Cuando Castillo, declara a Fernando Del Rincón en CNN sobre la salida de Bolivia al mar lo hace tras su entrevista a Hildebrand y sin duda ya identificó las reacciones desde un aprendiz hasta un incapaz a ser vacado, entonces me pregunto que pretende: a) alborotar el gallinero y distraer de otro punto ¿Cuál?, b) provocar que hablen de él aun cuando sea mal ¿Popularidad?, c) hacer creer que no tiene norte cuando en verdad lo tiene ¿Ganar tiempo para qué?, d) está colocando las piezas una a una en su lugar ¿De qué? o e) quizás sea tan simple como lo percibe el pensamiento común y silvestre, un suicidio político, que le viene como anillo al dedo a la extrema derecha.
Para no perderme en mis propias elucubraciones, respondo a mi interlocutor que si Castillo es un político medianamente ladino y calculador en la línea de los que acostumbramos a tener como fueron los seis ex presidentes o congresistas fujiapristas, acciopopulistas, APPcitas y no un suicida político. No necesita consulta alguna, referéndum o aprobación del Congreso para dar salida al mar a Bolivia, ergo no necesita descubrir la pólvora.
Basta que reactive el Convenio Marco Binacional de
Amistad, Cooperación e Integración “Gran Mariscal Andrés de Santa Cruz” celebrado
el 24 de enero de 1992 entre los neoliberalistas, Alberto Fujimori y Jaime
Paz Zamora. Una salida ubicada a 17 kilómetros al sur de la
ciudad de Ilo y a 462 kilómetros al oeste de La Paz, que tiene una duración de
99 años, por cuanto su vigencia es hasta 2081[1].
Convenio que ha sido oleado y sacramentado por cada uno de
los congresistas que han sucedido a los(as) del Congreso Constituyente Democrático
de Fujimori, así como ratificado por los gobiernos sucesivos: Toledo, García,
Ollanta y PPK. Si Toledo no hizo nada por cambiarlo, García cuasi lo transformar de salida convenida a territorio soberano de Bolivia. Ollanta negó concesiones
mineras en la zona ratificando el respeto convenio[2].
PPK no hizo nada porque no le alcanzó el tiempo y a Vizcarra lo obnubiló la
pandemia. La cereza de la torta fue que en su momento toda la ciudadanía
aplaudió por diferentes razones.
El único descontento fue Chile, reclamando que
el gobierno peruano no le haya consultado tal decisión. Siendo su móvil no geopolítico
como es el tratamiento usual del tema, sino comercial y de mercado, porque esperaba
que la venta del gas de Bolivia fuera por el Puerto de Iquique[3]
y concentrar todo el comercio que se originaria entre ambos países[4].
Más adelante cada uno de los sucesores de Fujimori le darían
su propio énfasis al tema, siendo el más destacado García, quien firmó un Protocolo
Complementario Perú-Bolivia en tiempos del gobierno de Evo Morales, siendo cuestionado por la inconsulta poblacional de Ilo para autorizar la presencia de armada boliviana e instalación de una Escuela
Naval en la playa Tres Hermanas[7]. Pero el resto no dijo nada, de traición a la patria y menos vacancia.
Sucede que han transcurrido 26 años y poco se ha avanzado,
si los esfuerzos binacionales entre Perú y Bolivia apuestan por el desarrollo y
no por el deseo de cada mandatario dejar un acto político de cómo quiere que lo recuerden respecto al tema, han de superar
los problemas que cada par de gobernantes previos generaron en su momento. Y si las(os) Congresistas
quieren reivindicarse una micra, será corrigiendo los problemas creados por sus
antecesores. Para quien esté interesado en el tema sus posibilidades y dificultades
analizadas, está el trabajo experto de Castro (2017)[8].
