión en compañía de toda la familia,  decidiendo el programa por mayoría que coincidía generalmente con aquello que estaba permitido por los padres. Una hora de TV,  interrumpidos  por la conversación o la pelea ente herman@s  coincidentemente con  los comerciales.  Cuando por una u otra razón no había Tv,  estaban los cuentos andinos de papá, mamá y algún otro pariente a quién le había tocado el turno de estadía en casa.
Los fines de semana era fiesta dentro y fuera de la casa, el desayuno era temprano, por mucho que nos hubiéramos desvelado el día previo a las ocho de la mañana tod@s estábamos a  la mesa,  se cocinaba lo mejor  y preferido de la mayoría, democracia cerrada en este caso. Se almorzaba al medio día enlazado con la sobremesa que se extendía hasta el lonche  y continuaba con la cena, sólo  a quien le tocaba (por turno) recoger la mesa y lavar los platos,  se perdía o cortaba la conversación pidiendo que repitiera, en casa a veces juntábamos los platos del almuerzo con el de la cena para lavar en grupo y seguir comentando lo comentado.

Si eran buenos los tiempos, vivíamos la salida de los domingos  que significaba paseos:  al zoológico de Barranco, la playa de Chorrillos, Agua Dulce,  Miraflores, Ancón, el Parque la Reserva, Mangomarca, Campoy. Y en largos fines de semana  de viaje a Chosica, Matucana, Huacho, Barranca, Lurín, Cañete, zonas  percibidas como alejadas de Lima y demandaban tiempo de traslado. En el parque,  campo, río  o playa, jugábamos tod@s y nos divertíamos juntos. Sólo lo hacíamos por grupo hetáreo cuando los padres se agotaban. En mi caso tuve más fortuna, solíamos realizar incursiones de exploración mis tres hermanas y mi padre por las zonas cuasi vírgenes del distrito y allí  tuve mis lecciones de campo sobre astronomía, arqueología, geofísica, zoología, botánica, sobrevivencia, autoestima, fortaleza, filosofía (especialmente en deber, derecho, justicia, moral), fe y amor al ser supremo,  Dios. De allí mi idea que   era un sabio sin mayor título que el de padre.
De ningún modo  antaño fue mejor, sólo diferente y menos complejo, sin necesidad de ser escudriñado en 4D. Había una relación directa, se aprendía a distinguir y diferenciar los actos que ayudaban a la convivencia, al trato con respeto y también  por qué no de indiferencia. Insisto el sentido del deber  con l@s otro@s estaba claro, aun cuando habían pocos derechos reconocidos y ganados como los actuales, a veces me pregunto:
 ¿Es cierto   que hemos alcanzado  derechos?
¿O  son las  obligaciones las que han fenecido?
¿Es posible  la convivencia y articulación entre derecho y obligación?