jueves, 31 de mayo de 2018

HACIA LA ETERNIDAD, TRAS DESENMASCARAR LA COLONIALIDAD DEL PODER


Querido Aníbal Quijano, fue bueno conocerte, por esos caminos misteriosos de las amistades compartidas, antes de conocer tu hacer y saber. Permitiéndome la posibilidad de conectar el pensamiento, discurso y registro con ese ser humano sencillo, sonriente y afable. Para comprender tu sentir tras el debate en espacios donde el pensamiento nuevo y saber, es ignorado, rechazado y silenciado, por miedo al cambio, optando porque el diferente sea difuminado por extraño y amenazador bajo la sentencia de indigerible.
Aníbal, fue bueno decirte en su momento, lo orgullosa que estaba por tu saber, hacer y decir, celebrar tu último reconocimiento, como siempre fuera y no dentro del país. Descubriendo en compensación, la alegría y modestia ante el elogio inesperado, retornando afecto con calidez en el abrazo. 

Alguien me dijo que me equivoqué de cumpleañero, yo respondí que de ningún modo, para mí decir lo que pienso es una norma, pero expresar lo que siento es un privilegio así que no importa el momento, sino la oportunidad.

Aníbal, hoy que partiste, me confirmo que la amistad se celebra y disfruta en su momento, así como siempre es oportuno decirle a la persona y no a la imagen o el reflejo lo que se siente. En este nuestro tiempo, para nosotros(as) no hay un después, porque lo que menos nos queda es tiempo, así que me felicito por la alegría en la última celebración de amistad compartida, por reírnos y danzarle a la vida, por disfrutar la compañía cantando y vibrando.

Muchos dirán que partiste al Olimpo del conocimiento, hacia un nuevo debate inconcluso con los(as) colegas que te antecedieron o a preparar el acogimiento de quienes te continuaremos, quizás sea posible, deseo que en una u otra figura,   encuentres la clave para seguir apostando en las coincidencias sin renunciar a las diferencias para recuperar nuestro país y continente capturado.

Otros dirán, que partiste para colocarte en algo así como un minarete, de donde contemplar y analizar desde ese atalaya el cielo, ese pedazo de gloria, por el que algunas(os) han tomado el nombre de Dios y aniquilado a quienes no compartían su credo, seguro que hallarás la hebra del entramado que por siglos ha hecho correr ríos de sangre y sin duda nos lo contarás, estoy convencida que hallarás el modo.

También habrá quien diga, que retornarás en menos de lo que nos imaginamos, con mayor energía y nuevas estrategias, pero con igual o mayor tesón, vehemencia, dones y pensamiento, que te ha distinguido, con aportes para  la recuperación de la  humanidad en su condición de tal. Antes que la posesión del otro(a), posición sobre el diferente y desposeído(a). De ser así, seguro que te descubriremos por tu mirada profunda, sonrisa brillante y firmeza de tu voz, sin importar bajo que facciones, sexo o revestimiento estés.

Para mí y también para muchos(as) que te conocimos  a través de tus escritos, argumento, discurso, sonrisa y abrazo, partiste al mismo tiempo que te eternizaste, quedando tu herencia intelectual hoy más vigente que ayer para entender y pensar al país, América Latina y pueda que a todo el planeta.

Si al inicio de tu tesis, había desinterés y hasta desdén, porque la alienación, el autoritarismo e imperialismo era suficiente para explicar “la realidad”, hoy tu idea de colonialidad/ descolonialidad del poder, neoimperialismo, colonización del pensamiento, eurocentrismo,  choledad, identidad, utopía latinoamericana; se entroncan con otras ocupaciones como género, raza, etnicidad, corrupción, crimen, radicalización de la democracia etc. Hallando en esa relación sentido y contenido la perspectiva de análisis para comprender e intervenir por un cambio.

Aún nos queda mucho por batallar para comprender y aprender de nuevas perspectivas, tú fuiste un visionario en momentos donde los grandes teoremas importados parecían suficiente. El tiempo nos ha mostrado que esa actitud dogmática, intolerante y absolutista, no sólo impidió leernos como país, sino entendernos como continente y lo que es peor, dialogar entre nos.

Te has ido Aníbal Quijano, luego de una vida plena y una producción vasta de pensamiento y discusión sin claudicar, con docencia de maestro digna de imitar, sin renunciar a tus raíces y la alegría de tu espíritu.

Te has ido Aníbal, en tanto nos hacemos herederas(os) de tu legado y quizás esta vez tu ejemplo, nos dé oportunidad para vencer nuestras dificultades de dialogar en diversidad y dejar de ser monólogos colectivos entre quienes están de acuerdo o han construido un club académico con muros y techo de cristal.

Te has ido y quizás podamos imitar, tu capacidad indesmayable para pensar y hacer sin desistir, aun cuando ello implique periodos de soledad e indiferencia en nuestro país, mientras el mundo te aplaudía y reconocía.

Un abrazo de solidaridad para Carmen y tus hijos, en este su momento de dolor.

QEPD

lunes, 14 de mayo de 2018

¡Y CUANDO GANAS... SOLO ES EL INICIO!"

Contaba en la primera parte de esta historia, que fui animada por Puñuy para enseñarles cómo hacer para llegar a consignas de campaña convincentes durante la última semana de la misma. A continuación comparto los diez pasos, que en realidad se hacen, haciendo las(os) niñas(o) necesitan oír, ver y palpar:
  1. Debían identificar un problema o necesidad, luego preguntarse ¿Por qué?
  2. Cada respuesta volver a preguntar ¿Por qué?
  3. Luego de algunas respuestas convertir el problema que está expresado en una situación no deseable en una situación nueva resuelta.
  4. Hacer otro tanto con cada uno de sus respuestas.
  5. Luego mirar que situación nueva es la que ella puede crear y que capacidad tiene para ello.
  6. Identificar oportunidades tiene a favor para alcanzar esa nueva situación.
  7. Y que dificultades podrían presentarse e impedir que alcance esa situación nueva.
  8. Esa nueva situación será su objetivo, su capacidad la meta del objetivo, las dificultades inspiraría la estrategia a usar y las oportunidades las tácticas a considerar.
  9. Con todo eso claro tendría el contenido de sus consignas así como,
  10. estrategia de convencimiento a indecisas(os) en la última semana de su campaña.  
Hicimos la práctica, revisando nuestros conflictos de tres durante los domingos, así que limamos asperezas con besos y compromisos, ese también es otro cuento, pero una vez más Puñuy es la que más pregunta; Mayu sintetiza, recrea y apropia.

