jueves, 6 de enero de 2022

TERCERA DOSIS DE VACUNA CONTRA EL COVID 19

La vacunadora
Venciendo mi incertidumbre, dudas y temores, el 5 de enero 2022, decidí vacunarme contra el Coronavirus SARS-CoV-2, más conocido como Covid 19, por tercera vez me tocó la vacuna Pfizer aun en su condición de prueba. Es decir, más allá de evitar que me mueras con el Covid 19 y sus versiones India (Variante Delta/Kappa, B.1.617), británica (Variante alfa, B.1.1.7), sudafricana (Variante Beta, B.1.351) y brasileña (Variante Gamma, P.1) y la actual ómicron sudafricana[1], soy consciente que persiste mi incertidumbre sobre sus efectos colaterales.

Riesgo que asumimos en todo el planeta cada una de las personas que a través de una o más vacunas, al optar por el cuidado personal y de las otras personas con las que convivimos e interactuamos. No hacerlo si bien es un derecho y riesgo personal, es también un suicidio de ser una persona obesa, con comorbilidad y perder la vida por ello como ha sucedido con millones en el mundo y cientos de miles en el Perú. Si  se es inmune, implica asumirse como responsables de otras muertes, sea de personas cercanas con quienes convivimos y amamos o aquellos con los que coincidimos en espacios cerrados. Es innegable que existen contra vacunas, que nos les importa ni conmueve, transformarse en una amenaza que pone en riesgo la salud pública, al ser portador/a y/o laboratorios andantes para que el virus mute, más la agresividad de la pandemia en primera persona, hace que cada día sean menos.

Mi incertidumbre se sostiene en la conjunción de tres variables: su efectividad, tiempo de duración entre cada dosis y efectos secundarios en cada persona.  Cuyo acento está puesto en la tercera variable, donde nada puede acelerar el proceso humano personal en sus manifestaciones y consecuencias, por estar asociada con complejidades físicas, biológicas, psicológicas, sociales, emocionales y espirituales de cada persona.

Si bien existen porcentajes referenciales de la efectividad de vacunas, estamos a destiempo para asegurar una bondad mayor que los efectos colaterales, hoy nos movemos en la sobrevivencia. Los efectos colaterales existen y son innegables, aun cuando estadísticamente aparecen en proporciones mínimas, cuentan para quienes amamos la vida humana[2]. Al respecto tenemos por referencia, experiencias previas de vacunas que requirieron por lo menos 10 años para medir sus efectos colaterales, sin por ello negar que ese mismo proceso fue necesario pese a su alto costo social, para transformarse en innegable aporte para combatir determinada enfermedad,

Un ejemplo proviene  de las vacunas contra la Poliomelitis que en su primera versión de Vacuna Parenteral de Virus Inactivados (VPI 1, 2, 3), requirió 8 años para su elaboración (de 1948 a 1955), cuyo perfeccionamiento se extendió hasta 1983 (VPI 8, 21). La segunda Vacuna Oral de Virus Vivos Atenuados (VPO) se produjo entre 1961-1963, tras 10 años de investigación[3]   siendo aplicada en su versión trivalente hasta 1991, sin eliminar el riesgo que el vacunado/a pudiese ser portador. El último caso de niño afectado por la poliomelitis de versión salvaje  en la región, fue en el Perú (Luis Tenorio de la ciudad de Junín), en Europa el último caso fue a inicios del siglo XXI (2002) [4]. En el 2016 se retiró la versión trivalente a cambio de la polivalente, logrando que en 3 años a más los casos en el planeta disminuyeran, ergo sus estudios y efectos se mantuvieron a lo largo de más de 70 años. Habrá argumentos que afirmen que ello se debió a la escasa tecnología e versión en la investigación científica, más el aislamiento de información entre países.

Asumiendo para el aceleramiento del proceso hoy se cuenta con tecnología, ciencia desarrollada y capital a disposición, la lógica se inclina hacia la  necesidad mínima de  la mitad de tiempo para establecer daño colateral. El Covid 19 se manifestó hace poco más de dos años[5], en tanto las vacunas fueron desarrolladas en algo menos de un año[6]. Hablar sobre la disposición y aplicación de vacuna, no es tan simple pese a que en estos días su discusión se ha reducido a estar dispuesto o no a vacunarse. Sólo el proceso de producción de una vacuna implica la inversión de 110 días[7] -explicando en parte el desabastecimiento para muchos países del planeta-, y algo que poco se ha difundido, es que se ha sostenido en resultados de años de investigación respecto a otros coronavirus[8] como los virus SARS-CoV y MERS-CoV, surgidos en China y Arabia Saudí en los años 2002 y 2012 respectivamente.

