miércoles, 28 de marzo de 2012

CARTA A MANUELA, EXORCISANDO EL DOLOR DE TU PARTIDA

Lima 28 de Marzo del 2012
Recordada Manuela1:
Escribo  esta carta,  porque sé que  allá donde te encuentras, estas libre de muros que impedían tu derecho a la comunicación. El dolor que anulaba toda dedicación a una lectura no existe más, la tristeza por todo lo vivido ya no nublará tus ojos. Sabrás que los sentimientos que me mueven son profundos aun cuando nunca nos conocimos, escuchamos el timbre de nuestras voces o nos miramos en los ojos de la otra.
Entenderás que es tu partida aquella que nos ha conectado por  sobre las dimensiones que nos separan,  provocando tanto dolor que me desborda, abrillanta los ojos, se me escapa por los poros, movilizando  mis dedos para exorcisar estos sentimientos y pensamientos.  
Manuela siento tanto dolor como impotencia  por ti,   por mí, por las mujeres que precedieron y las que nos suceden. Por todas las manuelas del Perú, América Latina y el Mundo. Por aquellas que diariamente mueren sistemáticamente asesinadas por un sistema que nos dice como vivir y cuando morir a nombre de la vida y el derecho del neonato.
Un sistema que  no precisa ¿Cómo  te sobrevivirán?  Aquellos que te aman, las que se te parecen y las diferentes que se reconocen en ti. Mujeres   que tienen como particularidad,   el periodo y lugar en el que les  toque  reproducir tu   historia, porque a pesar de las políticas de equidad e igualdad, los objetivos del milenio y los “N” convenios internacionales a favor de los derechos de las mujeres, seguimos siendo ciudadanas de segunda categoría, semi- humanas,  poco menos que discapacitadas mentales para decidir sobre nuestro cuerpo y vida.
Me duele tu vida tanto como tu muerte,  por lo cruel e injusta, a manos  de una ley que nadie te consultó, la cual se elaboró en mayoría sin considerar tu ausencia. Fuiste representada por quienes carecen  de condiciones para juzgarte y experiencia para comprenderte. A tu nombre se decidió que debías parir en su tiempo, sanos y fuertes a todos los hijos que pudieras concebir, sin considerar tu historia: psicológica, fisiológica, genética, morfológica, biológica, social, económica, educativa, prácticas y costumbres.
Los mismos que hicieron las leyes, las promulgaron y derivaron para que se implemente, sin que en algún momento su “brillante coeficiente intelectual y el poder que les diste con tu voto”,  fuera asaltado por la prospectiva de casos excepcionales como  la perfección de la especie humana que desecha espontáneamente las concepciones inviables. Sabiduría ancestral, por el que se recomienda a toda gestante,  no divulgar un embarazo hasta que el neonato  supere  los tres meses de gestación.
·         ¿De qué modo quedó  registrada tu muerte legal y bajo qué principio religioso se celebró tus exequias?
·         ¿Habrá alguien que recupere el proceso de tu calvario y se anime a escribir para que tu sufrimiento y muerte no sea en vano?
·         ¿Cuál de los personajes políticos hizo de plañidera en tu sepelio y cuál es el programa de los medios de comunicación que hoy se ocupa tanto de tu muerte mientras en tu vida hizo campaña para condenarte?
·         ¿Acaso fue tu epitafio: Aquí yace  Manuela, cuyo útero se reveló a la prohibición del  aborto bajo cualquier circunstancia…?
·         ¿Cuál es el principio ético y moral bajo  el cual se te torturó y desconoció tu condición humana condenándote a un largo padecimiento hasta morir? 
·         ¿De qué modo contarán los cuentos sobre ti a las nuevas Manuelas… Alguien te recordará al cabo de algún tiempo?
La ofuscación que produce el poder de los ausentes y la impunidad del silencio, obvió  la previsión de la tipificación del delito para los/as responsables de tu muerte, sumándose tu caso a los miles de casos de Manuelas en el mundo que mueren a causa de la mitad de la humanidad que decide sobre la otra mitad. Manuela perdiste no sólo la vida, también tus huellas pronto serás  parte de un porcentaje.  
Aun cuando sienta tu tristeza y perciba tu sufrimiento en cada una de las Manuelas que siguen tus pasos, no cuenta, porque este carta   llega tarde como para consolarte, tampoco será leída por otras manuelas que podrían revelarse. Y para quienes hablan en tu nombre y el mío, es inexistente, porque  tú o yo no contamos, salvo en elecciones  sea para justificar tu muerte o remover tu recuerdo y martirio. Jurando y perjurando que te harán justicia, repararán a tus deudos aunque ello no permita resucitarse, construirán un monumento o mejor un museo que sea imagen simbólica: “Ninguna Manuelas mártir a nombre de un neonato expulsado por un útero”.

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