domingo, 15 de julio de 2018

LA OLLA DE ORO AL OTRO LADO DEL GLOBO: PERUANAS EMIGRANTES


Tras leer el comunicado del CODENAF[1]  sobre las temporeras, retomé aquello que me recordó a mi abuela Rosa y sus cuentos. Y con su recuerdo la migración de mujeres andinas a Lima, las grandes ciudades y hasta el retorno efímero y festivo  que desarrollaré en la quinta parte de este tema.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:GruposFMI.png
Visualice a las Marroquis hoy en su semejanza y diferencia con las mujeres andinas del Perú durante la segunda mitad del siglo XX. Y las emigrantes peruanas hacia  países vecinos y otros continentes a fines del mismo, donde muchas mujeres jóvenes con o sin familia nuclear fueron tras su olla de oro. La proporción de peruanas y peruanos que se hicieron inmigrantes puede ser gratificado en quienes eligieron como país de destino la ciudad  Madrid en España:

“En Madrid, donde el ritmo  peruano crecía hasta ese entonces a la sazón de unos 100 inscritos por año entre 1985-87 y 300 entre 1988-1990, se pasa a 1138 en el año 1990, a 3446 en el año 1991, es decir 2345 peruanos se registran en el consulado madrileño, lo que supone un incremento del 320%” (Tornos, 1997,43)[i]

Algo así como levantado un velo, vino a mi memoria la narración de mi amiga, una joven profesional Fisioterapista a la que conocí cerrando los ochenta, quien migró con su novio a inicios de los noventa hacia el viejo mundo. Antes de irse, en Lima ganaba alrededor de los quinientos dólares ejerciendo el borde de sus competencias profesionales, junto con su habilidad para la festividad, alegría y sonrisa. En tanto que él era egresado y sub empleado de odontología. 

Al tiempo de su estadía en España, retornó de visita, entusiasmada nos animó a emigrar, contando que ella trabajaba en la cosecha de fresas hasta en dos turnos, ganado lo suficiente para mantenerse ella y su pareja. Él no trabajaba, había decidido reiniciar una carrera profesional, ante la imposibilidad de revalidar su título peruano. 

Ella era una temporera más, sin perder la esperanza de una oportunidad para trabajar en su especialidad de fisioterapista, tenía como desventaja sus rasgos de extranjera, pese a que antes Emigrar se sometió a una rinoplastia para borrar su único rasgo andino[ii]; era joven, la típica mujer “blanca” limeña, de talla mayor al metro setenta, hermosa, encantadora y con la sonrisa a flor de piel, pero no lo suficientemente “blanca” y española, en ese país racista ayer como hoy.

Lo que mi amiga no procesó ni pudo transmitir en aquel entonces pese a estar implícito desde sus preparativos para migrar, fue el contenido sexista y racista que está detrás de la restricción para acceder al trabajo calificado y solo aspirar a aquellos devaluados por las(os) españoles, el sector terciario o el trabajo primario y manual agrícola como la cosecha de fresas. Tampoco nosotras podíamos imaginar en aquellos años noventa este enroque entre sexo, raza, empleo y explotación[iii]

Mis amigas y amigos que emigraron desde los ochenta y más intensamente a inicios de los noventa por la crisis del fujishock[iv], sea a Estados Unidos, Europa y Asia. Poseían, principalmente perfil profesional calificado la mayoría soltera(o) y quienes estaban con pareja, la emigración colocó un océano o muchos kilómetros de por medio, precipitando la separación que sólo en algunos casos derivó en divorcio, porque aun en este campo, somos informales, mientras tenemos un pie fuera y otro dentro del país, escribí detenidamente sobre el tema el año pasado en este mismo blog[v]

También conocí en las zonas populares donde trabajé por aquel entonces, a muchas abuelas y tías a cargo de nietas(os) y sobrinas(os) porque sus madres migraron a países vecinos como Venezuela, Chile y Argentina. Aquello que llamó mi atención fue que pocos padres se hicieron cargo de la prole pese a permanecer en el país, siendo intermitente o ausente en sus vidas, en el mejor de los casos, aparecían una vez al mes, coincidiendo con la llegada de la remesa enviada por la madre distante. ¿Cuál es el impacto en esos hijos e hijas la madre ausente real y el padre ausente virtual? es un tema por trabajar.

