A
diferencia de años previos, el 2013 ha sido sujeto de evaluaciones
desde diversas miradas y entradas, en función de los acontecimientos del
país, la región y el planeta así que podemos recurrir a ellos según nuestros
intereses. En mi caso intento mirar el año que culmina desde una perspectiva
más mundana, con esa mirada del común de las(os) peruanas(os).
Después
del 2012, un año de cambios en la sintonía del universo, el 2013 se anunciaba
como un año de reinicios, afirmaciones. Mas como todo no puede ser borrón y cuenta
nueva, ha requerido para muchas(os) pasos previos de cierres, quiebres, reorientaciones; en una palabra rupturas.
En algunos ha significado desprenderse de prácticas previas, con el
impacto en relaciones personales, colectivas, institucionales.
En otras, la ruptura se ha producido en condiciones de vida indeseada, relación inadecuada con el contexto e inclusive el habitad. Para quienes han experimentado desastres ha sido brutal, como lo fue durante los ochenta y noventa en las zonas de emergencia, en ambos casos hombres y mujeres debieron abandonar su forma de vivir, para seguir viviendo.
En otras, la ruptura se ha producido en condiciones de vida indeseada, relación inadecuada con el contexto e inclusive el habitad. Para quienes han experimentado desastres ha sido brutal, como lo fue durante los ochenta y noventa en las zonas de emergencia, en ambos casos hombres y mujeres debieron abandonar su forma de vivir, para seguir viviendo.
El
2013 termina como lo que ha sido, un año seis: complejo, exigente, sin espacio
para titubeos, ni medias tintas. No es casual que principalmente en Lima hayamos experimentado
dos procesos electorales absurdos, obligándonos a tomar decisiones, presionadas(os) por innombrables que parapetados en vacios de
convenciones sociales y legales cortos para otros (regiones), quedaron ancho
para nosotras(os) en la capital del país develando que si deja de tocarnos directamente es válido.
El resultado nos encaró con nuestra miseria política, mirándonos unas(os) a otras(os) sin caretas, ante aciertos y vacios de quienes no han gobernado tradicionalmente el país, carecen por tanto de esa experiencia, parafraseando a Eliana Karp "Sin mañosería política". Provocando para unas(os) satisfacción de afirmarse como elegibles, para otros frustración e impotencia por el fracaso y la exposición. Para algunas(os) -donde me ubico- ha mostrado la brecha existente entre la protesta a la propuesta, la distancia del derecho a ser sujeto de derecho a la capacidad de gestión pública y política para satisfacer ese derecho.
El resultado nos encaró con nuestra miseria política, mirándonos unas(os) a otras(os) sin caretas, ante aciertos y vacios de quienes no han gobernado tradicionalmente el país, carecen por tanto de esa experiencia, parafraseando a Eliana Karp "Sin mañosería política". Provocando para unas(os) satisfacción de afirmarse como elegibles, para otros frustración e impotencia por el fracaso y la exposición. Para algunas(os) -donde me ubico- ha mostrado la brecha existente entre la protesta a la propuesta, la distancia del derecho a ser sujeto de derecho a la capacidad de gestión pública y política para satisfacer ese derecho.
De
cierto modo ha afirmado nuestra
condición mayoritaria de país pasivo, dependiente
y en el mejor de los casos
demandante. A la mayoría que no ha gobernado, cuesta y falta gran trecho para llegar a ser estadista
con visión, ética, compromiso y gestión eficiente como transparente, con
capacidad de escucha, apertura y decisión. Por tanto, cuantas más buenas intenciones existan, más
grande queda la vara de autoridad y el funcionario(a) público inexperto(a) reproduciendo mal a peor prácticas
convencionales. Como ciudadanas(os) nos cuesta apropiarnos y ejercer un espíritu
colectivo para el cuidado del bien
público en su acceso, uso y vigilancia. Se nos hace difícil y lento transitar
de una relación clientelista y de compadrazgo
hacia otra de obligaciones, derechos y ciudadanía plena. Y como políticos de oposición se sigue
asumiendo el rol de enemigo(a) y no contendor(a).
Suelo
afirmar que somos un país diverso, pero coincidente en la actitud, heredada de
siglos de conquista y opresión, reeditada con una cultura pragmática, utilitaria
y corruptible heredada de los noventa. Sin embargo, creo que hay algo más, eso
que suele denominarse colonización del pensamiento, donde se han instalado
ideas inspiradoras de prácticas devaluadoras. A ello se suma la complacencia y
tolerancia de lo malo conocido que el riesgo de lo bueno por conocer. La renuncia
a la capacidad de reeditar que viene con
nuestro libre albedrío personal, se ha trocado por nuestro profundo
individualismo, comodidad personal (el resto no importa) y la resignación a
establecer relaciones materiales, mediocres, mezquinas, desconfiadas,
inseguras, angurria e infelicidad. Expresados en diferentes planos, espacios y
niveles.
