jueves, 14 de junio de 2018

DE TEMPORERAS A CIUDADANAS

1940: Plaza de Acho, Puente Amazonas y lecho del río Rímac
La migración masculina de los cuarenta, fue seguida por una primera generación de mujeres migrantes asidas de su rol de madres cuando sus   familias de padres ausentes cíclicamente, fueron sincerados como familia uniparental con mujeres e hijos(as) abandonados. 

Mujeres madres que migraron ante la incapacidad de alimentar a sus hijos o tras las huellas del padre extraviado, intentando recuperar sus derechos. Para encontrarse de cara con la orfandad y soledad de pies a cabeza. Algunas se hicieron temporeras, otras obreras y la mayoría se puso al servicio de la naciente familia urbana bajo la condición de amas de leche, nanas, cocineras, lavanderas, muchacha o sirvientas de todo servicio.

Y cuando fundaron sus propias  familias, con dificultad para cuidar de su prole, animaron a las jóvenes de su pueblo a imitarlas bajo el velo del protectorado parental, sea como tía(o), hermana(o); vecina revestida de madrinas y/o apoderadas, dinamizando sin percatarse el más antiguo sistema de trata de personas bajo el manto de la promesa de un mejor futuro, heredado socialmente hasta nuestros días,al punto que muy pocas familias de regiones y provincias del país reconocen la trata como delito.

Las mujeres migrantes hicieron del trabajo doméstico su principal destino laboral a cambio de vestido, alimento y cobijo; frecuentemente sin salario, restandose oportunidad para crecer y emanciparse, a cambio se incrementaron los riesgos y abusos del cuerpo y la sexualidad especialmente en el caso de mujeres adolescentes y jóvenes. 

Transformando en tabú un rol encubierto en cuatro paredes,  que sumo a la bastardía colonizadora, aquella que nacía recubierto de servicio doméstico convirtiéndolas silenciosamente en iniciadoras sexuales de hijos varones y/o la satisfacción del maridos, que gozaban del servicio completo dentro y no fuera del hogar. Práctica que atravesó todas las clases, porque el abuso sexual nos iguala hacia abajo. Ensanchando las bases del machismo, sumando a los hijos(as) del matrimonio el de la trabajadora del hogar, bajo la figura del ahijado(a). Como si eso no fuera suficiente, el "padre de familia" sumo familias paralelas que emergieron tras su deceso demandando derechos de linaje  y herencia. Para hallar sus huellas basta hurgar sólo un poco en nuestro pasado parental, un ejemplo de su constructo, se grafica en Cisneros (2015)[1]

Parte de las dos primeras generaciones de mujeres migrantes al “servicio de”, con el tiempo se emanciparon del "protectorado" del servicio doméstico sin salario y algunas con relativo éxito tuvieron ahorros, transitando  hacia al sector terciario  de servicios como expendedoras en los nacientes comercios, con explotación y menos ingresos que los hombres; algunas  se calificaron en costura y modistería, incursionaron en la industria principalmente textil.  En el mejor de los casos accedieron al empleo público como docentes, enfermeras, secretarias,  conserjes y guardianas. Cuya necesidad de soporte doméstico, a su nueva familia, alimentó y acrecentó la reproducción de la trata de personas en las siguientes generaciones.

La migración de la tercera generación, coincidió con los años sesenta, donde se abrieron otras oportunidades en el contexto como el acceso a la educación nocturna, llave para la organización y el tránsito de servicio doméstico a trabajadoras del hogar que reivindicaron su condición de tal, despojándose del adjetivo y la connotación de "sirvienta, ama de leche, ama, nana, doméstica, natacha, muchacha ". 

Aun así su referente social continuó siendo parental y de paisanasgo el día libre de fin de semana, creo un habitad ficticio fundando el "hospedaje", "alojamiento" o un cuarto alquilado en la vivienda de un pariente para pernoctar un día a la semana y acumular sueños, prescindiendo de la casa propia y con ella todo lo básico para desprenderse de una labor de 24 horas y fundar la familia propia.
La cuarta generación coincidió con la independización de generaciones previas y el gobierno militar que reconoció a las invasiones. Al dejar la labor del trabajo doméstico y arriesgarse por una actividad económica diferente, enfrentaron igual o mayor desventaja que los inicios de su migración, al  volver a empezar con más años encima, una familia o solo parte de ella con un hijo(a) a cuestas que dificulta el hospedarse,  en un familiar o paisano(a).

Tornándose en vecina de los barrios populares. Algunas retornaron al trabajo doméstico  ya no como trabajadora del hogar por 24 horas, sino como prestadora de servicios: lavado de ropa, cocina, limpieza.   Y aquellas cuya labor era preciada, retornaron a las familias donde antes laboraron, con menos capacidad para negociar un salario y una mano de obra invisible de su hijo(a). 

Cuando escribo este párrafo recuerdo los rostros e historias de las admirables mujeres trabajadoras del hogar de SINTRAHOGAR, con quienes he recorrido historias y procesos de reflexión, descubriendo en el entramado de quienes se especializaron como trabajadoras del hogar, dirigentes y líderes. 

La quinta generación llegó con los ochenta y se reinventó así misma creando sus fuentes de trabajo, afirmando o adecuando su cultura y prácticas de convivencia. 

El país había cambiado, la mano de obra desbordaba y absorberla era cuasi imposible por la industria, el gran comercio y empresas que  entraron en recesión. Las migrantes dejaron de ser parientes y el paisanasgo, para ser vecinas y poblaron del arenal, los cerros y las quebradas por los tres costados de las grandes ciudades costeras, incluyendo Lima, fueron ellas las que invadieron y lucharon por un pedazo de tierra, agua, energía y construyeron con sus manos la nueva ciudad a su medida.

