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jueves, 10 de abril de 2014

IN MEMORIAM GIULIA TAMAYO LEÓN

“ven; pero no en los insomnios de la noche
sino cuando el sol comience a calentar;
ven con la hermosura de tu nueva forma
y con luz más hermosa que la misma luz.”

(In Memoriam A.H.H. Lord Alfred Tennyson (1809-1892)


Giulia querida, me resisto a creer que partiste tan  pronto, antes de retornar, antes de abrazarte, de agradecer que hayas  cumplido el rol de reveladora en mi vida. Agradezco al universo haberte encontrado en ese paraje nebuloso que se llama feminismo, coincidiendo con tu energía, sabiduría y fuerza por dar, elevar la voz y hacer que prenda el fuego de los derechos de las mujeres. Esa pasión contagiante que nos envolvió a todas(os), unas a favor otras en contra, pero jamás indiferente.


Te has ido Giulia, no sé si a sentar jurisprudencia en otra dimensión, o cuestionar  aquello que parece inamovible, "natural", intocable, un mito.  En el mejor de los casos estarás junto a seres de luz que siempre admiraste, te inspiraron e iluminaron en momento tormentosos, por favor cuéntame de tanto en tanto, ilumíname. Estoy segura que en donde hoy te encuentres hallarás los hilos  que ayude a desmadejar tanto lo invisible como visible difuminado.

Te has ido Giulia, quizás para encontrarte con nuestras ancestras,   mujeres mágicas, hechiceras, visionarias, libertarias fundacionales y soñadoras inagotables, que fueron capaces de revelarse a su tiempo y mundo, abriendo camino para llegar a lo que hemos llegado a ser hoy,  a pesar de ello, ni siguiera logramos asomamos a lo que serán las mujeres mañana.

Te has ido Giulia,  sin contar con la ilusión que teníamos todas(os) quienes te amamos de volver a abrazarte, de sentir esa fuerza misteriosa, a  brindar con risa desbordante por sobre los tiempos aciagos como los compartidos. O sólo a desanudar temas para dejar atrás, cual un suspiro, alguna  discrepancias, obviásemos diferencias y sumáramos en coincidencias para sacar adelante lo inimaginable.

Te has ido Giulia, mientras yo me quedo recomponiendo el retazo de mi vida junto a ti que me permitió aportar a proyectos efímeros de mujeres por nuevas prácticas de poder, política, liderazgo, organización, movimiento feminista, movimiento amplio de mujeres. Ahora puedo decirlo  y registrarlo, que si no  nos hubiéramos encontrado no habría germinado ni nacido un Movimiento  Amplio de Mujeres en nuestro tiempo y en esas condiciones, por ser diferentes lo hicimos posible pese a la amenaza constante de ser un movimiento  únicamente feminista y otro sería el cuento. Tampoco habría sobrevivido a su primer intento de ruptura en 1999, ni habríamos elaborado aquella agenda de mujeres,  aun estando en posiciones opuestas.

Te has ido Giulia, con tu partida detienes mi proceso de desprenderme de todo registro mayor a diez años, arroparé nuevamente  los pronunciamientos del MAM que juntas elaboramos interrumpidas a veces por los celos de poder, de los ruidos circundantes que nunca faltan,  reconociéndonos,  aceptándonos  y haciéndonos una,  frente a viejas prácticas distractoras de manipulación. Eran momentos donde costaba tanto, mirarnos unas a otras con esperanza porque todo aparecía copado, segmentado, secuestrado y colonizado por los tentáculos del  fuji-montesinista.  

Te has ido Giulia, mientras en el país se retoman y embandera las esterilizaciones forzadas como reivindicación de derechos, justicia y reparaciones.  Tema que solitaria e incomprendidamente iniciaste, languideció por "inoportuno", tampoco llenaba primeras planas, hasta perecer en tus manos y ante tus ojos por inanición. Empalado en  un pasadizo intransitado, como la pila de libros testimonio de  tu tenacidad, visión, profesionalidad y sobre todo la convicción de estar en el camino, como solías decir: “Estar convencida y jamás vencida”. De allí tomaste un libro en una de las tantas noches sustraídas a los(as) nuestros(as), por los sueños y conspiración para nuevos tiempos, registrando para la eternidad lo que hoy atesoro:
“Para Caty:   
Por nuestro desgarro
cotidiano rompiendo
los silencios y elevando
nuestra voces” 
Giulia (1998)

Te has ido Giulia,  sin volver la vista, de ser así hubieran retardado tu transito al otro plano las agendas pendientes, las causas manoseadas, los sueños abortados, los vicios de oportunidades como oportunidades perdidas en favor de las mismas manos de quienes siempre lo tuvieron, como si nada  hubiera pasado, como si nada fuera a pasar, como si no hubiera esperanza de cambio y nuestros sueños solo fueran sueños de opio.

Te has ido Giulia, llevando contigo esa sonrisa plena de mujer bella, tan bella como tus sueños y tan provocadora como tus argumentos. Sin importar cual fuera la vereda que estuviéramos, aprendimos a debatir y mantener esa práctica de ejercicio democrático y argumentación que no he vuelto a ver ni vivir, será porque te fuiste, será porque todas cambiaron o se acomodaron; quizás  también porque yo cambié o me afirmé. Pueda porque estos sean tiempos donde no hay tiempo para otra cosa que escucharse a sí mismo(a) y coincidentes, dando contenido opuesto a la tolerancia y discrepancia.

