viernes, 30 de mayo de 2025

CAMINANTE QUE HACES CAMINO AL ANDAR

El impacto de la pandemia, ha cambiado nuestras vidas, prácticas y haceres, sino para todas(os), si para la mayoría. En mi caso se ha producido un cambio procesual que longitudinalmente se inició en febrero del 2012, a causa de un accidente que primero me detuvo por cuasi dos años, sin impedir que continuara con mi labor cotidiana de tutoría online que ya en ese tiempo me había incursionado en la docencia virtual, paralelo a otros haceres. Luego de ello, reorienté mis actividades a la focalización de la investigación, evaluación y sistematización hacia la academia y asesoría en el terreno internacional.

A partir del 2020, enlacé el terreno internacional con el nacional, sistematizando y evaluando proyectos implementados en el país con impacto planetario, como sucede con la reducción de la delincuencia transnacional entre las que destacan la violencia contra la mujer, la niña y niño; la violación y el embarazo involuntario, la delincuencia organizada, el sicariato, el tráfico humano, estupefacientes y de armas. Atentados contra la ecología, los factores que aceleran el cambio climático, los derechos de los pueblos indígenas y la conservación de las reservas de oxígeno para el planeta.

En medio del entrelazamiento temático y análisis, para hallar la punta de la madeja que permitiera valorar lo avanzado y proyectar los futuros escenarios, nos halló el contexto a quienes estábamos embarcadas(os) de esos haceres. El mandato de aislamiento como única medida ante el desconocimiento del combate al covid19, por la ciencia y los Estados del globo. En nuestro caso con mayor rigurosidad, en contraste con muchos otros, sólo contábamos con 250 camas UCI (MINSA, 2021, 13)[1] para más de 33 millones de peruanos.

En estas condiciones mi hacer se concentró en investigación, orientación vocacional, apoyo académico virtual, unido a otras labores asociadas a mis especializaciones y experiencia profesional, con menos presencialidad de la necesaria. A medida que ha pasado el tiempo, otras prioridades ha generado espacio para mirar hacia adentro y fuera con distinta perspectiva. Contemplar en rededor, el horizonte, hacia abajo y arriba, con más detenimiento y mayores interrogantes. Apreciando lo bello y sabio que puedes descubrir en el momento y lugar menos imaginado y disfrutar del andar, mientras en mi mente resuenan temas como “Cantares”[2] de Joan Manuel Serrat, que llena de música al gran poema de Antonio Machado[3]:

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar

(extracto Proverbios y Cantares de Machado)[4].

Uno de esos descubrimientos, fue Rosa, una anciana detenida en una silla de ruedas debido a un derrame cerebral que la dejó paralizada del lado derecho de su cuerpo. Me demostró en acto y palabra que estaba paralizada pero no contenida. Ella había descubierto una ocupación cotidiana que la hacía vivir, como era alimentar a las aves que sobrevolaban su calle día a día, las que nunca faltaban independiente de la estación, era como una cita entre ella y las aves prestas a su salida de casa.

Le pregunté si no temía que esas pequeñas aves se quedaran en su casa o alrededores, invadiéndola. Ella me respondió que no, desde el tiempo que las alimenta y de eso hacía más de tres años. Al principio temía que sucediera así, porque cuando caminaba por la plaza de San Francisco, pensaba que dar de comer a las aves era invitarlas a quedarse en casa o la calle donde uno vive, al igual que a cualquier animal doméstico: perro, gato, conejo, gallinas, etc. Pero es desde su ubicación en la silla de ruedas, que descubrió el modus vivendi de las aves y su particularidad. Desde hace más de tres años me revelaron que son seres libres, puntuales y frugales. Sus alas las llevan a donde quieren y hacen que retornen puntualmente a donde hallan comida, la cual toman hasta donde necesita y no más. En cambio, las personas, son todo lo contrario.

Respondí a su confidencia, que yo al igual que ella, tenía ese temor, hasta la fecha tenía depositado alpiste en casa, tras mi frustrada experiencia de cuidado de un ave pequeña que hallé en el camino. En espera de la oportunidad para llevarlo, justamente a la Plaza San Francisco. Conocer su experiencia me animaba a entregarlo a las aves que suelen pasar por mi casa, sin ese temor de invitarlas a quedarse, porque comprendo hoy que no son ni quieren ser domesticadas.

