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lunes, 11 de noviembre de 2019

ENTRE DERECHA E IZQUIERDA UNA REGIÓN QUE SE REMECE Y AVANZA

Los mandatos más largos en la región se mueven entre izquierda y derecha, diferenciándose los primeros por gobiernos de facto que llegaron al poder usando la fuerza y el poder de las armas quedándose el tiempo que les viniera en gana y el cuerpo resistiera. Los segundos llegaban al poder a través del ejercicio democrático del voto universal bajo un discurso de cambio y respeto a la voluntad del pueblo, pero apenas fueron investidos del poder, terminaron torciendo las reglas de juego al crear las condiciones para permanecer en él indefinidamente. 
Es innegable que la permanencia más larga corresponde a los gobiernos de facto, inclinados tanto a la izquierda como a la extrema derecha, es el caso de Castro en Cuba y Pinochet en Chile respectivamente.
  
Los gobiernos elegidos democráticamente también han mostrado posiciones autoritarias de seudo democracia y corrupción, abrazando el neoliberalismo gracias a una constitución ad hoc que inauguró Alberto Fujimori en Perú inspirando a los países vecinos, como sucedió con Carlos Menen en Argentina y el socialismo bolivariano nacionalista de Hugo Chávez en Venezuela.

Cada experiencia sufrió reveces tanto en lo social, económico y político sea por haber adoptado un modelo que hizo agua en el tiempo y/o porque la dinámica interna sobre la que se sostenía cada gobierno se tensó tanto hasta provocar su quiebre, llevándolos a una ruptura de su continuidad o la instauracion de pŕacticas autoritarias pro "construcción de países democrático" anidando el sueño de  perennizarse en el poder. 

Mucha agua ha corrido bajo el puente de la región en estos primeros 19 años del siglo XXI. Una rápida pincelada a la situación de nuestros países, muestra a una Argentina que retorna a la izquierda, tras el fracaso de un gobierno de derecha en turno, cuyo legado es una mayor crisis económica de aquella que halló al iniciar su mandato. Los actuales retos son muy altos, incrementándose con el peso de una ex-presidenta que retorna al poder en condición de vice-presidenta, eludiendo por el momento las acusaciones de enriquecimiento ilícito.

Brasil retorna a un escenario de justicia que recupera su independencia y desprende de su retorcimiento, sesgo y contaminación por el poder ejecutivo que representa a una derecha a ultranza que no se detiene en recurrir a maniobras poco democráticas. Esta condición de cambio muestra un panorama de recuperación del escenario político por la izquierda y el probable Retorno de Lula a la arena política con gran respaldo popular, como contrapeso a Bolsonaro.

En Ecuador los pueblos indígenas y movimientos populares de la zona rural organizada ha hecho retroceder las medidas de libre mercado y anti indígena del gobierno, tras fuertes movilizaciones colocaron al presidente Lenin Moreno, ante la necesidad de trasladar de la sede del país y gestión  del Estado para no sucumbir. Tras el retroceso del gobierno y la conquista indígena, los segundos mostraron un civismo ejemplar y se mantienen organizados y alertas para no ser sorprendidos con nuevas medidas que afecte sus economías.

Venezuela y Cuba bloqueados por Estados Unidos (EE.UU.), el primero resistiendo con una gran migración-retorno internacional dentro de una dinámica de chavismo desgastado, permanece sostenido por una democracia electoral. En tanto que el segundo, se reinventa cada vez que se anuncia su fracaso, con indicadores a favor como: la ausencia de hambre, desnutrición, analfabetismo y salud buena,  bajo un gobierno continuista y sin democracia. 

Haití y Chile los países extremos de profundo neoliberalismo y democracia en la región, han tocado fondo en el modelo, hoy envueltos en protesta y represión, que no tiene visos de detenerse, con presidentes autistas y discapacitados para escuchar y comprender el contenido de las protestas, donde su panorama apunta al cambio de modelo económico en el corto plazo, pareciera que sólo se produciría tras un alto costo social. 

México se encuentra sitiado por un muro, el delito transnacional y la mafia, en medio de gobiernos acusados sucesivamente de corrupción debilitado persistentemente en su relación bilateral con EE.UU. y en abierta lucha contra la delincuencia a todo nivel.

Colombia se mueve bajo el péndulo de fragilidad entre la paz y violencia política, recurriendo a ello a prácticas extremas como el aniquilamiento de niños nacidos o asociados a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - (FARC) bajo las alas norteamericana.

A su vez EE.UU, atraviesa su peor gobierno democrático que ha colocado en el poder a la extrema derecha y hoy busca deshacer, debido a los daños producidos al país por decisiones esquizofrénicas, actitudes y posturas xenófobas, machista, racista, colonialista y de exterminio de un presidente de extrema derecha, que no ve otro modo de fortalecer y recuperar su poder que interviniendo y recuperando a América Latina bajo su poder e influencia.

