jueves, 7 de marzo de 2013

DIA DE LA MUJER ¿DONDE QUEDO LA IGUALDAD?


He recibido muchos mensajes de felicitación por el día de la mujer, invitaciones y algunas reflexiones que suenan mas a arengas y porque no algunas anotaciones interesantes, recordándome que hace un año, inclusive tuve llamadas de amigos extraviados que no sabían si felicitarme o no por el día de la mujer en medio de un estado de inmovilidad física.
Estuve tentada de aceptar lo que llega como y por donde viene, acostarme temprano porque he de madrugar -inusual en mí ritmo que une la noche con la madrugada-, pero preferí hilar algunas ideas para agradecer colectivamente a todas/os por los buenos deseos, puesto que ellos ensanchan las buenas vibraciones del universo y avanzar a mi modo, en el contenido del día de la mujer.
Que el 8 de marzo haya dejado de ser una fecha sólo de importancia entre mujeres, es en sí mismo un indicador de avance, no tanto por las felicitaciones, las expectativas y prácticas clientelistas o populistas de políticos/as o los pretextos comerciales que a ello se asocia. Sino porque es un pretexto para mirar no sólo con ojos de mujer sino también de varón el largo trajinar de las mujeres por alcanzar una vida digna y con igualdad de derechos como seres humanos que los hombres sin por ello renunciar, ni hacer que ellos renuncien a las diferencias, puesto que ello hace que siga siendo hermoso aprender a aceptar y amar a otro ser con sus virtudes y defectos, con sus dones y límites, en sus altas y bajas. Pero principalmentehacer juntos un mundo mejor donde es bueno vivir e invitar a vivir a otros seres que vienen a traves de uno.
Creo que la principal dificultad está en la idea de igualdad, satanizada por quienes argumentan que las mujeres compiten con los hombres para ser igual a ellos generando rechazo, resistencia y nuevos mitos. O levantada como bandera que niega la diferencia inclusive entre las propias mujeres, por ende, termina siendo peor el remedio que la enfermedad. Sólo de pensar en una aspiración por una igualdad lineal es un insulto a la inteligencia e imaginación porque sería como mirarse y convivir consigo mismo en medio de una multitud con todo el peso de sus implicancias.
La igualdad a la que aspiramos algunas mujeres, de ningún modo está reñido con la diferencia y la diversidad, todo lo contrario se inspira y bebe de ella para plantear acceso a igualdad de oportunidades para todas/os y el libre albedrio para elegir lo que queremos ser. Sin que ello esté mediado por restricciones de pertinencia a sólo hombres o mujeres, puesto que la historia ha demostrado que por ese camino llegamos a ser únicamente desdichados/as, si no calzamos con la idea de “ser mujer” o “ser hombre” al que sólo accede un pequeño sector.
La igualdad por la que apostamos muchas mujeres, es aquella que provee derechos sexuales, ciudadanos, económicos, culturales y políticos por nuestra condición de ser humanos donde no exista espacio para ningún menoscabo bajo el pretexto de nuestra condición de ser mujer. En la medida que estos derechos tengan peso distinto para mujeres y hombres o para algunas mujeres y otras no, se transforma en puerta de ingreso para su correspondencia con otros determinantes como edad, idioma, raza, creencia, opinión, opción sexual que justifiquen la existencia, permanencia y reproducción de situaciones atentatorias a la dignidad, el cuerpo, la libertad y la vida de las mujeres, y a través de ellas a todos quienes son parte, para retornar cual búmeran a la misma sociedad.
Cuesta mucho pensar a mujeres y hombres, en relaciones mediadas por la igualdad, en el esfuerzo que cada una/o ha de colocar en las relaciones interpersonales, en una sociedad con hombres y mujeres con igualdad de derechos respetando sus diferencias, porque nos hemos construido con una serie de prácticas que nos acomoda inclusive cuando proviene de la incomodidad. Es más conocido y por tanto menos temido el modo de relacionarnos a través de la imposición, manipulación, fuerza, poder y abuso que producen aparentemente beneficios para unos y perjuicios para otros, pero misteriosamente persisten unidos y se retroalimentan inexplicablemente.
La libertad que iguala y libera, también obliga a hacerse cargo de sí misma/o, sin espacio para ocultarse tras el rol socialmente atribuido. Significa no justificar nuestros fracasos parapetándonos en los distintos roles que nos enajenan impidiendo que día a día enfrentemos nuestros miedos, reconozcamos nuestras fortalezas y las barreras que construimos en rededor nuestro so pretexto de los otros, para sacar a flote las capacidades encubiertas.
La igualdad entendida como condiciones propicias para ser y hacer, nos arroja a enfrentar nuestros espantos y temores, a reconocernos que podemos ser el ser subliminal que todos esperan o superar al peor tirano que se esconde en el fondo de nosotras mismas, reproduciendo las pautas, códigos y mecanismos de poder existente. Puesto que es más exigente y cuesta mucho mas repensar y ensayar nuevas prácticas sin morir en el intento, por cuanto el miedo que nos paraliza puede también a empujarnos a ser nuestra propia antítesis.
La igualdad para mujeres y hombres, pero principalmente para mujeres que tienen miedo a la libertad, es el reconocerse como principal responsable de su SER, desde donde tiene la obligación de leer el contexto que la rodea y si no es bueno para ella tampoco lo es para conjunto o viceversa. Es tomar conciencia y asumir compromisos, correr riesgos, establecer relaciones basadas en el respeto, igualdad de trato y expectativa similar, haciendo ejercicio de mi derecho que termina donde se inicia el derecho del otro/a. Cuando me hago cargo y no dejo más el encargo de cambiar el mundo a partir de mi propio mundo e impedir que fenezca.
Una igualdad radical es lo que tenemos en el horizonte, porque aun cuando mucho hemos trajinado, poco hemos echado a andar. Por un paso dado, las barreras siguen creciendo al interior como fuera de las mujeres, porque el cambio significa, cambio de todo un sistema social, las formas de relación y prácticas de poder. Pueda que estemos en una nueva era y ello este más cercano, por cuanto la resistencia es mayor y el endurecimiento de los factores en contra de las mujeres son extremos, hoy podemos asomarnos y analizar en detalle el horror de los hechos, pero no podemos contrastarlo con el pasados porque carecemos de registros, en la medida que su práctica era tolerada y asimilada como propia y pertinente.
Nos consterna mirar cada día titulares que absorben a los medios de comunicación, cuya crueldad y aberración pone en cuestión no sólo la lucha de las mujeres sino las contradicciones de una sociedad como la peruana y un planeta como la tierra donde a la par del desarrollo en la tecnología y la ciencia, nuestras prácticas no tienen mucho que envidiar a épocas arcaicas en que la pugna terminaba con el exterminio del oponente.
Sin duda hay mucho que reconocer a cerca de los avances y el destaque de las mujeres en este nuevo siglo, sin embargo aún queda por valorar su aporte en la modificación o reafirmación de relaciones que se ha concentrado sólo en medidas de equidad y/o exclusión mientras queda en paréntesis otras dimensiones.

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