Te has ido Giulia, a pesar que me resisto, tengo que reconocer que ya lo sabía, porque eres uno de esos seres que logró descubrir la razón de su existencia, su quehacer en esta vida y en este tiempo, lo dicen  tus poemas-post uno en especial: No me llames amor si no te arriesgas a perderme, no me llames amiga si no tienes de mí una confidencia inconfesable, no me llames compañera si no hemos estado en la trinchera de esa batalla por las verdades difíciles. Tantos amores, amistades y colegas que han trazado en mí el mapa de una vida plena. Lo que venga que me halle amando, con un inventario a favor de la alegría. En La mayor se juega a producir dulzura, en La menor a evocar heridas. La clave es la nota siguiente, como la vida misma: siempre por ser escrita, siempre por ser vivida, con ganas de ser cantada.” (Giulia Tamyo León, 30 de Agosto del 2013, Cerca de Tegucigalpa)

Te escribo entre  La menor y La mayor, evocando tristeza y alegría para expresar la dulzura del recuerdo que guardo de ti,   puedo llamarte amiga, porque  estuvimos juntas en una de tus trinchera, quizás sólo por un suspiro de toda  tu vida, para mí el suficiente, al ayudarme a descubrir sabidurías y dones inadvertidos, gracias a ti hoy puedo leer entre líneas a cerca de la política, los problemas de las mujeres y también entre líneas de una mano más cerrada que abierta,  quién es quién, cuánto ama o requiere ser amado(a).

Por todo eso y mucho más que queda entre nos,  me guardo angurriamente lo que me queda de tu paso por mi vida, tu libro, tu maestría en quiromacia, los carajos ante tanta ignominia, tu amor  por la vida buena con justicia,   el orgullo de  haber nacido peruana y ser mujer en tiempos donde no se nos hizo fácil, haciéndonos en la fuerza de quienes hemos logrado ser.

Hasta pronto amiga, habremos de hallarnos nuevamente, esta vez para contarnos los pendientes, intercambiar nuevas sabidurías y quién sabe…  
¡Un  salud por las mujeres con democracia en la calle, casa y cama...!    

