jueves, 22 de marzo de 2012

8 DE MARZO: RADICALIZANDO LA IGUALDAD


He recibido muchos mensajes de felicitación por el día de la mujer, invitaciones y algunas reflexiones que suenan mas a arengas y porque no, algunas anotaciones interesantes, inclusive tuve llamadas de amigos extraviados que no sabían si felicitarme o no por el día de la mujer en medio de un estado de inmovilidad física.

Estuve tentada de aceptar lo que llega como y por donde viene, acostarme temprano porque he de madrugar para estar puntual en mi cita médica -inusual en mí ritmo que une la noche con la madrugada-. Por ello preferí hilar algunas ideas para agradecer colectivamente a todas/os por los buenos deseos, puesto que ellos ensanchan las buenas vibraciones del universo y avanzar a mi modo en la reflexión a cerca del contenido del día de la mujer.

Algunos avances

Que el 8 de marzo haya dejado de ser una fecha de importancia sólo y entre mujeres, es en sí mismo un indicador de avance, porque es un pretexto para mirar no sólo con ojos de mujer sino también de varón el largo trajinar de las mujeres por alcanzar una vida digna y con igualdad de derechos como seres humanos que los hombres sin por ello renunciar, ni hacer que ellos renuncien a las diferencias, puesto que es la variedad aquello que sigue hermoseando la convivencia entre los seres humanos y también otros seres.
Nos permite vencer nuestro egoísmo cuasi innato de especie, para a aceptar y amar a otro ser con sus virtudes y defectos, con sus dones y límites, en sus altas y bajas. Pero principalmente hacer juntos un mundo mejor donde es bueno vivir e invitar a vivir a otros seres que vienen a través de uno.

Distorsiones

En una sociedad neoliberal como la nuestra y donde el libre mercado campea -a nivel global-, en tiempos donde todo se vende y compra, todo tiene precio y se exhibe, quedando escaso espacio para la privacidad e intimidad. Sin duda que un día simbólico referido a la mitad de la población se torna en mercado apetecible para la transacción.

Poco a poco vemos que el 8 de marzo, día de conmemoración a la lucha y muerte de muchas mujeres por lograr el respeto de su sus derechos y el de sus congéneres por su condición humana a lo largo de muchos siglos de la historia humana, se va transformando en fecha de celebración, ergo pretexto para el consumo requerimiento de obsequios.

En el terreno político donde el costo / beneficio se mide por el rédito político que hace elegible a los(as) autoridades políticas y el reconocimiento populista a las autoridades, se inventan las gratificaciones. Premiando grotescamente a una, en representación de innumerables mujeres aquel acto desplegado que suman fuerzas e imaginación para salir de la pobreza, inventarse formas de subsistir bajo condiciones extremas, arrancan al sistema los resquicios de sus defectos para sobrevivir un día más, extender el padecimiento de una enfermedad terminal hasta donde el cuerpo resista, morir una y otra vez por inacceso a servicios públicos, atención, protección y cuidado.

Y las mujeres, que desconocen no sólo la historia, contenido y sentido del ocho de marzo, se felicitan así mismas y exigen felicitaciones por ser mujeres, como si tener un sexo diferente al varón requiriera celebración o los roles y prácticas socialmente designadas y asumidas por las mujeres, requirieran festejo.

 Dificultades

Existen muchas dificultades desde las más inadvertidas, como el hecho de una equidad políticamente correcta en tanto persiste, la idea y práctica de abuso, explotación, maltrato, subordinación y marginación de las mujeres por el hecho de serlo en diferentes etapas de su ciclo de vida.

Un periodo de enormes transiciones que se producen en la aldea global respecto al acceso, participación y uso de la oferta del merca por las mujeres nacidas afines del siglo pasado e inicios de este nuevo siglo, que son mujeres con derechos adscritos, en tanto las prácticas y el pensamiento sigue siendo principalmente androcentrista, dualista, heterosexual e inequitativa en la práctica respecto al acceso y uso de esos derechos, teniendo como sus principales guardianes de su permanencia a las distintas religiones, el sistema organización familiar hterosexual con el poder centrado en el varón, instituciones conservadoras a cerca de las práctica y costumbres sostenidas en la ideología patriarcal.