Impulsaron el trabajo ambulatorio, el taller o micro empresa con auto explotación, la impulsaba a la necesidad del reconocimiento y apuesta por el éxito.  Reproduciendo y adecuando sus ritos, creando asociaciones costumbristas y establecieron conexión de apoyo con sus pueblos de origen,  debilitando  la trata de personas, porque  es posible el emprendimiento y el trabajo ambulatorio.

La migración fue incrementándose por iniciativa propia  y expulsión de los pueblos empobrecidos, hacia los sectores del emprendedurismo basado en el trabajo familiar,  que sumo al migrante en mano de obra barata basada en la cultura de la solidaridad, del trabajo compartido y rotativo, ya no en el trabajo rotativo de la tierra sino en  la promesa del emprendimiento propio construyendo al norte el cluster del calzado, al sur la zona franca y en Lima el el cluster textil, hoy  mas conocido como emporio de Gamarra. 

Dejaron de mimetizarse con una ciudad ajena, apropiándose de ella, reproduciendo su cultura e  influyendo con sus prácticas y valores,  recreando sus raíces para no renunciar a su proceso identitario.  En este punto la migración masculina y femenina confluyó para conquistar y transformar la ciudad.

La sexta generación, coincidió con el desplazamiento del campo a la ciudad, el desborde y el miedo. La emergencia de mujeres que se habían posicionado de la ciudad, quienes se especializaron en el trabajo del hogar partieron a los vecinos países de Chile, Argentina, Venezuela. Aquellas calificadas en especializaciones técnicas como enfermería partieron hacia Europa.

Quienes se quedaron lo hicieron con derechos arrancados uno a uno, descubriendo que toda trabajadora del hogar que se respeta, es socia de uno de dos sindicatos existentes y asociaciones que las forma, representa, respalda y asesora. En el nuevo siglo, son muchas mujeres jóvenes,  ya no andinas  sino amazónicas, que no se afilian porque transitan por esa etapa romántica de relación con las familias donde trabajan bajo ese icono de novelas que les hace soñar en casarse con el hijo de la dueña de casa. 
Desborde Lima

Las más decididas(os) sacaron cabeza propia y reinventaron al país, en medio de la crisis que no dio respiro a la tradicional población limeña aristocrática y pequeño burgués que se extinguía al igual que se diluía la promesa del empleo seguro, la casa y el coche propio.

En tanto la clase media empobrecida y la aristocracia moribunda, con  nostalgias por el espíritu europeo o norteamericano, tomaron sus cuatro letras, maletas y sus dólares muc, partiendo tras el sueño americano a reproducir el papel del migrante andino como emigrante latino hacia el viejo mundo y Estados Unidos, con los mismos o mayores sueños de hombres y mujeres andinas decididos a trabajar en "lo que sea", ellos(as) partían colocando al mar de por medio.

En Lima la conquista de la ciudad en términos de Iván Degregory y otros (1986)[2], se transformaron en conquistadores y luego de invasores a invadidos, afirmándose con la música chicha, el emporio Gamarra y un sistema económico fuera del financiero: el préstamo, la junta y el pandero se sostuvo bajo palabra y el prestigio. Naciendo con ellos el rey de la papa, la yuca, de Gamarra, de la copia, la piratería, el diseño, la creación e innovación hasta nuestros días, la invención de la imaginación.  

Construyendo lo que es hoy el Perú,  un destino cultural del mundo, uno de los que tiene mayor crecimiento en la región de Suramérica y el Caribe, inspiración para el retorno de quienes se fueron tras el sueño americano tornado en pesadilla y/o por el retiro;  atracción de nuevos imigrantes del asia y  la misma región.

Lima desde el Club el Golf
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/aa/
Lima_Golf_Club%2C_San_Isidro_District.jpg
Ayer como hoy chinos(as) que llegan por miles, descubriendo que   peruanas(os) son buenos consumidores de todo cuanto más exóticos mejor. A u lado la distante India nos ha invadido con sus inciensos, aceites, affeites y mujeres emprendedoras. 

Los imigrantes de los países vecinos, lo hacen reconvirtiendo ese deseo ancestral de invasión y apropiación como sucede con chilenos(as) que en el nuevo siglo lo hacen adquiriendo cuanto pueda en el mercado donde todo se transa, desde empresas emblemáticas hasta el patrimonio cultural que incluye bienes tangibles e intangibles como costumbres, cultura y hasta el respiro, para patentarlo todo bajo el sello chileno.

Y llegan argentinas(os) para sumarse a nuestra frívola farándula logrando que el escándalo se eleve hacia niveles inimaginados. Colombianos(as) empobrecidos para enrostrarnos hasta donde podemos exhibir nuestra miseria humana. Mexicanos(as) que han calibrado el déficit de la seguridad ciudadana que les permite ampliar su mercado de tráfico. Y  venezolanas(os) que creen haber hallado su tabla de salvación, para andar los paso de las mujeres migrantes de los setenta,  redinamizando el mercado ambulatorio junto a su lamento por su país, al igual que lo hicieron chilenos(as) en los ochenta, cuando  Pinochet  los persiguió y 
exilió.

