domingo, 21 de marzo de 2010

DECONSTRUYENDO Y RECONSTRUYENDO

Este fin de semana que culmina me encontré con Blanca, por esas cosas de la vida habíamos postergado tantas veces tantas, vernos desde hace tiempo, en un espacio que no fuera el público y breve donde se encoge toda posibilidad de confidencia.

Tenía ganas de verla, abrazarla, contarle mis cúspides y naufragios, afirmaciones y dudas, serenidades y angustias, mis lecturas y rebeldías. Especialmente mi modo de ver los acontecimientos de nuestros tiempos y deseosa de conocer su mirada. Blanca mi interlocutora activa con quien el habla no solo es un idioma sino la posibilidad de deconstruir y reconstruir, cosas como,  el papel de los actores y actrices del escenario público político, las exigencias privadas y la zozobra de nuestros sueños de igualdad.

Y allí nos encontramos, en esa experiencia de compartir, saboreando el dulzor de nuestra compañía al igual que suspiro a la limeña en italiano, que ella disfrutaba, o el relámpago que se deshacía en mi paladar, sin desprendernos de los recuerdos que emergieron de nuestro compartir de espacios colectivos, como los cafés deliciosamente amargos que nos hacían compañía.

Revisamos quienes éramos y qué hacíamos en este tiempo, hallándonos humanas felices con todo aquello que nos tocaba crear, construir, vivir y amar. Sin embargo no pudimos eludir con nuestro estado personal, la situación del país y las mujeres al 19 de marzo del 2010, los pendientes que habíamos dejado inconcluso, cuando cada una descubrió que la vereda por donde nos habíamos encaminado estaba clausurada por una pared tan transparente y duro  como los techos de cristal de las mujeres respecto al poder, y, tan infranqueable como la muralla china, puesto que había sido construida como aquella, sobre cadáveres de quienes en su momento soñaron con su majestuosidad y belleza, sucumbiendo antes de verla concluida, o negadas y exiliadas por subversivas, para desde el destierro  sentir como siente l@s desterrad@s con impotencia, nostalgia y tristeza mayor.

Nuestra conversa nos permitió reconocer que el muro, hoy estaba derruido, algunas parte secuestradas como sucede con restos arqueológicos apropiados por seudo arqueólogas, las mas desperdigada, dejando tras de sí en aquel espacio que ocupó el muro, una o dos centinelas cuya persistencia era la enajenación de guardar con celo el recuerdo de un muro que protegía la nada, puesto que el espacio sólo era aposento de un espectro que tanto cantó sobre igualdad, sororidad y democracia, que se creyó así misma única diva cantante y cuenta cuentos, asesinando los principios inpidiendo sea acto cotidiano que contraste la coherencia de nuestro pensamiento, discurso y actuación.

Nos pudimos contentar con haber coincidido en la situación del muro, pero esa tendencia a deconstruir cada elemento que nos asemejaba, nos llevó a mirar no sólo el muro sino nuestros propios pasos, las inversiones, entregas y esfuerzos por la búsqueda de mecanismos y medios que lejos de nuestras organizaciones, gremios, partidos, nos permitieran encontrarnos a nosotras mismas y a nuestros pensamientos, nuestros intereses, necesidades y sueños.

Y allí estábamos nuevamente como hace más de una década, ocupadas en la misma agenda descubriendo que sólo fue encaminada, que esperaba pacientemente ser advertida y atendida. Cuan pronto se nos había ido el tiempo y que poco espacio nos había quedado para ocuparnos de estas preocupaciones, sintiendo como antes, quizás hoy con más conciencia que entonces, el peso de nuestros retos.

Más mujeres trabajábamos por ingresos, unas medio tiempo otras tiempo y medio, sin embargo seguía siendo invisible ante el Estado, a nuestros ojos, el de nuestros hijos y la pareja, puesto que la contribución de las mujeres seguía desapareciendo en el esfuerzo cotidiano de tapar huecos de la economía familiar endeble por el escaso ingreso de la pareja y/o los hijos. Al mismo tiempo que nuestro trabajo doméstico seguía siendo invisible, devaluado y sobre cargado en el hombro de las mujeres madres, esposas, abuelas, tías, hermanas. Cobrando algo de valor cuando recurríamos a una trabajadora del hogar.

Constatábamos que las mujeres, nuestros intereses y riesgos éramos necesariamente visibles, pretexto para un cargo o puesto más en el ejecutivo, porque nadie en este tiempo se atrevería a desconocerlos puesto que ser machista dejó de estar de moda, el discurso moderno estaba atravesado por la equidad de género, aun cuando la práctica desbordaba de inequidad, bastaba sólo con detener la mirada con cierta atención en algún punto erigido como ícono, invito a que se asomen por solo un instante en la visión, quehacer, composición, currícula, desempeño, distribución,  cambios, movidas de ese ministerio que desde su nacimiento sin gestación concentró nuestra energía por una dirección inteligente, informada con pensamiento propio, que se ha transformado en la Caja de Pandora que temimos en octubre de 1996, cuyo valor agregado es ser refugio de innombrables. 