Las mujeres especialmente jóvenes y en edad de reproducción son estimuladas públicamente a ejercer sus derechos, sin embargo ese mismo derecho le es restringido en el espacio privado, por la familia, las costumbres la pareja; y en el espacio público, el acoso, la agresión y violación. El acceso a la educación y el trabajo amplia las aspiraciones, competencias y capacidades de las mujeres, que reducen las condiciones de ser sujetos de sometimiento y control, sin embargo esa misma condición se transforma en su principal fuente de vulnerabilidad porque estimula a un pensamiento patriarcal, machista y androcentrista a acabar con la fuente que amenaza y desestabiliza su poder, en este caso la libertad y rebeldía de la mujer, transformándola en objeto de violencia principalmente de su pareja, candidata o víctima de feminicidio.

Por tanto, la principal dificultad está en la idea de igualdad, satanizada por quienes argumentan que las mujeres compiten con los hombres para ser igual a ellos generando rechazo, resistencia y nuevos mitos. Flameada como bandera, niega la diferencia inclusive entre las propias mujeres, por ende, termina siendo peor el remedio que la enfermedad.

Extremada y distorcionada la idea de igualdad con clonación (literal y lineal), se transforma en insulto a la inteligencia e imaginación porque es como mirarse así misma(o) en un espejo o convivir consigo mismo en medio de una multitud con todo el peso de sus implicancias. Para los(as) enemigos(as) de la igualdad de derechos y obligaciones, es sinónimos de la grotesca parodia de intercambio de sexos.

Apuestas

La igualdad a la que aspiramos algunas mujeres, de ningún modo está reñido con la diferencia y la diversidad, todo lo contrario se inspira y bebe de ella para plantear acceso a igual oportunidad social, política, económica, cultural para todas y todos, así como estar en condiciones de ejercer el libre albedrío para ser lo que queremos SER. Sin que ello esté mediado por restricciones de pertinencia a un sexo hombres o mujeres y a un molde único sin reconocer las diferencias tanto al interior de los hombres como de las mujeres. La historia ha demostrado que por ese camino llegamos a ser únicamente desdichadas(os), si no calzamos con la idea de “ser mujer” o “ser hombre” al que sólo accede un pequeño sector.

La igualdad por la que apostamos muchas mujeres, es aquella que provee derechos sexuales, ciudadanos, económicos, culturales y políticos por nuestra condición de ser humanos donde no exista espacio para ningún menoscabo bajo el pretexto de nuestra condición de ser mujer. En la medida que estos derechos tengan peso distinto para mujeres y hombres o para algunas mujeres y otras no, se transforma en puerta de ingreso para su correspondencia con otros determinantes como edad, idioma, raza, creencia, opinión, opción sexual que justifiquen la existencia, permanencia y reproducción de situaciones atentatorias a la dignidad, el cuerpo, la libertad y la vida de las mujeres, y a través de ellas a todos quienes son parte, para retornar cual bumerán a la misma sociedad.

Retos

Cuesta mucho pensar a mujeres y hombres, en relaciones mediadas por la igualdad, en el esfuerzo que cada una(o) ha de colocar en las relaciones interpersonales, en una sociedad con hombres y mujeres con igualdad de derechos respetando sus diferencias, porque nos hemos construido con una serie de prácticas que nos acomoda inclusive cuando proviene de la incomodidad. Es más conocido y por tanto menos temido el modo de relacionarnos a través de la imposición, manipulación, fuerza, poder y abuso que producen aparentemente beneficios para unos y perjuicios para otros, pero misteriosamente persisten unidos y se retroalimentan inexplicablemente.