¿Y Que pasó con nuestros(as) emigrantes en el exterior, mas allá del volumen de remesas enviadas?

miércoles, 13 de junio de 2018

MUJERES TRAS LA OLLA DE ORO



Golondrinas https://www.warrenphotographic.co.uk/28019-
swallow-in-flight-series
Recordé el cuento de mi abuela sobre el otro lado del arco iris, a propósito del artículo que denuncia la situación de las mujeres temporeras marroquíes[1] en la cosecha de fresas, que en pleno siglo XXI se hace por estaciones para aliviar la economía familiar, sin traducirse en una migración definitiva sino de tiempo en tiempo, como diría mi abuela tras su propia olla de oro lo suficiente llena que permita sobrevivir junto a su familia. Una labor de mano de obra barata, que no tendría mayor análisis que la explotación desde la perspectiva económica, ha mostrado su lado de explotación esclavizante, sexismo y racismo. Evidenciando que no basta el enfoque socio económico para comprender y hacer justicia. Cae por peso propio la necesidad de un análisis fino para una agenda militante, que se incluya enfoque de derechos humanos, género y raza.

En las ciencias sociales a la práctica de migración temporal denominamos, fenómeno social de migración golondrina o estacionaria, que en el Perú se produjo hasta mediados del siglo pasado, donde la principal actividad era la agricultura con baja tecnología y gran demanda de mano de obra barata, que suele ser femenina, adolescentes y niños(as).

Hoy aún se produce pero con menos desplazamiento y proporción que antaño, probablemente  con más presencia de mujeres que hombres, eso es un tema a estudiar. La actividad es intensa en  costa norte y sur del país, para la siembra o cosecha de  productos  orgánicos de exportación no tradicional[2],  pero con menos  migración estacionaria porque hay suficiente mano de obra permanente en la zona circundante (periférica) y tecnología.  ¿Cuánto se reproduce de aquello que sucede en Huelva?, expuesto por temerarias periodistas[3] respecto a abuso sexual y racismo es otra tarea por dilucidar. Algo han escrito al respecto las amigas de Aurora Vivar[4] que apenas se asoma al problema de condiciones laborales quedando mucho por indagar respecto al acoso y abuso sexual.

Plano de Lima cuadrada 1940
Algunas pistas podrían estar en el modo como se produjo el fenómeno de la migración y sus costos para las mujeres peruanas en contraste con los hombres. También al respecto  se  tienen poco trabajo desarrollado, pese a que ha experimentado diversas etapas y ha configurado las relaciones entre mujeres y hombres que hoy experimentamos con sus aciertos, desaciertos e implicancias.

Si uno googlea mujer 1940 Perú migración apenas aparecen 95 referencias. Destacan  trabajo de Javier Iguiñez (1983)[5] que menciona 14 veces a las mujeres en libro de 318 páginas, Julián Antesana (1984)[6] con 49 menciones y escaso análisis de su significado e implicancias.  

Vista panorámica de Santa Ana, Hoy Plaza Italia
Mi abuela fue una de las primeras migrantes andinas de los cuarenta, se hizo limeña, en los Barrios Altos, cuando reflejaba en su contenido en nombre,  enhebrando su blancura y ojos azules a  favor en una sociedad discriminadora y discriminantes,  con sus cortinas, sábanas, manteles y mantillas, balcones, azucenas, pensamientos y gardenias. Sus dulces limeños inconfundibles e insuperables, se hizo bilingüe con aquel español sin acento andino y ese quechua dulce al cual no renunció, pero guardó con esmero junto con su ternura para la intimidad. Eran tiempos donde ser chola(o) era suficiente para ser discriminada(o), explotada(o) y adjetivada(o) de serrana(o).  

Ella nunca volvió a su tierra, salvo una u otra visita ante lo irreparable como la muerte de algún pariente significativo. Se hizo limeña entre Barrios Altos y la Plaza de Acho, cuando entonces Lima cuadrada era nombrada por su significado, puesto que en su interior se producía lo central de la vida urbana, disputando el predominio con el distante y desavenido Puerto del Callao, al cual las mujeres de bien no podían ir, porque estaba lleno de amenazas y tentaciones, mi abuela la llamaba la pequeña babilonia.

Junto a otras mujeres de su tiempo, destacó en el mundo público por su entereza, coraje y lisura como vecina, Tan distintivos como sus platos y aderezos que hacían sinfonía con firmeza, postura y sabrosura incomparable. Ella se esforzó como muchos migrantes de entonces por borrar todo signo de choledad que disminuyera su presente. Estrategia al que recurren muchas(os) peruanas(os) aún hoy, aquí y fuera del país, postergando el reconocimiento del valor de nuestra multiculturalidad y multilingüismo como una de nuestras posesiones que nos permite un lugar distinguido en el planeta de un mundo globalizado que lo arrasa todo.

A mediados del Siglo XX, Lima cuadrada aun concentraba el aroma de villa colonial, con zonas de veraneo distribuidos en Chosica, Barranco y Canto grande, que asemejaba a un viaje interprovincial. Los(as) migrantes fundacionales se asentaron alrededor de ella dando nacimiento a las primeras barriadas y zonas populares apropiándose de los cerros y las zonas periféricas de entonces. Fundando matrimonios y nuevas familias, sin saldar aquello que abandonaron en los andes creados en convivencia, así como ello la conformación de los actuales distritos populosos màs antiguos:  Leticia, Chacarilla, el Cerro San Cristóbal, Ciudad y Campo, La victoria, El Agustino, Lince, Jesús María, Breña, el Rímac, Magdalena.

Paralelamente se producía el lento de poblamiento de Miraflores, San Isidro, San Borja con los dueños de los solares y callejones de Barrios Altos que se alejaban del bullicio de la Lima Virreinal donde la muralla virreynal había cedido al cordón de migrantes,  a quienes ya no podían ignorar ni fundir con el paisaje.  