Así es como aprendí de Rosa el modo de desprenderme de algo estancado por temor al apego, pero principalmente, que el cambio en nuestras condiciones de vida, no significan obstáculo, sino oportunidad para hallar nuevas modalidades como experiencias de vida manteniendo relación de convivencia e intercambio con otros seres. Me despedí de Rosa, capturando una foto con su permiso, que hoy comparto.

En este tiempo que me cuesta más la caminata, por la falta de energía que antes me desbordaba, lo hago a un menor ritmo, pero con más atención a mis pasos y el trayecto. Hecho que me permite identificar situaciones que en otro momento pasaría desapercibido ante mis ojos. Como la composición de los parques, tan distintos y semejantes en su uso entre unos y otros, donde la conducta de las personas es de escaso cuidado y máximo disfrute. En cambio, los árboles, suelen ser generosos proporcionando todo aquello que les corresponde. En la zona, son, además, testigos silentes de un pasado que cuenta de los usos que tuvieron esos espacios.

Están los imponentes ficus, que, en el caso de un parque, casi lo cubre todo, dejando apenas pasar la luz. No menos notables son los N arbustos frutales de higos, pacay, moras, guanábana, etc. que crecen en línea recta dibujando el canal de regadío extinto. El limonero al que nadie plantó ni ha tratado de eliminar, tampoco abonar, sólo de tanto en tanto el dueño de la vivienda que colinda le provee un poco de agua. Seres siempre bondadosos proporcionando sus frutos a otros seres que habitan la zona como ardillas, aves, lagartijas, etc. Sobreviviendo a los ataques periódicos de leñadores con uniforme de jardineros municipales[5], que no tienen idea de cómo ni cuándo podarlos.


Ayer que retornaba a casa, cuasi al medio día, en una calle de esas calles y bajo un árbol de Pacay, descubrí muchas pepas esparcidas, pensé cuánto pacay han cosechado y devorado, dejado con descuido las pepas por doquier en pista y vereda, colocando en riesgo el tránsito y al transeúnte por su ser resbaladizo y duro.

Avancé sumergida en estos pensamientos, cuando advierto la caída de más pepas, miro en rededor sin descubrir a nadie, levanto la mirada, el follaje tupido que no me permite distinguir a quien con irresponsabilidad arroja las pepas. Es cuando descubro a los pillos, eran tres pájaros que devoraban con placer y gran apetito la deliciosa pulpa madura de pacay, con envidiable habilidad en sus picos para abrir las vainas, extraer uno a uno los frutos, separando con destreza la pepa de la pulpa. Evidentemente, sin el cuidado de no regar las pepas descartadas por toda la radio donde alcanzan la copa del Pacay.

Me detuve a contemplar con ternura y maravilla la magia e interacción de la naturaleza, cuando no hay seres que atenten contra ninguno de ellos. En este punto me asaltó la idea, que el dueño de la vivienda cercana no atribuya su trabajo de limpieza al árbol y las aves, y en su intento de controlarlos, termine por cortar el árbol como ha sucedido en una de las avenidas donde las moras eran copiosas y generosas. Le pido al universo que ejerza su poder y enternezca el corazón humano para que esto no suceda.




 

domingo, 11 de mayo de 2025

SER MADRE EN UN CONTEXTO DE INSEGURIDAD, VIOLENCIA Y CORRUPCIÓN

La convención social, implica que hoy se saluda a las mujeres que han asumido su rol de madre por serlo. 

Algunas personas y especialmente las más conservadoras,  creen  que ser madre es engendrar un hijo o hija. Sin embargo asumir la maternidad como rol, va más allá de concebir a un ser humano y parir. Implica cuidar, formar, amar, apoyar y acompañar.


El desarrollo de la ciencia y tecnología, hoy nos auxilia de mejor modo, para graficar la distancia entre engendrar a un ser humano y asumir la maternidad respectiva. Está la fertilización natural a la que suele gneralizarse a todas las mujeres, cuando no siempre es así por ello existe la fertilización  el asistida a la madre biológica. En este caso, será por inseminación artificial e invitro Para las mujeres que deciden postergar su maternidad hasta haber concluido sus metas profesionales que supera su deseable edad reproductiva, aparece como opción, la vitrificación, conocida también como crieogenia, que consiste en congelar los óvulos de la mujer para una futura fertilización asistida. 