Esto que expliqué a mis nietas es parte de mi curso de Manejo de Futuros Escenarios, chino para algunos(as) de mis estudiantes de posgrado. Para mis nietas, algo cotidiano, porque ya en primaria estudian teoría de conjuntos, siempre están curioseando en inventos y física, deconstruyendo, construyendo, creando objetos, jugando a estrategias, arruinando mis certezas y explicándome semana a semana exigencias de sus tareas. Así que todo esto, es chancay de a medio para ellas. Para mí, una oportunidad más de desarrollar pedagogía cada vez más simplificada de mi quehacer.

En la segunda semana de abril, Mayu desplegó su campaña, por supuesto que fue gracias al apoyo de Puñuy siendo su lema: “¡Si todos cooperamos, todo lo resolveremos!”. Identificó junto con su hermana (jefa de campaña autonombrada) un problema que afectaba a todas(os) y era posible resolver.  

Mayu ganó la competencia, es delegada de la promoción 2018 de primaria, por la forma de su campaña, también ha sido elegida delegada de su nivel en el Consejo Estudiantil del Colegio, compuesto por representantes de primaria y secundaria, ergo se perfila como líder para la secundaria. Luego de haber comprobado que se puede hacer campaña tomando en cuenta la necesidad de todas(os), diciendo la verdad y comprometiéndose a algo que se puede hacer. Sigue pensando que no quiere ser presidenta, porque no quiere ir a la cárcel, ese también es otro cuento.

Su madre y padre están emocionados y no caben en  satisfacción. Nosotras tres hemos celebrado a nuestro modo, preparé spaghetti a la boloñesa el preferido de las dos, variando solo en carne molida o pollo, chocolate de beso de mosa por lonchecito. El regalo para dos, mi colonia de abuela con el que se bañan todos los domingos, distribuido en dos sprays pequeños. Y el regalo especial para Mayu: una docena de sharpies negros, para que cree sus mándalas, que por supuesto terminará colgado en alguna de mis paredes cuando su madre decida que estuvo por mucho tiempo en su cuarto.

Mayu y Puñuy, hoy pugnan por el protagonismo en nuestros domingos de nietas, el amor de sus padres, sus juegos, su mundo escolar. Suelo decirles que es su época de magia y alegría, aun cuando Puñuy me diga que no es cierto, porque su profesora la regaña y está sobre ella todo el tiempo. Le digo que eso es porque es una niña con mucha energía, así que si hace pronto sus tareas, pida otra tarea para no aburrirse. Su frase distintiva es “¡Abuela me aburro… hacemos algo!”. 

Es sumamente inquieta contrario a lo que prometía al nacer, sólo dormía, por eso, la nombramos con Mayu: ¡Puñuy!. Está llena de energía y sostenidamente contestataria, como suelen ser muchos niños(as) de hoy con escasa contención, a ella hay que sumarle su sobrevivencia porque tuvo un nacimiento de alto riesgo. Considero en verdad que ese es uno de los factores primordiales para vivir con tanta intensidad y no aceptar reglas que van contra su deseo y placer, entenderán que me sienta desborda, las(os) abuelas(os) con nietas o nietos similares.

Mayu es lo opuesto, responsable, aplicada, organizada, ordenada, autoexigente, meticulosa, paciente, dedicada, persistente y altamente creativa, pero sumamente absorvente e invasiva, no hay malestar, indisposición o desalojamiento que la detenga. Si tengo gripe, igual se mete a mi lado y pide que le de masajes, si me duele la cabeza me dice que le cante o cuente. Si me resisto me lee, comparte conmigo su avidez por la lectura.

Muy pocas veces ha dicho que se aburre, pueda que se deba a que sus primeros años sin Puñuy, todo nuestro tiempo fue dedicado a hacer cosas, donde ella era mi centro y yo tenía más energías, cada domingo era un nuevo proyecto y creación. Los últimos cinco años, luego que ella decidiera que sería la única persona de apoyo a sus dudas de aprendizaje y ninguna otra profesora particular más, parte de los domingos revisamos y discutimos sus tareas más complejas. Su frase es: “¡Abuela tenemos tarea… me ayudas!”, es la hora de dos y conflicto de tres.

Puñuy nació en diciembre y a mí se me rompieron las alas en febrero, estuve detenida hasta cuasi la mitad de su vida, en tanto la otra mitad, me he concentrado en distraerla y pelear con ella, porque sólo quiere hacer su revelada gana. Por mi lado a mí se me agotó la complacencia y el disimulo para dejar hacer, pasar e ignorar.  Sin embargo, en este último tiempo es más receptiva, empezó a respetar acuerdos, yo he decidido emplear todas mis habilidades así que hacemos proyectos de tres y ha tenido un papel activo, inclusive en las sesiones de apoyo al aprendizaje de Mayu por encima de sus protestas sobre nuestra hora exclusiva. Comparte conmigo su debilidad por las plantas.

Aquello que hoy experimenten niñas y niños como Mayu y Puñuy en hermandad o individualmente, seguro que marcarán sus recuerdos y futuros derroteros depende de cómo actuemos en off o como espectadores, ante el escenario de la vida donde ellas(os) empiezan a actuar, aprendan a relacionarse con  otros(as) dejando de ser el hoyo del queque. Lanzarse a asumir la conducción y/o representar los intereses de un grupo. Ya no como antes o quizás aún suceda en algunas escuelas, por designación a dedo de la profesora, sino por desarrollo de sus capacidades de competencia, venciendo sus temores superando sus desencantos y enfrentando la incertidumbre del fracaso que muchas veces ni siquiera lo han tomado en cuenta o cuentan con ello para prepararse emocionalmente.

Depende de cuanta honestidad coloquemos en abordar esos temas "no permitido" para niñas y niños: la inconducta de los adultos, con esa frase que en mi tiempo nos sometían: “Los niños y niñas respetan ante todo a sus mayores. No ven, no escuchan, ni repiten lo que dicen, porque no entienden, son cosas de grandes”. 
Pueda que por eso, entre otras razones,  nuestra generación perdió en algún punto del camino la criticidad para discernir y decir la verdad a tiempo, fuerte y constructivamente, tornándonos en expertas(os) en el disimulo y expectorando o haciendo la ley del hielo a quien suele decir la verdad sin recubrimientos.

Mi hija hizo su primera campaña electoral por Frejolito, en el colegio, la familia y el barrio. Se desencantó cuando él renunció a la segunda vuelta, procesé con ella en su momento el cruce de los intereses, las historias y los devaneos de los políticos, pero la marcó, hoy es líder en el mercado y el mundo social, pero muy lejos de la política. Mi nieta lo hizo por PPK, ella a diferencia de su madre ha sido clara y precisa en sus preguntas, por algo pertenece a la generación Y, antes de venir a mí indagó y revisó todo lo que sucedió en internet. 