Decidieron dar vida a sus sueños europeisantes, imitando a los palacetes de sus anhelos. Lima moderna, que fue acrecentado con la llegada de inmigrantes italianos, americanos, alemanes, ingleses, japoneses, tras la primera guerra mundial. La historia y memoria, es ironía a las poses de fronterizos sobre fronteras, que hoy hacen gala quienes ayer fueron parias.

A medida que la producción se sofisticó, surgieron  las agroindustria y  se hizo insuficiente la migración masculina golondrina. Dando origen al proceso de atracción de la mano de obra no calificada de las mujeres especialmente de la zona andina, que poco a poco se transformó en migración masiva a partir de los años sesenta y pese a que la industria se redujo y con ello menos manos de obra, otro fenómeno creció y engendró el éxodo del campo a la ciudad durante el último decenio del siglo XX.

La agudización del conflicto armado colocó a la población civil entre dos fuegos, motivando que la migración adquiriera condición de desplazamiento de pueblos enteros con sus familias y vida entera, hacia las grandes ciudades del país, para finalmente desbordar la capital, transformándola en la mega ciudad  que es hoy con sus más de nueve millones de habitantes. Haciendo que dos tercios de la población peruana se haya transformado en población urbana, en tanto que en los andes se erigen pueblos fantasmas, algunos  sólo habitados por ancianas(os), niñas(os) y mujeres madres.   


[1] https://politica.elpais.com/politica/2018/06/09/actualidad/1528569474_339395.html
[2] http://auroravivar.blogspot.com/2011/05/dia-internacional-de-las-trabajadoras-y.html
[3] https://www.elsaltodiario.com/explotacion-laboral/dos-periodistas-alemanas-mostrado-mundo-abusos-temporeras-huelva
[4] http://auroravivar.blogspot.com/
[6] https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/20764/D-10852.00_es.pdf

jueves, 31 de mayo de 2018

HACIA LA ETERNIDAD, TRAS DESENMASCARAR LA COLONIALIDAD DEL PODER


Querido Aníbal Quijano, fue bueno conocerte, por esos caminos misteriosos de las amistades compartidas, antes de conocer tu hacer y saber. Permitiéndome la posibilidad de conectar el pensamiento, discurso y registro con ese ser humano sencillo, sonriente y afable. Para comprender tu sentir tras el debate en espacios donde el pensamiento nuevo y saber, es ignorado, rechazado y silenciado, por miedo al cambio, optando porque el diferente sea difuminado por extraño y amenazador bajo la sentencia de indigerible.
Aníbal, fue bueno decirte en su momento, lo orgullosa que estaba por tu saber, hacer y decir, celebrar tu último reconocimiento, como siempre fuera y no dentro del país. Descubriendo en compensación, la alegría y modestia ante el elogio inesperado, retornando afecto con calidez en el abrazo. 

Alguien me dijo que me equivoqué de cumpleañero, yo respondí que de ningún modo, para mí decir lo que pienso es una norma, pero expresar lo que siento es un privilegio así que no importa el momento, sino la oportunidad.

Aníbal, hoy que partiste, me confirmo que la amistad se celebra y disfruta en su momento, así como siempre es oportuno decirle a la persona y no a la imagen o el reflejo lo que se siente. En este nuestro tiempo, para nosotros(as) no hay un después, porque lo que menos nos queda es tiempo, así que me felicito por la alegría en la última celebración de amistad compartida, por reírnos y danzarle a la vida, por disfrutar la compañía cantando y vibrando.

Muchos dirán que partiste al Olimpo del conocimiento, hacia un nuevo debate inconcluso con los(as) colegas que te antecedieron o a preparar el acogimiento de quienes te continuaremos, quizás sea posible, deseo que en una u otra figura,   encuentres la clave para seguir apostando en las coincidencias sin renunciar a las diferencias para recuperar nuestro país y continente capturado.

Otros dirán, que partiste para colocarte en algo así como un minarete, de donde contemplar y analizar desde ese atalaya el cielo, ese pedazo de gloria, por el que algunas(os) han tomado el nombre de Dios y aniquilado a quienes no compartían su credo, seguro que hallarás la hebra del entramado que por siglos ha hecho correr ríos de sangre y sin duda nos lo contarás, estoy convencida que hallarás el modo.

También habrá quien diga, que retornarás en menos de lo que nos imaginamos, con mayor energía y nuevas estrategias, pero con igual o mayor tesón, vehemencia, dones y pensamiento, que te ha distinguido, con aportes para  la recuperación de la  humanidad en su condición de tal. Antes que la posesión del otro(a), posición sobre el diferente y desposeído(a). De ser así, seguro que te descubriremos por tu mirada profunda, sonrisa brillante y firmeza de tu voz, sin importar bajo que facciones, sexo o revestimiento estés.

Para mí y también para muchos(as) que te conocimos  a través de tus escritos, argumento, discurso, sonrisa y abrazo, partiste al mismo tiempo que te eternizaste, quedando tu herencia intelectual hoy más vigente que ayer para entender y pensar al país, América Latina y pueda que a todo el planeta.

Si al inicio de tu tesis, había desinterés y hasta desdén, porque la alienación, el autoritarismo e imperialismo era suficiente para explicar “la realidad”, hoy tu idea de colonialidad/ descolonialidad del poder, neoimperialismo, colonización del pensamiento, eurocentrismo,  choledad, identidad, utopía latinoamericana; se entroncan con otras ocupaciones como género, raza, etnicidad, corrupción, crimen, radicalización de la democracia etc. Hallando en esa relación sentido y contenido la perspectiva de análisis para comprender e intervenir por un cambio.