Ergo el proceso de la existencia de las vacunas ha sido producto de un récord científico nunca antes realizado en el planeta debido al avance del desarrollo de la ciencia, pero conocer sus efectos requiere de las condiciones humanas que escapan a los laboratorios, un riesgo compartido por quienes nos sometemos a una vacuna de prueba con los laboratorios,  porque no queda otra ante la letalidad de la pandemia.

En cuanto a mis dudas ante la tercera dosis, disminuyeron al aproximarme en tiempo, a los  6 meses de entre una dosis y otra originalmente recomendado, la cual  se ha reducido al 50% ante la versión ómicron, que   a su vez está en proceso de conocimiento y estudio, su único indicador verificable es el alto nivel de contagio. En apenas 5 días del año 2022 asola al planeta y que de ningún modo parece ser menos maligna[9], sino que viene atenuándose en vacunadas/os, en el Perú  el mayor porcentaje de muertos y en UCI son quienes no se vacunaron[10].

Las vacunas en su estado de prueba, vienen modificando procedimientos por la presión del virus, añadiendo nuevas variables a la medición de sus efectos para el futuro, haciendo que las medidas de política avancen, se detengan y retrocedan a confinamientos, en tanto lo más efctivo sigue siendo la aplicación de protocolos: usar mascarilla, lavarse las manos, mantener la distancia, evitar espacios concurridos o por encima de aforos y en casos de comorbilidad y de privilegiadas/os como el mío seguir en autoaislamiento con la menor exposición posible, aún cuando ello significa cambiar radicalmente de estilo de vida.

Vencer mis temores, solo sería posible durante y tras la aplicación de la tercera dosis, puesto que las dos primeras,  por mi condición de comorbilidad[11]fueron incrementándose en reacciones e intensidad de sus manifestaciones en mi cuerpo. La primera dosis a los 12 minutos de aplicación, generó punzadas directas en mis riñones, más adelante los dolores de cabeza, muscular, cansancio, así que estuve en cama 3 días, fui superando estos efectos como toda gripe con comida saludable, descanso y mucho líquido. La segunda dosis, fue acompañada por mi caída y doblada de tobillo camino a mi vacuna, por cuanto los efectos duraron más días, pero como no hay mal que por bien no venga, mi inmovilidad por el tobillo favoreció mi menor percepción de los estragos por el uso de analgésicos para el tobillo, las mismas medidas, además del amor, calor familiar y amical.

Le temía a la tercera dosis, por eso esperé al mayor distanciamiento con la segunda, pero la impostergabilidad de mis chequeos médicos por mis otros padeceres y el declarado incremento de la nueva versión de la ómicron el día previo, me impulsaron a ir por ella a las cinco de la tarde del quinto día del nuevo año. Esta vez sola, en compañía de mis celulares, mi hermana quedaba al cuidado de nuestra madre y los hombres de la casa estaban indispuestos. 

Me dirigía al centro de vacunación de mis dosis anteriores, pero la falta de vehículo durante unos minutos me motivo a caminar hacia la avenida con mayor tránsito. En mi ruta estaba el Centro de Salud Santa Rosa, aquel donde falleció el primer médico del Perú Wayner Arnulfo Benites Cerna al iniciarse la pandemia, donde la política contra el Covid 19, según un analista fue político-militar antes que sanitario desde su denominación misma “Comando de operaciones” [12], luego de la muerte del Dr. Wayne Benites, el CS se mantuvo cerrada por mucho tiempo, pensé que no abriría nunca y desaparecería por deterioro formando parte del paisaje inadvertido.

Cuando me aproximé a ella, uno de mis amigos de la juventud, me llamó preguntándome si ya me había puesto la tercera vacuna, le dije que iba en camino a él. Con su esposa me dijeron en coro: “Ven a vacunarte aquí, contigo somos seis”. Se referían al número de personas necesarias para abrir un frasco de vacuna. Yo pensé que era él y ella, pero un señor en su vehículo, señaló que traería a otras cuatro personas. Entregué mi DNI para que verificaran mi programación y datos formando parte del único grupo de vacunadas/os en la nuestro CS para ese momento, un servicio que  pertenecía al primer nivel de atención de salud del país, verificando de este modo que una de las promesas de campaña del Presidente Castillo, era una realidad y me beneficiaba.