viernes, 14 de febrero de 2014

DEL AMOR Y SUS ROSTROS


Desde las cero horas del catorce de febrero de este año,  por esos designios del universo celebré el día del amor en sus diversas facetas. Llegó tanatos, esta vez, sin su oscuro ropaje y guadaña, lo hizo vestido de piedad, aliviando el largo sufrimiento de la madre  de Juana, mi amiga, quién la ha sostenido por más de una década. Permitiéndonos reencontrarnos entre  gestos y  rostros solidarios bajo la claridad de la luna llena. Y una vez más ser gregarios ante la trascendencia del amor,  comprometidos y con prospectivas de cooperar como antes, suele suceder con amigas/os de todo una vida, de quienes nos desconectamos por las bifurcaciones de nuestras elecciones y haceres.
Eros se manifestó a lo largo del día diversamente, con signos, símbolos, silencio, reclamos, canto, encanto, su magia ilusionista como suele hacerlo. Agápe, me hizo guiños, festejó, danzó y animó compitiendo por mi atención con Eros,  interrumpiendo, inquietando, mezclando   traviesamente todas las emociones y agitando nuestro ambiente.
Storge me alcanzó con mensajes de texto, llamadas, obsequios y gratitudes que lograron sonrojarme al   adjetivar como  maestría  a mí compartir y aprender de  conocimientos. Philia, me  permitió amar a plenitud,   con oportunidad para  retornar  amor y cuidado  a quién me dedicó sus días, noches y oraciones en un tiempo todavía  tibio de esfuerzo en mi vida, como sucede con las recuperaciones tras la crisis.
Hoy mi hermana Lucy,  ha detenido esa parte de su cuerpo que crea, adereza, sostiene, enjuga, acaricia, cura, da y acoge. Sus manos requieren de vacaciones, cuidado y atención, para impedir una cirugía. El tiempo vuelve, según el libro rosso o el libro del amor según Kathleen McGowan  (2010)  y este es mi tiempo de retorno, que ni se asoma a aquello que ella suele dar, intento imitar sus pasos, su gesto, es mi modo de honrarla. En este preciso momento, es la musa que  inspira a escribir, para liberar mis miedos agazapados, a propósito de las diversas caras del amor, en medio del diseño de un programa educativo para ayer.
A ese rostros del amor que es mucho más que el subyugante deseo, posesión, incrustación,  disfrute de pareja y a veces hasta devoración. Si miramos bien, descubrimos la brillante pupila de ese amor que es inquietud, rebeldía  compañía,  festejo  y celebración, son los amores que entretejemos  con amigas y amigos. Y si avanzamos un paso más nos asomaremos al comulgar de sueños y apuestas colectivas como el baile por el billón de pie, que erradique toda forma de violencia contra la mujer en el país y el planeta. Descubriendo que somos más allá de nuestros deseos e intereses privados una especie colectiva que se distingue por sus pasiones, emocione y sentimientos, extremos: amor/odio, mediados por la conciencia y convenciones que impide devorarnos unos/as a otros/as sea por amor u odio.
Lucy es ese tipo te ser, que te anima a asumir los hechos como se presentan, invitándote  sin palabras a mirar con  cuidado todo el contorno, de arriba para abajo, hacia adentro y afuera, hasta descubrir  que no queda otra cosa que afrontar un nuevo estado, en mi caso de  quietud en estos dos años. Es quien me anima y acompaña en mi proceso de re-aprendizaje  que se acompasa con los nuevos tiempos,  llegando a ser más que el proceso de superación de un impedimento o discapacidad,   la re-definición de   la conciencia  y paciencia reflexiva. De su mano, descubro que somos mucho más que cuerpo,  pero que también somos ese cuerpo sojuzgado, acallado, sometido e ignorado que suele expresarse en su momento, que sólo advertimos su existencia y valor, cuando algo lo resiente o detiene.
Por más de medio siglo viví el día de San Valentín convencionalmente, hasta que en el décimo segundo año del siglo XXI,  todo cambió. Había empezado al igual que este año,  desde sus primeras horas,  abriendo la puerta a Edipo voluntarioso para festejar con Rodrigo de madrugada,  interrumpiendo la edición de imágenes de amigas y amigos que acompañarían la música  portadora de mi regalo virtual de amistad en reciprocidad a todos los recibidos por el día del amor, pero...  ¡vaya sorpresa con  la que me encontré!... ¡Poseía fotos sólo de amigas! y está allí aun esperando su destino.
Esta constatación, fue tema que arrancó nuestra tertulia noctámbula, contrasté  las escasas  amigas y numerosos amigos,  durante mi adolescencia y juventud que se trastocaba inversamente a mi mediana edad, él me decía que a partir de los cuarenta las mujeres se hacen más semejantes por todo lo vivido por tanto se unen mas. Estábamos en esas, cuando fuimos interrumpidos por el llanto de un bebé en la segunda planta, era dos de la mañana, nada extraño, salvo que  ninguna de las tres casas   que nos circundan tenían bebé, y el llanto, claro y fuerte sonó sobre la mesa del comedor donde nos hallábamos.
Temeraria, intenté averiguar  sin éxito, Rodrigo me retuvo con fuerza, impidiéndome subir a  la segunda planta mientras decía: “Lo que sea que se canse”. Cambiamos de tema, celebramos como solemos hacer si estamos noctámbulos, con sendos sándwich de pollo –su preferido- y bebidas en honor a estar juntos y disfrutar del naciente día del amor y la amistad, comentando  que él disfrutaba en ese entonces de amores fugaces, en tanto yo persistía en mis exigencias atentas. Concluimos que lo mejor de todo era estar ahí juntos para festejarnos como pocos lo hacen. No imaginábamos en ese momento que la vida pondría a prueba ese amor y complicidad tornándolo a él en mi Arcángel, asistente, fortaleza, fuente y playa donde encallar mis emociones zozobrantes, en mi papel de dependiente y paciente a lo largo de un tiempo de re-conversión.
Dormí algo y trabajé toda la mañana  mientras, Lucy había preparado el festejo del día en  fhilia,  se antojó pato en punto de amor  e hizo que cancelara mi cita de almuerzo. Celebramos y estaba por  cancelar mi siguiente reunión de las tres, más hice de tripas corazón, abrevié la sobremesa y salí rauda, dejando el celular, la cámara y hasta mi agenda. Me di cuenta de ello en el paradero, estuve a punto de retornar, más la presión por llegar a tiempo y no defraudar a mi joven promesa de genio,   me hizo desistir.