Aún nos queda mucho por batallar para comprender y aprender de nuevas perspectivas, tú fuiste un visionario en momentos donde los grandes teoremas importados parecían suficiente. El tiempo nos ha mostrado que esa actitud dogmática, intolerante y absolutista, no sólo impidió leernos como país, sino entendernos como continente y lo que es peor, dialogar entre nos.

Te has ido Aníbal Quijano, luego de una vida plena y una producción vasta de pensamiento y discusión sin claudicar, con docencia de maestro digna de imitar, sin renunciar a tus raíces y la alegría de tu espíritu.

Te has ido Aníbal, en tanto nos hacemos herederas(os) de tu legado y quizás esta vez tu ejemplo, nos dé oportunidad para vencer nuestras dificultades de dialogar en diversidad y dejar de ser monólogos colectivos entre quienes están de acuerdo o han construido un club académico con muros y techo de cristal.

Te has ido y quizás podamos imitar, tu capacidad indesmayable para pensar y hacer sin desistir, aun cuando ello implique periodos de soledad e indiferencia en nuestro país, mientras el mundo te aplaudía y reconocía.

Un abrazo de solidaridad para Carmen y tus hijos, en este su momento de dolor.

QEPD

lunes, 14 de mayo de 2018

¡Y CUANDO GANAS... SOLO ES EL INICIO!"

Contaba en la primera parte de esta historia, que fui animada por Puñuy para enseñarles cómo hacer para llegar a consignas de campaña convincentes durante la última semana de la misma. A continuación comparto los diez pasos, que en realidad se hacen, haciendo las(os) niñas(o) necesitan oír, ver y palpar:
  1. Debían identificar un problema o necesidad, luego preguntarse ¿Por qué?
  2. Cada respuesta volver a preguntar ¿Por qué?
  3. Luego de algunas respuestas convertir el problema que está expresado en una situación no deseable en una situación nueva resuelta.
  4. Hacer otro tanto con cada uno de sus respuestas.
  5. Luego mirar que situación nueva es la que ella puede crear y que capacidad tiene para ello.
  6. Identificar oportunidades tiene a favor para alcanzar esa nueva situación.
  7. Y que dificultades podrían presentarse e impedir que alcance esa situación nueva.
  8. Esa nueva situación será su objetivo, su capacidad la meta del objetivo, las dificultades inspiraría la estrategia a usar y las oportunidades las tácticas a considerar.
  9. Con todo eso claro tendría el contenido de sus consignas así como,
  10. estrategia de convencimiento a indecisas(os) en la última semana de su campaña.  
Hicimos la práctica, revisando nuestros conflictos de tres durante los domingos, así que limamos asperezas con besos y compromisos, ese también es otro cuento, pero una vez más Puñuy es la que más pregunta; Mayu sintetiza, recrea y apropia.

Esto que expliqué a mis nietas es parte de mi curso de Manejo de Futuros Escenarios, chino para algunos(as) de mis estudiantes de posgrado. Para mis nietas, algo cotidiano, porque ya en primaria estudian teoría de conjuntos, siempre están curioseando en inventos y física, deconstruyendo, construyendo, creando objetos, jugando a estrategias, arruinando mis certezas y explicándome semana a semana exigencias de sus tareas. Así que todo esto, es chancay de a medio para ellas. Para mí, una oportunidad más de desarrollar pedagogía cada vez más simplificada de mi quehacer.

En la segunda semana de abril, Mayu desplegó su campaña, por supuesto que fue gracias al apoyo de Puñuy siendo su lema: “¡Si todos cooperamos, todo lo resolveremos!”. Identificó junto con su hermana (jefa de campaña autonombrada) un problema que afectaba a todas(os) y era posible resolver.  

Mayu ganó la competencia, es delegada de la promoción 2018 de primaria, por la forma de su campaña, también ha sido elegida delegada de su nivel en el Consejo Estudiantil del Colegio, compuesto por representantes de primaria y secundaria, ergo se perfila como líder para la secundaria. Luego de haber comprobado que se puede hacer campaña tomando en cuenta la necesidad de todas(os), diciendo la verdad y comprometiéndose a algo que se puede hacer. Sigue pensando que no quiere ser presidenta, porque no quiere ir a la cárcel, ese también es otro cuento.

Su madre y padre están emocionados y no caben en  satisfacción. Nosotras tres hemos celebrado a nuestro modo, preparé spaghetti a la boloñesa el preferido de las dos, variando solo en carne molida o pollo, chocolate de beso de mosa por lonchecito. El regalo para dos, mi colonia de abuela con el que se bañan todos los domingos, distribuido en dos sprays pequeños. Y el regalo especial para Mayu: una docena de sharpies negros, para que cree sus mándalas, que por supuesto terminará colgado en alguna de mis paredes cuando su madre decida que estuvo por mucho tiempo en su cuarto.

Mayu y Puñuy, hoy pugnan por el protagonismo en nuestros domingos de nietas, el amor de sus padres, sus juegos, su mundo escolar. Suelo decirles que es su época de magia y alegría, aun cuando Puñuy me diga que no es cierto, porque su profesora la regaña y está sobre ella todo el tiempo. Le digo que eso es porque es una niña con mucha energía, así que si hace pronto sus tareas, pida otra tarea para no aburrirse. Su frase distintiva es “¡Abuela me aburro… hacemos algo!”. 

Es sumamente inquieta contrario a lo que prometía al nacer, sólo dormía, por eso, la nombramos con Mayu: ¡Puñuy!. Está llena de energía y sostenidamente contestataria, como suelen ser muchos niños(as) de hoy con escasa contención, a ella hay que sumarle su sobrevivencia porque tuvo un nacimiento de alto riesgo. Considero en verdad que ese es uno de los factores primordiales para vivir con tanta intensidad y no aceptar reglas que van contra su deseo y placer, entenderán que me sienta desborda, las(os) abuelas(os) con nietas o nietos similares.

