lunes, 22 de junio de 2009

PERÚ Y SU TRIPLE A DEL RIESGO: ANCHO, AJENO Y AMENAZANTE

Siempre decimos que peruanas y peruanos somos más grandes que nuestros problemas. Pero situaciones como los sucedido con Milagros Patiño Villajuan, nos recuerda que también es ancho para el poder y estrecho para los pobres, ajeno al dolor de muchos[1] y demandante cuando de show mediático se trata, amenazante para quienes solo poseen sus manos, fe y sueños; y para quienes tiene poder y dinero, protector de pasiones, abusos, corrupción, injusticia e impunidad, todo ello se acrecienta cuando se añade la variable mujer, joven y pobre.

Milagros Patiño Villajuan, joven socióloga de 27 años que pagaba su derecho de piso para ser una profesional, con dedicación de trabajo por servicio de terceros, en zonas de escasa preferencia de jóvenes profesionales como ella por los costos del riesgo, murió en el intento
[2], colocando en agenda las vulnerables condiciones ya no sólo de mujeres campesinas o de zonas populares, sino de las frágiles condiciones en que nuevas(os) profesionales deben hacerse de un futuro cada vez más distante, oscilante e inestable.

Ser mujer, joven y en situación social precaria o vulnerable, se traduce en destino de acoso sexual, subvaloración de su trabajo, pago inexacto por una misma labor compartida con un varón; sin contar la presión social y familiar por su condición de ser joven y mujer. Mujeres que luego de su labor a altas horas de la noche o madrugada regresan a su hogar y son víctimas, del desprecio por sus cuerpos y vidas que siguen siendo un botín no sólo de guerra bélica, sino del acoso, abuso, violación y delincuencia. Del sexismo y la misoginia esa más rastrera y persistente que se cobija y anida en las entrañas de las ciudades, aldeas y comunidades.

Un botín del poder injusto, infame e impune, como es la delincuencia sistemática o eventual, que se traduce en violencia contra la mujer que se expresa de diversas formas y se produce directa como indirectamente. Destruyendo el cuerpo de sus víctimas con saña.



Y como daño colateral, producto de la violencia política, los accidentes de tránsito y la inseguridad, como fue el caso de Alexandra Cruzatte Quiróz que a muchos(as) aun nos duele por lo inesperado e injusto; como nos duele y carcome, lo sucedido con Milagros Patiño Villajuan, porque nos descubre a nuestros propios espantos, riesgos y omisiones.
A Milagros, la colocó en riesgo si la empresa que la envió a la zona, sin las seguridades mínimas del caso, pero principalmente la terciarización del trabajo profesional, el trabajo por honorarios profesionales que gracias a nuestros gobernantes se han perfeccionado a lo largo de casi dos décadas en colocar todo a favor de la empresa (pública, privada, mixta) todas las ventajas del caso, incluyendo la renuncia al pensamiento, la idea, el derecho intelectual, bajo el contrato de confidencialidad y presupuestos mínimos a todo costo.

A Milagros, la mató manos criminales, pero la colocó en riesgo y comparte la responsabilidad: el silencio, la complicidad, la vista gorda y a veces también la indiferencia, de no reaccionar individual ni colectivamente frente a indicadores de explotación, sobreexigencia y vulneración de derechos mínimos laborales. La colocó en riesgo la inacción para garantizar sino proteger el cuerpo y la vida de quienes nos movemos en el mundo del freelance (trabajo por cuenta propia), algunos nos atrevemos a recordar que los derechos laborales no son sólo para los otros sino que empieza en casa, pero cae en saco roto, o provoca la sospecha.

A Milagros, la mato la indiferencia, la falta de compromiso e incoherencia de las fuentes sociales que pueden y deben proveer de herramientas e instrumentos de promoción y protección de derechos. Me pregunto, puesto que una interrogante siempre es eso, algo por resolver: ¿Donde estuvieron y están las instituciones que deben tener peso político y propuesta frente a infames e infamantes formas de contrato laboral? ¿Por qué no se pronuncian ante convocatorias laborales impunes y discriminadoras? ¿Por qué suscriben sino financian ocupando espacios donde los términos de referencia laboral no sólo son atentatorios sino un insulto a los derechos laborales suscritos entre el Estado peruano y la OIT? ¿Dónde están las universidades y colegios profesionales cuando los/as jóvenes estudiantes o recién egresados son enrolados al mercado laboral sin sueldo bajo el paraguas de practicante? ¿Que pasó con la iniciativa del sindicato de ONGs flor de un día? ¿Qué pasa con los cientos de denuncias de acoso laboral de los innumerables que no se expresan? ¿Dónde estamos cada uno cuando el voluntariado dejó de ser una iniciativa personal y solidaria, para transformase en política social (público/privada) que se convoca pública y virtualmente?

A Milagros la mató, su condición de ser joven y mujer, las formas de contrato social “n” veces reajustado, enmendada y añadida, al antojo de dueñas/os de turno del país; pero sin duda su muerte no ha de ser estéril, porque coloca el dedo en la llaga de la necesidad de justicia social, de preocupación y ocupación de la centralidad de nuestros problemas como país, salpicado de vergüenza ajena, saqueado de corrupción y jaqueado por inoperancia e indiferencia de quienes han recibido el encargo de gestionarla, y el silencio de quienes debemos vigilar que se cumpla el encargo.

Es momento de lamentar la muerte de Milagros, sí, pero principalmente de evitar su impunidad, de volver la vista hacia el ancho, ajeno y amenazante espacio que queda entre la penumbra de la distancia y de la tierra de nadie, de recordar que asuma quienes la pusieron en riesgo el costo de reparar su error, entre las condiciones, y de recordarnos a todas/os y cada una/o de nosotras/os no sólo como potenciales víctimas sino también de hacedores de un país seguro, transitable, amigable, acogedor y humano.

Lima, 12 Febrero 2009.

[1] Con estudios básicos, iletradas o analfabetas funcionales, que deben añadir a la cruenta lucha por el acceso al mercado de trabajo, estrategias frente a un sin numero de abusos por su condición social y de género.[2] Socióloga de 27 años, apenas egresada de la Universidad Federico Villareal, en circunstancias donde desarrollaba una labor profesional, halló trágica muerte en una zona poco accesible de los andes ayacuchanos en el distrito de Santillana, cuyas causas se encuentran en proceso de investigación, ver detalles: http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/2009/02/14/1/node/174110/total/01
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia1.php?IDnoticia=32990&EF=2009/02/13&EN=1414
http://www.elcomercio.com.pe/impresa/notas/garcia-felicita-simon-solicitar-su-vacancia/20090214/246025
http://www.youtube.com/watch?v=zbhfDGyKDlU

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