La perspectiva de género se había reducido a la categoría de género, siendo apropiado por tirios y troyanos, que en manos de mag@s y hechicer@s cuasi por arte de magia lograba la equidad de mujeres y hombres en los diversos sectores, sólo con mostrar el número de cada uno en la implementación de los proyectos, no importaba el contenido, proceso o resultado. En el peor de los casos para quienes desconocían el origen y derroteros de los estudios de género se resumía a: feminismo o su negación, violencia, estado laico y libre opción sexual.

El feminismo que en América Latina y el Perú, data como movimiento desde hace más de dos siglos, pero su expresión sostenida al igual que el movimiento de mujeres, apenas llega a los cuarenta años, cuyo proceso ha significado experiencias de evolución, involución, estancamiento, divergencia, dispersión, diversidad y diferencia. Sin embargo, las nuevas generaciones tienen como único referente los procesos y representantes institucionalizados, desprendidos de sus orígenes históricos, quiebres, renovaciones, innovaciones y nuevas expresiones que ha ido creciendo según diversos factores como la característica de los tiempos, las agendas públicas, los movimientos y agendas internacionales. Exigiéndonos conocimiento y reconocimiento de sus orígenes políticos de apuesta por una sociedad igualitaria sin distinción de sexo, raza, credo, opción política, opción sexual y pensamiento.

Ciertamente hay mas mujeres en el espacio público / político que no hace mucho, pero menos de lo que se ha ganado legalmente (30%), sin que ello necesariamente haya pasado por el convencimiento nuestro como mujeres, de los varones y las instituciones a cerca de nuestra condición de ciudadanía plena con igualdad de derechos y obligaciones así como el cumplimiento de las reglas de juego con igualdad de oportunidades, acceso y ejercicio de poder. Puesto que el ingenio criollo ha recurrido a muchas trampas para que pareciera ser aquello que en realidad no es ni existe, equidad.

Existen ingentes liderazgos históricos como modernos y algunas en proceso, unos invernando por autojubilación, muchos valoradas y capturadas, otras tantas en proceso de negociación y convencimiento y cuasi todas sirviendo funcionalmente al sistema sin apenas darse cuenta de ello. Contamos con experiencia de militancia político partidaria sea como regidoras, alcaldesas, presidentas, regionales, vice presidentas de la república, aspirantes a presidentas de la república, congresistas. Nuestro desempeño en espacios de poder y decisión crece como ministras, consejeras, asesoras, funcionarias, juezas, tenientas, capitanas, defensoras. Las conducciones de organizaciones e instituciones cuentan con presidentas, coordinadoras, asesoras, colegiadas. Mas las práctica de ejercicio de poder innovado democrático, transparente, con alternancia e incremento de espacios se contrae si es que no se hace trizas hasta desaparecer.

Seguimos siendo primera plana como víctimas, cómplices y hasta victimarias cumpliendo más de lo esperado con el papel que nos han encomendado o creemos poseer, en un contexto socio- político – económico y cultural, donde el discurso deinclusión y  equidad ha crecido pero las prácticas de discriminación, devaluación, exclusión y agresión no sólo se han profundizado sino han adquirido condiciones extremas como sutiles, se han innovado mecanismos y modos de ejercer poder y sometimiento del pensamiento y actuación de las mujeres, con un mayor peligro, porque en este escenario se valen de las propias mujeres para ejercer igual o mayor control.

El mérito no es ni puede ser sólo de una práctica tradicional, que no ha cedido un milímetro, sino también la responsabilidad de quienes tenemos el privilegio de ver, comprender, entrelazar, contrastar y explicar estas condiciones que sin embargo no hemos avanzado hacia la propuesta sino sólo la protesta. Propuesta que como en su momento lo hicieron los comedores populares respecto a sus condiciones independientes de lo trascendente o intrascendente del mismo. Propuesta que vaya mas allá de la reinvindicación, denuncia y reproducción de tendencias internacioles, sin mirar ni rescatar aquello que tenemos frente a nuestros ojos.

Quienes tenemos la ventura o desventura de comprender el funcionamiento de los hilos de la política, la práctica política, el poder y mecanismo del sistema existente, nos hemos contentado con evidenciarlo, sin negar el valor de ello, ha sido el primer paso. Hace falta por tanto proponer un modo diferente de ejercer poder, un modo diferente de hacer política en la sociedad, entre las mujeres y para con las mujeres en una relación de igualdad con los hombres sin dejar de lado ni devaluar diferencias.

