miércoles, 13 de abril de 2011

UN PAÍS REFINADO CUAL SAL O AZÚCAR

Mi percepción acerca de si ha cambiado o no, el Peú de hoy respecto al último decenio de dictadura militar (1968-79) y la dictadura encubierta fujimontesinista (1990-2000), puede graficarse parafraseando a Mercedes Sosa: “… Cambia todo cambia, cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo. Pero no cambio mi amor...” .

Ese “pero” en el canto de Sosa, me sirve de asidero para anotar que el país no ha cambiado, sólo se ha refinado, es decir complejizando y complicando, acelerando por momentos los cambios superficiales, estancado o acomodando los profundos, renovando discursos aun cuando las prácticas se mantengan, generando una convivencia esquizofrénica para sí y con los/as otras/os y las mas indiferente.

Los cambios superficiales tienen que ver con la comunicación y sus medios, lo tecnológico y sus accesorios: el punto más distante de la vía terrestre entre Lima y las provincias es de veinte y dos  horas1 , entre los sesenta y setenta era una semana o más. Ya no hay tranvía, tampoco máquinas de escribir, los paseos familiares y picnic en los parques de Lima es historia2 . El Perú ha ingresado a la era digital por el lado material computarizado en buena parte del sector público,  las escuelas, los bancos, las interacciones, las redes sociales, la movilización política (PPK), la comunicación mediática y el celular personal atraviesa todos los estratos. Un crecimiento sostenido de la economía lo aproxima   a los primeros puestos de la exportación de productos tradicionales, el agro, incursionando con su gastronomía, turismo, que lo despoja lentamente de la imagen de país de tercer mundo.

Lo que no ha cambiado es lo profundo, su cultura política – social, el modo de percibir, valorar y relacionarse entre unos y otros. Si bien la macro- economía resplandece, paradójicamente los derechos sociales, económicos y culturales sufrieron una fuerte contracción. Gracias a la década Fujimorista, la clase obrera es mínima3 hoy pululan los servicios por honorarios, las SERVIS y el emprendimiento. Los sindicatos perdieron expresión4 , el movimiento popular y barrial se desarticuló, la mayoría de organizaciones de sobrevivencia se multiplicaron transformándose en destino de prácticas políticas clientelistas y utilitarias. Toda forma de protesta se tildó de subversiva5 y durante el segundo gobierno de García ilegal. Las grandes industrias pueden contarse con los dedos6, las ocho horas de trabajo se han extendido de 12 a 16 pese a compromisos internacionales y TLC.

Es decir, el modo de apropiarse de la riqueza y distribuir sus beneficios se mantiene incólume. El país sigue siendo pobre, sólo se ha refinado el concepto de pobreza en varias graduaciones, que va desde el pobre extremo al microempresario emergente e inestable. Una sociedad conservadora, pacata, segmentada, discriminadora y abismalmente desigual, aun cuando haya un rey de la papa, la yuca y otros tubérculos, el dinero no es suficiente para el poder y blanqueamiento, sigue siendo un nuevo rico.

En términos de Amartia Sen “La mayor pobreza de un país es cuando uno se ocupa de otra cosa y no de aquella para la que se preparó”, como un taxista - ingeniero, taxista -médico, taxista - funcionario público, taxista -empleado privado, etc. Añado de mi cosecha, que también es pobreza el escaso reconocimiento de nuestro SER mestizo, migrante, bilingüe, diverso, disperso. Donde el arribismo, la incapacidad de reconocernos y autoafirmarnos en nuestra identidad individual y colectiva, desemboca en la necesidad de construir muros, sembrar rejas, horarios de transito, acceso, respiro, goce para unas/os y otras/os, un ejemplo es la mar de Asia7, ingreso a ciertos espacios del mercado 8, la dificultad de acceso a las playas privatizadas9 , el libre tránsito peatonal y automovilístico mediado por servicios privados de vigilancia, invadiendo veredas y pistas.

Las formas de relación se han trastocado, no en vano el primer punto de agenda social es la inseguridad ciudadana. La casa, barrio, plaza, calle transitada, iglesias y ciudad, ha dejado de ser sinónimo de desplazamiento, acogimiento, cobijo, intercambio, protección, modelo de aspiración de niñas y niños. La infancia y ancianidad se omite o coloca en paréntesis con grandes brechas entre ricos-pobres, mientras los primeros pueden vivir fantasías sofisticadas como un día en casa de las princesas o la Barby, los más lo hacen sin espacio mínimo personal, el esparcimiento, la exploración e interacción. Los parques están privatizados o enrejados10 , las escuelas carecen de parques y jardines11, los mercados evidencian la relación impersonal y monetaria del intercambio. Los templos han dejado de ser el lugar de recogimiento espiritual y refugio, para ser espectros de mercados rezagados de otros tiempos12. Ni los cementerios se han sustraído al refinamiento del glamur y la privatización paralelo a la pobreza.