A diferencia de las dos primeras veces en un vacunatorio masivo donde todas/os estábamos acompañadas/os pero anónimos, en silencio, conducidos y contenidos por anfitriones/ facilitadores que no reducían nuestra ansiedad ni interrogantes. Esperamos fuera de las instalaciones y con la distancia correspondiente, mientras mi amigo, su esposa y yo, nos poníamos al día en los rigores del Covid 19 en nuestras vidas y el barrio, al punto que pese a tratar un tema dramático compartimos el calor de la solidaridad, nuestro sentir, riesgos, temores, actitudes y las razones por las que nos vacunamos.

A las 6 p.m. fui la segunda del grupo en vacunarme, la enfermera encargada me recibió con calidez preguntándome por mi hermana Luz, le dije que estaba bien y acompañando a mamá. Mi hermana menor es mujer y pobladora notable a nivel local y distrital, por su labor de compromiso social católico, proyección comunitaria, responsable del Botiquín Parroquial por más de 25 años y en su momento dirigente barrial, habiendo establecido una gran colaboración con el CS y otras instituciones de la localidad y distrito.

La enfermera, me preguntó por mis dosis previas y sus efectos, le conté todo lo experimentado y mis afecciones de persona con comorbilidad. Ella respondió que podía tener las mismas reacciones previas o más, por lo que quedaría en observación. Me mostró la dosis, explicó que se trataba de la vacuna Pfizer, me aplicó la vacuna, retornó mi carnet, DNI e informó que mis datos aparecerían en línea en un promedio de tres días.

Así es como por más de una hora fui puesta en observación, descubriendo que el personal de turno estaba compuesto por un joven médico que me trató con calidez, calidad y meticulosidad, mientras le iba describiendo mis síntomas cada 15 minutos. Me auscultó con cuidado, tomó todas las medidas y no me dejó salir de las instalaciones con las indicaciones a seguir en mi hogar y la presencia de mi hermana que fue a auxiliarme pasadas las 7 p.m. Si bien los malestares fueron más notables, el ambiente, condiciones y trato humano hicieron que esta tercera experiencia fuera menos traumática para mí, al mismo tiempo que pude constatar que era una práctica que se reproducía en otras/os pacientes. Desde los vigilantes, el personal auxiliar y médico, si bien era pasado las siete de la noche, permanecían atentas/os como si recién hubieran iniciado su jornada.

Mientras estaba en observación, pude advertir que las/os siguientes vacunados, tuvieron tres tipos de atención simultánea: a) la aplicación de la vacuna, b) la consulta respecto de su salud personal y/o parental y c) información de los servicios del CS, proporcionado por la vacunadora. Cuando ella concluyó su labor, se acercó a mí para indagar mi estado le respondí que la presión en la cabeza y punzadas en manos como espalda estaban cediendo.


Al mismo tiempo le comenté que por ser enfermera o mujer reproducía la labor de la ama de casa, imposible medir para dar valor a su trabajo en las cuentas nacionales. Puesto que la medición para valorar el trabajo está pensada por actividad y tiempo de producción, de modo que hasta el momento era imposible medir labores simultáneas en un mismo tiempo como: cocinar, cuidar, lavar, limpiar, atender el teléfono, pensar en el problema de turno familiar y su solución, mantenimiento de equipos y herramienta que realiza la ama de casa. En su caso yo acababa de descubrir tres actividades simultáneas, también inmedibles posible de graficarse con las tres C: calidad, calidez y cuidado del paciente.   Le agradecí y felicité, ella respondió que amaba su trabajo, a veces obstaculizado por las condiciones de infraestructura, equipo y materiales, pero que se las ingeniaban en equipo.

Cuando le pregunté por el Dr. Benites, me dijo que fue un gran golpe en el ánimo del personal y trabajadores del CS, que recién a mediados del año pasado, empezaron a recuperarse, a ello había ayudado el incremento de personal a dos turnos para una atención 8 a.m. a 8 p.m. junto con las nuevas políticas de prevención como la vacuna contra la influenza casa por casa.

