¡Feliz aniversario queridas compañeras
de SINTRAHOGARP!, 37 años es un largo tiempo para una vida colectiva, organizada,
enfrentando y superando retos internos como externos.

No es fácil hacerse dirigente y líder de opinión sin morir en
el intento, cuando en estos tiempos nos vence justamente el tiempo escaso y
ficticio, las tentaciones, los ritmos y protagonismo personal. A veces el legítimo derecho
a la vocación de poder, que si no mantenemos alerta sobre objetivos e identidad
colectiva, podemos extraviarnos, desconectarnos de las bases y del trabajo comprometido que
nos hace e inspira día a día. La apuesta por el empoderamiento ha de ser una
apuesta transparente y precisa, para invertir todo lo que haya que invertir en
él. Al mismo tiempo que sea posible alimentar y dar el lugar que le corresponde
al proceso colectivo y el gremio.
En sus treinta y siete años, decreto que haya muchas Adelinda
Díaz Uriarte que han crecido y madurado en sabiduría que proveen los años, pero sobre
todo la persistencia de principios, la escuela de formación consciente que ha cincelado
en su ser esa condición de dirigente y líder colectiva, construyendo en el centro de la experiencia el
pilar de la inquebrantabilidad, la decencia y la altivez que da inspira la
dignidad.
Deseo que emerjan nuevas Pemina Ganboa Urquiza, que no le
temen a la militancia político partidaria, porque saben distinguir donde está
la línea donde termina lo gremial, personal y donde empieza lo político.
Apuesto porque se eleven
nuevas Inés Soledad Meza Ccuno, para construir un pensamiento propio en medio
de la confusión y las diversas voces asumiendo los retos y
costos de sus decisiones, haciéndose más sabia con cada desacierto y fuerte en cada acierto, sobre todo aprender de lo
vivido para ser el eco viviente del
discurso de igualdad, fraternidad y justicia.
Hago votos por la alternancia y emergencia de nuevos cuadros, la sangre joven de muchas Adet Gloria Polo
renueve las generaciones de dirigentes de aquí para el mundo, con nuevas herramientas,
voces, cantos y alegría, pero principalmente con la disposición y valoración e
la trayectoria de quienes la precedieron, no sólo para honrar lo heredado, sino
para llevarlo a condiciones de mayor trascendencia sin dejarse capturar por cantos de sirena o cuentos de princesa.
Aplaudo la existencia de muchas hayan muchas Azucenas,
Amandas, Edith, Glorias, Lauras,
Hortencias, Marías, Paulinas, Rosas … que se mantienen alerta
cuidando con celo la práctica democrática, inclusiva, igualitaria, no
discriminadora, mostrando que se puede
es posible existir como gremio 37 años, sean en contextos favorables o
desfavorables.
Y eso sólo es posible, desde
la modesta visión que me provee haberlas acompañado un trecho de ese
caminar cuando los objetivos colectivos no claudican, tampoco transan o
menoscaban por intereses personales o
subalternos. En una palabra, cuando por sobre todo emerge la dignidad y
honestidad en el trabajo de sus principales líderes, junto a la vigilancia y el
compromiso de cada una de sus bases.
Un abrazo por ser más grande cada día.
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