A ella me tocó explicarle cómo funcionan las incoherencias, la multiculturalidad en la política y la doble moral, cuánto necesitamos que haya personas que digan y hagan lo que prometen. Esa conversa la tuvimos el último domingo de marzo, tras la renuncia de PPK, que también es otro cuento.

La maternidad por tanto, no es sólo parir, nutrir y cuidar, como la paternidad no es sólo proveer,exigir y proteger; ser comunidad no es tener un discurso para niñas y niños,  mientras exhibimos conductas que contradicen esos discurso como adultos. Sino afrontar nuestros errores sumado a los errores del colectivo social, político, cultural y generacional.  Aceptando que nos equivocamos y nuestra responsabilidad en esa equivocación e intentando analizarlo juntos, para que ellas(os) lo tomen en cuenta en su momento.

Para que ese ímpetu de elegir, creer, competir y liderar en su edad púber, adolescente y juvenil no se aniquile, sino halle nuevas formas de ejercer control social; militar y liderar políticamente; elegir y participar democráticamente. Sin dejar espacio para el enquistamiento y caudillismo; con capacidad de dar y pedir cuentas; con imaginación para crear mecanismos de control cuando se tiene y deja el poder; con responsabilidad ante la toma de decisiones, asumir sus costos y  consecuencias.

Por eso nuestro deber, es animar a que discurran por diversos vertederos donde siempre tengan oportunidad de ser y hacer, tornando la energía en creatividad, innovación, invención, perfección, poder de sí para sí que se libera y expande, que permite amar, reconocer que son y merecen ser bien amadas(os) para vivir en felicidad. Para no dejar que su mundo del mañana, siga empantanado[1], lleno de fieras insaciables como los feminicidas[2], su comparsa de alimañas[3]  y corruptos[4] que impiden la justicia,  alimentados de uno u otro modo por los Garcías, Fujimoris, Toledos, Humalas, Kuczynskis, Acuñas, Mamanis, Villarans, Castañedas donde antes y después del poder sólo cabe pasión, ambición, obsesión, obnubilación, perdición, corrupción, negociación e impunidad, hasta hacer de la política como de su vida propia una porqueriza.  

domingo, 13 de mayo de 2018

ENTRE MATERNIDADES Y MATERNALIDAD


Es sábado, antes de un domingo más del día de la madre. Hemos quedado en vernos con Ana tras tres meses de ausencia e ir a disfrutar del arte de ser madre al arte de expresarlo en voz alta. Sin tapujos, censura ni medias tintas, sólo dejar que fluya para desestigmatizar la acentuación de los roles y atributos sociales cuyo mandato tiene como máximo valor la maternidad. Pero aquella ideal, sin llegar a sus extremos: ningún hijo(a) que sea sospechoso o mucho que se torne en escándalo, en una sociedad temerosa y vigilante de sus fronteras, cuyo ensanchamiento se asemeja al asalto de corsarios y piratas, provocando miedo, inmovilidad y quebranto.

He llegado al escenario de la noche que se anuncia misteriosa como generosa, la puesta en escena de la obra a puertas abiertas. Es mi primer encuentro con la niebla limeña, circundándome  un otoño gris de casi invierno precoz que hace sujetarme de la pashmina, mientras recuerdo que a menos de una hora, dejé un sol radiante, propio de micro climas en este bendecido país. La cita es en El Galpón, tengo mis dudas de la ruta, hasta cuando descubro la estela de aromas a canela, sándalo y mirra que ha dejado tras de sí Haydee, la Negra que sólo Sabía Parir.
Ella es una mujer dispuesta, disponible y decidida a mover la montaña con sus manos. Erguida en toda su altura, con voz en decibeles máximos, de sonrisa plena, olfato inquieto y atento a la intensidad de  aromas como ambiente. Con piel tersa de veinte habiendo transitado más de siete décadas, ojos inquietos e inquisidores, bellamente contorneada en cada detalle de su cuerpo de alabastro.

Cuerpo, amasado y afinado con el trajinar del cuidado a nueve de doce hermanos(as) sin haber rebasado la adolescencia. Afirmado por el cincel del embarazo, parto y cuidado de ocho hijos(as) antes de la edad de cristo, barnizado bajo el lustre del amor en cada amanecer, atardecer y anochecer de goce y compañía, en una danza de mutuo descubrimiento. Hasta tocar el cielo en momentos de éxtasis y de dulzura como complicidad tierna en tiempos de secano.

Una vida que ha sobrevivido a la maternidad inesperada e inconsciente, entrenado bajo el rol de hermana. Graduándose como madre multípara con espacio mínimo de recuperación biológica para garantizar la reproducción de la especie sin riesgo de extinción y postergación de la madurez emocional. Y tras tomar las riendas de su reproducción, se asomó de cuerpo entero hacia el otro y la otra asida de aquello que bien aprendió hacer, su maternidad, que reproducida en el espacio público y colectivo se trastocó en maternalidad incomprendida de su liderazgo, entre las exigencias de las relaciones intragénero, la discriminación racista, la distancia intergeneracional, la democracia discursiva y el autoritarismo práctico; la religiosidad en tensión con la fe y los actos.


En ese espacio conflictivo, conflictuado y exigente adoquinado de ingentes intereses y agendas como sucede con los  espacios de las mujeres organizadas, nos  hallamos la primera vez en un tiempo de un siglo que ya no existe, mirándonos y calibrándonos con desconfianza, reto e interrogantes. Ubicadas entre una orilla y otra de un amplio e imaginario canal como el Huaicoloro, donde la corriente era ensordecedora, turbia y amenazante que impedía escucharnos, menos descubrir el fondo de cada orilla. Cuándo establecimos el puente entre ambas orillas, en un tiempo también impreciso y en proceso de construcción. Lo único cierto es que no sólo hemos aprendido a cruzar de una orilla a otra sino transitar unidas entre ambas. Cuando ha sido necesario, hemos sintonizando y armonizando nuestras diferencias en significado y significante de gestos, lenguaje y acto.

Así es como Haydee, primero fue madre, amante, esposa y vecina. Se asumió negra y triunfó en ello, luego aprendiz y se hizo defensora con certificación para andar y hacer andar derecho como abogada con licencia a los 75 años. En este tiempo, nos tornamos confidentes en medio del séptimo perfecto, dejando fluir el espíritu colectivo, desenturbiando al ayer para recuperar  al ser cual diamante en bruto,  hasta dejar salir su brillo impedido por la turbiedad y desgaste de un lado de la orilla.

Haydee aprendió a transitar entre la maternidad, maternalidad y actuación, hasta esta noche donde la vimos brillar con la luz propia que emerge de su ser. Saberse mujer y negra, quien además de parir, ha logrado transitar por donde le dio la gana, haciéndose más sabia en cada uno de sus escenarios, hasta parir sus propios sueños que hoy nos mueven y conmueven.