Se ha postergado la tarea de crear conciencia, identidad, empoderamiento actuación, ejercicio de poder y affidamento. Democracia en la calle, casa y cama, quedó como cliché. Todas las mujeres todas se ha reducido a un puñado. Se ha abandonado el objetivo de igualdad por la meta de equidad, ampliación de oportunidades u cuota. Quedando en el intento con la embriaguez producido por los distractores y el deslumbramiento del los placeres del poder vertical, autoritario, de la adulación, la incondicionalidad, el del canto de sirena, corruptor, corrupto ocultándonos en viejas frases como “No hay aun nadie que quiera reemplazarnos”, "No hay tiempo para detenernos", "Si no lo hago hoy como sea, mañana será tarde".

Con Blanca, no se si por su nombre que significa imaginativa, abierta, honesta, leal y buena amiga, volví a mirar con claridad mi camino, aquel que nos permita registrar los pasos andados por esta vida, que necesariamente está atada al de otras vidas, en mi caso al lado de otras mujeres y hombres que están comprometidos con una sociedad justa, igualitaria, segura, acogedora y sustentable. En su caso no sé que le pasa cuando estamos juntas, pues ese es un cuento desde su perspectiva que en algún momento se animará a contarme o contarnos, pero sin darnos cuenta, nos descubrimos nuevamente reconociendo necesidades, celebrando compromisos, apostando por viejos sueños con nuevos aprendizajes, asumiendo el reto de los nuevos tiempos y sus exigencias.

Así es como optamos por un tejido nuevo, cuyas hebras elegimos juntas de diversos colores como diversas éramos las mujeres y nuestros vínculos o aislamientos. Por la finura y nobleza de su contextura que se deslizaba al tacto hasta cuasi adquirir libre albedrío como el que soñamos. Por la existencia y no la ausencia de sus diversas aristas. Con asideros, claros y firmes para el telar, movilizado por el compromiso de ambas para compartir su tejido invitando a otras manos, seguramente más diestras y hábiles, con mayor imaginación, mucha creatividad y decisión de entrega. Otras que disfrutaran del anudar y entramar, que reconocerán la necesidad del entretejido y se sientan a gusto de compartir espacio con otras capacidades diferentes abriéndose a la posibilidad del co-aprendizaje y propuesta.

En mi caso aun tenía dudas, por cuanto volvimos a revisar nuestra vida, afirmándonos satisfechas de quienes somos y hacemos, reconociendo que el telar que juntas iniciábamos, no era nuestro camino al poder, la fama o la gloria, por cuanto dejaría de ser nuestra iniciativa en el instante mismo que otras mujeres que apreciaran su necesidad se unieran para dar paso a aquello  con lo que nos identificáramos y por cuanto fueramos reconocidas en el futuro.

Afirmándonos que este compromiso es producto de nuestra disposición a dar algo de cuanto nos dobla y desborda, como la experiencia acumulada para nombrar y dar cuerpo a aquello que nos interesa evitando se difumine con el peso del cambio que ocurre en nuestro tiempo, o por el desgaste y el cansancio de ver cómo se agotan las fuerzas. El deseo de proponer, innovar, inventar nuevas prácticas al lado de quienes lo inventan todo.

Decidimos de este modo romper con los atributos que nos habían endilgado quienes se erigieron vanguardia o verbo del pensamiento de las mujeres peruanas, susurrándonos al oído en su momento lo importante y brillante que éramos para sostener sus intereses, mientras en la práctica asumiéramos el papel innovado de peonas sacrificables cuando el peso del poder apremiara.

O aquel otro papel de heroínas en los barrios, calles y plazas cuando nuestro grito se hizo necesario para que nuestro sentir se comprendiera o deformara, pero cuando el diálogo fue necesario, nuestra voz se fue innecesaria pues nuestras intérpretes nos tradujeron cual idioma extranjero con los añadidos y omisiones que suele producirse en toda traducción.

No olvidemos el rol de soporte social para alimentar en la crisis; a nombre de la tecnología, trabajo y honestidad robar la cuna de nuestro hijo, nuestra fe y sueños; a nombre de la paz y la verdad ser y tener visibilidad; a nombre de la defensa, transparencia y anticorrupción afirmar su negación; sostener rupturas y acomodos partidarios transformándonos en portátil.

Decidimos retomar parte de aquello que nos toca hacer en esta vida, sin duda no cambiaremos el mundo, pero si empezaremos por cambiar el nuestro, para ello nos daremos  cita con quienes quieran ser parte, un día quinto del cuarto mes que trae el décimo año del siglo veinte y uno, en el aposento que estamos seguras nos acogerá hasta cuando sea posible, el hogar de quienes a pesar de tanta agua que corrió bajo el puente, aun mantienen izadas sus banderas de defensa de derechos, lucha por la igualdad y justicia.

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