viernes, 14 de julio de 2023

TEXTO Y CONTEXTO DEL ESCRITOR(A)

 

En uno de mis grupos virtuales, se compartió un post[1] que sintetiza la biografía dramática del escritor uruguayo Horacio Silvestre Quiroga Forteza, subrayando la importancia de la biografía de autor para entender su obra acorde al contexto desde el cual escribe.

Mi primer impulso fue reaccionar comentando “demasiadas muertes y suicidios alrededor de una vida”, seguido del pensamiento reflexivo que me llevó a considerar que un drama extremo hasta lo inverosímil, suele activa el temor a la finitud de la condición humana tanto del autor(a) como sus lectores. Si los griegos se inventaron a un dios Thanatos, para transitar la vida y recibir la muerte como cierre y cúspide piadosa; para Quiroga la muerte que atravesó su vida, se presentaba como interruptus voluntario o casual cuasi esotérico, pinchando mi curiosidad.

La primera exploración en la magia de la red, mostró que se ha escrito alrededor de él y su obra al punto de la necrografía[2], dependiendo del cristal con que se mire y el interés que motive su lectura, sea un artículo periodístico[3] que generan más interrogantes, pasando por un trabajo de investigación biográfica [4]que reduzca la incertidumbre y aproxime a su historia, hasta el comentario informado y orientador de sus obras[5]. Cerrando con su producción literaria en lenguaje llano, para quienes se animen a leer electrónicamente[6] incluyendo su obra más asociada a su vida/muerte “Cuentos de amor, muerte y locura”[7].

En la línea del post que despertó mi curiosidad por Quiroga, importa saber quién es o era cada autor(a), para entender el contexto de su narrativa y la cantera que inspiraba sus obras. Los(as) escritores poseen historias humanas  asociadas con dramas familiares, personales y sociales como sucedió con Hans Christian Andersen, José María Arguedas, Virginia Woolf, Ernest Hemingway. Aquellos(as) que se superaron así misma(o) y sus obstáculos como Frida Kalo, Arianna Huffington, Nick Vujicic, John Nash. Hasta quienes vivieron intensa e incomprendidamente muriendo en la miseria y el olvido como Oscar Wilde, Edgar Allan Poe, Herman Merville, Franz Kafka, Friedrich Nietzsche. 

Los(as) suicidas como Quiroga, enfrentan durante su vida y luego de ellas la deconstrucción de su actuar, olvidando que al igual que todo ser humano que toma esta decisión sucumbe al peso de su  historia, padecimientos, frustraciones, incomprensiones, demonios y condiciones a los que añade su profunda sensibilidad y la angustia de su tiempo. El registro de casos es numeroso ver detalle en este enlace[8]. En el otro extremo, aparecen historias heroicas superando las desventajas de sus condiciones y diferencias[9], transformándose en referentes de inspiración para su época y pares.

Están quienes más allá de su voluntad, sucumbieron colectiva y personalmente al poder y pensamiento religioso de su tiempo como sucedió con los libros apócrifos en la biblia[10] y los códices Mayas (12 de julio de 1562)[11]. Junto a la intolerancia ideológica de la xenofobia nacista, que tomó universidades, espacios donde el libre pensamiento debía salvaguardarse -durante la segunda guerra mundial (1933)-, quemando obras de Karl Marx, Sigmund Freud, Erich María Remarque, Carl, von Ossietzky y Kurt Tucholsky, entre otros[12]. Y aquellos(as) perseguidos y arrinconados(as) por sus ideas, como Anna Politkóvskaya, Luisa Carnés, Guillermo Cabrera Infante, Mario Benedetti, Reinaldo Arenas[13]. Y el contenido de sus obras como Brench, Juan Gelmand, Salman Rushdie, Stefan Zweig[14].

También aquellas obras anónimas de autores invisilizados(as) queson quizas las más citadas y apropiadas,  nos remite al tiempo y contexto de historias personales y colectivas infructuosamente silenciadas mediante prohibición expresa o cultural, por ser incómodos para los poderes de su momento, su condición de género, clase y/o raza.  Joanna Russ  en su obra “Cómo acabar con la escritura de las mujeres” (1983)[15]descubre que las anónimas, fueron principalmente  mujeres, superaron la censura de ese modo para que su voz y pensamiento saliera a la luz en su condición humana,  esta sospecha de autores anonónimos feminizado es cada vez mayor[16],  seguido por quienes firmaron sus obras con nombre de hombres o fueron suplantadas por ellos[17]  hasta quienes recubrieron su nombre tras seudónimos[18].

La prohibición de obras por subversivos en su tiempo y contexto [19], hoy provoca una sonrisa, tanto por su contenido como por los resultados inversos de la censura  y destrucción. Puesto que sobrevivieron a sus detractores y fueron leídos por más personas de los que habrían alcanzado sin la censura.
La censura de obras, no sólo es historia de inquisidores y fundamentalistas, persiste hasta nuestros días[20] y pueda que más allá de ella, sea por su irreverencia, posición, contenido y significado. Por develar lo silenciado y encubierto, sus miserias, contubernios, convenciones. Por ser diferente a lo políticamente correcto. Bastará con interrogarse o provocar nuevas interrogantes al poder y el establishment[21] o sólo explicitar la doble moral de la normalización de lo negado para unos y permitido para otros.  Motivando lo contrario a la censura, ser leído con ahínco hasta el de la angurria.
Para quienes incrementa su curiosidad con un "No" o "Prohibido", va el siguiente enlace[22].



Algunas afirmaciones pueden ser abundados en detalle en los enlaces que aparecen ennumerados.

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