Esperé cinco, diez minutos, ni un colectivo o taxi, decidí hacer conexión y subirme al primer bus que apareciera, craso error no escucharme menos prestar atención a mi voz interior, más adelante volvería muchas veces a este momento en mi etapa de negación y victimización. Era media tarde el bus vacío, casi todos dormitando, para no aburrirme en el trayecto me puse a leer la “Lengua de Santini”. Cuando decido bajarme del bus, recuerdo que el carro estaba detenido y mientras me levanto  miro sin ver, el piso con un terraplén  que iniciaba en la quinta fila de asientos –yo estaba  en la sexta-, cosa extraña porque hasta ese momento era un detalle de los grandes vehículos que se ubican entre la puerta y primera fila.
No recuerdo más, dicen que en situaciones así, suele producirse un shock traumático, yo sólo me veo cogida con la mano derecha, del pasamano derecho a la altura de la quinta fila -donde se iniciaba el desnivel del bus­­-. Y al siguiente segundo, me veo cogida con  la mano derecha, del pasamano detrás del chofer, como en un sueño consciente. Por acto reflejo miro mi pié izquierdo colgando, apenas sostenido por  la piel, cerré los ojos, el  primer pensamiento fue de negación: “Esto no me está pasando a mí”. Abrí los ojos y miro nuevamente mi pie colgado, al mismo tiempo que siento a alguien   sosteniéndome,  simultáneamente emerge mi segundo pensamiento: “¿Qué  estoy haciendo  sin advertirlo,  que debo detenerme  así?”. 
Así es como hace dos años, mis pasos se detuvieron abruptamente  y hoy se desplazan sin la velocidad de ese entonces, tras aquel  accidente de tránsito cuyo detalle recuerdo solo fragmentos,  que suspendió más  de un evento en agenda, mientras fui engullida por aquel dolor  indescriptible, ese que llega sin advertencia. El día del amor se tornó en dolor físico sin precedentes en esta mi existencia, mostrándome  de qué estaba hecho mi cuerpo físico que creí frágil y el modo como eran gobernadas mis emociones por mi mente. Ni un lamento menos una lágrima, en cambio  mil preguntas e innumerables situaciones visualizadas sin mi pie izquierdo.
Miré por tercera vez mi pié  sobre el piso del bus,  fuera de posición como irreal, extraño, inerte. Sólo  mis manos expresaban la intensidad del sufrimiento,  aferradas   a esas manos extraña de los brazos que sostenían mi doliente cuerpo de mujer  rota, más adelante sabría más de la nobleza, solidaridad y civismo de este hombre  joven hasta ese momento extraño que se tornó en mi ángel, algo que deberíamos aprender e imitar si nos encontramos ante un accidente.
Mi espíritu que andaba de vacaciones retornó a  mí, casi simultáneamente con mi conciencia del escenario, acompasada por voces  que clamaban ayuda, vi a otro hombre que se acercó a mi pie herido, cerré por tercera vez mis ojos  y pensé: “Está roto, si algo puede hacer por él será bueno”. Sólo recuerdo la espalda de  alguien con una camisa a cuadros amarillo con negro. Mi ángel me contó al año y medio de los hechos que se trataba de un policía vestido de civil.
El dolor era insoportable, mi ángel trataba de distraerme,    alejar mi mente  del sufrimiento, mientras el cobrador miraba pálido  señalando que los bomberos estaban en camino. Recuerdo la voz distante de una joven mujer preguntándome por un seguro y que debía tener mi tarjeta conmigo. Me volví, la miré sin entenderla, no sé que  vio en mi mirada que se calló al mismo tiempo que un tercer hombre, me decía con celular en mano si quería avisar a alguien. 
Y pensé rápidamente que arruinaría el día de más de una persona, me preocupé por la presión alta de Lucy y mi madre, en Rodrigo que sólo tenía  diecisiete años, en mi hija que acababa de salir de un parto prematuro con alto riesgo, dejé a un lado la predominancia de mi rol del cuidado en un momento extremo,  convenciéndome que debía hablar con mi hija, la había preparado para estas cosas, ella sabía de derechos, seguros y pelearle al sistema, así lo hizo, mediada por su propio estado y el cuidado de mi pequeña Belén.
Hoy sé,  que mi semejante es Lucy, mi hermana, está  hecha a prueba de todo y sobre aquello que no sabe lo aprende acelerado y perfectamente, que puedo contar con ella en altas y bajas, como ella puede hacerlo conmigo. Con ella nuestras diferentes habilidades se complementan, podemos discutir y tener miradas discrepantes sobre un mismo hecho, lo que no nos contrapone sino nos hace pensar más al respecto. Es mi crítica más aguda, pero también quien me anima y sostiene cuando me estanco, en mi caso intento imitarla. De lo que si estamos convencidas ambas es que compartimos, principios, valores, historias, respeto y amor de toda nuestra vida en este tiempo.
El accidente ocurrió poco más de las tres, no sé cuánto tiempo transcurrió hasta ser atendida, sólo sé que fue interminable por lo traumático de mi situación. Antes que los bomberos,  llegó una ambulancia municipal, una mujer joven me colocó el  botín inmovilizador, descendiendo en un punto de mil, mi dolor indescriptible. La madre de mi ángel me pregunto si quería que me acompañara su hijo, yo asentí; él se subió a la ambulancia conmigo, sin dejar de sostener mi mano y animarme. En este punto quiero agradecer expresamente a este ser humano que hace honor al concepto de humanidad.
De él aprendí que todos y todas debemos estar dispuesto a serlo, visualizarnos en una situación de crisis del que seremos testigos en el futuro para detenernos y agotar el apoyo  y acompañamiento hasta asegurar la atención debida,  consecuente con el significado de solidaridad, puesto que somos escasos los que nos detenemos no sólo a auxiliar sino a acompañar a un/a herido/a  sin imaginar lo trascendental que ello puede ser en su vida futura. Si él no hubiera testificado, acompañado  he insistido para superar los vacíos que suelen presentarse -en mi caso  nadie anotó la placa y eso retardó la atención-, sin duda la situación se hubiera complicado más. Lo supe durante mi estadía en la clínica, donde fui testigo de  la diversidad de situaciones inimaginables en que suceden los accidentes de tránsito y el modo en que   las aseguradoras se liberan de determinadas situaciones y secuelas.