La historia de Haydee, en el contexto de las cuatro historias intergeneracionales, multiculturales, intra género, con preferencias sexuales y diferencias de clase. Donde el hilo conductor es el vínculo con la madre, la sexualidad que deriva en la maternidad y la apertura al ser, es una invitación a explorar los diversos de modos de experimentar el cuerpo, la sexualidad, el embarazo, aborto y las maternidades que trasciende al estereotipo de mujer blanca (más preciso mestiza), heterosexual, monógama, madre, casada y feliz. Nos muestra la otra cara que tememos expresar por temor a no ser parte del cuadro perfecto de la mujer-madre al cual socialmente estamos constreñidas, mientras celebramos y erigimos un santuario que se coloca y desmantela cada segundo de mayo por sólo un día, quizás con la vana esperanza de limpiar el sentimiento de culpa por sus entramados complejos donde nos hemos perdido o redescubierto.

Escribí en uno de los grupos cerrados en los que participo ese otro lado del tema sobre maternidad que es recurrente en nosotras las mujeres, en ambiente de confianza. Allí donde inclusive aquellas que dicen deseaban tener muchas(os) hijas(os) descubren en determinado momento que no es todo bello, sublime ni gratificante. Sino exigente, desgastante, frustrante y árido. A veces suele disiparse con un abrazo y un beso infante, para retornar con más intensidad cuando nos sentimos agobiadas y desbordadas en soledad con presencia o ausencia del padre que no sabe cómo serlo. Recordándonos nuestra humanidad, donde no existe naturaleza maternal salvo el proceso del embarazo, cuyo origen etimológico está asociado con vergüenza, carga, vida y muerte[1].

Esta noche lo dijo gráficamente Haydee, la madre multípara: “Hoy con todo lo que sé y he aprendido de anticoncepción, embarazo y maternidad, no tendría ni medio hijo(a)”. Y lo dijo la madre que quiso serlo cuando decidió y no pudo: “He comprendido, he aceptado y soy feliz con el amor más desprendido y no dependiente que son mis tres gatos”.

En el siglo XXI se ha decantado y nadie pone en cuestión, que la maternidad como la pareja es una opción y elección, definitivamente hoy más que ayer, porque las mujeres podemos abiertamente autostenernos sin temor a ninguna ciclo de nuestra vida. El discurso tradicional era tener pareja e hijas(os) para no quedarse sola(o), la realidad muestra que es relativo, porque sucede que se puede estar sola(o) inclusive en compañía.

Por cuanto si la maternidad en su condición de rol es elegida, como se elige otro rol, por ejemplo: el servicio por un trabajo asumida don conciencia y  responsabilidad no tiene porqué celebrarse, premiarse o felicitarse, porque  es lo que debe ser.

La maternidad a diferencia de otros roles, suele complejizarse porque involucra cuasi todas las dimensiones humanas salvo la sexual (a veces hay excepciones cuando sucede el incesto) por cuanto es subjetivo, objetivo, práctico, espiritual, social, económico, cultural y religioso. El modo como se asume y es percibido, depende de cuánta concesión permitimos a los mandatos sociales y el peso de la expectativa en nuestro rol de madre e hija(o), cómo procesamos nuestra relación con las hijas, reproductoras de nuestro ser y con los hijos para hacerlos capacitados o discapacitados de asumir su paternidad con plenitud.

Para el caso de las mujeres somos primero hijas que madres, aprendemos a ser hijas de la relación de nuestras madres con la suya, en tanto que nuestras hijas lo hacen de nuestra relación con nuestra madre y abuela (actualmente es más frecuente la coexistencia de más generaciones). Así que en nuestro aprendizaje y narrativa está presente no sólo la madre sino también la abuela, si nos sinceramos, hay un punto medio que nos igual con nuestra madre, es cuando nos descubrimos a su vez madres y abuelas.

Cuando asumimos la maternidad independiente de su condición biológica, no moriremos en el intento si nos desprendemos del “grado de madre”, reconocimiento, aplauso y celebraciones. Hoy como ayer, se suele ser madre sin parir como continuum. 

Para no ir muy lejos, lo son las abuelas que sustituyen a la madre ausente aun cuando está presente, con la carga de la ilegitimidad que simbólicamente la subordina al concepto de madre, tornándola en seudo-madre con adjetivos diminutivos que le resta autoridad y expectativas de reciprocidad. Y si se posiciona en función de su rol de madre, genera confusión, vacíos e infancia emocional de nietas(os)-hijas(os), por los cánones sociales atribuidos a la maternidad y no por su ejercicio, en contraste con el desgaste y exigencia que se torna mayor por la edad y experiencia. Allí el abrazo y el beso de satisfacción y reciprocidad, requieren confirmación con gestos y expresión de amor, por ser quien no eligió sino se resignó a ser madre porque no quedaba otra.

La tía y hermana mayor, a quienes muchas(os) de nosotras(os) reconocemos como referente de amor, valores, protección y ejemplo pero que no se nos cruza nombrarla hoy como madre pese a que cumplió ese rol. Y esta la nana o trabajadora del hogar, que independiente a ser una labor rentada, por la convivencia y ser la única referencia de afecto del niño(a) con padres ausentes, tiene un lugar difuminado y sin derecho en su propia memoria y de los(as) otros(as).

Y no entro al desarrollo, sino sólo anoto aquella paternidad con la madre ausente, que ha de reinventarse porque no puede imitarla ni sustituirla, pese a los discursos que hemos desplegado –me incluyo-, la maternidad no sustituye a la paternidad, tampoco es posible que suceda otro tanto con la paternidad, sino que el ejercicio del cuidado de otro, que es hijo(a) por tanto se torna más exigente, con mayor aprehensión, culpa e inseguridad de hacerlo bien, desde la condición uniparental de madre o padre.

Así que celebrar la maternidad en verdad más allá de las costumbres y el nivel de nuestra conciencia del contenido y sentido del concepto y significado es un factor de constante reflexión para nuestra relación entre mujeres, de mujeres con hombres. De los hombres con las mujeres y los hombres entre sí.

miércoles, 2 de mayo de 2018

¡AUN CUANDO PIERDES, SIEMPRE GANAS!


Segundo domingo de abril, uno de esos donde te sientes atrapada entre el deber y querer, porque más allá de tus cálculos y cronogramas aun estas en 80%, miras el horizonte y dices no queda otra, como siempre hacia adelante. 