Sin
duda hay excepciones como los descendientes de los Aymaras y Quechuas, que aun
preservan el sentido de la comunidad, el prestigio, el honor, el cumplimiento
de la palabra dada, los valores del trabajo y el esfuerzo propio, el valr del SER y no el TENER. Eso les ha
permitido crear el milagro de los cluster de Lima, Trujillo, Ica, son los que
sostienen al país. O los genes de los Tallanes que emerge para hacer de la
esperanza no sólo un color, sino una realidad y de sincretismo en la relación
de los recursos naturales, el trabajo social, cuidado ambiental y vínculo con
el mercado, aun tambaleante pero con decisiones y práctica comprometidas en
Sullana y Paita. Están las comunidades nativas amazónicas y andinas, que a
duras penas intentan sobrevivir bajo sus
costumbres y convenciones, teniendo en contra la violación de los mismos por el
mercado sea bajo forma de expropiación y explotación natural o la nueva forma
de manipulación de la imagen simbólica a través de las tecnologías de
comunicación que los exhibe y degrada como bien de consumo exótico, hasta
transformarlo en circo o destino turístico. Y porque no, estamos las mujeres y hombres que seguimos creyendo y trabajando porque otro modo de vivir y relacionarnos es posible.
En
cuanto a los poderes públicos que debieran garantizar
la reproducción de nuestra sociedad, gracias a su independencia, transparencia
y respeto mutuo, sabemos que a lo largo del 2013 se han esforzado por borrar
todo vestigios que se aproxime a estas cualidades transformándose en su alter ego, su opuesto hasta lindar con la negación.
Hemos
contemplado que desde el poder judicial se han dado marchas y contramarchas
para hacer justicia, donde los casos más escandalosos han requerido la intervención de sus propios órganos
de control logrando unas veces empeorar las cosas y en otras, salir a duras penas a lavarse la cara. En el
poder ejecutivo nos ha exhibido grotescamente el peso de los grupos de interés
en cada una de las decisiones del presidente y sus ministros en sus sectores, sobre ello se ha abundado,
aquí solo subrayaré dos grandes forados a la gestión pública: Educación y Salud,
ambos sensibles para reconvertir la
sociedad.
La permanencia empecinada de las ministras en ambas carteras, develó incapacidad en cada sector para responder a las exigencias de las realidades coexstentes en el país y las consecuencias de peor calidad recaen una vez más en el hombro de los sectores más vulnerables quienes suman las cifras en rojo, tiñendo sus vidas y esperanzas. El poder legislativo es el peor de todos, no sólo por las encuestas y análisis sino por el gran esfuerzo que cada uno y en colectivo han invertido los/as congresista para hacer de todo menos cumplir con su rol de legislador. Cerramos en año sin Defensor del Pueblo, Director del Banco de la Reserva y Miembros del Tribunal Constitucional, pero sí con mayor sueldo, incentivos. Muertos y heridos por la corrupción, el envilecimiento, la bajeza y la politiquería.
La permanencia empecinada de las ministras en ambas carteras, develó incapacidad en cada sector para responder a las exigencias de las realidades coexstentes en el país y las consecuencias de peor calidad recaen una vez más en el hombro de los sectores más vulnerables quienes suman las cifras en rojo, tiñendo sus vidas y esperanzas. El poder legislativo es el peor de todos, no sólo por las encuestas y análisis sino por el gran esfuerzo que cada uno y en colectivo han invertido los/as congresista para hacer de todo menos cumplir con su rol de legislador. Cerramos en año sin Defensor del Pueblo, Director del Banco de la Reserva y Miembros del Tribunal Constitucional, pero sí con mayor sueldo, incentivos. Muertos y heridos por la corrupción, el envilecimiento, la bajeza y la politiquería.
De
los problemas más destacados iniciamos y cerramos el año con la inseguridad
ciudadana, altos índices de accidentes de tránsito y recrudecimiento de la
violencia contra la mujer.
Las
ciudades emergentes del país que se
esfuerzan día a día por dejar atrás la pobreza, deben hacer frente a su primo
hermano que es la delincuencia: extorción, asalto y muerte. La movilidad social
está plagada por accidentes que tiñen de sangre las carreteras, dejando que se
asomen las principales deficiencias sociales: violación de normas, desprecio
por la vida, corrupción e impunidad. El discurso de sociedad con inclusión, equidad,
tolerancia y modernidad, se estrella contra las taras socio-culturales de:
discriminación, subordinación, devaluación, explotación, control y abuso. Graficado
en como una sociedad que santifica la maternidad, defiende la familia
nuclear y el matrimonio, simultáneamente
estimula la cosificación de la mitad de su población, se transforma en cómplice pasivo de la vulnerabilidad y asesinato de sus mujeres a
manos de quienes declaran amarla y debieran protegerla. Sumándose al velo de la impunidad de las víctimas de
violencia política, que añaden un año más de sus vidas sin reparaciones.