El Perú experimenta su tercer periodo de crisis política del nuevo siglo -tras la huida de Fujimori al Japón y renuncia de PPK- siendo evidencia de lo frágil que son nuestras democracias, donde los poderes del Estado son prontamente capturados por la corrupción y la delincuencia organizada, se reproduce, crece y se diversifica  a todo nivel, unido a una gran incertidumbre por los techos de cristal del sistema económico. 

Bolivia se posiciona en el centro de escenario, con el mesianismo y continuismo asociado al socialismo, llega a su punto de quiebre e ingresa a una espiral de violencia de los grupos extremos, en tanto asoma y posiciona violentamente una derecha cargada de odio y represión que niega a momentos las pautas y prácticas de democracia.

Nos hallamos ante el escenario de una región encendida que trasciende a gobiernos oscilantes entre izquierda y derecha, donde la democracia representativa y su fragilidad es puesta en evidencia, así como al socialismo pétreo que requieren de gobiernos continuistas para su desarrollo, algunos recurren al marco democrático principalmente de su dimensión electoral, para el reconocimiento internacional, sin detener la manipulación y adecuación de algunos mecanismos, haciendo de ellas seudo democracias.

Lo cierto es que cuasi todos los países de la región compartimos un hartazgo ante la exclusión, las brechas, la corrupción, impunidad y descaro de los poderes cada vez más expuestos y escandalosamente persistentes en sus privilegios y su modo de gobernar al mundo, más sordo cuanto más se elevan las voces de los excluidos, los que sobran, los que históricamente estuvieron sometidos y en silencio.

Sectores antes invisibles, oprimidos, marginados y explotados cada día cobran más fuerza, decisión, visibilidad y protagonismo en las luchas sociales: mujeres, LGTB, indígenas, estudiantes de educación básica regular y universitarios toman las calles, asociaciones de pacientes con enfermedades crónicas, artistas, intelectuales y colegios profesionales se suman a los gremios para tomar posición. Y están los pueblos movilizados permanentemente para no desaparecer, con sus niños, mujeres y hombres por las luchas territoriales y el hábitat. 

Pueda que nos hallemos en la antesala de nuevos modos de ser y hacer política propia a la realidad de nuestros países y la región, dado que las recetas y coerciones externas dejaron de funcionar, es el caso de Chile mostrado como modelo de éxito neoliberal. Sin embargo, esa transición no es ni será libre de costos y pérdidas como ganancia.

En medio de todo hay una experiencia esperanzadora, puesto que a diferencia del resto de países donde se ha ensayado un socialismo con democracia electoral llena de baches y desvíos, Uruguay ha avanzado en explorar otras pistas, inspirado e impregnado por el ser y hacer de su ex presidente cuyo liderazgo muchos quisiéramos en nuestros países.

José Mujica un presidente de izquierda, ha sabido combinar ideología socialista, con conducta de estadista democrático que va más allá de la representatividad para asentarse en el ejercicio del poder ciudadano, la política con alternancia, rendimiento de cuentas y transparencia. 

Unido a una vida personal de ética, honestidad social, compromiso ciudadano y vida buena, sin acumulación de poder para sí -sinónimo de riqueza- sino el prestigio de ser poder en sí  que genera confianza.





sábado, 16 de marzo de 2019

LAS DOS “M” DEL PATRIARCADO: MACHISMO Y MARIANISMO


El sistema patriarcal, se mantiene y refuerza, gracias a la presencia de una cultura machista y otra marianista que está en la base de la relación de la mayoría de hombres con las mujeres, algunas mujeres con los hombres y entre las propias mujeres, especialmente cuando liberan de responsabilidad y estimulan la virilidad, fuerza y poder de los varones de su entorno sobre la pareja, hijas, otras mujeres y miembros vulnerables de la familia[1].

Las relaciones conservadoras y/o machistas de hombres y mujeres respecto a los hombres y sus congéneres, se encuentran en un estado de falsa negación de los cambios y la entrega de sus esfuerzos a que los privilegios de poder del  sistema patriarcal que benefician a hombres en perjuicio de las mujeres permanente inalterables.

Obviamente el interés de los hombres es no perder sus privilegios, en tanto que las mujeres, se encuentran inspiradas tanto en el miedo al cambio por aferrarse a los minúsculos privilegios que han acumulado, como por la incertidumbre que les genera aquello desconocido.