Hasta que inexorablemente eres desbordada por la realidad, a través de dos gritos y risas subiendo las escaleras, ya no hay donde ocultarse… ¡es día de nietas!
Para las nietas que han crecido con equipos electrónicos bajo el brazo, decir que no toquen tu laptop porque es tu herramienta de trabajo es el mensaje inverso, las caras y arrumacos son sus armas, recordando que es su día con licencia para todo, logrando que no te quede otra cosa que ceder, para jugar a cambiar roles.

Juego que implica actuación y drama, fingen que son la abuela ante la pantalla, claro que a su modo protestando  una cuando la otra tiene el control. Felizmente que aprendí bien negociación de conflictos, cada una tendrá turnos, dejándome sus huellas para la compañía de los momentos ausentes, pueda que las fotos de hoy les sirva  alguna vez cuando sean también abuelas, les sirva para recordar que aprendieron a serlo como nietas, hoy sólo descubren que ambas son actrices principal.

No les gusta el papel secundario, será porque tantas veces tantas, nos han dicho a las mujeres que somos ciudadanas de segunda y tercera clase, que ellas desde pequeñas, han decidido revertir tal pensamiento con conductas que en este tiempo es propicia para la lección de abril.  

Les ha tocado vivir un momento en el país que también para ellas son fuentes de decepción y lección. Cuando Mayu me contó que estaba en la última semana de su campaña estudiantil, confesó que estuvo a punto de desistir, pese a que había previsto desde hace dos años ser la delegada de todo el sexto grado. Pregunté por qué,   me respondió: “PPK me mostró que no importa cuánto hayamos hecho por él, al final hizo lo que dijo que no haría, mostrando que la    política es fea, así que me gusta más pintar”, cuando decidió postular a delegada, lo hizo entusiasmada por PPK, en ese entonces le hizo campaña animándome a votar por él.

Pregunté nuevamente: ¿Y por qué te animaste? Me dijo: “Ay abuela, como hice tanta alharaca hace dos años, soy la candidata de mi salón y no podía echarme para atrás? Pero sabes, he decidido competir sin ayuda de mamá, ni de los padres del salón, como siempre se hace, quiero hacerlo sola, quiero ofrecer sólo lo que pueda cumplir, quiero comprobar si es posible: ganar por mí misma, prometiendo lo que puedo cumplir. No quiero comprar votos con ningún regalo como lo ha hecho PPK”.

La miré y abracé, le dije: “Mira Mayu, me alegra tu decisión, que también es uno más de tus experimentos. Cuando uno compite apuesta a ganar y se deja en el terreno de la competencia piel, sudor y lágrimas, pero sobre todo lo mejor de uno. Pero cuando uno decide competir, siempre apostando a ganadora, también debe tomar en cuenta que en toda competencia sólo hay dos resultados: ganar o perder, significa que no hay premio consuelo como decir: ‘me faltó solo algunos votos o puntos’, porque eso es autoengañarse.  ¿Y sabes cuál es el misterio de una competencia?”.

Ella me mira acrecentando sus hermosos ojos, pero como siempre es Puñuy quien pregunta: “¿Cuál es el misterio abuela?”. Yo las miro y con solemnidad les digo: “Si uno sabe competir, siempre gana, aun cuando pierda".  Mayu dice: “Ya pues, abuela, no te pases, cómo se va aganar cuando se pierde, no es lógico”. Yo respondo: “En la vida no todo es lógico, porque la sabiduría no es dos más dos, incluye experiencia que es la suma de errores, aciertos, terquedad, espíritu, amor y alma”.

Una vez más, Puñuy pregunta: “Abuela cómo es eso que se gana cuando se pierde”. Yo repregunto: “¿A ver Puñuy, cuando aprendiste a patinar, lo hiciste la primera vez que te pusiste los patines?”. Ella responde: “No abuela, me caí muchas, pero muchas veces, ahora soy experta, no me caigo y eso que mis patines son en línea”. 
Entonces, asumiendo con plenitud mi papel de "abuela sabia" les digo a ambas: “Generalmente cuando uno pierde, aprende más que cuando gana. Cuando ganamos la alegría y la gloria hace que a veces olvidemos como sucedió. Las personas aprendemos más de nuestros errores, si se revisa con sinceridad y reconoce una no vuelve a cometer esos mismos errores nunca más, por tanto, aun cuando pierdes siempre ganas una lección."

Mayu casi pensando en voz alta dice: "¡Claro  sería tonto volver a cometer el mismo error dos veces!".  Yo le digo: "Cierto parece que es tonto, pero si la persona no sabe reconocer sus errores, asumir su responsabilidad y corregir esos errores, se vuelve a cometer dos, tres y más veces." 
Puñuy dice: "Por eso yo aprendí a patinar con ayuda de mi hermana", nuevamente ella me permite añadir: "Así como al patinar o manejar bicicleta necesita ganas, que alguien te anime, ayude y vencer el miedo. Así al competir también tienes necesidad de que alguien te apoye, anime y con quien te comprometes a hacer bien las cosas”. Siempre que descubre algo nuevo celebra saltando: “¡Entonces abuela cuando se compite uno siempre gana!, qué bueno ya quiero  competir para delegada, a mí siempre me gusta ganar”. 
Así es puñuy,  esas son sus palabras, es una niña grande con seis años, con  una voz ronca y lenguaje adulto, que si una no la ve, pensaría que tiene quince.

Mayu no ha permitido que nadie se meta en su campaña, dijo que lo tenía todo previsto, bueno cuasi  todo, porque me preguntó como quien no quiere: ¿Abuela si tú fueras yo,  que consignas harías para tu campaña como delegada?

Respondí: “Querida, no puedo imaginarme, yo no estudio en tu colegio, no tengo idea de cómo es un día en él, pero tú y Puñuy sí, así que sola o con la ayuda de su hermana descubrirás las consignas de campaña. Además, respeto y admiro tu decisión de hacerlo sola. Pero como soy tu abuela y quiero, te ensañaré la forma de descubrirlo. Para eso necesitas recuperar tu curiosidad de dos a cuatro años de edad con la gran interrogante del ¿Por qué?”.

Por su puesto que ella replicó: “Y cómo me ayudará si pienso como una beba”. Le respondí, que así respondería a cuatro espacios generados por el cruce de dos líneas en el medio”. Ella me responde: “Hay abuela me estás hablando del gráfico x/y, ya estás volviendo a las matemáticas”. Puñuy interviene: “¡Hay hermana, acaso no recuerdas que la matemática está en todo!”.

Animada por el auxilio de Puñuy seguí mostrándoles cómo identificar un problema, cómo identificar donde actuar y que cosas debía tomar en cuenta para que eso fuera posible. Pero esos detalles los puedo contar en otro escrito si les interesa saber los resultados y lo expresan.