Para aquellas mujeres que tienen dificultades fisio-biológicas y gran deseo  de maternidad, está la gestación subrogada  y vientre de alquiler.  Para las mujeres que deciden el número de partos a experimentar o las que no eligen ser reproductoras, esto es viable. Gracias a la existencia y  acceso a los métodos de anticoneptivos, así como las diversas opciones de fertilización, hoy es posible que cada vez, más mujeres deciden ngendrar y ser madres con conciencia y planificación. Ergo, cada día nacen menos niñas(os) indeseados o imprevistos.

La maternidad no es un lecho de rosas. Social y culturalmente la madre, al permanecer más tiempo al cuidado y protección,  es quién instala en la hija(o) las normas de conviviencia social y el autocuidado con estímulos, incentivos, límites, reconoconocimiento, apoyo a su individuación, hasta que adquiera la adultez, que es un proceso largo y complejo, lleno de aciertos como fracasos por ensayo y error. 

Algunas madres cumplen este rol en situación de precariedad y pobreza, asumiendo simultáneamente otros roles para la sobrevivencia familiar, especialmente cuando son madres jefes de familia. Las  hijas(os) no siempre logran la individuación, con madurez emocional, social y económica reproduciendo el ciclo de pobreza y maternidad en similar o peores condiciones que ella, en el peor de los casos la madre transformada en abuela extiende su rol de madre a la nieta(o) con el riesgo de producirse un círculo vicioso. 

Otras madres logran sus metas como tal a medias, puesto que la hija(o), pese a su emancipación socio-económica, permanecen en su infancia y adolescencia  emocional hasta que la muerte los sorprende, porque eligen y se acomodad en  la victimización de su infancia anímica, responsabilizando a la madre o al padre antes de asumir la propia reedición. 

Y están las madres que tienen éxito, donde la hija(o) toma lo mejor de su madre o elige ser su alter ego, reeditándose hasta rompen el círculo de vicioso, aprendiendo, corrigiendo e innovando la maternidad o paternidad en su propia experiencia. Son quienes hacen de un país una gran sociedad. 

En esa línea cabe felicitar a mis amigas, colegas y parientes que optaron por la reproducción con convicción,  previsión de la gestación y parto. Con conciencia del costo y la responsabilidad del rol subsiguiente de ser madre en este espacio, tiempo, condición y posición de ser mujeres. Lo que no quita que la mayoría de nosotras(os) que superamos los cuarenta años somos en mayoría, producto del inacceso de nuestras madres a métodos anticonceptivos, especialmente si ocupamos el primer o último lugar en el número de embarazos. Por ese solo hecho y poder contarlo, debiéramos abrazar su sombra, como dice Carl Jung.

Ello no niega que acaecido el embarazo y gestación sea por accidente, previsión o no,  la mayoría de las mujeres gestántes enfrentó este proceso con un 100% de exigencia bio, psico y fisiológicamente a lo largo de nueve meses. Tras el parto y sus estragos1  con el 75 % de amor y disposición (el 25% era la promesa de no volver a pasar por lo mismo), en contraste con un 100% de desconocimiento, incertidumbre, miedo2 y las más en soledad -sin pareja o con pareja ausente- con la presión social y familiar al respecto.

Puesto que no existía ni actualmente existe especialidad alguna que enseñe a ser madre, institución que sostenga y apoye en situación de vulnerabilidad, en una sociedad de doble moral que sublima y diviniza la maternidad3, mientras que usa esta condición, para reducir derechos y/o perder las oportunidades de trabajo, estudio, desarrollo profesional, entre otros.

La maternidad como rol en nuestros tiempos, si bién cuenta con nuevos recursos como retos , se ha tornado en una labor cada día más exigente e incierta, en la medida que a los factores de socialización secundaria como la escuela, iglesia, vecindad y club, se ha sumado la tecnología y virtualidad con sus aportes y riesgos como el incremento de necesidades y estímulo a la satisfacción del placer. Mientras que en la estructura socio- política y cutural, se produce la profundización de la corrupción, el incremento del riesgo, el cinismo social y la devaluación de la vida. 

Cada día ser madre nos enfrenta a la posibilidad de disfrutar plenamente de esta experiencia humana al ser una decisión más conciente. Al mismo tiempo que nos coloca al borde de la cornisa de perder a la hija(o) cuando menos se espera por impacto de una sociedad altamente mercantilizada, ficticia e invasiva. Simultáneamente estimula el sensacionalismo donde la muerte por negligencia, abuso, omisión, desprotección,  indiferencia y desprecio de la vida es cotidiano.

