martes, 16 de febrero de 2021

MIENTRAS PERÚ SE HUNDE 487 RATAS SE VACUNAN

 

Mazzetti, Vizcarra y Atete
Mazzeti anunció sin que le tiemble la voz, que se vacunaría al final de todxs "Como corresponde, el capitán es el último en abandonar el barco”. Pero cuando en la realidad sucede inversamente, todxs sabemos que cuando el barco se hunde los primeros en nadar para salvarse son las ratas, en este caso casi llegan al medio millón. Ningún director/a de cine lo hubiera hecho, tampoco imaginado mejor el guion de una película.

Cuando estamos ante una calamidad como la pandemia del coronavirus, no hay mucho para pensar ni elegir, quién o quienes deben ser lxs primeros, es como cuando cae un avión, si no te colocas el oxígeno antes, no puedes ayudar y mueres tú y lxs otrxs, quien lo piensa, está calculando, sumando, restando y proyectando que ganancias inmediatas, mediatas y de largo plazo obtendrán.

El 8 de febrero, día importante en mi vida, porque cumple años un ser que amo  sentí que tenía salud y debía alegrarme por lo que sucede con nosotros como país, se abría la esperanza 300 mil vacunas era apenas para el 1% de de la población pero eran los de primera línea.


Feliz escribí a mis amigxs en primera línea, que estaba feliz por ellxs, que serían vacunadxs, debido a que de su buena salud dependía la vida de 31 millones de peruanos. A La respuesta del Rebagliati, de mi amiga Mary, era que su jefa, ella y todxs los que estaban en emergencia, en verdad en primera línea no estaban en el padrón, Dos de Mayo me contó que en primera línea estaban quienes estaban con descanso por morvidad y en los otros hospitales que encabezaban el padrón los administrativos.

Al principio pensé en que es una raya más al tigre, donde quien parte y reparte la torta se queda con la mejor parte, así que apunté mis baterías a lxs enlistadores, luego pensé en el software obsoleto que colocó como vacunantes a médicos muertos.

Pero poco a poco vi en verdad la luz, esa que te empaña porque es un golpe que hiere. Nuestro país una vez más se colocaba en la vanguardia de los miserables, de los rezagos del pensamiento oligárquico de quienes anhelan tener la dicha monárquica –no por gusto suelen llamarse princesa, príncipe, rey coloquialmente-, de seres que piensan que el resto es chusma, que sus vidas descartables, que es un costo social que ha de pagarse para salir de la crisis como lo pensó Fujimori, cuando dio el fujichock sabiendo que el costo social serían 3 millones de peruanxs muertos. Lo ha imitado mezquina y miserablemente con 3 mil vacunas mal habidas Vizcarra, superando inclusive a los sátrapas, no porque su acto sea peor que de otros tiranos, sino porque avaló y facilitó que la práctica se extendiera hacia quienes se creen lxs imprescindibles del país.

Lo más condenable son las formas, porque si uno lo piensa bien, quién se hubiera opuesto o censurado si hubiera sido parte del ensayo clínico, todo lo contrario, hoy sería el héroe para muchos peruanxs. El secretismo   mal concebido entre 487 es aquello que los condena, más allá de ser legal o ilegal. El silencio que expresaba su mal proceder es aquello que los ha arrojado a la ciénaga.

Orestes Cachay
Mirar el nombre de lxs 4801 indigna, no porque hayan sido privilegiados, que es censurable, sino porque el dueño y  la capitán del barco, junto al  médico que decía representar a los médicos, la ‘digna ‘canciller que negociaba la vacuna -quien me hizo recordar a Susanita porque ‘no podía parar’  pues ella era  imprescindible-, el supervisor de la aplicación estricta del protocolo de estudio en el III nivel dela vacuna,  el rector de una universidad decana. Parece que el 3 delante de ceros es cabalístico para actos abyectos fueron 300 vacunados en la sede de  UPCH y 180 en la de la UNMASM.

Indigna, porque no tuvieron el reflejo para jerarquizar prioridades y pero aún vieron con frialdad la muerte de 300 médicos,  innumerables policías, soldados, bomberos, que caían uno a uno sin que se les mueva un ápice de su conciencia.

Indigna y hay fuerza suficiente  para que quien muestre incoherencia  y anda mal, mal acabe, por cuanto sea el pueblo quien juzgue con su voto y vigilancia permanente.

Indignada si,  desencanta también, pero al mismo tiempo con esperanza de estar en un tiempo donde no hay secreto entre la tierra, el cielo e internet y que todo lo que suceda en adelante depende de nosotrxs.

Lo siento por mis estudiantes, nietas, sobrinxs menores de 18, por el nivel de ejemplo en moral, ética y justicia que les heredamos como sociedad, que se transforma en reto para que ellos cambien de una vez la colonización del pensamiento y el poder.
Con esperanza que sean ellxs quienes reconstruyan la herencia caudillista, la convivencia de prácticas de política oligárquica en el centro del discurso democrático y una era digital.
 

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