Cerré este articulo, imaginando que gane o pierda Mayu las elecciones en su colegio, lo cierto es que ya ganaron ella y su hermana. Porque juntas vivirán  una lección práctica de competir, un estilo de ser y hacer, estoy segura que al igual que ella muchas adolescentes y jóvenes hoy se enfrentan al dilema de seguir las viejas prácticas de hacer política o reinventarse, enfrentarse a su miedo ante el fracaso y vencerlo, con la oportunidad de  aprender a ganar aun cuando le toque perder.


domingo, 22 de abril de 2018

¿Y SI NOS DEDICÁRAMOS A ORIENTAR AL PASO?


Es un lunes de abril, he salido presurosa con un libro de compañía para el trayecto porque el viaje será largo.
Abordé un vehículo y me hallé junto a una mujer joven, con una bebé en brazos que aferraba como temiendo se la arrebataran. Mientras pregunta al chofer si   falta mucho para el Poder Judicial. Él  responde: "Señora ya le dije que es en el paradero dos". 
Nosotros aún estamos por el paradero doce. La miro, mientras pienso que se dirige al mercado de la ley donde la justicia se compra y vende; dudo recordando que Rodrigo me dice que me meto donde no me llaman, Janet que sólo debo ayudar cuando me lo piden, pero puede más mí ser, así que pregunto: ¿Vas por pensión de alimentos?
Me mira con unos ojos marrones que destaca en su piel casi transparente,  sus ojos brillan con ese dolor que antecede al llanto, mientras hace un esfuerzo y me responde: "Si es por pensión de alimentos, y no sé nada".
A mi vez la miro y sonrío animándola para impedir que brote el llanto. Le digo: "¡Es bueno lo que has decidido! A quién no cumple con su obligación hay que obligarlo, no te preocupes todo va a salir bien, ahora hay más leyes que te protegen a ti y tu hija, de cuando tú o yo éramos niñas. Pero si no sabes nada, mejor baja en el siete,  allí está el Centro de Emergencia Mujer, 
para que te asesoren, oriente y apoyen según sea tu caso.  No te cobrarán nada porque es del Ministerio de la Mujer: Tampoco es una caridad, es tu derecho y de tu hija,   para eso pagamos a todos(as) los funcionarios con nuestros impuestos. Siempre hay un(a) abogado(a), una trabajadora social y un psicólogo(a)".
Me mira, con esa mirada que nos conecta a las mujeres, sin decir nada, pero significando que has hallado a alguien que responde a tu necesidad, en el momento preciso. Estamos a la altura del paradero siete, soy yo quien le dice al chofer: "Señor pare cruzando el siete, la señora con bebé baja en el CEM". El chofer me mira, intenta ignorarme y pregunta, a la señora: "¿Qué ya no va al poder judicial?".  Yo le digo: "No se preocupe, en este edificio la atenderán bien".
El Chofer me mira por el espejo retrovisor, el pasajero que está a su lado, voltea y me mira luego, vuelve la cabeza para mirar con desdén a la joven mujer que se aleja con su bella bebé en brazos, el estudiante que está a mi lado juega con su celular, con él no es. 
Me quedo sola en medio de tres hombres que deben pensar que soy una bruja mientras se solidarizan con el padre ausente, aquel hombre igual que muchos que no asume la responsabilidad de su prole, el verdadero machista que muchos confunden con el sexista, porque el machista es aquel que usa y cosifica a la mujer igual que el sexista, pero a diferencia de él, al machista no le importa el hijo o la hija
Por mi lado, decido ignorarlos, en eso soy buena,  recurro a mi mejor espanta hombres, como diría mi nieta Mayu, saco mi libro del bolso y me pongo a leer. ¡Claro que funciona!, ellos cambian de gesto y me ignoran, una mujer que lee es peligrosa.
Es las tres de la tarde, le robo tiempo al tiempo, he ido por seis libros para nuestro círculo de lectura, me muero de sed así que voy por un jugo de naranjas. La expendedora está llena de llanto, y su compañera le dice: “Tienes que denunciarlo”. Yo la miro y pregunto: “¿Tienes problemas con tu esposo?”.
Ella responde: “Ya no es mi esposo, hace cinco años que nos hemos separado, él se fue con otra mujer, pero no me deja en paz, es borracho, no le da la pensión a mis hijos, siempre quiere que vaya a cobrar mi hija que tiene quince años como si fuera su obligación, yo he abierto una cuenta para que me deposite y nada, he hablado de buenas maneras diciéndole que cumpla como padre, y no entiende. Cuando va a mi casa con el pretexto de la pensión se pone a tomar con sus amigos y nunca deja el dinero”.
Su amiga, de esas solidarias con las cuales no necesitamos enemigas, añade: “Ella siempre le habla bonito y él siempre le miente, le estafa, le restriega en la cara con su amante. Ella pone de pretexto que no tiene dinero para un abogado, para no hacerle  juicio, solo quiere que él cumpla a las buenas. Y él quiere volver con ella a la fuerza, sólo por un momento, para darle la pensión.”  
La mujer me ofrece el jugo, mientras desgrana todo su drama, yo escucho con atención y preguntas para entender mejor su historia, que para mi no es nueva, sólo tiene algunos acentos, matices, dolor; pero lo suficiente para entender que estoy ante una mujer que ama demasiado.
Finalmente le digo: “Mujer lo primero que tienes que preguntarte, es si quieres en verdad defender el derecho de tus hijos e hija o quieres ser “buena gente” haciendo que tu ex, deje de beber, tienes que preguntarte si tú lo quieres cambiar. Parece que no terminas de aceptar que él hace buen rato ya te cambió. Te has preguntado ¿Por qué quiere que tu hija de 15 años le vaya a cobrar?” 
Ella responde: “Por eso mismo lloraba porque coloca a mi hija en condición de mendiga”.
Yo insisto, “Tu mayor preocupación es su alcoholismo de él, y la parte material, olvidando que tu hija mayor está en riesgo ante él o sus compañeros de vicio, recuerda que a diario vemos y escuchamos, como un padre, abuelo, tío, vecino, hermano, destrozan la vida a niñas y adolescentes. Para que te dé una pensión de alimentos que es su obligación, no necesita verte ni que nadie le cobre, el juez sentencia cuál es el monto que él debe depositar en el Banco de la Nación, y si no cumple, hoy puede ir preso, si no tiene trabajo y no cumple, sus padres tienen la obligación de asumir esa responsabilidad".
Ella responde: "No crea yo tengo mucho miedo de eso, no de él pero si de sus amigos, mi hija ya está grande y el borracho no la va a poder defender, y no se que hacer".
La miro y aun dudando le digo: "Si en verdad estás decidida a defender los derechos de   tu hija e hijos, ve al Centro de Emergencia Mujer que está cerca a tu casa, allí te pueden ayudar, orientar y quien sabe hasta hacerte fuerte”.
Ella responde: “Yo vivo en ATE, mañana mismo iré, muchas gracias señora y por el jugo no se preocupe, ya me pagó”. Yo le digo: “¡De ningún modo, es el ingreso para tus hijos!”.
Me mira agradecida y dice: “No señora, necesitaba una abogado y usted ha sido mi abogada, psicóloga y ángel, un jugo de naranja es lo menos que puedo ofrecer ante un milagro, me ha quitado el dolor de este y muchos días. Déjeme que agradezca a Dios a mi modo”.
La miro conmovida, por esa cultura nuestra de reciprocidad, provocándome sentimientos que me desbordan, colocándome en ese estado al que llamo felicidad. Me despido, me voy con mis libros a cuesta, recordando la magia de este día que cierra,  donde fui instrumento del universo para retorné la serenidad a los rostros de angustia y dolor de dos mujeres que se cruzaron en mi camino, tan distintas en sus historias,  con los mismos pesares y necesidades, con las mismas carencias y urgencias. Con la misma desinformación y desconocimiento de sus derechos.Camino en medio de una tarde que se acentúa, el ruido silencia mis pasos.Vuelvo a sentir esa sensación de plenitud de los noventa cuando publicitaba por calles, plazas, mercados y dependencias sobre la necesidad de desenmascarar a una dictadura encubierta. De eso hace más de dos décadas, mientras me digo: "¡Sigo siendo bruja para unos, guerrera para otros, impertinente para los míos! ¡Allá ellos!, para mi es mi modo de vivir,  funcionó, funciona y funcionará mientras esté en esta dimensión.
En ese momento me pregunté, y  en este momento  que  escribo, te pregunto a ti que me lees: ¿Y si nos comprometiéramos en una cruzada cotidiana de orientación al paso, a las mujeres en sus derechos, sistemas, servicios y medios de los que puede servirse para protegerse y proteger a su prole?, ¿Cuántos rostros recobrarían la serenidad? ¿Cuántos niños(as) crecerían mas fuertes, con madres fuertes y decididas? ¿Cuántos confiarían en una sociedad que confía y se ocupa del otro(a) en el momento preciso?.