Mayu es lo opuesto, responsable, aplicada, organizada, ordenada, autoexigente, meticulosa, paciente, dedicada, persistente y altamente creativa, pero sumamente absorvente e invasiva, no hay malestar, indisposición o desalojamiento que la detenga. Si tengo gripe, igual se mete a mi lado y pide que le de masajes, si me duele la cabeza me dice que le cante o cuente. Si me resisto me lee, comparte conmigo su avidez por la lectura.

Muy pocas veces ha dicho que se aburre, pueda que se deba a que sus primeros años sin Puñuy, todo nuestro tiempo fue dedicado a hacer cosas, donde ella era mi centro y yo tenía más energías, cada domingo era un nuevo proyecto y creación. Los últimos cinco años, luego que ella decidiera que sería la única persona de apoyo a sus dudas de aprendizaje y ninguna otra profesora particular más, parte de los domingos revisamos y discutimos sus tareas más complejas. Su frase es: “¡Abuela tenemos tarea… me ayudas!”, es la hora de dos y conflicto de tres.

Puñuy nació en diciembre y a mí se me rompieron las alas en febrero, estuve detenida hasta cuasi la mitad de su vida, en tanto la otra mitad, me he concentrado en distraerla y pelear con ella, porque sólo quiere hacer su revelada gana. Por mi lado a mí se me agotó la complacencia y el disimulo para dejar hacer, pasar e ignorar.  Sin embargo, en este último tiempo es más receptiva, empezó a respetar acuerdos, yo he decidido emplear todas mis habilidades así que hacemos proyectos de tres y ha tenido un papel activo, inclusive en las sesiones de apoyo al aprendizaje de Mayu por encima de sus protestas sobre nuestra hora exclusiva. Comparte conmigo su debilidad por las plantas.

Aquello que hoy experimenten niñas y niños como Mayu y Puñuy en hermandad o individualmente, seguro que marcarán sus recuerdos y futuros derroteros depende de cómo actuemos en off o como espectadores, ante el escenario de la vida donde ellas(os) empiezan a actuar, aprendan a relacionarse con  otros(as) dejando de ser el hoyo del queque. Lanzarse a asumir la conducción y/o representar los intereses de un grupo. Ya no como antes o quizás aún suceda en algunas escuelas, por designación a dedo de la profesora, sino por desarrollo de sus capacidades de competencia, venciendo sus temores superando sus desencantos y enfrentando la incertidumbre del fracaso que muchas veces ni siquiera lo han tomado en cuenta o cuentan con ello para prepararse emocionalmente.

Depende de cuanta honestidad coloquemos en abordar esos temas "no permitido" para niñas y niños: la inconducta de los adultos, con esa frase que en mi tiempo nos sometían: “Los niños y niñas respetan ante todo a sus mayores. No ven, no escuchan, ni repiten lo que dicen, porque no entienden, son cosas de grandes”. 
Pueda que por eso, entre otras razones,  nuestra generación perdió en algún punto del camino la criticidad para discernir y decir la verdad a tiempo, fuerte y constructivamente, tornándonos en expertas(os) en el disimulo y expectorando o haciendo la ley del hielo a quien suele decir la verdad sin recubrimientos.

Mi hija hizo su primera campaña electoral por Frejolito, en el colegio, la familia y el barrio. Se desencantó cuando él renunció a la segunda vuelta, procesé con ella en su momento el cruce de los intereses, las historias y los devaneos de los políticos, pero la marcó, hoy es líder en el mercado y el mundo social, pero muy lejos de la política. Mi nieta lo hizo por PPK, ella a diferencia de su madre ha sido clara y precisa en sus preguntas, por algo pertenece a la generación Y, antes de venir a mí indagó y revisó todo lo que sucedió en internet. 

A ella me tocó explicarle cómo funcionan las incoherencias, la multiculturalidad en la política y la doble moral, cuánto necesitamos que haya personas que digan y hagan lo que prometen. Esa conversa la tuvimos el último domingo de marzo, tras la renuncia de PPK, que también es otro cuento.

La maternidad por tanto, no es sólo parir, nutrir y cuidar, como la paternidad no es sólo proveer,exigir y proteger; ser comunidad no es tener un discurso para niñas y niños,  mientras exhibimos conductas que contradicen esos discurso como adultos. Sino afrontar nuestros errores sumado a los errores del colectivo social, político, cultural y generacional.  Aceptando que nos equivocamos y nuestra responsabilidad en esa equivocación e intentando analizarlo juntos, para que ellas(os) lo tomen en cuenta en su momento.

Para que ese ímpetu de elegir, creer, competir y liderar en su edad púber, adolescente y juvenil no se aniquile, sino halle nuevas formas de ejercer control social; militar y liderar políticamente; elegir y participar democráticamente. Sin dejar espacio para el enquistamiento y caudillismo; con capacidad de dar y pedir cuentas; con imaginación para crear mecanismos de control cuando se tiene y deja el poder; con responsabilidad ante la toma de decisiones, asumir sus costos y  consecuencias.