Fueron menores aquellos casos del padre emigrante, quienes en su mayoría desaparecieron del radar familiar al poco tiempo, fundando otra familia en el lugar de destino, reproduciendo en parte la conducta de los inmigrantes andinos hacia las ciudades del país. Sin duda hubo excepciones, como aquel caso de un amigo en Japón, que escribía cartas a su familia en tres o cuatro armadas, por el cansancio de la jornada[vi] quien finalmente importó a toda su familia. Cada historia enfocada desde las aristas anotadas suele ser reveladora respecto a la conducta, según el género en la relación con los parientes, la pareja, hijos e hijas.

Las primeras cartas de mis amigas en tiempos donde se escribía a puño, lapicero y papel, eran desgarradoras, por el peso del desarraigo, la crudeza de las relaciones sociales y prácticas culturales en las que estaban inmersas –más dura cuando provenía de sus parientes que migraron previamente, transformados en más europeos que los europeos o más americanos que los americanos-, muchas de ellas sobrevieron tras una resistencia titánica y se reinventaron, siendo hoy ciudadanas del viejo mundo como las más.

Hubieron algunas que recurrieron al tradicional medio de hacerse ciudadanas de un país hostil, mediante el matrimonio concertado, sea como acuerdo comercial, ilusión, amor y hasta solidaridad. Lo inexplicable, es que bajo estos mismos términos de conveniencia, se produjeron algunos matrimonios entre inmigrantes precarios, habrá que explorar más en las razones e implicancias al respecto o logrado su sueño americano, en el país de inmigrantes que hoy ha declarado la guerra a nuevos emigrantes.

Se por buena fuente que a la mayoría, la vía de concertación matrimonial, les resultó sumamente costosa. En unos casos porque los nativos de la zona que las eligieron como pareja, fueron igual o más machistas que los peruanos, de quienes no quedó otra que tomar distancia mediante el divorcio, para reincidir tantas veces como fuera necesario hasta hallar su alma gemela o abrazar la soltería con amigos amables. 

Aquello próximo a lo metafísico, se produjo en quienes huyeron para no casarse con un peruano y terminaron haciéndolo con un inmigrante peruano. Las más, exportaron el que se quedó y otras, tras posicionarse y fracasar con los nativos del lugar, se llevaron un espécimen por esa nostalgia del producto nacional exótico y les fue peor. 

Hay quienes persisten en su empeño de amor romántico, sacrificado, santificado e imposible, manteniendo al marido distante y poco fiel en Lima con visitas anuales, tratando de remendar y reciclar lo que hace tiempo ya está deteriorado, dicen que "lo hacen" por sus hijos(as), en realidad correspondería decir que es por sus nietos(as), transformándose por decisión propia en proveedoras inagotables.

Quienes se han mimetizado con el país de destino, no imaginan retornar para vivir en el Perú, son las que han plasmado sus sueños de posesión y posición, con la tenencia de casa propia y no un piso, en Suiza, Francia, España, Inglaterra, Italia, Noruega, Alemania, Estados Unidos, Canadá, etc. Cuentan con un empleo que les asegura pensión de jubilación, porque decidieron calificarse y desempeñarse profesionalmente o son emprendedoras exitosas. Tienen hijo(a) europeo o norteamericano y pareja, algunas(os) a estas alturas se han divorciado incluyendo el tercer intento, por cuanto poseen doble y triple nacionalidad bien arrancada. 

Las que crecieron en su SER y plasmaron su proyecto de vida, se hicieron conquistadoras de un nuevo mundo, eligieron bien, tomaron decisiones sabias y se posicionaron con uñas y dientes, hoy son felices, principalmente buenas personas dispuestas a acoger y mostrar las exigencias de ser inmigrante. Claro que son los menos pero existen, no tienen nada que extrañar del Perú, son aquellas donde se cumple el refrán: "Uno no es de donde nace, sino de donde yace".

