lamentarnos, patalear a solas y acomodarnos frente al televisor,
esperar que nos cuenten por face o twitter cómo perdimos la inocencia,
rasgarnos las vestiduras, hacer duelo y seguir de rodillas,
total a este país no lo salva nadie.
Podemos
preguntarnos una vez más en qué momento se jodió el país,
afirmar
que estamos atrapad@s en el laberinto de la choledad,o darle la razón a quien nos enrostra nuestra disposición a ser colonizados,
fueron noventa y dos alter egos que catapultaron a nuestros espantos,
hacia las únicas instituciones que rescatamos a fines de los noventa.
Podemos
sin duda hacer de la vista gorda y prepararnos para las fiestas patrias,
ignorando
que ha sido violada noventa y dos veces, está llena de heces, orines, semen
confundido con su propia sangre, mientras sus violadores y violadoras se
recomponende la orgia que acaban de compartir desnudando sus diferencias en el altar del oprobio,
total esto pasa a diario en la combi, la calle, plaza, casa, escuela, iglesia y no pasa nada.
Podemos
escuchar a nuestro don de indignación que te empuja a la calle,
doliéndonos
el dolor de sentir dolor de tod@s,
respirar profundo para no gritar,un último rezago de pesimismo te dice que será vano, más le sonríes y tomas la calle
en el bus hablas en voz alta como hace un siglo, muchos se indignan,
sonríes nuevamente otra mujer baja hacia la plaza contigo, es Esperanza...
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