Por eso nuestro deber, es animar a que discurran por diversos vertederos donde siempre tengan oportunidad de ser y hacer, tornando la energía en creatividad, innovación, invención, perfección, poder de sí para sí que se libera y expande, que permite amar, reconocer que son y merecen ser bien amadas(os) para vivir en felicidad. Para no dejar que su mundo del mañana, siga empantanado[1], lleno de fieras insaciables como los feminicidas[2], su comparsa de alimañas[3]  y corruptos[4] que impiden la justicia,  alimentados de uno u otro modo por los Garcías, Fujimoris, Toledos, Humalas, Kuczynskis, Acuñas, Mamanis, Villarans, Castañedas donde antes y después del poder sólo cabe pasión, ambición, obsesión, obnubilación, perdición, corrupción, negociación e impunidad, hasta hacer de la política como de su vida propia una porqueriza.  

domingo, 13 de mayo de 2018

ENTRE MATERNIDADES Y MATERNALIDAD


Es sábado, antes de un domingo más del día de la madre. Hemos quedado en vernos con Ana tras tres meses de ausencia e ir a disfrutar del arte de ser madre al arte de expresarlo en voz alta. Sin tapujos, censura ni medias tintas, sólo dejar que fluya para desestigmatizar la acentuación de los roles y atributos sociales cuyo mandato tiene como máximo valor la maternidad. Pero aquella ideal, sin llegar a sus extremos: ningún hijo(a) que sea sospechoso o mucho que se torne en escándalo, en una sociedad temerosa y vigilante de sus fronteras, cuyo ensanchamiento se asemeja al asalto de corsarios y piratas, provocando miedo, inmovilidad y quebranto.

He llegado al escenario de la noche que se anuncia misteriosa como generosa, la puesta en escena de la obra a puertas abiertas. Es mi primer encuentro con la niebla limeña, circundándome  un otoño gris de casi invierno precoz que hace sujetarme de la pashmina, mientras recuerdo que a menos de una hora, dejé un sol radiante, propio de micro climas en este bendecido país. La cita es en El Galpón, tengo mis dudas de la ruta, hasta cuando descubro la estela de aromas a canela, sándalo y mirra que ha dejado tras de sí Haydee, la Negra que sólo Sabía Parir.
Ella es una mujer dispuesta, disponible y decidida a mover la montaña con sus manos. Erguida en toda su altura, con voz en decibeles máximos, de sonrisa plena, olfato inquieto y atento a la intensidad de  aromas como ambiente. Con piel tersa de veinte habiendo transitado más de siete décadas, ojos inquietos e inquisidores, bellamente contorneada en cada detalle de su cuerpo de alabastro.

Cuerpo, amasado y afinado con el trajinar del cuidado a nueve de doce hermanos(as) sin haber rebasado la adolescencia. Afirmado por el cincel del embarazo, parto y cuidado de ocho hijos(as) antes de la edad de cristo, barnizado bajo el lustre del amor en cada amanecer, atardecer y anochecer de goce y compañía, en una danza de mutuo descubrimiento. Hasta tocar el cielo en momentos de éxtasis y de dulzura como complicidad tierna en tiempos de secano.

Una vida que ha sobrevivido a la maternidad inesperada e inconsciente, entrenado bajo el rol de hermana. Graduándose como madre multípara con espacio mínimo de recuperación biológica para garantizar la reproducción de la especie sin riesgo de extinción y postergación de la madurez emocional. Y tras tomar las riendas de su reproducción, se asomó de cuerpo entero hacia el otro y la otra asida de aquello que bien aprendió hacer, su maternidad, que reproducida en el espacio público y colectivo se trastocó en maternalidad incomprendida de su liderazgo, entre las exigencias de las relaciones intragénero, la discriminación racista, la distancia intergeneracional, la democracia discursiva y el autoritarismo práctico; la religiosidad en tensión con la fe y los actos.


En ese espacio conflictivo, conflictuado y exigente adoquinado de ingentes intereses y agendas como sucede con los  espacios de las mujeres organizadas, nos  hallamos la primera vez en un tiempo de un siglo que ya no existe, mirándonos y calibrándonos con desconfianza, reto e interrogantes. Ubicadas entre una orilla y otra de un amplio e imaginario canal como el Huaicoloro, donde la corriente era ensordecedora, turbia y amenazante que impedía escucharnos, menos descubrir el fondo de cada orilla. Cuándo establecimos el puente entre ambas orillas, en un tiempo también impreciso y en proceso de construcción. Lo único cierto es que no sólo hemos aprendido a cruzar de una orilla a otra sino transitar unidas entre ambas. Cuando ha sido necesario, hemos sintonizando y armonizando nuestras diferencias en significado y significante de gestos, lenguaje y acto.

Así es como Haydee, primero fue madre, amante, esposa y vecina. Se asumió negra y triunfó en ello, luego aprendiz y se hizo defensora con certificación para andar y hacer andar derecho como abogada con licencia a los 75 años. En este tiempo, nos tornamos confidentes en medio del séptimo perfecto, dejando fluir el espíritu colectivo, desenturbiando al ayer para recuperar  al ser cual diamante en bruto,  hasta dejar salir su brillo impedido por la turbiedad y desgaste de un lado de la orilla.

Haydee aprendió a transitar entre la maternidad, maternalidad y actuación, hasta esta noche donde la vimos brillar con la luz propia que emerge de su ser. Saberse mujer y negra, quien además de parir, ha logrado transitar por donde le dio la gana, haciéndose más sabia en cada uno de sus escenarios, hasta parir sus propios sueños que hoy nos mueven y conmueven.

La historia de Haydee, en el contexto de las cuatro historias intergeneracionales, multiculturales, intra género, con preferencias sexuales y diferencias de clase. Donde el hilo conductor es el vínculo con la madre, la sexualidad que deriva en la maternidad y la apertura al ser, es una invitación a explorar los diversos de modos de experimentar el cuerpo, la sexualidad, el embarazo, aborto y las maternidades que trasciende al estereotipo de mujer blanca (más preciso mestiza), heterosexual, monógama, madre, casada y feliz. Nos muestra la otra cara que tememos expresar por temor a no ser parte del cuadro perfecto de la mujer-madre al cual socialmente estamos constreñidas, mientras celebramos y erigimos un santuario que se coloca y desmantela cada segundo de mayo por sólo un día, quizás con la vana esperanza de limpiar el sentimiento de culpa por sus entramados complejos donde nos hemos perdido o redescubierto.