Mi hermana llegó a la puerta, el médico me dio de alta y mientras salía una paciente que ya estaba cuando llegué se me acercó y dijo: “Ha visto que lindo es el doctor”. Le dije: “Si es lindo, bueno y eficiente, rece porque los cinco siguientes años el sistema no lo transforme en distante, despectivo y deficiente”, ella rio.

Caminamos del brazo con mi hermana las cinco cuadras a casa, le conté los sucedidos, agradeciendo a Dios y la vida estas condiciones casuales en las que me coloqué, que nos abrían nuevas perspectivas en el barrio, el distrito y país. No todo podía estar mal cuando nuestro sueño de servicio de calidad y accesible en el primer nivel de salud a nivel nacional empezaba a mostrar que era posible. La siguiente semana ella se vacunaría en su tercera dosis, cuando yo tomara la posta en la casa.



[1] BBC. (21 junio 2021) Ómicron: los gráficos que muestran las 5 variantes de SARS-CoV-2 que la OMS considera "de preocupación". Recuperado el 6 enero 2022 de  https://www.bbc.com/mundo/noticias-57527964

[2] Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. (28 de diciembre 2021) Se notificaron algunas reacciones adversas después de la vacunación contra el COVID-19. Recuperado el 6 de enero del 2022 de   https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/safety/adverse-events.html

[3] Gatillon Pérez, Sandra (Julio 2019). Trabajo Fin de Grado Vacunas de la Poliomielitis Pasado, Presente y Futuro. Universidad Complutense, Facultad de Farmacia, 20 p. Recuperado el 6 de enero del 2022 de   http://147.96.70.122/Web/TFG/TFG/Memoria/SANDRA%20GATILLON%20PEREZ.pdf

[4] Traviezo L. Poliomielitis, una historia de inicio triste y final feliz.  Boletín Médico de Postgrado 2021; 37(1): 15-20 ISSN: 0798-0361. Recuperado el 5 enero 2022 de https://revistas.uclave.org/index.php/bmp/article/view/2822/1764  

[5] OMS (27 de abril de 2020). COVID-19: cronología de la actuación de la OMS.  Recuperado el 6 enero 2022 de  https://www.who.int/es/news/item/27-04-2020-who-timeline---covid-19 

[6] Vardi, Nathan. (20 mayo 2020). La historia interna detrás de la pandemia, el director ejecutivo y un tratamiento prometedor y no probado. Recuperado el 5 enero 2022 de https://www.forbes.com/sites/forbes-personal-shopper/2022/01/05/nordstrom-sale-ugg-slippers/?sh=76e306f32271

[7] Fuentecilla, Jose Luis; Herráez, Cristina Madrid. (28 marzo 2021). "Esto no es hacer zumo de naranja", el complejo proceso de fabricación de una vacuna contra la covid-19. Recuperado el 6 enero 2022 de https://www.niusdiario.es/sociedad/sanidad/el-largo-y-complejo-proceso-fabricacion-vacuna-contra-la-covid-19_18_3112470424.html

[8] Costa, Camilla y Tombesi, Cecilia (11 diciembre 2020). Vacuna para algunas enfermedades (y por qué este coronavirus es un caso histórico) BBC News Mundo.https://www.bbc.com/mundo/noticias-55232518

[9] UN. (6 enero 2022). COVID-19: La última semana de 2021 alcanzó el mayor número de casos reportados durante la pandemia. Recuperado el 6 de enero del 2022 de https://news.un.org/es/story/2022/01/1502242 

[10] Hernando Ceballos Flores, Ministro de Salud (4 de enero 2022) Situación de la Pandemia en el Perú, Conferencia de Prensa del Ministro de Salud. Recuperado el 6 de enero del 2022 de https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=712934056779453

[11] Saavedra Idrogo, Franklin. (23 junio 2020.) La comorbilidad y el COVID-19. Recuperado el 6 de enero del 2022 de  http://www.usat.edu.pe/articulos/la-comorbilidad-y-el-covid-19/

[12] Cuba, Herbert (9 abril 2020) Pandemia Covid-19: ¿cuál es el plan? Estrategias militares y policiales ocupan el lugar que debería tener la ciencia médica. Recuperado el 6 de enero del 2022 de  https://elmontonero.pe/columnas/pandemia-covid-19-cual-es-el-plan    

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