lunes, 28 de julio de 2014

IN MEMORIAM ISABEL INCA

Se puede convivir con algunas personas  por muchos años  sin llegar nunca a conocerlas verdaderamente, ni que ellas lo hagan contigo. En otras ocasiones puedes hallarte con alguien  sólo un tiempo y conectar reconocimientos no sólo de una vida, sino de muchas otras. Tanto que cuando se agota el tiempo de una(o), la reacción  de quien se queda es indescifrable.

Seguro que para muchas(os) de los(as) presentes en el sepelio de Isabel Inca, era incomprensible mi desconsuelo y llanto, especialmente para quienes compartimos un espacio colectivo durante poco más de tres años, pero se  a mi vez, que Isabel lo entiende y eso basta.

Escribo en este momento, para activar mi mecanismo de registro que me saque a flote de esta inmersión en el dolor, procesando los sentimientos que me unen y desbordan en este tránsito de aceptar que Isabel partió el 27 de julio, cerrando nuestros proyectos. 

Isabel, aceptar que ya no podré compartir contigo mi tiempo, sentir, alegría y risa, que sazonaba nuestra conversas. No  es fácil asumir que ya no enlazaremos tarde con amanecida. Incrementa  mi pena saber  que ya no podremos,  fugarnos a algún evento  o lugar  disfrutando la mutua compañía. Y en un intento de expresar la certeza de mis sentimientos intento trazar los hilos de nuestra amistad, que es mi modo de tributar a nuestro tiempo y tu partida.

Para quienes no sabe de nuestra historia conocí a Isabel, producto de esos arrebatos que se tiene, cuando se pretende seguir creyendo que comulgas con quienes conoces de mucho tiempo,  en esa confianza te embarcas en una aventura o un proyecto de objetivos explícitos compartidos,  mientras cierras los ojos a los implícitos -que suelen inmovilizar e impiden apostar por seguir siendo y haciéndote un ser  gregario-, así que casi a tientas y toneladas de fe me embarque a la creación de un grupo de mujeres con nuevos tonos, sinfonías, sabores y posibilidades.

Isabel asomó a mi vida ese cinco de abril del 2010, en la primera convocatoria a un proyecto colectivo de mujeres, del que se ausentó hasta cuando se transformó  en DesdeNos. 

Cuando revisamos en más de un balance anual nuestro proceso, confesaría  que lo hizo con incredulidad, puesto que era un espacio no tradicional para ella. Porque venía de una larga especialización en organización barrial, social, asistencial, política, etc. 

En todas ellas tenían en común estar al 'servicio de', y ella siempre estuvo al 'servicio de', desde su desempeño laboral, pasando por su trabajo doméstico, rol del cuidado, hasta el político y social. En tanto que DesdeNos era un espacio para pensar en sí misma de adentro para afuera. Re-descubrirse, amarse y apostar por sí misma. Renunciando al aplauso por el buen servicio o los desencantos del aprovechamiento por ser: "buena gente", "mujer de pueblo", "mujer de lucha", "mujer de base", "mujer guerrera". La exigencia era SER y HACER de sí misma en comunión con otras iguales y diferentes.

La historia de Isabel se ata con la mía sin conocernos, desde muchos años previos, cuando ella ingresaba a la juventud en tanto yo bordeaba la adolescencia. Había  terminado la secundaria en la misma época y centro educativo donde yo ingresaba, para cursar mi educación secundaria: Juntas recordamos en una de las tantas  veces compartidas, el himno del colegio y nos moríamos de la risa de-construyendo su contenido. También ambas descubrimos que no fue casualidad encontrarnos y compartir muchas cosas en común, como el tiempo lo desgranaría.