Escribí en uno de los grupos cerrados en los que participo ese otro lado del tema sobre maternidad que es recurrente en nosotras las mujeres, en ambiente de confianza. Allí donde inclusive aquellas que dicen deseaban tener muchas(os) hijas(os) descubren en determinado momento que no es todo bello, sublime ni gratificante. Sino exigente, desgastante, frustrante y árido. A veces suele disiparse con un abrazo y un beso infante, para retornar con más intensidad cuando nos sentimos agobiadas y desbordadas en soledad con presencia o ausencia del padre que no sabe cómo serlo. Recordándonos nuestra humanidad, donde no existe naturaleza maternal salvo el proceso del embarazo, cuyo origen etimológico está asociado con vergüenza, carga, vida y muerte[1].

Esta noche lo dijo gráficamente Haydee, la madre multípara: “Hoy con todo lo que sé y he aprendido de anticoncepción, embarazo y maternidad, no tendría ni medio hijo(a)”. Y lo dijo la madre que quiso serlo cuando decidió y no pudo: “He comprendido, he aceptado y soy feliz con el amor más desprendido y no dependiente que son mis tres gatos”.

En el siglo XXI se ha decantado y nadie pone en cuestión, que la maternidad como la pareja es una opción y elección, definitivamente hoy más que ayer, porque las mujeres podemos abiertamente autostenernos sin temor a ninguna ciclo de nuestra vida. El discurso tradicional era tener pareja e hijas(os) para no quedarse sola(o), la realidad muestra que es relativo, porque sucede que se puede estar sola(o) inclusive en compañía.

Por cuanto si la maternidad en su condición de rol es elegida, como se elige otro rol, por ejemplo: el servicio por un trabajo asumida don conciencia y  responsabilidad no tiene porqué celebrarse, premiarse o felicitarse, porque  es lo que debe ser.

La maternidad a diferencia de otros roles, suele complejizarse porque involucra cuasi todas las dimensiones humanas salvo la sexual (a veces hay excepciones cuando sucede el incesto) por cuanto es subjetivo, objetivo, práctico, espiritual, social, económico, cultural y religioso. El modo como se asume y es percibido, depende de cuánta concesión permitimos a los mandatos sociales y el peso de la expectativa en nuestro rol de madre e hija(o), cómo procesamos nuestra relación con las hijas, reproductoras de nuestro ser y con los hijos para hacerlos capacitados o discapacitados de asumir su paternidad con plenitud.

Para el caso de las mujeres somos primero hijas que madres, aprendemos a ser hijas de la relación de nuestras madres con la suya, en tanto que nuestras hijas lo hacen de nuestra relación con nuestra madre y abuela (actualmente es más frecuente la coexistencia de más generaciones). Así que en nuestro aprendizaje y narrativa está presente no sólo la madre sino también la abuela, si nos sinceramos, hay un punto medio que nos igual con nuestra madre, es cuando nos descubrimos a su vez madres y abuelas.

Cuando asumimos la maternidad independiente de su condición biológica, no moriremos en el intento si nos desprendemos del “grado de madre”, reconocimiento, aplauso y celebraciones. Hoy como ayer, se suele ser madre sin parir como continuum. 

Para no ir muy lejos, lo son las abuelas que sustituyen a la madre ausente aun cuando está presente, con la carga de la ilegitimidad que simbólicamente la subordina al concepto de madre, tornándola en seudo-madre con adjetivos diminutivos que le resta autoridad y expectativas de reciprocidad. Y si se posiciona en función de su rol de madre, genera confusión, vacíos e infancia emocional de nietas(os)-hijas(os), por los cánones sociales atribuidos a la maternidad y no por su ejercicio, en contraste con el desgaste y exigencia que se torna mayor por la edad y experiencia. Allí el abrazo y el beso de satisfacción y reciprocidad, requieren confirmación con gestos y expresión de amor, por ser quien no eligió sino se resignó a ser madre porque no quedaba otra.

La tía y hermana mayor, a quienes muchas(os) de nosotras(os) reconocemos como referente de amor, valores, protección y ejemplo pero que no se nos cruza nombrarla hoy como madre pese a que cumplió ese rol. Y esta la nana o trabajadora del hogar, que independiente a ser una labor rentada, por la convivencia y ser la única referencia de afecto del niño(a) con padres ausentes, tiene un lugar difuminado y sin derecho en su propia memoria y de los(as) otros(as).

Y no entro al desarrollo, sino sólo anoto aquella paternidad con la madre ausente, que ha de reinventarse porque no puede imitarla ni sustituirla, pese a los discursos que hemos desplegado –me incluyo-, la maternidad no sustituye a la paternidad, tampoco es posible que suceda otro tanto con la paternidad, sino que el ejercicio del cuidado de otro, que es hijo(a) por tanto se torna más exigente, con mayor aprehensión, culpa e inseguridad de hacerlo bien, desde la condición uniparental de madre o padre.

Así que celebrar la maternidad en verdad más allá de las costumbres y el nivel de nuestra conciencia del contenido y sentido del concepto y significado es un factor de constante reflexión para nuestra relación entre mujeres, de mujeres con hombres. De los hombres con las mujeres y los hombres entre sí.