Si
bien los componentes de estos tres
problemas tienen en jaque a la sociedad peruana y sus autoridades. Son los mismos que han movilizado
la reserva moral y la indignación de la
población, principalmente joven durante todo el 2013. Haciendo retroceder
prácticas de repartija o colocando en agenda los problemas centrales de los sectores
más golpeados por los errores, vacios y vicios de la gestión pública. Por ello hay esperanza, queda aun
confianza que la conciencia y voz de
las(os) indignados del Perú, sean los que se sumen a los indignados del mundo
para llamar la atención de las(os) hacedores de políticas sobre las agendas
centrales y su voluntad expresa que no
terminan en las urnas.
La
actitud vigilante, la voz alta y la reacción oportuna hicieron que en el Perú durante el 2013 no pasara la práctica histórica de borrón y cuenta nueva, impunidad y
reincidencia. En cuyo escenario se produjo la peor crisis en el poder
ejecutivo, el retroceso del voto en el congreso y la explicación del poder
judicial. Trascendiendo los vacios y complicidad de los medios de comunicación con
su silencio o distorsión, logrando que la publicitación de la indignación sea noticia.
Si
igual que a lo largo del 2013, los tres poderes del Estado y la ciudadanía no logramos ponernos de acuerdo
y cooperara a partir de estos tres problemas centrales que nos toca a
todos(as) por igual a lo largo y ancho
del país: Inseguridad, violencia contra la mujer y accidentes de tránsito.
El
2014 será un nuevo año que pasará sin
ingresar a las casas de cada peruano y peruana. Está visto que no basta el
crecimiento económico o el asenso social y/o político para colocar la cabeza sobre la almohada y dormir tranquilo(a), puesto que la
inseguridad se filtra por los cuatro costado de cada vivienda, independiente de si es en el sector A, B, C o D.
La violencia contra la mujer no distingue clase, edad,
raza o credo, repta y engulle a 9
mujeres por hora y 216 por día y 77760
por año en el país1,
más vulnerables cuanto más jóvenes, ingenuas o confiadas se reclinen en los discursos de una sociedad con doble moral y cinismo.
La violencia contra la mujer emerge
desde el seno de la familia como seducción, manipulación, abuso, feminicidio, matricidio, violación, agresión
ejercida principalmente por hombres que juraron amarla, respetarla y protegerla. Un punto aparte por explorar con detenimiento es
la violencia inter-generacional en
familias disfuncionales que han cedido la formación de sus hijos(as) a las
instituciones públicas, privadas y los medios de comunicación y donde éstos se yerguen atacando con mayor fiereza que el delincuente o abusador.
De seguir esta tendendencia ninguna
familia podrá despedir a cada miembro que sale del hogar con la
confianza de que retornará sano y salvo, sea porque se sumo a las estadísticas
de los accidentes de tránsito o a ser víctima de la delincuencia bajo sus diversas
formas.
El 2014 es un año siete. Según los/as numerólogo 2, el siete trae consigo condiciones a favor, que representa
perfección, pensamientos profundos reflexivos, búsqueda de perfeccionamiento intelectualy
espiritual. En la religión cristiana, representa lo sagrado, enlazando lo
Divino y lo humano, formado por el Tres (la divina trinidad) y el Cuatro (los
Elementos Terrestres), en términos de Cristo respecto a la relación con
nuestra(o) semejante es: "Perdonarás
a tu hermano setenta veces siete". En la religión oriental según
Bhajan, el séptimo cuerpo es el aura, que le da a la persona su capacidad de
elevarse y de elevar a los demás. Su frase clave es "Plataforma de levitación" y se relaciona con la
misericordia sensibilidad, fe, intuición, magnetismo, capacidad de
investigación. En el hinduismo existen siete
chakras en el cuerpo humano que son fuente de su energía vital. En su
dimensión esotérica adquiere la denominación de Héptada. En los naipes del Tarot, recibe el título de "El Carro de Osiris",
significando victoria, éxito, verdad y justicia. La Física nos habla de varios universos
paralelos en los cuales suceden las cosas simultáneamente, que es el principio
del reconocimiento a la Sabiduría antigua que siempre por milenios ha hablado
de estas siete dimensiones3.
Más
allá del significado del 2014 desde cada vertiente, es el contenido que queremos darle, recordando
que los seres humanos tenemos a favor la
capacidad para el libre albedrio, que en correspondencia con una conciencia de
lo que somos, nos permite develar más tarde que nunca a que hemos venido,
nuestra identidad y compromiso con el país a través de cada referente donde nos
movemos, así que depende de cada uno/a
hacer que este sea un mejor año para todas y todos, empezando por la
afirmación de la autoestima personal, pasando por el respeto y el cuidado del
otro(a) y terminando en una convivencia tolerante e inclusiva.
¡Adiós 2013!...
¡Bienvenido 2014!