En tanto que ambos mujeres y hombres, se resisten a los cambios,  están aterrados porque no saben cómo funcionar bajo pautas de igualdad de derechos y obligaciones como la libertad individual.  Sólo este hecho de reconocer su miedo, los(as)  debiera hacer más permeables y defensores de la educación de relaciones de  género para  niñas(os), sin embargo reaccionan contrariamente, como queriendo condenar a las siguientes generaciones a sus propios padecimientos.
El machismo para su permanencia y reproducción, requiere de una legitimación y soporte, esto  lo encuentra en una cultura marianista que viene a ser su balance como suele decir María Mercedes Velazco[2], es la otra cara de la medalla. El Marianismo es la concepción y prácticas de costumbres y valores,  donde las mujeres se asumen superiores al varón en ética, moral, sacrificio, bondad, cuidado de la prole, la familia. Para ello asumen roles de madre, esposa, hija, hermana, compañera, criada, cuasi esclava.

Las mujeres marianistas, suelen auto designarse o son designadas por quienes tiene el poder como guardianas de la religión, cultura, los valores, las costumbres, la ética, los mitos, las leyendas, los símbolos y el discurso de una sociedad, asegurándose que el mundo permanezca inamovible[3], inclusive esta idea y práctica se extiende hasta la política[4]. Según Fuller (1985), las manifestaciones de machismo y marianismo, no son necesariamente binarios ni únicos, sino graduales hasta cuasi jerarquizados[5] dependiendo del contexto y la dinámica de cada sociedad.

Bajo este soporte y alianza incondicional entre patriarcado, machismo y marianismo,  el sistema patriarcal sólo ha sufrido algunos rasguños que le han obligado a:
  • Ceder algunos derechos a las mujeres, bajo forma de concesión. Porque dura un tiempo, para luego ponerse en cuestión y regresionar,  como sucedió en el caso peruano, con la ley de descanso del pre y post parto, lactancia para madres trabajadoras, las cunas en los centros de trabajo con más de 50 mujeres, la edad de jubilación, el no despido por maternidad, etc. Obligando a que la lucha feminista, vuelva a ocuparse de algo que creyó conquistado, dejando entre paréntesis los pendientes y debilitando la atención a los de turno.
  • Reconocimiento con trampa y/o sin aplicación, hay muchos ejemplos al respecto, es decir se aprueba la ley y no se reglamente o se aprueba sin el espíritu que lo impulso. Es el caso del aborto terapéutico, por riesgo de vida de la madre, o bajo situación de embarazo por violación; el encarcelamiento del padre ante el incumplimiento con la prestación de pensión alimenticia; la aplicación de la cuota de género en los procesos electorales e instancias de poder político del Estado; la paridad y alternancia en los partidos políticos y el sector público, entre otros y
  • Inofensivos o consoladores, se refieren a derechos que atienden a las formas pero no son vinculantes ni cambia la relación entre mujeres y hombres, con prácticas institucionales y toma de decisiones que han mantenido su dinámica y sistema con costos tanto para mujeres como hombres. Por ejemplo el Ministerio de la Mujer en el Perú, que desde sus inicios se ha ocupado de todo menos centralmente del problema de la situación y condición de las mujeres. La Policía Nacional donde si bien ingresan mujeres su situación y posición es de carácter tradicional.
  • Sin posibilidad de retorno, son los derechos conquistados que no pueden ser confiscados ni retroceder, si bien aparecen como pocos, son los que han posibilitado la conquista de otros derechos: el voto, la emancipación, la educación, el trabajo, el matrimonio libre y consentido, el reconocimiento de puestos de trabajo sin sexo, el lenguaje inclusivo.
Los Hombres y sus dilemas ante los cambios sin retorno

La mayoría de mujeres que hoy bordean los cuarenta años, saben qué quieren, pueden, cómo ser y a dónde ir. Los hombres de su misma edad, en su mayoría se descubren confundidos, no saben cómo ser, qué hacer ni a dónde ir[6]. Algunos confiesan que no quieren casarse ni tener familia, porque no saben cómo lidiar con sus proyectos personales, de pareja y prole. Quienes no se han casado suelen decir que están bien y han descubierto que lo bueno respecto a sus pares es no haberse divorciado ya dos veces.
Algunos(as) expertos(as) en estudios de masculinidades, han denominado a ello crisis de la masculinidad[7], personalmente creo que son procesos desfasados y desconectados entre mujeres y hombres.
Las mujeres con derechos, también han nacido en medio de familias y sociedades que les restringen y niegan culturalmente el ejercicio de sus derechos. Siendo el mercado como la era digital aquello que amplía la oferta de otros modos y mundos posibles, en medio de un contexto de cambio e inestabilidad permanente donde requieren hacerse fuertes y autosuficientes[8], sin embargo recordemos que no se trata de un mercado a favor de la mujer, sino que se adecua en función del potencial de consumo y cliente que es la mujer[9] con poder adquisitivo, pese a ello se tiene a favor que se amplía el espacio para la expresión y reflexión.