sábado, 6 de enero de 2018

¡ADIÓS UNITARIO 2017!... ¡ BIENVENIDO 2018 BINARIO!

Hace un buen tiempo que suelo de tenerme año a año para mirar lo vivido, reconocer al tiempo nuevo y hacer decretos. Desde que la tecnología llegó a nuestras vidas, dialogando conmigo misma y con quienes se detiene a leerlo en un tiempo donde abunda la información y que nos lean es indicio de conexión. Y también, porque la transición entre años, pese a ser sólo una abstracción hecho mito, en la práctica es nuestro modo de ingreso al tiempo sin tiempo. Para mí en particular, es mi modo de aplicar una auto-terapia de desprendimiento y acogimiento, que suelo recomendar en mis terapias.

En mi caso hacer un balance no sólo se remite al siglo XXI, es una práctica que ha extendido el puente de mi vida entre dos siglos, imagino que es igual muchas mujeres y hombres de mi generación. Sin embargo no recuerdo donde empieza ni imagino cuando termine.

Quizás coincida con mi primera década de vida, cuando a los ocho años decidí mis tres “S”, no ser sonsa, silente ni sometida -gracias a una lectura anticlerical y anti oligarca, sin tener idea del significado de ambos conceptos hasta 1996- y que muchas veces está asociado al modo como he configurado mi ser, pensar,sentir, estar, hacer y dar.

Podría ser  que fue a los catorce, cuando deseaba fervientemente que llegara pronto mi mayoría de edad –en aquel entonces era a los 21 años que en realidad es nuestra tercera etapa de vida-, para no volver a experimentar el costo de ser operaria invisible y a salto de mata con impacto desfavorable en el producto de mi trabajo.

Posible es, cuando caí en cuenta que había sumado a mi adolescencia inacabada,  mi rol de madre al lado de mi hermosa bebé, que afectada por estreptococos volaba con fiebres de cuarenta y en mi ignorancia de maternidad improvisada solo atinaba a amanecerme en vela bañándola y llenándola de recetas de mi abuela Rosa mientras oraba para que no se muera. Al cerrar el año,  agradecía los milagros y le pedía a Dios un trabajo lo suficientemente bueno que me permitiera cuidarla, porque creía que nada dependía de mis actos

Pueda ser que sea mucho más adelante, consagrada a ser una existencialista plena a lo Simone de Beauvoir,   racional, lógica, siempre en control, nunca desprevenida, amándome con convicción y decidida a tomar el mundo con mis manos. Donde solo al cerrar cada año, dejaba fluir mi lado intuitivo, femenino y mágico mientras compartía con mi hija, aun niña, el recojo de aquellas plantas mágicas cuyos nombres había aprendido del lado botánico de mi padre Felix un ser sabio y experto en todas las materias, combinado con la magia de mi abuela Rosa y la complicidad de mi madre.

Tal vez sea en los años noventa del siglo XX,  durante la década de crisis de todo que marco muchas vidas y muerte, nuestras vidas y  mi vida de entonces cuyos efectos  se extiende hasta nuestros días interconectándose en aquello que nos hemos trasformado como peruanas y peruanos. En aquel entonces, trenzaba la rabia, resistencia, rebeldía y magia para no morir siendo lo que me negué a ser: sonsa, silente y sometida. A estas alturas el tiempo fundacional ha sido absorbido por la continuidad.

Por eso una vez más en un día mágico 6 escribo para cerrar y abrir. Cierro este primer año en mi mundo mágico conectado con el real, que en principio me costó reconocer, hasta que he aceptado, que se ha conducido tal como debía ser el 2017.

Un año unitario y fundacional, donde se cierra un ciclo, culmina las penurias, se saldan deudas, concretan satisfacciones, se siembra, abona y como quien dice se limpia nuestra casa en todas sus dimensiones para abrirse a un año dual donde hay espacio para hospedar, acoger, ofrecer, recibir, perdonarse y perdonar.

La apertura a lo nuevo y el acogimiento con   madurez que nace del aprendizaje de habernos caído una y otra vez, hasta aprender la lección que no es lo mismo que curar o cerrar heridas, sino amar la cicatriz que es el recuerdo de aquello que debimos vivir, superar y aprender, para ser quienes somos, hacer que nuestro don se exprese, fluya para llegar hacia donde sea necesario, útil e independiente de los caminos que ha de tomar como de los obstáculos que ha de superar.