Siempre que alguna retorna hemos conversado sobre el significado y las implicancias de la emigración y ser inmigrante en sus vidas. Con quienes tengo mayor conexión y espacio para la crítica, reconocen que viven en una sociedad más avanzadas en todos los sentidos, pero a su vez, tienen escaso tiempo y recursos para disfrutarlo, extrañan principalmente la relación humana a favor o en contra que se tiene en el país, por cuanto siempre se sienten extranjeras, marginadas y auto-excluidas, con ese vacío de pertenencia y pertinencia que nos hace nadie respecto a un lugar o grupo, al ser ingrediente central que alimenta ese sentimiento de ser parte de un país, pueblo y nación.

A quienes han hallado lo que tanto buscaban, pregunto si estuvieran en el Perú de hoy también emigrarían, la respuesta es inmediata, dicen que no, sólo buscarían alcanzar la especialización obtenida en el extranjero, argumentan que se fueron porque en los noventa todo era estrecho, copado y mezquino. En el mundo académico no había oportunidad para ser parte, ellas habían logrado posicionarse en el extranjero, e inclusive hoy con toda su producción académica, sentían que eran bien acogidas en su condición de visitante, pero no percibían la apertura que les hiciera pensar que podrían retornar y ejercer en el País.

A la fecha, algunas preparan su retiro y retorno, porque con su jubilación europea, americana o canadiense, podrán asegurar una vida digna en el país, por lo menos es lo que proyectan. Uno nunca sabe al respecto, pues conozco más de un caso de desencanto por lo incierto y endeble que se ha tornado la política pública y financiera en el planeta. 

Sin embargo todas las que han retornado, pese al abismo del tiempo de ausencia, han reconstruido su relación con sus parientes, se sienten feliz de retornar al país con sus altas y bajas, porque dicen estar a salvo y en casa aun cuando sea sólo fantasía. Porque aquí como en cualquier lugar del planeta la seguridad es un albur y la estabilidad económica una incertidumbre, lo único seguro es nuestro afecto y que debemos estar preparadas para reciclarse porque lo único sostenido en este tiempo es el cambio.

Las más no tienen nada proyectado, son principalmente aquellas que pese al tiempo transcurrido siguen siendo ilegales, tienen sobre su cabeza la amenaza de la deportación, su único objetivo es quedarse, recurriendo a todo aquello que le permita conseguirlo, pero poseen pocos instrumentos, muchas de ellas no han aprendido a hablar el nuevo idioma con fluidez, manteniendo relación sólo con la colonia de peruanos y/o latinos, por cuanto carecen de redes sociales de soporte, por esas ironías de la vida, son las que más discriminan en el lenguaje, la piel y el revestimiento de los cuerpos a inmigrantes andinos dentro del país . Siempre me pregunto: ¿Cómo será experimentar en carne propia ser inmigrante, mujer, chola y con dificultad en el lenguaje, cuando se ha sido o es discriminadora y abusadora activa? 

Cuando concluí la lectura de los artículos de las marroquí[vii] temporeras[viii], entendí en parte, por qué las mujeres emigrantes que conozco asumen el rol de hormigas, mientras sus hombres generalmente compatriotas o latinos exportados por ellas o hallados azarosamente en el país de destino, hacen de cigarras o abejas reinas, sumando una carrera profesional, especializándose, ampliando su cosmovisión. En tanto ellas no vuelven a coger un libro y ni siquiera un periódico, manteniendo su percepción del planeta desde una aldea global, no desde el Perú sino desde la ciudad donde residen.

Ellos conocen todo Europa o Estados de Estados Unidos hasta Canadá, ellas a las justas la ciudad donde están, al que suman su asiduo ahorro para retornar al país cada año o dos, con el objetivo de hacer turismo o agotar sus vacaciones con sus parientes más pragmáticos, ausentes y extraños que ayer. 