Viene a mi recuerdo un hecho de hace muchos años, a la altura de Farmac de la Av. Salaverry, caminábamos varias cuadras con una amiga conversando y un señor adulto mayor venía tras nuestro atento a nuestra conversa. Cuando cruzamos la pista no medimos  la velocidad del auto que vimos antes de Javier Prado,  apresuramos el paso y llegamos a la berma central,  y el señor con menor suerte por un paso detrás,  fue golpeado y lanzado por el auto como tres metros.  Él se levantó y dijo que no pasó nada. Alarmadas detuvimos al auto, -pese a la negativa del señor-,  la responsable del vehículo era una mujer joven que desde un inicio negó su responsabilidad la encaramos y logramos que lo subiera y llevara a emergencia. Nosotras íbamos apresuradas a una reunión,  cuando se fueron, reaccionamos tardíamente,  comentando que debíamos  haberlo acompañado y guardamos incómodo silencio. Ahora soy consciente, que esa es la usual actitud, nos quedamos en el umbral de la solidaridad sin comprometernos por lo urgente.
En el caso de mi accidente, tuve a un ángel que  se hizo cargo de todo. Cuando llegamos a la clínica, me recibió un rostro inexpresivo, interrogándome sobre los hechos, cuando le narré lo mejor que pude. Me miró y dijo: “Ciertamente ha sufrido un gran traumatismo en el tobillo, es lo evidente. No le voy a hacer nada más que colocar una férula,   decidiremos que hacer luego de las radiografías”. Cuando terminó de  colocarme la férula se acercó un interno lo supe por su rostro joven y falta de tino, me miró y dijo: “Mire señora,  en casos como el suyo no queda otra cosa que operar”. En mi mente eso significó inmovilidad y/o pérdida del pie. Me volví hacia  quien sería mi médico principal, hoy mi amigo,  le dije al punto de la histeria que no me operaria. El dijo no me preocupara, que haría aquello  que mostrara la radiografía. Era el hombre número cuatro de ese evento, el que colocaba firmeza a mi reinicio, no fue fácil, me fue diciendo las cosas gota a gota a lo largo de un año y medio  –quien sabe si es una metodología de médico paciente o fue determinado por mi negación inicial a la cirugía-. En el proceso aprendimos uno del otro mutuamente, hoy ocupa un lugar importante en mi corazón y oraciones.
La espera fue una nueva tortura, por dos razones. La primera,  antes que mi familia llegó mi alumno con su madre y padre quienes desanudaron las dificultades, mientras tanto mi joven aprendiz de catorce años en investigación comparativa, se quedaba a mi lado y ante quien me sentía incapaz de  mostrar quebranto.  La  segunda,   mi cuerpo sufriente no había recibido ningún analgésico, mientras el dolor era sostenido,  el cual sólo descendió a las siete de la noche, cuando ingresó la última gota de analgésico en una camilla de internamiento.
Más adelante sabría qué se corresponde con protocolos y tipo de seguro, no voy a quejarme ni victimizarme, tuve mucha suerte a pesar que me tocó el peor seguro, superado con creces por seres excepcionales, desde la corredora que se identificó  conmigo en el quehacer,  orientándome y asistiéndome.  Fui atendida con distinción durante mi internamiento por todo el personal auxiliar y cuidado, adentrándome al estado de la dependencia total. Animada por las compañeras en el dolor y amigas/os que se asomaron. Reconectada  virtualmente por la generosidad de la sabiduría de amigos míos o de mis amigas, sin dejar ni un día la tutoría virtual de un diploma a mi cargo,  junto a la asesoría de tesinas, eso mantuvo mi concentración y fuerza. Asistida y sostenida por mi arcángel mañana, tarde y noche.  Bendecida con el cirujano que me proporcionó el universo, para retornárme la habilidad de sostenerme sobre mis pies luego de tres operaciones. Bien servida y amada por las personas que aliviaron mi dolor y volvieron a darle motricidad a mis pasos, mis mágicas sanadoras y hoy amigas terapeutas del dolor, no menciono a ningunos/as,  porque espero su reacción cuando lean este artículo.
De todo lo vivido aprendí que ante una crisis que te toca, hay otro/a   cerca con uno mayor donde sólo la mutua esperanza y comprensión sostiene. Ciertamente hay varios tipos de seres que llegan a tu vida de formas misteriosas: sólo por un instante, temporadas y toda la vida, pero que todos/as dejan su huella imborrable en ti. Luego de ser tocada por ese magia del amor, dejas de ser la misma en honor a esa energía radiante. Y si tienes como  bendición oportunidad de entretejer lazos, se abre la posibilidad de retornar un ápice de ese significado en sus vidas o sólo ser el elemento catalizador para su propio descubrimiento como sanadoras. Recordar que  requerimos de disponibilidad para ser instrumento cuando nos toque y que nada sucedes por casualidad.
El amanecer del catorce de febrero del dos mil doce, me apené porque mis amigos varones se habían estancado en número a partir del nuevo milenio. Antes de cerrarse el día, Dios y el universo me mostraron que sólo estaban difuminados. Así  que cuidemos con aquello de lo que nos quejamos, puesto que te vienen con creces sólo que no sabes si es a través de goce o sufrimiento, en todo caso es una oportunidad para viajar hacia adentro y re-aprender. A mis amigos varones de la crisis, se han sumado muchos más  durante todo este tiempo, así mismo he recuperado o reconectado con quienes me perdí por los laberintos de la vida,  que me hacen advertir que también en este caso el tiempo vuelve, pueda ser que estemos agotando nuestro tiempo, por cuanto no desperdiciemos,  la oportunidad de contrastar lo que fuimos, soñamos y en que nos transformamos.
Hoy dos años después libero estos recuerdos, para sanar mi espíritu  e intento honrar a quienes a propósito del día D,  de estos hechos, son significativamente importantes en mi vida, permitiéndome afirmar que el catorce de febrero,  no sólo es un día simbólico para celebrar el enamoramiento, alinearse o cuestionar al mercado. Para gran parte de nosotras/os es mucho más, el punto de quiebre para mostrarnos las diversas caras del amor, si estamos atentas/os  y dispuestos/as a tomar la oportunidad de crecer y sumar, en pos de admirar, imitar y hacernos mejores personas. Una oportunidad para ser y hacer de nuestro entorno un lugar de acogida, aprecio y amor.
¡Feliz día del amor en sus diversos rostros!