Escribir este breve artículo a propósito de los alaridos y
acusaciones de atentar contra la intangibilidad del territorio, traición a la
patria, comunismo, incapacidad de gobierno, etc. Clara evidencia de
la desmemoria de muchos(as), me llevó a recordar aquel tiempo donde nadie
objetó el tema a un presidente japonés que se levantó al país en 42 maletas[9].
Tampoco movilizó a nadie que estuvimos en el escenario de los hechos cuando el suicida García pretendió transformar la concesión en territorio boliviano. Menos
generó incomodidad, alarma, sólo incredulidad, ante el vasto desierto frente al
mar, un horizonte azul que sólo se podía observar de la orilla como lo hizo
García y Morales para la foto que los trascendiera.
En nuestro caso cuando contemplábamos el mar desde aquel
lugar y el monumento corroído por el ambiente, con mi grupo de amigos(as) entre 1993 y 1996,
mirábamos contrariamente hacia el Este, codiciando la posibilidad de subir las dunas tras las
huellas de los Chiribayas que eran dueños y señores de este territorio antes
que nosotros, puesto que descender al mar por aquel acantilado, no nos
provocaba en nada.
Vivía por aquel tiempo en Ilo, los fines de semana era incursión por ley hacia alguna de las tres playas cercanas: Boca de Río, Calienta Negros (Puerto Inglés), Pozo
de Lizas[10].
La última era la playa más concurrida de ileños(as) aun así las distancias
entre veraneantes eran notables. Tras el Convenio, se asemejó a Agua Dulce de
la Costa Verde de Lima, lleno de veraneantes Bolivianos que venían por la carretera
transoceánica en 4 x 4, bus, camiones, auto. Y claro que el mercado de alcohol, comida y todo lo asociado a una playa se dinamizó.
Ciertamente perdimos el silencio y espacio de esa cuasi
desértica playa para los 51 mil 878 habitantes de Ilo[11] en 1992, distribuidos en sus 5 playas. A cambio surgió un nuevo paisaje humano de
ternura, alegría, celebración y goce de bolivianos(as) que conocían y
disfrutaban del mar por primera vez, metiéndose con todo al agua.
Mi sobrina elegida Vanyuska y compañera de entonces, me preguntaba extrañada, “Tía Caty, porqué se meten así y ríen tanto”. Yo le decía: ¿Recuerdas la primera vez que comiste tuna, quiwi y fresas?, ella me miraba con sus bellos ojos de niña de seis años y respondía: “Si tía Caty, tuve temor, curiosidad, descubrimiento, algo de acidez y gusto”. Yo cerraba: “Hijita, a esas personas les sucede lo mismo, el mar es algo nuevo para cada uno y tienen más años que tú en descubrirlo”.
[8] Castro Cáceres, Diego Augusto. (2017) Problemas en la Ejecución de los Convenios de Ilo y su Protocolo Complementario y Ampliatorio. Tesis. Lima: Academia Diplomática del Perú, Javier Pérez de Cuellar, Programa de Maestría en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Ver enlace.
[10] Cada denominación de playa describe la naturaleza de su
nombre: en Boca de Río, desemboca el río Osmore. Calienta Negros a quien renombraron como Puerto Inglés por vergüenza histórica, su nombre natural revelaba que en esa pequeña bahía helada, los Ingleses encallaban barcos piratas de esclavos
para el sur y los encadenaban a las rocas para que se calentaran al sol tras el
viaje accidentado, aun se podían ver las argollas donde se colocaban las cadenas
y Pozo de Lizas, porque en antaño se pescaban este tipo de peces. Esta Waikiki hacia el norte,
claro que muy distante a su homónima de Hawai, pero bella de noche con la magia del
plaxton en las olas.
[11] INEI. (Enero 2002). Perú: Proyecciones de Población por Años Calendario según Departamentos, Provincias y Distritos. Lima: INEI, Dirección Técnica de Demografía e Indicadores Sociales (Período, 1990-2005), Boletín Especial N.º 16 ver enlace pág. 21.
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