Nos consterna mirar cada día titulares que absorben a los medios de comunicación, cuya crueldad y aberración pone en cuestión no sólo la lucha de las mujeres sino las contradicciones de una sociedad como la peruana y un planeta como la tierra donde a la par del desarrollo en la tecnología y la ciencia, nuestras prácticas no tienen mucho que envidiar a épocas arcaicas en que la pugna terminaba con el exterminio del oponente.

Sin duda hay mucho que reconocer a cerca de los avances y el destaque de las mujeres en este nuevo siglo, sin embargo aún queda por valorar su aporte en la modificación o re-afirmación de relaciones que se ha concentrado sólo en medidas de equidad y/o exclusión mientras queda en paréntesis otras dimensiones.

Radicalizar la Igualdad

Al Radicalizar la Igualdad también damos contenido intrínseco a la Libertad, pero la libertad en todo su significado, nos obliga a hacernos cargo  de nosotros(as) mismos(as), sin espacio para ocultarse tras el rol socialmente atribuido o la espera del héroe o príncipe para salvarnos de nosotras mismas. Implica que la división del trabajo no necesariamente es de producción o reproducción sino de producción y reproducción. Y que no necesariamente sólo la mujer puede y deba hacer el trabajo reproductivo o sólo el varón el trabajo productivo, habrán tiempos y/o condiciones que llevará a la pareja a buscar el mejor acuerdo, valoración y respeto por el rol que le toca al otro.

Significa que necesitamos de un profundo cambio tanto en mujeres como varones, para percibir y valorar roles tradicionalmente estigmatizados y devaluados. Cuando nos toque estar en el zapato del otro(a), porque nos quita del refugio donde justificábamos nuestros fracasos, para no enfrentar y vencer nuestros miedos día a día. A las mujeres nos empuja, reconocer nuestras fortalezas y barreras auto-construidas cual cerco, so pretexto de los otros, para sacar a flote las capacidades encubiertas.

La libertad entendida como capacidad para ser y hacer, nos arroja a enfrentar nuestros espantos y temores, a reconocernos que podemos ser el ser subliminal que todos esperan o superar a la mayor tirana que se esconde en el fondo de nosotras, que nos hace manipuladoras y controladoras, con eficiencia para reproduciendo las pautas, códigos y mecanismos de poder existente. Es más exigente y cuesta mucho, ser parte de procesos, acompañar y facilitar la libertad de los seres que son las hijas y los hijos, repensar y ensayar nuevas prácticas sin morir en el intento. El miedo que nos paraliza puede también a empujarnos a ser nuestra propia antítesis.

La libertad para mujeres y hombres, pero principalmente para mujeres que tienen miedo a la libertad, es el reconocerse como principal responsable de su SER, desde donde tiene la obligación de leer el contexto que la rodea y si no es bueno para ella tampoco lo es para conjunto o viceversa. Es tomar conciencia y asumir compromisos, correr riesgos, establecer relaciones basadas en el respeto, igualdad de trato y expectativa similar, haciendo ejercicio de mi derecho que termina donde se inicia el derecho del otro/a. Cuando me hago cargo y no dejo más el encargo de cambiar el mundo a partir de mi propio mundo e impedir que fenezca.

Una libertad radical es lo que tenemos en el horizonte, porque aun cuando mucho hemos trajinado, poco hemos echado a andar esta revolución de cambios que no se imaginaron nuestras ancestras que tuvieron como reto pelear por cada paso.

Por un paso dado se abren nuevas brechas, las barreras siguen creciendo al interior y fuera de las mujeres, porque el cambio significa, cambio de todo un sistema social, las formas de relación y prácticas de poder.


Pueda que estemos en una nueva era y ello este más cercano, por cuanto la resistencia es mayor y el endurecimiento de los factores en contra de las mujeres son extremos, hoy podemos asomarnos y analizar en detalle el horror de los hechos, pero no podemos contrastarlo con el pasados porque carecemos de registros, en la medida que su práctica era tolerada y asimilada como propia y pertinente.

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