Se inició y jubiló en el sector público primero bajo el auspicio y  dirección de Consuelo Gonzales Posada Eyzaguirre de Velasco, quien dio los primeros pasos por aquello que hoy conocemos como INABIF. Desde muy joven fue testigo de excepción en el modo como se hacen e implementan  las políticas de asistencia, así  que nadie mejor que ella para sentenciar que  jamás fueron suficientes. Eso explica  en parte su intento de compensar a través de su trabajo y entrega más allá de la exigencia laboral. Perfilando una labor administrativa enlazado con la socio-asistencial, práctica que alimentó su sensibilidad y entrega a los demás, incluso postergando urgencias personales.

Fue su  lucha por una vivienda aquella que la forjó en el campo de la organización social, a diferencia de mujeres que construyeron su liderazgo desde la sobrevivencia, ella lo hizo desde su desempeño profesional y condición de vecina-ciudadana, levantando sospecha en quienes pretendían, homogeneidad en los orígenes de las mujeres del sector popular, pero al mismo tiempo conociendo con ojo crítico como silencioso quien era quien desde sus adentros -eran tiempos donde escaseaban mujeres que tenían un trabajo remunerado y conciencia crítica-. Asomarse al corazón del tejido social y el mito socio-comunista de la izquierda de los ochenta, antes de detenerla le permitió enfrentar las exigencias de la vida sumando, jamás restando, tomando decisiones sin vuelta atrás, a pesar de dejar desgarros de su inocencia de funcionaria pública y pobladora,  tiras de su piel  y corazón en ello.

Cuando se develó  su condición de mujer, lo hizo desprendiéndose con energía a herencias de inicios del siglo XX, en una época de rupturas y sueños de emancipación compartida por muchas mujeres de los setenta. Apropiándose con todas sus fuerzas de su libertad y derecho a ser respetada por quien era, hasta imponerse por encima de los convencionalismos y colocarse al frente de su hogar,  como una más de las miles de madres jefes de familia  que hacen grande este país. Con dos hijas, un nieto, madre y padre  ancianos sobre el hombro se dibujó una sonrisa y tiró adelante. 


Ejemplo que impacto en la vida de sus dos hijas: Luz Rosario y Milagros, ella estaba segura que a sus hijas, nada las detendría ni vencería en el futuro porque habían aprendido a enfrentarse a la vida y a sus exigencia con las manos y el apoyo que ella siempre estaba dispuesta a proporcionar.  En tanto su amor acrecentado tenía por nombre Daniel, soñaba disfrutar a través de él, la evolución a ser buen ciudadano en el siglo XXI, ver consolidarse una mejor persona día a día,  donde pudiera visualizar los hilos de su herencia genética, social, cultural, ideológica de SER y HACER.

Aprendió a vivir la vida cada segundo,  apostando por una relación saludable y humanista con el medio ambiente, social y cultural, producto de su tránsito en el cuidado de su padre por un largo periodo, hasta su partida. En tanto su madre retomó la posta de sus cuidados tornándose en centro de atención   hasta no hace mucho. Ese aprendizaje y sabiduría la llevó a solidarse primero con su prima  y aquella madrina con enfermedad terminal, que concentró la dedicación de su tiempo.

Sin desentenderse de los compromisos colectivos, sociales y políticos, sea de forma directa o indirecta, siendo soporte de los suyos, para asegurar que las metas sean alcanzadas en las mejores condiciones, aun cuando en ese proceso debía reconocer que no todo aquello que brilla es oro,  hasta toparse de cara con cada una de las miserias humanas expresadas en la práctica política tanto de abajo como de arriba –en mi caso suficiente para desistir-. Para ella, insuficiente para provocar su desánimo, todo lo contrario, lo transformaba en energía que la impulsaba a continuar.