Algunas que rompieron esta tendencia, regresaron con una mano adelante y otra atrás, pero en verdad recorrieron el viejo mundo o todos los EE.UU, y eso cuenta. Asumen que no están dispuestas a privarse de la gastronomía peruana, menos vivir la discriminación en su piel o del compatriota. Hoy son felices haciendo lo que saben hacer, junto a los suyos y su migración quedó registrada como parte de su aventura juvenil sin morir en el intento.

No puedo cerrar este escrito sin animar a mis congéneres emigrantes,  a hacer patria donde esté, sea en su condición de inmigrante al quedarse fuera y transformarse en ventana del país con sus ser, hacer y decir. De retornar, como testimonio de sobrevivencia a la aventura como inmigrante, mujer, andina y con el español como lengua materna, trayendo consigo todo lo aprehendido para recrear, innovar y producir valor agregado en lo que poseemos. O sólo retornar para vivir su retiro en paz, gracias a sus rentas y/o jubilación disfrutando de las bondades del país reconociéndolo por todos los costados y beber un café en buena compañía. 

Hay algunas imágenes simbólicas para el retorno con ventura, es el caso de Lucho Quequezana, Gastón Acurio, Vania Masías, seguro que hay más, pero estos son los que llegan publicitadamente a mi memoria. Espero que ustedes anoten sus propias historias y/o los aprendizajes conocidos, sería bueno trabajar más al respecto para que las futuras jóvenes mujeres emigrantes, vayan tras sus sueños, pero con los pies puestos en tierra.



[i] Tornos, Andrés. 1997. Los peruanos que vienen: quiénes son y cómo entienden típicamente la inmigración los inmigrantes peruanos. Volumen 1 de Colección sociedad - cultura – migraciones Universidad Pontifica Comillas, 1997. 134 p. ISBN: 8489708061
[ii] Simbolizando el modo como las(os) emigrantes peruanos se preparaban a reducir el impacto de ser extranjero en el país de destino. Ya en esos tiempos algunos hombres y mujeres que viajaron al Japón no sólo se hicieron adoptar por japoneses para adquirir un apellido Nisei, sino que se operaron los ojos para adquirir rasgos orientales. Ver detalle en Aquino Rodríguez, Carlos Albert. 2010. Migración de peruanos a Japón. Pensamiento Crítico N° 13, pp. 7-21, recuperado el 4 de junio 2018 dehttp://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Publicaciones/Pensa_critico/2010_n13/pdf/a02n13.pdf
[iii] Cuatro temporeras marroquíes denuncian abusos sexuales por parte del encargado de una plantación en Moguer. (31 de mayo de 2018). El Mundo. Recuperado el 4 de junio de 2018, de http://www.elmundo.es/andalucia/2018/05/31/5b0fd36fca474140578b45a3.html
[iv] El 8 de agosto de 1990, el gobierno de Fujimori aplicó un ajuste económico de 3214.3% sobre la gasolina frente a un 3040% de la inflación, ver detalles en: AP-AFP-Reuter 10 de agosto 1990, 12:00 a.m., Fujishock, Causa y Conmoción, recuperado el 4 de junio 2018 de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-70868
[v] Ver al respecto mi escrito en este blog del lunes, 20 de noviembre de 2017 a cerca del divorcio.
[vi][vi] Algo de este fenómeno se puede identificar en el artículo de LR. 11 Ene 2007 | 20:30 h.   Un millón 600 mil se fueron en 15 años, recuperado el 4 de junio del 2018 de https://larepublica.pe/sociedad/260478-un-millon-600-mil-se-fueron-en-15-anos
[vii] Denuncian "represalias" a las temporeras de la fresa que denunciaron las malas condiciones laborales. Huelva. (3 de junio de 2018). El Mundo. Recuperado el 10 de junio del 2018  de http://www.elmundo.es/andalucia/2018/06/03/5b143529e5fdeafd2b8b45d7.html
[viii] Cabanillas, F. (4 de junio de 2018). Nueve temporeras marroquíes denuncian abusos laborales y sexuales en una finca de Almonte. El diario. Obtenido de https://www.eldiario.es/andalucia/huelva/temporeras-marroquies-denuncian-laborales-Almonte_0_778672920.html

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