Las implicancias de la formación y práctica jerárquica- autoritaria, vertical y fundamentalista de un político en su desempeño político y ejercicio de poder, como parte de mi reflexión anterior es una percepción personal sobre mi memoria histórica y revisión teoría antes que constatación fáctica, aun no he incursionado en una investigación personal sobre el tema, sin embargo para quienes tienen interés al respecto, existe mucho material, basta considerar los de la última década: Amaya,  Melendez, Slater (2010); Pereyra (2009); Ceceña, Huerta [et al.]  (2006); Malarín (2005); Pereyra (2004); Caminal, Koonings, Tristán (2003); Maish, Malarín, Adorno (2002); Ávila (2001); APRODEH, Cotler, Pease, Rospigliosi, Rotemberg (2000).

Reflexiono a partir de militares y líderes o representantes religiosos (civiles), porque es parte del contexto, ello no excluye a civiles, especialmente si poseen similares referentes culturales, formación, práctica o desempeño. Es el caso emblemático de Fujimori, cuyo sistema se ha develado a lo largo de la primera década del nuevo siglo, exhibiendo perversidad y envilecimiento, para construir y sostener un sistema de autoritarismo y corrupción que hoy conocemos como fujimontesinismo. Sin duda que es un sistema escasamente accesible a cualquier civil en su condición de tal (excepto el entramando delincuencial y mafioso que funciona en toda sociedad).

Si su sistema fue el peor o menor de la historia, requiere de elementos de comparación y evidencias inexistentes para casos previos y desbordantes para el suyo. Aun cuando su mayor esfuerzo se ha concentrado en ocultarlo, basta ver el impacto de su producto, en la posición, condición y desempeño de sus vástagos/as, hoy prominentes empresarios/as y socios de empresas sin haber contado con experiencia alguna de trabajo para ahorrar e invertir. Las dificultades para contrastar la dimensión de la corrupción, el autoritarismo y la dictadura del fujimorismo con el pasado, bien puede superarse con la proyección del futuro, si se mantiene una actitud reflexiva, vigilante y oportuna, a favor se tiene los indicadores de los noventa a transformarse en línea de referencia y la probabilidad de su reedición en tanto la principal promesa de su heredera política es volver a implementar sus políticas, medidas de políticas y programas.

Mucho de aquello que hacemos cada ser humano, está construido sobre prácticas y forma de percibir la relación con el poder y las formas de relación con otras/os. Inspirados y/o entrelazados con nuestras convenciones, reglas de juego, práctica de convivencia, el modo de percibir y referirnos a nuestras diversidades y diferencias, aplicando los mismos derechos y obligaciones que aspiramos y intentamos ejercer personalmente. Como dice mi amiga Miyaray: "un ciudadano común y silvestre", cuando  se transforma en actor político social sus implicancias, pesa ya no sólo en su vida e interacciones, sino en la vida de todo un país.

Me referí a Toledo, asociado a una serie de debilidades y vicios, de donde puede inferirse mis preferencias o distancias, puesto que para mi reflexión no es gravitacional la dirección de mi elección, intento responder por escrito, a la invitación interrogante de un amigo y luego al intercambio que ha provocado esa reflexión en mi lector/a anónimo/a, a quien asumo movido/a por su interés en explorar otras percepciones antes que confirmarse en la propia o aquella ya saturadas en el medio.


Respecto al voto a favor de Ollanta, mis apreciaciones sin duda quedan cortos respecto a la diversidad de especialistas que han copado los medios de comunicación convencional, así que en verdad aprecio el pedido de mi comentarista de blog. Confesaré que este punto susurré una primera versión al amigo que provocó el escrito previo, atado fuertemente con indicios que flotan en el ambiente, los resultados de la primera vuelta y porque no también mis propias emociones.

Ahora con mayor certeza que en noviembre del 2010, reconozco que el país sociopolíticamente está distribuido en tres tercios poco más o poco menos.