Una sociedad que grita: ¡Con mis hijos no te metas!, mientras obliga a las mujeres madres proveedoras a tres meses de licencia por parto y lactancia -en el mejor de los casos-, cuando lo mínimo que requiere un lactante es seis meses.

Una sociedad que condena el aborto -cerrado los ojos a la práctica clandestina que enriquece un mercado negro-4 y con ello la muerte de mujeres, en su mayoría ya madre. Tolera la violencia y violación contra las mujeres, obligandolas a parir al fruto de la violación por incesto, abuso cercano, asalto o víctima de conflicto armado y guerras, sean a mujeres, niñas y adolescentes. Y en el peor de los casos, impide y/o dilata el aborto terapéutico de mujeres que corren riesgo de su vida con un embarazo  complicado.

Una sociedad que se desentiende de los las(os) hijas(os) de la violencia y violación, por incesto y delincuencia en tiempos de paz. Y  desde quienes tienen el poder de las armas y la fuerza en tiempos de guerra. Dejando en mayor vulnerabilidad a niñas(os) indeseados por la madre y el indicador vivo del abuso e injusticia. A quienes se suman en este tiempo, las(os) sobrevivientes de la pandemia. Así como, las(os) huérfanas(os) de la inseguridad delincuencial, accidentes de tránsito y en catástrofes en espacios públicos producto de la negligencia, corrupción5 y mercantilismo de la vida, arrebatando la vida de la madre y/o padre.

En un día como hoy que  se celebra la maternidad, me quedo sin palabras, para las madres, esposas e hijas impactados por la violencia6 de los 49 muertos por el régimen de Boluarte que hasta estos días se halla impune, a los que hoy suman los 13 vigilantes asesinados en Pataz y los omitidos por el silencio político. Las 105 víctimas del sicariato del presente año7. A las madres, hermanas e hijas de las 235 mujeres, 455 niñas y adolescentes desaparecidas8, a las 778 mujeres víctimas de feminicidio entre 20207 y abril 20259,  

La maternidad llega a las mujeres por vías inesperadas según su ubicación, contexto, situación, edad y contingencia. Asumiendo con amor el cuidado de un nuevo ser al inicio de su vida. Cuando la tragedia detiene e incapacita al un familiar,  generando dependencia en cualquier edad, el cuidado se sostiene en la maternidad. Y al final de nuestros días, cuando el peso de los años nos retorna a la condición temprana de cuidado, nos hacemos madre de nuestra madre y/o padre.

En este día, mi admiración y congratulación a las madres solteras, quienes asumieron  y aun asumen este rol sin apoyo del padre y redes de soporte, enfrentando los retos del cuidado, formación y emancipación  de la prole, sin morir o perderse en el intento.

Mi respeto a quienes se hacen por diversas vías y misterios de la vida, madre-hermana, madre- tía, madre-abuela, madre- cuñada, madre-nuera, madre-suegra, madre-cuidadora, madre-putativa y otras formas.  Y a quienes han adoptado a hijxs gatunos, perrunos y otros seres.

Mi aplauso a quienes son madres y madrastas en pareja, compartiendo la aventura y ventura de cuidar formar, guiar y amar compartidamente a la prole. En tiempos donde la verdad, justicia, convivencia segura y bondad es cada vez un bien escaso y en riesgo de extinción.

En medio de estos hechos controvertidos, hacemos espacio por celebrar la maternidad que no ha sucumbido en nuestros días, al peso de  la inseguridad, violecia y corrupción. Transformándose en más exigente, angustioso y doloroso.

Un abrazo a cada una, en especial a las mujeres cuya maternidad siguen siendo referencia, inspiración y regalo.

sábado, 8 de marzo de 2025

8 DE MARZO: NOS EXTRAVIAMOS DE TANTO ANDAR

Haydee Massoni, Angélica Agüero, Ana Cárdenas, Catalina Salazar, 
Rosa Espinal,  Amalia Portal, Rosario Calderón. Enero 2018.
De tanto andar, descender, caer, levantarse, resisitir, gritar, denunciar, luchar, trepar, sostener, perecer, embriagarse, imitar, autoconsolar, disfrazar, parapertarnos, abundar, agendar, delegar, agenciar, organizar, institucionalizar, movilizar, colaborar, compartir, vanalizar y mercantilizar el 8 de marzo nos extraviamos.