A los hombres esas mismas familias y sociedades les han seguido notificando que sus privilegios se han mantenido inalterables, socializándolos para seguir siendo el fuerte y valioso de la especie, sin necesidad de esforzarse, ni competir, solo estar y ejercer con más poder que antes, por los avances de la ciencia y tecnología. En tanto que la práctica de su familia de origen se alejaba del discurso y de su propia experiencia personal, la madre ya no es la tradicional ama de casa ni el padre es el único proveedor, aun cuando ella siga teniendo doble jornada de trabajo.

Los varones formados por madres que cambiaron el mundo y su mundo, a veces en soledad y brazo partido, en otras en un proceso exigente de ambos madre y padre de ser diferente a sus historias;  no dudan que las mujeres tienen igual capacidad, competencias y derechos que ellos, por cuanto su identidad se ha afirmado sin mayor tensión ni altibajos que su propia lucha en hacerse de aquello que pretende ser, compitiendo tanto con mujeres como hombres donde, quien gane sea el mejor o colaborando para experiencias o triunfos colectivos.

Aquellos que se hallan atrapados en un doble discurso socio-familiar-cultural en contraste con una realidad inmediata como mediata donde el modelo de masculinidad de sus padres y abuelos no sólo está en cuestión sino aparece obsoleto. Y ellos como hombres nuevos,  se sienten rebasados por un mundo globalizado, digital, competitivo y cambiante, que le impide o dificulta más tener proyecto de vida.

La angustia del quiebre entre el ser y debe ser arroja a los nuevos hombres hacia diversas apuestas:
  • Asumir el discurso, tomando por la fuerza aquello que cultural, mítica y simbólicamente “le pertenece” imponiendo su voluntad y aniquilando a quien se oponga o rebele, por tanto la agresión contra la mujer se torna más brutal que antes.
  • Reconocer que la realidad es otra y hacer uso de su capacidad de reinvención, reentrenando su percepción, flexibilizando sus patrones, asumiendo los cambios como retos y comprometiéndose con su propio cambio y la reconfiguración de su propio ser en relación con otros(as).
  • Culpar a los otros de su discapacidad y renunciar al cambio, acomodándose entre las fallas sociales, culturales, políticas y económicas, en una tensión permanente entre el discurso y la práctica hasta cuasi la esquizofrenia.
  • Acomodarse, mimetizarse y revertir en favor, hay quienes van sobre los beneficios del cambio, apareciendo como víctima y victimizado en una soterrada lucha y culpabilizacion de su situación a las mujeres por haber dejado de ser, aquello que fueron sus madres y abuelas, son los que reclaman “Un Día Internacional para los Hombres”.
Algunos se zambullen y renuncian a todo una vida por un instante, otros descubren que hay que hacer camino al andar y algunos se hacen aliados de las luchas por la igualdad. A ellos al igual que ellas, el mercado y la realidad les muestra que no tienen el poder ni la condición del más fuerte, que no cuentan con referentes afirmativos y si quieren hacerla diferencia tienen que embarcarse a construir, reinventarse.

Pasos que animan

Los cambios y oportunidades de vivir en igualdad de derechos que asuma y haga suyo tanto mujeres como hombres de hoy, va a depender de su habilidad para hacerse cargo de sí misma(o) y de su familia futura, si apuesta por ella, entre tanto esto sucede, enfrentamos un escenario donde coexisten y perviven los diferentes modelos, cada quien esforzándose por no extinguirse.

Pueda que esta convivencia y proceso explique en parte la reducción de ciertas brechas y profundización de otras. La conquista de nuevas prácticas por mujeres y hombres en los diversos escenarios, como la brutalidad y extremos inexplicables de aniquilamiento por un feminicida individual[10] e institucionalizado sea al interior de un Estado democrático[11] o fundamentalista[12] respecto de la vida y el cuerpo de las mujeres.

Suele decirse que cuando la noche se hace oscura, es que está a punto de amanecer, quiero pensar como estoy dispuesta a creer, que tras este tiempo de atrocidad y lucha frontal de las mujeres en alianza con los nuevos hombres contra un sistema de organización social que niega la condición de unos respecto a otras, vendrá un tiempo diferente.

Un tiempo donde podamos mantener el 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres, como fecha memorable, para recordar aquello que vivimos y sufrimos e impedir que las diversas violencias contra las mujeres retornen a las vidas de nuestras nietas, bisnietas, tataranietas y tornen miserables a nuestros nietos, bisnietos, tataranietos… y así hasta cuando se difuminen nuestras huellas en el devenir de futuras generaciones.