Poco menos de un tercio, perpetuados en el poder y el privilegio, independiente de si tienen la titularidad o no de la conducción política y gubernamental (miremos quienes finalmente operan y se benefician en cada gobierno), son dinamizados por comparsas que de algo se benefician, aun cuando esto sea la ilusión de la riqueza y el éxito, que creen haber alcanzando viviendo de tres sueldos anticipados, reconstruido sus cuerpo a crédito, adquirido prestigio mediados por bienes hipotecados, hoy más que antes, porque la billetera ha sido sustituido por el acrílico y también se maneja virtualmente. Estos son los que una y otra vez insisten en hacerse directamente del poder fracasando, esgrimiendo la democracia representativa, mientras se santiguan ante rojos, coquetean con amarillos, se alían con lilas, se revisten de rosa y blanco y uno que otro naranja.

Un tercio, con convicción democrática, cree que algo tiene que cambiar y tercamente persiste, apuesta y tienta. Pese a que cada intentona no pasa de la adolescencia y si alguna vez asoma a la juventud es para dejarse devorar por algún alucinógeno, perdiendo unas la cabeza, otras la esperanza y las más reconvirtiéndose en comparsas. Su peor defecto es mirarse al ombligo, no asumirse minoría, aun cuando por momentos alcancen más de un tercio, al punto que creen que la democracia participativa es una práctica peruana histórica, valorada y defendible por todas y todos. Algunos ensayos de agrupaciones políticas en ese menester han creído que es el sustento para llegar al poder y gobierno. Puesto en una situación contraria, esgrime saldrá a las calles a defenderla, pero esta es una declaratoria, la práctica grafica una conducta de avestruz, que esconde la cabeza bajo la arena como lo hizo un 5 de abril de 1992, con tal aguante que le duró hasta nueve años. Cuando se desencanta sustituye a quienes huyen tras el sueño de migrante internacional. Los hay quienes en términos de Alberto Flores Galindo se parapetan tras un escritorio, ya no sólo una ONG o la academia como en su tiempo, también la burocracia, los institutos o ensayan nuevos emprendimientos, siendo uno de los notables una academia, una que otra universidad privada...


Poco más de un tercio, vive el día a día rasguñando, sin espacio para la información, formación y desarrollo de conciencia, sin respiro, sin memoria, sin sueños, sin metas, sin esperanzas, anhelando un mesías, un salvador. Algunos inclinados al utilitarismo, otros con algo de dignidad frente a la migaja, asumen su propio reto porque tienen la certeza que nadie más que sus manos y esfuerzo le permitirán seguir sobreviviendo, emergiendo, sumergiendo o enajenándose.

Aquellos que algo han aprendido y pueden, invierten en la educación de sus hijos/as aun cuando esta sea mediocre e insuficiente, si aspiran a algo más sustancial, se parten el espinazo en labores de diez y seis horas que los alejan del hogar, los/as hijos, la vida. Despertando sólo a ella cuando descubren que la familia se incrementó a tercera generación y sigue siendo su carga, cuyos besos infantes será bálsamo para seguir hasta el fin, sin mediar jubilación, pensión, creación, introspección, reflexión ni memoria histórica.

No es de extrañar que en tiempos de poder electoral embriagante pese a la ley seca,  este sector recurra a la revancha y muestre que no es estadísticas ni propaganda insultante a su economía, o bien, decida una vez más en último momento a quien elegir en función del último escándalo o del humor con el que se haya levantado, el modo como ingresó al local de votaciones, sea atendido en la mesa de sufragio, sin que todo esto niegue que hay muchos con convicción y decisión reflexiva que llena de validez su opción, esa es la democracia.


Así este tercio endurecido, que no cree en democracia, no conoce de Estado con rostro humano, ni justicia que lo alcance, se refugiará en su trabajo al culminar las elecciones, habiéndose desprendido en la urna -si esto ha sido posible- de su amargura, algo de escape a su desatino como el caso de la zorra y las uvas si no alcanza a sus sueños, mientras arropa y acaricia a su esperanza de un salvador por venir, no importa si es con bota, sandalias o descalzo.

Total, él o ella no tiene espacio ni deseo de ensayar democracia, pues para ello hay que tener tiempo y preocuparse por el otro o la otra, ocuparse del bien común, vigilar el respeto y cumplimiento de derechos y deberes… con tanto trabajo, inequidad y olvido, lo que menos tiene es vocación colectiva y ánimo para “perder el tiempo en ello”.