En nuestras pijamadas improvisadas, intentaba hacerla reflexionar a cerca de la importancia de presionar por la coherencia de líderes y políticos/as por los/as que apostábamos, ella solía decir: "La coherencia, transparencia, desinterés, desprendimiento es central, sin embargo, todos/as han aprendido de la forma equivocada de hacer política, tendremos que seguir adelante hasta que haya condiciones para exigir". Significaba, por tanto, que ella no podía dejar de apostar por una línea que había elegido por uno o algunos elementos que con su actuar pusieran duda y hasta fueran en contra de sus propias apuestas. Tampoco jamás me cuestionó por tener una actitud y práctica opuesta a la suya, en tanto yo aprendí a apoyarla aun cuando no creyera en su persistencia  y lealtad a líderes y lideresas con manos y pies de barro.  
En este momento que escribo al respecto, reconozco que su  apuesta fue estratégica,  como suele ser la línea de una mujer comprometida con proyectos políticos que trascienden a sus propias exigencias, principios e ideales, ella fue vencida y reconvertida muchas veces por el proyecto colectivo, aun cuando se desgarrara por dentro.

A través de ella re-conocí el derrotero político y humano del movimiento social en el cono norte en tiempos de re-visiones, así que cruzamos información y la triangulamos con terceros para tener una idea menos brumosa de las tendencias, los liderazgos, las agendas y coyunturas. Ensayos de dos que facilitaron la de-construcción del gran poder y de los mezquinos pequeños poderes y sus indicadores. Tener el contexto claro me permitió   apoyarla en más de un proyecto barrial en su distrito y Lima Metropolitana, por supuesto que no tuvieron los resultados que esperaba, así que luego de sus desencantos nos refugiábamos en nuestra mutua compañía.


Compañía que sentiré en adelante cuando viaje hacia la mar o decida quedarme un feriado largo en casa donde juntas acampábamos en compañía de Rodrigo y sus amigos, mientras el resto de la familia viajaba, ensayando nuevas recetas y tragos. Disfrutando de sus platos saludables,  o ella, tomando nota de los míos. Irnos a ver una película  o a una exposición  sin planificar, si estaba disponible y tenía un antojo bastaba con llamarla, al cerrar la jornada, y al pie  de la acera donde nos separábamos, celebrábamos lo bueno de la emancipación: sin ataduras que nos invisibilice, con años sin dueño, preferencias y sueños coincidentes.


Isabel se ha  ido como deseamos, decretamos y visualizamos, más de una vez a lo largo de mi detenimiento donde fue  compañía sostenida. Se ha ido sin enfrentar un tiempo de deterioro, dependencia, ni menoscabo de facultades. Sin espacio para el padecimiento del postrado o la enfermedad terminal que ambas  habíamos acompañado a nuestro modo. Más no imaginamos ninguna cuánto duele para quien queda.


Isabel, durante los misterios de tu despedida, Tania afirmó que sólo quienes no tienen dificultad para ingresar al cielo se van en sábado o domingo, de ser así allí estarás. Y desde donde te encuentras en este tu nuevo tiempo, seguirás conectada a tus hijas, nieto, parientes, a las amigas/os y a mí. Como sucedió este día, que dispersaste mi dolor,  cuando hiciste me percatara del libro que dejamos pendiente para leerlo juntas, recordándome que escribir también ves un modo de llorarte, guardándome algo de ti para cuando mi recuerdo se llene de brumas en las tardes de mi vida -si esta dura más de lo esperado y no tengo la bendición que te alcanzó-,  dejarte ir  y compartir  mi corto asomo, a lo que fue tu largo e intenso transitar por esta vida.

Sé que no te has ido definitivamente, que estas en un plano desde el cual seguirás siendo mi compañía, inspiración, soporte y protección. 

Se que volveremos a juntarnos, cuando esto suceda, prometo que ingnoraré tus postergaciones y si no vienes a mí llamado, iré a buscarte.

Se que entonces como en este tiempo nuestros planes serán menos vulnerables al punto que nada impedirá disfrutar la mutua compañía que nos alimentaba. 

Sé cuando me quieres, como yo a ti por sobre el tiempo, espacio y dimensión, así que retomo tu firma de siempre, Isabel TQM. 

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