Y como toda crisis, a las que hoy sé reconocer y distinguir, gracias a haberlas vivido con los ojos abiertos, la mirada atenta, el oído agudizado y la piel siempre sensible. El año uno en nuestro caso fue alterado en su tiempo, desde dos perspectivas: a) cerrarlo antes de tiempo en su tiempo y b) extenderlo más de su tiempo hasta incrustarlo a este año binario.

Me explico, las características del año uno, que se resume en limpiar la casa, para abrirla y acoger el año dos, fue alterado por un anciano que nada tiene de sabio, en cambio mucha torpeza de niño y desfachatez de adolescente que no reconoce errores, menos está dispuesto a asumir los costos, en cambio recurre a todas las tretas, complicidades, intereses y arte de manipulación, para no asumir los costos de sus errores, ya no aprender porque simplemente no le da la gana.

Tampoco le importar a quien arrastre en su caída o a que ser perverso salve lo importantes es salvarse, es como ese juego de las escondidas donde uno salvaba a todas y todos: “¡Ampay salvo a mis compañeros!”, y claro si no eras lo suficientemente hábil, siempre la llevabas. Pero lo jugábamos porque pronto aprendíamos las estrategias, tácticas y escondrijos. En este tiempo no sólo los conocemos porque se nos ha expuesto, así que de nosotros depende el impedir que el juego siga. Y en el plano del universo recordemos que todas las deudas han de saldarse aquí y ahora, dependiendo de nosotras(os) que sea a tiempo, justo y aleccionador para futuras generaciones.

En lo personal, el universo fue magnánimo porque me facilitó embarcarme en una tarea que motivó a colocar en primera a mi lado racional y analítico, colocando a su servicio   mis intuiciones, sensibilidad y magia, y eso fue bueno, me evitó el dolor y la tristeza, aun cuando me inmovilizó el golpe pese a ser esperado, haciéndome más fuerte y asertiva.
Entre amigas(os) donde persiste nuestra preferencia por la confidencia cara a cara, a media luz y algo que partir, he expresado en voz alta que mis constelaciones y nodos espirituales se conectaron, evitando que las contingencias me detuvieran, desalentaran, alteraran o frustraran. He sido capaz de dormir con agradecimiento y una sonrisa, modificando planes para el nuevo día, por supuesto que estos llegaron a ser hasta D con apertura para su flexibilidad según el universo marque el ritmo.  

Así que 2017, año primero de la segunda década del siglo XXI, donde se enseñoreo la era digital, te despido con agradecimiento, porque me permitiste limpiar y disponer mi casa para abrirla al año binario 2018.  En el país y el planeta nos dejaste ver de lo que somos capaces e incapaces, nadie puede acusarte de haber impedido, recubierto la verdad y la composición de los acontecimientos.

Todos y todas, menos los infantes, hemos perdimos la gracia de la ignorancia, las ventajas del desconocimiento y la complicidad de la desinformación, ya ninguna (o) podemos refugiarnos en una pompa de jabón, ni auto consolarnos trasladando la culpa al otro o la otra, debido a que en este tiempo la única verdad es que todo queda registrado y flota. Nada permanece oculto, ni siquiera nuestros sentimientos, porque lo inventamos, posteamos y a pesar nuestro nos descubrimos.

Porque ya no es posible condenar nuestros actos sólo cuando se grafican en el acto ajeno con impunidad del nuestro, ya no sólo son palabras. Estas cuentan si están gravada y/o escritas, así como no hay lealtad entre ladrones, la palabra del cómplice se transforma en la primera prueba junto a las abrumadoras evidencias de aquello que te expone, recuerda, te libera o condena.

Porque importa cada vez más, el costo del bien preciado que se adquiere a sabiendas que pese a su brillo no es oro, ni por su color o textura dure sin corromperse,  más cuando lleva impreso en cada uno de sus a átomos la ambición y debilidad por el poder como su máximo afrodisíaco o placer.

Porque ya no podemos, eludirnos de pagar el costo de nuestras decisiones, aun cuando nuestra expectativa por la posesión y disfrute del bien nos frustre, es nuestra fantasía aquella que nos hizo obviar que su tiempo de garantía es sinónimo de duración en la era digital, donde todo está programado para durar menos de lo esperado y cuasi cerca de lo prometido.

Gracias 2017, porque nos enrostraste la verdad de quien es quién, pese a nuestra práctica circular de borrón y cuenta nueva, así como la política de miente, miente que algo queda. Ya perdió peso, la doble moral cebada en el discurso de representar al pueblo con dignidad, honestidad y verdad mientras la práctica es evidencia de servicio a sus deseos inconfesos y al poder, la dimensión y profundidad de su vileza, robo sistemático, mentira sobre mentira y corrupción que se vende al mejor postor dejando ruborizada a la más experimentada prostituta y frustrado al más hábil ladrón.

De cada quien depende aprender la lección, comerse sus sapos, enmendar y reinventarse. Todas y todos nos reinventamos a lo largo de nuestras vidas, siempre que estemos dispuestos a pagar nuestra factura, dejar atrás todo aquello que nos ate con un pasado y trascenderlo para hallar nuestra misión en este tiempo y dimensión. Con aquello que nos distingue de otros seres: nuestro cuerpo, razón, sentimiento, corazón y alma.
Bienvenido año binario donde siempre estaremos acompañadas(os) con tu alegría, espontaneidad, erotismo, magnanimidad, desprendimiento, disposición,   intercambio, reciprocidad, trueque, cooperación, solidaridad, justicia, perdón y amor del bueno y por su puesto cero impunidad.

A cambio te ofrezco mi mano para asir otra mano, mi hombro para sostener a quien desfallece, mis brazos para acoger al cuerpo agotado, mis pies para seguir creando caminos nuevos, mi regazo para cubrir y cubrirme de inocencia,  mi vientre para engendrar esperanza, mi pensamiento para seguir descubriendo tus misterios, mi corazón para amar y tolerar aquello que no entiendo, mi piel para sentir aquello que no puedo tocar, mis oídos para escuchar con nitidez  y respeto, mis ojos para descubrir tras las tinieblas a la luz y amar sus colores, mi voz para hablar alto y a tiempo,  mi magia para ser punto de sinergia, mis dones para aliviar lo irresuelto, mi alma para agradecer cada milagro,  acoger y facilitar el tránsito entre muchas vidas.

Bienvenido año 2018, toma aliento y vierte tu alforja llena de oportunidades como retos que nos lleven a desplegar lo mejor de nosotras y nosotros. Con la luz en tus manos para mostrarnos que es nuestra elección tomar la senda de nuestros actos y el costo de las mismas, con el plazo claro, que no es para siempre sino sólo 360 días de los que ya me tomé seis con agradecimiento.