Hemos olvidado conmemorar con respeto, compromiso, admiración, reproducción y continuidad a la lucha de mujeres sin derechos. Las pioneras, defendieron primero la igualdad de derechos políticos desde la Revolución Francesa (1789)1, insistiendo a su derecho al voto y ciudadanía (1848), seguido del derecho al trabajo asalariado digno e igual remuneración que el varón por una labor similar (8 de marzo 1908)2, el reconocimiento jurídico internacional de iguales derechos a para mujeres y hombres (1946), el reconocimiento de los derechos de las mujeres como derechos humanos (1963)3, el derecho a la salud de las mujeres por ser responsables5 de la reproducción de la especie (1987)4, la eliminación de toda forma de violencia contra la mujer, por el hecho de serlo (1994)5, la creación de organismo intergubernamental de igualdad de género (2010), por anotar algunos hitos6.

Si miramos lo alcanzado entre los dos últimos siglos, aparentemente es más de lo soñado y a velocidad de la luz, respecto a los siglos previos. Pareciera que hemos transitado hacia la igualdad, de ser nadie. De estar dibujada o narrada principalmente por varones como parte del paisaje, un apéndice, un ser ausente e intrascendente en la historia humana, un mal necesario, una mercancía, el botín de guerra, un animal doméstico y domesticable, una tentación, el pecado hecho carne, la responsable de los males del mundo, un ser binario santa o puta para las iglesias.

Con Elvira Torres, Junio 2024
La visibilidad y lucha de mujeres por cambiar nuestra situación y posición de sometimiento, subordinación, explotación, discriminación y ciudadanía de segunda clase, despojadas de derechos por el poder, convención y licencias de varones en el planeta. Nos ha llevado por caminos de encuentros, desencuentros, affidamento, victoriosos, sinuosos y también estancados, hasta callejones sin salida y/o techos de cristal. Puesto que persisten sociedades donde la situación de sus mujeres, se corresponden con los primeros siglos de la historia humana. Demostrando que los derechos humanos aún cuando pretenden serlo, no son universales en su práctica y menos respecto a niñas y mujeres.

Las barreras simbólicas, sociales, culturales, económicas y religiosas son monstruos de mil cabezas que se reproducen tantas veces como se cortan, con más fiereza, fuerza y poder que su versión anterior. Nadie quiere perder hegemonía, situación y posición inventada, heredada o impuesta de 19 siglos, reptando hasta nuestros días. Aferrándose con uñas y dientes quienes se benefician históricamente directa e indirectamente, sea por comodidad o miedo al cambio a reinventarse para estar, ser y hacer en un mundo de iguales. Despojado de privilegios impuestos por la fuerza, manipulación y/o credo. Sin ventajas de poder, abuso, colonización y sometimiento.

Con Agustina Anchante, diciembre 2024
Hoy nuestras agendas de lucha como mujeres parecieran diversificarse y cuasi difuminarse ante la arremetida de quienes pretenden retornar a tiempos idos, con versiones innovadas sobre viejas prácticas, nuevos rostros con narrativas ancestrales, estrategias reinventadas con alfiles y viejos aliados(as). Accediendo y empleando nuevas herramientas con ropaje digital y de posmodernidad, sobre el mismo espectro negacionista, avasallante y de aplanadora como sucede con el naturalismo, biologismo, sexismo, misoginia, nacismo, racismo, clasismo y fanatismo religioso.

De tanto andar pareciera que nos perdimos entre redes, nodos, bifurcaciones, alianzas, delegaciones, vocerías, representaciones y presentaciones de lo políticamente correcto, prudente, oportuno y reconocimiento.

Con  Angélica Agüero, febrero 2025
De tanto aliarnos con mujeres y hombres discriminados por cuestión de etnia, raza, clase, credo, idioma, sexo, género... nos extraviamos hasta mimetizarnos y cuasi desintegrar nuestras agendas en generalidades como familia, sociedad, etnia, cultura, humanidad, desarrollo.

De tanto creer que podemos compartir nuestra lucha con otras causas que nos miran de soslayo, desconfían de nuestro hacer e ironizan con nuestro ser, vanalizando nuestro andar, cuestionando nuestro hacer, hasta dejarnos de lado cuando dejamos de ser útil.