martes, 15 de octubre de 2013

HOMENAJE A LA TENACIDAD

¡Feliz aniversario queridas compañeras de SINTRAHOGARP!,  37 años es un largo tiempo para una vida colectiva, organizada, enfrentando y superando retos internos como externos.
Mis deseos expresos porque su trabajo colectivo siga alimentando a la sociedad, como fuente de mujeres tenaces, inquebrantables,  conscientes,  consecuentes y comprometidas consigo mismas, el gremio y país.
No es fácil hacerse dirigente y líder de opinión sin morir en el intento, cuando en estos tiempos nos vence justamente el tiempo escaso y ficticio, las tentaciones, los ritmos y  protagonismo personal. A veces el legítimo derecho a la vocación de poder, que si no mantenemos alerta sobre objetivos e identidad colectiva,  podemos extraviarnos,  desconectarnos  de las bases y del trabajo comprometido que nos hace e inspira día a día. La apuesta por el empoderamiento ha de ser una apuesta transparente y precisa, para invertir todo lo que haya que invertir en él. Al mismo tiempo que sea posible alimentar y dar el lugar que le corresponde al proceso colectivo y el gremio.
En sus treinta y siete años, decreto que haya muchas Adelinda Díaz Uriarte que han crecido y madurado en  sabiduría que proveen los años, pero sobre todo la persistencia de principios, la escuela de formación consciente que ha cincelado en su ser esa condición de dirigente y líder colectiva,  construyendo en el centro de la experiencia el pilar de la inquebrantabilidad, la decencia y la altivez que da inspira la dignidad.
Deseo que emerjan nuevas Pemina Ganboa Urquiza, que no le temen a la militancia político partidaria, porque saben distinguir donde está la línea donde termina lo gremial, personal y donde empieza lo político.
Apuesto porque  se   eleven nuevas Inés Soledad Meza Ccuno, para construir un pensamiento propio en medio de la confusión y las diversas voces asumiendo los   retos y costos de sus decisiones, haciéndose más sabia con cada desacierto y fuerte en  cada acierto, sobre todo aprender de lo vivido  para ser el eco viviente del discurso de igualdad, fraternidad y justicia.
Hago votos por la alternancia y  emergencia de nuevos cuadros,  la sangre joven de muchas Adet Gloria Polo renueve las generaciones de dirigentes de aquí para el mundo, con nuevas herramientas, voces, cantos y alegría, pero principalmente con la disposición y valoración e la trayectoria de quienes la precedieron, no sólo para honrar lo heredado, sino para llevarlo a condiciones de mayor trascendencia sin dejarse capturar  por cantos de sirena o cuentos de princesa.
Aplaudo la existencia de muchas hayan muchas Azucenas, Amandas,  Edith, Glorias, Lauras, Hortencias, Marías, Paulinas,  Rosas …  que se mantienen   alerta cuidando con celo la práctica democrática, inclusiva, igualitaria,   no discriminadora,  mostrando que se puede es posible existir como gremio 37 años, sean en contextos favorables o desfavorables.
Y eso sólo es posible, desde  la modesta visión que me provee haberlas acompañado un trecho de ese caminar cuando los objetivos colectivos no claudican, tampoco transan o menoscaban  por intereses personales o subalternos. En una palabra, cuando por sobre todo emerge la dignidad y honestidad en el trabajo de sus principales líderes, junto a la vigilancia y el compromiso de cada una de sus bases.

Un abrazo por ser más grande cada día.

miércoles, 28 de marzo de 2012

CARTA A MANUELA, EXORCISANDO EL DOLOR DE TU PARTIDA

Lima 28 de Marzo del 2012
Recordada Manuela1:
Escribo  esta carta,  porque sé que  allá donde te encuentras, estas libre de muros que impedían tu derecho a la comunicación. El dolor que anulaba toda dedicación a una lectura no existe más, la tristeza por todo lo vivido ya no nublará tus ojos. Sabrás que los sentimientos que me mueven son profundos aun cuando nunca nos conocimos, escuchamos el timbre de nuestras voces o nos miramos en los ojos de la otra.
Entenderás que es tu partida aquella que nos ha conectado por  sobre las dimensiones que nos separan,  provocando tanto dolor que me desborda, abrillanta los ojos, se me escapa por los poros, movilizando  mis dedos para exorcisar estos sentimientos y pensamientos.  
Manuela siento tanto dolor como impotencia  por ti,   por mí, por las mujeres que precedieron y las que nos suceden. Por todas las manuelas del Perú, América Latina y el Mundo. Por aquellas que diariamente mueren sistemáticamente asesinadas por un sistema que nos dice como vivir y cuando morir a nombre de la vida y el derecho del neonato.
Un sistema que  no precisa ¿Cómo  te sobrevivirán?  Aquellos que te aman, las que se te parecen y las diferentes que se reconocen en ti. Mujeres   que tienen como particularidad,   el periodo y lugar en el que les  toque  reproducir tu   historia, porque a pesar de las políticas de equidad e igualdad, los objetivos del milenio y los “N” convenios internacionales a favor de los derechos de las mujeres, seguimos siendo ciudadanas de segunda categoría, semi- humanas,  poco menos que discapacitadas mentales para decidir sobre nuestro cuerpo y vida.
Me duele tu vida tanto como tu muerte,  por lo cruel e injusta, a manos  de una ley que nadie te consultó, la cual se elaboró en mayoría sin considerar tu ausencia. Fuiste representada por quienes carecen  de condiciones para juzgarte y experiencia para comprenderte. A tu nombre se decidió que debías parir en su tiempo, sanos y fuertes a todos los hijos que pudieras concebir, sin considerar tu historia: psicológica, fisiológica, genética, morfológica, biológica, social, económica, educativa, prácticas y costumbres.
Los mismos que hicieron las leyes, las promulgaron y derivaron para que se implemente, sin que en algún momento su “brillante coeficiente intelectual y el poder que les diste con tu voto”,  fuera asaltado por la prospectiva de casos excepcionales como  la perfección de la especie humana que desecha espontáneamente las concepciones inviables. Sabiduría ancestral, por el que se recomienda a toda gestante,  no divulgar un embarazo hasta que el neonato  supere  los tres meses de gestación.
·         ¿De qué modo quedó  registrada tu muerte legal y bajo qué principio religioso se celebró tus exequias?
·         ¿Habrá alguien que recupere el proceso de tu calvario y se anime a escribir para que tu sufrimiento y muerte no sea en vano?
·         ¿Cuál de los personajes políticos hizo de plañidera en tu sepelio y cuál es el programa de los medios de comunicación que hoy se ocupa tanto de tu muerte mientras en tu vida hizo campaña para condenarte?
·         ¿Acaso fue tu epitafio: Aquí yace  Manuela, cuyo útero se reveló a la prohibición del  aborto bajo cualquier circunstancia…?
·         ¿Cuál es el principio ético y moral bajo  el cual se te torturó y desconoció tu condición humana condenándote a un largo padecimiento hasta morir? 
·         ¿De qué modo contarán los cuentos sobre ti a las nuevas Manuelas… Alguien te recordará al cabo de algún tiempo?
La ofuscación que produce el poder de los ausentes y la impunidad del silencio, obvió  la previsión de la tipificación del delito para los/as responsables de tu muerte, sumándose tu caso a los miles de casos de Manuelas en el mundo que mueren a causa de la mitad de la humanidad que decide sobre la otra mitad. Manuela perdiste no sólo la vida, también tus huellas pronto serás  parte de un porcentaje.  
Aun cuando sienta tu tristeza y perciba tu sufrimiento en cada una de las Manuelas que siguen tus pasos, no cuenta, porque este carta   llega tarde como para consolarte, tampoco será leída por otras manuelas que podrían revelarse. Y para quienes hablan en tu nombre y el mío, es inexistente, porque  tú o yo no contamos, salvo en elecciones  sea para justificar tu muerte o remover tu recuerdo y martirio. Jurando y perjurando que te harán justicia, repararán a tus deudos aunque ello no permita resucitarse, construirán un monumento o mejor un museo que sea imagen simbólica: “Ninguna Manuelas mártir a nombre de un neonato expulsado por un útero”.