Hay otra mirada que puede ser útil , para comprender  la preferencia de una utoridad castrense, es  el desarrollado por Ruiz Bravo (2008) y Mbembe (2001) respecto a la necesidad de contar con la imagen simbólica del patrón oligárquico.
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(2010)
Amaya López, Raquel Laura. Relaciones entre el miedo al delito y el autoritarismo de derecha en una muestra de universitarios de Lima Metropolitana. Tesis (Lic.) Pontificia Universidad Católica del Perú. Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Mención Psicología Social, 58 h.
Meléndez, Carlos. Perú 2009: los legados del autoritarismo p. 451-47. En: Revista de ciencia política -- Vol. 30, no. 2 (2010).
Slater, Dan. Ordering power: contentious politics and authoritarian leviathans in Southeast Asia / Dan Slater. Cambridge; New York: Cambridge University Press, 319 p.
(2009)
Pereyra Plasencia, Hugo. Manuel González Prada y el radicalismo peruano: una aproximación a partir de fuentes periodísticas de tiempos del Segundo Militarismo (1884-1895, 1a ed. Academia Diplomática del Perú, Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima, 2009, 216 p.
(2006)
Ceceña, Ana Esther)coordinadora). Los desafíos de las emancipaciones en un contexto. CLACSO, Buenos Aires .
Novaro, Marcos. La dictadura militar (1976-1983: del golpe de Estado a la restauración democrática. Paidós, Buenos Aires. 2006, 567 p.
Huerta, José [et al.] Operaciones conjuntas: civiles y militares en la política de defensa, Instituto de Defensa Legal, Lima: 2006 419 p. 
(2005)
Malarín, Juan, Memorias militares sobre la represión en el cono sur: visiones en disputa en dictadura y democracia. Siglo Veintiuno, Madrid: 2005, 419 p.
(2004)
Pereyra Plasencia, Hugo. El radicalismo peruano durante el Segundo Militarismo (1884-1895), Tesis (Lic.) -- PUCP. Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Mención: Historia Lima, 2004, 147 p.
(2003)
Caminal Badia, Miquel, ed. Manual de ciencia política, 2a ed. Tecnos, Madrid: 2003, 578 p.
Koonings, Kees; Kruijt, Dirk , (editores) Ejércitos políticos: las fuerzas armadas y la construcción de la nación en la era de la democracia, IEP, Lima. , 530 p.
Tristan, Flora. Peregrinaciones de una paria / tr. de Emilia Romero; pról. de Mario Vargas Llosa; estudio introductorio de Francesca Denegri. UNMSM. Fondo Editorial: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, Lima: 2003, 539 p.
(2002)
Maisch, Javier. El régimen de Fujimori: entre el liberalismo económico y el autoritarismo clientelista p. 56-60 Economía y sociedad -- No. 47 (2002) .
Malarín, Juan. Militarisme, developpement capitaliste et reforme agraire: le cas du Perou (1968-1980, CLENALA, Mariátegui Lima: 2002,479 p.
Adorno, Theodor Wiesengrund. The stars come down to Earth: and others essays on the irrational culture / edited with an introduction by Stephen. Routledge, Crook London: 2002, 239 p.
(2001)
Avila, Javier. Los límites para la concertación y descentralización en un contexto de autoritarismo: la mesa de concertación de Huanta durante el fujimorismo. SEPIA, Puno 2001.
Mbembe, Achille On the postcolonity. Berkeley: University of CaliforniaPress.
APRODEH. Los derechos económicos, sociales y culturales en el Perú 2000: informe anual. APRODEH, CEDAL, Lima, 2000, 120 p.
(2000)
Cotler, Julio.  El fujimorismo: ascenso y caída de un régimen Autoritario, IEP, Lima: 200, 178 p.
Cotler, Julio. La gobernabilidad en el Perú entre el utoritarismo y la democracia, IEP, Lima:   200, 178 p.
Pease García, Henry. Así se destruyó el estado de derecho: Congreso de la República Perú 1995-2000. Dennis Morzán, Lima, 308 p.
 Rospigliosi, Fernando. El arte del engaño: las relaciones entre los militares y la prensa. Tarea Asociación Gráfica Educativa, Lima, 2000, 305 p.
 Rotenberg, Abrasha. La opinión amordazada. M. Muchnik, Madrid: 2000, 379 p

2 comentarios:

  1. Señora Catalina, muy excelente escrito, le pregunto en que tercio de los que propone se encuentra usted? agradesco la respuesta que ofrecerá

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  2. Estimado/a anónimo/a

    Si lees los articulos previos, estoy segura que podras deducir sin temor a equivocarte en el tercio al cualpertenesco y donde me ubico...

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