De tanto creer que podemos ganar poder para las mujeres, gestionando desde el poder patriarcal, autoritario y corrupto, nos perdemos en su laberinto hasta igualarnos, autoconvencidas de nuestra inmaculez, heroimo e impunidad, sin necesidad de rendimiento de cuentas.

De tanto autopercibirnos vacunadas contra nuestros demonios como el machismo, patriarcado, misoginia, discriminación, autoritarismo; nos zambullimos en el laberinto del poder de turno, prometiendo y prometiéndonos que cambiaremos el sistema, mientras somos tontas útiles para reafirmarlo y profundizar sus raíces. Al ser expectoradas, retornamos al redil, para exigir desde las calles o la red, aquello que no fuimos capaces de hacer cuando fuimos parte o comparsa del poder.

Desdenos, enero 2011
De tanto creer que hemos conquistado molinos de viento, nos descubrimos más expuestas y en riesgo que ayer con los mismos demonios, mitos y atributos. Mientras exhibimos con orgullo reconocimientos y certificaciones de autoridades que pisan fuerte y violan derechos de las mujeres. Incluimos como parte de nuestro ser, títulos de "EX" que como tal a nadie distingue ni suma, menos si no fueron ganados, sino transados.

De tanto querer cambiar el mundo sin perdernos, hoy el mundo se ha reducido a aquello ridículo y tan pequeño como el que hemos construido o reducido cada una, para no morir en el intento por dentro y fuera. Cada vez nos refugiamos en bunkers de círculos estrechos, desonfiados, defensivos e intolerantes. Distorcionando prácticas de justicia en parapetos como el escraches que lindan entre denuncia7 y sensura8, poniendo en riesgo el debate y disidencia, al mismo tiempo que nuestros márgenes de actuación e impacto se amplían, fortalecemos en guetos o sólo interacciones virtuales.

Teresa Mestanza, Edith Terrones, Victoria Ramirez, Luz Rojas, Nely Vargas,
 Esther Ruiz, Luisa Cabello, Haydee Robles,  Elsa Lopez, Elba Escobar,
Corina Rafael, María Chong, +Vilma Romero, Graciela Salazar, xx ,
Julia Zamora, 
Lupe Vargas, Georgina Galvez, Gladys Uribe, 
Catalina Salazar, diciembre 2017
Los retos de hoy para las mujeres de ayer y las herederas del mañana son diversos, dispersos y distorsionados. Unos son abiertamente de entronque de viejas y nuevas agendas explicitas. Otros están camufladas esperando el menor descuido para derribar lo conquistado. Los más, son brillantes hasta el enceguecimiento con atracción de luz entre tinieblas, similar a la polilla para cortar nuestras alas una a una, o el canto de sirena hasta la locura, convenciendonos que la lucha por el derecho de las mujeres, es un falso positivo.
El monstruo de la resistencia al cambio generado por el reconocimiento y aplicación de los derechos de las mujeres por los Estados y aquellos pendientes por obtenerse, también se ha diversificado, sofisticado, reconectado y cohesionado sea por condiciones e interes compartidos; por complicidades y contubernios entre desiguales beneficiados por los márgenes de un poder que se retroalimenta, construido sobre relaciones de servilismo, mercantilismo, delincuencia organizada, mercenarismo, fanatismo político y religioso. Siendo el principal escollo, mujeres con cabeza de hombres, por cuanto no basta ser mujer para apostar y aportar a la defensa de nuestros derechos como género.

Conmemorar el 8 de marzo, como el día de una lucha inacabada de las mujeres por derechos, podría ser un modo de mantener la memoria y no perdernos en el intento de cambiar el mundo.

Con mamá, 8 de marzo 2009.
Mi homenaje hacia el infinito, a cada una de las mujeres cuyas huellas marcaron nuestro andar.
Mi homenaje a las mujeres, cuya historia alimentó mi propia historia.
Mi homenaje a las mujeres, de cuya estirpe me forjé.
Mi homenaje a las mujeres, referentes, fuente y destino de mi sentir, pensar, ser y hacer de hoy.
Mi homenaje a las mujeres de mi vida, cuyo recuerdo, presencia y/o ausencia fueron y son fuente de aprendizaje permanente.