viernes, 3 de septiembre de 2010

MITO II: "Solidaridad ciega, sorda, muda y testaruda"

Un segundo argumento mítico en la política a cerca de la relación entre mujeres,  es aquel que  apela a la solidaridad incondicional entre géneros. Una estrategia posiblemente necesaria durante las luchas iniciales del feminismo que debió impulsar procesos de concientización, visibilidad y empoderamiento. Hoy, se transforma en bumerang, tanto por el contexto en el que se producen los procesos de posicionamiento y ejercicio de poder político como por el nivel de desarrollo reflexico de la práctica, estrategia y teoría feminista.

La solidaridad incondicional en la política, es una práctica que adquiere performance en la medida que se afirma la democracia y los mecanismos de acceso al poder con legitimidad se instauran -democracia representantiva- mediante procesos electorales, provocando en los grupos políticos partidarios menor compitencia de propuestas y mas exigencia de apoyo incondicional de sus bases sociales.

La omisión de estas prácticas precedentes, permite la construcción del mito de solidaridad incondicional entre las mujeres que incursionan en la arena política, como recurso que apela al respaldo de las mujeres por el hecho de ser mujeres. Los argumentos se vinculan a estrategias que superen tensiones de acceso y posicionamiento: a) menor oportunidad, b) escasos modelos afirmativos y c) subsistencia de prácticas misóginas, entre otros.

Menor oportunidad

La menor oportunidad es una condición objetiva que restringe la participación política de las mujeres en sus expectativas, acceso y posición. En el caso peruano, esta condición viene siendo oscilante, por algo más de una década (1997)1. Los antecedentes, dan cuenta del acceso de mujeres al poder político como casos excepcionales. A la fecha gracias a la ley igualdad de oportunidades que establece un mínimo de representación por género, en el mejor de los casos está próxima al 30% mínimo de la cuota. Pese a que la norma empezó a regir en 1998, a lo largo de tres periodos en el poder ejecutivo, legislativo y judicial las proporciones han sufrido ligeras alteraciones2.

Durante los periodos iniciales de elección donde la Ley 28983 empezó a regir, el incremento de mujeres en los espacios de poder político sufrieron escasa alteración. Gracias a la recreación de prácticas que permitió eludir la cuota mínima de mujeres como recurrir a “candidatas de relleno”3, correspondiéndole a la cuota de género el último tercio de la lista de los partidos políticos, garantizaban de este modo la exclusión a ser elegidas4, prácticas que si bien han reducido su acentuación ni han sido superadas, al punto que el órgano máximo del proceso electoral advierte sobre los costos para aquellos partidos políticos que incumplan con la ley de cuotas5.

A esta estrategia masculina de resistencia para restringir el acceso real de las mujeres al poder, la escasa disposición de mujeres que tienen entre sus perspectivas de desarrollo personal el ejercicio del poder político6.

Escasez de modelos afirmativos

Las mujeres que se aventuran a asumir el reto de moverse en el terreno del poder político, deben enfrentarse a un sistema instaurado por reglas y mecanismos tradicionales asociadas a prácticas masculinas y masculinizantes.

Su desconocimiento y la inflexibilidad de un sistema político incluyente se transforma en la principal barrera para innovar el ejercicio del poder político desde las mujeres, aspecto que tampoco está presente en sus agendas, en la medida que quienes han accedido al poder, no necesariamente tienen una perspectiva de género o tienen por compromiso una apuesta feminista como la ampliación del espacio de poder político para las mujeres. La preocupación se concentra en no morir en el intento, perfeccionándose y superando los estándares existentes para políticos varones. Aquellas que se incursionan sin afectar un desempeño tradicional se adecuan y reproducen el sistema sin ensanchar las oportunidades para sus congéneres peor aun restringiendo pese a hallarse por debajo del mínimo. Quienes dan la pelea sin mayores impactos, prefieren tomar distancia, siendo su incursión política, debut y despedida.

Consecuentemente las relaciones entre mujeres con poder político y quienes las eligieron -con expectativas mayores (imprecisas) que a los usuales políticos-, tienen una mayor frustración, confrontación y presión tratada a media voz. Adoptándose máximas como: “Los trapos sucios se lavan en casa”, “Lealtad de género ante el riesgo de ser excluidas”, que poco a poco se traducen en exigencias a solidaridad incondicional.

Las que se resisten al pacto incondicional plantean una situación inversa7, descubren que no basta elegir y delegar el poder de las mujeres a otras mujeres, sean estas legisladoras y/o estadistas, para asegurar las agendas de género. Si está ausente un proceso de conciencia y compromiso con la situación de las mujeres, que se traduzca en elemento que inspire y movilice lavocación política, la práctica tradicional se reproduce y afirma. De modo que el acceso al poder es el primer paso, para ejercer poder. Por cuanto, la innovación de la práctica política, donde la solidaridad no puede ser sinónimo de complicidad y vista gorda se transforma en su verdadero desafió.


Una condición de partida es asumir por ambos lados el compromiso de rendir y exigir cuentas creando transparencia, confianza, compromiso y prácticas de alternancia en el ejercicio del poder que vienen a ser uno de los tantos elementos de la radicalización de la democracia.

Subsistencia de prácticas misóginas

Si bien persiste la postergación de la perspectiva de género como apuesta política, el enfoque de género se ha instalado en el país y a nivel internacional, como condición necesaria para asegurar la democracia y el ejercicio de poder político que incluya a mujeres y hombres. Hasta el momento viene demostrando que la decisión política y la adopción de instrumentos normativos es insuficiente para modificar prácticas, percepciones y sustentos ideológicos, que si bien se ponen a tono con la moda de la equidad, no logran influir en estructuras de pensamientos discriminativos y jerárquicos, inestabilizando el real cambio en el ejercicio de poder político, tal es el caso de la misoginia8 que aparece como el principal techo de cristal para las mujeres en la política.

La misoginia en hombres y mujeres, sigue siendo el elemento que alimenta una expectativa machista del “ideal de la mujer política”, estereotipando, afirmado y recreando mitos, esperando que se amolde a las exigencias del sistema de práctica de poder político imperante porque “siempre ha sido así y será así”, y en el mejor de los casos espera que el desempeño femenino, supere a practicas de políticas preexistentes en sus mañas y artimañas, que requiere ser afirmada y sostenida por la solidaridad incondicional de las mujeres negando la condición humana en la práctica y las relaciones políticas.

La “crítica al desempeño político” de un líder o lidereza político/a es percibida de diferente modo dependiendo de la fuente y el destinatario/a. Planteada desde un hombre a otro, suele ser percibido como competencia, exigencia, aporte o reto. Desde una mujer a un hombre, indicador de empoderamiento, el desarrollo de su capacidad analítica y reflexiva. De un hombre a una mujer, frecuentemente apela a devaluación y negación de su capacidad política por su condición de género. De una mujer a otra, se asocia con la envidia, maledicencia, deslealtad de género y falta de solidaridad. Sin duda que la estereotipia de cada caso es superado por la realidad que suele ser diversa.

Miradas persistentes y parciales que seguramente son aplicables a algunos casos, pero de ningún modo generalizarse. Cuando esto sucede, adquiere condiciones de transformarse en aquello que justamente cuestiona.

Solidaridad y sororidad

La solidaridad entre mujeres, requiere trascender a la práctica política históricamente implantado por el modo de ver y ejercer el poder vertical, demandando al ciudadano/a, especialmente mujeres ser ciega, sorda y muda. Tiene por desafío avanzar hacia una práctica innovada del ejercicio de poder político, que sin ser potestad sólo de las mujeres, tiene la oportunidad de provenir con ellas, al incursionarse en la arena política tradicional, trae consigo su entrenamiento social en terrenos no convencionales, permitiéndole las condiciones para aportar su potencial y papel especializado. Mientras  ensaya una practica vigilante y alerta, a un terreno inestable y confuso por su inexperiencia y escasa en el espacio político público.

Los deseos de muchas mujeres y hombres, respecto a cambiar el mundo del poder político, siguen siendo mayores que las prácticas concretas. La cotidianeidad viene evidenciando que independiente de nuestra clase, color, edad, credo, gremio, historia, experiencia personal colectiva, etc. es más difícil recrear e innovar prácticas políticas coherentes con deseos de igualdad, democracia, transparencia, honestidad, lealtad y coherencia.

Los modelos de práctica política de las mujeres en la historia del Perú al igual que de América Latina, tienen escasas excepciones, en tanto imita y reproduce prácticas conservadoras y masculinas. El caudillismo, la manipulación, el aprovechamiento, el acomodo, la reducida ética y la asociación del poder como mecanismo de enriquecimiento e influencia antes que de gratuidad y servicio social es una constante.

La solidaridad incondicional como apuesta política feminista en otros tiempos, en la era digital con un planeta globalizado, es desviación del concepto de sororidad desarrollado por el feminismo9 por ello inaplicable a la relación entre mujeres, por cuanto su insistencia en ello, es sólo un mito.

La sororidad apela a la condición de hermandad y amistan entre mujeres donde es posible construir alianzas y pactos, partiendo del reconocimiento de igualdad en la experiencia histórica de ser mujeres, independiente de las diferencias. En términos de Marcela Lagarte, la sororidad emerge como alternativa al poder político que impide a las mujeres la identificación positiva de género, el mutuo reconocimiento, la agregación en sintonía y la alianza10.

Cuya clave es valorar en su significado y contenido las diversas tramas y urdimbres que sostienen sus redes, entretejidos hoy como ayer, para afrontar necesidades e intereses personales al igual que los colectivos, sean estos consanguíneos, afines, sociales, culturales, laborales, etc.

El reconocimiento de la sororidad11 , abre la puerta a una práctica de affidamiento12 que nos libera del silencio y el pacto de solidaridad incondicional. Avanzando hacia una relación entre iguales donde sea posible el intercambio, mutuo apoyo en pos de proyectos compartidos, donde la autoridad se construye sobre la confianza, transparencia y rendimiento de cuentas. Donde es posible compartir sueños sin necesidad de hipotecarlos a cambio de residuos de poder político, entrelazando, poder y cooperación, con espacio para la consejería hacia el encuentro de referencias simbólicas entre mujeres.